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En sus orígenes Madrid estaba surcada por numerosos arroyos. Resulta difícil imaginarlo, pero por muchas de las calles hoy cubiertas de asfalto y coches, en el pasado corrían riachuelos.
Uno de ellos recorría el Prado Viejo. Lo que ahora son los bonitos paseos del Prado y de Recoletos, con sus fuentes y sus museos, durante siglos fue un escarpado barranco por el que corría el agua de un arroyo al que a su vez iban a parar las aguas que bajaban por sus laderas.
El ayuntamiento medieval, el Concejo, se enfrentaba a dos problemas importantes, controlar las aguas, que cuando llovía se desbordaban y arremetían contra todo lo que encontraban a su paso, y evitar que se convirtiera en un impedimento para cruzar de un lado a otro, sobre todo desde que en tiempos de Felipe IV, entre los años 1630-1640, fue construido el Palacio del Buen Retiro, en lo que entonces eran las afueras de Madrid.
Para solucionarlo, se construyeron paredones y puentecillos. Los primeros puentes se cree que se instalaron en el siglo XVI, quizá con la llegada de Felipe II, su Corte y la capitalidad. Eran construcciones muy simples, cuyo único objetivo era de orden práctico, poder salvar el arroyo. Y eran de madera, por lo que, entre la humedad que iba calando día tras día, y los desbordamientos, duraban muy poco, de forma que a lo largo del siglo XVII se fueron mejorando, las reparaciones eran continuas, y con el tiempo se fueron sustituyendo por otros de piedra. Uno de los más transitados estaba frente a la Calle de Alcalá.
La Junta de Fuentes ordenó reconstruir este puente de paso cercano a la primitiva Puerta de Alcalá, al fin y al cabo por allí pasaba a menudo Su Majestad en dirección al Buen Retiro. Las aguas volvieron a destruirlo y el Maestro Mayor de Obras consideró urgente sustituirlo por uno de cantería. Les daba miedo que en una de esas se hundiera mientras pasaba el Rey.
A mediados de siglo por fin las modestas tablas de madera fueron sustituidas por un puentecillo de piedra.
De todas formas, la necesidad de reparaciones continuaba, y así seguían las cosas en los comienzos del siglo XVIII. El Maestro de Cantería reparaba las grietas, y el Maestro Empedrador renovaba la calzada. Y al poco tiempo, vuelta a empezar.
Asi que el Maestro de Obras proyectó un puente más sólido, en piedra berroqueña, con arco de medio punto, rematado en sus extremos con cuatro pedestales, y al parecer dotado de bancos para descanso de los paseantes.
Nunca había visto una imagen del puentecillo… ¿cómo sería?…
Hace varias semanas os hablaba de una pintura de Antonio Joli que me gustaba mucho, se trataba de una Vista de la Calle de Alcalá, realizada en torno al año 1750, con la Puerta de Alcalá al fondo.
Hace unos días, casualmente, descubrí otra Calle de Alcalá realizada por el mismo autor en la misma época, pero esta vez desde el extremo contrario, el pintor situado junto a la Puerta de Alcalá, al fondo la Puerta del Sol.
Desde allí, ¡Joli pintó el cauce del arroyo y el puentecillo que permitía cruzar y entrar en la Villa por el camino de Alcalá!. Qué bonito y qué mágico.

La Calle de Alcalá, de Antonio Joli (hacia 1750). Colección particular. (Del Catálogo de la exposición "Palabras Pintadas". Sala de las Alhajas Madrid 2004).
En la segunda mitad del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, el Paseo fue reformado, adornado y convertido en el Salón del Prado; y el arroyo encauzado. Fue por entonces cuando llegó la diosa Cibeles, por supuesto para quedarse.
El arroyo no se tapó hasta el siglo XIX, en tiempos de Fernando VII.
Pero sus aguas allí siguen, bajo la plaza, bajo la Cibeles, y se cuenta que en caso de emergencia ante un casi imposible intento de robo a las cámaras subterráneas del Banco de España, inundarían todo, desbordándose, como hace siglos.
Por Mercedes Gómez
El diario Qué! , en portada y en su página 4, hoy ha publicado un reportaje sobre la Quinta de Vista Alegre.
Informan sobre el Plan Especial que prepara el Ayuntamiento, recordando que la aprobación final depende de la Dirección General de Patrimonio, de la Comunidad de Madrid. Hacen una breve descripción del lugar, y recogen en titulares nuestra Solicitud de que Vista Alegre sea un Bien de Interés Cultural presentada a Patrimonio.
En la versión digital incluyen una breve reseña histórica, «Un jardín para unir tres siglos», bonitas fotos y el plano de la Quinta en 1863.
Bajo el título de «Razones de peso» hacen referencia a este blog y a los artículos dedicados a Vista Alegre, sobre todo el último, publicado hace pocos días, en el que «se explican las razones para que ‘un grupo de ciudadanos’ hayan solicitado la declaración de BIC -Bien de Interés Cultural- a Patrimonio.«
Y añaden que «Según confirman fuentes de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, «existe una petición de particulares para que todo este espacio sea declarado Bien de Interés Cultural».
