En el siglo XV la Villa continuaba creciendo, como había ocurrido desde el siglo IX, hacia el este, aumentando la superficie habitada hasta llegar a desbordar los límites de la muralla. A lo largo de la segunda mitad del siglo se incrementó la población, de cinco mil a unos doce mil habitantes en los comienzos del XVI. Madrid era una ciudad pequeña, pero no hay que menospreciarla, tenia su importancia entre las ciudades castellanas medievales. Era uno de los diecisiete lugares con voto en Cortes, las cuales se habían celebrado ya aquí en alguna ocasión.
Una nueva cerca llamada del Arrabal encerró las tierras que a partir del siglo XII se fueron poblando en las afueras del recinto cristiano.
Algunos autores sitúan su construcción a mediados del siglo, en tiempos de Enrique IV; Urgorri en su trabajo dedicado al Ensanche de Madrid en tiempos de Juan II y Enrique IV, aunque dejaba fuera al arrabal de Santo Domingo, dibujó la Cerca del Arrabal considerando que ya existía en 1440, en tiempos de Juan II. En la misma línea, el profesor Montero Vallejo opinó que se trazó en 1438, reinando Juan II, y que se construyó con fines fundamentalmente administrativos e higiénicos, debido a una gran epidemia de peste, una de las muchas desgracias que asolaron Madrid a lo largo del siglo XV como vimos durante nuestra visita a los restos de la muralla en la calle de Santiago.
Hasta entonces solo hubo arrabales independientes, separados de la Villa con cercas propias, al menos alguno de ellos, como veremos. La nueva cerca los englobó todos, aunque la Villa por antonomasia continuó siendo el recinto rodeado por la muralla cristiana del siglo XII, allí se encontraban todos los centros de importancia.
Antes de emprender el paseo consultamos los Libros de Acuerdos, publicados por el Ayuntamiento de Madrid, con las actas escritas desde 1464 –veintiséis años después del levantamiento de la tapia– a 1515 en busca de referencias a las murallas y cercas. Son pocas. La muralla había dejado de tener importancia defensiva y sobre todo se alude a ella para acordar alguna reparación. El 27 de septiembre de 1464, ya reinaba Enrique IV, el Concejo aprobó una derrama para reparo de los muros de esta Villa de veinte mil maravedís. Deberían pagar los caballeros y escuderos y dueñas y doncellas, y privilegiados, y judíos y moros y pecheros.
Las referencias a la cerca son básicamente a la muralla que rodeaba la Villa, a la que se habían adosado las casas en algunos tramos. Se reparaba especialmente la parte intramuros, a cargo del Concejo o de los dueños de las casas. Se alude varias veces a que los regidores vigilaban la cerca por dentro. Y donde uviere casa se requiera a los dueños de las casas que lo reparen.
Las Actas nombran sobre todo las puertas de la antigua muralla, la de Valnadú, de Guadalajara, Cerrada, de Moros y de la Vega.
La Puerta de Valnadú, en la actual plaza de Isabel II y próxima al Alcázar, a finales de siglo seguía siendo importante. Entre 1493 y 1498 son varios los acuerdos respecto a su reparación y limpieza. En las afueras creció el arrabal de San Ginés.
También se mencionan las puertas de la nueva Cerca que vamos a recorrer: la puerta de Santo Domingo, del Sol, Tocha (Atocha) y Toledo. A veces se nombra a los vecinos del arrabal de Madrid.
Si el camino exacto que seguían la Muralla árabe y la Muralla cristiana esconden algunos misterios, el trazado de la Cerca que encerró los arrabales medievales en el siglo XV es aún más desconocido. No hay restos. En cualquier caso la Cerca del Arrabal debía partir de la muralla, en las proximidades del Alcázar y de la Puerta de Valnadú. Así que comenzamos nuestro paseo una vez más junto al Palacio Real.
Resulta difícil suponer cómo fueron estos parajes hace casi seis siglos; donde ahora encontramos sólidos edificios, asfalto y automóviles, antes solo había campo, huertas, un humilde caserío y algunas calles empedradas en el mejor de los casos. El camino que hoy recorremos lleno de tiendas, terrazas, paseantes y turistas, eran caminos de tierra por los que junto a los madrileños de entonces los animales andaban sueltos, cerca de los arroyos, lagunas y muladares… No hay fotos ni pinturas, ni siquiera planos. Solo los documentos antiguos nos pueden dar una imagen de lo que era la Villa por entonces. La única forma de al menos acercarnos un poco a comprender lo que pudo ser, es paseando y recorriendo sus contornos, imaginando.
