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En el Museo de San Isidro se acaba de inaugurar una exposición dedicada a Las Murallas de Madrid. Es una noticia excelente, un regalo de Navidad, que se recuperen las exposiciones temporales en el Museo y el tema elegido, nuestras antiguas murallas, tan olvidadas.
La muestra es sencilla y muy clara. Da gusto ver cómo el público va y viene por la pequeña sala, observa, comenta y se muestra interesado.
Mediante imágenes animadas por ordenador un magnífico video va mostrando los recorridos de las murallas, sus características y los restos conservados en la actualidad. Asistimos a la recreación de lo que fue el primer recinto rodeado por la muralla árabe del siglo IX, la posterior muralla cristiana del siglo XII y la cerca de Felipe IV del siglo XVII. Sus características, puertas de acceso, torres y materiales de construcción. El video no es exhaustivo, pero sí muy didáctico.
Se reconstruyen con detalle algunas Puertas de los tres recintos. La de la Vega, del recinto musulmán; la de Guadalajara, del cristiano.
Y la Puerta de Fuencarral, de la cerca del siglo XVII. Son muy interesantes las simulaciones que muestran cómo pudieron ser estas antiguas puertas situadas en el Madrid actual.
No hay referencias a la posible segunda muralla árabe del siglo X, que sí aparece representada, como las demás murallas y cercas, en la maravillosa maqueta colocada bajo la pantalla, en la cual un más que discreto texto inscrito sobre el cristal que la cubre recuerda que “después de casi cien años de investigaciones se mantiene el debate científico sobre algunos puntos controvertidos”:
El trazado exacto de los dos primeros recintos amurallados, la posibilidad de que el Alcázar Trastámara del siglo XIV se levantase sobre una fortaleza árabe, la posible ampliación de la muralla islámica sustentada en algunos hallazgos arqueológicos y la situación exacta de la Torre de Narigües.
Una vitrina muestra objetos de la vida cotidiana de cada época hallados gracias a las excavaciones arqueológicas. Junto a ellos, de forma sencilla, breves textos resumen la historia de Madrid, desde su fundación durante el emirato de Córdoba a mediados del siglo IX hasta 1868 cuando fue derribada la última cerca, que había sido levantada por Felipe IV en 1625.
Se expone un dibujo de los Límites y puertas de la Villa, otro de la Puerta de Fuencarral de Juan Gómez de Mora, ambos procedentes del Archivo de Villa… Y uno de nuestros tesoros arqueológicos, hallado precisamente durante las obras de reconstrucción de este edificio que alberga el museo, la Casa de San Isidro. Es el Modelo de Puerta islámica, del siglo X-XI, maqueta de una Puerta de recinto fortificado, realizada a mano en terracota o barro cocido.
Se cree pudo ser un juguete, o un pebetero, como podrían indicar las quemaduras de las torres. En cualquier caso es un ejemplo de la importancia que tenía la representación de las fortificaciones en la sociedad islámica. A pesar de haberse hallado en este solar, y ser una de las piezas arqueológicas más importantes recuerdo del Madrid musulmán, se encuentra en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, que la ha prestado para la ocasión.
La exposición es estupenda, merece una visita.
Por : Mercedes Gómez
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Las Murallas de Madrid
Museo de San Isidro
Plaza de San Andrés, 2
Queridos amigos:
¡Feliz Navidad! Os deseo unas felices fiestas, que lo paséis muy bien allá donde estéis. Y, sobre todo, un Feliz Año Nuevo. Ojalá los problemas se vayan alejando de la vida cotidiana y el 2015 traiga buenos momentos y expectativas.
Un año más os agradezco infinitamente vuestra compañía, con la ilusión de que con mucho ánimo y curiosidad sigamos compartiendo nuestro interés por Madrid, su historia y su arte.
Muchos saludos y besos
Mercedes
Se acerca la Navidad y, como casi todos los años, paseamos estos días por un Madrid alegre y luminoso al que aún no ha llegado el frío en busca, entre otras cosas, de los belenes instalados en iglesias, museos, tiendas… por toda la ciudad, muchos de ellos verdaderas obras de arte.
Apetece volver a ver algunos de los más antiguos y apreciados, repitiendo el recorrido que hace unos años hicimos por los belenes en Madrid: el antiguo belén barroco de la Iglesia del Convento de las Carboneras, el refinado nacimiento de marfil de la iglesia de San Andrés, etc.
