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El pasado mes de Mayo pude conocer una parte de la Antigua Fábrica de Tabacos gracias a la apertura de una exposición en su planta baja, y, como dije en el post que escribí en ese momento, pasear por su interior resulta algo inquietante debido a sus grandes dimensiones y a su abandono, pero enormemente sugerente por su historia y por su arquitectura.
También me refería a las dificultades que se han ido sucediendo para darle un nuevo uso. Por entonces la adjudicación para la creación del nuevo Centro Nacional de Artes Visuales al estudio de los arquitectos Nieto y Sobejano había sido impugnada por el Consejo Superior de Arquitectos, debido a lo que ellos consideraban errores de procedimiento, y se había convocado un nuevo concurso.
Terminaba mi escrito diciendo que a lo mejor tardaban en volver a abrir el viejo edificio otros cuantos años más, y que probablemente cuando lo hicieran ya tendría otro aspecto. Pero no ha sido así.
El pasado viernes, gracias a los vecinos del barrio, se volvieron a abrir sus sólidas puertas. Pude acudir gracias a la invitación de los amigos de la Plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai de Madrid, grupo que lucha por la conservación, rehabilitación y restauración de esta construcción única en Madrid.
El edificio de la antigua Tabacalera es enorme, cerca de treinta mil metros cuadrados de pasillos, salas y antiguas oficinas casi vacías que guardan muchos recuerdos y escasos muebles alrededor de sus tres patios, uno central, descubierto, y otros dos laterales, cubiertos.
Hace algún tiempo vi una fotografía del patio central, con su antigua fuente de piedra, y desde entonces deseé saber si seguiría existiendo.
Me encantó comprobar que allí sigue la fuente, rodeada por tres pérgolas desnudas que en otro tiempo debieron estar cubiertas de plantas y flores. Allí sigue, esperando.
¿Qué destino le espera a este precioso patio, se conservará el jardín?.
En junio se resolvió el nuevo concurso, por cierto a favor del mismo estudio de arquitectos elegido en la primera ocasión.
Esperemos acontecimientos.
En cualquier caso, la antigua fábrica habitada en el siglo XIX por las famosas y valientes Cigarreras, oficinas de Tabacalera desde 1945 hasta el año 2000, ahora en manos del Ministerio de Cultura, parece a salvo.
Esperemos que también lo esté pronto el Frontón Beti-Jai, un edificio del que cualquier ciudad amante de su historia y de sus bienes estaría orgullosa y que, incomprensiblemente, en Madrid, parece que corre peligro.
Texto y fotografías: Mercedes Gómez
Hace unos días tuve la inmensa suerte de visitar un lugar especial, uno de los conjuntos arquitectónicos más notables de Madrid, el formado por la Iglesia de San Antonio de los Alemanes, la Santa y Pontificia Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid, y el Colegio de la Purísima Concepción.
Una visita guiada por Carlos Osorio, autor del blog Caminando por Madrid, que una vez más nos regaló una mañana deliciosa, a través de las estancias y de la historia de una de las instituciones más antiguas y más desconocidas de Madrid, la Santa Hermandad del Refugio, y su iglesia, San Antonio de los Portugueses, hoy llamada de los Alemanes.
La cita fue en la esquina de la Corredera Baja de San Pablo con la calle de la Puebla, frente a la iglesia, construida entre 1624 y 1630.
El conjunto es de planta triangular, como la manzana que ocupa, entre la Corredera Baja, y las calles de la Puebla y Ballesta.
Tras contemplar la espléndida fachada de la iglesia barroca, de Juan Gómez de Mora (aunque reformada), con la imagen de San Antonio, obra del gran escultor portugués Manuel Pereira, accedemos al edificio anejo, en la calle de la Puebla, construido en 1886 por Antonio Ruiz de Salces, y comienza la visita, a la que os invitamos a acompañarnos. Merece la pena.
