Desde su creación en el siglo XVII en los jardines del Palacio del Buen Retiro hubo construcciones dedicadas a albergar colecciones de animales, una leonera y una pajarera. La leonera era una edificación semicircular, situada en el Patio llamado de la Leonera, adosada a uno de los muros del patio principal, que dibujó Texeira. Fue la primera casa de fieras del Retiro, en esos momentos solo para disfrute del rey, su familia y sus invitados; su emplazamiento junto a Palacio indica la importancia que tenía.
En la esquina sureste del Jardín Ochavado, que hemos visitado hace pocos días, se encontraba la pajarera o Jaula de las Aves. Era un elemento más del espacio de juego y diversión de aquel jardín barroco.
Siguiendo esa tradición, al parecer sobre una pequeña ya existente, en el siglo XIX en tiempos del rey Fernando VII, su Arquitecto Mayor Isidro González Velázquez construyó la Casa de Fieras en el Buen Retiro. Fue uno de los caprichos románticos creados para el Reservado del monarca. El edificio principal, de dos plantas, conocido una vez más como la Leonera, aún se conserva.
Al pasar el Retiro a manos municipales en 1868 la Casa de Fieras fue destinada a Departamento Zoológico y se abrió al público.
En 1918 el Jardinero Mayor Cecilio Rodríguez proyectó una gran reforma de las instalaciones. Se construyeron las jaulas de rejas convexas que sustituyeron las estrechas estancias que al parecer existían. También se creó entonces la plazoleta semicircular con tres escaleras, bancos y faroles de cerámica. La nueva Casa de Fieras fue inaugurada en 1921.
Otras obras de ampliación, también diseñadas por Cecilio Rodríguez, tuvieron lugar en 1929. Clausurada en 1969, fue trasladada a su nuevo emplazamiento en la Casa de Campo. El nuevo Zoo fue inaugurado en 1972.
Las jaulas fueron desmontadas y el edificio pasó a ser ocupado en su totalidad, pues ya tenía sus oficinas en una parte, por el Departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento. En 1976 hubo una nueva reforma a cargo de Manuel Herrero Palacios. Los jardines de la Casa de Fieras llevan su nombre desde 1981, son los Jardines del Arquitecto Herrero Palacios, en agradecimiento a los servicios prestados al Ayuntamiento para la mejora y embellecimiento de la Villa, como recuerda una lápida instalada en la entrada.
En 1985 en el edificio de dos plantas se instaló la Junta Municipal de Retiro.
En los comienzos del año 2005 en la entrada, en el lado norte había un muro con doble escalera de acceso en el que existía una pila o fuente, entonces sin agua -ignoro en qué momento fue construido este acceso-. En la foto que conservo de aquellos días se aprecia que la pared de ladrillo de la antigua construcción estaba decorada por un cuadro de cerámica en honor a San Fiacre, patrón de los Jardineros.
Los arquitectos Jaime Nadal y Sebastián Araujo fueron los elegidos para realizar la restauración y rehabilitación del viejo edificio. En la primavera de 2008 habían comenzado las obras para la construcción de una Biblioteca pública, el muro y las escaleras habían desaparecido.
En su lugar, un gran muro de cristal, se convirtió en un espejo en el que se reflejan los jardines, y que envuelve la antigua leonera de Fernando VII.
El muro, que se integra en el jardín maravillosamente, es la fachada norte de la nueva biblioteca tras la cual permanece el edificio de ladrillo.
Y es una agradable sorpresa comprobar que continúan en su sitio -ahora haciendo compañía a los visitantes acomodados en la zona de acceso a internet gratuito, la zona wi-fi-, los azulejos dedicados al sorprendente San Fiacre, obra de la sevillana fábrica de cerámica Ramos Rejano.
En la más famosa fachada sur, pues es donde se ubicaban los animales, las jaulas han sido convertidas en cubículos de cristal destinados a la lectura, remansos de paz que se asoman a los jardines.
La Biblioteca del Retiro, que recibe el nombre del filósofo Eugenio Trías, la Biblioteca Eugenio Trías. Casa de Fieras, es luminosa, alegre… y muy acogedora.
Además de las salas de consulta o lectura, ofrece diversos espacios, todos muy solicitados, incluso en domingo. Una sala de juegos o bebeteca, biblioteca infantil, cuentacuentos, talleres para adultos, etc. Las sillas y cómodos silloncitos en la zona wi-fi o en la zona de lectura suelen estar ocupados, y es que aparte el servicio que ofrece la biblioteca, allí dentro se está muy a gusto. Por si todo esto fuera poco, si levantas la vista te das cuenta de que estás en el Retiro…
Junto a la entrada una mesa muestra una iniciativa preciosa: varios álbumes registran, Cuentan, el paso de escritores por la biblioteca, de vecinos que han dejado sus fotos y sus palabras, y dedicatorias de todo tipo de visitantes. Lo cierto es que el Retiro, el Reti, forma parte de la vida de muchos de nosotros.
Paseando por los Jardines, descubrimos que esta biblioteca no es el único punto de lectura de la antigua Casa de Fieras, que parece siempre estuvo ligada a los libros. Allí se encontraba una de las Bibliotecas Populares, unas pequeñas bibliotecas ubicadas en sencillas construcciones de ladrillo y cerámica que contaban solo con tres o cuatro estantes de libros, que se instalaron en algunos jardines madrileños entre 1919 y 1936.
