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Continuamos nuestro paseo alrededor de los primeros depósitos de agua del Canal de Isabel II. Como vimos, en 1858 fue inaugurado el Primer Depósito. Solo tres años después, debido a la creciente necesidad de agua en Madrid, se proyectó la construcción del segundo.

El Segundo Depósito o Depósito Mayor se comenzó a construir en 1865 enfrente del primero, entre las calles de Bravo Murillo y Santa Engracia, con capacidad para más de 180.000 metros cúbicos de agua.

Plano de I. Ibero (h. 1875)

Esta obra tampoco fue fácil, no finalizó hasta catorce años después. Mucho más grande que el primero, con el fin de asegurar el abastecimiento, mide 208 x 138 metros. Su traza es parecida, consta de 1.040 pilares de ladrillo con basa de piedra con arcos de medio punto cubiertos por bóvedas de cañón.

El diseño fue obra del mismo ingeniero del primer depósito, Juan de Ribera. En 1867 intervino José Morer, que realizó una serie de reformas.

Interior del Depósito Mayor, tomada de: Exposición Iberoamericana de Sevilla, 1929-1930. Severino Bello Poëyusan. (En madridmasd.org)

Igual que el primero, el exterior fue cubierto por zona de verde pradera.

En la fachada a Bravo Murillo, frente a la Fuente del Lozoya –donde nos habíamos quedado–, en 1882 se construyó una doble escalera, en lugar de la fuente que había proyectado Ribera inicialmente. Su autor fue Diego Martín Montalvo.

(Foto COAM)

Actualmente el acceso está cerrado y tapiado.

Calle Bravo Murillo, 42

Recordemos que el Primer Depósito quedó fuera de servicio, así este Depósito Mayor en la actualidad es el más antiguo de Madrid.

En 1963 en la calle que lleva su nombre, en la esquina con José Abascal, fue instalado el monumento dedicado a Juan Bravo Murillo, procedente de la glorieta de Bilbao.

Calle de Bravo Murillo esquina José Abascal

La estatua y el pedestal habían sido realizados en 1902 por el escultor Miguel Ángel Trilles en homenaje a este ministro de Obras Públicas que impulsó la creación del Canal de Isabel II, que resultaría tan importante y decisivo para la vida y desarrollo de la ciudad de Madrid.

La gran parcela entre las calles de Bravo Murillo, José Abascal y Santa Engracia fue ocupada por las oficinas del Canal y por un gran Jardín, además del Primer Depósito Elevado.

En 1932 el arquitecto Carlos Arniches fue el autor de un nuevo edificio de oficinas ubicado junto al depósito.

Calle José Abascal

Hoy día la entrada a las Oficinas Centrales del Canal de Isabel II tiene lugar por la calle de Santa Engracia.

Calle de Santa Engracia, 125

Además de a las oficinas se accede a los jardines que rodean la pradera sobre el Depósito Mayor. El Jardín de la Rocalla, de los Castaños, del Estanque y el del Depósito Elevado. Cuando la visita a la Sala de Exposiciones tenía lugar por esta entrada principal, no hace demasiado tiempo, se podía contemplar una parte del hermoso jardín. Hace un tiempo se abrió una entrada directa por lo que hoy día apenas se puede ver.

Jardines del Canal (Foto 2011)

La magnífica Sala Canal Isabel II ocupa el Cuarto Depósito, construido entre 1907 y 1911 junto al Depósito Mayor. Fue el Primer Depósito Elevado.

Pero antes de recordarlo tenemos que hablar del Tercer Depósito.

Continuará….

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

VVAA. Exposición Agua y Ciudad: detrás del grifo. Fundación Canal Isabel II, Madrid, 2001.
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
Canal de Isabel II. Guía de los Jardines de las Oficinas Centrales.

 

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Los orígenes del Canal de Isabel II se remontan a la construcción del embalse del Pontón de la Oliva.  El día 11 de agosto de 1851 fue colocada la primera piedra de la presa de donde habían de partir las aguas que debían abastecer a Madrid.

Después de años de trabajo y muchas dificultades sufridas, por fin el 24 de junio de 1858 tuvo lugar la inauguración de la llegada del agua del río Lozoya a Madrid, desde el Pontón de la Oliva hasta el hoy llamado Primer Depósito del Campo de Guardias situado en la actual calle de Bravo Murillo. Este Canal primitivo que llevaba el agua hasta el norte de Madrid tenía un recorrido de 70 kilómetros con tramos de acueducto a cielo abierto y tramos subterráneos.

