En el post anterior, Patrimonio Recuperado, dedicado a los hallazgos arqueológicos localizados durante las obras del Intercambiador de Príncipe Pío cerca de la Puerta de San Vicente, intercambiamos varios comentarios acerca de la propia puerta, su desmontaje y su reconstrucción, y surgió una cierta e interesante controversia entre nosotros. Como prometí, ampliaré lo que yo recordaba haber leído. Es una larga historia, pero llena de detalles que creo merecen la pena.
El Ayuntamiento de Madrid, junto con Caja Madrid, que aportó gran parte del dinero necesario, publicó un libro, Reconstrucción de la Puerta de San Vicente. 1994-1995, que explica todo el proceso y nos descubre aspectos interesantísimos de esta obra.
Como sabemos, tras el derribo de la Cerca construida por Felipe IV en el siglo XVII, -que había tenido lugar en el año 1868-, la Puerta perdió su función, y con el aumento del tránsito de carruajes se fue convirtiendo en un estorbo. Se buscó una solución y al final la decisión fue desmontarla y colocarla en otro lugar, en el Paseo del Coches del Parque de Madrid, el Retiro, como muy lejos.
Por entonces, estamos en el año 1891, el Arquitecto Municipal era José López Sallaberry, quien informó de la necesidad de desmontar la Puerta de San Vicente para poder llevar a cabo la reforma de la zona. Al año siguiente comenzó el desmontaje y Sallaberry informó al Alcalde de que algunos sillares se habían partido al desmontarlos, entre otras cosas debido al mal estado de la piedra. Sallaberry opinaba que la reconstrucción de la Puerta junto a la verja “de carácter moderno” que se estaba construyendo en el Parque de Madrid, sería muy cara, y que no merecía la pena debido a su “poco mérito artístico”.
Así que el arquitecto propuso que los sillares inservibles fueran enviados a los Depósitos de la Dirección de Vías Públicas, y que los aprovechables fueran destinados a la “construcción de farolas monumentales acordadas por el Excelentísimo Ayuntamiento para la Glorieta de Cibeles”. Sentido práctico.
Al Consistorio le pareció bien y concedió la autorización por decreto para construir dichas farolas y que el resto de las piedras fueran valoradas y subastadas.
Los sillares eran de buena calidad, pues en seguida surgieron los postores. Ese mismo año la Dirección General de Fontanería y Alcantarillado solicitó “treinta o cuarenta” para el zócalo de la Casa de Máquinas de Elevación de Aguas en la Montaña de Príncipe Pío, que fueron concedidos. Otros acabaron convertidos en grava según parece, o utilizados en obras en la propia Casa de Campo. Y algunos, quizá permanecieron en los Almacenes, acaso hoy día algún sillar perdido continúe en espera de destino.
El proyecto de reconstrucción de la Puerta de San Vicente era antiguo, nació prácticamente en el mismo momento de su desmontaje, y la prensa siempre se hizo eco de ello. En 1962 el Ayuntamiento hizo una primera valoración, entonces un millón de pesetas, pero no fue hasta 1992 cuando el proyecto se puso en marcha.
Los Archivos Nacionales de París guardaban el Anteproyecto realizado por Sabatini, que, junto a otros documentos, como la maravillosa foto de Jean Laurent, permitieron acometer la reconstrucción.
El libro va explicando con todo lujo de detalles el proceso del estudio técnico requerido para emprender la obra. Parece mentira la infinidad de relaciones geométricas que conforman el monumento, ejes simétricos, medidas perfectas, arcos, ángulos… fue necesario un detallado análisis, piedra a piedra.
La medida de todas las piezas debería ser múltiplo o submúltiplo de 281 mm., lo que mide un pie castellano, si no, no encajarían.
Los materiales empleados fueron los mismos que los exigidos por Sabatini en el Pliego de Condiciones publicado en 1769, la “piedra de espléndida dureza”, que en este caso fue traída desde Quintana de la Serena, en Badajoz. Granito del denominado “Gris Quintana”, de color gris claro, transportado a Madrid en grandes piezas, alguna de ellas pesaba más de doce toneladas.
Fueron seiscientas veinte piezas de granito, más treinta y cinco de piedra caliza para las estatuas, caliza “traída en bruto y a estilo de cantera de Colmenar de Oreja”, también siguiendo las especificaciones que en el siglo XVIII diera el arquitecto italiano.
