Juan Gris, cuyo verdadero nombre era José Victoriano González, nació en Madrid el 23 de marzo de 1887, en el seno de una familia acomodada. El padre era comerciante, y la familia vivía bien en aquel final de siglo madrileño, pero la situación se volvió difícil cuando el negocio quebró. José, que era el decimotercero de catorce hermanos, tenía solo siete años.
El niño, que dibujaba muy bien, no entró en Bellas Artes pero estudió en la Escuela de Artes y Oficios, y muy joven comenzó su dedicación a la ilustración gráfica. En 1906, con diecinueve años, realizó las ilustraciones para el libro Alma América. Poemas indoespañoles, de José Santos Chocano, firmando por primera vez como Juan Gris. Ese mismo año se trasladó a París donde viviría casi toda su vida.
La búsqueda de aires nuevos, una vida mejor, y librarse del servicio militar (probablemente para poder seguir trabajando y teniendo ingresos) le llevaron hasta la entonces capital del Arte. Se dice que llegó con 16 francos en el bolsillo.
Le recibió su amigo Daniel Vázquez Díaz, quien le llevó al edificio de los famosos ateliers o talleres del Bateau Lavoir, en Montmartre, donde los artistas de la vanguardia tenían sus estudios, o simplemente visitaban los de sus colegas. Modigliani, Matisse,… allí se reunían todos. Y allí conoció a Picasso y a Braque, solo unos años mayores que él. Se introdujo en los ambientes que estos pintores frecuentaban y se adhirió al nuevo movimiento artístico que desarrollaban, el Cubismo.
Juan Gris vivió durante diez años en ese edificio de madera, muy frío en invierno, caluroso en verano, con una única fuente para todos los inquilinos y un solo retrete, sin baño…
Poco después de su llegada a París conoció a la modista Lucie Belin que se trasladó a vivir con él en el pobre taller. En 1908 se casaron y al año siguiente nació su hijo Georges, pero la relación no funcionaba bien y se separaron. El niño fue enviado a Madrid, donde fue criado por su familia.
En 1910 comenzó a dedicarse a la pintura aunque, por razones económicas, continuó trabajando como ilustrador. Muchos periódicos, muchos dibujos… por poco dinero.
Dos años más tarde conoció a Fernande Herpin, Josette, quien un tiempo después se trasladó al Bateau Lavoir y sería su mujer ya para siempre. Decían los que la conocieron que era “inteligente, espiritual, fina… comprendía a Gris”.
En 1920 Juan Gris sufrió una grave pleuresía, comienzo de una sucesión de enfermedades (asma, uremia…) que unidas a la pobreza en la que casi siempre vivió le fueron debilitando.
Debido entre otras cosas a su condición de prófugo nunca pudo volver a España, aunque si debió mantenerse en contacto con su familia, en 1922 envió a su hijo la fotografía que le hizo Man Ray.
La pareja vivió en varios lugares de Francia, buscando un clima que mejorara la salud del pintor, pero en 1924 volvieron a París.
Los domingos se reunían todos los amigos, artistas, intelectuales… y en las sobremesas Juan Gris sacaba a bailar a las damas, era un apasionado del baile. Tan serio en su obra, era sin embargo, decían sus colegas, una persona bromista y con ganas de vivir. Pero las crisis se sucedían y llegó un momento en que ya no podía levantarse de la cama.
Su obra es singular pues unió el racionalismo cubista a una cierta pasión y sensualidad, principalmente mediante el uso del color y de las líneas curvas. La contemplación de algunas de sus pinturas nos inspira una emoción muy alejada de lo que puede sugerir la pura geometría.
Escribía el propio pintor en 1925: “Hoy, evidentemente, me doy cuenta de que, en su comienzo, el cubismo no era sino un modo nuevo de representación del mundo”. Pero para él, el cubismo no era un mero «procedimiento” sino una estética, incluso «un estado de espíritu».
Decía Joaquín Torres-García que otros pintores partían de la naturaleza para ir a lo abstracto, mientras que el camino de Juan Gris era a la inversa: partía de lo abstracto de la geometría para ir a la realidad. Bonita y precisa definición.
Un elemento muy utilizado por Gris fue la ventana, a través de ella entraba la luz en sus bodegones, y además proporcionaba un tono más poético o literario a sus cuadros.
Él mismo decía que trabajaba con los elementos del espíritu, con la imaginación.
En Madrid se puede admirar su obra en el Museo Reina Sofía, en la sala 208 del Edificio Sabatini dedicada a “Juan Gris. La reordenación de la mirada moderna”. En el Museo Thyssen se pueden contemplar algunas obras del autor, y el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando también posee un cuadro suyo.
