Pedro Pablo Rubens nació en 1577 en Siegen, Alemania.
En 1590 con apenas catorce años entró a servir como paje de la condesa Ligne-Arenberg, primer paso en su formación de cortesano. Casi a la par comenzó a pintar, en el taller de Tobias Verhaecht, iniciando la brillante carrera de uno de los personajes y artistas más admirados de todos los tiempos.
Rubens fue un pintor y un hombre singular, no solo por su arte sino por su inteligencia, cultura y habilidad en las relaciones sociales, uno de los pocos que alcanzó fama y dinero en vida. Trabajó para las monarquías europeas, viajando por todos los países del continente, para la iglesia y las clases altas; fue diplomático y coleccionista, habló varios idiomas, pintó, creó esculturas, obras arquitectónicas y decoraciones efímeras; su biblioteca era, entre las hoy conocidas, la mayor que entonces poseía un pintor… fue un artista completo, que, como explica el gran especialista en su vida y obra, Alejandro Vergara, con su pintura Rubens mostró su visión exaltada de la vida.
En 1598 ingresó como maestro en el gremio de pintores de Amberes donde estableció su taller y vivió casi toda su vida, excepto los ocho años que pasó en Italia adonde llegó con 23 años, para visitar sus ciudades y estudiar el arte de la Antigüedad y del Renacimiento, conocimientos que luego reflejaría en sus cuadros. Estaba convencido de que “para lograr la mayor perfección en la pintura es necesario comprender a los antiguos”.
A su vuelta a Amberes en 1609 comenzó a trabajar como pintor de la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia en Bruselas, príncipes soberanos de los Países Bajos meridionales, título que Isabel había heredado de su padre Felipe II.
Su relación con Isabel Clara Eugenia –hija de Felipe II y de Isabel de Valois; hermana de Felipe III y tía de Felipe IV– resultaría decisiva para ambos. Él la aconsejó en lo artístico y en lo político, y ella le apoyó siempre en su carrera.
En 1621 Isabel tras enviudar ingresó en la orden tercera de San Francisco. Pidió al nuevo rey, su sobrino Felipe IV, volver a Madrid y retirarse en el monasterio que había fundado su tía Juana, el Monasterio de las Descalzas Reales. Pero el rey no aceptó, deseaba que ella continuara en Flandes. Entonces se estrechó su relación con Rubens, que como decíamos se convirtió en su consejero, y en pintor de su Corte.
En aquel momento el pintor de los archiduques era Jan Brueghel el Viejo. Juntos, ambos artistas, que parece fueron también amigos, realizaron algunas obras maestras, como los inigualables cinco cuadros dedicados a Los Sentidos, hoy en el Museo del Prado. Y el retrato de La infanta Isabel Clara Eugenia. Rubens pintó el retrato y Brueghel el paisaje.
En 1622 Rubens inició otra de las actividades importantes en su vida, la Diplomacia, al servicio de la Monarquía Española. Dos años después, gracias a Isabel, el rey le concedió cartas de nobleza.
Hacia 1625, tenía ya 48 años, recibió el encargo de Isabel Clara Eugenia de diseñar una serie de tapices sobre la exaltación de la Eucaristía, gran dogma del Catolicismo que defendía la Monarquía, para el Monasterio de las Descalzas Reales en Madrid.
El Convento de las Descalzas, en la plaza del mismo nombre, es una de las joyas madrileñas. Fundado en 1557 por Juana de Austria, hija de Carlos I e Isabel de Portugal, en el palacio que habían ocupado sus padres y donde ella misma había nacido. Los tapices encargados a Rubens por la infanta Isabel Clara Eugenia son uno de los grandes tesoros que guarda.
Rubens pasó solo unos meses en Madrid. Llegó en agosto de 1628 en misión diplomática, para informar al rey sobre las negociaciones de un tratado de paz. Instalado en el Real Alcázar conoció a Diego Velázquez entonces pintor de Cámara.
En Velázquez y Rubens. Conversación en El Escorial, el escritor Santiago Miralles recrea, imagina, las conversaciones que pudieron existir entre ambos artistas, basándose en hechos reales y los datos entresacados de una amplia bibliografía. Presenta un Velázquez tranquilo, agudo, conciliador… frente a un Rubens experimentado –era más de veinte años mayor–, orgulloso, seguro de sí mismo… ambos ingeniosos… el libro es una delicia. En una estancia del Monasterio, mientras beben vino, hablan de lo que era el oficio de pintor, lo que debería ser, de sus ambiciones, de sus colegas… Rubens es implacable con los pintores españoles, solo tiene buenas palabras para Velázquez, su acompañante en el Alcázar y en este viaje al Escorial.
Por entonces “Rubens es un hombre alto y elegante de cincuenta años, pelo castaño claro con grandes entradas que disimula peinándose hacia delante. Gasta barba y bigotes, y tiene la tez sonrosada. Expresivo y risueño, viste con suma distinción y riqueza. Habla un castellano muy correcto con ligero acento flamenco y resonancias de italiano”.
