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El sábado pasado volví al Prado, uno de los museos más importantes del mundo, y un lugar para perderse. Allí están Velázquez, el mejor, y Goya, y tantos grandes maestros, pero también otros artistas menos famosos cuya obra merece ser reconocida, como Aureliano de Beruete, un pintor de Madrid.
Aureliano de Beruete y Moret nació en Madrid en 1845, se doctoró en Derecho y durante un tiempo se dedicó a la política, siendo diputado del Congreso, aunque pronto la abandonó y mostró inquietudes por otro tipo de actividades. Estudió Pintura en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y fue socio fundador de la Institución Libre de Enseñanza. Entre otras cosas, participó en las llamadas excursiones científicas organizadas por esta institución, gracias a las cuales, junto a otros intelectuales, recorrió la Sierra de Guadarrama y los alrededores de Madrid, paisajes que plasmó en su pintura libre y moderna.
Cuentan las crónicas que su situación económica era buena, por lo que se podía permitir pintar lo que le gustaba, sin necesidad de seguir las normas de la época, ya que no se veía obligado a vender sus cuadros para vivir. Pintaba al aire libre, al natural, lejos del estudio o taller. Para él el paisaje tenía sin duda un interés científico, descriptivo, pero su pintura transmite poesía.
Viajó por el mundo, y en París conoció el impresionismo, convirtiéndose en uno de los pocos artistas españoles que desarrollaron este estilo pictórico, quizá su mejor representante.
También se relacionó con otros pintores, como Sorolla, quien llegaría a ser su gran amigo. Aureliano murió en Madrid en 1912, a los 67 años de edad, y su amigo Joaquín Sorolla organizó en su propia casa, hoy Casa Museo Sorolla, una exposición antológica. Hoy ambos artistas ocupan dos salas contiguas en el Museo del Prado.
Entrando por la Puerta de Velázquez, la puerta central en el Paseo del Prado, la primera sala a la derecha junto al vestíbulo central, la Sala 60, acoge veinte cuadros de Aureliano de Beruete, veinte óleos sobre lienzo colocados alrededor del magnífico retrato que le hizo su amigo Joaquín Sorolla, El pintor Aureliano de Beruete, que preside la sala.
A continuación, en la sala 60 a, dedicada al gran Joaquín Sorolla, se encuentran los retratos que este pintor realizó de la familia de su amigo, su esposa María Teresa Moret y Remisa, señora de Beruete. Y de su hijo Aureliano de Beruete y Moret hijo, cuando éste contaba 26 años de edad.
De las obras de Aureliano de Beruete que posee el Prado, algunas fueron donadas por su hijo en 1913, tras la muerte de su padre. Aureliano hijo fue historiador y director del Museo del Prado entre 1918 y 1922, año en que él mismo murió, con tan solo cuarenta y seis años de edad. El resto de obras fueron donadas por su viuda, Mª Teresa Moret, ese mismo año tras la muerte del hijo de ambos.
Paisajes castellanos, vistas de Toledo, Cuenca, y sobre todo de Madrid. Pinturas realizadas entre 1905 y 1912, sus últimos años, cuando su pintura mostró con más fuerza las características impresionistas.
El Barrio de Bellas Vistas (1906), un paisaje de las afueras de Madrid. El Manzanares, obra maravillosa, pintada en 1908, una de las muchas en que el Río de Madrid sería el protagonista de la pintura del artista. Vista de Madrid desde la Pradera de San Isidro (1909). Otoño en Madrid (1910), etc.
En cierto modo Aureliano de Beruete fue un continuador de la pintura española de los siglos XVII y XVIII, quizá siempre intentando aprender de su maestro Velázquez, sobre quien escribió una monografía, y de Goya, pintores que representaron el paisaje y el perfil madrileño como fondo de sus cuadros, imágenes que Beruete convirtió en protagonistas.
por Mercedes Gómez
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ACTUALIZACIÓN 11.2.12:
Las pinturas de Aureliano de Beruete ya no están en esta Sala 60.
Desde el año pasado, esta sala situada junto al vestíbulo principal del edificio Villanueva, está dedicada a pequeñas exposiciones temporales o a la presentación de Colecciones.
Al lado, en la sala 60 a, dedicada a Joaquín Sorolla, se han colocado nueve obras de Beruete.
