Como ya contamos, el pasado día 1 de junio viajamos al valle del Jarama para conocer el Pontón de la Oliva y la pequeña central hidroeléctrica de Torrelaguna. La primera parada de la jornada fue en Torremocha de Jarama donde conocimos la historia de los orígenes del Canal de Isabel II que se remontan a la construcción del embalse del Pontón de la Oliva situado en el término municipal de Patones.
Como contaba el periódico La Ilustración en agosto de 1851 el día 11 había sido colocada la primera piedra de la presa de donde habían de partir las aguas del Canal de Isabel II que debían abastecer a Madrid.
En 1848 el proyecto de la traída de aguas a Madrid fue encargado a los ingenieros Juan Rafo y Juan Ribera. El primer director fue José García Otero, ingeniero militar y arquitecto, nombrado en julio de 1851. En 1855 fue sustituido por Lucio del Valle que finalizó las obras. Juan de Ribera sucedió a Valle en la dirección del Canal justo tras su inauguración. También participaron Eugenio Barrón y Constantino Ardanaz.
En la obra trabajaron un gran número de obreros, entre ellos más de mil quinientos presos, la mayoría carlistas. Para su alojamiento fue construida en la ladera del Cerro de la Oliva la Caserna del Presidio.
De este edificio no queda nada, en su lugar hoy se encuentra una caseta en ruinas.
Junto a la caseta sí se conservan los restos románico-mudéjares de la Ermita de Nuestra Señora de la Oliva, del siglo XII-XIII. La modesta iglesia de ladrillo pertenecía a la antigua Dehesa de la Oliva. En algún momento pasó a pertenecer a la Iglesia Magistral de Alcalá de Henares. Salió a subasta en 1843 y ya perteneciendo a algún particular en aquellos tiempos sirvió de capilla a los presos. En la actualidad continúa siendo de propiedad privada. Sólo se mantiene en pie el ábside y el primer tramo de la nave con sus bóvedas de ladrillo que deberían ser restauradas.
A los pies del cerro se encuentra el curso del río Lozoya. El paisaje es espectacular, de una gran belleza.
La presa fue construida en sillería caliza sobre el río. Además las obras incluyeron algunos acueductos, sifones, minas, así como edificios auxiliares, almacenes, cuadras… y la mencionada caserna del presidio.
La dureza del trabajo, falta de higiene, el clima, los problemas de control sobre los presos, inundaciones, una epidemia de cólera… dificultaron enormemente las obras. Estas finalizaron en 1858 y todo el proceso quedó reflejado en el impagable reportaje fotográfico que el Canal había encargado realizar al inglés Charles Clifford. Una colección de imágenes recogidas en el álbum “Vistas de la presa y demás obras del Canal de Isabel II” que guarda la Biblioteca Nacional de España.
La presa tiene una altura de 32 metros sobre cimientos.
30 m. de ancho en la base y 6,7 en la coronación.
También se edificó una torre para la toma del Canal.
La torre muestra el antiguo mecanismo de dicha toma del agua.
En la pared izquierda se conservan una argollas a las que dicen se encadenaba a los presos.
Después de años de trabajo y muchas dificultades sufridas por fin el 24 de junio de 1858 tuvo lugar la inauguración de la llegada del agua del Lozoya a Madrid, desde el Pontón de la Oliva hasta el hoy llamado Primer Depósito del Campo de Guardias situado en la actual calle de Bravo Murillo. Este Canal Primitivo que llevaba el agua hasta el norte de Madrid tenía un recorrido de 70 kilómetros con tramos de acueducto a cielo abierto y tramos subterráneos.
Lo cierto es que la presa estuvo poco tiempo en funcionamiento; lamentablemente en el terreno de roca caliza compacta sobre el que se hallaba había una zona kárstica por donde se filtraba el agua lo cual provocó muchos problemas y nuevas obras; hacia 1869 el Canal de Isabel II construyó una nueva presa, la de El Villar, que hoy es la más antigua en funcionamiento.