Y finalmente, en el recientemente inaugurado magnífico Espacio Telefónica (que merece una visita en sí mismo), en la 4ª planta, se expone la espléndida Colección Cubista, organizada alrededor del gran protagonista: Juan Gris. Entre otros materiales interesantes se proyecta una película de unos 20 minutos de duración en la que de forma completa y emotiva se narra su vida y evolución pictórica, “Juan Gris. Cubismo y modernidad”.
Juan Gris murió el 11 de mayo de 1927. Tenía solo 40 años.
Nunca volvió a su ciudad natal, pero en la calle del Carmen nº 4, a un pasito de la Puerta del Sol, una lápida recuerda que en esa casa, hoy convertida en hotel, nació el pintor. Fue instalada por “el pueblo de Madrid en el aniversario de su muerte, el 11 de mayo de 1986.”
Juan Gris fue un gran artista, y sin duda un hombre especial, lamentablemente su muerte tan temprana impide saber cual hubiera sido su futuro. Una de las personas que mejor le conocieron, su marchante y biógrafo Daniel-Henry Kahnweiler, dijo que Gris era el hombre más puro, el amigo más fiel y tierno que había conocido y, sin duda, uno de los artistas más nobles que la Tierra haya dado.
Por Mercedes Gómez
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Fuentes:
Espacio Telefónica
Edificio Telefónica (Entrada por calle Fuencarral nº 3).
De Martes a Domingo de 10:00 a 20:00 h
Museo Reina Sofía
Edificio Sabatini, Sala 208.
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18 comentarios
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6 de junio de 2012 a 09:12
antonioiraizoz
Hola Mercedes,
Magnífico post dedicado a uno de los grandes pintores cubistas españoles y uno de mis favoritos. Esta vez ha habido telepatía bloguera entre nosotros porque he dedicado un post a otra pintora de similar trayectoria.
Un abrazo
6 de junio de 2012 a 09:35
Maríarosa
Muy interesante y muy bien contado y con muchos lugares para visitar…Me ha encantado…FUe sin duda un gran ser humano, con no muy buena suerte y para remate coincidir en el tiempo con Picasso tampoco favoreció su recuerdo posterior… Pero es estupendo que ahora tantos lugares emblemáticos le tengan en cuenta y su obra se valore en lo que vale. Y tu post es una gran homenaje.
6 de junio de 2012 a 11:38
J. J. Guerra Esetena
Al igual que Antonio, es uno de mis pintores favoritos. Me ha gustado mucho esa frase de partir «de lo abstracto de la geometría» para llegar «a la realidad». Creo que da en el clavo.
Felicidades!!!
6 de junio de 2012 a 14:11
elena asins
Mi querida Mercedes, esta vez si que me has llegado al alma !
Juan Gris, madrileño, hijo de madre granadina y padre madrileño, como yo; es uno de mis grandes amigos, porque mis grandes amigos, por lo general, han muerto.
Su obra es la perfección del cubismo, él redondeó las ideas y la estructura del mundo y de la visión cubista. Mas profundo que Picaso, ahondó en este ismo hasta hacerlo más lectura que visualidad, más semiótico que imaginario.
Murio muy pronto, ¿qué hubiera hecho de haber vivido más? nunca lo sabremos.
Pero ahí está su obra suficiente para ser respetado, admirado y comprendido.
En Madrid, su ciudad y la mía, debería haber más que una placa que conmemorase su nacimiento y su residencia.
Mil GRACIAS, ha sido muy conmovedor leer tus palabras y tu post dedicado a él.
Un gran abrazo,
elena asins
6 de junio de 2012 a 20:59
Mercedes
Gracias Antonio,
Ya he leído tu artículo y me ha encantado, la historia que cuentas, la pintora, y nuestra telepatía bloguera. Es verdad que son historias con puntos en común, muy interesante la verdad. Iré pronto a ver su cuadro al Reina Sofía…
Un abrazo.
Hola María Rosa, muchas gracias.
Creo que Juan Gris debió ser feliz el poco tiempo que vivió, con un vida muy rica, pero la enfermedad, la pobreza y los sinsabores marcaron la vida de un hombre que debía ser, según dicen los que le conocieron, muy noble.
Espero que si vas a ver la exposición te guste. El nuevo Espacio Telefónica, si no has ido aún, merece la pena. Y la sala del Reina Sofía, ¡pues también! Y luego ya sabes lo bien que se está en el jardín 😉
Ya me contarás.
