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La muralla construida por los cristianos en el siglo XII es, junto con la muralla árabe del siglo IX, uno de los monumentos madrileños más antiguos e importantes, siendo sus restos catalogados de interés Histórico-Artístico, por lo cual estamos obligados a protegerlos.
Su recorrido se conoce bastante bien gracias a los varios lienzos conservados, por lo que en algunos tramos, aunque no se haya constatado su presencia, los investigadores han podido establecer el posible camino que seguía.
Restos conservados y bien restaurados, otros en mal estado, como los de la calle del Almendro, y otros perdidos por motivos urbanísticos o inmobiliarios, pero constatados. Incluso puede que existan restos en alguna parte, localizados, pero desconocidos para la mayoría de nosotros, quién sabe.
Y seguramente existen restos aún desconocidos, tras algunas paredes o entre los cimientos de algunas viviendas, o en el rico subsuelo, que como sabemos esconde muchos tesoros aún por descubrir.
Hoy Pedro -a quien ya conocéis por la serie de Los Viajes de Agua- y yo, queremos mostraros algo que a ambos nos parece muy emocionante.
Podemos equivocarnos, pero creemos que podría tratarse de un lienzo de muralla cristiana.
No vamos a especificar el lugar exacto en el que se encuentra, al menos de momento, para evitar que personas no profesionales y con ganas de aventura se disfracen de trabajadores del subsuelo y se adentren donde no deben, pero sí os contaremos que este muro está situado muy cerca de uno de los lienzos conservados pertenecientes a la muralla cristiana, sigue su misma dirección y está situado en un lugar por donde se supone transcurría la muralla.
El trozo visible, intramuros, mide aproximadamente unos 2 metros de largo por 1,70 m. de alto, aunque, en caso hipotético de prolongar la excavación que desconocemos en qué momento habrá tenido lugar, podría aparecer la continuación del lienzo.
Esperamos conseguir más información y contarla. Por supuesto cualquier opinión o aportación será bienvenida.
Por : Pedro Jareño y Mercedes Gómez
Localización y fotografías : Pedro Jareño
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Artículos anteriores:
La Muralla Cristiana.
La Muralla Cristiana en el Palacio de Villafranca. Calle de Don Pedro nº 10.
JARDINES DEL PASEO DEL PRADO-RECOLETOS (III)
Retomamos los recorridos por los jardines históricos madrileños que perviven en algunas zonas de la ciudad. Ya tuvimos ocasión de pasear por algunos rincones de la Castellana, por el Paseo de Recoletos y nos adentramos en el Jardín del Palacio de Linares. Justo enfrente, en la otra esquina del Paseo con la calle de Alcalá, se encuentra el Palacio de Buenavista rodeado de un bello jardín de Interés Histórico-Artístico.
Situado entre las calles de Alcalá, Barquillo, Prim y el Paseo de Recoletos, parece una pequeña ciudad, con sus distintos edificios, calles y jardines.
La historia del lugar es muy antigua, allí vivieron ilustres personajes y sucedieron hechos notables durante siglos. Ya en el siglo XVI existía una casa-palacio en la colina conocida como Altillo de Buenavista, rodeada de huertas, a la salida del Camino de Alcalá. Eran las afueras de la Villa cuando Felipe II la eligió como capital, y el entonces propietario, el Cardenal Quiroga, se la cedió como casa de campo y lugar de descanso próximo al Alcázar.
Recordemos que en aquellos tiempos los límites de Madrid por el este se hallaban en la Puerta del Sol, una de las puertas de la Cerca que el propio Felipe II mandó levantar.
Los terrenos situados junto a la Casa, en el siglo XVII se convirtieron en la Huerta del Regidor Juan Fernández, entonces zona pública, de paseo y acaso devaneos, hasta el punto que Tirso de Molina escribió una obra titulada La Huerta de Juan Fernández, en gran parte escenario de la trama de esta comedia de enredo.
En 1769 don Fernando de Silva Álvarez de Toledo, Duque de Alba, adquirió estas casas llamadas de Buenavista y fue su nieta, la Duquesa de Alba, la famosa María Teresa Cayetana, quien inició la construcción de un gran palacio, junto a su esposo, José Álvarez de Toledo con quien antes de trasladarse aquí vivió en su Palacio de la calle de Don Pedro, que ya visitamos.