Solo se conservan dos, ambas en el Retiro, restauradas en 1994 por la Feria del Libro de Madrid; una de ellas aquí, en los Jardines de Herrero Palacios, antes Casa de Fieras. La otra, la Biblioteca Popular Pérez Galdós, se encuentra cerca de la fuente del Ángel Caído.
A pesar de que a pocos pasos hay una Biblioteca municipal bien equipada, con libros, revistas, películas…, algunas personas prefieren elegir entre las revistas antiguas que alguien ha dejado en esta entrañable biblioteca popular y sentarse en los bancos cercanos a leerlas.
Por : Mercedes Gómez
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Fuentes:
Memoria de Madrid. Historias de la Casa de Fieras (I)
Memoria de Madrid. Historias de la Casa de Fieras (II)
10 comentarios
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25 de May de 2015 a 17:26
Elena
Hola Mercedes: maravillosa descripción de la evolución de tan apreciado lugar. Evoca muchos recuerdos. El gran muro de cristal es impresionante y, como bien dices, está muy bien integrado en el entorno. Por no hablar de las sugerentes bibliotecas municipales. Son preciosas; un gran resultado al servicio de todos, conservando la maravilla del entorno. Muchísimas gracias por este – de nuevo- importante post que nos da una idea de la cantidad de cosas que tenemos a nuestra disposición. Un abrazo.
25 de May de 2015 a 20:50
Mercedes
Hola, Elena, ¡muchas gracias!, me alegro un montón de que el artículo te traiga buenos recuerdos, es tan bonito el Retiro ¿verdad? y nos ofrece muchas cosas.
Un abrazo
25 de May de 2015 a 19:01
JuanZevi
¡Qué gozada, Mercedes, y qué bien lo cuentas!
El gozo de disponer de pequeñas bibliotecas en los jardines y de poder leer entre flores y árboles se hizo relativamente frecuente en el primer tercio del pasado siglo, acaso a favor de las campañas de lectura emprendidas con ocasión de los terceros centenarios cervantino-quijotescos; aún se pueden descubrir sus estantes, por lo general vacíos, en algunos parques y jardines andaluces.
Y también tendría algo que ver el consejo de Cicerón hecho propio por los hombres buenos y sabios de la Institución Libre de Enseñanza, que tú bien conoces:
Si cerca de la biblioteca tienes un jardín,
no te faltará de nada.
Un abrazo, a falta de otros encuentros.
25 de May de 2015 a 20:58
Mercedes
Gracias, Juan, tu comentario es muy bonito, y la frase de Cicerón, qué gran verdad. Libros y jardines, y acaso buena compañía (como buscaban los hombres buenos y sabios de la ILE), desde luego no faltaría nada más.
Puedo imaginar esos estantes en los jardines andaluces, me alegro de que se conserven.
Mientras llega el encuentro, un beso.
26 de May de 2015 a 10:07
Víctor
Estupendo lo que nos cuentas. Habrá que ir a verlo. En los años 50 mis padres me llevaban a la Casa de Fieras siempre que iba al Retiro, a ver los osos, el elefante que sabía contar las monedas que le dabas y le pedía a su cuidador el mismo número de trozos de pan, el foso de los monos, etc. Tanta era mi fijación con la Casa de Fieras, que para mi el Retiro era eso. Cuando en el colegio me pusieron de tarea hacer una redacción sobre el Retiro, yo solo hablé de la Casa de Fieras. Enseguida entendía la diferencia, pero para mi aquel Retiro es inolvidable.
Garcias por tu estupendo reportaje.
26 de May de 2015 a 20:42
Mercedes
Hola, Víctor, te agradezco mucho que nos cuentes tus recuerdos, son bonitos. Pues sí, tienes que ir, lo vas a encontrar muy cambiado, supongo, pero aún quedan más recuerdos de los que yo he reflejado aquí. El foso de los monos, hoy cuenta la historia de la Casa de Fieras en sus paredes, y a veces (al menos hace un tiempo) allí abajo se representan cuentos para los niños, y otras antiguas «casitas» de los animales y estanques en los que siguen los patos… Seguro que además puedes hacer fotos muy buenas, de las tuyas.
¡Gracias a ti por tu comentario!
2 de junio de 2015 a 08:06
Fátima de la Fuente del Moral
Querida Mercedes: ¡Genial publicación que me sirve de mucho! Una pregunta: ¿estarías dispuesta a escribir algunos de los textos de nuestro boletín de noticias en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País? Un beso y hasta prontito, Fátima
2 de junio de 2015 a 22:32
Mercedes
¡Hola, Fátima! muchas gracias, me alegro de que te sea útil. ¡Seguiremos hablando!
Un beso
4 de junio de 2015 a 18:02
pilar
Como asidua de las bibliotecas públicas, esta del Retiro, desde que la abrieron, pasó a ser mi favorita, es una delicia ver tantos detalles conservados de la antigua casa de fieras y el entorno es absolutamente ideal ¿qué más se puede pedir?
4 de junio de 2015 a 19:24
Mercedes
Yo también las visito de vez en cuando, y desde luego esta es de las más agradables. ¡Es muy acogedora!
Gracias por tu comentario, Pilar.