Hoy os propongo que sigamos recorriendo la calle de Alcalá y conociendo su historia. Nuevamente, uno de los cuadros de Antonio Joli nos sirve de ilustración. Recordemos que representa el Madrid de mitad del siglo XVIII:
A la derecha, frente a la Iglesia de San Hermenegildo -actualmente de San José-, podemos ver la fachada del desaparecido Convento de Carmelitas Recoletas, conocido por el nombre de Convento de las Baronesas en alusión a su fundadora, la baronesa doña Beatriz de Silveyra. Las religiosas se instalaron en el edificio el 15 de agosto de 1651, aunque la construcción de la iglesia no fue iniciada hasta 1675. Obra del arquitecto Juan de Lobera, fue acabada por su yerno Juan de Pineda, al cabo de 25 años y habiendo ya muerto la baronesa. Construida al estilo del primer barroco madrileño, debió ser una bonita iglesia. Además había en su interior notables obras de arte, como un Apostolado, del Greco, o un San Rafael de Lucas Jordán.
Junto al convento, en la esquina de la actual calle del Marqués de Cubas -entonces calle del Turco- se encontraba la casa-palacio, que también se aprecia en la pintura de Joli, y que era propiedad del Conde de Miranda desde el año 1757. A comienzos del siglo XIX fue derribada para construir un nuevo palacio, que sería conocido como la Casa de los Alfileres por formar parte de la dote de la duquesa de Abrantes. En esta famosa casa los inquilinos se sucedieron. La marquesa de Ariza; el francés Ouvrad, llegado a Madrid con las tropas de Angoulème; ó Tatische, embajador de Rusia, ya en época de Fernando VII.
Hasta que lo compró el marqués de Casa Riera, que, como cuenta Répide “lo transformó, enriqueció y decoró magníficamente para no visitarlo”, siempre cerrado y triste, dio lugar a una leyenda. El marqués, o un antepasado suyo, no está muy claro quién fue el protagonista, tuvo un gran desengaño amoroso y, en el jardín, un hombre murió atravesado por un estoque, y una bella mujer vestida de blanco también murió junto a él; en ese lugar se plantó un ciprés y se contaba que el marqués había jurado y hecho jurar a sus descendientes que mientras no se secase el árbol, el jardín permanecería abandonado y el palacio deshabitado.
Don Felipe Riera nació en Barcelona el 20 de diciembre de 1790, y obtuvo el titulo de marqués en 1834 por los servicios prestados a la Corona. Riera, que era un hombre muy rico, compró la casa en la década de los 30 a nombre de su esposa Raimunda Gibert, aunque antes de 1840 se fueron a vivir a París, donde murieron.
En 1836 el convento contiguo al palacio fue desamortizado como tantos otros, y demolido, convirtiéndose su solar en jardín del palacio del marqués.
El palacete tenía dos jardines muy extensos, que el plano del General Ibáñez de Ibero representa con detalle.
En 1893 la casa también fue demolida, y su descendiente, su sobrino Alejandro Mora y Riera, alzó otro edificio que tampoco habitó nunca, al igual que su tío vivía más en París que en Madrid de forma que el nuevo palacio también estaba siempre cerrado. Cuando murió en 1915, igualmente en la capital francesa, la prensa de la época reflejó la noticia y recordó la vieja y misteriosa leyenda cuyo escenario fue el Jardín.
La nueva construcción fue obra del arquitecto Rodríguez Avial, en piedra, ladrillo y pizarra en la zona abuhardillada. Este edificio, igual que el anterior, tuvo un jardín, sobre cuyo solar en 1917 se construyó el edificio del Círculo de Bellas Artes, obra de Antonio Palacios, y se abrió la calle del Marqués de Casa Riera, que hoy separa los dos edificios existentes.
El edificio actual situado en el número 44 de la calle de Alcalá se construyó en los años 30.
Terminada la guerra y hasta el mes de abril de 1977 fue la sede de la Secretaría General del Movimiento, con el emblema gigante del yugo y de las flechas que durante tantos años estuvo instalado en la fachada principal. La retirada tuvo lugar al desaparecer dicha Secretaría y todos los órganos políticos dependientes de la misma. El yugo y las flechas, que muchos aún recuerdan, era de madera, pintada de color rojo y ocupaba tres pisos del edificio, unos diez metros aproximadamente.
Y llegamos a los años 90, cuando fue transformado en el edificio de oficinas que hoy conocemos, y el desaparecido jardín fue rehabilitado.