La primera piedra de la nueva Puerta fue colocada el 15 de septiembre de 1994. Entonces comenzó el trabajo de los canteros municipales, a quienes quiero rendir un pequeño homenaje.
Siempre he oído o leído esa frase, “… realizado por los canteros municipales…”, sin nombres ni apellidos, como quitando importancia. Además, las nuevas técnicas y mejoras constructivas, los nuevos materiales, han ocasionado que los Canteros, antiguo y duro oficio, sean menos necesarios y quizá estén en peligro de extinción. El Taller de Cantería del Ayuntamiento de Madrid fue creado hace más de cien años, y parece una buena noticia que sigan creando obras, no todas de tanta envergadura como la Puerta de San Vicente, pero sí de gran importancia para la ciudad, como son algunas fuentes, bancos, y otros elementos urbanos.
Para la reconstrucción de la Puerta de San Vicente, volvieron a ser utilizados instrumentos que hoy día ya están olvidados pues las obras modernas no los necesitan, pero que nuestros canteros aún saben manejar, reglas de madera, escuadras, martillos…
Ciertamente no es la Puerta de Sabatini, tiene apenas dieciséis años de edad, pero se construyó a su imagen y semejanza, con la intención de cumplir un sueño al parecer acariciado durante mucho tiempo.
No es la Puerta de Sabatini, no tiene su “alma”, como dicen los propios autores del libro, pero quizá esta sigue vagando por algunos lugares de Madrid…
¿quizá por la glorieta de Cibeles?
Por : Mercedes Gómez
30 comentarios
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9 enero 2011 a 22:21
cecilia
ME gusta esa última propuesta que haces: al cruzar la glorieta por esa acera que aparece en tu retrato suelo mirar hacia el paseo, que siempre es hermoso, en toda época del año. A partir de ahora miraré con más atención y buscaré en esas piedras algún rastro del alma de Sabatini. Me gusta pensar que esas piedras han visto discurrir la vida madrileña durante casi siglo y medio.
¡Si las piedras hablaran!
9 enero 2011 a 22:40
EMILIO
Como Salaberri era el ayudante de mi bisabuelo,Francisco Andres Octavio;decano de los arquitectos de madrid,espero que el no tuviera nada que ver con esta barbaridad
9 enero 2011 a 22:47
artedemadrid
Ay, sí, Cecilia, si las piedras pudieran contarnos su historia…
Hice esa foto ayer, la lluvia amenazaba, pero todo estaba precioso, sobre todo el Paseo, al que también hice fotos desde allí, pensando con miedo que a lo mejor pronto cambia esa vista, ese comienzo del Paseo del Prado, con esas piedras que ¡si hablaran!.
9 enero 2011 a 23:00
artedemadrid
Hola Emilio,
el nombre de tu bisabuelo no aparece en esta historia, felizmente, al menos yo no he leido nada.
¿Salaberry fue su ayudante en el Ayuntamiento, o fuera de él?
gracias!
Mercedes
9 enero 2011 a 23:29
Bélok
Fantástico, como siempre Mercedes. Me ha encantado el post.
«La medida de todas las piezas debería ser múltiplo o submúltiplo de 281 mm., lo que mide un pie castellano, si no, no encajarían.»
Esta frase resume todo, esta frase resume lo difícil que tuvo que ser hacer la réplica de la puerta, respetando hasta el más mínimo detalle. Fíjate, a partir de ahora tendré mucho más respeto por esa puerta a la que no tenía gran cariño. Mi homenaje también para todos esos canteros del Ayuntamiento de Madrid y por supuesto que también mi regañina a Sallaberry… «eso no se toca, eso no se hace…»
Uno de mis sueños sería que volvieran a estar TODAS las puertas que tuvo Madrid. Imaginas Mercedes?. La de la Vega, la Cerrada, la de Segovia, la de Guadalajara, la de Moros, la del Pozo de las Nieves, etc, etc.. que maravilla.
9 enero 2011 a 23:50
artedemadrid
¡Hola Bélok, muchas gracias!
Tampoco es mi monumento preferido, pero a veces el conocer la historia de las cosas o las personas nos hace cambiar y mirarlas de otra forma ¿verdad?
Lo de los 281 mm también me llegó al alma.
Bélok, sigo esperando tu post, aunque ahora mires la puerta con más respeto… a esta historia le falta tu visión y tus magníficas fotos… falta el presente.
un beso
10 enero 2011 a 09:20
anapedraza
¡Encantador, como siempre!