Pero del Palacio de Buenavista, actual sede del Cuartel General del Ejército, que posee maravillosos salones y obras de arte, quizá hablemos otro día, hoy recordemos la historia del jardín.
En época de José Bonaparte, se construyó la escalera que va desde el Palacio hasta la calle de Alcalá. La posesión, que había ido aumentando su extensión con las casas cercanas, estaba cercada por un muro.
Posteriormente se creó un jardín geométrico, al estilo francés.
Fue después de 1870 cuando se construyeron edificios accesorios, se instaló la bonita verja de hierro y el jardín se transformó al estilo paisajista.
En 1882 fue noticia la instalación de luz eléctrica que por la noche embellecía la vista del palacio y del jardín.

La Ilustración Española y Americana 1882 (en http://www.bne.es)
Constaba de varios parterres de formas curvas organizados alrededor de la gran escalinata, que siguen existiendo. En el paseo central, mirando hacia la calle de Alcalá, se instaló una escultura dedicada al Valor.
En la terraza superior, a cada lado, una encantadora fuente de piedra.
Árboles de varias especies, castaños de indias, cedros, magnolios… rodeados de césped y setos adornan el precioso jardín romántico. Leo que entre ellos hay dos árboles singulares, un Ginkgo o árbol de los cuarenta escudos, que mide más de 30 metros de altura, el más grande y más viejo de Madrid de esta especie procedente de China, con alrededor de 120 años de edad. El otro es una Casuarina, rara en Madrid, que con sus más de 20 metros es un ejemplar único.
Es bonito observar cómo, después de más de ciento cuarenta años, se conserva el trazado del jardín, por eso su valor no es únicamente histórico sino también artístico.
Ahora por la calle de Alcalá circulan coches en lugar de carruajes.
Pero el antiguo Altillo de Buenavista ahí continúa, el palacio casi oculto tras los hermosos árboles.
El jardín normalmente está cerrado al público, únicamente se abre en ocasiones especiales (Noche en Blanco, Semana de la Arquitectura…), al menos de momento.
En los comienzos de este mes de febrero de 2011, el Alcalde de Madrid presentó el Proyecto Madrid Centro, en el cual se proponen una serie de intervenciones y planes para Madrid, de futuro incierto. Uno de ellos consiste en abrir al público estos jardines del palacio de Buenavista. Volver a abrir al público, como en el siglo XVII, ¿será posible?.
Nunca se sabe. Como dice un personaje en la obra de Tirso, en aquella Huerta de Juan Fernández, hoy Jardín del Palacio de Buenavista,
… que aunque es confusión Madrid,
tiene mucha claridad su cielo, …
Texto y fotografías: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Alfonso De Carlos. El Palacio de Buenavista. Revista Villa de Madrid nº 52. Madrid 1976.
Rafael Moro. Árboles de Madrid. La Librería 2007.
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Otros artículos:
Paseo de la Castellana I.- Jardín del Museo de Ciencias Naturales.
Paseo de la Castellana II.- El Barrio de Indo.
Paseo de la Castellana III.- El Jardín del Hotel Villa Magna.
Paseo del Prado-Recoletos I.- El Jardín del Palacio de Linares.
Paseo del Prado-Recoletos II.- Paseo de Recoletos.
Continuando con nuestras visitas a las Reales Academias, hoy tengo el placer de invitaros a conocer la Real Academia Nacional de Medicina, muy importante sin duda, ya que vela por una de las ciencias que más influyen en nuestra calidad de vida.
Agradezco a la institución y sobre todo a Almudena Ramírez, de la Fundación Real Academia de Medicina, su amabilidad y el entusiasmo con que me guió, explicó la historia y me dio a conocer los detalles del precioso edificio que les aloja.
Fue una mañana enriquecedora, resumida en este reportaje que espero os guste y os anime a visitar esta acogedora sede.
Mercedes
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Los orígenes de la Real Academia de Medicina se remontan al siglo XVIII, cuando, al igual que ocurrió en el ámbito de otras disciplinas, surgió una tertulia de médicos y farmacéuticos, que se reunían en la rebotica de José Ortega, en la calle de la Montera nº 10.
En 1733 esta tertulia se transformó en una agrupación profesional, la Tertulia Médica Matritense, que al año siguiente a su vez se convirtió en Academia por Real Decreto de Felipe V, con el objetivo de “fomentar el progreso de la medicina española, publicar su historia bibliográfica, formar la geografía médica del país y un diccionario tecnológico de la Medicina”.