O los que visitamos el año pasado. El que a partir del día 20 se podrá ver en uno de los lugares más singulares de Madrid, el Olivar de Castillejo, formado por figuritas de los años 20 del pasado siglo; el belén napolitano del siglo XVIII en el Museo de Historia… Y por supuesto el del Humilladero de la calle Fuencarral, Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, que nuevamente abre sus puertas para mostrar el belén solidario de la Asociación Mensajeros de la Paz. El año pasado contemplamos un belén artesano traído desde Filipinas; este año viene de África, con la misma intención, recoger alimentos no perecederos para ayudar a las familias necesitadas.
Son muchas las opciones que nos ofrece la Navidad en Madrid.
Este año he visitado por primera vez el Belén del Museo de San Isidro, instalado en el Patio renacentista. Es exquisito. Las figuritas, valiosas y delicadas, están guardadas en varias urnas situadas alrededor de la fuente.
Obra del escultor Domènec Talarn (1812-1902), especialista en imaginería religiosa, pertenece a los fondos de la Asociación de Belenistas de Madrid.
El artista, dentro del historicismo romántico del siglo XIX, representaba los personajes vestidos no al modo campesino local de la época sino intentando reproducir una escena de Belén, como él imaginaba irían vestidos los personajes entonces.
A las figuras del Nacimiento incorporó las de los Reyes Magos de Oriente y su séquito, dando un toque exótico a las representaciones. Multitud de detalles perfectos las adornan. Los animales, ropajes, regalos.
Aunque le guiaba más un orientalismo estereotipado que una realidad. Como leemos en el panel informativo colocado en el bello Patio, “el belenismo arqueológico de Talarn era practicado con tanta buena fe como inexactitud”.
Domènec Talarn tuvo varios alumnos destacados a los que ayudó e impulsó, entre ellos Mariano Fortuny (1838-1874).
El gran pintor, que creció en una familia de artesanos, desde muy pronto mostró sus habilidades y gusto por la pintura. Tras quedar huérfano siendo muy pequeño su abuelo le llevó a Barcelona, al taller de Talarn, en el cual entró como aprendiz con tan solo doce años de edad.
Suya es la minuciosa policromía de estas figuras que añade calidad a la magnífica obra modelada por el escultor.
Por : Mercedes Gómez
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Museo de San Isidro
Plaza de San Andrés, 2
La plaza de Manuel Becerra está situada en el distrito de Salamanca; a ella se asoman cuatro de sus barrios, el de Lista, Goya, Fuente del Berro y la Guindalera. La calle de Alcalá la cruza, y en ella convergen las de Francisco Silvela, del Doctor Esquerdo (antiguos Paseo de Ronda y Foso de Circunvalación) y la calle de don Ramón de la Cruz.
Recordemos que el barrio de Salamanca fue proyectado en 1860 por Carlos María de Castro dentro del plan de Ensanche de Madrid. Hacia 1866 estaba trazado pero apenas había comenzado su construcción; ya existían las primeras manzanas junto a la Puerta de Alcalá y la calle de Serrano pero poco más. Mas allá casi todo era campo y la futura plaza de Manuel Becerra estaba en el límite este del proyectado Ensanche. Los terrenos entre el antiguo Camino de la Fuente del Berro al sur (aproximadamente en el lugar donde hoy discurre la entonces incipiente calle de Goya), y la Vereda de la Guindalera al norte, eran sobre todo huertas y campo.
En los comienzos del siglo XX la plaza recibía el nombre de Glorieta de la Alegría, dicen que debido a una venta o ventorro situado en las proximidades. Otros cronistas hablan de los comentarios más o menos ingeniosos o irónicos que provocaba el nombre debido a que por allí había que pasar para dirigirse al Cementerio del Este, hoy de la Almudena.
Lo cierto es que, según el plano del Madrid de 1900, había un merendero llamado la Alegría, pero a algo más de un kilómetro de distancia de la glorieta, al otro lado del arroyo Abroñigal (actual M-30), junto a su afluente, el arroyo Calero.
Estaba en lo que hoy es aproximadamente la calle Elfo números 13-15. Es curioso comprobar que la calle de Alcalá, al otro lado del Puente de Ventas, cerca de la cual se encontraba el merendero, entonces (según el plano) se llamaba calle de Vista Alegre.
