You are currently browsing the monthly archive for agosto 2010.
JARDINES DEL PASEO DEL PRADO-RECOLETOS (II)
El histórico Paseo de Recoletos es uno de los lugares más bonitos de Madrid para pasear en cualquier época del año, pero es especialmente agradable en verano, estos días calurosos en que sus frondosos árboles te protegen y dan refugio.
El Paseo de Recoletos ya existía en el siglo XVII, era un paseo con doble arbolado como se aprecia en los planos antiguos, que transcurría junto al arroyo que lo surcaba, y que había sido creado como continuación del Paseo del Prado Viejo de San Jerónimo y del Paseo de Atocha, que hoy conforman el Paseo del Prado.
Fue en el siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III, cuando esta antigua zona de huertas y conventos fue reformada y adornada con fuentes y puentecillos, y se convirtió en el principal lugar de encuentro y ocio de los madrileños, que perduraría en siglos posteriores.

A. González Velázquez. "El Paseo del Prado y el Paseo de Recoletos desde la Fuente de las Cuatro Estaciones", fin sg.XVIII.
Su nombre, Paseo del Prado de los Agustinos Recoletos, proviene del Convento que allí se hallaba, en el lugar donde luego se construyeron la Biblioteca Nacional y el Museo Arqueológico.
La mayor parte de los edificios que actualmente jalonan el paseo, palacios, viviendas, incluso alguna iglesia como la de San Pascual, fueron edificados en el siglo XIX.
En esa época, y en los comienzos del siglo XX, lo que entonces llamaban los «jardinillos» de Recoletos, eran uno de los lugares más concurridos de Madrid, sobre todo en verano, donde los madrileños paseaban y se reunían en busca de frescor y tertulia.
Hoy, como entonces, existen algunos quioscos, como el del Café Gijón o el del Restaurante El Espejo, que con su decoración mantienen el sabor y el recuerdo de aquel ambiente del pasado.
Como zona arbolada y ajardinada, el de Recoletos fue uno de los pocos paseos incluidos en el Catálogo de Parques Históricos y Jardines de Interés del Ayuntamiento de Madrid, en el Plan General de Ordenación Urbana de 1997, por su interés histórico-artístico, ya que «conserva un trazado culto, representativo de una época determinada«, lo cual le concede el nivel máximo de protección.
Como sabemos, durante el invierno pasado hubo obras de reforma. La acera frente a la Biblioteca fue pavimentada con losetas de granito, y en el lado contrario, en el paseo arbolado, el antiguo pavimento fue sustituido por asfalto. Las antiguas farolas fueron eliminadas y se instalaron “modernos” bancos de granito en lugar de los tradicionales de madera, que más que bancos parecen mazacotes, y que se están instalando parece que indiscriminadamente en diversos lugares de la ciudad, al igual que las nuevas farolas, más propias de un paseo o carretera creados en el siglo XXI, que del elegante Paseo de Recoletos.
La semana pasada, Paco, en su estupendo blog Fotopaco, comentaba que el paseo estaba siendo levantado otra vez, ¿qué estaban haciendo?, nos preguntábamos.
Ignoro el motivo de las nuevas obras, pero parece que todo ha consistido en un nuevo asfaltado, esta vez en un tono marrón en lugar del gris anterior (si alguien conoce la diferencia, o el término técnico, su información será muy bienvenida). El color, que recuerda al de la tierra, ofrece un mejor aspecto.
Lo más destacable, extraño y esperanzador de la “nueva reforma” es que los bancos de granito han sido retirados y están amontonados en un rincón del paseo mostrando un aspecto un tanto siniestro. ¿Definitivamente?. Ojalá. Aunque seguramente es más una ilusión por mi parte que una realidad y volverán a ser colocados en breve.
En el lado izquierdo, caminando hacia la Plaza de Colón, hay bancos de madera, mucho más cómodos.
Quedan las nuevas farolas, que desentonan enormemente con el entorno, ese entorno culto y representativo de épocas pasadas.
¿Qué sentido de la historia y de la estética han llevado a nuestras autoridades y/o expertos a colocar esta iluminación tan poco acorde con un entorno tan armónico?.
Que las quiten por favor.
