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El siete de junio de 2006, durante las obras para la construcción de la macro estación de trenes de Cercanías de Renfe en la Puerta del Sol, se abrió un nuevo capítulo en la historia de esta antigua iglesia. Aparecieron restos de los cimientos, los antiguos cimientos de cantería del siglo XVI, junto al lugar donde estaba previsto instalar la futura boca de entrada a la estación. Se estaban llevando a cabo las prospecciones arqueológicas obligadas a petición de la Dirección General del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.

Obras en 2006

Obras en 2006

En un principio se pensó desmontar los restos para luego ser expuestos en otro lugar. Aunque posteriormente se habló de la posibilidad de volver a montarlos en su lugar original, la Puerta del Sol, y cubrirlos con una superficie transparente. Según Patrimonio, los restos de la cimentación hallados correspondían a la fachada de la iglesia y los laterales.

En la nota de prensa que publicó la página web del ministerio leímos que «las obras que el Ministerio de Fomento está llevando a cabo en la Puerta del Sol para construir una estación de Cercanías han sacado a la luz los restos de la cimentación de un antiguo edificio que los técnicos estiman podría tratarse de la cara exterior de la antigua iglesia y hospital del Buen Suceso, existente en este emplazamiento hasta mediados del siglo XIX.»

Lo sorprendente fue que aparecieron solo a metro y medio aproximadamente de profundidad.

Las obras se detuvieron durante demasiado tiempo. Fomento alegaba que la Comunidad no les permitía continuar. Y Patrimonio decía que estaban intentando encontrar la mejor manera de salvaguardar los importantes restos hallados. Mientras estuvieron detenidas, los cimientos de piedra con cuatro siglos de edad estuvieron a la intemperie, y los madrileños tuvimos que continuar soportando las incomodidades. Por fin en los comienzos de 2007 se inició el desmontaje de los restos que fueron trasladados a algún lugar para su estudio y conservación, y se reanudaron las obras.

Después se publicó que el Ministerio de Fomento y la Comunidad de Madrid habían acordado que los restos de la cimentación de la antigua iglesia del Buen Suceso, hallados durante las obras, se expusieran en el vestíbulo de la futura estación.
Después de cinco años de obras, conflictos y problemas para los vecinos, hace un mes, el pasado día 27 de junio, se inauguró la nueva estación de Sol.

La boca de entrada a la caverna más grande del mundo está formada por una estructura de acero y cristal quizá más acorde con el interior que con el exterior de la plaza. El contraste de la arquitectura de la histórica plaza con el moderno templete es enorme, tal vez demasiado para el gusto de una gran parte de ciudadanos que se han manifestado en contra.

Antes de acceder al gran pasillo o distribuidor que lleva a los andenes de cercanías, tras un cristal, se han instalado parte de los restos de los cimientos del templo que tanto costó construir.

Dibujo planta restos

Dibujo planta restos hallados

publico

De su altísimo valor histórico no hay duda, y es muy gratificante que Madrid vaya recuperando su pasado y los madrileños podamos contemplar los pocos restos arqueológicos que han sobrevivido, y conocer la importancia de esta iglesia en la historia de la arquitectura madrileña, y por tanto en la historia de la villa, formando parte de la vida de uno de los lugares más emblemáticos de Madrid, la antiquísima plaza de la Puerta del Sol.

cerca

En este viaje imaginario y real a través de los siglos y las calles madrileñas, de la Edad Media a la actualidad, de la Puerta del Sol a la calle de la Princesa, hemos descubierto muchas cosas.

De la misma forma que encontramos necesario reconocer el valor histórico de los restos hallados de la primera iglesia del Buen Suceso, lamentamos el deterioro y derribo de la segunda y querida iglesia, también parece justo buscar el valor de la actual, no solo por sí misma, sino sobre todo por haber sido capaz de llegar hasta aquí, acogernos después de tantas dificultades, y sobre todo como depositaria del pasado, de ese pasado que en cierto modo hemos recuperado y contemplamos en el interior de la nueva y moderna estación de Sol.

exterior

2009

Texto y fotografías por: Mercedes Gómez

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En enero del año 1975 comenzó el derribo de la segunda iglesia del Buen Suceso en la calle de la Princesa. Al año siguiente el enorme y valioso solar salió a subasta pública y, a pesar de las protestas, en 1977 la Gerencia de Urbanismo concedió las licencias de construcción.