Gracias de parte de todos al diario Qué y a su redactor José Julio Alonso, por la información, por dar a conocer la Quinta a sus lectores, y por tenernos en cuenta.
Y gracias a todos los que habéis firmado o apoyado de una forma u otra esta solicitud, seguro que pronto obtendremos una respuesta.
Mercedes
Ayer tuve el placer de disfrutar de un paseo estupendo, una visita a algunos de los comercios más singulares del centro de Madrid, una Visita Guiada por Carlos Osorio, autor del magnífico blog Caminando por Madrid.
La cita era en la Puerta del Sol y el objetivo conocer el origen del comercio en Madrid y visitar algunos de los comercios históricos. Ayer fuimos de tiendas.
Antes de comenzar la caminata, Carlos hizo una breve introducción en la que con ayuda de la imaginación nos trasladó a los orígenes de Madrid para situarnos en lo que pudo ser aquel Madrid medieval, tras la fundación árabe, momento en que nació el comercio. Aunque cueste trabajo creerlo, entonces el lugar en que nos encontramos aún era campo. Luego, tras la conquista cristiana, la villa fue creciendo y poco a poco fueron estableciéndose los gremios en las calles madrileñas. En el barrio quedan recuerdos de los viejos oficios gracias a los rótulos de algunas calles, como la de las Botoneras, Latoneros, etc.
La primera calle que recorrimos fue la de Postas, donde con el tiempo se establecieron algunas de las muchas tiendas textiles, mercerías y cordonerías de la zona, la mayoría reconvertidas por necesidad, ahora venden camisetas o artículos para los turistas. Pero quedan algunas joyas, como La Camerana, tienda de tallas especiales o, como dice nuestro guía, para gente “de peso”.
O la Cordonería de la calle de la Sal, cuyo escaparate, aunque mezclados con los souvenirs, aún muestra cordones de todos los colores. O las Lanas del Gato Negro, que ha reducido su gran tienda a un pequeño local, pero ahí sigue.
Uno de los comercios con más historia y clientela era la antigua Droguería de la calle Postas, fundada en 1888, pero al final no hubo nadie en la familia que quisiera continuar con el negocio y se ha transformado en una tienda de Souvenirs. Sus cajoncitos de madera antes llenos de sustancias y productos varios ahora son estantes que ofrecen toros y bailaoras de flamenco.
Perviven las Joyerías en la calle de Zaragoza, donde las fachadas de lujosa madera imitando a las francesas llegaron para sustituir a las modestas fachadas tradicionales que nos recuerdan el Madrid de Galdós.
Después de una visita a los soportales de la Plaza Mayor llegamos a la castiza calle Imperial, donde podemos encontrar cordeles, lonas, toldos y toda clase de telas. En la esquina con Botoneras, la Casa Andión fundada en 1872, ahora propiedad de Lucio J&M, es un lugar lleno de tesoros, los tejidos más inimaginables conviven con las viejas vigas de madera y las columnas de hierro del siglo XIX.
Nos asomamos a la famosa Casa Hernanz en la calle Toledo, con su viejo mostrador de madera, sus alpargatas y espartos. De nuevo en la Plaza Mayor, tras atravesar el Arco de Cuchilleros, admiramos los Bazares, que con sus fachadas de distintos colores cautivan a los turistas, y a nosotros.
Hoy día muchas veces acudimos a tiendas sofisticadas en busca de productos de calidad, cuando los tenemos en nuestras tiendas más antiguas, como la de Los Ferreros, en la calle de Ciudad Rodrigo. Se trata de una tienda con sabor, en todos los sentidos, con su techo pintado con cerditos y angelitos que llevan jamones, sin desperdicio.
Termina el paseo en el Mercado de San Miguel, recientemente inaugurado tras su restauración y remodelación. Ha dejado de ser un mercado tradicional para convertirse en un lugar de oferta gastronómica y cultural, lo cual ocasionó una cierta polémica, a la que siempre nos prestamos encantados los madrileños. Mi opinión es que el resultado es muy bueno, además de ofrecer productos riquísimos, desde frutas a mariscos, es un lugar vivo y de encuentro. Ayer no cabía un alfiler. Debemos alegrarnos de poder disfrutar del único mercado construido en hierro que ha conseguido llegar hasta aquí, todos los demás fueron destruidos.
También hay que agradecer al nuevo Mercado de San Miguel que haya instalado en este Madrid en que todas las tahonas han ido desapareciendo, un auténtico horno de leña. El pan, las madalenas, empanadillas, bollitos… daba gustos verlos. Según nos cuenta Carlos, hasta ahora solo quedaba un horno de este tipo, de pan auténtico, en la calle de Herradores. Ahora hay dos.
Las tiendas antiguas van desapareciendo, pero, paseando por los alrededores de la plaza Mayor, aún es posible encontrar una sombrerería, una tienda da calzado a medida, una hojalatería… no dejéis de comprobarlo, el paseo merece la pena.