Texto y fotografías por Mercedes Gómez
———
Otros artículos:
Jardines del Paseo del Prado-Recoletos (I).- Jardín del Palacio de Linares
Como contábamos al hablar de la Forja industrial madrileña, durante la época de esplendor de las Fundiciones en el siglo XIX, el hierro se convirtió en protagonista de la ciudad, material característico que daría una nueva imagen a Madrid. Material decorativo por excelencia, utilizado en la construcción de los elementos urbanos, rejas, bancos, farolas, quioscos,… también propició el nacimiento de una Arquitectura del Hierro.
A imitación de otros países europeos, se levantaron grandes construcciones, como el primer Viaducto -inaugurado en 1874- estaciones, mercados –todos desaparecidos excepto el de San Miguel-, invernaderos…, y pabellones para la celebración de exposiciones. En algunos edificios se utilizó para construir únicamente algunos de los elementos, como galerías, cubiertas de patios, bibliotecas, cúpulas, etc. Este es el caso del Palacio de Velázquez.
Obra del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, fue construido en el Parque del Retiro en 1883 para la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales.
El exterior muestra una gran nave central con bóveda de cañón y cuatro torreones en las esquinas, unidos por galerías. Las fachadas de fábrica de ladrillo en dos colores están decoradas con figuras escultóricas y cerámica. La armadura, la cubierta y los marcos de los huecos son de hierro, cinc y cristal.
Igual que en otras ocasiones, como poco después para la construcción del maravilloso Palacio de Cristal, Vélazquez Bosco trabajó con el ingeniero Alberto de Palacio, quien calculó toda la estructura, y con el constructor del hierro Bernardo Asins, que la montó. La preciosa azulejería de cerámica es obra de Daniel Zuloaga.
Entre todos estos grandes artistas y profesionales crearon uno de los edificios más singulares de Madrid.
Tras la inauguración la prensa alababa el hecho de que todos los materiales empleados provenían de la industria española, el ladrillo de Zaragoza, los adornos realizados en barro cocido de la madrileña casa de Santigosa y Cia., los azulejos de la Real Fábrica de la Moncloa, el mármol de varias de las casas participantes en la Exposición, las columnas de la Fundición Sanford…
A los lados del pórtico de entrada existen dos discretos bajorrelieves, a la izquierda uno dedicado a las Bellas Artes y a la derecha otro dedicado a la Minería. Este último inspiraría la magnífica obra “La Minería” realizada diez años después por Ángel García Díaz para el Ministerio de Fomento en Atocha, obra del mismo arquitecto Velázquez Bosco, que se caracterizó por reutilizar en sus construcciones modelos escultóricos de edificios anteriores, este es un ejemplo.
En el centro una escalera de delicado mármol blanco de quince metros de longitud nos conduce hasta la entrada, a continuación un pórtico con tres arcos de medio punto sobre columnas jónicas.
Sin embargo el interior de planta rectangular es prácticamente un único espacio sin divisiones, sólo las que corresponden a los cuatro torreones.
En la galería central de dieciocho metros de altura, las cubiertas y las columnas de hierro son las únicas protagonistas.
Como el cercano Palacio de Cristal construido para la Exposición de Filipinas, el Palacio de Velázquez -así llamado en honor al arquitecto- acoge las exposiciones temporales del Museo Reina Sofía. Después de cinco años cerrado para su rehabilitación, el pasado 23 de junio reabrió sus puertas. Las obras han consistido en la sustitución de la cubierta y las bóvedas, utilizando juntas de cinc como las originales. Los adornos cerámicos han sido tratados con el fin de protegerlos y evitar el deterioro que produce el paso del tiempo.
Hasta el próximo 11 de octubre podemos visitar una interesante y curiosa exposición de Antoni Miralda, y disfrutar del bello edificio, que felizmente ha perdurado hasta nuestros días.
Texto y fotografías por: Mercedes Gómez
—
Miralda. De gustibus non disputandum
Palacio de Velázquez
Parque de El Retiro
Horario de abril a septiembre:
Todos los días de 11:00 – 20:00 h
Martes cerrado
Bibliografía:
Exposición de Minería. Pabellón Central. La Ilustración Española y Americana, 8 junio 1883, nº XXI, pp. 346-347.
