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Como hemos visto en artículos anteriores, sobre todo al hablar de las Escuelas, algunas de las experiencias educativas puestas en marcha durante la Segunda República se basaron en propuestas planteadas durante los años 20 por la Institución Libre de Enseñanza.
Francisco Giner de los Ríos fue el gran impulsor de la ILE y de otros proyectos memorables, como la Residencia de Estudiantes, el Museo Pedagógico Nacional o las Misiones Pedagógicas.
El Patronato de Misiones Pedagógicas fue creado, a partir de las ideas de Giner (sus “misiones ambulantes”), en mayo de 1931. Entre las muchas ideas para la mejora de la educación pública, que adolecía de muchas carencias y problemas, como el elevado índice de analfabetismo, se puso en marcha este plan.
El presidente fue Manuel Bartolomé Cossío, discípulo y amigo de Giner de los Ríos, que en aquellos momentos tenía ya 74 años y un delicado estado de salud. Murió en 1935, pero pudo ver cumplido su sueño, llevar al campo parte de lo que solo se podía disfrutar en la ciudad. Asistir a una representación teatral, leer un periódico, saber que existían Shakespeare o Velázquez, escuchar música clásica, conocer un verso de Lope o Calderón, ver una estatua o una pintura… cosas entonces imposibles para los habitantes de la España rural. Cossío estaba convencido de que los campesinos también tenían derecho a la cultura. Para él, era un asunto de justicia social.
A finales de 2006 se inauguró una exposición en el Centro Cultural Conde Duque, Las Misiones Pedagógicas, 1931-1936, acompañada de una serie de actividades y publicaciones muy interesantes.
La Residencia de Estudiantes conserva en su web información sobre aquella Exposición y las Misiones Pedagógicas en general.
Las Misiones Pedagógicas desarrollaron actividades maravillosas. Resulta casi conmovedor imaginar el efecto que debía producir la llegada a los pueblos y aldeas más pobres de las Bibliotecas que repartieron miles de libros, del Museo del Pueblo, del Cine, Teatro, Servicio de Música y el Retablo de Fantoches o Guiñol.
Pero no solo en los que lo recibían (niños o adultos que no habían visto nunca cine, ni un libro tal vez), sino también en los que viajaban desde las ciudades con gran ilusión para llevar la cultura, intentando transmitir además de instrucción su lado más alegre y de diversión, a los lugares en que nada de eso existía. Si en algunos pueblos no había ni luz eléctrica, ¿cómo iba a haber bibliotecas? ni mucho menos cine o teatro.
Maestros, poetas, dramaturgos, pintores, estudiantes… participaron más de seiscientas personas, unos con más dedicación que otros, pero todos con la intención de llevar un mundo nuevo a la España rural y a los lugares necesitados. Probablemente unos aprendieron de los otros.
Las Bibliotecas, que generalmente se instalaban en la Escuela, llevaron libros a los pueblecitos más humildes y escondidos.

Un niño y una niña leyendo unos libros de la biblioteca de Misiones Pedagógicas, hacia 1932. (Foto Residencia de Estudiantes, Madrid)
El Museo del Pueblo estaba formado por copias de las obras de los grandes maestros (Velázquez, Murillo, Goya, etc.) realizadas por los entonces jóvenes pintores Ramón Gaya, Eduardo Vicente, Juan Bonafé y otros.

Grupo de espectadores ante una copia de Las Hilanderas, de Velázquez, Cebreros (Ávila), hacia el 15 de noviembre de 1932. (Foto Residencia de Estudiantes, Madrid)
El Coro de Misiones interpretaba romances, el Teatro del Pueblo, dirigido por Alejandro Casona, representaba entremeses y otras piezas breves de los Clásicos en las plazas…
Muchos de los misioneros partían desde Madrid hacia los pueblos, incluidos los madrileños, Oteruelo del Valle, Robledo de Chavela, Horcajo de la Sierra, La Hiruela, Talamanca del Jarama, Nuevo Baztán, y muchos más.
Incluso nuestra propia ciudad. Hay constancia de la visita de las Misiones a cuatro lugares. En marzo de 1933 el Teatro y el Coro visitaron la Cárcel de Mujeres y el Asilo de la Paloma, que era un centro de formación para niños pobres.