La entrada tiene lugar por la calle del Marqués de Casa Riera número 1, frente al Círculo de Bellas Artes. Tras la tapia de piedra y ladrillo y la verja de hierro, se adivina el jardín. Junto a la puerta un cartel indica que se trata de un recinto privado. Es la puerta de acceso a las oficinas de una empresa de Seguros, pero también a uno de los jardines más singulares y desconocidos de Madrid, el Jardín de Casa Riera.
Lógicamente, la visita solo es posible en contadas ocasiones, como ocurrió en una de las primeras Noche en Blanco cuando el bello Jardín fue abierto al público y se pudo presenciar un espectáculo de luz y sonido.
Nada más traspasar la puerta de hierro el jardín aparece ante nuestros ojos curiosos, pero antes de recorrerlo vamos a detenernos un momento para conocer el interior del edificio totalmente reformado. A la izquierda, la entrada, mediante un bonito pórtico formado por una galería de cuatro columnas formando tres arcadas a la manera clásica.
Ya en su interior, tras un espacioso vestíbulo de paredes lujosamente doradas, lo primero que vemos es una fuente moderna que juega con las formas cuadradas, el acero, la luz y el agua, en el centro de un espectacular patio.
Dos ascensores panorámicos nos llevan hasta la séptima planta donde bajo el techo acristalado podemos ver y sentirnos en el cielo, el cielo de Madrid.
Volvemos a la planta baja y nuevamente en el exterior, frente al pórtico se nos muestra el precioso Jardín.
Las paisajistas Carmen Añón y Myriam Silber idearon un espacio que se adaptara a la forma del terreno y que estuviera acorde con el edificio y el Madrid de principios de siglo. Un nuevo estilo lejos de los jardines tradicionales franceses o ingleses. No olvidemos que en los inicios del siglo XX surgieron nuevas formas artísticas, el cubismo y otras vanguardias que tuvieron su reflejo en los jardines europeos del momento. Formas geométricas, líneas puras, mezcladas con formas asimétricas, colorido, materiales nuevos como el cristal o el cemento junto con el hierro…
Utilizando documentación de la época las autoras crearon un espacio delicado y lleno de detalles encantadores. Frente al pórtico, el suelo decorado con formas cuadradas similares a las del patio interior, desde donde un paseo central con dos parterres con setos de boj que a su vez originan dos paseos laterales, nos conduce a una pérgola rodeando un estanque con un surtidor central, todo el conjunto en forma de hemiciclo en cuyo interior sus bancos de piedra invitan al sosiego.
A ambos lados dos pequeños espacios cuadrados construidos con celosías de hierro como la pérgola, cada una con una fuentecilla redonda de piedra en el suelo.
Continuando con el mismo juego de formas cuadradas una abertura en el techo nos vuelve a mostrar el cielo entre las plantas trepadoras.
La concepción del jardín está emparentada más con la arquitectura que con la jardinería, formas y espacios se complementan. Cristal, y una vez más el hierro, y las figuras geométricas en los faroles del techo de la pérgola y a la entrada de los pequeños y deliciosos pabellones. No hay césped, sino baldosas. Al fondo, los grandes árboles, protectores, como si fueran los únicos testigos de un tiempo anterior, rodean el jardín.
Texto y fotografías por: Mercedes Gómez
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NOTA: Escribí una primera versión de este artículo en la primavera del año 2008. Las fotos las hice también por esas fechas.
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RULL SABATER, A. “El palacio del Marqués de Casa Riera”. Anales Instituto Estudios Madrileños. Tomo XXXVI. Madrid 1996. Pp. 301-318
AVILA, Martín. «El ciprés de Casa Riera». Nuevo Mundo 29 octubre 1915.
Diario El País, 10 de abril 1977
LUENGO AÑÓN, A. “Jardines escondidos”. Ed. Doce Calles/Caja Madrid. Madrid 2001.
19 comentarios
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11 febrero 2010 a 09:50
Paco
Es una pena que todos estos edificios no estén abiertos al público. Por las fotos (y la descripción que haces de él) el lugar tiene que ser espectacular en primavera, aunque imagino que las fotos son de septimbre.
En cuanto a la primera parte de la historia… los jardines viejos y abandonados tienen mucho encanto, a mí hasta me gustan más.
Muchas gracias por contarnos otro bonito relato 🙂
Besos
11 febrero 2010 a 10:35
antonioiraizoz
Las tapias de este jardín siempre despertaron mi curiosidad. Yo que me suelo colar en ellos (como cuando se rehabilitaba el palacio de Anglona) nunca conseguí ver nada de este. Precisamente esta atracción por los jardines históricos se la debo a Carmen Añón que, como profesora de jardinería y paisaje, fue algo fuera de serie. Veo en esas «arquitecturas vegetales» de este jardín referencias al estilo geométrico y armado del jardín renacentista que explicaba Carmen con tanta erudición.
