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Hace unos días terminábamos nuestro paseo dedicado a los alarifes de la Villa, ante la puerta cerrada de la Casa de Álvaro de Luján, en la Plaza de la Villa, actual sede de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, tras la cual, decíamos, se encuentra la balaustrada gótica procedente del Hospital de la Latina, dos joyas únicas en Madrid.

Hoy, excepcionalmente, esta institución nos abre su puerta, nos invita a contemplar la bella escalera y a conocer todo el edificio que la alberga.

Por ello, doy mil gracias a la Real Academia, especialmente a las personas que me han atendido, por su ayuda, amabilidad y facilidades para la realización de este reportaje.

Como contábamos hace unos meses en nuestra visita a la Torre de los Lujanes, sede la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, las Casas de los Lujanes fueron construidas por orden de Álvaro de Luján, y están formadas por tres inmuebles. En el nº 2, la Casa y la Torre de los Lujanes, esta última con entrada por la calle del Codo, construidas entre los años 1460 y 1490, y la Casa de Álvaro de Luján, en la plaza de la Villa nº 3, cuyo origen se remonta a 1494.

La Torre, La Casa de los Lujanes y La Casa de Álvaro de Luján.

Por entonces aún no existía la Casa de la Villa, el Concejo se reunía en la iglesia de San Salvador, a cuyas sesiones por cierto consta que acudía muchas veces Álvaro de Lujan como representante de los Caballeros. Frente a las Casas de los Lujanes había un conjunto quizá algo abigarrado, no resulta fácil imaginarlo, la Cárcel de Villa, la Casa del Corregidor, la bodega de los cueros, la Alhóndiga del Trigo, la Carnicería, alguna vivienda… ese mismo año se construyó allí un nuevo Auditorio o «sala abierta de Justicia» donde los corregidores tenían sus audiencias para «escuchar y juzgar»… y la plaza llamada de San Salvador aún era lugar de Mercado. Casi todas las cosas importantes en la vida de la Villa ocurrían en esta Plaza que había sido ampliada y embellecida por orden de Enrique IV. Una placa en la fachada de la Casa recuerda a este monarca y sus acciones en beneficio de Madrid.

La RACMYP nació el día 30 de septiembre de 1857 tras la firma por la reina Isabel II de un Real Decreto que le encomendaba «cultivar las ciencias morales y políticas». Cumple la Academia por tanto ciento cincuenta y tres años.

Tras su paso por algunas sedes provisionales, en 1866 obtuvo la cesión de la Torre de los Lujanes, que el Estado había comprado y salvado de la piqueta.

En 1920 se instaló la Hemeroteca Municipal en la contigua Casa de Álvaro de Luján, que había sido adquirida por el Ayuntamiento, hasta 1983, en que fue trasladada al Cuartel del Conde Duque. Al quedar vacía, la vieja Casona medieval comenzó a deteriorarse, hasta que la Academia solicitó su cesión, comprometiéndose a cambio a su rehabilitación. Se consiguió la ayuda de la Fundación Caja Madrid, de forma que se llevó a cabo el proyecto bajo la dirección del arquitecto Chueca Goitia. Las obras finalizaron en el verano de 1998.

Así, la Academia pasó a ocupar los tres inmuebles de los Luján, excepto la planta baja de la Torre, ocupada por la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, que ya conocemos. Ahora, por fin, vamos a conocer la antiquísima Casa de Álvaro de Luján.

Cruzamos la bella y singular entrada mudéjar, en arco de herradura, y atravesamos el zaguán, para llegar al patio, espacio alrededor del cual se construyó el edificio a finales del siglo XV, patio que se ha mantenido desde entonces hasta nuestros días, aunque el actual es una reconstrucción.

El edificio se hallaba en muy mal estado, y la mayor parte de su interior hubo de ser rehabilitado. En una de las alas del patio se conservan algunos de los capiteles antiguos, como adorno, y muestra del pasado.

A la izquierda, frente al patio, una puerta esconde un tesoro, la escalera con la balaustrada plateresca, gótico tardío, labrada delicadamente en alabastro por el alarife maestro Hazan.

Dos de los pináculos tuvieron que ser reconstruidos, pero la mayor parte de la preciosa obra se conserva desde hace más de cuatrocientos años, ahora al cuidado de la RACMYP.

Subiendo sus peldaños accedemos al primer piso antaño ocupado por los Lujanes, actualmente se encuentran las dependencias de esta entidad.

