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La Capilla del Espíritu Santo, como ya vimos en los dos artículos anteriores dedicados a la Colina de los Chopos y al antiguo Auditorio de la Residencia de Estudiantes sobre el cual se construyó, fue encargada a Miguel Fisac en 1942.
Recordemos que, como explica la placa en su fachada, muestra influencia de la arquitectura de Asplund, el arquitecto sueco cuya obra conoció Fisac en su viaje por Europa, pero también elementos tradicionales de la arquitectura española como el gran óculo, los arquillos ciegos y el tambor cilíndrico con cúpula de media naranja.
Se trata sin duda de una iglesia singular, pero no solo por su arquitectura sino también por la pintura y escultura que alberga en su interior.
El hecho de que el arquitecto se vio condicionado por la necesidad de respetar la planta y en la medida de lo posible los muros del antiguo auditorio, unido a su afán innovador a lo largo de toda su carrera, marcaron la creación de este templo.
A pesar de los planes iniciales los muros del auditorio no pudieron aprovecharse pues eran demasiado delgados para sostener el peso de las bóvedas proyectadas por Fisac. Se levantaron unos pilares nuevos, aunque se conservaron los muros del auditorio rebajados rodeando la capilla, quedando entre ambos unos pasillos que veremos más adelante.
La iglesia carece de los elementos tradicionales, la planta de cruz latina, crucero con cúpula, etc. El propio Fisac explicó que se había inspirado en algunos templos mozárabes en los que no existe crucero y la bóveda o la cúpula se alza sobre el presbiterio en cuyo centro se sitúa el altar.
La única nave mide 21 metros de largo por 14 de ancho. En el interior dominan los tonos ocres, tanto en los mármoles como en la pintura de las paredes. El pavimento es de mármol color gris oscuro. Las hornacinas situadas en los arcos ciegos son de ágata de Conil, Málaga. Los materiales elegidos fueron todos de gran calidad.
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La cubierta está dividida en tres tramos separada por arcos fajones con bóvedas vaídas decoradas con pinturas al fresco.
Los hermosos frescos son obra del pintor Ramón Stolz Viciano. Tuvimos ocasión de conocer a este pintor en nuestra visita al Real Cortijo de San isidro en Aranjuez en cuya ermita pudimos contemplar obras suyas.
Las pinturas en la bóveda del Espíritu Santo representan escenas bíblicas con personajes que encarnan las virtudes teologales, la Fe, la Esperanza y la Caridad.
El bautismo del etíope, la presentación del Niño Jesús en el Templo, el buen samaritano, la Magdalena perdonada por Jesús, etc.
El ábside fue construido en ladrillo; mide 14 metros de diámetro y está cubierto por una cúpula sin linterna. Su altura total interior es de 31 metros. Aquí los colores son más cálidos, gracias a los mármoles empleados, de tonos rojos.
El altar carece de retablo que fue sustituido por un fresco igualmente pintado por Stolz que representa la venida del Espíritu Santo sobre la Virgen y los Apóstoles el día de Pentecostés.
Stolz es también autor de los frescos del Coro y las figuras del arco que une la nave con el presbiterio, así como de los cartones para las vidrieras situadas bajo las pinturas de las bóvedas.
Los frescos han sido restaurados por la Comunidad de Madrid.
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Bajo la pintura se ubicaron unos magníficos relieves, de piedra blanca, obra del escultor Juan Adsuara.
El relieve central representa la Creación, a los lados la Anunciación y el Bautismo de Jesús.
Adsuara es también autor del frontal de bronce dorado en el altar de mármol, la puerta del Sagrario, el púlpito en madera y relieves sobre los confesionarios. Finalmente le encargaron la realización de las esculturas situadas en las hornacinas, San Isidoro y San Alberto Magno.
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Al presbiterio se abren dos puertas que permiten el acceso a los dos pasillos a los que nos referíamos al principio. La de la izquierda comunica con la sacristía y otras dependencias que dan a un pasillo desde el cual ya contemplamos el Claustro que se conserva del antiguo auditorio de la Residencia de Estudiantes.
A la derecha se construyó una pequeña Capilla de la Virgen que nos sorprende pues muestra un retablo barroco inesperado, obra de inicios del siglo XVIII.
La capillita tiene 13 metros de longitud por 3 de ancho, una pequeña cúpula con linterna y un presbiterio con el mencionado retablo.
