Hace pocos días he tenido el placer de disfrutar de un estupendo paseo por Alcalá de Henares, guiada por María Rosa, amiga, y autora del blog Viajando tranquilamente por España. Paseando con ella, he comprendido mejor el título de su precioso blog.

Tranquilamente, visitamos varios lugares, algunos poco conocidos, que en otro momento me gustaría mostraros, hoy os invito a entrar en el Palacio de Laredo, una joya del arte neomudéjar del siglo XIX alcalaíno y madrileño.

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El Palacio de Laredo o Quinta La Gloria fue construido por su propietario Manuel Laredo y Ordoño entre los años 1881 y 1884 para albergar su Casa-Estudio. Eran los tiempos en que el Alhambrismo y la recreación de ambientes exóticos en general se puso de moda entre los nobles y clases más pudientes, como ya hemos contado cuando hablamos del Salón Árabe del Palacio del Marqués de Salamanca en Vista Alegre, y recordamos los escasos ejemplos de este estilo que perviven en la Comunidad de Madrid, entre los que se encuentra este bello palacete.

Manuel Laredo nació en Amurrio -Álava- en 1842. Pocos años después su familia se trasladó a Madrid. Fue restaurador, pintor y arquitecto, académico de Bellas Artes de San Fernando, amante del arte y las antigüedades, un hombre activo, artista y político. Todo ello quedó reflejado en su palacio, que unos años después construiría para él y su familia en Alcalá de Henares.

Foto: Centro Virtual Cisneros (UAH)

Fue un hombre polifacético, que nos recuerda a otros personajes, como don Lázaro Galdiano y el Marqués de Cerralbo en Madrid, grandes coleccionistas que convirtieron sus viviendas en importantes museos debido a su amor al arte.

Hacia 1872 Laredo comenzó a trabajar como restaurador en Alcalá y poco a poco fue integrándose en la vida de esta ciudad, participando en la creación de muchas de las obras de su época más floreciente. En 1881, para construir su casa, con una gran visión de futuro eligió unos terrenos entonces rodeados por huertas, las llamadas Eras de San Isidro, que se convertirían en el “ensanche” de Alcalá.

Fue su Alcalde entre 1891 y 1893, época en la que la zona fue urbanizada y se construyó el Paseo de la Estación, vía en la quedó enclavada la quinta.

Manuel Laredo es el autor del Palacio en todos sus aspectos, diseñó el edificio, decidió su decoración, la materializó en su faceta de pintor, y la adornó con elementos arqueológicos traídos de diferentes lugares de España, piezas originales de los siglos XV y XVI.

Su estilo es neomudéjar, aunque incorpora otras formas y estilos de distintas épocas artísticas, gótico, renacimiento, modernismo… casi todo el lugar es un puro capricho.

Antes de entrar, rodeamos el edificio, adornado por multitud de elementos deliciosos, ventanitas, arcos, torres, celosías …

… y admiramos su apariencia de castillo entre los árboles.

La entrada es tan bonita que obliga a detenerse y contemplarla con calma.

Junto a la puerta don Manuel instaló unos azulejos del siglo XVI.

Comienza la visita en una sala en la que se encuentran las primeras vitrinas que muestran piezas del Museo Cisneriano, que tiene aquí su sede, conocida como Sala del Alfarje por su artesonado mudéjar, que proviene del Palacio de Antonio de Mendoza de Guadalajara, del siglo XVI. Una maqueta representa la ciudad de Alcalá tal como era en el siglo XIII.

El espectacular techo convive con otros elementos “falsos”, pintados al trampantojo, como los azulejos de esta habitación, de una calidad tan extraordinaria que parecen auténticos.

A continuación, la Sala Árabe, que intenta evocar los ambientes de la Alhambra. En este caso los azulejos del zócalo son verdaderos, cerámicas originales del siglo XV, que proceden del Palacio de Pedro I en Jaén.

El precioso cupulín del techo estuvo en el Palacio del Conde de Tendilla en Guadalajara.


En una de sus esquinas se encuentra una imagen de madera policromada de la reina Isabel la Católica, atribuida al escultor Gil de Siloé, gran representante del arte gótico tardío o isabelino.

La siguiente Sala del Espejo supone un gran contraste, con su decoración renacentista. Aquí se encuentra otra maqueta de la ciudad, tal como era en el siglo XVI. Pasamos a otra habitación, más sencilla, la Sala Entelada, por cuyas ventanas se puede contemplar el Jardín.

Como era obligado, Manuel Laredo ordenó construir un Jardín Romántico alrededor de su palacete en el cual se conservan también algunos elementos de interés, como el cenador de hierro.

El salón principal, alrededor del cual están situadas las demás estancias, es el Salón de Reyes, situado bajo el torreón, gran homenaje a la Monarquía, en cuyas paredes están representados desde Alfonso XI hasta Carlos I. Los nervios góticos de la bóveda y las columnas pertenecieron al Castillo de Santorcaz.

Finalmente visitamos el que fuera su dormitorio, con su mirador cubierto de celosías y azulejos del siglo XVI, y su gabinete, con imaginativa decoración mudéjar.

Manuel Laredo vivió aquí hasta 1895, en que vendió la posesión, al parecer obligado por las deudas, y se trasladó a Madrid.

Murió al año siguiente, a la edad de 54 años. Fue enterrado en el antiguo Cementerio de la Almudena.

La familia que lo compró lo donó al Ayuntamiento para que fuera dedicado a difundir todo lo relativo al Cardenal Cisneros, la Universidad y la historia de Alcalá. Este es el objetivo del Centro Internacional de Estudios Históricos Cisneros, de la Universidad de Alcalá, y el Museo Cisneriano, aquí ubicados.

Texto y fotografías por : Mercedes Gómez

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Fuentes:

Centro Virtual Cisneros

Video en esmadrid.com