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Fuente e imágenes: Museo del Prado
El pasado viernes 9 de julio el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid publicó la resolución, por parte de la Dirección General de Patrimonio Histórico, de incoación del expediente para la declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, a favor del Frontón Beti-Jai, único ejemplo de este tipo de edificios que pervive en Madrid.
Fue una buenísima noticia, por la que debemos felicitar y dar las gracias a los amigos de la «Plataforma Salvemos el Frontón Beti-Jai de Madrid» pues llevan mucho tiempo trabajando para lograrlo. Como ellos mismos dicen, esto “supone uno de los mayores pasos hasta el momento que permitan poder recuperar el Beti-Jai”. Todos los detalles los podéis leer en su blog.
Y ayer, jueves 15 de julio, se publicó otra aún mejor: La Casa de Campo ha sido declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de Sitio Histórico.
Hace poco más de un año hablábamos aquí de Las Grutas de Felipe II, una de las joyas que esconde la Casa de Campo, y de la situación del Real Sitio como Bien de Interés Cultural.
Como decíamos entonces, la historia de la Casa de Campo como BIC era compleja y llena de vericuetos legales. La protección que había conseguido en 1999 en la categoría de Jardín Histórico fue anulada por una sentencia del Supremo en 2007.
El pasado año se procedió a la incoación de expediente para la Declaración de BIC, en la categoría de Sitio Histórico. Como en el caso del Beti-Jai, era el primer paso de un nuevo proceso, que esperábamos culminara con la concesión de la categoría. Un año después, la Comunidad de Madrid ha resuelto el expediente, otorgando la máxima protección a la Casa de Campo, por su valor medio ambiental, arqueológico, histórico y artístico.
La Casa de Campo fue el primer Sitio Real, el Real Bosque de la Casa de Campo, y hoy día es un parque inigualable, lleno de tesoros. Merece nuestra protección y nuestro cuidado. Estamos de enhorabuena.
por Mercedes Gómez
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Madrid Ciudadanía y Patrimonio
Contábamos hace pocos días la noticia, por fin la Capilla del Obispo abría sus puertas para que todos pudiéramos disfrutarla, lo cual fue una alegría para muchos de nosotros.
Desde hace años nos preguntábamos cuál era la razón por la que seguíamos sin poder visitarla. La historia en este aspecto es muy larga, y llena de avatares, pero creo que merece la pena recordarla.
Desde su creación en el año 1520, la Capilla del Obispo estuvo vinculada al marquesado de San Vicente del Barco, que figura entre los títulos nobiliarios de la Casa de Alba, la cual ha sido la propietaria hasta 1980.
En 1931 fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional. El 19 de julio de 1936 el conjunto sufrió un incendio, la iglesia de San Andrés ardió, pero la recóndita capilla se salvó de las llamas. Al comenzar la Guerra Civil aún pertenecía a los duques de Alba, quienes unos años antes la cedieron provisionalmente al Círculo de Obreros Católicos “para el desarrollo de actividades sociales”, según contaba el párroco de San Andrés en 1998.
La Capilla del Obispo fue cerrada al culto en 1966.
Hacia 1978 la Casa de Alba decidió su cesión a la Archidiócesis de Madrid. El 7 de septiembre de 1980, tras una reunión en el Palacio de Liria, entre los duques y el arzobispo de la capital, se firmó el acta de cesión al Arzobispado de Madrid-Alcalá. «El culto litúrgico y la investigación arquitectónica y pictórica» fueron las principales finalidades que los duques de Alba establecieron para la capilla, que fue cedida junto con unas viviendas anejas a ella. Los donantes pidieron que la cesión fuera notificada al Ayuntamiento y al Ministerio de Cultura. El 9 de octubre de 1980 el ministro de Cultura, junto a los Duques de Alba asistieron a la apertura al público, tras las obras de restauración llevadas a cabo por la Dirección General de Patrimonio Artístico que costaron unos 25 millones de pesetas. Desde entonces hasta 1982 se llevaron a cabo obras de reestructuración a cargo del Ministerio de Cultura.
En 1982 llegó a representarse “La vida es sueño” de Calderón, y una escenificación sobre Santa Teresa. Y en 1983 se representó otra obra de teatro en su interior, «Los milagros de Nuestra Señora», de Gonzalo de Berceo. El Arzobispado permitió la utilización de la Capilla durante 30 días a la compañía Corral de Comedias del Príncipe. Por esta época se abrió la capilla al culto los domingos. Pero los responsables regionales de Patrimonio Cultural consideraron que sus accesos (la sala capitular y el claustro) no estaban en buenas condiciones para recibir visitas con asiduidad. Además, hubo otros obstáculos: la presencia de inquilinos en sus dependencias de acceso hasta su desalojo (1985-1990) y la realización de catas arqueológicas.