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
El País, 24 junio 2010
—-
Estos días de verano los periódicos y los telediarios están llenos de noticias tristes, muertes en la carretera, muertes de jóvenes durante unas vacaciones exóticas… contadas con todo lujo de detalles. Sin embargo, a veces en estos días en que una gran mayoría estamos menos atentos a lo que sucede por el mundo, desaparece alguna persona importante en el más absoluto silencio. Ignoro si se ha publicado en algún medio, pero desconocía la noticia, hasta ayer en que recibí un correo de una lectora del blog: Manuel Montero Vallejo ha muerto.
Los interesados en la Historia del Madrid Medieval le conoceréis, o habréis oído hablar de él. Era aún joven para abandonarnos, quizá se encontraba en la cincuentena, o quizá algo más, no lo se. Le llamaban, le llamábamos, el profesor Montero Vallejo. Además de Doctor en Historia, investigador, escritor, conferenciante, miembro del Instituto de Estudios Madrileños, y Académico correspondiente de Bellas Artes, esa era su profesión, don Manuel era profesor en un instituto de un sencillo barrio de Madrid.
Tuve la suerte y el placer de poder contactar con él hace unos años durante una época en la que tuve ocasión de organizar una serie de conferencias sobre la historia de Madrid. Había oído comentar que era una persona inaccesible, pero le admiraba tanto que decidí intentarlo y pedirle su participación. Desde luego la opinión de que el maestro era una persona inaccesible la pronunció alguien que no le conocía, pues nada más lejos de la realidad.
Pude hablar con él, qué nervios, me parecía mentira estar hablando con don Manuel Montero Vallejo. Se mostró dispuesto a colaborar desde el principio, por supuesto “por amor al arte”. Ante mis halagos, gastó alguna broma, con modestia y sentido del humor. Era accesible y nada presuntuoso.
La conferencia tuvo lugar, y tanto en ésta como en alguna otra charla a la que acudí a escucharle en el Museo de San Isidro, don Manuel siempre “llenaba” y generaba expectación.
Sus libros no son de fácil lectura, su objetivo no era entretener sino descubrir cómo fue ese Madrid medieval tan desconocido y sugerente, del que tan pocas huellas quedan, y contarlo de forma rigurosa, sin concesiones. Sus investigaciones han sido la base para otros muchos estudiosos, escritores o meros aficionados.
El Origen de las Calles de Madrid, su Madrid musulmán, cristiano y bajo medieval, El Madrid Medieval, sus artículos, textos de conferencias… mi biblioteca está llena de los trabajos de Manuel Montero Vallejo, algunos llenos de viejos «post-it» testigos de la cantidad de párrafos interesantes que en algún momento encontré en sus libros. Estudios posteriores, en algunos casos realizados por él mismo, han ido descubriendo nuevos puntos de vista y nuevas certezas en algunos de los aspectos que él investigó, pero toda su obra me sigue pareciendo imprescindible.
He sentido mucho su muerte, tan inesperada, por eso he querido rendirle mi modesto homenaje, y recordar que siempre tendremos sus escritos.
Gracias, profesor.
por Mercedes Gómez
Quizá recordéis que a lo largo del año hemos hablado varias veces del viejo mojón de piedra de la antigua Vía Pecuaria que pasaba/pasa por la calle de Alcalá.
Primero, su desaparición, cuando comenzaron las obras en la plaza de la Independencia. Luego su vuelta, convertido en uno nuevo, reluciente y sospechosamente simétrico, a juego con el pavimento de granito recién instalado.
Por entonces, tras las dudas que surgieron en algunos de nuestros comentarios, me dirigí al Ayuntamiento de Madrid preguntando si se trataba del hito original o de una réplica.
Hoy he recibido la respuesta procedente de la Dirección General de Infraestructuras. Me informan de que «el mojón se retiró y se ha vuelto a instalar después de un proceso de restauración por parte de los canteros del Ayuntamiento de Madrid«.
Comparando el viejo mojón con el reinstalado cuesta trabajo creer que se trata del mismo, pero así es según el Ayuntamiento.
por Mercedes Gómez
Comentarios recientes