Las reuniones continuaban en la farmacia de José Ortega. En el Archivo Municipal se conserva un plano de esta Casa firmado por el arquitecto Diego de Villanueva.
A finales del siglo, hacia 1790, se trasladaron a la calle del Tesoro, hasta 1809, en que un incendio obligó a su demolición, y a buscar otra sede. Comenzó entonces un largo peregrinaje en busca de una casa adecuada.
Tras numerosos avatares, paralelos a los de la propia historia de España, en 1861, durante el reinado de Isabel II, la institución pasó a llamarse Real Academia Nacional de Medicina.
Hubo varios domicilios nuevos y consiguientes traslados. San Bernardo, calle de Santiago, Convento de San Martín, la Facultad de Medicina, la calle de Cedaceros, la calle de la Greda en 1885… siempre con el sueño de lograr algún día una sede definitiva.
En 1892 se decidió buscar un local amplio y se alquiló el piso bajo de la casa-palacio de los condes de Oñate, en la calle Mayor nº 6, y allí vivieron hasta 1912 en que fue derribada. Entonces alquilaron un “cuarto principal” del palacio de Pinohermoso, en la calle de don Pedro.
Tantos cambios y domicilios provisionales ocasionaban muchas molestias, pérdidas de actas… la Real Academia de Medicina no lograría su Casa propia hasta los comienzos del siglo XX cuando, por real decreto, se aprobó la construcción del edificio actual, en la calle de Arrieta, antes llamada de la Biblioteca por encontrarse allí la Biblioteca Nacional. El solar fue cedido por el Estado.
Por fin, la primera piedra fue colocada en el mes de febrero de 1911, hace ahora 100 años, finalizando las obras en 1914. Su arquitecto fue Luis María Cabello Lapiedra.
El edificio presenta una fachada de estilo neoclásico construida en piedra caliza, con dos atlantes o figuras masculinas a modo de columnas que sujetan el balcón principal y flanquean la entrada.
El edificio, en el actual nº 12 de la calle, consta de 3 pisos más sótano. Nos disponemos a visitar la planta baja y primera, donde se encuentran las estancias más nobles y de mayor valor artístico. Tras cruzar la puerta, mientras aguardo breves instantes en el lujoso vestíbulo, me sorprende gratamente la presencia de un gran Plano de Pedro Texeira en una de las paredes.
Como en otras Reales Academias, las lámparas proceden de la Real Fábrica de Cristales de La Granja y algunas de sus alfombras de la Real Fábrica de Tapices.
Desde el vestíbulo ya se vislumbra el Patio de Honor, y las vidrieras del techo.
Tras el Patio se encuentra la puerta de entrada a una de las joyas de esta Real Academia, el Salón de Actos, delicioso, construido con detalles modernistas, también cubierto por vidrieras y presidido, como es de rigor, por un retrato del rey Felipe V.
A los lados se encuentran los cincuenta sillones de los académicos, cada uno representa una especialidad médica.
De aquí pasamos al Salón Amarillo, en realidad antesala del Salón de Actos destinada a los señores académicos, decorada con preciosos muebles y retratos de notables médicos, como el de Celestino Mutis. También se encuentra en este salón un busto de don Santiago Ramón y Cajal, obra del escultor Victorio Macho.
En el Salón Azul, llaman la atención sobre todo dos cosas: el suelo primitivo de azulejos, descubierto bajo una moqueta azul (de ahí el nombre de la estancia los últimos tiempos), y una pintura, óleo sobre lienzo, cedido por el Museo del Prado, titulada Centro de Vacunación, obra del pintor sevillano Manuel González Santos.
También poseen un cuadro realizado por Joaquín Sorolla, retrato del académico Amalio Jimeno, actualmente en restauración.
Subimos a la primera planta, en la que se encuentra el Salón de Gobierno donde los académicos tienen su lugar de trabajo.
Y la Biblioteca, una de las más bonitas que he tenido ocasión de conocer, realizada en hierro -como la ya visitada del Casino de Madrid en la calle de Alcalá-.
La Academia también posee una espléndida colección de relojes.
En una dependencia cercana a la sala de consulta se encuentran los tesoros bibliográficos, los libros más antiguos que encierran toda la sabiduría de los médicos desde el siglo XVI.