La calle de la Princesa se iba transformando, poblando de centros comerciales, grandes hoteles y modernos altos edificios, poco quedaba de los palacetes y jardines que ocupaban la calle y sus alrededores a principios del siglo XX.

iglesia

El antiguo templo estaba situado aproximadamente donde hoy se encuentra la pasarela de acceso al centro comercial.

Sobre el solar se construyó el edificio actual, conjunto de viviendas y oficinas que incluye la pequeña iglesia. De los muchos pisos y locales construidos una parte quedó en poder del Patronato del Buen Suceso, perteneciente a Patrimonio.

Conjunto construido en 1982

Calle de la Princesa 43

La actual iglesia de Nuestra Señora del Buen Suceso, construida en 1982 por el arquitecto de Patrimonio Nacional Manuel del Río, no es valorada e incluso es denostada desde el punto de vista histórico-arquitectónico, durante un tiempo fue conocida irónica y despectivamente como “Nuestra Señora de Magefesa”.

Como curiosidad, aunque tiene su relevancia, podemos recordar que en la misma década este arquitecto participó también en la construcción del famoso edificio Windsor, en AZCA, desaparecido hace pocos años en un incendio. Este edificio formó parte de una renovación arquitectónica que tuvo lugar en esa época, sobre todo novedosa en cuanto a los materiales empleados.

El exterior de la nueva iglesia es muy simple, únicamente rematado con un cubo oscuro en la parte superior con una cruz. Su interior, auque también es muy sencillo, esconde más tesoros. La planta octogonal, de diez metros cada lado, está iluminada con vidrieras modernas. Destaca el techo artesonado de madera, con decoración en el centro de cada casetón.

A la izquierda una tribuna alberga el órgano, el tercer órgano del Buen Suceso. La iglesia anterior, de Ortiz de Villajos, heredó el de la Puerta del Sol, que no fue sustituido por otro hasta el reinado de Alfonso XII, quedando instalado en 1879. Pero éste nuevo fue destruido en la guerra civil, de forma que en los años 40 se creó uno nuevo, a su vez heredado por la nueva y moderna parroquia.

Tercer órgano del Buen Suceso

Tercer Órgano del Buen Suceso. Años 40 del siglo XX.

A la derecha se encuentra la capilla del Sacramento, en forma de trapecio, junto a otro espacio circular iluminado por una luz cenital sobre la pila bautismal de piedra.

Pila bautismal

Pila bautismal

De la época anterior también se conserva el ambón o atril para leer o cantar en las funciones litúrgicas, construido a finales del siglo XIX. Es de alabastro, con fuste dorado procedente del antiguo altar, y pie de mármol rosa pulimentado.

ambon

Ambón

La imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso, venerada por los vecinos del barrio de Argüelles en la calle de la Princesa, es la misma que fue encontrada por los hermanos obregones en una cueva a principios del siglo XVII, y que estuvo en la Puerta del Sol hasta que la primera iglesia fue demolida en el siglo XIX.

Imagen de la Virgen del Buen Suceso en el altar construido

Imagen de la Virgen en el tabernáculo de bronce construido para el Altar Mayor de la anterior iglesia por el tallista de la Real Casa, Juan Rosado, según dibujo del propio Ortiz de Villajos.

El pasado año 2006 los feligreses celebraron su cuarto centenario.

virgen

Imagen de la Virgen del Buen Suceso.

Se trata de una imagen de vestir, tallada en madera de ciprés. Mide 53 centímetros, los brazos están articulados, y las manos pintadas de color carne, en la izquierda sostiene al Niño, que mide unos once centímetros, y en la derecha un cetro. El camarín en el que se encuentra desde los años 60 es el retablo de bronce construido a finales del siglo XIX para el altar mayor del anterior templo.