Guste o no guste el monumento, creo que el ayuntamiento de Madrid acertó; y desde que la «nueva» está ahí, esa zona ha ganado muchísimo en belleza.
¡Un beso!
Miguel
10 enero 2011 a 09:48
Paco
Al menos se ha reciclado en su mayor parte. 🙂 Dentro de 90 años, en el siglo XXII a la gente ya no le parecerá tan nueva y dirán aquello de «fue reconstruída en el siglo XX» 😉 y como además estará en pleno centro, tendrá el aprecio que se merece.
Gracias por ampliar la información sobre el tema.
Hoy sí comienza el año. Besos
10 enero 2011 a 14:27
elena asins
mercedes, ¿cómo estás? yo con una gripe muy maligna. llevo mes y medio arrastrándola. pero por lo que yo escribo no es para contar desdichas, sino para felicitarte, como siempre, por tu magnífico artículo, tan preciso, tan matemático, tan lógico. la puerta está bien, lo que afea es la degradación del barrio.
tu artículo lo redime. un viva por los canteros
elena asins
10 enero 2011 a 18:31
J. J. Guerra Esetena
Hola Mercedes:
¡Qué historia tan interesante! No sabía nada de lo que cuentas (muchas gracias). No podía imaginar que algunos de los sillares de la Puerta de San Vicente anduviesen por la zona de Cibeles.
¡Cuántos materiales fueron reciclados con las grandes reformas urbanas del siglo XIX!. Por ejemplo, si uno pasea por el Campo del Moro, está pisando los restos de la primitiva Puerta del Sol, pues allí fueron llevados los escombros de los edificios que había en esta plaza antes de que fuera reformada. ¡Cuántos suelos pisaremos y cuántas piedras veremos que tengan detrás una larga historia que contar!
Muchas felicidades, Mercedes!! Un abrazo, Jesús
10 enero 2011 a 18:32
J. J. Guerra Esetena
Por cierto, como Bélok, me sumo al club de los que hacen propósito de enmienda con respecto a la Puerta de San Vicente, para empezar a verla con otros ojos.
10 enero 2011 a 20:42
artedemadrid
Gracias Miguel,
No es una zona que yo haya frecuentado mucho nunca, y eso que hace unos años trabajé un tiempo en el Paseo de la Florida… aunque no recuerdo mucho la glorieta, fíjate.
Pero también creo que ahora la zona está bonita.
Besos
Mercedes
10 enero 2011 a 20:45
artedemadrid
Hola Paco,
gracias a tí, tienes toda la razón 🙂 dentro de un siglo será una más en la lista.
Ya lo creo que hoy ha empezado el año de verdad, ha sido un lunes tremendo 😦
Un beso
10 enero 2011 a 20:51
artedemadrid
Hola Elena,
vaya, siento que sigas con la gripe, espero que te recuperes pronto.
Te agradezco mucho tu comentario. Te iba a escribir para contarte algo, pero creo que es una buena noticia para todos:
ayer, en el telediario de TVE, hablaban de las buenas exposiciones que nos traerá el 2011 en los grandes museos, y salió hablando, no recuerdo el nombre, la responsable de expos en el Reina Sofía, y como buena noticia, mencionó ¡la exposición dedicada a Elena Asins!
Esta primavera espero que todos vayamos a conocer tu obra, ¡enhorabuena! Y cuídate!
Mercedes
10 enero 2011 a 20:56
artedemadrid
Hola Jesús,
al menos eso es lo que acordaron por aquellas fechas según los documentos…
¿Así que en el Campo del Moro están los restos de la Puerta del Sol? desde luego, ¡cuántas historias desconocidas!
La Puerta no te va a gustar más, y no pasa nada, para gustos los colores, pero sí que, como dice Bélok, la mirarás con otros ojos.
¡muchas gracias!
un abrazo
Mercedes
10 enero 2011 a 23:59
jose casado
Mercedes, y ahora que digo yo. Me he quedado «a cuadros». Ya habiamos comentado que de tan nueva desentonaba, pero lo que ahora nos has contado hace que la vea de otra manera, y lo de que mantiene el alma de la que construyó Sabatini hace que cuando haga el post de este, la incluya.
Tambien me ha gustado lo del «pie castellano», los pies de otros sitios tienen la misma medida?
En serio, muchas gracias y enhorabuena
11 enero 2011 a 00:51
ROMO XIII
Muchas felicidades Mercedes.
Siento ser repetitivo pero…»Informe completo, informe Mercedes».