Parece ser que la nueva tapia subía por los terrenos donde hoy se ubica la calle de la Bola…
… para dirigirse hacia la Puerta de Santo Domingo, rodeando este antiguo arrabal.
El arrabal de Santo Domingo, que fue eminentemente rural, surgió en el siglo XIII, en torno al Monasterio. La Puerta de Santo Domingo estuvo a la altura de la actual plaza.
Desde la Puerta de Santo Domingo la Cerca debía discurrir por la calle Preciados en dirección a las Eras de San Martín.
Lo que hoy es la calle del Carmen debía ser la ronda exterior. En la zona había alfares y tejares junto a las tierras de cultivo que comenzaban a poblarse. Además de en la agricultura Madrid había desarrollado una gran actividad y fama en la artesanía.
También fue por entonces cuando comenzaron a tener lugar las llamadas Ferias de Madrid. Aunque anteriormente ya había actividad comercial en torno a las Puertas de la Vega y de Guadalajara y en plazas como la de la Paja, fue el rey Juan II quien concedió a la Villa el privilegio de poder celebrar dos ferias anuales libres de alcabalas o tributos, lo cual fue también importante para la Villa.
Caminando por la hoy, como antaño, zona comercial, vamos hacia el arrabal de San Martín, que fue el primer arrabal cristiano. San Martín surgió muy pronto, en el mismo siglo XII, alrededor del desaparecido Monasterio. A mediados del XIII se abrió la Puerta de San Martín o puerta del Arraval, al final de la calle que aún lleva su nombre, Postigo de San Martín. En un primer momento debía estar a la altura de la calle de las Navas de Tolosa, posteriormente se ubicó más al norte, casi en lo que hoy es la plaza de Callao.
Las llamadas Eras de San Martín que debían llegar a la actual Gran Vía fueron ocupadas por edificaciones a mediados del siglo. No muy lejos, donde hoy se encuentra la plaza de España, procedente del norte de la Villa bajaba el Arroyo de Leganitos; la zona era propicia para huertas y alfares que facilitaron la actividad comercial.
Por tanto, San Martín fue territorio urbano –la otra vía pública importante del arrabal correspondía a la actual calle de la Flora– y de cultivo. Hacia 1321 pudo existir una cerca común para San Martín y Santo Domingo, separados por la actual Costanilla de los Ángeles.
San Ginés, que aparece como collación en el XIV fue el arrabal más urbano, próximo a la Puerta y Camino de Guadalajara, extendiéndose hasta el terreno abierto donde se ubicaría la Puerta del Sol.
El 13 enero de 1501, el Concejo acordó que se empedrara la calle del arrabal que va a la puerta del Sol.
Una alusión importante a las puertas y a cual era el límite de Madrid a finales del siglo XV la tenemos en los datos que nos aporta la sesión dedicada el 2 de marzo de 1496 a la limpieza y salud de la Villa en la que los presentes tomaron varios acuerdos. Que no hubiese puercos en ella, ni en los arrabales, ni en las casas… que no se echara basura en las calles, ni agua sucia, ni gallinas muertas. La basura solo se podía llevar a los muladares o basureros señalados por la dicha Villa:
A la puerta de Alvega o de la Vega, a mano izquierda en el barranco, y a la puerta de Moros, donde fue puesto un palo, y a la puerta de Tocha (Atocha) y a la de Santo Domingo y del Sol, donde fuera señalado, so pena que quien en otra parte lo echare pague cien maravedís.
Desde Sol, por la calle de Carretas la Cerca se dirigía a la plaza de Jacinto Benavente donde la Puerta de Atocha o de Santa Cruz daba entrada al arrabal de Santa Cruz.
Por las calles de Concepción Jerónima y Conde de Romanones, plaza de Tirso de Molina y calle del Duque de Alba llegamos a San Millán, último arrabal en conformarse. Frente a la Ribera de Curtidores, entre las calles de Duque de Alba y San Millán existió un Portillo.
Por la calle de las Maldonadas llegamos a la calle Toledo, frente a la plaza de la Cebada donde entonces debió existir la primera Puerta de Toledo.