En la entrada, antiguo zaguán, Carlos comienza a explicarnos la rica y larga historia de estos edificios y la institución que alberga. Nos recuerda que antes de que en estos terrenos se construyera un Hospital para los Portugueses que vivían en Madrid, en lo que entonces eran las afueras, eran solo campo, escarpado y habitado por jabalíes y otros animales.
El hospital fue construido en 1606, nada más volver Felipe III a establecer la capitalidad en Madrid, y funcionó hasta el año 1689, ya en época de Felipe IV, en que Portugal se separó de la Corona Española, y el hospital, y su iglesia, fueron entregados a los Alemanes, nombre que conserva el templo.
Felipe V, en 1702, fue quien destinó las instalaciones a la Real Hermandad del Refugio.
Dejamos atrás la puerta de entrada a la Sacristía de la iglesia, a la que volveremos más tarde, y la entrada al Colegio, adornada con una fuentecilla.
Tras otra puerta, una escalera nos lleva hasta la sede de la Hermandad del Refugio.
La Santa y Pontificia Real Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid fue fundada en 1615 con el fin de dar de comer a los necesitados y ayudar a los numerosos enfermos que por entonces penaban por las calles madrileñas.
Todo comenzó durante las reuniones que mantenían tres vecinos del barrio. Don Pedro Lasso de la Vega que tenía su palacio en la esquina de San Bernardo con la calle del Pez, frente al Noviciado de los Jesuitas, donde se alojaba el Padre Bernardo de Antequera. El otro contertulio era don Juan Jerónimo Serra que vivía en la actual Travesía de Parada nº 6, antes calle de En mala hora vayas.
Poco a poco otros hermanos se fueron uniendo a la Congregación, salían de noche en busca de los necesitados, a los enfermos los acogían y los llevaban a algún hospital, y a los hambrientos les daban pan y dos huevos cocidos, de ahí el nombre de la ronda nocturna, la Ronda de Pan y Huevo.
Un criado llevaba un farol para alumbrar la búsqueda, y la cesta con los alimentos. Los hermanos se turnaban recorriendo cada noche las calles de la Villa. Hasta 1833 en que, con la llegada de la policía urbana, se suspendió la ronda, pero se abrió una Hospedería donde se proporcionaba cena y cama a los más necesitados, que existió hasta 1936. Actualmente continúa funcionando un Albergue en el que se dan cenas, y si quedan personas sin sitio en el comedor se les ofrece un bocadillo y leche caliente.
Pero no era esta la única actividad caritativa de la Hermandad, hasta 1890 realizaron la Visita, que consistía en repartir limosna a aquellos que lo habían solicitado con anterioridad. También proporcionaban Socorro secreto a personas de alta clase social pero que habían llegado a vivir en situación de pobreza; Aires y Baños termales a los enfermos y convalecientes; y vestido a los que apenas tenían ropa con que cubrirse. Hoy día continúa funcionando un Ropero del que se encargan algunas vecinas del barrio una vez a la semana.
Con el fin de acoger a las numerosas niñas huérfanas que los hermanos encontraban durante su ronda, en 1651 se fundó el Colegio de la Inmaculada Concepción, hoy llamado de la Purísima Concepción. Debido a los numerosos intentos de engaños para poder ingresar a niñas que no eran huérfanas, se establecieron una serie de requisitos: debían ser por supuesto huérfanas de padre y madre, y pobres. También se tenía en cuenta que fueran nobles o limpias de sangre, instrucción musical o buena voz, y que tuvieran entre 7 y 14 años.
Ahora es un centro concertado de la Comunidad de Madrid, para niños y niñas.
En fin, ya en nuestra época se creó una Residencia de ancianos, que tiene su sede en la calle del Pez esquina Corredera, casi frente a la iglesia.
Además de las limosnas, los títulos que le concedió la Corona fueron suponiendo una importante ayuda económica para los hermanos. La actividad de la Hermandad ha sido tan importante desde que se fundó que acabó dando su nombre al barrio, hoy conocido como el Barrio del Refugio.
