La Plaza Mayor es sin duda uno de los lugares más bonitos de Madrid.
Tiene sus orígenes en el siglo XV cuando nació en el exterior de la villa amurallada como plaza dedicada a mercado. Por aquellos tiempos el Mercado estaba en la Plaza de San Salvador -actual Plaza de la Villa-, pero con el fin de ahorrarse los pagos de impuestos, los vendedores comenzaron a quedarse en las afueras, en la entonces Plaza del Arrabal, que con el tiempo se convertiría en la plaza y mercado principal.
En 1580 Felipe II ordenó a su arquitecto Juan de Herrera su remodelación, cuyo primer paso fue el derribo de las modestas casas existentes. Diez años después comenzó la construcción de los nuevos edificios. Las obras a cargo de Diego Sillero, comenzaron por La Casa de la Panadería, en su lado norte.
Fue finalizada en 1619, bajo la dirección de Juan Gómez de Mora, reinando ya Felipe III. El pasado mes de noviembre la Plaza Mayor ha cumplido 390 esplendorosos años.
La Casa de la Panadería recibió este nombre debido a que allí, en su planta baja, fue instalada la tahona pública o despacho de pan; en la planta sótano se situaron las caballerizas de los panaderos. El primer piso fue destinado a Salón Real, dependencias para uso privado de los Reyes, donde podían descansar, recibir a sus invitados y desde cuyos balcones asistían a todos los festejos que tenían lugar en la Plaza.
Durante sus casi cuatro siglos de vida la Panadería ha sufrido incendios, reconstrucciones, restauraciones, consolidaciones, rehabilitaciones y todo tipo de reformas.
En el segundo de los tres grandes incendios que ha padecido la Plaza Mayor, el 20 de agosto de 1670, la Casa de la Panadería quedó prácticamente destruida, únicamente se salvaron el sótano, formado por 56 pilastras de granito cubiertas por bóvedas de ladrillo, y la planta baja, con 11 soportales con arcos de medio punto sobre columnas adosadas.
Durante los dos años siguientes, sobre estos elementos originales, el edificio fue reconstruido por el arquitecto Tomás Román.
El nuevo Salón Real estaba formado por dos estancias exactamente iguales, la Cámara Real, con los balcones que se asomaban a la plaza, y detrás, la Antecámara. Tras finalizar su construcción ambas fueron espléndidamente decoradas.
Más de quince mil azulejos, realizados en Talavera de la Reina, fueron colocados en la escalera, el Salón, y las llamadas galerías de damas y caballeros.
La decoración de los techos de la escalera y de los dos salones, mediante pinturas al temple, fue encargada a los artistas Claudio Coello y José Jiménez Donoso.
Ambos realizaron tres frescos en los que representaron al Reino, a la Villa y a la Monarquía, entre dibujos de arquitecturas y motivos mitológicos.
En el siglo XVIII, durante la dinastía de los Borbones, el antiguo Salón Real fue destinado a otros usos. Entre 1745 y 1774 acogió a la entonces recientemente fundada Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, hasta que fue trasladada a su sede de la Calle de Alcalá, donde continúa. Y entre 1774 y 1871, a la de la Historia, a su vez trasladada a la calle del León.
Después La Casa de la Panadería pasó a ser utilizada por el Ayuntamiento, sirviendo como segunda Casa Consistorial.
La primera restauración fue realizada en 1880, momento en que se instaló el Archivo de la Villa, hasta que algo más de 100 años después fue trasladado al Cuartel del Conde Duque.
Hoy día muy raramente se puede acceder al Salón Real, alguna «Noche en Blanco» y alguna jornada de la «Semana de la Arquitectura», como este año, que no hay que desaprovechar. Aunque no siempre fue así, en los años 60 del pasado siglo XX la Casa de la Panadería estaba incluida en la lista de Museos de Madrid, con visita gratuita de 10 a 13 h., el Ayuntamiento mostraba su Historia.
Decía el diario ABC del 10 de marzo de 1967 que “el salón español más típico del siglo XVII” se encontraba en el primer piso, con sus pinturas al temple, los zócalos de azulejos, tapices tejidos por flamencos, cuadros cornucopias, lámparas… que al año visitaban unas 500 personas.
En 1997 se acometió la restauración del histórico Salón Real, según proyecto del arquitecto municipal Joaquín Roldán.
En esos momentos no se sabía con certeza cómo fue realmente en el pasado, era un misterio, ¿cómo era posible que aquel lugar tan estrecho hubiera acogido el lujoso Cuarto Real?, y ¿cómo se comunicaba con la oscura estancia a sus espaldas?. Por los planos antiguos se sabía que originalmente ambos espacios estaban unidos, pero se desconocía en qué forma. Se apreciaban tres huecos, pero no cómo estaban construidos.
