Del Museo del Prado ya hemos hablado en varias ocasiones, hemos recorrido sus salas en busca de algunas de sus numerosas obras maestras y hemos paseado por su jardín, pero es un lugar que guarda tantos tesoros que de vez en cuando hay que volver. Os propongo que poco a poco vayamos descubriendo juntos sus pinturas y esculturas, también las menos conocidas, y a los artistas que las crearon. Además hay un “Madrid en el Prado” que merece la pena visitar. Para empezar hoy, ¿os apetece un paseo en barco por el estanque del Retiro?.
Entrando por la Puerta de Velázquez, en el Paseo del Prado, la primera sala a la derecha, la sala nº 75, está dedicada a Goya, el Neoclasicismo y los orígenes del Museo del Prado, y su contenido nos traslada a la segunda década del siglo XIX cuando el Museo Nacional de Pintura y Escultura, posteriormente llamado Museo Nacional del Prado, abrió sus puertas. Era el año 1819, aún vivía Francisco de Goya y reinaba Fernando VII con su segunda esposa María Isabel de Braganza, gran aficionada al arte y a la cultura. A ella le debemos en gran medida la creación del Museo.
A la entrada de la sala nos recibe la espléndida estatua de la reina realizada en mármol por José Álvarez Cubero, Escultor de Cámara. A continuación, la gran maqueta en madera del Edificio Villanueva. Por otra parte destacan las obras de Vicente López, primer Pintor de Cámara de Fernando VII y posteriormente de Isabel II, autor entre otros cuadros del magnífico Retrato de Goya, aquí expuesto. También está representado José de Madrazo.
Otro pintor de la época, del que hay un solo cuadro, es José Ribelles, quien nació en Valencia en 1778, fue discípulo del también valenciano Vicente López en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, hasta que con poco más 20 años se trasladó a Madrid. Fue académico de mérito en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, y llegó a ser Pintor de Cámara de Fernando VII, como su maestro. Murió en Madrid en 1835, a la edad de 57 años.
El cuadro expuesto en esta sala, procedente de la Colección Real, es precioso, sus bellas tonalidades azules y verdes representan un alegre Embarque real en el estanque grande del Retiro, óleo sobre lienzo (83 cm x 112 cm), pintado por el artista en 1820 al estilo clásico, de moda por entonces en el entorno cortesano.
El cartel junto al cuadro describe la escena y la pintura: “Una bulliciosa muchedumbre contempla el paseo de las falúas Reales donde viajan el rey Fernando VII y su segunda esposa, Isabel de Braganza, en las tranquilas aguas del estanque del Retiro. Es una obra muy significativa del paisaje clasicista de época fernandina, en la línea de las composiciones de destacados vedutistas al servicio de este monarca como Fernando Brambilla”.
El Estanque Grande, uno de los pocos elementos originales que perviven del antiguo Palacio del Buen Retiro, se comenzó a construir en 1632, finalizando las obras al año siguiente. Estaba rodeado por pequeños edificios destinados a los reyes y sus acompañantes, y cuatro norias en cada esquina eran las encargadas de elevar el agua.
En 1817 Isidro González Velázquez, Arquitecto Mayor de Palacio, además de realizar obras de mejora en el estanque inició la construcción de un embarcadero en piedra, ladrillo y madera, cubierta de zinc y plomo, en tres cuerpos y decoración “chinesca”. En su interior diversas estancias acogían a la familia real para que pudieran descansar cuando acudían a los festejos en el Estanque, como el que describe la pintura de Ribelles, realizada solo tres años después.
En ella podemos contemplar con todo detalle el antiguo Embarcadero, la escalera central de entrada al pabellón central coronado por una bonita cúpula, y los pabellones laterales más bajos con sus arcos ojivales y de medio punto… todos los detalles son reflejados, y no solo del edificio sino del Estanque, el ambiente de la fiesta y los trajes de los distintos personajes.
El Embarcadero, que al parecer estaba muy deteriorado, fue derribado en los comienzos del siglo XX para la construcción del Monumento a Alfonso XII.