Eramos un grupo numeroso, hubo un momento en que un hombre se acercó y preguntó: «¿Aquí regalan algo?». Sonreímos, y alguien a mi lado respondió: «Información». Y el señor, desilusionado, se marchó.
Allí regalaban un montón de historias, leyendas y anécdotas, qué suerte.
¡Gracias, Carlos!
Mercedes
Hace pocos días hablábamos del Palacio de Montellano y de los escasos restos que habían sobrevivido a su demolición en 1966. Pero resulta que no todo desapareció. Además de los árboles y la cerca de granito que continúan en su lugar de origen, algunos elementos se salvaron de la piqueta, fueron rescatados por el Ayuntamiento y trasladados a otros lugares. Uno de ellos fue una preciosa fuente.
Al parecer procedía de la finca “El Castañar” que los duques de Montellano poseían en Cuerva, pueblo toledano. Al trasladarse al nuevo barrio de moda entre la nobleza, el madrileño Paseo de la Castellana, se llevaron su fuente a su nuevo domicilio. De forma que en los inicios del siglo XX quedó instalada en su Jardín, que según cuentan las crónicas de la época fue escenario de grandes fiestas, reuniones sociales e incluso representaciones teatrales para el aristocrático público.
Al desaparecer el palacio la fuente pasó a manos municipales. Unos años después fue trasladada al Jardín o Huerto de las Monjas, así llamado por hallarse en el lugar donde en otro tiempo estuviera el patio del Convento del Sacramento, en la calle del mismo nombre.
El Convento fue fundado en 1615 por don Cristóbal Gómez de Sandoval, primer Duque de Uceda y poderosísimo valido de Felipe III, muy cerca de su propio palacio en la calle Mayor.
El jardín-huerto de las monjas del Sacramento seguramente siempre fue bonito. Cuenta el Cronista de la Villa Antonio Velasco Zazo que antes de la guerra en él había un cenador y una fontana, tal vez los mismos que se aprecian en el plano del siglo XIX.
Tanto el convento como su iglesia fueron prácticamente destruidos durante la guerra civil, y reconstruidos en los años 40. Allí continuaron las religiosas Bernardas Descalzas hasta que la piqueta volvió a actuar una vez más. El convento fue demolido en 1976.
En su lugar se construyeron los modernos pisos que hoy ocupan el número 7 de la calle. En el nº 5 se encuentra el Palacio de O’Reilly, construido en el siglo XVIII para ser utilizado como residencia de las monjas. Igualmente adquirido y reformado por el Ayuntamiento tras el derribo del convento, hoy día alberga oficinas municipales.
Entre las viviendas y las oficinas, a las que se accede por la calle del Rollo, se encuentra este bello jardincito protegido por un muro que le separa de la calle Segovia, y que constituye el único resto del antiguo convento.
Tras la entrada a las viviendas y traspasado el patio vecinal, un mojón de piedra con la inscripción «Huerto de las Monjas» invita a entrar y contemplar espléndidos árboles y plantas, y la Fuente, que ahora parece descansar feliz del bullicio que vivió en tiempos pasados.
En el centro del pilón de ladrillo revestido de azulejos, cuatro Amorcillos de bronce juegan con el agua y alegran el jardín. Una delicia.
por Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Agustín Martínez y Pedro García. “Fuentes de Madrid”. La Librería 2009.
En relación a la Solicitud de Incoación del Expediente de Declaración Bien de Interés Cultural (BIC) para la Quinta de Vista Alegre que hemos enviado a la Comunidad de Madrid, de la que ya hemos hablado varias veces en este blog, hay una cuestión que suelen plantearnos las personas con las que hemos tenido ocasión de charlar sobre ello:
¿Por qué es necesario que la Quinta sea declarada Bien de Interés Cultural?.
Hoy nos visita Ramfis Aprile, quien nos explica de forma muy clara por qué hemos presentado la solicitud. Unas fotografías maravillosas y otras no tan bonitas pero más que elocuentes acompañan su interesante texto.
Muchas gracias, Ramfis, y bienvenido.
Mercedes
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Para explicar los motivos que nos ha llevado a un grupo de amigos a promover la solicitud para incoar el expediente de declaración Bien de Interés Cultural (BIC) para la Quinta de Vista Alegre no voy a demorarme en su historia, sobre la que hay mucho escrito y ya se ha hablado en otros artículos de este blog.
Simplemente decir que al observar las numerosas fotografías históricas que se conservan vemos que las estructuras originales del siglo XIX se mantuvieron bastante íntegras hasta la década de los sesenta, e incluso la de los setenta, del pasado siglo.
Tras la Guerra Civil además de los dos Palacios del siglo XIX, el Viejo que usó Mª Cristina, y el Nuevo o del Marqués de Salamanca, ya se habían construido el antiguo Reformatorio de los Sagrados Corazones, hoy Instituto de Enseñanza Secundaria “Puerta Bonita”, el Colegio de Santiago y el edificio del Centro de Formación de la Dirección General de Policía Nacional, que tiene entrada desde la plaza de Carabanchel.