Gracias, Mercedes, por mostrar esta pequeña maravilla y satisfacer mi curiosidad.
Saludos
11 febrero 2010 a 11:16
J. J. Guerra Esetena
Gracias por descubrirnos este rincón. Me sumo a los comentarios anteriores: ¡qué pena que este tipo de recintos no puedan ser visitados! Tus fotos son auténticas piezas documentales. Un abrazo, Jesús
11 febrero 2010 a 11:50
buho
Qué envidia, espero que avises la próxima vez que pueda ser visitado!
11 febrero 2010 a 16:32
La Mariblanca
Nunca imaginé lo que se escondía tras las tapias de este edificio. Me ha encantado el reportaje con sus preciosas fotografías.
Ignoraba la leyenda que existe en torno al palacio.
Es cierto que es una pena que haya tantos rincones ocultos, menos mal que te tenemos a ti.
Muchas gracias por este bonito post.
Un abrazo,
María Pilar
11 febrero 2010 a 16:38
Bélok
Que buen recorrido, no hay nada como leerte.
Yo no conozco este palacio, aunque también he pensado muchas veces al pasar por sus tapias que debería conocerlo. Que maravillosos jardines han existido siempre en los palacetes madrileños. Yo estoy pensando en hacerme uno en mi casa. jajajaja
11 febrero 2010 a 20:13
artedemadrid
Gracias a tí, Paco 🙂
Sí, es una pena, pero ten en cuenta que ahora es un edificio privado, unas oficinas, es lógico que no se pueda entrar. Lo que si estaría bien es que dejaran ver el jardín más a menudo. Las fotos son exactamente del 30 de abril. Es un jardín de mucho verde, como os decía muy “arquitectónico”, y pocas flores, pero es precioso.
La historia del jardín abandonado es muy sugerente ¿verdad?
besos
Me alegro, Antonio, pues a mí me ocurría igual con esa tapia, hasta que pude conocer el jardín. Tenía esas fotos desde hace mucho tiempo y creí que merecían ser compartidas.
¿Fue tu profesora Carmen Añón?, qué maravilla, tuve ocasión de escucharle una conferencia sobre los jardines de El Escorial, y fue una delicia, el tema de los jardines históricos es uno de mis preferidos. Tiene dos hijas que han heredado su especialidad y dicen que son tan o más buenas que la madre 🙂 quien a lo suyo parece…
Gracias a tí también, Jesús, creí que había puesto demasiadas fotos, así que me alegro de que os gusten
un beso
11 febrero 2010 a 20:24
artedemadrid
Buho, claro que te avisaría, el problema es que ahora al ser oficinas, no se…
A lo largo del año hay bastantes jornadas de puertas abiertas, yo he ido a alguna, el problema es que la mayor parte de las veces te enteras a posteriori.
¡Gracias a tí Mª Pilar! ya se que te gustan las leyendas 🙂 esta es un poco truculenta, pero muy bonita ¿verdad?
un beso
Bueno, Bélok, cuando te hagas el jardín no dejes de invitarnos a verlo ¿eh? te haremos un reportaje 🙂
En serio, ¡muchas gracias!
12 febrero 2010 a 08:26
anapedraza
¡Hola Mercedes!
¡Vaya descubrimiento! No sabía que hubiera un jardín… y nada de la historia del edificio. Una vez más gracias.
Un jardín, aunque sea pequeño, es un oasis para nuestro interior árido. No sólo da belleza, da armonía, es un trocito de campo en una ciudad, el único inconveniente es que necesita dinero y tiempo (se entiende teniendo espacio). Me enfada mucho que una mayoría de actuales edificios modernos (no hay más que darse una vuelta por cualquier PAU) los patios interiores sean… ¡una piscina!, mejor dicho, un charquillo que nadie va, cuando se podía aprovechar mejor para tener un jardín.
Deberían abrirse estos jardines al público, no digo todos los días, pero más a menudo.
¡Un beso!