Aparte cuestiones religiosas, hay muchos motivos para animamos a visitar esta iglesia en pleno barrio de Arguelles. Este verano, una mañana de sábado, sobre las diez, hora en que la luz se filtra cálida a través de las vidrieras, hemos podido comprobar que tras esa fachada fría a la que los vecinos ya se han acostumbrado, se esconden cosas valiosas y sobre todo se esconden varios siglos de historia.

Texto y fotografías por Mercedes Gómez

Y continuará…

Historia de la Iglesia del Buen Suceso (y IV) (2009)

El pasado año 2008 comenzaron las obras de remodelación de la Plaza de Isabel II, más conocida como Ópera, así como de la estación del Metro; en noviembre se publicó que se habían hallado importantes restos arqueológicos.

El Ayuntamiento anunció que se habían encontrado “restos de una muralla cristiana de los siglos XI y XII que, como la Fuente histórica de Caños del Peral, se pondrán a disposición del público cuando la Dirección General sepa cómo hacerlo», pero que de momento estaban perfectamente controlados.

No es nada extraño que hayan encontrado restos de la muralla cristiana, que pasaba por allí. Y la Fuente, ya se sabía hace tiempo, se encuentra detrás de una de las paredes de los andenes de la estación. Durante las obras de remodelación en 1990 apareció, entre otras cosas, una estructura de granito que fue identificada como la antiquísima Fuente de los Caños del Peral.

El pasado miércoles noche Telemadrid comenzó a dar noticias, las obras no terminarán hasta dentro de un año, en julio 2010.

¿Habrá llegado el momento de saber cuándo por fin podremos contemplar la histórica fuente?

Pues bien, parece que no han llegado a saber “cómo hacerlo”, al menos de momento, pues el ABC publicaba ayer que “los responsables han declarado que NO van a descubrir los restos” y que el caso está siendo estudiado en la actualidad por Patrimonio.

¿Por qué?

Sería una lástima desaprovechar esta nueva ocasión, ahora que la estación está siendo remodelada completamente, ¿por qué no sacar a la luz la que quizá sea la fuente más antigua de Madrid y por tanto un elemento singular del patrimonio histórico madrileño?

Esperemos mejores noticias en breve.


Imaginar cómo era la plaza de Isabel II, más conocida como Ópera, hace quinientos años no resulta fácil. Aunque si la recorremos con calma y observamos con detenimiento, aún podemos advertir alguna señal del pasado que nos puede ayudar a situarnos en los antiguos arrabales, fuera del recinto amurallado de la villa, en las proximidades de la Puerta de Valnadú, una de las puertas de la antigua muralla medieval.

Allá por los siglos XV y XVI, era zona de abundantes aguas por la que pasaban varios arroyos. El más importante era el Arroyo del Arenal de San Ginés que discurría a lo largo de la actual calle del Arenal, paralelo a la muralla, para después bifurcarse en dos ramas que continuaban hacia el río Manzanares rodeando el antiguo Alcázar, situado aproximadamente donde hoy se encuentra el Palacio Real. Las cercanas calles de Santo Domingo, Escalinata, -entonces calle de los Tintes-, o Arrieta, eran barrancos quizá formados por estos cursos de agua.

El desnivel del terreno por toda la zona era enorme. El barrio que en el siglo XVII recibiera el nombre de Los Caños del Peral, estaba situado en una hondonada, las antiguas «Hontanillas». Actualmente el nivel de la plaza está elevado artificialmente, a base de grandes rellenos de tierras. Fijémonos en las cuestas que la rodean, como la de Santo Domingo, o la de la propia calle de los Caños del Peral, y fijémonos también en el muro al inicio de la calle de la Escalinata, muro necesario para salvar el desnivel ocasionado por el allanamiento. Esto nos ayudará a imaginar cómo donde ahora hay calles y edificios, hace varios siglos había barrancos, arroyuelos, huertas. Huertas como la de Santo Domingo, don Bernardino, o la de la Priora –hoy, plaza de Oriente-. Había por supuesto un estanque para el riego de las huertas. Pilares que eran abrevaderos para los animales, lavaderos. Puentecillos para salvar los cursos de agua. Y fuentes.

Plano de Texeira 1656

Plano de Texeira 1656

La fuente de los Caños del Peral se encontraba en la zona más oriental, aproximadamente en la actual esquina de la plaza con la calle Arenal, en el extremo sudeste.

