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Hemos hablado aquí a menudo de los orígenes de Madrid, del primer Madrid islámico, de la Plaza de Oriente y de los numerosos elementos arqueológicos hallados en las distintas excavaciones, realizadas sobre todo a raíz de la construcción del aparcamiento en los años 90 del pasado siglo XX. Hemos visitado los restos de la Atalaya del siglo XI durante nuestro paseo en busca de la muralla árabe, único elemento constructivo conservado y expuesto en la primera planta bajo la plaza.
Pero hasta hace pocos días, hasta que no leí el artículo sobre Los restos arqueológicos de la plaza de Oriente en el blog Mirador Madrid, desconocía la existencia de la segunda planta, una dársena de autobuses y que en ella se colocaron varias vitrinas con textos, fotos y alguna reproducción de objetos de los hallazgos.
Este mes de julio la dársena está llena de viajeros que van, vienen o esperan, el calor es sofocante, nadie mira las vitrinas (lógicamente por otra parte), y resultan un tanto extrañas ahí situadas junto a las máquinas de café y agua.
Pero aquí se situaron tras las obras, intentando ilustrar los importantes vestigios de casi todas las etapas de nuestra historia hallados en estas profundidades. Desde el Mayrit islámico del siglo IX hasta el Madrid del XIX.
Las obras fueron muy polémicas, pues prácticamente todos los restos constructivos desaparecieron, excepto los de la atalaya medieval.
La primera vitrina nos recuerda que se encontraron pozos, basureros y restos de actividades artesanales de época islámica.
Materiales cerámicos y también orgánicos de animales y plantas que han proporcionado mucha información sobre la vida en estos terrenos, como hemos comentado en alguna ocasión, por ejemplo durante nuestro paseo por los siglos X y XI.
Se mencionan los arrabales y se muestra una foto del cimiento del “posible albacar”, recinto fortificado del siglo X.
Una curiosidad es que los objetos son reproducciones realizadas en la Escuela de Cerámica de la Moncloa.
El Madrid Medieval cristiano, de los siglos XII al XV. El Madrid de los Austrias. Se describe la Casa del Tesoro y el Convento de San Gil, y se muestran algunas fotos de los hallazgos.
El Madrid de los Borbones, Sabatini… hasta el siglo XIX.
Es un breve recorrido por la historia de Madrid a través de los hallazgos arqueológicos que ojalá hubiéramos podido contemplar de verdad.
En fin. Como leemos en uno de los paneles, “las labores arqueológicas han afectado a menos de un 20% de la totalidad del yacimiento. Permanecen, así pues, la mayoría de los restos aún ocultos, esperando que los investigadores del futuro los puedan algún día recuperar, porque conocer nuestro pasado nos ayuda a vivir nuestro presente”.
Los terrenos desde la Cuesta de la Vega hasta la plaza de Oriente esconden el Madrid más antiguo que poco a poco vamos conociendo, aunque aún quedan muchas incógnitas.
Por cierto, Patrimonio Nacional ha anunciado la apertura del Museo de Colecciones Reales -durante cuya construcción también se encontraron importantísimos hallazgos arqueológicos- para el año que viene.
Por : Mercedes Gómez
Mi admirada Cristina Iglesias vuelve a exponer en Madrid. Hemos hablado aquí varias veces de su escultura, sus obras en distintos lugares de Madrid, en el Museo Reina Sofía y de sus exposiciones. Así que no puedo dejar de recomendar esta nueva muestra titulada Impresiones.
En el Museo de la Casa de la Moneda, en sus salas dedicadas a exposiciones temporales, contemplamos grabados y serigrafías sobre distintos materiales con los que experimenta, como es habitual en esta artista.
Acero, cobre -esplendoroso-, aluminio, seda y papel reflejan sus impresiones.
Dice João Fernandes en su texto La máquina de enmarañar paisajes que “la obra impresa de Cristina Iglesias es el reflejo de una obra dentro de la obra”.
Como comentamos en otra ocasión, sus creaciones tienen mucho que ver con la arquitectura, con el espacio, más que con la forma o el volumen. Ella misma ha dicho que no da mensajes, crea lugares. Quizá por eso sus esculturas tienen algo que invita a involucrarse, sugieren, animan a imaginar, también son algo misteriosas. Sus serigrafías, obra impresa, también forman parte de ese mundo relacionado con el espacio.
Además de estas serigrafías sobre los distintos soportes, no podía faltar uno de sus muros vegetales de bronce.
El Museo Casa de la Moneda está un poco alejado de los circuitos habituales del arte y del centro de la ciudad pero merece la pena acercarse, ahora con el aliciente de contemplar las obras siempre bellas y sugestivas de Cristina Iglesias.