Pero volvamos a nuestro recorrido. Tras la puerta, la primera salita que hallamos está llena de tesoros, solo ella ya bastaría para asombrarnos, pero resultaría ser solo un anticipo a todo lo que nos esperaba.
Sobre un mueble, junto a otros objetos valiosos, se conserva la urna de las votaciones, del siglo XVII, que los hermanos utilizaban para decidir la admisión de un nuevo miembro en la Real Hermandad, bolitas blancas para el sí, negras para el no.
También admiramos algunos de los faroles que utilizaban para alumbrarse durante la ronda nocturna.
En una esquina, una de las varias sillas de mano que se conservan, en las que transportaban a los enfermos que recogían por las calles, a los hospitales.
A continuación entramos en la Sala de Juntas, donde, como a lo largo de toda la visita, veremos magníficas pinturas, la mayoría de ellas sin catalogar por falta de medios, según nos cuentan. Presiden la sala los retratos de los fundadores. En un lateral, el de Pedro Poveda, antiguo miembro de la Hermandad, que fue canonizado en 2003, de quien conoceremos más cosas cuando lleguemos a la cripta de la iglesia.
Una vitrina con antiguas casullas, otra silla del siglo XVIII… La Sala es otro pequeño museo lleno de recuerdos y obras fascinantes.
En cada nueva estancia nos aguardan sorpresas. Pasamos a otra habitación donde alrededor de una mesita y un brasero, se guardan varios de los objetos más importantes en la historia del Refugio: la tablilla o escantillón, que servía para medir los huevos que se compraban para luego repartirlos a los necesitados, para saber si tenían el tamaño suficiente para satisfacer su hambre y precaria salud, de ahí la famosa frase que nos recuerda Carlos, “Si pasa, no pasa y si no pasa, pasa”.
Otra silla de mano, más pinturas, esculturas… y la cuna de madera donde recogían a los niños que sus madres no podían hacerse cargo, con dos carteles sin desperdicio:
“No se admiten criaturas mayores de cinco años”
“Las personas que aqui espongan criaturas lo podran hacer con la seguridad de que nadie de la casa les molestara con pretesto alguno”.
Desde aquí accedemos a un pasillo en el que otra vitrina muestra infinidad de objetos que describen la historia del Refugio. Los “bombos” de lotería donde por ejemplo en 1927 se sorteaban las prebendas o dotes de mil pesetas a las “huérfanas pobres y honestas residentes en Madrid”.
Volvemos al pasillo y bajamos las escaleras de vuelta al zaguán…
… donde nos espera la espectacular iglesia y su cripta.
Continuará…
por Mercedes Gómez
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Bibliografía:
COAM. Guía de Arquitectura. Madrid 2003.
José del Corral. “La ronda de pan y huevo. Cuatrocientos años de vida”. Revista Madrid Histórico. Nº 7, ene-feb. 2007.
Angel Lera de Isla. «Cuando Madrid se hizo Corte. La famosa Ronda de Pan y Huevo». En Revista de Folklore nº 19, Fundación Joaquín Díaz, 1982.
En El Retiro existen fuentes de gran valor, delicadas y sugerentes, como la fuente de La Alcachofa o la de Los Galápagos, pero también hay otras fuentes, de tipo rústico, a alguna de las cuales se les atribuían cualidades medicinales a su agua, que tienen su encanto.
Una de ellas es la Fuente de la Salud, en apariencia una fuente pobre, sin méritos artísticos, pero cargada de historia.
Estaba situada cerca de la entonces llamada plazuela de la Pelota, y sus «cristalinas» aguas, según la prensa de la época, eran consideradas buenas para el estómago y el riñón. A su alrededor la vida transcurría animadamente. La fuente de la Salud ya existía cuando El Retiro era un Real Sitio, en el llamado Reservado, pero fue con la apertura al público en el siglo XIX cuando este tipo de fuentes cobraron vida y se convirtieron en lugar de encuentro.