En 11 de febrero de 1502 se menciona la Puerta de Toledo. Con motivo de la visita de los príncipes, nuestros señores, Juana y Felipe que desde Madrid se dirigían a Toledo por la calle grande de la plaza a la puerta de Toledo, se ordenó a todos los vecinos blanquear sus pertenencias, so pena de 600 maravedís a cada uno.
Finalmente, la Cerca llegaba hasta algún lugar cercano a la Puerta de Moros para cerrar los arrabales imparables, que continuaban creciendo. Por eso su vida duraría poco más de un siglo; poco después del asentamiento de la Corte en Madrid, hacia 1566 el rey mandó levantar un nuevo muro, la Cerca de Felipe II.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Libros de Acuerdos del Concejo madrileño (1464-1515, cinco vol.). Ayuntamiento de Madrid, 1932-1987.
Urgorri Casado, Fernando. «El ensanche de Madrid en tiempos de Enrique IV y Juan II» en Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo, nº 67. Ayuntamiento de Madrid, 1954.
Montero Vallejo, Manuel. Madrid musulmán, cristiano y bajo medieval. Ed. Avapiés. Madrid 1990.
Montero Vallejo, Manuel. El Madrid medieval. Ed. La Librería. Madrid 2003.
Montero Vallejo, Manuel. El Madrid de Isabel I. Ed. La Librería. Madrid 2004.
24 comentarios
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1 julio 2014 a 22:37
Guerra Esetena
Hola Mercedes:
¡Pensar que todas esas calles eran huertas, caminos, arrabales…! Creo que debes patentar ese método de «pasear utilizando la imaginación», ya que da unos resultados buenísimos. Aunque más allá de la imaginación, creo que lo que haces es una labor de investigación en toda regla, de constatar sobre el terreno, echándole lógica y capacidad de observación, los muchos conocimientos que tienes de nuestro pasado. Felicidades!!
Abrazos, Jesús
2 julio 2014 a 19:05
Mercedes
¡Ya está patentado! 😉
Muchas gracias por tu comentario, Jesús.
Abrazos
1 julio 2014 a 23:12
Elena
Hola Mercedes: ¡Qué paseo por el Madrid medieval tan precioso! y………¡la cantidad de información que nos proporcionas con todo lujo de detalles. Lo tendré muy en cuenta para hacer el recorrido. Mi enhorabuena por esta entrada tan bien elaborada y, como dice Jesús, por esta magnífica labor de investigación. Un abrazo
2 julio 2014 a 19:08
Mercedes
¡Gracias Elena! ha sido muy entretenido prepararlo, y luego dar el paseo, ojalá lo disfrutes. Ahora todo es distinto pero es bonito recorrerlo pensando en la historia de las calles y cómo Madrid iba creciendo.
Un abrazo
1 julio 2014 a 23:58
Maríarosa
Es como atravesar el túnel del tiempo … y acudir a la Puerta de Toledo, con todas las casitas recién blanqueadas, para ver pasar el séquito de doña Juana y don Felipe que habían llegado a primeros de 1502 a Fuenterrabía y se dirigían a Toledo para ser jurados Prínncipes de Asturias… ¡¡Todo Madrid iría a verlos pasar!! Y tú nos lo descubres gracias a tus laboriosas consultas a esos Libros de Acuerdos del Concejo madrileño que tan bien conoces…COmo siempre: muchas gracias
2 julio 2014 a 19:12
Mercedes
¡Qué bonito María Rosa! con ese gran conocimiento que tienes de la historia de España has dado vida a una de las escenas, ¡ahora sí que es fácil imaginar cómo debió ser ese día que preparaba el Concejo con su acuerdo para que los vecinos esperaran el paso de los príncipes…! Precioso.
2 julio 2014 a 10:46
Antonio Iraizoz
Hola Mercedes. Has pasado rozando mi antigua calle Trujillos. Costanilla de los Ángeles, postigo de San Martín, Navas de Tolosa, Flora…es gran parte de mi vida. Hay un dato curioso y es cómo, a su paso por Sol, se queda fuera de la cerca el hospital del Buen Suceso cuando ambos rondan la fecha de 1438. Sólo se explicaría si el hospital es algo posterior.