2009

2009 (Live search maps)

En el siglo XV debía ser muy simple, pero ya importante, la prueba es que en terreno tan escarpado existía un camino que iba desde la Puerta de Valnadú hasta los Caños, y en verdad que no eran fáciles los caminos en los arrabales medievales madrileños.

En 1565, época en la que debido a la llegada de la Corte a Madrid se efectuaron diversas reformas en la Villa, era una fuente muy sencilla, con un caño y su pileta. Posteriormente, y debido a las necesidades que aumentaban con la población, se realizaron otras reformas, como la del año 1569 según diseño del gran arquitecto de Felipe II, Juan Bautista de Toledo. En un principio se añadió otro caño y otra pileta, así como una mayor que recogía el agua de las dos piletas superiores. En 1625 se cubrió la fachada de granito, se sustituyeron las piletas individuales por una única, y se aumentaron los caños a siete, adquiriendo la fuente un aspecto más monumental.

Los restos conservados parecen ser los de la fuente posterior a esta reforma.

Reconstrucción, imagen según M.A.López Marcos.

Recreación, imagen según M.A.López Marcos.

A partir de 1809 toda la zona sufrió grandes transformaciones. Lo que fue el cauce del Arenal fue rellenado con tierras. Todo, absolutamente todo, quedó enterrado por la plaza y el Teatro Real, que fue construido en 1850. Y la fuente de los Caños del Peral quedó tras una de las paredes del andén de la línea 2 del metro, en la estación de Ópera.

Pero ¿qué es exactamente lo que hay, aproximadamente a entre seis y nueve metros de profundidad por debajo del nivel actual del suelo, en el ángulo sudeste de la misma?.

Sección hallazgo 1990

Sección hallazgo 1990, en FDEZ UGALDE, A. y SERRANO, E. “Las murallas de Madrid”.

En 1990, durante las obras de remodelación de dicha estación de metro, aparecieron una serie de estructuras que motivaron una intervención arqueológica de urgencia en junio de ese año. Los sillares de granito descubiertos resultaron pertenecer a una “gran estructura destinada al abastecimiento de agua”, la fuente de los Caños del Peral, concretamente a una parte de su fachada monumental, además de las arcas de distribución interior del agua.

Pero la fuente desenterrada permanece escondida en las instalaciones de la Compañía del Metro de Madrid. ¿No sería posible habilitar la zona de forma que pudiera ser visitable?

Ojalá los madrileños podamos contemplar dentro de poco tiempo los restos de la que posiblemente sea la fuente más antigua de Madrid, La Fuente de Los Caños del Peral.

por Mercedes Gómez

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Nota.
Este texto es un resumen de mi propio escrito «Un tesoro escondido: La Plazuela y la Fuente de los Caños del Peral».
publicado en la Revista Amigos del Foro nº 2, primavera del año 2006.

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Fuentes:

FERNANDEZ UGALDE, A. y SERRANO, E. “Las murallas de Madrid”, en Estudios de Prehistoria y Arqueología madrileñas. Museo de San Isidro. Ayuntamiento de Madrid 1992.

MARIN PERELLÓN, F.J.-ORTEGA VIDAL , J. «La Forma de la Villa». Ayuntamiento de Madrid. 2004

Como sabemos, el pasado mes de Mayo, durante las obras bajo la calle de Serrano se encontraron restos de la Real Cerca de Felipe IV. Se habló entonces de unos 12 metros de tapia, nuevas noticias hablan de más de 70 metros, 47 de los cuales afectan a la construcción del aparcamiento, noticias que plantean un grave problema que nadie deseaba: las obras van a ser detenidas.

La Comunidad dice que la cerca se encuentra dentro de la zona arqueológica del recinto histórico, y propone mantener la cerca donde está, lo cual implica retranquear el aparcamiento en una zona de la calle, y por tanto perder plazas, encarecer el presupuesto, etc.

El Ayuntamiento propone desmontar unos metros de la cerca y exponerlos en superficie, quizá en la Plaza de Colón, y continuar con el aparcamiento tal cual, lo cual ¿implica destruir una gran parte de los hallazgos, y aquí no ha pasado nada?.

