El pasado domingo día 15 de agosto, Fiesta de la Virgen de la Paloma, un paseo por el Barrio de la Latina era obligado. Mientras esperaba que llegara la hora de mi cita decidí entrar un ratito en el Museo de San Isidro, hoy llamado de los Orígenes. Estaba completamente vacío, es una pena que este museo municipal, que contiene una parte tan importante de nuestra historia, sea bastante desconocido y no tan visitado como merecería.

Mientras continúan las obras de rehabilitación, en la primera planta han instalado una pequeña exposición temporal, los “Orígenes de Madrid”, en la que se muestra la evolución de la historia de Madrid desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna. Allí podemos contemplar algunos de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años que normalmente forman parte de la Exposición permanente.

Una de las vitrinas, en la segunda sala, protegidos por la luz tenue, muestra unos restos de cerámica, tres Vasos y un Cuenco, creados a mano hace entre 1.500 y 1.200 años a.C., lo que corresponde a la Edad del Bronce, aparecidos en 1984 en un silo excavado en el solar de la calle Angosta de los Mancebos nº 3.

Se considera que la fundación de Madrid tuvo lugar en el siglo IX por los árabes, pero estos hallazgos permiten situar los orígenes más remotos de nuestra ciudad en un primer núcleo de población, en las Vistillas, allá por los siglos XIII-XV antes de Cristo.

Me parece emocionante saber que el poblado más antiguo localizado en el casco histórico de Madrid estaba en las Vistillas.

Colina de las Vistillas. Madrid, Edad del Bronce ( en «El Patrimonio arqueológico y paleontológico en las obras de ampliación del Metro. 2003-2007»)

Como cuenta el panel explicativo, hace 3.500 años los poblados se situaban en lugares altos, con el fin de poder vigilar los cultivos y el ganado, como ocurrió en el Cerro de las Vistillas, donde nuestros antepasados construyeron un grupo de cabañas con ramas revestidas de barro.

Se hallaron cerámicas, un molino y restos de huesos de animales. Se cree que debió pertenecer a un pequeño núcleo habitado en las laderas del cerro, que vivía de la ganadería menor (ovejas, cabras y cerdos) y del pequeño cultivo, en un entorno de bosque y monte bajo, parecido a los actuales Monte del Pardo o a la Casa de Campo.

También en el interior de las cabañas, o en los alrededores, excavaban hoyos donde guardaban los cereales, base de su alimentación junto a la caza y la ganadería.

Estos recipientes, discretamente guardados tras un cristal, de pronto me parece que tienen mucha importancia, revelan la existencia de vida en un Madrid muy remoto, en el que unos hombres y mujeres prehistóricos construían sus cabañas con los elementos que tenían a mano, ramas y barro, y fabricaban objetos de cerámica utilizando la arcilla para guardar sus alimentos y cocinarlos.

Después, por la calle de los Mancebos nos dirigimos hacia las Vistillas, intentando imaginar cómo sería la vida en sus laderas en tiempos tan lejanos.

Calle de los Mancebos, llegando a la calle de Bailén

Texto y fotografías por Mercedes Gómez

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Museo de los Orígenes. Casa de San isidro

Plaza de San Andrés, 2.
De martes a viernes de 9,30 a 20 horas.
Sábados, domingos y festivos de 10 a 14 horas.
Agosto: de 9,30 a 14,30 horas.

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