«La Primavera en Madrid», la Fuente de la Salud en el paseo del Retiro (dibujo del natural, por Daniel Perea). La Ilustración Española y Americana, 30 mayo 1885.
Hoy día, la Fuente de la Salud se encuentra de espaldas a los numerosos visitantes que tiene el Retiro, mirando hacia la calle de Alcalá, por lo que resulta muy fácil pasar cerca de ella y no advertir su presencia. Está situada junto a la verja, muy cerca de la salida del metro de la estación de Retiro que accede directamente al parque. Si decidimos entrar caminando por la Puerta de Hernani y nos dirigimos hacia la Puerta de Madrid, aproximadamente a mitad de camino, a la altura de la famosa estatua del general Espartero.
Hace unos años fue restaurada, dentro del plan de obras de rehabilitación del entorno de la cercana plaza hoy llamada del Maestro Villa, plaza de estructura circular en torno al magnífico Templete de Música.
No dejéis de visitar este lugar, tan cercano a la entrada, pero a la vez tan escondido, paraje solitario y tranquilo, a pesar del ruido de los coches tan próximos, con ayuda de la imaginación podréis revivir por un momento esta escena del siglo XIX, tiempo pasado en el que nuestra fuente solía recibir mayor atención por parte de los madrileños gracias a sus supuestas propiedades salutíferas.
Cualquier momento es bueno para visitar El Retiro, un lujo en el centro de la ciudad. Allí encontramos esculturas, árboles maravillosos, monumentos, sofisticadas fuentes que forman parte de la Historia del Arte, y porqué no, también modestas fuentes de piedra, como la Fuente de la Salud.
por Mercedes Gómez
Como continuación a la entrada anterior, y con el fin de llamar la atención de todos sobre la Gruta de Villanueva y las «nuevas riberas del Manzanares», gracias a J.J. y a Carlos, esta es la secuencia fotográfica de la historia:
Como sabéis, nos despertó J.J. Guerra Esetena con su estupendo artículo La Gruta del Campo del Moro. Descripcion y denuncia en su blog Pasión por Madrid.
Y, como si de un rompecabezas se tratara, entre todos estamos reconstruyendo la historia, que nos ha impresionado, pues las imágenes son la evidencia de una pérdida más para Madrid, este Madrid que no acaba de comprender que para una ciudad, su pasado, su riqueza histórica y artística son tanto o más importantes que lo que se pueda construir en el presente, y que todo conforma el futuro.
La foto de Angela Souto, mostrada por Carlos Osorio en su blog Caminando por Madrid, Antes y después de Madrid-Río, es la prueba más valiosa que ilustra lo que queremos contar, cómo era la Gruta antes de las obras de soterramiento de la M-30.
Comenzaron las obras, y la zona se convirtió en un infierno casi intransitable, bajo la promesa de que luega sería un paraiso.
Mientras tanto la rocalla creada por el arquitecto Enrique Repullés para adornar la Gruta en el siglo XIX era destruida sin ningún pudor. Esta foto, hecha por mí hace cuatro años, no engaña:
Y por fin la foto de J.J. Guerra Esetena, en el artículo citado al principio, nos muestra la situación actual, más descriptiva imposible.
¿Continuará?
Mercedes Gómez
Ayer leí un artículo magnífico, que os recomiendo, La gruta del Campo del Moro: descripción y denuncia, en el nuevo blog de J.J. Guerra Esetena, en el que nos demuestra su Pasión por Madrid.
Nos cuenta J.J. la interesante historia de dicha gruta y nos muestra su lamentable situación actual.
Me sumo a su denuncia y aporto unas fotografías que hice durante las obras de soterramiento de la M-30, allá por febrero de 2006, cuando nos contaban la buena noticia de que se iban a recuperar la riberas del Manzanares para los madrileños.