Informe de referencia para todo el que quiera conocer, ¡de verdad!, la historia, avatares y vicisitudes de la Puerta de San Vicente.
A partir de hoy me comprometo a ser más benévolo con la puerta que en tu anterior post llamé «de decorado». A veces las críticas sin conocimiento nos las tenemos que tragar.
Fotografía de Laurent preciosa, labor de los canteros inapreciable, y de tí ¿qué voy a decir?, pues que sigas enseñándonos los intríngulis de la historia de Madrid.
Un beso.
11 enero 2011 a 09:50
Maria Rosa
Hola Mercedes, una vez mas un trabajo estupendo, pues además de recuperar la historia eres muy positiva en tus comentarios y eso es muy valioso… Estoy recopilando unos datos que tenía sobre la zona y que creo ampliarán un poco su conocimiento, en cuanto pueda «los cuelgo». Besos
11 enero 2011 a 23:13
artedemadrid
Hola José, ¡es que es muy nueva! en eso estamos todos de acuerdo 🙂
y tienes que decir lo que te parezca, faltaría más, mi intención no era dejar a cuadros a nadie 😦
Esta puerta no la construyó Sabatini, pero intentaron hacerla siguiendo sus instrucciones, y os lo quería contar. ¿Vas a hacer un post sobre él? qué bien, me alegro un montón.
Gracias de verdad, José,
un abrazo
Manuel, te agradezco mucho tu comentario, pero si a varios de vosotros, personas de opinión valiosa para mí, la puerta os parece de decorado, pues será por algo. Te digo lo que a José, de veras que no quería enmendar la plana a nadie, es que creí bueno contaros la historia…
un beso
Hola María Rosa, muchas gracias,
estupendo que amplíes los datos, eso me gusta 🙂
un beso
Mercedes
9 junio 2011 a 10:47
Alfonso Calle
¡La puerta es la de Sabatini! El no la construyó, por supuesto. Tampoco construyó la derribada, eso lo hacen los canteros y demás oficiales. La puesta es la de Sabatini porque es la de su proyecto, se construyó escrupulosamente de acuerdo con su proyecto, por tanto es la suya. El pabellón de Mies Vander Rohe para la Exposición Internacional de Barcelona, fue proyectado (no construido) por Mies y posteriormente derribado. Si se vuelve a construir otra vez con su proyecto ¿Será de nuevo el Pabellón de Mies? ¿O es que será de otro?
9 junio 2011 a 20:20
Mercedes
Hombre, cuado decimos que un arquitecto «construyó» algo queremos decir que lo proyectó y lo dirigió, no que lo construyera con sus manos…
Esta puerta, por lo que he leído e intentado explicar modestamente, está construída intentando seguir las instrucciones de Sabatini (que ya no podía dirigirlas) en la medida de lo posible y con un trabajo muy importante de los arquitectos, aquí defendido, y llevado a cabo por los canteros. Por tanto creo que es la Puerta de Sabatini, reconstruida, lo más fielmente posible.
Si ocurriera con el pabellón de Mies van der Rohe, o con cualquier otra construcción desaparecida, pues ya opinaría, no se si se puede generalizar en esto de las reconstrucciones.
Muchas gracias por su comentario y aclaración.
17 junio 2011 a 12:18
Alfonso Calle
Mercedes: No sé si te he ofendido con mi comantario, pero te aseguro que que no hay, en absoluto, ninguna intención de hacerlo. Tu trabajo me parece muy bueno, escrito desde fuera de pasiones y clichés tan abundantes hoy en día… y siempre. Dicho esto, solo quiero manifestar mis desacuerdos con algunas afirmaciones y algunos de los comentarios, y todo sea con el afán constructivo de aportar pequeñas puntualizaciones.
La Puerta se hizo con un proyecto de Sabatini. proyecto de «pro» y «yectare», algo así como lanzar o lanzarse hacia adelante, y en el caso de la arquitectura, desde la nada, el arquitecto concibe un objeto edificable, y ese objeto, aunque esté sin hacer, ya existe, al menos virtualmente. Cuando se construye, la obligación, incluso legal, es ser fiel al sueño del arquitecto, al proyecto. El resultado es la obra de ese sueño y su dueño el arquitecto que lo soñó. Si luego está más viejo o más nuevo, un poco más claro o más oscuro, no son sino meros matices que no desdicen la autoría del proyecto, a todas luces reconocible. En el caso de la Puerta de San Vicente, dudo que se pueda hablar de «proyecto de la puerta» puesto que el proyecto ya existía y era de Sabatini, no del autor que hizo los dibujos para la reconstrucción, que fui yo, y no considero, en absoluto, que la puerta sea mía porque no la parí, entendiendo que lo justo es reconocer el embarazo y el parto a su veradero autor. D. Francisco Sabatini.