Para “complicar” las cosas, también ha aparecido un Viaje de Agua.

Los Viajes de Agua constituyen una de las mayores singularidades de la historia de Madrid. Aunque nos parezca mentira, el agua no siempre ha salido de los grifos con tanta facilidad como ahora. Hasta mediado el siglo XIX en que se inauguró el Canal de Isabel II, el abastecimiento estaba a cargo de los viajes subterráneos, verdaderas obras de ingeniería que propiciaron el desarrollo del Madrid más antiguo.

Según el historiador y especialista Francisco Marín Perellón, el viaje hallado procede del ramal principal del Viaje del Abroñigal Alto, y fue construido en los comienzos del siglo XVII.

A comienzos del siglo XVII, la Villa continuaba su gran expansión ocasionada por la capitalidad otorgada por Felipe II, creciendo también las necesidades de la población, por ejemplo del agua, de forma que la Villa se vio obligada a construir nuevos Viajes.

Eran tan importantes las actividades relacionadas con los viajes y el agua que estaban a cargo de una Junta de Fuentes, presidida por el Corregidor. El Maestro Mayor de Fuentes era el que se encargaba de las obras, y los Fontaneros de la villa se ocupaban de los arreglos, higiene, etc.

Madrid entonces se abastecía de cuatro viajes principales de “aguas finas” o potables : Alcubilla, Abroñigal Alto, Abroñigal Bajo y Castellana, propios de la villa. Pero había otros secundarios, pertenecientes a la Corona o a particulares, como el de la Fuente del Berro, Descalzas Reales, Amaniel… Alguno de ellos eran de “aguas gordas” no potables, que se empleaban para el ganado, el riego o para surtir a las fuentes monumentales.

El Abroñigal Alto nacía en Canillas y llegaba hasta una zona cercana a la Huerta de los Recoletos Agustinos, a partir de la cual repartía sus aguas.

Convento Agustinos Recoletos. Plano de Texeira 1656.

Convento de Recoletos. Plano de Texeira 1656.

Una de las fuentes del viaje del Abroñigal Alto era la del Convento de los Recoletos, que ocupaba los terrenos donde hoy se ubican la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico.

2009 (Live Search Maps)

Biblioteca Nacional y Museo Arqueológico (Live Search Maps)

Esperemos que la Comunidad y el Ayuntamiento se pongan de acuerdo cuanto antes y la obra pueda continuar.

Obras en la calle de Serrano

Obras en la calle de Serrano julio 2009

Patrimonio Histórico, cumpliendo su cometido, es quien paraliza las obras, y dice que «se estudiará si musealizar lo encontrado, hacerlo parcialmente visitable o qué medidas adoptar».

Esperemos que no se destruya nada, y que podamos conocer los hallazgos y disfrutarlos.

Mercedes

Ver: El País, ABC, El Mundo 11 julio 2009.

La antigua Iglesia del Buen Suceso y el Hospital de Corte situados en la Puerta del Sol fueron derribados en los comienzos del año 1854, siendo Arquitecto Mayor de Palacio Domingo Gómez de la Fuente, quien el día 23 de febrero recibió la orden real de efectuar la demolición.

La Puerta del Sol después del derribo (Clifford, 1857. www.memoriademadrid.es)

La Puerta del Sol (Clifford, 1857. http://www.memoriademadrid.es)

Dicen que las cosas de Palacio van despacio, y desde luego así ocurrió en este caso. A partir de entonces hubo varios proyectos, bien de reedificación del conjunto en la misma Puerta del Sol o de traslado a otra zona de Madrid.

Seis años después –el Arquitecto Mayor de Palacio había pasado a ser Segundo de Lema- la reina Isabel II aprobó los planos para una nueva construcción en la plaza, pero la existencia del hospital en pleno centro de Madrid ocasionaba problemas, por lo que, a pesar de todo, el Ayuntamiento paralizó el proyecto, aprobando finalmente otro que proponía el traslado, el proyecto de Lucio del Valle. El solar fue expropiado y la Corona indemnizada.