La modernidad y comodidad necesaria para que los miembros de la Academia desempeñen su trabajo en este siglo XXI se mezcla con elementos del pasado, algunos probablemente de la época en que la institución comenzó su andadura en el siglo XIX. Como esta mesa, que se transforma en una escalera que permitía llegar a los libros situados en los estantes más altos, ahora convertida en mero elemento decorativo.

Además de un Salón de Actos más moderno, la sede posee uno clásico, presidido por el retrato de la reina Isabel II, donde se celebran los nombramientos de los nuevos académicos.

El mayor patrimonio de la RACMYP quizá sea la inmensa biblioteca que atesora más de ciento diez mil volúmenes, repartidos por toda la sede. Una buena parte se encuentra en esta impresionante Biblioteca de madera, de dos pisos, coronada por un singular techo probablemente cubierto por papel pintado.

Esta estancia se comunica con la Sala de Juntas en la que se reúnen los académicos todos los martes por la tarde, cuyas paredes se hayan igualmente cubiertas por los libros tras los cristales de las vitrinas.

Un reloj antiguo acompaña a una modernísima pantalla de televisión.

También hay modernas estanterías que conviven con los restos de las viejas vigas de madera que durante siglos sostuvieron el histórico edificio.

Huellas medievales, bibliotecas de madera y cristal que trasmiten el sabor del Madrid isabelino, y modernas instalaciones. La Historia de Madrid y la de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, unidas en la Casa de Alvaro de Luján.

Texto y fotografías por Mercedes Gómez

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Fuentes:

Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

Eulogio Varela. Casa de la Villa. Ayuntamiento de Madrid 1951.

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Real Academia de Ingeniería

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Hoy os propongo un pequeño homenaje a los primeros arquitectos y a los primeros maestros de obras madrileños, a los musulmanes, los alarifes que sin duda hicieron mucho por nuestra ciudad, aunque desgraciadamente quedan escasos recuerdos.

Los árabes fundaron Madrid en el siglo IX y aquí vivieron hasta la conquista cristiana en el siglo XI. Sí se conservan algunos restos de la poderosa Muralla defensiva que construyeron, en la Cuesta de la Vega y, aunque de momento no hayamos podido verlo, un largo lienzo hallado durante las obras del futuro Museo de Colecciones Reales. Se trata de la construcción más antigua de Madrid.

Muralla árabe siglo IX (foto 2008)

Tras la llegada de los cristianos algunos musulmanes continuaron viviendo en la que era su ciudad, y aportando su arte arquitectónico y decorativo. Fueron los mudéjares.

Aparte la muralla, ejemplo de arquitectura militar, la construcción más antigua, en este caso religiosa, es la torre mudéjar de la iglesia de San Nicolás, que conserva elementos del momento de su edificación, allá por el siglo XII.

Iglesia de San Nicolás (2010)

Aún en el siglo XV los Alarifes de Madrid eran alarifes moros, y gracias a los Libros de Acuerdos, libros de actas del ayuntamiento madrileño, conocemos algunos de sus nombres y algo de su trabajo.

Reunido el Concejo, probablemente en la iglesia de San Salvador como era habitual en aquellos tiempos medievales, el día 11 de febrero de 1480, siendo Corregidor Alonso de Heredia, nombraron a maestre Mahomed de Gormaz y a maestre Abrahán de San Salvador, vecinos de Madrid, Alarifes de la Villa, en sustitución del maestro Juan Sánchez, que estaba muy viejo y sordo, y no podía seguir desempeñando el oficio.

Abrahán obtuvo el título del oficio de alarife de la villa en sustitución de Abdalá de San Salvador, su padre.

Ambos maestros intervinieron en muchas obras, como los mataderos, las casas de la Carnicería… y a menudo repararon los puentes, la Puente Segoviana, Toledana y de Viveros. Por estas fechas consta que se comprometieron “a hazer un arco questá quebrado en la puente segoviana” .

Se refieren al primitivo Puente de Segovia de cantería, que estaba situado un poco más al sur que el actual -este construido en el siglo XVI-, y que conocemos gracias a las Vistas de Wyngaerde y de Hoefnagel.

Hoefnagel, h. 1562

Uno de esos días el Concejo acordó “librar un cahiz de trigo a los alarifes, porque andan en los puentes, e no les dieron d’almorzar nin merendar como se les da en las casas do andan e porque no vinieron a comer y estan todo el día estantes en el campo”. ¡Duro trabajo aquel!

En 2006, durante las obras de soterramiento de la M-30, aparecieron importantísimos restos de dichos puentes primitivos –sobre los que por cierto seguimos esperando noticias-, ¿quién sabe si no habrá alguna huella de estos antiguos alarifes en ellos?

El más conocido de todos quizá sea Maestre Hazan pues suyas son dos de las escasas muestras del arte gótico que perviven en Madrid.