Aunque lo que se podía ver por entonces era realmente alarmante, la rocalla de la antigua Gruta estaba a punto de desaparecer.
Para conocer cómo terminó la historia no tenéis más que ver las fotografías de J.J. en su estupendo post.
Impresiona compararlas con la foto que ha puesto hoy Carlos Osorio en su blog Caminando por Madrid, cuando esa zona era un parque muy agradable, antes de que lo destrozaran, mostrándonos el Antes y el después del Madrid-Río.
¿No es desolador?. ¿En esto consiste la maravillosa recuperación del Río que nos prometían?.
Mercedes
Queridos amigos:
¡Arte en Madrid cumple un año!. Os confieso que me parece mentira. Cuando comencé a “hacer pruebas” el pasado 16 de enero, viernes, para saber cómo era esto de hacer un blog, no imaginé llegar hasta aquí.
Ha sido un año divertido, con gran parte de mi escaso tiempo libre dedicado al nuevo blog, paseando, visitando edificios, jardines y museos, haciendo fotos, leyendo y escribiendo sobre este querido y a menudo maltratado Madrid.
Y lo más importante, ha sido un año muy enriquecedor, compartiendo historias, hablando de Madrid con vosotros. Lo mejor ha sido descubrir la blogosfera y conoceros, aunque a la mayoría solo de forma virtual, he tenido la inmensa suerte de ir encontrando personas estupendas, con los que poder charlar, y a algunas también visitar, casi todos los días en sus propios blogs, con otras hemos intercambiado información e inquietudes por correo-e… Para mantener vivo un blog hace falta tiempo, por supuesto ideas, pero lo más esencial es estar a gusto, sentirse bien acompañado, y yo así me siento, por lo que doy las gracias a todos.
Gracias infinitas a nuestro Matritensis que dejó ¡¡el primer comentario!! 😉 y me anunció generosamente en su fantástico blog Es Madrid no Madriz.
Gracias a todos aquellos que desde entonces con vuestros comentarios me habéis ayudado a tener ilusión, a aprender cosas nuevas, habéis abierto nuevos caminos con vuestras sugerencias y habéis creado el buen ambiente que reina en una agradable tertulia.
Muchas, muchísimas gracias a los amigos más fieles, que estáis siempre ahí. No os voy a nombrar a todos porque no quiero olvidar a nadie, pero ya sabéis que me encanta charlar con vosotros, y que sois lo mejor de toda esta historia 🙂
Y gracias a todos los que nos habéis visitado alguna vez, que han sido muchos (al menos a mí me lo parece). A los posibles lectores de algún artículo, y a aquellos que acaso hayan vuelto de vez en cuando porque algo les haya interesado. Y naturalmente a los lectores habituales que, aunque silenciosos, con su presencia animan a seguir adelante.
Y, en fin, un agradecimiento especial a Celia, que me animó desde el principio, y me ayuda aportando sus magníficos trabajos, y a Fernando, Ricardo, Juan Pedro, y Ramfis, que han colaborado con sus artículos.
Y que cumpla muchos más, en vuestra compañía.
Saludos y besos
Mercedes
Una vez más, una de las Vistas de la Calle de Alcalá, de Antonio Joli, sirve para ilustrar el comienzo de nuestra historia, la del solar que ocupa la esquina entre la propia calle de Alcalá y la del Barquillo, donde el pintor situó, a la derecha de la imagen, una modesta construcción.
Podría ser la sencilla Casa de Postas que aparece representada en el plano realizado por Chalmandrier pocos años después. Allá por el siglo XVIII, desde la calle de Alcalá partían las Diligencias a numerosos puntos de la Península, y allí llegaban procedentes de otros tantos lugares, con necesidad de descansar y repostar, lo cual conseguían en los paradores y fondas que existían en los alrededores.