Los expertos coinciden en que Rubens ejerció una gran influencia sobre el joven Velázquez y su intervención debió de ser decisiva para hacer posible su primer viaje a Italia. La estancia de Pedro Pablo Rubens en la Corte del rey Felipe IV fue muy fructífera y en cualquier caso dejó un buen legado que actualmente en gran parte podemos contemplar en el Museo del Prado.
El encargo de la infanta consistía en la realización de veinte tapices. El trabajo, ejecutado en Bruselas donde se encontraban los mejores talleres, fue largo y costoso; los primeros llegaron a Madrid en 1628 y los últimos en 1633 para ser instalados en la iglesia del convento. Sus dimensiones son grandiosas, tienen cinco metros de alto, algunos son cuadrados, otros casi siete metros de anchura.
Como hemos mostrado repetidamente en este blog, en el siglo XVII fue habitual el uso del trampantojo. Rubens fue quien lo introdujo en los tapices, esta fue la primera vez en que las escenas no estaban rodeadas por cenefas sino por arquitecturas fingidas. Las escenas en cada tapiz simulan a su vez ser telas colgadas de dichas arquitecturas barrocas.
Con el fin de exaltar el sacramento de la Eucaristía el pintor se sirvió de diversos lenguajes, la metáfora, las fábulas, las alegorías… utilizó los mitos una vez más demostrando su gran cultura y conocimiento de la historia Antigua. Lo barroco y el dramatismo dominan las historias y los personajes.
El proceso fue complejo, de cada obra el artista primero realizó un boceto pequeño y simple. Luego pintó bocetos muy terminados, los llamados modelos, óleos sobre tablas de roble que muestran la escena invertida respecto a la obra final debido a las técnicas obligadas en la producción del tapiz.

La victoria de la Verdad sobre la Herejía (1625-25) óleo sobre tabla, 64,5 x 90,5 cm. Museo del Prado
Seis de los bellísimos modelos se encuentran en el Prado desde el siglo XIX. En este pequeño formato se muestra la exquisitez de la que era capaz Rubens pintando. Habían pertenecido a Gaspar de Haro y Guzmán, Marqués del Carpio y de Eliche, y en 1689 pasaron a manos del rey Carlos II. En el siglo XVIII sufrieron añadidos de madera de pino que dañaron las pinturas y desvirtuaron la idea original.
Las imágenes de los modelos fueron trasladadas a los cartones, pintados por los ayudantes de su taller ya en el tamaño definitivo. De los cartones se conservan otros seis, en museos extranjeros. Finalmente, los mejores tejedores de dos talleres de Bruselas realizaron los tapices, en seda y lana. Todos se conservan en el Monasterio de las Descalzas.
Como siempre en Semana Santa, este año varios de ellos han sido colocados en el Claustro de la Iglesia y expuestos al público durante unos días.
Luego habrán vuelto a su ubicación habitual, en el Salón de Tapices, antiguo dormitorio de las monjas, donde se pueden admirar todo el año.
El Museo del Prado destina una atención preferente a quien sin duda es uno de los grandes pintores de la historia. Le ha dedicado a lo largo de los años diversas exposiciones. La penúltima, Rubens, a finales de 2010, comienzos de 2011, que reunió en dos salas dedicadas a las exposiciones temporales las pinturas que posee el museo con el fin de acercar el arte de este extraordinario pintor al público. En ella pudimos contemplar todas sus obras maestras, incluidos los seis modelos, óleos sobre tabla, antes de la restauración, que fue acometida ese mismo año 2011.
La difícil y delicada restauración que ha necesitado tres años de trabajos ha conseguido la recuperación de las pinturas originales, tal como Rubens las creó, sin añadidos. Ahora, desde el pasado 25 de marzo hasta el 29 de junio, se pueden contemplar en la pequeña pero espectacular exposición Rubens. El triunfo de la Eucaristía.
La pintura que abre la muestra es, no podía ser de otra forma, el retrato de La infanta Isabel Clara Eugenia. A continuación las espléndidas tablas, que ahora podemos contemplar, recuperado el formato original y su lujoso colorido, por primera vez cuatro de ellas junto a los tapices correspondientes, procedentes de las Descalzas.
Las buenas relaciones de Rubens con Felipe IV continuaron toda su vida, cumpliendo muchos encargos para el rey que se convirtió en el mayor admirador y coleccionista de su obra, gracias a lo cual hoy día disfrutamos en el Museo del Prado de una gran parte.