Volviendo a la glorieta, en los terrenos al otro lado del paseo del Ensanche las construcciones eran escasas. En la esquina entre el paseo y la calle de Alcalá se encontraba la Quinta de los Leones o Quinta de Nogueras, así llamada por su primer propietario Francisco Noguera.
Junto a la extensa Quinta también había algunas villas o casas de campo, Villa Amalia, Villa Luisa… y ya se habían construido las primeras fases de la Colonia del Madrid Moderno. Frente a ella, al otro lado de la calle de Alcalá, se hallaba la Estación del Tranvía del Este (donde hoy se encuentra el Parque de Bomberos). El Tranvía unía las Ventas del Espíritu Santo con la plaza de Cibeles, y un ramal llevaba a los aficionados hasta la Plaza de Toros, entonces situada donde hoy se encuentra el Palacio de los Deportes en la calle Goya.
En el centro de la plaza estaba el Fielato de consumos, donde se cobraban las tasas municipales que se aplicaban al tráfico de mercancías en esta salida de Madrid.
En el plano de Facundo Cañada todas estas edificaciones están representadas en color rojo.
En 1905 por acuerdo municipal se cambió su denominación por la de plaza de Manuel Becerra, en honor al político que fue diputado y Ministro de Ultramar y Fomento en diferentes periodos entre los años 1868 y 1894. Becerra, nacido en 1823 en Lugo, había muerto en Madrid en 1896.
En 1914 en el centro de la plaza ajardinada fue instalado el llamado Obelisco de la Fuente Castellana, procedente del paseo de la Castellana. La fuente, que contaba con dos esfinges-surtidores de bronce, había sido construida por encargo de Fernando VII para celebrar el nacimiento de su hija, futura Isabel II. En 1869 el pilón había sido eliminado ajardinándose la zona alrededor del obelisco, y las esfinges trasladadas al parque del Retiro. Con su ubicación en la plaza de Manuel Becerra recuperó la condición de fuente y las esfinges.
Por esa misma época en la esquina con Francisco Silvela fue levantada la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga, sobre terrenos de la antigua Quinta cedidos por algunos miembros de la aristocracia que habían pasado a ser sus propietarios (marquesas de Aldama y de Ortueta) y una parte adquirida por el prelado de la diócesis.
Conocemos cómo era la plaza en aquellos momentos gracias a una valiosa postal del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.
La primera piedra de la iglesia había sido colocada el 26 de marzo de 1913. El proyecto inicial, realizado en 1911, fue obra de Joaquín María Fernández y Menéndez-Valdés aunque tras su fallecimiento la obra fue llevada a cabo por Diego de Orbe. Su estilo era neorománico, diseñado dentro del historicismo que imperaba en la época. Fue inaugurada en junio de 1915.
Muy dañada durante la guerra, fue reconstruida.
En 1952 el arquitecto Manuel Muñoz Monasterio además de edificar la casa parroquial alargó la nave central y construyó una nueva fachada.
La torre del campanario con su antiguo chapitel desapareció, y fue sustituida por un nuevo campanario de ladrillo. El aspecto del templo se transformó completamente.
En 1961 el Consistorio volvió a cambiar la denominación, pasando a ser la plaza de Roma. Unos años después, en 1969 el Obelisco se desmontó nuevamente para construir el paso subterráneo bajo la plaza por el que hoy continúan circulando los automóviles; el pobre monumento, que no encontraba descanso, fue entonces situado en el parque de la Arganzuela junto al río Manzanares. Recientemente, tras las obras de soterramiento de la M-30 ha vuelto a su lugar junto al río, pero una vez más ha perdido su carácter de fuente.
La antigua Quinta de los Leones, dividida en tres fincas a mediados del siglo XX, fue convertida en el parque de Eva Perón y se abrió la calle del Doctor Gómez Ulla.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de Covadonga tiene tres naves, sin crucero. Las pilastras imitan mármoles.
Las pinturas del ábside fueron realizadas en 1947 por Pedro de Varzi Roa.
La mayor parte de las imágenes son modernas, posteriores a la guerra, pues todo lo anterior fue destruido o desapareció. Excepto un Cristo de la Humildad del siglo XVIII (según García Gutiérrez y Martínez Carbajo, autores del libro Iglesias de Madrid) que se encuentra a los pies de la Epístola, junto a un Cristo nazareno, en una hornacina barroca un poco escondida, difícil de contemplar.