La imagen es la Virgen del Rosario, una preciosa talla del siglo XVII o de la misma época del retablo, principios del XVIII.
Una vidriera realizada por la Casa Maumejean cubre uno de los ventanales que se abren a la fachada norte y, junto a la pequeña cúpula, da luz a la capilla con una espléndida imagen que representa la Inmaculada de Murillo.
Estos son solo unos breves apuntes sobre la gran riqueza artística que esconde esta bella Capilla del Espíritu Santo que merece la pena descubrir.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía :
GARCÍA CUÉLLAR, Fidel. La obra artística de Fisac, Adsuara y Stolz en la iglesia del Espíritu Santo. CSIC, Madrid 2007.
Pintura mural de la Comunidad de Madrid. Comunidad de Madrid, 2015, pp. 526-528.
Otra exposición de fotografía recientemente inaugurada en Madrid es Campano en color, en la Sala Canal de Isabel II, antiguo depósito elevado de agua. Una bella exposición en un escenario espectacular.
Tenía mucha curiosidad e interés por visitarla, confieso que no conocía la obra de este artista. Sí la de su hermano, el pintor Miguel Ángel Campano, a quien dediqué un artículo hace más de tres años, Miguel Ángel Campano y el veneno de la pintura.
Como contaba entonces, en 1996 Miguel Ángel obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas. Acababa de sufrir un grave derrame cerebral y ser operado en Madrid. Esto le obligó a pasar varios meses sin pintar. Después pintó solo en negro, color muy simbólico según sus propias palabras. Fue del negro al blanco y al final de la década llegó la recuperación del amado color.
Por entonces Javier fotografiaba solo en blanco y negro… hasta que en 2010 adoptó el color.
Es curioso conocer esta relación con el color por parte de cada uno de los hermanos.
Javier nació en Madrid en 1950, es por tanto dos años más joven que Miguel Ángel, pero ambos vivieron y trabajaron en los mismos ambientes. Finales de los años 70, comienzos de los 80, fueron muchos los artistas de distintas artes, pintores, fotógrafos, músicos, que compartieron proyectos, ideas y sobre todo inquietudes. Como ya vimos cuando hablamos de la pintura de Campano fue tiempo de cambios.
Llegó al Museo Municipal para el cual trabajó fotografiando sus fondos, y a la Galería Juana Mordó, conoció a José Guerrero a través de su hermano, etc. y fotografió la obra de muchísimos artistas notables de la época, entre ellos el propio José Guerrero y por supuesto su hermano Miguel Ángel, la escultura de Julio López Hernández, incluso importantes patrimonios artísticos como el de la Casa de Alba en Madrid o el Palacio Fortuny en Venecia. Durante treinta años se dedicó a fotografiar obras de arte como profesional. Mientras continuaba reflejando las cosas que le gustaban, alimentando su gran afición a la fotografía. Ha participado en numerosas exposiciones, tanto colectivas como individuales, tal vez la más recordada la que le dedicó el Museo Reina Sofía en 2004, Javier Campano. Hotel Mediodía.
Cuando comenzó a fotografiar en color siguió con sus temas de siempre, la ciudad, la arquitectura, la calle en general, los interiores… pero también con temas nuevos, las Pinturas de Paso, realizadas en su mayor parte en Madrid, entre 2011 y 2012.
Estas sugestivas fotografías desprenden mucha pintura, evocan las obras de grandes maestros, la abstracción de Mondrian, Rothko, Malévich…
Cuenta el comisario Horacio Fernández en el Catálogo que a propósito de esto el fotógrafo dijo:
Cuando miro una pared en Carabanchel, por ejemplo, y veo un José Guerrero, un Tapies, un Rothko… me vuelvo loco de alegría.
En 2013 obtuvo el Premio de la Cultura de la Comunidad de Madrid en su Categoría de Fotografía, motivo que impulsó el proyecto de la exposición que hoy podemos visitar.
Las paredes del antiguo depósito muestran las imágenes recogidas por Campano en sus paseos por las ciudades, son Escenas urbanas (2008-2016).
Junto con su mujer Pilar Lapastora ha ido creando el Museo de Objetos Encontrados, unas veces fotográficos y otras reales. Como los números que colecciona. Nos cuenta el comisario que los huecos solo indican que es una serie inacabada, abierta.