Las cosas no fueron fáciles una vez más en la historia de estos edificios, y después de varios domicilios provisionales, búsqueda de suelo disponible y numerosas dificultades de tipo administrativo, en 1864 se recibió la Orden Real con la cesión de un solar en la calle de la Princesa, en el recién nacido barrio en la Montaña del Príncipe Pío, el barrio de Argüelles.

Se presentaron cuatro proyectos, siendo aprobado el de Agustín Ortiz de Villajos. Las obras comenzaron en julio de 1866, y dos años después se inauguró la iglesia, aún sin terminar, junto con el nuevo hospital.

Calle de la Princesa (www.memoriademadrid.es)

Calle de la Princesa (Museo de Historia. http://www.memoriademadrid.es)

El conjunto estaba situado a la altura del actual número 43 de la calle de la Princesa, entre las calles de Quintana y Buen Suceso.

Hospital e Iglesia del Buen Suceso. General Ibáñez de Ibero (1875)

Plano Ibáñez de Ibero (1875)

La llegada de la revolución de 1868 y luego la Primera República ocasionaron retrasos, hasta el punto que cuando por fin se terminó la iglesia en el año 1876, la parte construida al principio ya comenzaba a deteriorarse. Las complicaciones en la historia del Buen Suceso parecían no terminar nunca.

Ya en el siglo XX, la 2ª República también trajo algunos cambios importantes. El hospital se convirtió en una clínica gratuita. Y la iglesia pasó a la jurisdicción del obispo Madrid-Alcalá, perdiendo su carácter parroquial, que recuperaría en los años 40. La República fue una época de gran actividad en esta institución: el órgano, el reloj, las galerías del patio, etc. fueron reparados, se formó la “Biblioteca Circulante el Buen Suceso”, se crearon los Concursos infantiles de Redacción el Buen Suceso, para niños menores de 15 años… Pero llegó julio del año 1936 y las tropas al mando del General Franco se alzaron contra el Gobierno de la República.

Otra vez la guerra irrumpía en la iglesia, y de la misma forma que a principios del siglo anterior, se ocultaron todos los objetos e imágenes que fue posible, pues a los pocos meses la iglesia empezó a ser utilizada también como hospital, como le había ocurrido a su antecesora durante la guerra de la Independencia. La Virgen del Buen Suceso fue escondida en la carbonera, salvándose de los bombardeos en que la mayoría de las otras imágenes desaparecieron.

La iglesia después de un bombardeo (Archivo Rojo. Mº de Cultura)

La iglesia después de un bombardeo (Archivo Rojo. Mº de Cultura)

Por fin la guerra terminó, tres años después, y retiradas las camas hospitalarias del templo, las imágenes y objetos salvados fueron colocados de nuevo, la vida fue intentando volver a la normalidad, y Nuestra Señora del Buen Suceso volvió a su altar, y la iglesia fue abierta al culto.

El culto se reanudó, pero las obras continuaban, la necesidad de reparaciones nunca terminaban. Goteras, cornisas que caían, enormes grietas, etc. provocaron que nuevamente se hablara de la demolición del Buen Suceso.

Poco después, en 1940 todos los antiguos Patronatos Reales fueron integrados en un único organismo, Patrimonio Nacional, cuyo Consejo de Administración en 1942 cedió los edificios del Buen Suceso a la Dirección General de Sanidad del Ejército del Aire.

A finales del año 1969 el Hospital Central del Aire por fin abandonó el recinto y en 1970 el Ayuntamiento aprobó la reordenación de la manzana, abriendo la puerta a la demolición. Cinco años después comenzó el derribo de la segunda iglesia del Buen Suceso, que aún muchos vecinos del barrio y de toda la ciudad recuerdan y echan de menos.

El derribo se realizó, según la prensa de la época, sin licencia, sin dar tiempo a que el Colegio de Arquitectos de Madrid finalizara los trámites que estaba llevando a cabo para solicitar la declaración de monumento histórico-artístico para proteger la bella iglesia.

