De forma natural, de las Puertas de las murallas que rodearon Madrid desde el siglo IX, partían caminos que se convirtieron en calles, que casi nunca tenían nombre, y después en vías principales de los sucesivos ensanches de la villa; su trazado aún se conserva en algunos casos. Una de las más importantes, una vía regis o vía real cuyo origen se remonta al primer Mayrit, que luego tendría distintas denominaciones en sus diferentes tramos, hoy es la calle Mayor.
Con el crecimiento de la villa hacia el este, el camino que partía de la Puerta de la Almudena se convirtió en calle de la Almudena, donde luego se ubicaría, a la altura de la actual calle de los Milaneses, la Puerta de Guadalajara, de la muralla cristiana.
La prolongación de la calle desde la Puerta de Guadalajara hasta una nueva Puerta, llamada del Sol, a finales del siglo XV recibía el nombre de calle grande de la Puerta del Sol.
Alrededor del antiguo camino creció la villa de Madrid. Igual que había ocurrido en el Madrid islámico entre los siglos IX y XI, después de la construcción de la nueva muralla cristiana en el siglo XII, la población fue creciendo en un arrabal alrededor de las iglesias de San Martín, San Ginés y Santa Cruz que fue rodeado por una nueva tapia, la Cerca del Arrabal, cuyo posible trazado ya recorrimos aquí.
Recordemos que fue levantada hacia 1438 con fines fundamentalmente administrativos e higiénicos, debido a una gran epidemia de peste, una de las muchas desgracias que asolaron Madrid a lo largo del siglo XV como hemos visto en anteriores entradas.
Por esas mismas fechas, y por el mismo motivo, se fundó la Ermita de San Andrés y un hospitalillo, que debieron quedar en las afueras de la Puerta del Sol, con el fin de atender a los numerosos enfermos, origen del Hospital y de la Iglesia del Buen Suceso, que también hemos visitado.
La Puerta del Sol era una de las puertas de la Cerca. Aunque se dice que el nombre puede deberse a que hubo una figura de un sol sobre ella, este hecho no está documentado, se debe a que la puerta estaba orientada al este.
Aproximadamente desde 1440 el caserío fue aumentando a ambos lados del camino que partía de la Puerta de Guadalajara.
El rey Trastamara Enrique IV (1454-1475) contribuyó en gran medida a la expansión de Madrid, concediendo mercados, convocando Cortes y ordenando mejoras, así lo reconoce y agradece una placa municipal en la cercana plaza de la Villa.
Durante su reinado en las cercanías de la Puerta de Guadalajara se establecieron vecinos ilustres, como los Lujanes; recordemos que la Casa y su Torre fueron construidas a partir de 1460. Antes, hacia 1430 Ruy Sánchez Zapata había edificado su palacio. También en este tiempo se produjo un aumento de la población en general que alcanzó la Puerta del Sol. Incluso conocemos a algunos de sus vecinos más modestos. Sabemos que a 18 de julio de 1478 Juan de Madrid allí tenía su casa. El 14 de abril de 1488 en las Actas de Acuerdos del Concejo se habla del Licenciado de Rojas y su casa con su palomar ubicada en la Puerta del Sol.
A finales de siglo son varias las reformas aprobadas para mejorar la calle de la Puerta del Sol. El 17 de marzo de 1497 entre otros acuerdos municipales se decidió que, con el fin de que se ennobleciera, en la calle de la Puerta del Sol se hicieran portales huecos. Al año siguiente se mandó empedrar.
En numerosas visitas al Museo de San Isidro, también al Museo Arqueológico Regional en Alcalá de Henares, hemos podido contemplar los hallazgos arqueológicos que reconstruyen nuestra historia, las huellas del primer Mayrit árabe, los restos de los arrabales islámicos, el Madrid cristiano… En la exposición actual sobre Las Murallas de Madrid se muestran dos tinajas y una cantimplora de los siglos XIV-XV procedentes de las excavaciones de la Cuesta de la Vega y de la Plaza de Oriente, que tantos hallazgos han deparado, y otros cacharros de la Casa de Iván de Vargas, plaza del Rollo y del Palacio de los Condes de Paredes, zonas pertenecientes al recinto cristiano.
Pero no es fácil ver restos del Madrid de esta época hallados en terrenos del Arrabal medieval, en este caso en la Puerta del Sol.
En la exposición del Museo Municipal inaugurada a finales de 1979 que mencionamos en la entrada anterior, Madrid hasta 1875 : testimonios de su historia, se expusieron unos objetos domésticos, muy sencillos, y sin embargo muy importantes.
Tres escudillas, dos platos, una vasija y una taza de barro cocido, datados en el siglo XIV-XV. Gracias al Catálogo sabemos que pertenecen al Museo Arqueológico Nacional y que aparecieron de forma fortuita durante las obras en la Puerta del Sol, en algún momento anterior a dicho año 1979.
Es una grata sorpresa descubrir que existen algunos de los objetos acaso utilizados por Juan de Madrid, el Licenciado Rojas, o alguno de sus vecinos o antepasados. Recuerdos de la vida cotidiana y testigos de otra etapa importante en la historia de Madrid.
Por : Mercedes Gómez
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Libros de Acuerdos del Concejo madrileño (1464-1515, cinco vol.). Ayuntamiento de Madrid, 1932-1987.
Catálogo exposición Museo Municipal, Madrid hasta 1875 : testimonios de su historia. Ayuntamiento de Madrid, 1979.