1- Fotografía fechada en torno a 1.931. En el centro de la imagen el Palacio Nuevo, a la izquierda el de María Cristina, a la derecha el Instituto Puerta Bonita como Reformatorio de los Sagrados Corazones.
2- Fachada del Palacio del Marqués de Salamanca, años 30.
3- Colegio de Santiago situado en el ángulo NE de la Quinta, cuya construcción se inició en 1.914.
En los años cuarenta, por parte de la Dirección General de Regiones Devastadas, se acomete la construcción de los edificios de la parte este y sur de la Quinta, que presentan una unidad de estilo con sus cubiertas “escurialenses” de pizarrra, y se reforma el Palacio Viejo. Se “urbaniza” de forma ordenada la mitad este, sobre los antiguos campos de cultivo, y se construyen bellos jardines tanto en los patios interiores como en las zonas libres entre los edificios. El pintor y paisajista sevillano Xavier Winthuysen (1.874-1.956) realizó algunos de estilo árabe, de los que pocos restos se conservan. Se implantan, por así decirlo, sobre un trazado original del XIX, edificios y jardines del siglo XX que con el paso del tiempo han llegado a ser también exponentes de nuestra historia.
En estos años se conservan del siglo XIX los caminos, plazuelas, vallado, cauce de los arroyos, y el trazado íntegro de la Ría que no se cegó hasta los años sesenta.
4- En 1.944 se construyó el Orfanato Nacional de Sta. María del Pardo. Hoy cedido por la Comunidad de Madrid a Cajamadrid, es Conservatorio Superior de Danza.
5- En torno a 1.948 se construyeron la Gran Residencia, en el centro de la imagen, y al sur los edificios del Centro Ocupacional Fray Bernardino Alvárez y la residencia de Mayores Carabanchel.
6- De los jardines de Xavier Winthuysen llega a nuestros días la tradición de setos en forma de arcos.
Desde los años setenta y hasta nuestros días la Quinta se sigue llenando de otras construcciones de ínfima calidad. El desarrollo es desde entonces completamente desordenado.
Se empiezan a vallar recintos interiores, cada vez va siendo más difícil caminar por la extensión de la Quinta, comprender sus dimensiones originales, identificar los caminos. Se cierran puertas históricas y se van substituyendo trozos de la cerca original. En el lado sur parece más la de una cárcel que la de un jardín: a pesar de su situación central en el distrito el acceso a la Quinta ha quedado completamente cerrado a los barrios del sur como Puerta Bonita, Buena Vista, y Abrantes.
7- Este es el estado frecuente de conservación de los vallados entre los recintos en que se ha dividido la Quinta.
8- Vallado del límite sur de la Quinta, que corre a lo largo de la calle Carcastillo. En este lado, aunque no existió ninguna puerta histórica, sería necesaria la apertura de una nueva.
9- Debido a la caótica e irracional división de recintos la magnífica fachada del Instituto Puerta Bonita, en segundo plano, es hoy en día inaccesible.
Aún así, y milagrosamente, es la única Quinta Histórica de los Carabancheles que ha mantenido intactos sus límites.
10- Cerca original en la calle Clara Campoamor, al SE de la Quinta. Los cinco arcos y machones nos muestran una estructura casi propia de un puente. Es posible que la cerca en este lugar fuera atravesada bien por arroyos naturales o por canales de riego, siguiendo la pendiente natural del terreno. Muy cerca de estos arcos se encontraba la Puerta de Leganés.
11- Cerca en la calle del Blasón del lado Oeste. Los restos pueden ser de una de las puertas que tenía la Casa de la Administración. La de mayor tamaño, llamada Puerta del Pueblo, unía la Quinta con el pueblo de Carabanchel atravesando la Casa.
La Quinta se ha convertido progresivamente en un lugar inseguro, un jardín que no tiene uso público y los ciudadanos han comenzado a olvidar qué hay dentro, han comenzado a olvidar… … su historia.
Y todo esto no ha ocurrido de repente. Por eso es aún más llamativo que las principales administraciones implicadas, la Comunidad de Madrid, propietaria de once de los trece recintos en que la Quinta ha quedado dividida, y el Ayuntamiento vean, sin hacer absolutamente nada, como mes tras mes, año tras año, esta antigua Posesión Real está cada vez más degradada.
12- Duele comprobar que en este Jardín Histórico podemos ver lo que nunca encontraríamos en un pequeño parque de nueva creación, y que levantarían las más enérgicas protestas vecinales si se encontraran en cualquier calle de barrio.
Y lo es aún más porque el vigente Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1.997 cataloga la Quinta de Vista Alegre como “Jardín Histórico”, junto con la Casa de Campo, el Parque del Retiro, el Parque del Oeste, la Quinta de la Fuente del Berro, el Parque del Capricho de la Alameda de Osuna, la Quinta de los Molinos, los Jardines del Campo del Moro y el Jardín Botánico. Para Vista Alegre, como para cada uno de los demás jardines históricos, tiene que redactarse, según indica el Plan General, un Plan Especial de Protección, Usos y Gestión.