En 1904 la presa del Pontón de la Oliva dejó de funcionar definitivamente. Aunque sin duda guarda un importante valor histórico y artístico tanto desde el punto de vista de la ingeniería como de la arquitectura.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Arquitectura y desarrollo urbano. Comunidad de Madrid Zona Norte (tomo IV). Comunidad de Madrid, 1999.
El Canal. Patrimonio Histórico. Canal Isabel II. BVCM.
“Canal de Isabel II. Presa del Pontón de la Oliva”, Revista de Obras Públicas, 1854. Tomo I, pág. 151.
12 comentarios
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18 julio 2017 a 05:52
ensondeluz
Gracias Mercedes.
Siempre nos enseñas a conocer un poco mejor la historia que antecede al Madrid que hemos vivido y que vivimos, y a planear visitas que no se nos habrían ocurrido sin tu ayuda.
Por otro lado, aportas un dato significativo que ignoraba: el del trabajo forzado de presos políticos (carlistas) practicado por los gobiernos de un régimen de monarquía constitucional, moderados y progresistas revolucionarios, incluso liberales, en la construcción de la presa, menos de un siglo antes de que la dictadura franquista practicase el mismo tipo de represión con presos políticos del signo contrario.
Eran abusos corrientes en la Europa del siglo XIX, practicados incluso por gobiernos democráticos, que luego practicarían con justificaciones contrarias los regímenes, comunistas, nazis o fascistas, de la Europa de la primera mitad del siglo XX.
Extrañas convergencias que nos hacen pensar, para no bajar la guardia. Europa no debe nunca dormirse en los laureles.
Un abrazo
Ramón
18 julio 2017 a 20:04
Mercedes
¡Hola, Ramón!
es un lugar muy bonito para hacer una pequeña excursión, y todos los alrededores merecen la pena. Como ya dije en algun momento, desde hace mucho tiempo tenía ganas de conocer el Pontón de la Oliva, me hacía mucha ilusión, creo que las fotos de Clifford tenían mucho que ver, con esas imágenes que esconden tanta historia, me resultaban muy sugerentes, incluso algo inquietantes.
Tu reflexión, como siempre, es muy valiosa. Impresiona pensar lo que ahí ocurría.
Muchas gracias por tu visita,
un fuerte abrazo
Mercedes
19 julio 2017 a 09:32
Mariarosa
La utilización de prisioneros de guerra o de condenados por otros delitos políticos o no, en las obras públicas yo creo que es tan antigua como la humanidad…Con lo cual te da la triste sensación de lo poco y lentamente que en general se ha avanzado en esas malas prácticas, relativamente recientes en nuestro país, como es el caso que tan bien nos explica Mercedes en el Pontón de la Oliva. Pero está bien que al menos se tenga conciencia de ellas y no se olvide a los que tanto allí sufrieron.
Coincido con Mercedes en la belleza del lugar, en la gran magnitud de la obra y en el homenaje al gran fotografo Clifford que la inmortalizó.
Una vez más Mercedes nos enseña a través de su blog a conocer y valorar lo que nos rodea.
19 julio 2017 a 20:47
Mercedes
Tienes razón, María Rosa. Lamentablemente hay demasiados ejemplos de estas prácticas inhumanas.
Muchas gracias por tu cariñoso comentario. Un abrazo.
20 julio 2017 a 01:12
Marcos
Excelente artículo, Mercedes! Me gustó muchísimo. Un solo rincón madrileño condensa historia de la gran ingeniería española (El Canal de Isabel II es una obra colosal, basta pensar en esas catedrales del agua que son los depósitos subterráneos de Madrid); esa reliquia medieval románico-mudéjar que son los restos de la ermita (esperemos que no los dejen deteriorarse más) y un paisaje soberbio. Ingeniería, arte y paisaje en un solo logar y en un solo post, maravillosamente contado. Un buen relato potencia el valor de lo que describe, más en este caso, tratándose de cosas que por sí lo tienen. No imaginaba lo de los prisioneros de guerra, prácticas lamentables y reiteradas a lo largo de la historia, que no dejan de impresionarnos. Ojalá no se repitan. Felicitaciones!