Pontón de la Oliva. Inicio Canal.

Con la traída de las aguas a Madrid fue necesaria la construcción de determinadas infraestructuras hidráulicas así como una red de instalaciones para su conducción y almacenaje. Una vez conseguida la llegada del agua había que repartirla por la ciudad para lo cual se construyó una red de conductos que llegaban a las fuentes y las casas. También se hizo necesario almacenarla. Los primeros depósitos estaban ocultos, enterrados o semi-enterrados.

Los primeros depósitos de agua del Canal forman parte de la Ruta monumental del Canal de Isabel II, formada por valiosas obras de ingeniería y arquitectónicas (acueductos, puentes, sifones… y depósitos).

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El Primer Depósito

El Primer Depósito fue construido en 1854, en las afueras de la ciudad junto a la carretera de Francia, en la zona conocida como Campo de Guardias; es la actual calle de Bravo Murillo, barrio de Vallehermoso, distrito de Chamberí.

El agua llegó el 24 de junio de 1858 en la memorable inauguración del Canal con la presencia de la reina Isabel II y otras autoridades.

Lucio del Valle, Director del Canal, dispuso que se levantasen las compuertas de la Casa-Partidor, «a los pocos instantes se precipitó el agua por la escalera de la entrada, formando una violenta cascada”. Según las reseñas publicadas en los periódicos de la época, se oyó un pavoroso estruendo.

El Museo Universal, 1858. (BNE)

El Depósito era un espacio impresionante, de planta cuadrangular, de 125 metros de largo por 86 de ancho, con 252 pilares de sección rectangular sobre los que se situaron once hileras paralelas de arcos de medio punto y bóvedas baídas de ladrillo. Fue atravesado de norte a sur por un gran muro partidor que lo dividía en cuatro cuadrantes. La cubierta fue ajardinada.

Plano de I. de Ibero (h. 1875)

En el centro de la fachada lateral este, en la calle de Bravo Murillo, se instaló la Fuente del Lozoya, diseñada por el ingeniero Juan de Ribera, con una escultura central, alegoría del río, obra del escultor Sabino Medina.

Foto: Jean Laurent, h. 1858. (BNE)

A los lados, dos esculturas representando la Agricultura y la Industria, de Andrés Rodríguez y José Pagniucci. Se trata de una fuente mural realizada en piedra y ladrillo de estilo neoclásico.

El Museo Universal, 1858 (BNE).

Pocos años después surgieron problemas; en 1867 comenzaron las filtraciones de agua. Se intentó rehabilitar pero el 30 de abril de 1894 se desaguó. Finalmente el Primer Depósito quedó fuera de servicio. Hasta 1990 en que fue rehabilitada una cuarta parte de su superficie para ser utilizada como Archivo General del Canal de Isabel II.

Archivo Central del Canal que ocupa parte de las antiguas instalaciones del Primer Depósito. (P. Candela, noviembre 2005). (En: madrimasd.org)

Con motivo del 150 aniversario del comienzo de las obras del Canal, en 2001 otra cuarta parte de este Primer Depósito albergó la exposición Agua y Ciudad: detrás del grifo.

Folleto exposición 2001

En la actualidad el depósito y la fuente, desgraciadamente sin agua, están rodeados por una valla.

Muro este

Al quedar fuera de servicio se realizaron una serie de obras que desvirtuaron el aspecto original del depósito. Se construyó un garaje, rampas para la entrada de automóviles, un edificio destinado a usos sociales… El cuadrante sureste que aloja el Archivo es el que se ha conservado perfectamente y el suroeste es el que fue utilizado para la exposición.

Muro sur

En 2001 se anunció que la sala, que se había acondicionado de forma provisional para la celebración y la exposición, sería reformada de forma definitiva para futuras muestras.

Desde entonces creo que no se ha vuelto a abrir al público, ojalá algún día se cumpla el antiguo proyecto y podamos visitarlo; además de una gran obra de ingeniería es un espacio arquitectónico fascinante, muy bello. Y ojalá que la fuente monumental vuelva a tener agua y podamos contemplarla sin vallas, es una de las más bonitas de Madrid.

Primer Depósito. Fuente del Lozoya.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

VVAA. Exposición Agua y Ciudad: detrás del grifo. Fundación Canal Isabel II, Madrid, 2001.

Retomamos la historia del pintor Juan Vicente de Ribera cuya vida y obra conocimos en el artículo Juan Vicente de Ribera, pintor madrileño. Entre otras facetas, el artista destacó por sus pinturas al temple, en la que se mostró heredero de las técnicas ilusionistas introducidas en España por Mitelli y Colonna.