Y la imagen de la Virgen de Covadonga situada en el Altar Mayor, en un camarín en forma de hornacina con dos columnas a cada lado. La imagen original procedía del histórico Convento de San Plácido. Desaparecida durante la guerra, la actual es una copia (*).
La actual plaza de Manuel Becerra, que recuperó su anterior nombre en 1980, es sin duda muy distinta a aquellos comienzos del siglo XX en que era el límite de un nuevo Madrid, con el jardín y el Obelisco en el centro, y la coqueta iglesia. La postal ha cambiado.
Ya no pasa el tranvía sino demasiados automóviles, hay una estación de metro y paradas de autobuses que te llevan a casi todas partes. No hay merenderos pero sí bares con numerosas terrazas, churrerías, quioscos de prensa… el Antiguo Universal Cinema construido en los años 40, hoy vaciado y convertido en gimnasio… hasta un puesto de flores, y muchos bancos, donde los vecinos se sientan a charlar o pasar el rato como antaño. Ha cambiado mucho pero sigue siendo una plaza viva, no solo un lugar de paso, sino un lugar de encuentro.
Por : Mercedes Gómez
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ACTUALIZACIÓN 23 de marzo 2018. La imagen actual de la Virgen no es la original procedente de San Plácido, como había escrito al publicar el artículo en 2014 según la información de la web de la parroquia. Hoy me han confirmado en la propia Iglesia que es una copia.
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Bibliografía y otras fuentes:
Dº ABC 25 marzo 1913
Dº ABC 15 junio 1915
La Construcción moderna. 30 jun 1915.
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
P. García Gutiérrez y A.F. Martínez Carbajo. Iglesias de Madrid. Ed. La Librería, Madrid 2009.
Parroquia de Covadonga
IDE histórica de la ciudad de Madrid
Hoy miércoles día 10 de diciembre de 2014, por fin, la alcaldesa de Madrid ha inaugurado el nuevo Museo de Historia, antiguo y querido Museo Municipal, en la calle de Fuencarral.
Curiosidad, interés, emoción… eran muchas las sensaciones que esta mañana flotaban en el patio cubierto, nuevo vestíbulo de entrada al museo, entre los numerosos invitados a vivir este momento tan esperado por muchos de nosotros, la reapertura de la Colección Permanente.
Tiempo habrá de volver una y otra vez, y observar las bellas pinturas, esculturas, objetos.. y hablar de ellos, pero hoy no podíamos faltar a la cita y es obligado dejar constancia en este blog, en el que tanto hemos hablado de este museo y de algunas de sus obras, de la grata noticia: nuestro Museo, el museo que cuenta nuestra historia ha reabierto sus puertas.
La maqueta, el Modelo de Madrid, de León Gil de Palacio, permanece en el sótano, donde se podía admirar desde hace algún tiempo, es la Sala -1 dedicada a Cartografía y maquetas. Junto al patio, en la planta 0, se encuentran los restos de la Noria del viaje de agua hallados durante las obras, que de momento no van a ser mostrados al público.
En las plantas 0, 1 y 2 ha sido ordenada la Colección bajo un lógico criterio cronológico. A través de las salas en las tres plantas asistimos al relato de nuestra historia, desde que en 1561 el rey Felipe II trajera por vez primera la Corte a la pequeña villa de Madrid hasta los albores del siglo XX.
El espacio interior ha sido totalmente remodelado, recordemos que por el arquitecto Juan Pablo Rodríguez Frade. Las nuevas salas, con suelos, paneles y techos de cálida madera, son luminosas y acogedoras. Ha sido muy agradable comprobar que no ha habido concesiones a una falsa “modernidad”, las obras son las protagonistas.
En la planta 0 se exponen las que ilustran los años finales del siglo XVI y sobre todo el siglo XVII. Villa, Corte y capital de dos mundos. Ese Madrid cosmopolita, con sus luces y sus sombras, sus nobles y sus mendigos, sus literatos y sus artesanos, ese Madrid, nuevo escenario de poder, al que llegaron personajes desde todos los rincones del Imperio. Las Vistas del Alcázar, de la Plaza Mayor, la Plaza de la Villa; la ciudad festiva y teatral del Barroco.