6 de junio de 2012 a 21:05
Mercedes
Hola Jesús, a mí me gusta mucho Juan Gris. Así que me alegra que compartamos la opinión. ¡Gracias!
un abrazo
6 de junio de 2012 a 21:11
Mercedes
Elena, tus comentarios sí que llegan al alma, ¡muchas gracias!
Yo no se explicar la teoría como tú, lo que sí se es que la pintura de Juan Gris siempre me ha gustado, y no exagero cuando digo que algunos de sus cuadros “conmueven”, en el sentido literal de la palabra. Al personaje le he descubierto ahora, preparando este artículo, tras ver su exposición en Telefónica y el documental. Tuve que volver a verlo, ya más fríamente que la primera vez, que fue una sorpresa.
He disfrutado con este post, así que me alegra mucho haberte trasmitido lo que yo pensaba, que su historia (no solo sus cuadros) es conmovedora.
Un beso
PD: Al parecer Picasso le dijo una vez (seguro con un poco de mala idea), al ver algún cuadro suyo, que a veces los alumnos superaban a los maestros. Pues fíjate que Picasso tenía razón…
7 de junio de 2012 a 01:16
Manuel Romo
Hola Mercedes,
No se te escapa ni una…afortunadamente.
Buen post en honor del maestro de la «geometría colorista», de la abstracción e incluso del collage. Maestro que no tuvo nada de «gris»,ni en su vida, ni en su obra.
Siempre me seguirá llamando la atención el por qué del seudónimo, máxime utilizando tanto color azul, verde y violeta ácido.
Gracias y un beso.
7 de junio de 2012 a 12:30
J. Casado
Hola Mercedes. Precioso post, y coincido con Manuel, es lo disonante de su seudonimo, en comparación con su pintura colorista.
Gracias por contarnos su historia.
Un saludo.
7 de junio de 2012 a 22:35
Mercedes
Hola Manuel, José,
sí es curioso lo del seudónimo, pero hay que tener en cuenta que cuando lo usó por primera vez era muy joven, comenzaba a buscar su camino, no era «nadie» y los dibujos para ese libro Alma América sí eran «incoloros», quizá ni él mismo sabía que pronto utilizaría esos colores que luego serían parte de su seña de identidad, no se…
Es interesante hasta su nombre!
Gracias a los dos,
besos y saludos
8 de junio de 2012 a 19:06
Jesus Olivan
Siguiendo tus pasos he ido a verlo, está realmente bonito, y el espacio de telefónica incluye otras exposiciones. Una preciosidad.
8 de junio de 2012 a 22:25
Mercedes
¡Qué bien que te haya gustado, Jesús!
Las otras expos también merecen la pena, y el edificio, y las vistas…
Por cierto, hace un par de días estuve viendo otra exposición espléndida a la que tengo que volver, la de Góngora en la Biblioteca Nacional, y me acordé de tí, entre pinturas maravillosas, como el retrato que le hizo Velázquez, hay dos de Vaquero Turcios, Góngora joven y Góngora viejo, ¿los has visto?.
9 de junio de 2012 a 09:31
Jesus Olivan
Pues no, pero me lo apunto ahora mismo para ir…
Muchas gracias
Jesus
12 de junio de 2012 a 14:51
Mercedes
Hola. Acabo de actualizar el post comentando que en el Museo de Bellas Artes de San Fernando hay otro cuadro de Juan Gris, según he leído en el folleto. Estuve allí el domingo y no se me ocurrió subir a verlo… una lástima.
20 de junio de 2012 a 13:40
ensondeluz
Hola Mercedes,
Gracias por este recuerdo de Juan Gris. Aunque fueran Braque y Picasso quienes inventaron lo que otros llamaron cubismo, fue Juan Gris el que le puso alma. Quizás porque no sólo era un gran artista, sino también una buenísima persona. La colección de obras suyas, de Telefónica, junto con las de otros de mismo período, pude verla hace ya unos años, itinerante, en Bruselas, en el hermoso museo de Ixelles. Ya entonces me emocionó. Me alegro de que ahora se pueda visitar de forma estable en Madrid.
Un saludo cordial
Ramón
20 de junio de 2012 a 20:25
Mercedes
Gracias a tí Ramón, es muy bonito lo que dices de que Juan Gris fue el que le puso alma al cubismo.
Y es verdad, su obra tiene algo especial, que emociona.
En esta exposición de Telefónica, aunque él es el protagonista, hay obras de otros autores, algunas maravillosas, como Maria Blanchard. Imagino que tu en Bruselas pudiste ver la colección con todos estos artistas, comprendo que disfrutaras.
Un abrazo
24 de enero de 2013 a 00:02
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