Como vimos, en 1685, al morir su maestro Francisco Rizi, continuó su formación con Antonio Palomino con quien trabajó hasta aproximadamente 1700. Desde al menos un año antes ya había establecido sus primeros contactos con la Compañía de Jesús, a la que estuvo vinculado toda su vida y para la que realizó un buen número de obras. Una de ellas, la que ha dado origen a la revisión de su obra y su recuperación a raíz de su restauración en 1994, fueron las pinturas de la cúpula de la Capilla de las Santas Formas, en la antigua Iglesia del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, en Alcalá de Henares. Anteriormente habían sido atribuidas a Juan Cano de Arévalo. Las obras sacaron a la luz la firma del autor, Juan Vicente de Ribera.

Recordábamos en dicho trabajo el equívoco que arrastrado durante dos siglos provocó el olvido de este pintor, verdadero autor de la obra.

En esos momentos, estábamos en 2013, no pudimos visitar ni el Camarín de Nuestra Señora del Rosario en la iglesia de San Pedro Ad Víncula de Vallecas, ni la Capilla de San Ignacio en la iglesia del Hospital de Antezana en Alcalá de Henares, ambas en obras de restauración. Y ambas actualmente atribuidas a nuestro protagonista.

El Camarín de Nuestra Señora del Rosario en Vallecas por fin tuvimos el placer de conocerlo. Hoy os invito a visitar la Capilla de San Ignacio de Loyola en Alcalá de Henares.

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La Capilla de San Ignacio está situada a los pies de la iglesia del Hospital de nuestra Señora de la Misericordia, conocido como Hospital de Antezana. El origen de la casa se remonta al siglo XV, reformada y transformada en hospital en el XVI.

Hospital de Antezana (Hauser y Menet, h. 1910)

La primera Capilla de San Ignacio de Loyola se construyó en 1616 en recuerdo del santo que había llegado a Alcalá casi un siglo antes. En el Hospital estuvo alojado y trabajó como enfermero.

En 1667 fue ampliada y posteriormente decorada con pinturas murales, como decíamos atribuidas a Ribera, de las cuales quedan algunos restos.

Retablo de San Ignacio. Foto: Archivo Moreno (1893-1953) (IPCE)

El espacio que ocupa hoy la Capilla barroca corresponde a los dos pisos existentes en la época en que aquí vivió San Ignacio. El piso bajo, que ya sería alguna dependencia de la iglesia, y el piso superior que probablemente era el aposento que ocupó el santo. Eliminada la separación entre ambos pisos, quedó el lugar tal como hoy lo contemplamos.

La planta es rectangular, con una antecapilla cubierta con una bóveda de arista.

Y la capillita propiamente dicha cubierta con una cúpula sobre pechinas con linterna. Ambas estancias están separadas por un arco.

Las pechinas sobre las que se apoya la cúpula muestran la imagen de cuatro santos de la Compañía de Jesús: San Francisco de Borja, San Francisco Javier, San Luis Gonzaga y San Estanislao de Kostka.

Curiosamente, la Capilla se construyó en el siglo XVII en el interior de una edificación anterior, del siglo XVI. Debido a ello la cúpula queda oculta a la vista –sobresale la linterna–. Actualmente, tras las obras de rehabilitación del Hospital, durante las visitas guiadas que ofrecen, desde el patio se puede observar el exterior de la construcción de ladrillo que conforma la cúpula, en el interior de una de las habitaciones del piso superior.

La casa original del siglo XV fue transformada en el XVI para alojar el hospital de caridad, como comentamos.

El estudio de los materiales ha mostrado que los utilizados en la capilla corresponden al siglo XVII.

En el interior de la capilla, en el retablo dorado hay un cuadro de San Ignacio de Loyola pintado en 1669 por Diego González de la Vega, discípulo de Francisco Rizi –igual que lo fue Ribera por cierto–. Debajo hay dos tablitas que representan a la Virgen y Cristo con la cruz, que podrían ser del mismo autor.

Los muros laterales muestran restos de las pinturas murales realizadas al temple por Juan Vicente de Ribera que un día los decoraron.

En el lado izquierdo hubo una cartela, que recogió Cabello Lapiedra en 1922, que decía: » I H S / ESTA CAPILLA FUE EL APOSENTICO / EN QUE VIVIÓ PARA / ASISTIR A LOS ENFER / MOS S. IGNACIO / DE LOIOLA.»