Bastante tiempo después, en 1836, en dicha esquina se construyó el Palacio del Marqués de Casa Irujo, notable obra del arquitecto Lucio de Olarieta que contaba con cinco plantas además de un sótano y buhardillas, con vistas al vecino jardín del Palacio de Buenavista.
En la planta baja hubo un pequeño teatro, según cuenta Répide, en el que un titiritero, siguiendo la moda del momento –recordemos el Salón Madrid en la cercana calle de Cedaceros-, ofrecía espectáculos con monos amaestrados.
Dos años después se convirtió en el Café Cervantes. Inaugurado el día 1 de abril, fue uno de los pocos que por entonces tenía salón de baile y un teatrito para danzas y cante flamenco; en Carnaval se celebraban bailes de máscaras.
El palacio fue derribado para construir el que se convertiría en uno de los edificios más espectaculares y emblemáticos de Madrid, el Antiguo Banco Español del Río de la Plata, uno de los varios que construiría el gran arquitecto Antonio Palacios y que cambiaron la imagen de nuestra ciudad. Será más conocido como Edificio de Las Cariátides por las impresionantes esculturas que enmarcan la entrada en el chaflán entre ambas calles.
El primer proyecto, encargado a Antonio Palacios y a su amigo y socio Joaquín Otamendi, fue realizado en 1910, el mismo año que dio comienzo la construcción de la Gran Vía, por lo que este año celebra también su centenario.
Sobre una estructura de hormigón armado, entre los años 1910 y 1918, se construyó un lujoso edificio, con elementos de estilo clásico, y utilizando materiales de la mejor calidad, tanto en su exterior, de granito azul de Berrocal y mármol blanco y gris procedente de Italia, como en su interior, igualmente de elegante mármol y finas maderas.
Su planta, casi cuadrada, presentaba una gran sala central, que abarcaba todas sus plantas, alrededor de la cual se organizaban los espacios y la actividad, cubierta por una magnífica vidriera que daba luz a todo el recinto.
El 29 de abril de 1918, la nueva oficina bancaria abrió sus puertas al público. Ricas caobas y mostradores de mármol y bronce dieron la bienvenida a los clientes que eran atendidos en la planta baja, bajo la gran cúpula de cristal.
Las cuatro Cariátides, así como los capiteles jónicos de las monumentales columnas, son obra de Ángel García Díaz, que trabajó con Palacios en diversas ocasiones. En aquella época la colaboración entre arquitectos y escultores era habitual.
El día 29 de octubre de 1934 el Banco Central, que representaba al Río de la Plata, estableció su sede social en este edificio, que había pasado a ser de su propiedad. En los años 40 ambas entidades se fusionaron y la construcción original fue reformada, perdiéndose el gran vestíbulo central y la vista de la vidriera en la cúpula. También, con el fin de ampliar las oficinas, se construyó un nuevo edificio en la calle Barquillo.
Su emplazamiento y belleza le han convertido en una de las estampas más repetidas de Madrid, en postales, sellos, y películas.
En los comienzos del siglo XXI el Ayuntamiento de Madrid lo compró, para luego en una especie de trueque, cederlo al Estado junto a otros edificios, a cambio del Palacio de Correos que el actual Alcalde deseaba ocupar en lugar de la histórica Casa de la Villa, sede consistorial durante siglos, cosa que al final ha conseguido.
Ya propiedad del Ministerio de Cultura, en 2006 el antiguo edificio del Banco del Río de la Plata fue rehabilitado para convertirse en la nueva sede del Instituto Cervantes, hasta entonces ubicado en el Palacete de la Trinidad, en la calle de Francisco Silvela.
La inauguración tuvo lugar en octubre.
Se conserva gran parte de las antiguas y suntuosas dependencias del banco en las que se daba servicio al público, donde se instalaron la sala para exposiciones, biblioteca, hemeroteca, etc.
Espléndidas reproducciones de antiguas fotografías y paneles explicativos muestran la evolución de la calle, del solar y del edificio.