Y finalmente, otra sala alberga la biblioteca legada por un antiguo académico, el Doctor Cabello, junto con algunas de sus pertenencias.
Entre otros proyectos, actualmente en la Real Academia se dedican a la edición del Diccionario de Términos Médicos, a la informatización de sus fondos bibliográficos, etc.
La Real Academia Nacional de Medicina ofrece un viaje por la Historia de la Medicina, pero también por la Historia de España, en sus sillones se han sentado todos los médicos ilustres que ha dado nuestro país, don Gregorio Marañón, don Santiago Ramón y Cajal…
En la actualidad se celebran Sesiones Científicas públicas todos los martes, abiertas por tanto a todas aquellas personas interesadas, en las que los Académicos exponen temas de interés médico y científico, en un marco tan hermoso como es el Salón de Actos.
El Patio de Honor actualmente acoge una exposición muy interesante incluso para profanos en la materia, La Lente que cambió el mundo, dedicada a la historia del telescopio, microscopio e instrumentos “que ampliaron de modo insospechado el horizonte de nuestro universo”. Se puede visitar hasta el 1 de marzo, la entrada es libre. En la web de la Academia se puede descargar el Folleto.
La Academia también organiza visitas guiadas, sin fecha fija, dependiendo de las solicitudes. Os aseguro que merece la pena.
Texto y fotografías por : Mercedes Gómez
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Real Academia Nacional de Medicina
Calle Arrieta, 12.
Teléfono: 91 547 03 18.
Bibliografia:
V. MATILLA. Historia de la Real Academia Nacional de Medicina. Madrid 1984.
Otras Reales Academias:
Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Real Academia de Farmacia.
Real Academia de Ingeniería.
Entre los próximos días 16 y 20 de febrero, Madrid se convierte en un gran escenario para el arte contemporáneo.
A la par que ARCO, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo más importante que se celebra en Madrid desde hace 30 años, hay otras ferias, muy sugerentes, que invitan a dedicar unos días al arte y disfrutar.
Como aperitivo, y hasta el día 27, ya se puede visitar la feria FLECHA, en el Centro Comercial Arturo Soria Plaza.
Art Madrid 2011, celebra su 6ª edición del 16 al 20 de febrero, en el pabellón de Cristal de la Casa de Campo.
En el centro de Madrid, en un bonito edificio de la calle Velázquez 29, tendremos ocasión de visitar JUSTMAD 2, del 17 al 20, segunda edición de la feria dedicada al arte contemporáneo emergente y al diseño más experimental.
Por su parte, la Feria DEARTE Contemporáneo cumple diez años y cambia su nombre por el de Madrid DEARTE, Feria de Arte Contemporáneo que se mostrará como en años anteriores, en el Palacio de Congresos del Paseo de la Castellana de Madrid, del 18 al 20 de febrero de 2011.
Esta feria nos trae además una buenísima noticia. El día de su inauguración, don Javier Rojo, presidente del Senado, entregará dos premios honoríficos a dos artistas que además contarán con un stand en la feria. A Toni Font, el premio Un Futuro DEARTE, joven representante de las corrientes artísticas más actuales.
Y a Elena Asins, el premio Una Vida DEARTE, por su larga trayectoria en la vanguardia.
Como algunos de vosotros recordaréis, Elena es hija, nieta y bisnieta de grandes artistas, los Asins, de los que hemos hablado en este blog ya varias veces, y la conocéis porque tenemos la suerte de contar de vez en cuando con ella en esta tertulia.
Elena Asins es una artista conceptual, escultora, conferenciante, escritora… que goza de un gran prestigio nacional e internacional.
Fue, junto a una serie de artistas en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, grupo al que llegó en 1970 gracias a su amigo Eusebio Sempere, pionera en el uso del ordenador para la creación artística, medio que continúa investigando.
Su obra ya está incluida en la Colección Permanente del Museo Reina Sofía, pero además la próxima temporada este importante museo le dedicará una exposición temporal, del 14 de junio al 12 de octubre de 2011, comisariada por el propio director, Manuel Borja-Villel.
Mientras llega ese momento, podremos conocer su trabajo en los dos stands en que estos días va a ser la protagonista, uno en ARCO y otro en Madrid DEARTE, y felicitarla por el merecido premio que va a recibir.
¡Enhorabuena, Elena!
Mercedes
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Entrega de los Premios DeArte: Acto inaugural, 18 de febrero de 2011,
a las 19,00h.