Y es que antes de 1948 se había levantado un tabique entre ambas salas, quedando el antiguo Salón Real dividido en dos habitaciones que fueron destinadas a biblioteca y sala de investigadores. Eran los tiempos en que la Panadería aún albergaba el Archivo de la Villa.
Las obras de rehabilitación habían comenzado el 1 de diciembre de 1996 con el objetivo de reproducir el Salón tal como era en sus orígenes, cuando uno de los restauradores localizó una imagen en un libro, en la que se apreciaba perfectamente que los dos espacios entonces tabicados eran una sola estancia separada por tres vanos con arcos de medio punto. Fue sin duda un hallazgo importantísimo y emocionante.
El proyecto se basó en la reapertura de dichos arcos, con el fin de devolver al Salón su forma original, lo cual, después de varias dudas y cambios de planes, debidos sobre todo a falta de presupuesto, pudo llevarse a cabo. El Consistorio dio luz verde, y la antigua estructura pudo ser recuperada.
Los muros fueron revestidos de entelados de damasco de color oro nápoles, el “color de la realeza”, intentando rememorar la antigua decoración.
Reabiertos los arcos, se procedió a la restauración de la azulejería y de la extraordinaria pintura barroca.
Aunque han sufrido múltiples recolocaciones y reformas a lo largo de los siglos, pues según iba siendo necesario debido al deterioro se fueron incorporando piezas nuevas, algunos de los azulejos conservados son los originales del siglo XVII.
En cuanto a las tres pinturas originales, las de la escalera han desaparecido. En ellas se representaban los Escudos del Reino de Castilla y León.
En la antigua Antecámara hay una copia que reproduce fielmente el original también desaparecido, realizada por Arturo Mélida en 1901. “Se pintó al fresco reproduciendo el antiguo temple” tal como podemos leer en la propia pintura, que en su centro representa el Oso y el Madroño, el Escudo de la Villa de Madrid.
Únicamente se conserva la pintura del Salón principal, la Cámara que da a la plaza, con el Escudo de la Monarquía, rodeado de las Virtudes Cardinales en el centro, y en los laterales una serie de arquitecturas fingidas, con ocho lunetos simulados al trampantojo, dos de ellos con el escudo de Madrid y los otros seis con los trabajos de Hércules.
En 2005, el Ayuntamiento emprendió una nueva reforma de la Casa de la Panadería. Desde entonces el Salón Real está destinado a la celebración de bodas civiles que hasta ese momento habían tenido lugar en los jardines de Cecilio Rodríguez en el Retiro.
¿Era esto necesario?, ¿no hay otro lugar para celebrar las bodas?.
Comprendo que no estamos en el siglo XVII sino en el XXI, pero confieso que la ansiada visita al Salón Real en un primer momento me defraudó. No esperaba esas paredes, columnas y arcos pintados de blanco, ni las sillas transparentes de diseño moderno, como las de una oficina o salón cualquiera.
Tapices del siglo XVII continúan adornando las paredes, y costosas alfombras cubren los suelos. Pero el pequeño salón de actos instalado en la antigua Cámara, en nada sugiere la historia que encierran estas estancias.
Quizá esperaba encontrar una recreación del histórico Salón de los Austrias, como parece pretendió la anterior alcaldía al recuperar la antigua estructura.
Menos mal que allí siguen los azulejos, y la maravillosa pintura de Coello y Donoso, dos joyas auténticas que perviven en el antiguo Salón Real, a cuyos balcones hoy os invito a asomarnos, para contemplar la Plaza Mayor, por una vez, desde el lugar que antaño lo hicieran los reyes.
por Mercedes Gómez
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Bibliografía:
COAM. Arquitectura de Madrid. 2003.
Diario El País.
Rosa López Torrijos.”La mitología en la pintura española del Siglo de Oro”. Ed. Cátedra. Madrid 1985.
Empresa F.Molina Obras y Servicios.
Salvador Pérez Arroyo. “La Casa de la Panadería. Apuntes para una reconstrucción de su evolución tipológica”. Revista Villa de Madrid. Año XXIII, nº 86. Madrid 1985.
Antonio Perla. “Los zócalos de azulejería de la Casa de la Panadería de Madrid”. Revista Restauración & Rehabilitación, nº 23, 1998.
Visita a la Casa de la Panadería, Semana de la Arquitectura, octubre 2009.
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26 comentarios
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10 diciembre 2009 a 08:38
anapedraza
¡Hola Mercedes!
Tus artículos son pequeños tratados de historia y arquitectura, no tenía ni idea de nada de lo que has relatado, ¡ni idea! Seguro que en su origen estaba más profusamente decorado, pero aún así me parece muy bonita.