Patrimonio Nacional vendió el solar, goloso solar, que fue rodeado con una valla en la que los preocupados parroquianos pintaban y escribían expresando su desacuerdo y su inquietud.

por Mercedes Gómez

Continuará…

Historia de la Iglesia del Buen Suceso III (1975 – 2008)
Historia de la Iglesia del Buen Suceso IV (2009)

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Bibliografía
:

MONTES, Carlos y GUIRAO, Ana Mª. “La sonrisa de la señora. Historia de la Virgen del Buen Suceso”. Luis Domingo editor. Madrid 1996.
MONTES, Carlos. “La Señora entre nosotros”. Edición de Iglesia del Buen Suceso. Madrid 2006.
GONZÁLEZ DE AMEZÚA, Ramón. “El antiguo órgano del Buen Suceso”. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Primer semestre de 1995. Número 80. pp. 125-132.

Diario El País abril 1976, 6 nov. 1977, 10 nov. 1977

Hoy viernes 3 de julio el diario El País publica que “en la Casa de Campo ha sido hallada una red hidráulica del siglo XVI, que canalizaba el riego de un jardín renacentista”.

Las noticias sobre La Casa de Campo, una de las joyas madrileñas, se suceden.

La historia de la Casa de Campo como Bien de Interés Cultural es compleja y llena de vericuetos legales. La protección conseguida en 1999 en la categoría de Jardín Histórico fue anulada por una sentencia del Supremo en 2007. Ahora, hace solo una semana, el pasado 26 de junio, el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) publicó el Acuerdo de 16 de abril de la Dirección General de Patrimonio Histórico, por el que se incoa el expediente para la Declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de Sitio Histórico, a favor de la Casa de Campo de Madrid.

Es el primer paso de un nuevo proceso al final del cual esperemos consiga la catalogación como BIC.

En la Memoria Histórica de la incoación en la que se describe el Real Sitio están incluidas Las Grutas del Reservado Chico, jardín de Felipe II.

La Lonja o Galería de las Grutas es uno de los más asombrosos y más antiguos tesoros escondidos en Madrid. Impresiona pensar que nos hallamos ante los restos de un conjunto arquitectónico único en nuestra ciudad, construido en la segunda mitad del siglo XVI, y que se trata del único vestigio de un jardín del Renacimiento madrileño, y uno de los pocos ejemplos en España.

Los jardines renacentistas, siguiendo el modelo creado en Italia, eran espacios ordenados geométricamente, con sus caminos rectos alrededor de parterres simétricos, aunque también estaban adornados con construcciones artificiales que simulaban grutas naturales con fuentes sorprendentes creadas para la diversión y disfrute. Su función era ornamental, pues formaban parte del conjunto del jardín, pero también lo era dar albergue a los visitantes y servir como lugar de paseo.

Al fondo, Las Grutas

Al fondo, tras el Palacio, Las Grutas

Frente al Parque de Palacio, hoy conocido como Campo del Moro, al otro lado del Manzanares, cruzando el Puente del Rey llegamos a la Puerta del Río de la Casa de Campo, primer Real Sitio, en el cual Felipe II construyó su jardín Reservado. En esos terrenos que el rey había ordenado comprar, con sus huertas y arbolado se hallaba la finca de los Vargas, con su casa-palacio, de la que desgraciadamente hoy día apenas quedan huellas. Felipe II, el rey más poderoso, también fue el rey jardinero. Enamorado de las plantas, y conocedor de los jardines italianos, franceses o flamencos, transformó el jardín español, hasta entonces encerrado en los claustros de los conventos o palacios medievales. El Reservado de Felipe II fue uno de los lugares más refinados y sofisticados de aquella época; arquitectos reales, los más reputados maestros flamencos en hidráulica, los mejores escultores y decoradores italianos, los más exquisitos jardineros españoles participaron en su creación.

El acceso a la Casa de Campo ha estado durante mucho tiempo entorpecido por andamios, excavadoras, etc. debido a las obras de soterramiento de la M-30. La antigua Puerta del Río era la principal entrada, que a pesar de ser uno de los Elementos Singulares de la Casa de Campo recogidos en el Catálogo del propio Ayuntamiento, dentro del Plan General de Ordenación Urbana, ha sido desmantelada.

Nada más entrar se encuentra el palacete; detrás, en el lugar donde antaño se hallara el Reservado Pequeño, se encuentra la Galería de las Grutas, único recuerdo del que fuera jardín del monarca que convirtió a Madrid en la capital de España.