Por Mercedes Gómez
17 comentarios
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9 febrero 2012 a 22:08
MaríaRosa
Una magnífica idea Mercedes la de rastrear las imágenes de Madrid en nuestro magnífico Museo del Prado…Te seguiremos con toda la curiosidad y la ilusión puestas.
10 febrero 2012 a 10:20
ROMO XIII
Hacía como unos cincuenta años que no me daba un paseo en barco por el estanque del Retiro y me ha gustado. Espero seguir descubriendo esos detalles del Estanque Grande, que tan bien sabes describir.
Un beso.
10 febrero 2012 a 15:57
Mercedes
Me alegro de que te guste, María Rosa, a tí, que debes ser una de las personas que mejor conoce el Prado del mundo…
10 febrero 2012 a 15:59
Mercedes
Qué bueno que te haya gustado el paseo, Romo XIII.
La verdad es que yo también hacía mucho tiempo… ¡qué tiempos aquellos!
gracias y un beso
10 febrero 2012 a 16:16
Bélok
Pues es verdad, cuando uno lo piensa se da cuenta que han pasado muchos años desde que alquilaba la última barca, y eso que todavía me acuerdo de montar en la barca granda cuando era pequeño, como si se tratara de un paseo entre islas. Que maravilloso lugar el Retiro, todo entero.
10 febrero 2012 a 18:15
antonioiraizoz
Hola Mercedes, hace poco fui con mi hija y rejuvenecí cerca de cuarenta años recordando aquellos tiempos de «hacer pellas» en las barcas del Retiro.
Un abrazo
10 febrero 2012 a 18:29
J. J. Guerra Esetena
Hola Mercedes:
Me encanta esta serie que has iniciado sobre «Madrid en el Prado», ¡¡es una idea preciosa!! Enhorabuena.
Un abrazo, Jesús
10 febrero 2012 a 20:27
Marco Aurelio
A mí también me parece estupenda. Hace algún tiempo que no «pasaba» por tu blog y lo encuentro renovado. Me parece una excelente idea que mientras nos muestras la belleza de las obras del Prado nos cuentes como fue el Madrid de antaño, como cambió y cambia nuestra ciudad con el paso del tiempo y quienes fueron y son los impulsores del cambio. Enhorabuena.
10 febrero 2012 a 22:24
Mercedes
Ya lo creo, Bélok, todo lo que digamos del maravilloso Retiro es poco, es un privilegio, ahora de todos.
Hola Antonio: qué bonito, hay que perpetuar las “tradiciones”, una de ellas, para muchos madrileños, son estas barcas del Retiro. Espero que tu hija disfrutara, seguro que dentro de unos años lo recuerda con cariño, como nosotros ahora.
un abrazo
Gracias, Jesús, ¡cuánto me alegro! ya veremos qué nos encontramos y qué se nos ocurre…
Un abrazo
Hola Marco:
Me alegro de verte por aquí, te he echado de menos.
Y ¡muchas gracias!
Un beso
13 febrero 2012 a 09:16
jose casado
Hola Mercedes. Bonita inicitiava de buscar Madrid en El Prado, que aplaudo y seguire con interes.
Un saludo.
13 febrero 2012 a 19:37
Mercedes
Gracias José.
¡Saludos!
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19 agosto 2015 a 00:50
Elena
He llegado aquí por el enlace de la sarga del M. Cerralbo. Qué preciosidad de cuadro y de iniciativa la de poder contemplar en esta preciada pinacoteca, rastros de lo que fue esta ciudad. Una maravilla todo: el cuadro y la historia. Millones de gracias por ponernos en bandeja tantas cosas que muchas veces- a veces demasiadas- nos pasan desapercibidas. Abrazos.
19 agosto 2015 a 20:41
Mercedes
Hola Elena, pues me alegro de que hayas llegado hasta aquí 🙂 el cuadro es magnífico, no dejes de ir a verlo la próxima vez que vayas al Prado!
Un abrazo
13 octubre 2020 a 00:03
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