Exposición Impresiones, hasta el 13 de septiembre, en la calle Doctor Esquerdo, 36.
Por: Mercedes Gómez
El Parque Móvil de los Ministerios Civiles, Vigilancia y Seguridad fue creado según Decreto del Consejo de Ministros, de 28 de septiembre de 1935. Va a cumplir por tanto 80 años, que celebra con una exposición que nos cuenta su larga historia, desde su origen en la República, su desarrollo a lo largo de la Dictadura, y situación actual bajo la Monarquía Parlamentaria. Y nos invita a conocer una parte de sus instalaciones.
Situado en la calle Cea Bermúdez nº 5 -el conjunto arquitectónico ocupa casi toda la manzana entre esta calle y las de Bravo Murillo y Donoso Cortés-, el antiguo organismo ha abierto sus puertas a los ciudadanos.
Según la Guía del Colegio de Arquitectos de Madrid, en 1944 terminaron las obras de construcción de la primera fase de las viviendas del Poblado del Parque Móvil San Cristóbal, según proyecto del arquitecto José Fonseca Llamedo. La 2ª fase se construyó entre 1948 y 1952. Hacia 1950 Antonio Ambrosio Arroyo edificó los garajes y talleres. También se creó una capilla (h. 1950) y una escuela (1955).
Esa era su singularidad, que después de la guerra el Parque fue planificado como una ciudad autosuficiente, con todos los servicios que sus habitantes pudieran necesitar. Es un importante ejemplo del llamado “paternalismo industrial consistente en la construcción de poblados para los trabajadores en torno a las instalaciones fabriles o mineras donde prestaban sus servicios”.
Por una parte la muestra nos narra esta historia de 80 años de servicio público a través de la movilidad, por otra es un recorrido por la sociedad española a lo largo de todo ese tiempo.
La primera parte nos cuenta la historia y evolución mediante paneles y fotografías. Luego vemos una recreación de un antiguo despacho y algunos objetos, entre ellos un album fotográfico.
Las oficinas han cambiado mucho…
A continuación accedemos al espectacular Taller en el que continúan trabajando algunas personas mientras los visitantes contemplamos todos los objetos, recreaciones de los diferentes lugares que componían el Parque, automóviles antiguos y modernos, etc.
El Taller es un espléndido ejemplo de arquitectura industrial, una gran nave de una sola planta con techo en forma de dientes de serrucho, estilo que permitía crear grandes espacios y una mayor entrada de luz en los talleres o fábricas.
La exposición nos muestra cómo era el Gabinete médico, que se cree existió desde el principio, la Peluquería, el Economato…
Y no olvidaban el aspecto de ocio, había sesiones de cine y teatro para los trabajadores en el Salón de Actos. El Parque contaba con su propia Imprenta, Residencia de conductores, etc.
Hasta los años 70 del pasado siglo XX funcionó una Escuela de aprendices, donde aprendían los oficios, chapistas, pintores, mecánicos.
Era un forma de proteger e incentivar al trabajador cualificado, también sin duda una forma de control.
La exposición es muy interesante, por su contenido y por la posibilidad de acceder al taller, además es una ocasión única de ver el mural de Germán Calvo, Los oficios del automóvil, pintado en 1951.
Mide 26 metros de largo por 1,6 de alto, y representa las distintas escenas de los oficios, Tapicería, Carpintería –antiguamente los vehículos eran de madera-, Construcción del parque móvil, el Estudio del arquitecto, la Soldadura y la Pintura.
Este mural es “posiblemente la única réplica en contenido y tamaño de los célebres murales industriales que Diego Rivera pintó a principios de los años treinta en las factorías automovilísticas de Ford y General Motors, en la ciudad norteamericana de Detroit”, como recuerdan en la propia Nota de prensa del Ministerio de Hacienda en la inauguración de la muestra, en referencia al gran muralista mexicano.
La exposición permanecerá abierta al público, en el Parque Móvil del Estado, desde el 10 de julio al 30 de septiembre (agosto cerrado), en horario de 9,30 a 13,30 horas.
Por : Mercedes Gómez
Ayer el diario El País publicó la noticia, la plantilla de la Real Fábrica de Tapices lleva cuatro meses sin cobrar. Y según cuentan, el Patronato de la Fundación debe hasta el recibo de la luz.
¿Cómo es esto posible?