16 comentarios
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10 febrero 2015 a 02:51
dan
Lo peor de la Puerta del Sol en la actualidad: el mostrenco del intercambiador de trenes, un quiero y no puedo, un perifollo infumable en la plaza más emblemática de la capital.
http://www.soitu.es/soitu/2009/06/25/disenoyarquitectura/1245918603_436413.html
10 febrero 2015 a 20:34
Mercedes
Pues sí, nada que ver con el siglo XV…
saludos
10 febrero 2015 a 12:48
J. Esetena
Hola Mercedes:
Ya sabes que somos «fans» de estos paseos históricos que nos propones y el de hoy no puede ser más fascinante, entre otras cosas porque, gracias a la impagable foto que nos traes, descubrimos varios restos arqueológicos hallados ni más ni menos que ¡¡¡en la Puerta del Sol!!!, donde, con todo lo que se ha transformado, parece casi imposible que aparezca algo.
Son muchos los vestigios medievales madrileños que se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional y gran parte de ellos sin exponer. Podría ser interesante que se cedieran en depósito al Museo de San Isidro o al de Historia. Es que no hay forma de verlos…
Y ya que mencionas la humilde placa dedicada a Enrique IV, estaría bien que Madrid contribuyese a su memoria de otro modo, tal vez con un monumento o una placa «pétrea». Fue uno de los primeros reyes que se enamoraron de la ciudad.
Un abrazo y felicidades por el artículo, Jesús
10 febrero 2015 a 20:46
Mercedes
Hola Jesús, muchas gracias. Suscribo tus propuestas 🙂
A mí también me sorprendió mucho ver esa foto, no tenía ni idea de que existían esos restos. Como decimos a veces, cuántas cosas debe haber por ahí, que desconocemos…
En el Museo Arqueológico, Nacional, por una parte es lógico, Madrid casi brilla por su ausencia, sería magnífico que cedieran algunas cosas, como bien sugieres.
Un abrazo
10 febrero 2015 a 13:16
Francisco Esteban Gómez Sánchez
!Cuanto ha cambiado LA PUERTA DEL SOL! Esa puerta que no cumple so objeto y siempre esta abierta para todo el mundo. En ella encontramos los vestigios más antiguos en el intercambiador y en los sótanos del antiguo hotel Paris.
mas modestos que el tuyo, Mercedes, estos otros.
http://elcajndelmaestro.blogspot.com.es/2013/01/el-guirigay-de-la-puerta-del-sol.html
http://elcajndelmaestro.blogspot.com.es/2012/06/tio-pepe.html
Un saludo, y danos a conocer el origen de esta ciudad.
10 febrero 2015 a 20:59
Mercedes
Dos entradas magníficas, Paco, muchas gracias. La historia de la Puerta del Sol es muy larga y compleja, aquí solo cuento el principio, tú apuntas muchos temas interesantes… infinidad de reformas la han ido transformando, y dicen que preparan una más.
Un saludo
10 febrero 2015 a 22:17
Antonio Iraizoz
Hola Mercedes. Es una historia, la suya, interminable. Nunca está acabada, en continuo cambio. Quizás sea el reflejo de la propia sociedad madrileña. Me apunto también a las propuestas que sugiere Jesús sobre Enrique IV y gracias por el delicioso paseo que nos das por la calle Mayor hasta Sol ¡con georradar y todo!
Un abrazo
10 febrero 2015 a 23:59
Mercedes
Hola Antonio, pues quizá sea así, refleja la propia sociedad madrileña, en continuo cambio. Lo que sí es verdad es que cada «gobierno» ha dejado aquí sus huellas. A ver qué le depara el futuro.
¡Gracias a ti! y un abrazo
13 febrero 2015 a 17:17
J. Casado
Hola Mercedes. Efectivamente, la historia de un lugar tan emblemático, tiene que ser, por fuerza, inacabada. Está en continuo cambio, para mejor o peor, eso lo va marcando el paso del tiempo.
De todas formas, excelente entrada, sobre el corazón de Madrid.
Ah! suscribo totalmente lo de que el Arqueológico ceda obras de la historia antigua de Madrid, al Museo de San Isidro…. pero me temo que el dicho castizo; «ni como, ni deja comer», aquí sigue funcionando.
Un saludo.
15 febrero 2015 a 22:54
Mercedes
Seguiremos asistiendo a la evolución de esta plaza, como bien dices, emblemática… Gracias por tu comentario, José.
14 febrero 2015 a 21:48
Maríarosa
Un post estupendo da lugar a estupendas intervenciones…me sumo a todas las propuestas…y añado otra…Cada vez me parece más intolerable que el ayuntamiento haya permitido cambiar el nombre de la estación de Metro,,,en el mismo corazón de Madrid es una afrenta leer (y oir) en lugar de SOL en sus estaciones de Metro, el nombre de una marca que no quiero ni nombrar…
15 febrero 2015 a 22:57
Mercedes
Gracias María Rosa. Tienes toda la razón, es algo inaudito, que tampoco quiero nombrar.
24 febrero 2015 a 22:29
Elena
Este post me encanta y al mismo tiempo me da algo de pena porque las intervenciones que ha sufrido no me parece hayan sido fieles a la propia historia de este lugar tan emblemático. La eliminación del verde, la colocación de tanto asfalto, y por supuesto, el ignorar que los restos arqueológicos son tan importantes como una Iglesia- al menos desde punto de vista histórico- me provocan cuanto menos estupor. En cuanto a lo del nombre de la parada del metro….sin palabras. Muy bonito todo lo que explicas. Gracias, como siempre. Un abrazo
24 febrero 2015 a 23:30
Mercedes
Muchas gracias a ti, Elena, por tu comentario y tus palabras.
Tienes razón, a veces no se da importancia a los restos arqueológicos, considerando que su «valor» es escaso, quizá lo sea artísticamente, pero su valor histórico es muy grande.
Un abrazo
2 agosto 2021 a 00:04
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