En la planta 1 se cuenta la historia desde 1700, con la llegada de la nueva dinastía borbónica, hasta 1814, finalizada la guerra de la Independencia. El Madrid, Centro ilustrado del Poder, que vio cómo llegaban las nuevas ideas en economía, el arte y las ciencias.
Finalmente, en la planta 2 nos sumergimos en el Sueño de una ciudad nueva, en el Madrid vivido de 1814 a 1910. Los barrios pobres y el nacimiento de un nuevo Madrid, el Ensanche y la actividad industrial, una realidad múltiple y antagónica.
Pero el Museo no es solo un museo de historia, está lleno de maravillosas obras de arte. Es un placer ir descubriendo o recordando las piezas en las que grandes artistas han ido pintando, dibujando y fotografiando nuestra ciudad.
Hacía demasiado tiempo que no podíamos disfrutar del rico patrimonio artístico que atesora esta institución, que a su vez forma parte de nuestra historia, alojada en el Antiguo Hospicio, el singular edificio de Pedro de Ribera. Sobre todo los madrileños más jóvenes no lo recordarán, lo más probable es que no lo conozcan. Ahora todos tenemos la ocasión, el privilegio, de poder volver, o empezar a conocerlo.
Me voy a permitir decirlo: ¡Qué bonito!
El Museo de Historia, en la calle de Fuencarral nº 78. Entrada gratuita.
Por : Mercedes Gómez
Queridos amigos:
Me gustaría anunciar algunas actividades que van a tener lugar tras el largo fin de semana que acaba de comenzar, la semana próxima y días siguientes, todas ellas creo que muy sugestivas.
Quizá el hecho esté pasando algo desapercibido, pero uno de nuestros edificios más singulares, que en este blog tuvimos el placer de visitar hace tiempo y conocer su rica historia, el antiguo Palacio de Fomento (hoy sede del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) está celebrando el 25 aniversario de su declaración como Bien de Interés Cultural.
Por este motivo se han organizado una serie de eventos conmemorativos. Además de un ciclo de conferencias y un concierto previsto para el día 22 de diciembre, en el maravilloso patio este bajo el Lucernario se ha instalado una prometedora exposición, 25 años, 25 obras, una selección del patrimonio histórico, cultural y artístico del ministerio. De lunes a viernes, hasta el próximo día 19. Podemos consultar los detalles en su web.
Por otra parte, como comentábamos hace unos días, también se ha iniciado el nuevo curso del Instituto de Estudios Madrileños. En primer lugar, recordemos que la semana que viene, los días 9, 10 y 11 de diciembre, se celebrará el Seminario en homenaje a Julio Caro Baroja, con el bello título de Siete recuerdos. Es un placer comprobar que será en una de “mis” bibliotecas, a la que de vez en cuando acudo en busca de libros, la Biblioteca Pública Manuel Alvar, en la calle Azcona nº 42. Dará comienzo a las 6 de la tarde del martes día 9. Podéis descargar el programa aquí.
Y finalmente, Carmen Sanz Ayán, Premio Nacional de Historia 2014, nos regalará una Lección magistral de Navidad, sobre un tema interesantísimo y de gran trascendencia en la historia de nuestra ciudad, De teatros y hospitales: La asistencia social en la temprana Corte madrileña.
Será el lunes 15 de diciembre a las 19,30 h. en el salón de actos del Museo de la Imprenta Municipal, en la calle Concepción Jerónima nº 15.
Que disfrutéis, del fin de semana y de las actividades. Gracias a todos.
Mercedes
Los ejércitos romanos llegaron a la Carpetania (donde se ubicaban los terrenos que hoy conforman la Comunidad de Madrid) a mediados del siglo II antes de C.
Durante los aproximadamente siete siglos que duró su dominio en la Península, en nuestras tierras la única gran ciudad romana de la que hay constancia fue Complutum, actual Alcalá de Henares. En lo que hoy es la ciudad de Madrid al parecer no existió un núcleo de población importante, pero sí existieron ciertos asentamientos, sobre todo rurales, dispersos, instalados en torno al río y sus arroyos.
Fueron las villae, las villas, explotaciones agrarias que podían ser pequeñas como una granja o grandes como un pueblo, y que subsistieron hasta el siglo V. Solían estar formadas por los espacios destinados a la labor agropecuaria y por la residencia del dueño.