Es una lamentable noticia, referida a cualquier empresa y a cualquier trabajador. En este caso es especialmente triste, porque se trata de una antigua Fábrica Real, que pasó por muchos problemas hace unos años, según parece estuvo a punto de desaparecer. En 2006 fue declarada Bien de Interés Cultural y se creó la Fundación Real Fábrica de Tapices sin animo de lucro cuyos fundadores fueron el Ministerio de Educación y Cultura, La Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid y la Fundación Caja Madrid.
Cuando el pasado mes de abril visitamos la Fábrica, en una mañana inolvidable, que contamos aquí, no podíamos imaginar lo que estaba ocurriendo.
Además de la importancia histórica, arquitectónica y artística de la Real Fábrica, creo que a todos nos admiró el trabajo, además de difícil y delicado, a veces duro –permanecen mucho tiempo de pie–, de los operarios/artistas.
Terminaba mi entrada entonces recordando que “en 1996 la institución fue convertida en una Fundación sin ánimo de lucro. Sus fines son el mantenimiento de los oficios artísticos ligados a la Fábrica, la manufactura, conservación y restauración del patrimonio textil del Estado español, el estudio y divulgación de la propia historia, así como el fomento en general de todas las actividades culturales que contribuyan a un mejor conocimiento y aprecio de la tapicería”.
La Fundación está formada por ¡el Ministerio de Educación, la Comunidad, el Ayuntamiento y la Fundación Caja Madrid!
El Patronato está formado por estos organismos, además del Presidente de Patrimonio Nacional y el Director General de Patrimonio del Estado, según la web de la Real Fábrica.
Nos contaron durante la visita que, aparte posibles clientes particulares, los más importantes son organismos públicos, como Ministerios, Congreso, Senado… y Patrimonio Nacional.
¿Qué ocurre? Debe ser muy complejo el problema, pero lo que no puede ser es que se permita que la Fábrica de Tapices haya llegado a esta situación. Esperamos que se solucione pronto, y sobre todo deseamos un buen futuro a esta singular institución.
Por : Mercedes Gómez
A Juan,
por hablarme de Luis Quintanilla, y de otras cosas.
Luis Quintanilla nació en 1893 en Santander. Su familia pertenecía a la burguesía acomodada, conservadora. Luis fue la oveja negra, decían. Fue pintor y fresquista, también dibujante y grabador; artista importante, comprometido con la República, fue activista político, socialista. Vivió la guerra y finalmente el exilio. Fue boxeador, espía…Conoció a personajes notables, escritores, pintores… seductor… su vida fue apasionante y apasionada.
En 1912, con poco más de 18 años, como tantos artistas viajó a París donde conoció a Juan Gris, aprendió y vivió el ambiente cubista. A los tres años volvió a España, donde en Madrid participó en las tertulias de moda por entonces, nuevamente a París… Tuvo relación con grandes pintores, Chagall, Modigliani… y entabló una gran amistad con Ernest Hemingway.
Su interés por la técnica del fresco y una beca de la Junta de Ampliación de Estudios en 1924 le llevaron a Italia.
Dos años después regresó y expuso en el Círculo de Bellas Artes de Madrid los bocetos que había hecho en Italia, a partir de lo cual le salieron encargos de pintura mural, entre ellos, en Madrid, los frescos del Palacio de Liria (1927).
En 1929 había ingresado en el Partido Socialista. Tuvo amistad, entre otros, con Juan Negrín y Largo Caballero.
Otros encargos que recibió fueron los frescos de la Sala de Conferencias de la Casa del Pueblo (1931), el fresco Mujeres (1931) para el antiguo Museo de Arte Moderno (1931), los del Pabellón de Gobierno de la Ciudad Universitaria (1932) y los del Monumento a Pablo Iglesias, que realizó junto con el escultor Emiliano Barral (1934-1936). De todos el de Mujeres es el único que se conserva, hoy propiedad del Museo Reina Sofía.
Llegó la guerra, que vivió en primera fila, recorrió el frente, conoció el horror, lo pintó y lo dibujó.
Sus dibujos se expusieron en plena guerra, en 1937, en el Hotel Ritz de Barcelona.
Después, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Todo esto fue un éxito para el pintor, y fue uno de los elegidos en 1938 para representar a España en la Exposición de Nueva York -como en 1937 lo había sido Pablo Picasso, cuando creó el Guernica para la Exposición de París-.
Así, por encargo del Gobierno de la República, junto a otros artistas españoles viajó a Nueva York para decorar el Pabellón de España en la Exposición Universal de 1939. Fue uno de los muchos intelectuales que trabajaron en defensa de la República, Miguel Hernández lo llamó el batallón del talento.
Pero cuando finalizó los frescos terminó la guerra, y el nuevo Gobierno del General Franco anuló la muestra, España no participó en la Exposición de Nueva York.