Madrid DEARTE
Palacio de Congresos de Madrid del Paseo de la Castellana
Del 18 al 20 de febrero de 2011
El Museo Arqueológico, en obras desde 2008, además de la exposición Tesoros, continúa ofreciendo una serie de actividades y visitas guiadas, actualmente realiza un “itinerario extraordinario” bajo el título de “El Museo Arqueológico Nacional: obras en marcha”.
Según explican en su web, “finalizada la primera fase de la obra de renovación arquitectónica del Museo y recién iniciada la segunda, se ofrece la oportunidad de disfrutar de visitas guiadas para conocer los espacios en los que se está interviniendo y que representan un vínculo entre el pasado, el presente y el futuro del Museo”.
El Museo Arqueológico Nacional fue fundado en el año 1867 durante el reinado de Isabel II. En un primer momento fue instalado en el palacete del Casino de la Reina, hasta que fue trasladado al gran edificio neoclásico proyectado por Francisco Jareño en 1865, para Palacio de Museos, Biblioteca Nacional y Archivo Histórico, edificado en la manzana entre las calles de Villanueva, Serrano, Jorge Juan y Paseo de Recoletos.
En 1885 se hizo cargo de su construcción el arquitecto Antonio Ruiz de Salces, quien hizo algunos cambios en el proyecto original.
En la parte que da al Paseo de Recoletos se ubicó la Biblioteca, y en la parte con fachada a Serrano el Museo Arqueológico.
A lo largo de su historia, el Museo ha sido objeto de varias reformas, en alguna de las cuales, como veremos después, ha perdido elementos importantes, como las cubiertas de los patios, que fueron ejemplos magníficos de la arquitectura del hierro.
Comienza la visita en el vestíbulo, frente a la monumental escalera.
Tras los saludos y breve introducción, nuestro guía lo primero que nos cuenta es que cuando se reabra el museo, esta entrada quedará clausurada y únicamente se utilizará en ocasiones especiales. La verdad, la noticia me produce una cierta decepción.
Antes de salir a la calle para dirigirnos a lo que en el próximo futuro será la entrada al museo, uno de los asistentes pregunta sobre la reproducción de las Pinturas de la Cueva de Altamira, visitable hasta hace unos años, y nos cuentan que no se sabe si se conservará, y que aún “se está debatiendo” si se mantendrá o se eliminará.
A través de la obra, caminamos hacia el pabellón sur, donde va a transcurrir la visita. Por cierto, frente a la fachada esperan los ya parece que inevitables bloques de losetas de granito. Calles, plazas, arquitectos distintos, un museo municipal, un museo nacional… y las mismas losetas.
Desgraciadamente, no nos permiten hacer fotografías (esperemos que las cosas no cambien a partir de ahora, en este museo siempre se ha podido hacer fotos, sin flash por supuesto).
Tras cruzar la puerta nos encontramos en un gran espacio donde se situará la nueva Recepción de visitantes. Aquí, como en todos los espacios reformados se han utilizado dos materiales, la madera de merbau y el travertino, que proporcionan un ambiente moderno y luminoso.
El patio se convertirá también en espacio expositivo. En origen era conocido como el Patio Árabe. Estaba decorado con una reproducción de la Fuente de los Leones (el alhambrismo, una vez más). La cubierta de hierro del XIX fue desmontada en los años 70 del siglo XX, al parecer debido a su gran deterioro. En esta nueva reforma, se ha vuelto a cubrir, ahora el techo está construido en acero y cristal “inteligente”.
Desde el centro del patio vemos la nueva construcción de una cuarta planta, que no se ve desde el exterior -protegido-, y que albergará las oficinas de Dirección, el Patronato, etc.
Con motivo de las obras han aparecido algunos elementos originales, por ejemplo la cornisa del patio primitivo.
Nos muestran algunas dependencias especiales, uno de los nuevos Almacenes, y el Archivo, construido entre las cerchas o armazón de la cubierta de hierro que se conserva, con un resultado además de práctico, ya que se ha aprovechado el espacio, muy bonito.
La visita resulta muy interesante. En El País sí podemos ver algunas fotos.
Finalmente nos anuncian que el próximo mes de noviembre tendrá lugar una inauguración parcial del nuevo Museo Arqueológico.
Por Mercedes Gómez
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Museo Arqueológico
Serrano, 13
Información Visita «Obras en marcha» en la web del museo.
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