La Ley 10/1998, de 9 de julio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid indica que tendrá la consideración de “Jardín Histórico el espacio delimitado, producto de la ordenación por el hombre, de elementos naturales, complementado en ocasiones con estructuras de fábricas y estimado de interés en virtud de su origen, pasado histórico, de sus valores estéticos, sensoriales o botánicos”.
El Artículo 5 de la Ley mencionada – “Acción pública de salvaguarda” indica que “los particulares pueden promover la iniciación del procedimiento para declarar un bien cultural objeto de uno de los regímenes de especial protección recogidos en la presente Ley”.
Y eso es exactamente lo que hemos hecho, ante la desidia de las administraciones para la redacción y ejecución tanto del plan adecuado –pasan doce años desde la aprobación del Plan General de 1997- como la inactividad para iniciar de oficio la incoación del expediente de declaración de declaración de BIC que daría a la Quinta, al menos en el plano teórico y siempre siguiendo el texto de la Ley la protección y conservación que el recinto merece y necesita para preservarlo de “planes” que no la ve sino como espacio libre dónde es posible seguir construyendo, olvidando su pasado histórico de Jardín Paisajista.
13- En el amplio espacio que se extiende desde la fachada trasera del Palacio Nuevo (a la derecha de la imagen) hasta el centro de la Quinta en el siglo XIX existió : una Faisanera, construcción de 38 m de lado que albergaba dos pabellones para los animales; fuentes, y abundantes plantas, principalmente rosales. A continuación hacia el este, el Emparrado, del que quedan los restos abandonados de una pérgola metálica, proporcionaba sombra a los caminos. En esta zona se proyectó en 1995 un “parque” ajeno a los datos históricos con amplias zonas de aparcamiento, que afortunadamente no fue ejecutado.
Y hemos elegido entre los regímenes que indica la Ley el de Conjunto Histórico, al comprobar que la definición que la propia la Ley da como “agrupación de bienes inmuebles que constituye una unidad coherente o forman una unidad de asentamiento, continua o dispersa, condicionada por una estructura física representativa de la evolución de una comunidad humana, por su interés o valor expreso o por ser testimonio de su cultura o constituir un valor de uso y disfrute para la colectividad, aunque individualmente no tengan una especial relevancia” es inequívocamente aplicable a la Quinta de Vista Alegre.
Sabemos que, aún a falta de declaración expresa, la conservación del Patrimonio Histórico implica tanto a administraciones como particulares, lo que reflejamos al reproducir literalmente sólo dos artículos, a modo de ejemplo, de la Ley mencionada:
Artículo 3. Colaboración entre las Administraciones Públicas.
1. En el ejercicio de sus respectivas competencias, la Administración de la Comunidad de Madrid y los Ayuntamientos velarán por la integridad del patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid, tanto público como privado, desarrollando las actuaciones oportunas para su protección, acrecentamiento y conservación, fomentando la participación de los ciudadanos en estas actuaciones”.
Artículo 5. Acción pública de salvaguarda.
1. Cualquier persona física o jurídica está legitimada para actuar en defensa del patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid ante las Administraciones Públicas y los Tribunales de Justicia, en cumplimiento de lo previsto en esta Ley, y en la legislación básica del Estado en materia de patrimonio histórico.
2. Todo aquel que tenga conocimiento de situaciones que supongan o puedan suponer peligro, deterioro o expolio del patrimonio histórico de la Comunidad de Madrid, lo comunicarán inmediatamente a la Consejería de Educación y Cultura o al Ayuntamiento en que se hallare el bien, quienes comprobarán a la mayor brevedad el objeto de dicha denuncia y actuarán conforme a lo dispuesto en la legislación vigente.
Deseamos y entendemos que la Administración ante la que cuatrocientas treinta y nueve personas hemos solicitado la incoación de BIC se pronuncie, porque no ignoramos que muchas solicitudes caen en el olvido sin ser contestadas, y transcurrido más de cinco meses sólo nos han respondido con un acuse de recibo.
En caso de que se iniciara la incoación el proceso será largo, y difícil aventurar la resolución final. Pero mientras tanto, esperamos haber removido las conciencias, y que se proteja por su pasado histórico la Quinta de Vista Alegre tanto de planes y proyectos inadecuados como del olvido y la desidia.
Texto y fotos : Ramfis Aprile, profesor.
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Artículos anteriores:
La Quinta de Vista Alegre ¿Bien de Interés Cultural?
Huellas del Marqués de Salamanca en Vista Alegre
Finca Vista Alegre, patrimonio desaparecido
Al final del Paseo de Recoletos, a la izquierda, poco antes de llegar a la Plaza de Colón, hay una estatua clásica, sencilla, a tamaño natural, realizada en mármol blanco; se trata de una mujer con el torso desnudo, algo inclinada, únicamente cubierta con los pliegues de una falda atada bajo la cintura y un manto sobre uno de sus hombros. Se llama Andrómaca.