A este maestro se atribuye la construcción del antiguo Hospital de la Concepción de Nuestra Señora, más conocido como de La Latina, que estaba en la calle de Toledo actual nº 52, derribado en los comienzos del siglo XX, aunque no hay noticias de que fuera suya la traza. Sí se le considera el autor de la antigua portada del hospital y de la bella escalera gótica que había en su interior, ambos elementos, como decíamos, conservados.

Hospital de La Latina, calle Toledo, siglo XIX.

La Puerta del Hospital de La Latina desde los años 60 del siglo XX se encuentra en la Ciudad Universitaria, junto a la Escuela de Arquitectura.

Puerta de La Latina (foto: memoriademadrid.es)

La escalera se halla en la Casa de don Álvaro de Luján, en la Plaza de la Villa, en este caso la construcción civil más antigua de Madrid, sede de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, lugar al que fue trasladada junto con los sepulcros de Beatriz Galindo La Latina y su esposo Francisco Ramírez, actualmente en el Museo de Historia.

La escalera, una joya plateresca, se encuentra tras la puerta mudéjar, en arco de herradura, otro tesoro único en Madrid, cuyo origen también se remonta a los finales del siglo XV.

Plaza de la Villa, 3

En 1493 los Alarifes de la Villa eran maestre Abrahán de San Salvador y Abrahán de Gormaz, hermano de Mahomed de Gormaz.

Y poco más sabemos acerca de estos alarifes musulmanes que desarrollaron su arte en Madrid y ejercieron una gran influencia en sus sucesores a lo largo de los siglos.

Nos quedan las valiosas obras que nos legaron.

Por Mercedes Gómez

Continuará….

Ahora sí que es verdad, la Capilla del Obispo ha abierto sus puertas.

Después del anuncio a bombo y platillo de la apertura el pasado mes de junio, y la pequeña frustración que supuso el anuncio del aplazamiento, tras una larguísima historia, el pasado día 8 de este mes de septiembre de 2010, la iglesia se abrió al culto y al público interesado en conocer este monumento único en Madrid.

Hoy he podido contemplarla durante escasos momentos gracias a la amabilidad de las hermanas a su cargo, iban a cerrar tras la misa que se acababa de celebrar. Pero he salido con la alegría de saber que podía volver mañana, o cualquier otro día, y la emoción que produce la belleza del lugar que en esa primera visión, tan deseada, te parece resplandeciente.

Como todos los que tuvimos la suerte de visitarla hace unos años en la ya famosa exposición dedicada a las fotografías de La Piedad, decía en mi primer post que recordaba haber cruzado esas rotundas puertas siempre cerradas, el acceso al pequeño claustro, después cruzar unas puertas de madera labrada… y el interior único, aunque todo en penumbra…

Ahora el templo se muestra luminoso ante nuestros ojos. El impresionante retablo plateresco, que habrá que observar una y otra vez para captar y apreciar todos los detalles que ofrece, el bellísimo cenotafio realizado en alabastro, …

Habrá tiempo de contemplar todo con tranquilidad, conocer su riqueza artística, hablar de todo lo que nos sugiera, intercambiar impresiones… ahora las puertas de la Capilla del Obispo se abren todos los días.

Qué maravilla.

por Mercedes Gómez

A lo largo de los últimos meses hemos visto desaparecer los jardincillos que la adornaban, las farolas que recordaban los orígenes de esta plaza diseñada en el siglo XIX, cuyos edificios en su mayoría fueron construidos entre los años 1877 y 1890. Hemos visto arrancar y amontonar los clásicos bancos de piedra…

Hemos visto cómo todo se iba cubriendo por esa monocorde y árida marea de granito que nos inunda, y hemos asistido a la vuelta de uno de los viejos mojones de la antigua Vía Pecuaria transformado en uno nuevo y reluciente.

13 de septiembre 2010

Por fin, en el último tramo frente a la entrada del Retiro, se han instalado nuevos postes de luz -cuesta trabajo llamarlos farolas- , y nuevos, raros e incómodos bancos. Y escasos (sólo dos).

En cuanto al mojón que estaba situado en esta zona, al contrario que su vecino al otro lado de la calle de Alcalá, éste ha sido recolocado inmediatamente, en esta ocasión sin restaurar.

13 de septiembre 2010

Alrededor de la Puerta de Alcalá las obras han terminado, al menos de momento.

En opinión de los partidarios de este tipo de plazas, ahora hay mucho más espacio para el peatón (y para las motos, parece). De eso no hay duda. Pero ¿era necesario?.