En 1989-90 se llevaron a cabo reparaciones de urgencia en la zona de acceso –con un costo de 19 millones de pesetas- y entonces la Comunidad intentó llegar a un acuerdo con el Obispado para arreglar las dependencias anejas y así poder abrir la Capilla al público. Pero el acuerdo nunca llegó a alcanzarse. Al parecer, la Iglesia y el entonces Ejecutivo Regional no se ponían de acuerdo sobre el futuro uso del templo. El Obispado quería instalar la Academia de Arte e Historia de San Dámaso (la Academia de Bellas Artes de la Iglesia) y la Comunidad proponía un uso público del recinto (un museo o una sala de conciertos de música sacra).
Ya en 1997 el entonces director general de Patrimonio Cultural del Gobierno Regional también proyectó abrir la Capilla al público al año siguiente. Entonces se estimó que el templo no sufría daños importantes. Los trabajos necesarios eran el arreglo de las cubiertas y acabados interiores, y la reparación del claustro de acceso.
En 1998 se presupuestó en 24 millones de pesetas la rehabilitación de la fachada y la puerta, cantidad que asumiría Caja Madrid. En septiembre se colocaron los andamios. La Comunidad tenía reservados 50 millones de su presupuesto para arreglar el Claustro. A principios del año 2000 el claustro estaba restaurado y se anunció su apertura en marzo durante un mes para la exposición fotográfica sobre la Piedad para posteriormente ser cerrada durante otros dos años. Entonces, con presupuesto de 300 millones, se procedería a la restauración de la sala capitular, lo único que quedaba pendiente. La exposición, como hemos recordado, se celebró.
En agosto se publicó que los fondos en un principio destinados a culminar la rehabilitación de la Capilla del Obispo fueron trasladados a la restauración de las Calatravas. Por entonces se habló de la transformación de la capilla en museo religioso.
La Comunidad esperaba abrir la Capilla al público en 2002, año en que se le concedió la máxima protección siendo declarada Bien de Interés Cultural.
El Ministerio de Fomento publicó en marzo de 2003 la aprobación del proyecto de “Restauración de la Capilla del Obispo en Madrid, por un importe de 1.442.500 euros.” Según explicaba dicha nota, esta restauración estaba dentro de unos programas de actuación de este ministerio para la recuperación del Patrimonio arquitectónico e histórico español, con cargo al 1% Cultural y en colaboración con el Ministerio de Educación. Aunque no explicaba en qué iba a consistir dicha restauración.
En 2005 se anunció la restauración de la Capilla, la sala capitular, atrio, y otras dependencias. Estaba previsto que las obras duraran dos años, pero el hallazgo de restos de la iglesia primitiva y su cementerio, provocó el retraso. Los importantes restos arqueológicos han quedado en parte integrados en el templo bajo un cristal, y por fin las obras se han dado por terminadas este año 2010. La inversión de la Comunidad de Madrid, en la que ha colaborado la Fundación Cajamadrid, ha alcanzado los 3.252.404 de euros.
Mucho tiempo y mucho dinero empleados.
Desde el pasado 24 de junio de 2010, día de la inauguración oficial, muchas personas nos hemos interesado por el horario de apertura, pero al parecer tras el paso de las autoridades, las fotos para la posteridad y el anuncio en prensa a bombo y platillo, las puertas no han vuelto a abrirse. Aún no podemos visitar la Capilla del Obispo, habrá que esperar un poco más.
Anuncian la celebración de misas para el próximo mes de septiembre. Esperemos que también se facilite la entrada al público en general.
por Mercedes Gómez
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Fuente: noticias publicadas en la prensa madrileña desde el año 1978 hasta ahora.
Tengo el placer de dar la bienvenida a Jaime y Lucía, autores del nuevo y refrescante blog Viviendo Madrid, un blog que trata sobre todos los aspectos de vivir en la gran capital. El bonito artículo de hoy, dedicado al Parque Tierno Galván, y sus preciosas fotografías, son obra suya y ya fueron publicados en su blog. Hoy vienen a compartirlo con nosotros.
Espero que os guste.