Los habitantes hispano romanos buscaban en las cercanías del agua las tierras fértiles, para su cultivo y para los pastos de los animales. Se han localizado vestigios de villas romanas en la Casa de Campo, Vallecas, Carabanchel, Villaverde…
Los restos hallados revelan, aunque dentro de la sencillez propia de lo que eran construcciones rurales, que había un intento de dotarlas de una decoración exquisita y de comodidades a la manera de Roma. Además de piezas de arte, ornamentos y ricas vajillas, se encontraron utensilios de cocina, objetos de cuidado personal y herramientas que muestran cómo era su vida cotidiana. Una parte de estos hallazgos se pueden contemplar en el Museo de San Isidro.
La primera villa romana descubierta fue la de Carabanchel.
Los restos arquitectónicos de la villa de Villaverde, que se remonta al siglo I d. de C., fueron localizados en 1927 por unos niños a los que su profesor Fidel Fuidio había llevado a recoger sílex a las orillas del Manzanares. Los hallazgos, que fueron entregados a Pérez de Barradas entonces arqueólogo del Ayuntamiento, revelaron que se trataba de un edificio con muros de mampostería de sílex, con decoración con estucos pintados y pavimentos de mosaicos.
Las excavaciones depararon grandes hallazgos. Se descubrió que sobre una primera construcción habitada entre los siglos I y II, destruida por un incendio, en el siglo IV se levantó una nueva villa. Una galería porticada se abría hacia el río y en la parte posterior estaban las zonas dedicadas a las actividades agrícolas. En el centro se hallaba la zona más lujosa, decorada con frescos y mosaicos, donde vivía el propietario. Fue habitada hasta el siglo V.
En el Museo de San Isidro se expone una maqueta, reconstrucción hipotética de esta Villa.
Se expone también una reconstrucción del cubiculum de la villa o dormitorio, con el mosaico geométrico, extraído del yacimiento en 1928.
También podemos contemplar restos de diversos materiales, sobre todo relacionados con la cocina (cuchillos, cucharas…), piezas de vajilla de mesa, de la famosa cerámica romana, la terra sigillata.
Objetos personales o de tocador (agujas de pelo, espejos…). Un lampadario o soporte para lámparas de bronce, la cabeza del dios protector de los campos, Silvano, monedas y pinturas murales.
Más recientemente, durante las famosas obras de soterramiento de la M-30, tuvo lugar un hallazgo muy importante. Junto al Puente de Segovia, en la avenida Virgen del Puerto (a los pies del Palacio Real, terrenos donde unos siglos después, en el siglo IX, se asentaría el primer Mayrit musulmán, origen de la Villa de Madrid), aparecieron restos de un pequeño caserío.
Eran estructuras de edificación de los siglos I – II, que ya estaban documentados, al menos desde 1995. Se hallaron suelos empedrados, fragmentos de pinturas murales, zócalos, y una estructura hidráulica.
Es una pena que unos restos tan importantes y únicos en nuestra ciudad no fueran dejados al descubierto y acondicionados para su visita o mostrados de alguna manera. No hemos encontrado nada expuesto ni en el Museo de San Isidro ni en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá.
En el centro de Madrid también se han encontrado restos de esta época histórica, básicamente cerámicas, en la Plaza de Oriente, plaza de los Carros, Mercado Puerta de Toledo y la calle Goya, aunque se cree que en estos casos los hallazgos se deban probablemente a traslados de los materiales desde las zonas próximas al Manzanares más que a asentamientos de población.
De todas formas, teniendo en cuenta que la distribución de los yacimientos localizados sigue principalmente los cursos fluviales, sobre todo el Manzanares, pero también sus afluentes, los arroyos de Cantarranas, Meaques, Castellana, Abroñigal … no se puede descartar que en aquellos tiempos tan lejanos, cuando por el Paseo de la Castellana aún lo único que circulaba era un arroyo, junto a él haya existido alguna quizá pequeña villa romana. Quién sabe.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
A. Pérez Madariaga. “La región de Madrid en época romana”. Catálogo exposición Madrid del siglo IX al XI. Real Academia BBAA de San Fernando. Comunidad de Madrid, 1990.
Ayuntamiento de Madrid. Catálogo exposición Las villas romanas de Madrid. Madrid en época romana. Madrid, 1995.
Museo de San Isidro. Exposición M-30 Un viaje al pasado. Madrid, 2007.
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