En julio y en diciembre de 1936, ya en plena guerra, la Escuela Cervantes –que continúa existiendo, en la calle Raimundo Fernández Villaverde nº 4, edificio obra de Antonio Florez (1913)– y la Escuela de niños de la calle Batalla del Salado recibieron además de al Teatro y Coro al Retablo de fantoches o Guiñol. Los títeres y marionetas fueron una de las actividades más utilizadas por su sencillez y posibilidades que ofrecía. Los teatrillos eran modestos, pero pintados, iluminados, narrados y representados con gran creatividad. Se conserva alguno de los textos.
Las visitas a cada pueblo se planificaban según los habitantes, sus características y necesidades. Se podía alternar juegos y baños en el río con la lectura de poesía y una película de Charlot, por ejemplo. Antes de despedirse, se entregaban los libros, a veces un gramófono y discos. El Servicio de Música jugó también un papel importante en estas aventuras misioneras.
Desgraciadamente las Misiones Pedagógicas quedaron interrumpidas después de la guerra. Pero serán para siempre consideradas una experiencia única. Y asombrosa en cierto modo, ya que no existía espejo en el que mirarse, solo el entusiasmo y el convencimiento de muchas personas lo hicieron posible.
Ahora, estos días podemos recordar la figura de Francisco Giner de los Ríos. La Biblioteca Nacional conmemora el centenario de su muerte. Nacido en Málaga en 1839, murió en Madrid en 1915. Hasta el próximo día 25 se puede visitar una pequeña exposición ubicada en la antesala de la Sala de Lectura, un lugar perfecto para la ocasión, Francisco Giner de los Ríos (1839-1915) y la Institución Libre de Enseñanza.
Se muestra una selección de importantes fondos bibliográficos del propio Giner o sobre su obra, “gran cantidad de libros que supusieron una renovación de la educación, la cultura y la sociedad española”, entre ellos el Catálogo de aquella magnífica exposición, Las Misiones Pedagógicas 1931-1936.
Por : Mercedes Gómez
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Biblioteca Nacional. Hasta el 25 de abril.
Muestra bibliográfica Francisco Giner de los Ríos (1839-1915) y la Institución Libre de Enseñanza.
En la antesala del Salón de Lectura, de lunes a viernes de 9.00 h. a 21.00 h y sábados de 9.00 h. a 14 h.
Acceso al público mostrando el DNI.
Hasta el próximo 30 de abril La Joven Compañía representa en el Teatro del Centro Cultural Conde Duque una nueva versión, realizada por el dramaturgo Juan Mayorga, de la famosa obra de Lope de Vega, Fuente Ovejuna.
La Joven Compañía, dirigida por José Luis Arellano, está formada por más de cuarenta jóvenes entre 18 y 25 años. Se trata de una experiencia que merece nuestro apoyo, por una parte abre un mundo de oportunidades a los actores que participan en ella, actuando como lugar de formación y a la vez plataforma laboral; y por otra, acerca al público joven una de las más Bellas Artes, el Teatro. Y por supuesto enriquece el panorama teatral madrileño.
Fuente Ovejuna, del gran Lope, representada innumerables veces, no pierde nunca su interés ni su vigencia. Además, demuestra hasta qué punto el teatro Clásico, en este caso la reacción de un pueblo ante el abuso de poder, puede interesar y servir de excusa para la reflexión y el debate.
Aunque Mayorga ha eliminado algunos fragmentos, el extraordinario verso de Lope se mantiene. El montaje sin embargo da prioridad a la espectacularidad frente al texto.
El escenario es un espacio único, en el que los diez actores que intervienen están siempre presentes, con gran fuerza plástica. Arena y agua, a veces manchada del color de la sangre, son los elementos naturales utilizados junto a la música, el ruido y la luz y, sobre todo, la expresión corporal de los actores. El dramatismo se expresa más con la agresividad escénica que con la palabra.
La obra se enmarca dentro del Proyecto Teatro Joven, cuyo principal objetivo es atraer al público más joven. Profesionales de la enseñanza y del teatro se han puesto de acuerdo para llevarlo a cabo. Pero no es solo un teatro para estudiantes, es universal, para todos, bajo una visión contemporánea que merece la pena conocer.
Fuente Ovejuna se representa para el público general los jueves, viernes y sábados a las 20 horas.
Las funciones matinales, para alumnos de Secundaria y Bachillerato de la Comunidad de Madrid, se representan de martes a viernes a las 10 y 12:30 h.
Más detalles: en la página de Conde Duque Madrid.
Por : Mercedes Gómez
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