La plaza en junio 2010, aún con su cálido césped, su doble fila de bancos y sus farolas

Texto y fotos: Mercedes Gómez

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Artículos anteriores:

Una vuelta alrededor de la Puerta de Alcalá.
Una vuelta alrededor de la Puerta de Alcalá (Cont.).
El nuevo viejo mojón de piedra.

La Ermita de la Virgen del Puerto es uno de los edificios más bonitos de Madrid, otro de mis lugares preferidos, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura castiza.

Todo comenzó en 1716, cuando por encargo del Municipio, Ribera proyectó y dirigió la creación del Paseo Nuevo –actual Paseo de la Virgen del Puerto-, todo un hito urbanístico en la evolución de Madrid, que fue realizado con fines funcionales (pavimentación, subsuelo, etc) pero también estéticos y paisajistas (jardines, fuentes). El objetivo era unir La Tela -terrenos actualmente ocupados por el parque de Atenas- con el Camino del Pardo y urbanizar la gran explanada existente entre el parque del Alcázar y el Río Manzanares.

El Marqués de Vadillo, Antonio de Salcedo y Aguirre, Alcalde de Madrid, con cargo a su propio bolsillo, le encomendó incluir en el proyecto la construcción de una ermita dedicada a la Virgen del Puerto, imagen de la que era muy devoto. La ermita fue una de las primeras obras realizadas por Pedro de Ribera, comenzada ese año, quizá la primera gran obra. Y el Alcalde debió quedar muy satisfecho pues Ribera se convirtió en su arquitecto favorito y llegó a nombrarle Maestro Mayor de Obras de Madrid y de sus Fuentes y Viajes de Agua.

El edificio presenta una imaginativa y deliciosa mezcla de elementos de la arquitectura del Madrid de los Austrias, como su sencilla portada y las dos torres con sus clásicos chapiteles de pizarra, y la arquitectura barroca del siglo XVIII, sobre todo en su interior.

El 8 de septiembre de 1718 se inauguró la iglesia y dos días después se celebró una romería llevando a la Virgen en procesión desde el Colegio Imperial en la calle de Toledo hasta el nuevo templo en la que participaron las autoridades tanto religiosas como municipales.

Desde entonces ha sufrido muchos avatares, destrozos y reformas. Declarada Monumento Bien de Interés Cultural en 1945, fue posteriormente reconstruida y restaurada siguiendo las pautas de Ribera. Y allí sigue, entre el Parque de Palacio o Campo del Moro, y el Río, como si fuera una casita de cuento madrileño.

Solo la he podido visitar una vez. Parecía cerrada, pero me acerqué a la puerta, la empujé levemente, y se abrió.

No había nadie ni en el jardín, ni en el interior. Tras la puerta, el zaguán rectangular, sin luz. En el muro a la izquierda, dos lápidas, una de ellas recuerda la construcción de la ermita a cargo del arquitecto Ribera en 1718.

Y a la derecha el escudo del Marqués de Vadillo.

La espléndida reja del siglo XVIII estaba cerrada, pero permitía ver parte del templo.

El diminuto recinto es precioso. De frente, la Virgen del Puerto en el retablo mayor, dándole el pecho al Niño. Se trata de una réplica de la original del siglo XVII; el retablo también es moderno, imitación del antiguo retablo barroco.

La planta es octogonal, centralizada, prolongada en cuatro de sus lados por medias elipses, la que acoge el retablo mayor frente a la de la entrada, y dos a ambos lados, con sendas capillas.

Este fin de semana se celebran en Madrid las Fiestas de la Arganzuela, las Fiestas de la Melonera, cuyo origen se remonta a la romería que nació para celebrar la festividad de la Virgen del Puerto tras la construcción de la ermita.

La Romería de la Virgen del Puerto se convirtió en Verbena, más conocida como de “La Melonera” por la cantidad de puestos de melones y de sandías que se instalaban alrededor de la ermita.

Las mocitas madrileñas que en la primera verbena de la temporada, la de San Antonio de la Florida, le habían pedido un novio al Santo, luego, en los comienzos de septiembre, le pedían a la Virgen del Puerto que su novio fuera un buen marido. Y para que todo se cumpliera, la tradición obligaba a comprar un rico melón o una buena sandía y compartirlo con él.

Rescatada en los años 80 del pasado siglo XX, la verbena se ha convertido en una fiesta popular, la última del verano madrileño, tras las famosas San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma. Conciertos, bailes, competiciones deportivas, juegos y actividades para los niños y para mayores, en la Arganzuela, herencia del fervor de un antiguo alcalde por la Virgen del Puerto, más conocida como La Melonera, el Marqués de Vadillo, y del arte de un gran arquitecto, Pedro de Ribera.