Un fuerte abrazo!
Marcos
20 julio 2017 a 20:06
Mercedes
Ingeniería, arte y paisaje. Muchas gracias, Marcos, siempre tienes la habilidad de resumir lo que quería contar 🙂
Es un lugar que reúne mucha historia y belleza, me alegra que te haya gustado.
La ermita es pequeña y pobre, pero creo que es una pequeña joya, ¡tan antigua!, que merecería ser cuidada.
Gracias por tus palabras y besos!
24 julio 2017 a 19:08
Leonardo Hernández
En el artículo comentas que en la pared izquierda hay unas argollas donde ataban a los presos, durante la visita uno de los asistentes expuso su versión que eran «hierros de vid» o algo similar en el sentido que servían para dar seguridad a los transitaban por alli, en la red he encontrado estos comentarios:
Por otro lado conviene analizar la situación de las anillas en el contexto del conjunto de las obras. La pasarela donde se encuentran fue construida en 1861, diez años después de que se iniciasen los trabajos de la presa y estando esta ya terminada, pero con problemas para cumplir su misión, por la aparición de las filtraciones en las calizas. En 1860 se había ya construido la prolongación del canal hasta el azud de Navarejos para poder tomar agua del río en el estiaje, cuando el nivel de la presa descendía por debajo del canal de toma. Esta pasarela se construyó como parte de la senda que conducía por el margen derecho de la presa hasta el azud mencionado, sin tener que desviarse bordeando el cerro de la cueva del Reguerillo, como había que hacer hasta entonces. Hay que mencionar que durante la construcción de este canal se utilizaron barcazas para transportar materiales en una parte de él.
Posteriormente a la construcción de esta pasarela todavía durante años se realizaron trabajos en la presa intentando subsanar el problema de las filtraciones, aunque como hoy sabemos sin obtener resultados satisfactorios.
Por entonces se usaban anillas para sujetar andamiajes.
Puede especularse sobre otros usos como anclajes de seguridad para realizar trabajos en situaciones inestables y otros muchos, pero resulta dificil mantener que su misión fuera para tener encadenados a los obreros presos.
24 julio 2017 a 20:38
Mercedes
Hola Leonardo, te agradezco tu aportación. Recuerdo el comentario, no he querido entrar mucho en ese tema porque no lo conozco a fondo, pero me pareció curiosa la existencia de esas argollas, y por eso, después de todo lo que he leído sobre el Pontón, que ha sido mucho, solo comento que «dicen…».
Una de los fotos de Clifford ya muestra la barandilla, se piensa que es de 1855 pero quizá sea posterior… no lo se.
Gracias otra vez, y ¡bienvenido!
28 julio 2017 a 12:18
Roberto Manzano del Pino
Buenos días Mercedes.
Con tu permiso, dejo por aquí un pequeño artículo que escribí hace un tiempo sobre el Pontón de la Oliva y la ruta que va desde ahí hasta la presa de la Parra, por si a alguien le pudiera resultar de interés, y ya que tiene relación con el contenido de tu post. Si consideras que no procede, bórralo sin contemplaciones:
http://rmdelpino.blogspot.com.es/2016/09/tres-presas-y-un-abside-milagroso.html
Por otra parte, el tema de las argollas y los presos políticos, también lo extraje de un par de fuentes, por lo que algo de crédito mereció por mi parte.
Muchas gracias y sigue así con tus elaboradísimos artículos.
Un cordial saludo.
29 julio 2017 a 19:01
Mercedes
Muchas gracias, Roberto. Muy interesante tu artículo, cualquier aportación es bienvenida.
¡Saludos!
20 febrero 2018 a 20:41
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