O las letras y rótulos que va encontrando por la ciudad…
El Catálogo editado por la Comunidad de Madrid es magnífico, no únicamente como estricto catálogo de una muestra, o recopilación de la obra del artista, sino que sus textos son muy interesantes y trascienden la propia obra del fotógrafo. Es en parte una crónica de la época y el arte de la fotografía.
Por : Mercedes Gómez
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Campano en color
Exposición y actividades en la Sala Canal Isabel II
Calle de Santa Engracia, 125
El Museo ICO ha inaugurado Cámara y modelo. Fotografía de maquetas de arquitectura en España. 1925-1970. Organizada por el Ministerio de Fomento, con el apoyo de la Fundación ICO y de PhotoEspaña, es una brillante exposición que, para delicia de los amantes de la arquitectura, une dos modos de representación de los edificios, dos visiones posibles, la fotografía y las maquetas.
Más de cien imágenes, la mayoría originales, de treinta y cinco fotógrafos, maestros como Francesc Català-Roca, Pando, Francisco Gómez, Masats… o de los propios arquitectos, como de la Sota, Higueras, etc. ofrecen un panorama único de la arquitectura moderna española.
Tuve la suerte y el placer de asistir a la presentación de la muestra con intervención del Comisario Iñaki Bergera que transmitió un gran entusiasmo y la emoción de lograr completar una exposición como esta, fruto de mucho trabajo de documentación e investigación por parte de un gran equipo de personas.
Sert, Fisac, Asís Cabrero, Carvajal, de la Sota, Fernando Higueras… todos los grandes arquitectos de la época están presentes. Destaca el montaje de la sala central, un espacio convertido en un pequeño laberinto mediante paneles azules y espejos. Es en cierto modo un juego que invita a perderse recorriendo la historia de la arquitectura moderna.
Junto a las fotografías se exponen algunas maquetas, además de por su evidente interés, como propuesta de otro juego, en este caso que el espectador, nosotros mismos realicemos nuestras propias fotos e investiguemos. Como nos cuenta el comisario, es muy difícil hacer una sola fotografía de un edificio o de una maqueta, que muestre cómo es en realidad. ¿Qué encuadre, qué punto de vista describe con justicia la obra arquitectónica?
En este blog hemos dedicado algún artículo a las maquetas. Son muy sugerentes, y además, a pesar de los cambios que ha provocado el uso de la tecnología, a los arquitectos les siguen siendo muy útiles, el propio Museo ICO lo ha demostrado en otras ocasiones, como en la exposición dedicada a David Chipperfield no hace mucho tiempo.
Nos cuenta Iñaki Bergera que cada maqueta representa un sueño, aunque unos se cumplen y otros no…
Vemos algunos edificios presentados a concursos que no ganaron, por tanto el sueño no se cumplió. Pero podemos llegar a conocerlos, gracias a su maqueta y a la fotografía que hacen realidad los sueños de los arquitectos.
Otros sueños sí se cumplieron pero, lamentablemente, algunos de ellos han sido destruidos, como la famosa obra de Fisac, La Pagoda.
Satisface escucharle también hablar de la necesidad de proteger y salvar la arquitectura moderna, pues también forma parte de nuestro patrimonio, a propósito del reciente y triste derribo de la Casa Guzmán de Alejando de la Sota.
Además, entre otros materiales, se exponen veinte revistas especializadas, documentos valiosísimos, para arquitectos, estudiosos y amantes del arte en general.
Finalmente, un documental con imágenes del No-Do completa el homenaje a esta singular visión de la obra arquitectónica española del siglo XX.
Hasta el 14 de Mayo, en la calle Zorrilla nº 3.
De martes a sábado 11:00 – 20:00h.
Domingo y festivos 10:00 – 14:00h.
Entrada gratuita.
Por : Mercedes Gómez
Como vimos en el artículo anterior en nuestro recorrido por la Colina de los Chopos una de las partes importantes de la Residencia de Estudiantes fue el Auditórium.
El edificio fue construido por los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez entre 1931 y 1933. Estos dos arquitectos influidos por las ideas de la Institución Libre de Enseñanza trabajaron juntos hasta la llegada de la guerra. Una buena noticia es que el próximo otoño el Museo ICO les va a dedicar una exposición con el fin de recuperar su memoria.