MIGUEL
12 febrero 2010 a 15:45
antonioiraizoz
Mercedes, como serían las clases de Carmen que solo te digo que hicimos una colecta entre todos para llevar un inmenso ramo de flores el último dia de curso. Nos tenía como «abducidos», sus clases eran conferencias magistrales dignas de ser grabadas. Recuerdo especialmente la dedicada al «Capricho» de la Duquesa de Osuna y su fiel jardinero Mulot (sacado de Versalles) muerto por las tropas francesas cuando trataba de impedir la entrada en «su» jardin al ejercito invasor…
13 febrero 2010 a 00:13
artedemadrid
Hola Miguel, ¡gracias a tí!, qué bonito eso que dices de los jardines, es verdad que dan mucha paz, la mayoría no podemos tener uno propio, pero por suerte Madrid tiene muchos y muy bonitos.
Antes muchas veces las casas de los “acomodados” tenían un jardín en su patio, aún quedan ejemplos en el barrio de Salamanca y Chamberí, para disfrute de sus dueños. Pero sí, ahora parece que el colmo del bienestar, casi en cualquier barrio, es tener una piscina.
Un beso y que tengas un ¡muy buen fin de semana!
13 febrero 2010 a 00:20
mcarmen
No tenía ni idea de la existencia de este oasis en pleno centro. Realmente es una pena que no esté abierto al público. Y las vistas desde la séptima planta deben de ser impresionantes. Me encantaría poder entrar!
Buen fin de semana!
13 febrero 2010 a 00:23
artedemadrid
Qué maravilla, Antonio, me lo creo y me da mucha envidia.
Me gustó mucho la conferencia que te comentaba porque, aparte las interesantísimas cosas que contó Carmen Añón, las contó con pasión, nunca había oido hablar de Felipe II y sus jardines como ella lo hizo. Es algo que no todo el mundo tiene la suerte de vivir, disfrutar con lo que hace y encima ser capaz de contagiarlo. Así que me la imagino muy emocionada el día que le regalasteis el ramo de flores.
13 febrero 2010 a 00:42
artedemadrid
¡Hola M.Carmen! es que ha entrado tu comentario mientras contestaba a Antonio 🙂
Tu lo has dicho, es un oasis, que esperemos al menos los empleados de las oficinas puedan disfrutar. Me consta que alguno de ellos valora ese jardín y se preocupa de su historia.
¡buen fin de semana para tí!
16 febrero 2010 a 11:41
Jorge
Hola amigos de «Arte de Madrid». Gracias por este magnífico blog que nos acerca con rigor al patrimonio madrileño.
No quería hacer mi primer comentario para introducir mal rollo o politiqueo en un foro tan sano como éste, pero me he quedado de piedra al ver que recomendáis en la categoría de blogs de la madroñosfera el de «La druida de Madrid»…
Sé que también trata temas de historia de Madrid, pero… «una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa». El que no sepa a qué me refiero que le heche un vistacito:
http://www.ladruida.com/madrid/
De todos modos, enhorabuena y gracias por este blog!
16 febrero 2010 a 23:39
artedemadrid
Hola, Jorge, gracias por tu comentario, me alegro te guste este blog .
Respecto a lo que comentas de la druida de Madrid, creo que se trata casi de un clásico de la madroñosfera, yo lo conocí mucho antes de tener un blog propio. Sí que es verdad que hace un tiempo cambiaron no solo el aspecto de la página sino también el contenido, o gran parte. La evolución de un blog la marcan los autores, y sobre todo los lectores por supuesto…
También te diré que yo no estoy de acuerdo con todas las cosas que comentan o cuentan todos los blogs que incluyo en mi lista de la «madroñosfera», no solo la druida. Como supongo algunos no estarán de acuerdo conmigo.
saludos y bienvenido, espero vuelvas a comentar más cosas relativas a Madrid 🙂
Mercedes
5 febrero 2018 a 13:35
Francisco Royo Vilanova
Apenas se habla de lo sucedido en la casa de los Alfileres.
Yo quiero comunicar que uno de los principales personajes que se vio involucrado en el suceso, fue un antepasado mío. Era hermano de mi tatarabuela.
Tengo sus principales datos, y también se lo que ocurrió en dicha familia y en el palacio del marqués de Casa Riera.
Estos saldrán a la luz en mi próxima novela, que espero que sea en 2019.
Un saludo
16 febrero 2018 a 12:41
My Blog | Jardines del Marqués de la Casa Riera en Alcalá 44
[…] este palacio y los posteriores edificios la podéis encontrar en el maravilloso blog de Mercedes, artedemadrid, que os recomiendo como blog imprescindible para cualquier visita a Madrid y donde podéis ver […]
12 agosto 2018 a 22:44
VICTORIANO FERNÁNDEZ GARCÍA
desconocido intentare estar atento a la próxima apertura al publico