Resulta muy sugerente la historia de este solar. Lugar de paso para los carruajes y sus viajeros en el siglo XVIII, luego Palacio que albergó un café llamado Cervantes, el más grande escritor de la lengua castellana, nombre que curiosamente el edificio vuelve a lucir en su fachada, esta vez con letras doradas.
El Instituto Cervantes fue creado en 1991 con el objetivo de promover y difundir la cultura y la lengua españolas por todo el mundo.
Su sede central está repartida entre Alcalá de Henares, dedicada exclusivamente a la formación de profesores de Español, y la sede de la calle de Alcalá 49. Además está presente en 58 ciudades de 38 países, en los que desarrolla una magnífica labor.
Por todo esto el Instituto merece ser visitado en cualquier momento, pero además actualmente ofrece una preciosa y delicada exposición. La poesía de Pablo Neruda y su voz entre mágicas caracolas coleccionadas por el poeta a lo largo de muchos años, “un viaje por el mar de sus colecciones y su poesía”, más de trescientas caracolas junto a fragmentos de sus obras.
Instituto Cervantes
Alcalá, 49.
Exposición “Amor al mar. Las caracolas de Neruda”
Hasta el 24 de enero
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Texto y fotografías : Mercedes Gómez
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Fuentes:
Angel del Río. Cafés de Madrid. La Librería.
El Banco Español del Río de la Plata. La Construcción Moderna. 15 Mayo 1918.
VVAA. Antonio Palacios. Constructor de Madrid. Catálogo Exposición Círculo de Bellas Artes, nov.2001-ene.2002.
Edificio Cervantes
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P.D. : Lunes, 11 de enero
Ayer nevó en Madrid, y este mediodía aún quedaba mucha nieve en el Retiro, en el Paseo del Prado, Plaza de la Lealtad… y me he atrevido a dar un paseo y sacar algunas fotos 🙂
Hacía mucho frío pero el día estaba precioso, soleado y con el cielo azul. Sobre la Cibeles y los árboles del Palacio de Buenavista quedaban algunos restos de nieve. Al fondo, las Cariátides vigilándolo todo.
Hace unos días recibí un regalo inesperado, una agradable sorpresa. Se trata de un libro que habla de Madrid, su historia, sus calles y plazas, edificios… y en cierto modo también de sus habitantes.
Sus textos proponen un recorrido por toda la ciudad. La calle de Bailén, Mayor, la Puerta del Sol, la plaza del Dos de Mayo, Olavide, Chamberí, la calle de Serrano, Vallehermoso, El Retiro, la Gran Vía… Datos y fechas bien hilvanados que lo convierten casi en libro de consulta.
Pero, además de la historia real, su autora nos cuenta otra historia imaginada.
Cada capítulo consta de un relato breve que tiene como escenario el lugar que luego, en una segunda parte, es descrito de una manera completa y amena.
Los relatos son magníficos, cada uno con una atmósfera propia, mantienen la intriga y la curiosidad del lector hasta el final. Entrañables personajes, que aman, que sufren, que ríen… Manuel en la Puerta del Sol paseando bajo la lluvia, Violeta abandonada y su huida a la calle de la Montera, alegría y tristeza de unas mujeres en la calle de Toledo…
Después de leer cada cuento, y a continuación la detallada historia y descripción del lugar, la realidad se mezcla con la ficción, y al finalizar los dos textos de cada capítulo, las escenas y los escenarios se entremezclan en nuestro pensamiento.
Se titula “Balcones, caminos y glorietas de Madrid. Escenas y escenarios de ayer y de hoy”. Su autora es Carmen Santamaría. Editado por Sílex, en Madrid, 2005.
La Historia de Madrid y la buena Literatura, deliciosa mezcla que os recomiendo a todos.
Y ¡Feliz Noche y Día de Reyes! Los Magos de Oriente se portarán bien con nosotros porque hemos sido muy buenos 🙂
Mercedes
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