El auditorio estaba formado por un salón de actos, sala de conferencias, biblioteca, salas de lectura y aulas especiales, ordenado el conjunto en torno a un patio-claustro con una fuente en el centro, representado en el plano que se conserva.
Era una construcción muy sencilla basada en las ideas racionalistas, de superficies y volúmenes limpios, edificada en ladrillo visto. Bajo este punto de vista práctico, funcional, libre de elementos decorativos superfluos, el Auditórium fue inaugurado en abril de 1933 y llegó a tener una rica vida cultural.
Después de la guerra, desaparecida la Junta de Ampliación de Estudios y la Residencia de Estudiantes como instituciones, y creado el nuevo Centro Superior de Investigaciones Científicas, el auditorio perdió su función cultural. Y como sabemos fue destinado a ser convertido en una iglesia, la Capilla del Espíritu Santo.
La memoria para el proyecto de adaptación del auditorio para capilla la firmó Miguel Fisac con fecha noviembre de 1942.
La biblioteca y el salón de actos estaban separados por el mencionado claustro.

Sección transversal Biblioteca y Auditorio (en «Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España». CSIC, Madrid 2007)
Recordemos que Miguel Fisac, como vimos en el artículo Del Palacio de Hielo a la Librería Científica, entró en contacto con el CSIC cuando siendo aún estudiante trabajó en el estudio de Ricardo Fernández Vallespín. Con su maestro colaboró en la construcción del salón de actos del centro de la calle del Duque de Medinaceli, otro edificio, el antiguo Palacio de Hielo, adquirido en 1940 por el recién creado CSIC en este caso para acoger el Centro de Estudios Históricos.
Ante el encargo de construcción de la capilla, el arquitecto se encontró con un problema, debía aprovechar todo lo posible el anterior edificio, los muros, la fachada y la nave.
Cuenta el propio Fisac en su artículo Viejos recuerdos en torno a la construcción del Instituto Cajal que en el Auditorio de la antigua Residencia de Estudiantes existía un salón de actos de planta rectangular, de paredes y techos enyesados y pintados al temple liso que le indicaron podría ser el lugar perfecto para la iglesia. Visitó el edificio y cuenta que no le pareció que tuviera un gran valor arquitectónico. Sin embargo, junto a él había un claustro que junto a su sencillez le pareció precioso, realizado con gran sabiduría por el arquitecto Arniches.
Le contestaron que podía hacer un anteproyecto sin tocar para nada el claustro. Así lo hizo.

Claustro (1950) (en «Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España». CSIC, Madrid 2007)
El claustro se abría por un patio descubierto a la calle de Serrano; a su alrededor se ubicaba la antigua biblioteca. Sobre ella se levantó una nueva planta y los espacios interiores fueron objeto de una nueva distribución. Allí se instaló la biblioteca de la Sociedad Hispano-Alemana Goerres.
Tal como estaba previsto el salón de actos desapareció, convertido en iglesia. Las obras terminaron en octubre de 1946.
Como leemos en la placa en su fachada, muestra influencia de la arquitectura de Asplund, el arquitecto sueco cuya obra conoció Fisac en su viaje por Europa, pero también elementos tradicionales de la arquitectura española como el gran óculo, los arquillos ciegos y el tambor cilíndrico con una hermosa cúpula de media naranja cuyo interior espero veamos por fin en el tercer capítulo de esta serie dedicada a la Colina de los Chopos.
Así, el bello claustro rodeado por una arquería de ladrillo con una fuente en el centro se conservó. Hoy día pertenece al instituto colindante a la Capilla del Espíritu Santo. Es el actual Centro de Física Miguel Antonio Catalán.
Pero, en el interior de la Capilla, desde un pasillo lateral donde se encuentran las dependencias anejas de la iglesia, tras una cristalera, se puede contemplar.
Como afirmó el propio Fisac, que lo quiso salvar –seguramente le gustó su aire conventual–, es precioso.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
FISAC, Miguel. Viejos recuerdos en torno a la construcción del Instituto Cajal y de Microbiología en 1959. Arbor, CSIC, jul-agosto 1998.
COAM. Guía de Arquitectura. Madrid, 2003.
Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España. CSIC, Madrid 2007.
GARCÍA CUÉLLAR, Fidel. La obra artística de Fisac, Adsuara y Stolz en la iglesia del Espíritu Santo. CSIC, Madrid 2007.
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