Los frescos se expusieron por última vez en Nueva York en 1940, creyéndose desaparecidos desde entonces.
Luis Quintanilla llegó a ser muy famoso en Nueva York, como artista y por su compromiso con la defensa de la democracia en España. Cuando llegó el momento del exilio allí se instaló, en la calle 8, con su mujer, a la que había conocido en Madrid –se habían casado en febrero de 1939- y su hijo, que nació en enero de 1940. Vivió años de bienestar, entre 1940 y 1945, en los que entre otros trabajos realizó bocetos para películas en Hollywood, como escenógrafo, retratos a personajes famosos, Gary Cooper, John dos Passos, etc. En 1946 publicó el libro Franco’s Black Spain, la España Negra de Franco, serie de 40 dibujos realizados durante la guerra.
Su vida ha sido narrada en un magnífico y emocionante documental emitido en La 2 de TVE en 2014, titulado Los otros Guernicas. En el documental, una de las intervenciones más interesantes, emotiva, y también triste, es la de su hijo Paul, que recuerda aquella época. Cuenta que su padre entonces tenía muchos amigos, disfrutaba de una vida rica en Estados Unidos, pero que “fue muy duro para él” el estar lejos de su país.
A finales de la década de los 40 la situación, la visión política americana cambió, su pintura dejó de interesar, y comenzó a escribir para poder tener ingresos.
En 1958 se marchó, abandonando a su familia. Resulta dramático escuchar a Paul Quintanilla (por entonces debía tener 18 años) hablar ahora de su padre, también triste ver su mirada : “Se fue a París para intentar revalorizar su nombre como artista, y pensamos que iba a volver, mostrar sus pinturas, venderlas… pero las cosas no funcionaron así… y mis padres se separaron”.
Luis Quintanilla vivió veinte años en París, fue una etapa en la que creó buenas pinturas pero una vez más perdió clientes y llegaron tiempos difíciles.

En su «Palomar» , el nombre que dio a su estudio en 61 Franklin D. Roosevelt Avenue en Paris. (Foto: lqart.org)
En 1976 volvió a España, ya mayor y con problemas de salud. Murió en Madrid a finales de 1978.
La sorpresa surgió en 1990 cuando aparecieron los frescos que se creían desaparecidos. Él contó que se habían perdido en una inundación, pero no era cierto. Los debió vender, nunca se sabrá qué ocurrió, ni por qué lo hizo. Aparecieron en los muros de un pasillo de un cine en Nueva York, y tras grandes esfuerzos y negociaciones fueron recuperados, los otros Guernica llegaron a Santander en febrero de 2007. Hoy se encuentran en el Paraninfo de la Universidad de Cantabria. Son cinco grandes paneles titulados: Dolor, Destrucción, Huida, Soldados y Hambre, agrupados bajo el nombre genérico de Ama la paz y odia la guerra.
En 2010 en la exposición dedicada a Miguel Hernández en la Biblioteca Nacional, La sombra vencida, fueron expuestos tres de ellos, Hambre, Soldados y Dolor.
Dice Paul Quintanilla, que nació y creció en Estados Unidos : “Creo que fue una gran pérdida, si no hubiera tenido que abandonar España…”, ¡cuántos grandes frescos hubiera podido pintar!
En Madrid podemos ver algunos dibujos, propiedad de Paul, que están depositados en el Museo Reina Sofía.
En la segunda planta, en la que el Guernica de Pablo Picasso acapara casi todas las miradas, al fondo, la última sala, la 206.09, a la que quizá no todos los visitantes lleguen, está dedicada a Luis Quintanilla.
En ella se encuentran sus Dibujos de la guerra, de 1937 y la España negra, de 1938.
Y tres bellos dibujos con grafito y acuarela, de 1942-43.
Todas las obras son depósito de su hijo Paul Quintanilla.
Paul también mantiene una página web, The art and world of Luis Quintanilla, El arte y el mundo de Luis Quintanilla, hermoso homenaje a su padre.
Luis Quintanilla, que en cierto modo iba a ser el pintor de la República, fue el pintor de la guerra.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Gil Orrios, Ángel: “Los frescos de Luis Quintanilla sobre la guerra Civil aparecen en un cine «porno» de Nueva York”. El País, 8.11.1990, p. 35.
López Sobrado, Esther. “Sobre la pintura mural de Luis Quintanilla”. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Tomo 58, 1992.
Los frescos de Luis Quintanilla sobre la guerra. Catálogo. Universidad de Cantabria. 2007.
Luis Quintanilla, testigo de guerra. Catálogo. Universidad de Cantabria, 2009.
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