Mercedes
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En Madrid, parque es sinónimo del Retiro. No queda más que darse una vuelta por el “pulmón de Madrid” en un fin de semana para ver lo popular que es. Sin embargo, al sur de Méndez Álvaro, a unos escasos cinco minutos, se encuentra un parque olvidado con un encanto similar, pero mucho más tranquilo: el Tierno Galván.
Este parque, de unas 45 hectáreas, es una lugar de gran belleza natural. En esta época, cuando el tiempo es más suave, los árboles están verdes, y florecen una infinidad de especies, el parque es un sitio idílico para pasar un día de relax.
Es un parque tan grande, que se puede encontrar gente practicando las más diversas actividades. Lo más habitual es dar un paseo, corto a la orilla del estanque, o más largo, subiendo hasta la cima del “cerro de la plata” desde donde se tiene unas buenas vistas de la entrada a Atocha y de la M-30. Otros prefieren buscar el árbol con la sombra más grande, y dejar que fluya el tiempo tumbados sobre la hierba.
Además, el Tierno Galván es un sitio muy popular entre los más deportistas. No es extraño encontrarse cualquier día de la semana un grupo numeroso practicando alguna forma de arte marcial en el entorno del teatro. Tiene además un “pequeño” carril bici, que es utilizado tanto por los que disfrutan del ciclismo como por los que simplemente corren. El parque es lo suficientemente amplio como para que todos puedan practicar su deporte favorito sin incordiar a los demás.
Para los que prefieren pasar el fin de semana de manera más relajada, hay otras opciones de ocio. Por un lado tenemos el cine IMAX, donde además de proyectar contenidos exclusivos en 3D (espectaculares documentales rodados específicamente con este fin), también estrenan los últimos blockbusters de Hollywood (ahora mismo podéis pillar la película de “Alicia en el país de las maravillas” en 3D). Para los románticos, está el Planetario; y para los más nostálgicos, al final del paseo, se encuentra el Museo del Ferrocarril de Delicias.
Puede ser que el Tierno Galván no sea el Retiro; el encanto de este último es incomparable, sobre todo en los fines de semana bulliciosos. Pero a veces, poder disfrutar de la serenidad de la naturaleza en un entorno tranquilo, no se puede comparar con todo el entretenimiento del mundo. Para esos momentos está el parque Tierno Galván.
Texto y fotografías por : Jaime, de Viviendo Madrid
Aún a riesgo de parecer insistente, continúo con la crónica, quizá algo melancólica, de las obras que se están llevando a cabo en la Plaza de la Independencia.
En el artículo anterior nos preguntábamos si los parterres y los bancos de la mitad sur de la plaza correrían la misma suerte que los de la mitad norte o se conservarían gracias a su cercanía a las puertas del Retiro.
Tengo la inmensa suerte de pasar por aquí casi todos los días, y me da pena ver la transformación que está padeciendo este lugar, que podemos considerar representa a otras plazas y otras calles de Madrid igualmente reformadas bajo una nueva idea o gusto urbanístico. El lugar de encuentro se convierte en mero lugar de paso. El mismo pavimento, la misma aridez.
Todo va muy deprisa, ayer, cerca de las 8 de la mañana, ya no quedaban apenas huellas del parterre de la esquina de Alcalá, en pocas horas había desaparecido.
Ya sabemos que destruir es mucho más fácil que construir. Qué pena, mi banco roto.
Pronto veremos la obra terminada, las dudas sobre el resultado final me temo que ya no existen.
Texto y fotografías por: Mercedes Gómez
El Viaje de Agua de la Fuente del Berro no llegaba a las Puertas de la población, como otros viajes que hemos visitado hasta ahora, sino que surtía una zona de huertas situadas al este de la Villa, extramuros, que habían nacido a la vera del arroyo Abroñigal. Sin embargo sus aguas llegarían a ser las más famosas.
No se sabe con certeza si se trataba de un viaje independiente o de un ramal del Bajo Abroñigal, en cualquier caso se trata de un Viaje de Agua muy antiguo. Existen documentos que cuentan que en el año 1470 se buscaban artífices para trabajar en las zonas de captación de la Fuente del Berro. Según algunas fuentes podría haberse comenzado a construir en la primera mitad del siglo XVI durante el reinado de Carlos I.