Es una de las figuras femeninas de la mitología griega. Ya hace más de 27 siglos que Homero la convirtió en uno de los personajes de La Ilíada; en el siglo V antes de Cristo fue protagonista de una de las grandes tragedias de Eurípides. En el siglo XVII el dramaturgo francés Racine también la eligió para su drama. Andrómaca es inmortal, pero delicada.
El estado actual de la plaza y del paseo debido a las obras es caótico y diría que peligroso, por eso ayer quise visitar a Andrómaca, tenía miedo de llegar y comprobar su ausencia. Pero no, allí sigue, aunque su pequeña parcela antes rodeada de flores ahora está ocupada por máquinas taladradoras, coches, vallas y los bloques de las inevitables y conocidas losetas que esperan ser colocadas.
La estatua fue realizada por José Vilches en 1853, en Roma, donde este escultor malagueño vivió y estudió. Presentó la obra a la Exposición Nacional de 1856, obtuvo una medalla, y la obra fue instalada en el Real Conservatorio de Música de Madrid. En algún momento fue trasladada aquí.
A pesar de su desnudez, discreta en su pedestal, tal vez pasa desapercibida a muchos paseantes, debido entre otras cosas a la proximidad de importantes y mucho más llamativas obras que atraen a los turistas y curiosos en general, como la Biblioteca Nacional frente a la que se encuentra, o la gran estatua de Cristóbal Colón.
El Descubridor está rodeado de andamios, esperando ser desmontado y restaurado, para su posterior traslado al centro del paseo, donde estuvo desde 1885 hasta que la reforma de la plaza en 1977 llevó el monumento hasta su actual emplazamiento. Fue entonces cuando se instalaron las fuentes recientemente desmanteladas y que no está claro adonde irán a parar.
Sinceramente yo ya no se si esto es bueno o malo. No acabo de entender esta costumbre madrileña de cambiarlo todo de sitio, o enviarlo a los almacenes municipales, y en muchos casos nunca más saber qué fue de la obra en cuestión, desaparecida para siempre, quizá su piedra aprovechada para otros menesteres.
Colón vuelve a su lugar original, de acuerdo, pero estará más lejos de nosotros, rodeado de coches.
Qué no habrá visto Andrómaca desde su pedestal. Símbolo, protagonista y testigo de amores y guerras, hoy más que nunca parece echarse las manos a la cabeza.
Mercedes
La Plaza de la Lealtad se encuentra situada sobre los terrenos del antiguo Prado Alto, a orillas del Paseo por donde en el siglo XVI discurría un arroyo. Era entonces una zona de huertas, junto al Monasterio de los Jerónimos, que en los siglos posteriores se convertiría en un lugar de ocio y diversión.
Pronto surgieron edificaciones de tipo lúdico, como la Torrecilla de Música, que ya se aprecia en el primer plano de Madrid, el plano de Mancelli. Construida en 1613, era una casita muy sencilla donde se colocaban unos músicos que alegraban el paseo, y que también servía como alojería, o quiosco de bebidas, a los que desde siempre parece que hemos sido, y seguimos siendo, muy aficionados los madrileños.
Cerca de la Torrecilla se encontraba la Fuente del Caño Dorado, fuente modesta que abastecía de agua fresquita a los paseantes.
La Torrecilla sobrevivió hasta mediados del siglo XVIII, cuando en tiempos de Carlos III se acometió la gran reforma del Prado. En el plano de Espinosa la zona se representa ya ajardinada.
Después de la Guerra de la Independencia el lugar fue conocido como Campo de la Lealtad, debido a que allí fueron fusilados numerosos madrileños sublevados contra los franceses, decidiéndose la creación de un monumento a estos héroes.
El Obelisco del Dos de Mayo, proyectado por Isidro González Velázquez en 1822, no fue inaugurado hasta 1840.
El Obelisco estaba rodeado de un jardín, que continúa existiendo, rodeado de preciosos árboles, entre los que se encuentra un Madroño centenario, uno de los árboles más singulares de Madrid.
En la segunda mitad del siglo XIX surgieron cafés, circos, teatros, etc. en los alrededores.
Donde antes hubiera un teatro, El Dorado, entre los años 1886-1893 Enrique María Repullés y Vargas construyó el magnífico edificio de la Bolsa de Comercio de Madrid, que esta mañana, asomados a un balcón prestado, contemplamos a nuestra derecha.
A la izquierda, el Hotel Ritz, construido en el siglo XX sobre el terreno de un antiguo Jardín de Recreo, el Tívoli.
Sin duda todo ha cambiado. Por el lugar donde antes hubo un curso de agua ahora circulan demasiados automóviles, la Torrecilla ha sido sustituida por modernos bares o restaurantes; la fuente del Caño Dorado, por la espectacular fuente de Neptuno.
Ahora los edificios de lujosas viviendas y oficinas separan la Plaza de los escasos restos del Palacio del Buen Retiro.
Pero felizmente, tras sus patios y tejados, como testigo de tiempos pasados, allí continúa la Iglesia del antiguo Monasterio de los Jerónimos.