Por otro lado, al final de tu escrito comentas: «No es la puerta de Sabatini, no tiene su alma, como dicen los autores del libro». Mercedes, no interpretas bien lo que quiere decir el párrafo del libro: «Será inutil el intento de devolverle el alma pues nunca ya será aquello que fue pero será su símbolo». El autor se refiere a que ya nunca será una «puerta» tal cual fue la primitiva, porque ni se pasa através de ella, ni se cobran tasas a su paso. Ha pasado a ser una escultura. El «ser» de aquella, era su función como obstáculo flexible al paso de personas y carruajes. Tenía mucho que ver con el control de entradas a Madrid, con las depuración de paso de los antiguos «vagos y malentas». Hoy ya no es posible, ya no es una puerta, es un monumento. En el final del libro se habla poniendo como ejemplo un botijo vacío y otro lleno de este concepto. Eso es lo que dice «el autor» del libro y lo sé porque lo escribí yo.
Aparte de todo lo anterior, que te lo digo desde el repeto y, porqué no decirlo, tambien desde el afecto al comprobar lo muy bueno y ecuánime de tu trabajo.
Un saludo cordial.
18 junio 2011 a 22:38
Mercedes
Estimado Alfonso,
lo primero, sinceramente, muchas gracias por tus aclaraciones, tu comentario no me ofendió, ¿por qué?, solo contesté a lo que planteabas, que, también con todo mi respeto, me parecía una obviedad.
No querría insistir en el tema de “de quién es la Puerta” actual, está clara mi opinión, y la tuya, por supuesto que el proyecto original es de Sabatini, el fue quien lo soñó (muy bonita esta explicación), pero aún a riesgo de parecer simplista, no es la misma puerta, es “otra” puerta, construida en otro tiempo, según los dibujos recreados por otro arquitecto (tu). Me parece muy modesta y loable tu postura.
Quería decirte también (sobre todo de cara a los demás posibles lectores) que si no te cité como autor del libro es porque no figuras como tal en exclusividad, me alegra saber que es tuyo el espléndido texto y los dibujos que han permitido recrear la Puerta de Sabatini.
Y gracias por tus elogios, aunque solo pretendo contar las cosas que me gustan (a veces las que no) de Madrid. En este caso el artículo nació pura y simplemente para hablar del valor de esta nueva Puerta de San Vicente, para mí injustamente tratada.
un abrazo
23 junio 2011 a 19:22
Alfonso Calle
Un abrazo Mercedes y sigue con lo que haces que es muy puro.
23 junio 2011 a 22:20
Mercedes
Gracias Alfonso, estás en tu casa, espero volver a verte.
1 julio 2012 a 15:07
Álvaro Bonet
Desde luego, entiendo que las dudas acerca de la participación de Sabatini en el proyecto bien se puede deber a que en la época se tenían muchos colaboradores y a veces obras menores se delegaban en ellos, y es difícil saber hasta dónde interviene la mano del autor.
Por otro lado la reconstrucción de la puerta de San Vicente se dispuso al revés de como estuvo la original. Con la fachada exterior hacia la ciudad. ¿Por qué? ¿Por qué nadie menciona este hecho nunca?
Es estupendo que se decidiera su reconstrucción, pero hacerla al revés supone un error de lectura; aunque no sea más que una escultura monumental, la fachada exterior era más trabajada, porque era la imagen de la ciudad. Su fachada se ofrecía a la vez que la del palacio para el recién llegado.
2 julio 2012 a 20:20
Mercedes
Buenas tardes, Álvaro, gracias por tu comentario.
Respecto a lo de que la Puerta reconstruida se dispuso al revés que la original es verdad que en este artículo no lo menciono, «mi» historia ha ido por otros derroteros, aunque sí sea un detalle importante.
Pero no creo que sea cierto que nadie lo mencione nunca… yo conocía el dato, y en el magnífico libro que hemos estado tratando y comentando aquí sí que se explica el hecho, la Puerta perdió su función, y, acertados o no, se buscó la que se creyó mejor ubicación y vista para los madrileños, tal como es la ciudad y la glorieta actualmente.
Saludos.
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