Pedro Pablo Rubens murió en Amberes el 30 de mayo de 1640 poco antes de cumplir los 63 años. Dejó una preciosa herencia, alrededor de mil quinientos cuadros en el mundo, siendo el Prado el museo que guarda la mayor colección, casi cien pinturas, de las que actualmente en la Colección permanente se exponen alrededor de treinta y cinco.
por Mercedes Gómez
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Bibliografía y fuentes:
Pérez Preciado, J.J. y Vergara, A. Folleto exposición: Rubens. Museo del Prado 2010-2011.
Santiago Miralles. Velázquez y Rubens. Conversación en el Escorial. Ed Turner. Madrid 2010.
Alejandro Vergara. Conferencia: Rubens. El triunfo de la Eucaristía. Museo del Prado, 9 abril 2014.
Rubens. El triunfo de la Eucaristía
Museo del Prado.
Hasta el 29 de junio 2014
Monasterio de las Descalzas Reales
Plaza de las Descalzas
Madrid
12 comentarios
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22 abril 2014 a 23:15
Pablo Jauralde Pou
Hace unos años, en las Descalzas solo los dejaban ver si se acudía a los oficios (creo que del viernes santo), formando parte de la procesión que recorría el claustro. Creo que ha cambiado ahora, ¿no, Mercedes?
Muy adecuada la viñeta y el reportaje, al salir de la Semana Santa.
23 abril 2014 a 20:41
Mercedes
Gracias Pablo. La verdad es que no lo se. Fuí el Viernes Santo por la mañana a ver qué me encontraba porque el conferenciante que cito, Alejandro Vergara, lo comentó, que en Semana Santa exponían los tapices en el claustro. La Semana Santa me pilló por casualidad en medio de la preparación de esta entrada.
Pero luego María Rosa (si lee esto, a ver si nos puede contar algo más) me dijo que por la tarde había una procesión impactante, que la había visto hace tiempo. A ver si el año que viene podemos ir a verla.
23 abril 2014 a 13:12
Guerra Esetena
Hola Mercedes:
Precioso reportaje, felicidades. Es una suerte que en Madrid conservemos este tipo de joyas. Es verdad que nuestra ciudad ha perdido muchos tesoros, pero tener la mayor colección de Rubens de todo el mundo es un enorme orgullo.
Un abrazo, Jesús
23 abril 2014 a 20:43
Mercedes
Hola Jesús, tienes mucha razón, es un orgullo. Hemos perdido mucho, pero Madrid tiene joyas maravillosas que hay que conocer y disfrutar.
Un abrazo
23 abril 2014 a 19:07
Antonio Iraizoz
Hola Mercedes,
Ese monasterio-museo es un tesoro y la colección de tapices, una de sus grandes joyas y atractivos. Has conseguido meternos en la época y los importantes personajes y artistas alrededor de esos tapices con mucho arte y buen hacer. Enhorabuena y un abrazo.
23 abril 2014 a 20:54
Mercedes
Hola Antonio, muchas gracias. Quería recomendar la espléndida exposición del Prado, y ha sido todo un descubrimiento la historia de Rubens y sus tapices, me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
25 abril 2014 a 13:26
J. Casado
Hola Mercedes. He creído entender que los tapices se pueden ver durante todo el año, aunque sea en otra parte del convento, es así? Tiene que ser fascinante la colección de tapices a la que te refieres, de la cual no sabia nada.
Gracias por contárnoslo y un saludo.
25 abril 2014 a 20:51
Mercedes
Hola José, sí, los tapices están en el museo de las Descalzas, forman parte de la visita a este precioso Monasterio. Ahora, como ves, cuatro de ellos están en el Prado, merece la pena verlos juntos a sus bocetos, tan o más bellos que los tapices.
Gracias a ti por tu visita. Saludos.
30 abril 2014 a 23:31
Elena
Hola Mercedes: me ha gustado mucho tu recorrido historico-artístico sobre Rubens, los reyes, el arte, los tapices de Flandes y todo lo que narras. Me gusta mucho para tenerlo presente antes de visitar la expo del Prado. Como siempre, muchas gracias. Muchos saludos y buen puente.
1 mayo 2014 a 10:50
Mercedes
Hola Elena, me alegro un montón de que te haya gustado. La exposición te encantará, es magnífica. También explican el laborioso proceso de restauración de las tablas, que están colocadas de forma que puedes ver también la parte posterior, que estaba dañada.
Un abrazo y que disfrutes estos días.
13 junio 2014 a 22:27
Elena
Querría decirte, Mercedes, que el otro día fui a la Muestra de Rubens. Me encantó. Una de las mejores temporales que he visto. Todo precioso y mucho más fácil de entender y de saborear, si se lleva una documentación sabida como las que nos facilitaste en tu artículo. Por esto, muchas gracias, de verdad. Un saludo.
14 junio 2014 a 20:27
Mercedes
Elena, opino como tú, esta pequeña exposición me ha parecido de lo mejor del año, me alegro de que te haya gustado y de que te hayan servido mis explicaciones.
Un abrazo y ¡gracias por venir a contármelo!