Texto y fotografías : Mercedes Gómez
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ACTUALIZACIÓN 1 de marzo 2013:
La Torrecilla de música se terminó de construir y se comenzó a utilizar en 1613 y no en 1620, como siempre se ha dicho, según ha demostrado J.M. Muñoz de la Nava Chacón y recuerda en su trabajo “Antonio Mancelli: corógrafo, iluminador, pintor y mercader de libros en el Madrid de Cervantes (I)”. Revista Torre de los Lujanes, Nº 57 (2005).
Algunos de los antiguos Palacetes de la Castellana fueron convertidos en sedes de distintos organismos o empresas, sin embargo otros desaparecieron, cediendo su lugar a modernos edificios de oficinas que han transformado completamente el paisaje de esta zona de Madrid.
A pesar de ello, algunos de estos solares tienen un cierto interés histórico ya que conservan algunas huellas de su pasado.
En terrenos situados alrededor del Paseo del Cisne, actual Paseo de Eduardo Dato, se encontraba la Huerta de España cuyos orígenes son muy antiguos. Después de pertenecer a distintos propietarios a lo largo de los siglos, en el XIX estas tierras fueron compradas por el banquero vasco Miguel Sáinz de Indo, en las que construiría uno de los barrios más exquisitos, ocupado por la aristocracia, conocido como el Barrio de Indo, y levantaría su propio palacio, el Palacio de Indo, ambos se aprecian perfectamente en el plano de Ibáñez de Ibero.
El antiguo Barrio de Indo estaba formado por varios “hoteles” o palacetes construidos entre 1870 y 1877 por Agustín Ortiz de Villajos –el arquitecto, entre otras muchas obras, de la segunda Iglesia del Buen Suceso- a la izquierda del Paseo.
Los edificios de este exclusivo barrio fueron de los más lujosos de Madrid, en los que habitaron aristócratas o clases pudientes, junto a su numeroso servicio, a veces mucho más que la propia familia (porteros, criados, jardineros, institutrices, doncellas, cocineros, cocheros y jornaleros; uno de los hoteles contaba incluso con un capellán, que “atendía los servicios religiosos de la familia”).
¿Qué queda de todo esto?. La realidad es que muy poco.
Derribados los palacetes de la barriada, en su lugar se construyó un enorme edificio de oficinas. Sus 17.000 metros cuadrados ahora acogen en régimen de alquiler a diversas empresas.
Quedan muy pocos vestigios del antiguo jardín, entonces delimitado por una cerca, actualmente abierto; del arbolado original sobreviven tres magnolios –al parecer hasta hace un tiempo eran cuatro-, algunas sóforas de grueso tronco y arbustos.
A la derecha del Paseo del Cisne, en 1866 Indo construyó su Palacio, rodeado de un maravilloso jardín paisajista.
El interior del lujoso palacio estaba decorado por las numerosas obras de arte que habían acumulado Indo y sus descendientes; en los comienzos del siglo XX tanto el palacete como su contenido salieron a subasta pública, momento en que el duque de Montellano compró el edificio, aunque no tardaría mucho en derribarlo para construir uno nuevo.
El Palacete de Montellano, obra de los arquitectos Juan Bautista Lázaro y Joaquín Saldaña, a su vez fue derribado en 1966 para construir el edificio de La Unión y el Fénix, actualmente Mutua Madrileña, situado en el nº 33 del Paseo.
Este edificio fue construido por el prolífico arquitecto madrileño Luis Gutiérrez Soto, entre los años 1966 y 1971 al trasladarse la Compañía de Seguros desde el emblemático edificio Metrópolis en la Gran Vía hasta aquí.
El jardín, aún rodeado por el zócalo de granito del antiguo palacio, guarda parte de su arbolado, hoy día mucho más frondoso. Dos cedros, dos plátanos y una sófora perviven en su interior.
Una curiosidad es que la escultura original del Fénix, procedente de las antiguas oficinas en el edificio Metrópolis, ahora descansa aquí, junto a un estanque, a los pies del edificio.
En este caso agrada comprobar que el bonito jardín, a pesar de los pesares, sí que conserva un cierto aire que recuerda su pasado romántico.
por Mercedes Gómez
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Anteriores artículos:
Jardines del Paseo de la Castellana I : el Jardín del Museo de Ciencias Naturales.
Fundación Rafael del Pino : Palacete de don Eduardo Adcoch
Bibliografía:
Rubén Pallol Trigueros. “El distrito de Chamberí 1860-1880. El nacimiento de una nueva ciudad.” UCM, Madrid 2004.
Teresa Sánchez-Fayos y Silvia Villacañas. “Los Jardines del Madrid Moderno” Ayuntamiento de Madrid. Madrid 2001.
COAM. Guía de Arquitectura. Madrid 2003.
Hoy he estado en la Casa del Reloj, precioso edificio perteneciente al conjunto del antiguo Matadero, un lugar, y sus alrededores, que en sí mismo ya merece un paseo, pero es que, además, en un discreto rincón del edificio hay una bonita sala de exposiciones, la Sala de Exposiciones La Lonja, que hasta hoy desconocía.