He oido que quieren hacer un aparcamiento subterráneo en la Plaza Mayor, si es así seguro que nos depara gratas sorpresas. Es lo que tiene Alberto Ruiz-Gallardón, que a base de hacer zanjas vamos descubriendo algo más de nuestra historia.
¡Un besote!
MIGUEL
10 diciembre 2009 a 16:48
mcarmen
Hola Mercedes, gracias por compartir tu visita al Salón. Nunca lo he visitado, y coincido contigo en que dá un poco de tristeza ver la última remodelación, sobre todo si lo comparamos con su estado en 1998. Resulta algo desangelado.
La decoración de los techos me parece preciosa, afortunadamente, ha sido respetada.
10 diciembre 2009 a 19:28
artedemadrid
¡Hola Miguel!
🙂 tienes razón, zanja a zanja el alcalde nos va descubriendo cosillas.
Te agradezco mucho tus palabras, pero te diré que yo tampoco tenía ni idea de esto hasta que conseguí entrar a verlo. Ese día aún no había visto ninguna imagen del Salón, todas las que os muestro aquí son fotos de ese día o las pude ir localizando después con bastante paciencia, ¡sobre todo la del libro! que era la que más curiosidad me producía.
Es verdad que en cualquier caso es muy bonito.
Gracias a tí M.Carmen por acompañarme en la visita 🙂
¿sabes qué pasa? que, como le decía a Miguel, yo no había visto ninguna imagen antes de entrar y ¡no se qué me imaginaba! un viaje al Madrid de los Austrias o algo así… y no es eso.
Pero sí, la pintura del techo es impresionante, es lo realmnte valioso.
besos a los dos!
10 diciembre 2009 a 23:33
Paco
Un post para guardar, que también he escuchado que quieren meterse en obras allí y después nada volverá a ser como antes 🙂
Un saludo
11 diciembre 2009 a 00:16
artedemadrid
Gracias, Paco 😉
Lo que he leido es que quieren reformar la Plaza Mayor entera, cambiar los colores de las fachadas, llevarse la estatua de Felipe III de vuelta a la Casa de Campo, y no se cuántas cosas más.
Cuando una hace este tipo de trabajos se da cuenta de que cada alcalde que ha pasado ha querido dejar su huella, para bien o para mal.
saludos!
11 diciembre 2009 a 12:44
Fotopaco
También oí lo de la estatua, pero creo que éso es una mala interpretación, porque en la Casa de Campo es donde las almacenan mientras hay obras, así que seguramente estará allí hasta que acaben. Lo del parador, ahí tampoco creo que tenga mucha mano el alcalde, porque eso lo lleva el Estado. Eso sí, seguro que con esa escusa levanta la plaza de arriba a abajo 🙂 que por otro lado, sin cambiar nada, lal Plaza Mayor necesita un lavado de cara urgente.
Saludos
11 diciembre 2009 a 17:59
buho
Fotopaco, lo de llevársela a la Casa de Campo sería detrás de la casa de los Vargas, que es donde la estatua estuvo desde que la hicieron hasta el siglo XIX. Va asociado a la posible reconstrucción de los jardines… por mi parte espero que en todo caso hagan una copia.
Por cierto, voy a conseguir imágenes de cómo están restaurando el interior de las grutas de la casa de los Vargas… y quedan motivos decorativos renacentistas originales.
11 diciembre 2009 a 19:51
artedemadrid
Hola Paco, a lo de la estatua ya te ha contestado buho 🙂 lo que quieren es «devolverla» a su sitio original, y dejar la plaza Mayor, dicen, sin nada enmedio, también como era en origen.
Lo que no quiero ni imaginar es que desaparezca el empedrado (que creo no les gusta tampoco) y ¡cubran la Plaza Mayor con las famosas losetas que valen para todo! 😦
Hola buho, de acuerdo con lo de la copia.
¿vas a ir a ver las Grutas? ¡ya nos contarás! hace mucho que no voy, lo último que sé es que iban a consolidarlas dentro del plan E, y estaban andamiadas.
En verano puse una entrada con este tema, ¿lo viste?:
https://artedemadrid.wordpress.com/2009/07/03/las-grutas-del-jardin-de-felipe-ii/
11 diciembre 2009 a 19:56
artedemadrid
Se me olvidaba… Paco, en ese artículo que le comento a buho está el trocito del plano de Texeira donde se ve perfectamente dónde estaba la estatua de Felipe III en el siglo XVII 😉
12 diciembre 2009 a 00:39
dani.mtr
Una vez más me sorprendes. No tenía ni idea del salón real. Espero poder verlo cuando surja una nueva ocasión. Alguna vez he visto celebrar alli alguna boda y asomarse a los novios por el balcón pero no sabia que se trataba de este sitio tan especial.