Aunque estos terrenos quedaban fuera de los límites del Plano de Texeira, de 1656, se sabe que ya en el siglo XVII hubo allí una hermosa Quinta llamada de Miraflores, comprada por la Corona en 1631, en tiempos del rey Felipe IV, a quien, según cuentan los cronistas, era el agua que más le gustaba y mandaba trasladarla al Palacio del Buen Retiro. Pero no fue el único miembro de la realeza que la prefería, en 1686 la reina María Luisa de Orleans, esposa de Carlos II, mandaba acarrear el agua a Palacio con una mula de silla.
El agua de la Fuente del Berro también era del gusto del pueblo de Madrid, y la Corona permitió su uso público, manteniendo la fuente fuera de las tapias de la posesión. Como además debía suministrar agua a la propia finca, el masivo consumo provocó algunos conflictos y pleitos.
En el siglo XVIII Carlos III ordenó construir una casilla alrededor de la fuente, que pasó a llamarse Fuente del Rey. Fuera quedaron los caños públicos. El agua de la Fuente del Berro continuaba llevándose al Palacio del Buen Retiro, luego al Palacio Real Nuevo, y más tarde a Aranjuez, el Pardo, La Granja y El Escorial.
Ya en el siglo XIX, durante el reinado de Isabel II se realizaron obras para la conducción del agua al Prado y se instaló una bomba junto al Arroyo Abroñigal con el fin de aumentar el caudal del viaje que enlazaba la Fuente del Berro con otras fuentes, de forma que los aguadores la vendían en la calle de Alcalá, cerca de la Venta del Espíritu Santo, lugar donde hoy se encuentra la Plaza de Toros, o en los puestos instalados en el Prado y en Recoletos. Lo curioso es que se trataba de agua de gran dureza debido a su alto contenido en minerales, muy distinta a las aguas finas que hoy día preferimos los madrileños.
El Viaje de Agua de la Fuente del Berro tenía dos ramales, y de ambos quedan restos.
Uno era el Ramal Norte, que nacía cerca de la Plaza de Toros de las Ventas (calle de Pedro Heredia):
Las galerías de este Ramal están revestidas de ladrillo:
En algunos tramos el agua iba canalizada por un tubo, y en otros no.
Algunos tramos parecen reformados, otros se encuentran sin reformar, pero en bastante buen estado:
Un rápido del Viaje, reformado:
Y el otro, el Ramal Sur, nacía cerca de la calle de Ibiza, pasaba por la zona del Palacio de los Deportes y de ahí se dirigía al Paseo del Marqués de Zafra, donde se unía con el otro ramal. Debido a la diferencia del terreno, este ramal no estaba revestido, por lo que su forma responde a lo que se conoce como «lomo de caballo»:
Ambos ramales llegaban juntos por el final de la calle Peñascales hasta el Parque de la Fuente del Berro. La fuente continúa fuera del Parque, frente a la tapia de entrada, conservando su carácter de fuente pública que tuvo desde el principio, a pesar de pertenecer a la Corona. El pozo de bajada se halla detrás de la fuente.
En la tapa todavía se puede leer «Viaje Antiguo de Agua».
El Viaje de Agua de la Fuente del Berro ha perdurado hasta 1977, en que hubo de ser clausurado debido a la contaminación de sus famosas aguas, siendo desviadas al Estanque de los Patos, en el interior de los jardines.
En 1983, tras reparar y limpiar la Fuente, esta fue abastecida por el Canal de Isabel II. Actualmente sigue en funcionamiento.
Texto: Mercedes Gómez
Basado en la información facilitada por : Pedro Jareño
Fotografías : Pedro Jareño
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Artículos anteriores:
Visita a los Antiguos Viajes de Agua (I).- La Alcubilla.
Visita a los Antiguos Viajes de Agua (II).- La Castellana.
Visita a los Antiguos Viajes de Agua (III).- Abroñigal Alto.
Visita a los Antiguos Viajes de Agua (IV).- Abroñigal Bajo.
Visita a los Antiguos Viajes de Agua (V).- Ramal Alto Abroñigal.
Visita a los Antiguos Viajes de Agua (VI).- Amaniel.
Visita a los Antiguos Viajes de Agua (VII).- Buen Retiro.
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Bibliografía :
I. de Bustamante, B. López-Camacho, M. Bascones.The Fuente del Berro (Madrid). Universidad Alcalá de Henares. (en inglés)
VVAA. Los viajes del agua. Revista Obras Públicas. Madrid 1999
Angela Souto. La Fuente del Berro. Ed. Doce Calles. Madrid 2001.
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