Texto y fotografías : Mercedes Gómez

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Más información y bibliografía en monumentamadrid.

A lo largo del siglo XIX entre la nobleza y las familias adineradas se puso de moda decorar los salones de sus palacios con estilos exóticos, como el chino, turco o sobre todo el árabe. El estilo árabe fue muy utilizado durante el reinado de Isabel II, de modo que a finales del siglo raro era el palacio o palacete que por entonces no contaba con su Salón decorado a imitación de la Alhambra de Granada. En la Europa romántica del siglo XIX surgió el término «Alhambrismo”, aplicado a la literatura, la música, y por supuesto a la arquitectura y a las artes decorativas.

En Madrid la recreación del ambiente y los detalles del monumento granadino fue habitual, y no únicamente en la decoración de interiores sino que incluso se construyó algún palacio bajo su influencia, como el Palacio de Xifré, que estaba situado frente al Museo del Prado, construido por José Contreras en 1865 imitando en todos sus detalles la arquitectura árabe. Desgraciadamente fue derribado en los comienzos de la década de los 50 del siglo XX.

Recordemos el Palacio de Anglada, que reproducía el Patio de los Leones de la Alhambra. El Palacio de la Condesa de Montijo en la plaza del Ángel también tuvo su gabinete al estilo árabe, el Palacio de los Marqueses de Alcañices -donde hoy se ubica el Banco de España-, … todos desaparecidos. O casi.

He leído en algún lugar que en Madrid no se conserva ningún Salón de este estilo, y esto no es exacto. En nuestra Comunidad existe el Salón de Fumar del Palacio de Aranjuez. De estilo árabe es el Palacio de Laredo en Alcalá de Henares, hoy sede del Museo Cisneriano.

Y, aunque lamentablemente muy deteriorado, en la ciudad de Madrid pervive el Salón Árabe del Palacio del Marqués de Salamanca en la Quinta de Vista Alegre.

Quizá alguno de vosotros recuerde nuestra visita a la Quinta el verano pasado, durante la cual pudimos conocer y admirar las Huellas del Marqués de Salamanca en su palacio, el conocido como Palacio Nuevo o Palacio del Marqués de Salamanca. Durante la visita una de las estancias que más nos llamó la atención a todos fue el Salón Árabe y su estado de abandono, apuntalado para no venirse abajo.

Como vimos, además de las estancias privadas, el Palacio tenía amplios y lujosos salones dedicados a recepciones o fiestas, siendo este quizá uno de los más esplendorosos del edificio.

El Palacio Nuevo fue obra de Narciso Pascual y Colomer, aunque según algunos autores, como Pedro Navascués, el Salón pudo ser construido por el arquitecto Rafael Contreras, por entonces restaurador de la Alhambra de Granada. Según otros, por el tallista y pintor Alejandro Mattey, aunque seguramente siempre bajo la dirección de Pascual y Colomer.

Tras la muerte del Marqués y su venta al Estado, la primera reforma del Palacio para convertirlo en Asilo de Inválidos tuvo lugar en 1888. Luego, en el siglo XX albergó el Instituto de Reeducación Profesional de Inválidos del Trabajo (1922), Instituto de Reeducación Profesional (1928) e Instituto Nacional de Reeducación de Inválidos (1933).

Hasta hace pocos meses ha sido la sede del Centro de Educación Especial María Soriano, colegio que ha sido trasladado al nuevo PAU de Carabanchel, en la Avenida de la Peseta, 30.

El Salón Árabe, como el resto de dependencias del Palacio, durante un tiempo, fue utilizado como aula, como muestran estas curiosas fotografías que deben coresponder a los años 60 del pasado siglo XX.

El Salón está ubicado en la planta baja, su planta es rectangular y está dividido en dos naves por un arco decorado con yeserías al estilo mudéjar.

El artesonado es solo de apariencia mudéjar, pues al contrario que los artesonados árabes realizados completamente en madera, éste presenta una técnica especial. La decoración no consta de maderas talladas y pintadas sino de otros materiales superpuestos que imitan la decoración en dicho material. Lino, pintura y papeles pintados sobre un armazón de piezas de madera.

Las yeserías completan la decoración de los muros.

Actualmente el Palacio se encuentra cerrado y sin noticias acerca de un proyecto claro de uso.

Esperemos que el Salón Árabe del Marqués de Salamanca sea restaurado y pronto podamos contemplar uno de los escasos recuerdos de una arquitectura prácticamente desaparecida, el único en la ciudad de Madrid.

por Mercedes Gómez

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