El Centro Cultural Casa del Reloj expone las obras presentadas a la XXIV Edición de Pintura y la II de Fotografía de los Premios Arganzuela.
No me habría enterado si no fuera porque desde hace tiempo uno de los «blogs amigos” que visito habitualmente es el de Lucie Geffré, que como ella misma dice en su blog, es una escultora y pintora, nacida en Francia, que vive en Madrid. Si no lo conocéis os lo recomiendo.
La buena noticia es que el Primer Premio de Pintura ha sido para Lucie, si contempláis el cuadro no os extrañará en absoluto.
Su retrato de “Dos Mujeres” preside la sala, majestuoso. Los rostros, las miradas, las manos de las protagonistas, sobre fondo negro, lo expresan todo. Pintura arriesgada, pura pintura.
Pongo una foto de la sala, pero si queréis ver una buena foto del cuadro, mejor visitad su blog, y mucho mejor aún, visitad la exposición, merece la pena.
¡Enhorabuena, Lucie!
Mercedes
Premios Arganzuela 2009
Centro Cultural Casa del Reloj
Paseo de la Chopera, 10
Hasta el 18 de septiembre.
Horario: de lunes a sábado, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00
Eduardo Chillida (San Sebastián 1924-2002) es sin duda una de las grandes figuras del arte español en general y de la escultura abstracta en particular, reconocido internacionalmente.
Muy joven, con 19 años, se trasladó a Madrid, para estudiar Arquitectura, aunque cuatro años después abandonó estos estudios para dedicarse a dibujar en el Círculo de Bellas Artes y comenzar a realizar sus primeras esculturas, su verdadera vocación. Al año siguiente fue a París. A partir de entonces viajó por todo el mundo y, desde su primera exposición individual en el año 1954 en la Galería Clan de Madrid, hasta la actualidad, la lista es interminable. Obtuvo casi todos los premios posibles, sus esculturas se encuentran en los museos más importantes, en colecciones privadas, y también es notable la obra pública instalada en diferentes lugares, como los Estados Unidos, países europeos, y otros como Irán o Japón.
Chillida consideraba sus esculturas públicas como “lugares de encuentro, espacios para el diálogo y la convivencia”.
Bajo este sugerente título, “Lugar de Encuentros”, realizó una serie de seis esculturas instaladas en distintas ciudades españolas. Una en Bilbao (Lugar de Encuentros IV, 1973), otra frente a la Puerta de la Bisagra de la Muralla de Toledo (Lugar de Encuentros V, 1973), otra en Palma de Mallorca (Lugar de Encuentros VII, 1974). Las otras tres se encuentran en Madrid.
Lugar de Encuentros II fue la primera que realizó, en 1971, y la única construida en acero, las otras cinco son de hormigón. Fue instalada en la Plaza del Rey, junto a la histórica y legendaria Casa de las Siete Chimeneas, actualmente sede del Ministerio de Cultura. Aunque algo escondida en una esquina, resulta inconfundible.
En 1975, año de inauguración del edificio de la Fundación Juan March, en la calle de Castelló, frente a la entrada fue colocada Lugar de Encuentros VI (1974).
Lugar de Encuentros III ó La Sirena Varada (1972), fue la primera escultura en la que el artista utilizó el hormigón armado blanco.
Fue creada en un taller de Vicálvaro expresamente para ser instalada bajo el paso elevado que une el Paseo de Eduardo Dato con Juan Bravo, suspendida de los pilares del puente, en el Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana, que aunque en 1972 se había abierto en parte al público no pudo ser inaugurado oficialmente debido a la enorme polémica generada por la instalación de la obra de Chillida, ampliamente reflejada en los periódicos de la época.
El Ayuntamiento alegaba que el peso de la escultura, 6.150 kilos, la convertía en muy peligrosa, sin tener en cuenta que los ingenieros lógicamente ya habían considerado ese aspecto y estaban seguros de su resistencia. La otra parte, incluyendo a los promotores, los artistas o familiares que habían donado las obras al museo, y una parte de la sociedad madrileña, pensaba que se trataba de una mera cuestión ideológica.
En 1973 la obra fue retirada y trasladada primero a la Fundación Maeght de París, y después a la Fundación Miró en Barcelona. Durante este “exilio” forzoso, en cierto modo la Sirena Varada se convirtió en un símbolo político.
El 2 de septiembre de 1978, hoy hace 31 años, la imponente escultura volvió a su emplazamiento original, al lugar para el que había sido creada.
Desde entonces este Lugar de Encuentros representa, tal como se pensó de forma novedosa para la época, la Plaza, el centro de nuestro magnífico y valioso museo de escultura al aire libre en el Paseo de la Castellana, hoy llamado Museo de Arte Público de Madrid.
Texto y fotografías por Mercedes Gómez
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Ver:
Mª José Rivas y Eduardo Salas. “Guía del Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana”. Ayuntamiento de Madrid. 1995.
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