12 diciembre 2009 a 23:57
artedemadrid
Dani, yo hace mucho tiempo que quería conocerlo, cuando tengas ocasión no dejes de ir.
¿Así que los novios se asoman al balcón? qué suerte 🙂
14 diciembre 2009 a 10:57
Fotopaco
Gracias, Buho.
Lo de volver a colocar las cosas en su ubicación original a veces sí tiene sentido, pero otras. Yo no me imagino la plaza sin la estatua, creo que se convertiría en un lugar de paso.
La estatua de Colón también se ha llevado a su lugar original, olvidando que se quitó de él por los atascos que genera. En cambio, a la hora de trasladar el ayuntamiento ésto no se ha tenido en cuenta 🙂
14 diciembre 2009 a 19:15
artedemadrid
De acuerdo contigo, Paco. El «sitio» de la estatua de Felipe III ahora es la Plaza Mayor, desde hace mucho tiempo, y no le veo sentido a que la quiten.
15 diciembre 2009 a 10:51
cecilia
La estatua de Felipe III se colocó allí a instancias de Mesonero Romanos, que era concejal de Madrid y le pidió el favor a Isabel II. Al fin y al cabo, fue este rey el que consiguió que se construyera esta plaza, mientras que su padre, Felipe II había fallado en sus intentos de urbanizarla.
Devolverla a la Casa de Campo después de siglo y medio parece un poco absurdo. Y no entiende el motivo. ¿A quién le estorba la estatua?
La plaza mayor puede necesitar unas obras de mantenimiento, no lo dudo, pero ¿una reforma total por qué? Si se modifican todas las plazas y paseos tradicionales de Madrid (léase paseo del Prado, entre otros) ¿qué nos va a quedar del Madrid de siempre, del Madrid de Carlos III, del Madrid histórico?
El cambio de Colón, al que alude Fotopaco, no se comprende a nivel de calle. Si hace años se mudó de sitio para preservarlo del impacto físico y contaminante de los coches, ¿por qué lo vuelven a plantar en medio del asfalto? ¿Para cargarse la estatua?
En cuanto a la Casa de la Panadería, no sé cómo estará ahora, pero hace dos, tres años, cuatro era un edificio acogedor, histórico y de buenos usos, en el que se hacían exposiciones y se celebraban ciertos actos especiales. Merecía un comentario como el tuyo
, nada menos, de Mesonero
15 diciembre 2009 a 19:59
artedemadrid
¡Hola Cecilia! muchas gracias por aportar información a esta historia.
En cuanto a los cambios de estatuas, parece que estamos todos de acuerdo, no tienen mucho sentido. Y me sumo a tu preocupación por la reforma del Paseo del Prado.
En la Casa de la Panadería, el Salón Real está tal como cuento y muestro en las fotos, la visita es muy reciente, del pasado mes de octubre. El sótano, antiquísimo, una maravilla, continúa siendo Sala de Exposiciones, creo. Y en la planta baja en 2005 instalaron la Oficina de Turismo, tras la misma reforma en la que convirtieron el Salón Real en salón de bodas.
Se me olvidaba… según he leído, una parte del sótano está también acondicionada para celebrar bodas. Eso no lo conozco.
Un beso
16 diciembre 2009 a 21:56
carlos osorio
Buen repòrtaje, Mercedes. Hay que añadir que en la reforma de 2005, nuestro Ayuntamiento tiró a la basura, sí sí, a la basura, la histórica rejería de hierro que jalonaba la escalera y las puertas de madera labrada del siglo XVII que fueron sustituidas por puertas de cristal.
17 diciembre 2009 a 19:53
artedemadrid
Gracias, Carlos, por tus palabras, y por la información.
La escalera la recuerdo muy impersonal, solo un tapiz en la pared del rellano. Parece mentira que eliminaran la rejería y las puertas del siglo XVII, ¿es que tienen miedo a lo antiguo, a “lo viejo”? Puertas de cristal y sillas de plástico, ¿esa es la idea del buen gusto y de la restauración?
Ya lo he dicho por algún post, pero tengo la impresión de que a veces se confunde lo que significa modernidad. Destruir elementos históricos no es moderno, es, además de un delito, algo “paleto”. Lo siento, pero es que estas cosas…
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Carmen Porras Pasamontes
Hola Mercedes.
Hace tiempo que no escribo pero es que sigo pachucha y me cuesta.
pregunta: porqué del nombre. no tengo constancia de que se hiciera pan, pesara pan o vendiera pan,
26 mayo 2020 a 18:23
Mercedes
Hola, Carmen, cuánto lo siento, espero que te recuperes pronto, te mando muchos ánimos.
Sí, como digo más arriba, la Casa de la Panadería recibió este nombre debido a que allí fue instalada la tahona pública, en la planta baja.
¡Cuídate mucho!