Gracias por el documentadísimo paseo y un abrazo
2 julio 2014 a 19:33
Mercedes
Hola Antonio, al final se me olvidó mencionar el Hospital… que efectivamente quedó fuera de la cerca. El Hospital y la iglesia del Buen Suceso se construyeron después, pero como bien dices el hospitalillo primitivo sobre el cual se levantó, se fundó el 1438, el mismo año de la peste, con el fin de atender a los muchos enfermos que hubo. No lo se, quizá la cerca se levantó poco después, para detener los avances de la enfermedad, o no, quizá a la vez, en cualquier caso el fin era aislar y controlar la entrada. Se me ocurre que el hospital con los afectados quizá quedó fuera a propósito, para evitar que entraran «los virus» en la villa.
Gracias a ti por el interesante comentario.
¡Ah! y tu antiguo barrio es precioso, a ver si algún día recorremos los arrabales por dentro.
Un abrazo
2 julio 2014 a 18:02
Manuel Romo
Hola Mercedes,
Sublime, para variar. Esto no es un paseo, es un documental. ¿Nos estarás suministrando subliminalmente una droga que nos hace alucinar con épocas pretéritas?
Debería ficharte el Instituto de Estudios Madrileños, siempre lo he dicho.
Un besote, jefa!
2 julio 2014 a 19:46
Mercedes
Ay Manuel, me has descubierto 🙂
Gracias por tu buen humor!
Un beso
2 julio 2014 a 19:18
Paloma Villalobos
Mercedes, siguiendo tu escrito anterior sobre las ruinas del hospital del Buen Suceso, y porque es un tema que me interesa mucho, me acerque esta mañana a verlo, estoy de acuerdo con tigo en las confusiones y no entiendo como patrimonio no ha obligado a mas a la hora de es poner esta parte. Pero cuando llego le pregunto al guarda jurado de ese nuevo comercio, al que no voy a dar publicidad que donde esta el ascensor para bajar, ya que una reciente lesión de rodilla me incomoda subir y bajar, Contestación no hay, bajo lo veo y subo, me percato de que hay por lo menos una segunda planta de comercio, vuelta a preguntar, donde hay un ascensor para las otras plantas, «no hay», y cuando vienen con carritos o minusvalidos no pueden subir. Llegados a este punto no entiendo que Gerencia de Urbanismo deje abrir un local nuevo en la Puerta del Sol sin que este de acuerdo con que te obligan hoy en día para concederte la licencia de apertura, o es que a una multinacional de este calibre y además líder de nuevas tecnologías se le puede pasar?
Muchas gracias por todo Paloma
2 julio 2014 a 19:59
Mercedes
Hola Paloma, opino igual que tu, no se porqué no decidieron mostrar los restos, o al menos los supuestos dibujos que los indican, si eso al final creo que puede ser positivo para cualquier lugar. Y el cartel explicativo (al margen los errores, que supongo corregirán) no se porqué está tan escondido. Lo de la falta de ascensores, ignoro las normas en este tipo de cosas, pero me extraña pues además de las dos plantas al público hay más plantas, no se si son oficinas. ¿Igual hay ascensores privados?
Gracias por tu visita y comentario.
3 julio 2014 a 10:11
Rafael Martín
Estupendo, Mercedes, ¡qué novedad!
¿Conoces este enlace?
http://viejomadrid.foro-activo.es/t1229-la-puerta-nueva-y-vieja-de-guadalajara-agustin-gomez-iglesias?highlight=puerta+de+guadalajara
a mi me apasionó
Sigo pendiente de la datación del ladrillo del Corralón, que podría encajar de alguna forma con todo esto.
Sigue, por favor
3 julio 2014 a 20:44
Mercedes
Hola Rafael, ¡muchas gracias!
No he leido ese texto pero conozco la revista, que aquí también he utilizado, y los trabajos de Gómez Iglesias, uno de los autores que tanto nos han dado, gracias por traerlo.
Esperamos con mucho interés esa datación, ¡ya nos contarás!.
Un abrazo
3 julio 2014 a 14:27
javier
Mercedes soy Javier del humilladero de Madrid…..recuerdas ….fuencarral 46…antiguos propietarios…bueno… tambien…lo eramos del Antiguo Cafe Universal de la Puerta del Sol y me gustaria que si tienes alguna referencia de este me la envies …alguna historia te puedo contar…no se si has editado algo sobre Cafes del viejo Madrid y sus tertulias…
Gracias por tus aportaciones…
3 julio 2014 a 20:47
Mercedes
Hola Javier, lo siento, pero no he publicado nada sobre Cafés… al menos de momento.
¡Muchas gracias a ti por tu comentario!
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