La Galería era un edificio típicamente renacentista, de ladrillo, con planta rectangular de unos 30 metros de longitud por más de 7 de anchura, dividido en cinco pequeños tramos o estancias. Si traspasas alguno de sus arcos para acceder al interior del singular edificio te ves obligado a descender medio metro en relación al nivel del exterior debido quizá a los posibles allanamientos que ha debido sufrir el terreno antiguamente escarpado. Ya en su interior, en los muros se aprecian unas hornacinas, hoy vacías. También se conservan una especie de túmulos de piedra en el centro de una de las salas, que con sus bóvedas rebajadas se hallan separadas por columnas de granito y gruesos pilares de ladrillo.

Cada uno de los espacios recibía un nombre distinto, como la Sala del Mosaico, o la Sala de Burlas, con sus juegos de agua, donde mediante conductos colocados con disimulo se mojaba a los visitantes con una falsa y suave lluvia. Junto a ellas, la Gruta de Neptuno en cuyo interior se encontraba la Fuente de Neptuno llamada también Fuente Rústica por su decoración en forma de gruta que albergaba al Dios de las Aguas, acompañado por Venus y Diana.

Plano de Texeira (1656). Con el nº 117 aparece el "Dios de las Aguas".

Plano de Texeira (1656). A la izquierda, con el nº 117 aparece el «Dios de las Aguas».

La construcción fue reformada en el siglo XVII junto con el entorno del jardín, cuando además de bellas fuentes se instaló la estatua ecuestre de Felipe III realizada en bronce, que desde el siglo XIX adorna el centro de la Plaza Mayor.

interior1

Las Grutas en 2007

En el siglo XVIII sobre las Grutas se construyeron las viviendas para los empleados del Palacete, allí reposaban los jardineros y guardianes reales. Fue la época en que Juan de Villanueva se encargó de las obras de rehabilitación y consolidación del tejado y de sus bóvedas, deterioradas por filtraciones de agua.

Bóveda

Bóveda

Entre 1808 y 1813, José I, el rey francés, temeroso de un atentado, y quizá temeroso de todo, en lugar de residir en Palacio se alojó en el antiguo palacete de los Vargas, dicen que con su amante, y desalojó a todos los inquilinos de las casas cercanas, pero como no se fiaba de nadie acabó ordenando el derribo de dichas viviendas. Quizá fue entonces cuando parte de la galería se desplomó.

Durante años, las numerosas obras lógicamente han hecho aflorar restos de antiguas construcciones; ahora parece que se han hallado restos de las conducciones que transportaban el agua que provocaba las bromas de agua que asombraban y divertían a los visitantes.

Exterior de las Grutas en 2008

Exterior de las Grutas en 2008

Sorprendentemente, una parte importante de la Galería ha conseguido ir sobreviviendo a las continuas vicisitudes que ha sufrido a lo largo de sus más de cuatro siglos de vida. Desde Felipe II hasta hoy día, monarcas, gustos artísticos, guerras, invasiones, agresivas obras a su alrededor se han ido sucediendo, una parte de este edificio lo ha soportado todo y ha llegado a nuestros días. Ahora parece que por fin va a recibir cuidados y atención especiales.

De momento, la “consolidación estructural y adecuación de la Grutas junto al Palacio de los Vargas” es uno de los 269 proyectos del “Plan Estatal de Inversión Local” en marcha.

En cuanto al futuro propuesto en el expediente de incoación para la catalogación como BIC, las Grutas Renacentistas tendrían un uso cultural-museológico ligado preferentemente a hechos o actividades relacionados con el Sitio Histórico.

Por Mercedes Gómez

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Bibliografía:
VVAA. “La Casa de Campo. Más de un millón de años de historia.
Lundwerg- Ayuntamiento de Madrid. Madrid 2003.
ARIZA, C. – MASATS, O. “Jardines de Madrid”, Lundwerg 2001
GOMEZ, Mercedes. “Las Grutas del Jardín de Felipe II”. Revista Asociación Amigos del Foro Cultural de Madrid, nº 4, Primavera 2007. Pág. 4-5.

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