Cabello Lapiedra. Revista de Arte. 1922.

Igual que las pinturas de la cúpula, prácticamente todas las de la parte inferior de los muros se han perdido.

En la derecha, donde hay una ventanita que da al patio, se conserva algo más de los murales de Ribera. Jarrones, flores, guirnaldas y falsos mármoles se combinan con restos de arquitecturas fingidas.

Realmente es una pena que no se conserven y poder contemplar la recoleta capilla en todo su esplendor, pero en cualquier caso merece la pena acercarse a visitarla y por supuesto conocer la iglesia y sus obras de arte.

Por: Mercedes Gómez

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Hospital de Antezana. Visitas guiadas.
Calle Mayor, 46
Alcalá de Henares.

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Bibliografía:

VVAA. “El hospital de Antezana (Alcalá de Henares, Madrid): estudio arqueométrico y análisis arquitectónico de ladrillos y morteros”. En: X Congreso Ibérico de Arqueometría: 2013, Museo de Bellas Artes de Castellón.
ROMÁN, C. y FERNÁNDEZ, J. Datos históricos y evolución arquitectónica de la Fundación Antezana. Alcalá de Henares, 1996.
GALINDO, Natividad. “El pintor madrileño Juan Vicente de Ribera”. Boletín del Museo del Prado. Vol XV, nº 33, Madrid 1994.
CABELLO LAPIEDRA, L.M. “San Ignacio en Alcalá”. Arte Español, Madrid 1922.

La Basílica Hispanoamericana de Nuestra Señora de la Merced se encuentra en la calle General Moscardó 23, barrio de Cuatro Caminos, distrito de Tetuán, en la zona próxima al conjunto AZCA. Fue proyectada en 1949 en lo que entonces eran las afueras al norte de Madrid, en la prolongación del Paseo de la Castellana.

Recordemos que en los años 40, después de la guerra, se proyectó la creación o reforma de varios templos en Madrid. El de San Agustín, Espíritu Santo, Nuestra Señora de la Paz, Nuestra Señora de Covadonga… Y la Basílica Hispanoamericana dedicada a Nuestra Señora de la Merced.

Para esta última se convocó un Concurso de ideas cuyo motivo era la realización de un templo de la hispanidad compuesto por la iglesia y la residencia de los frailes de la merced, los mercedarios. Convocado el concurso, la Revista Nacional de Arquitectura publicó los trabajos presentados, siete en total.

Los proyectos de Miguel Fisac –de quien ya hemos visitado algunas de sus obras, entre ellas la iglesia de Santa Ana–, Luis de Villanueva, Manuel Muñoz Monasterio, Manuel Martínez Chumillas, Casto Fernández Shaw y Rodolfo García Pablos. El jurado encargado de calificarlo concedió por unanimidad el Primer Premio al trabajo presentado por los arquitectos Luis Laorga y Francisco Javier Sáenz de Oiza.

Sáenz de Oiza y Laorga casi nada más terminar sus estudios de arquitectura comenzaron a trabajar y juntos ganaron algunos concursos, uno de ellos este de la Merced. Serían los comienzos de una larga y fructífera carrera.

Los autores proponían una solución basilical clásica, adecuada al espacio alargado del solar, con un gran arco en la fachada principal, aunque alejada del puro historicismo. En el proyecto estaba previsto que la fachada estaría adornada con estatuas, como si fuera un retablo, que representarían escenas de la vida de la virgen realizadas en bronce.

Proyecto 1950 (Tesis Enrique Arenas Laorga)

Se anunció que el 12 de diciembre de 1949 a la una de la tarde sería colocada la primera piedra en presencia de todas las autoridades de la que sería una de las grandes iglesias de la Cristiandad debido a sus enormes dimensiones. En enero de 1951 terminaron las obras de cimentación.

(Foto de: twitter.com/Ls_Madriles)

La ejecución fue larga y problemática. Se paralizó durante largos periodos, los arquitectos no cobraban, se cambiaron algunas de sus propuestas; y las obras no terminarían hasta 1965. Al final Oiza y Laorga, que además de trabajar juntos eran amigos, acabaron también por tener problemas entre ellos, se separaron y renunciaron a su autoría.

Construida en piedra y bloques de hormigón no cabe duda de que se trata de un edificio imponente. Tiene 66 metros de largo, 35 de ancho y 42,5 de alto.

Bajo la nave de la iglesia se halla la cripta y a espaldas del templo, tras el ábside, se edificaron la casa parroquial y el convento.

La fachada principal está formada por el mencionado gran arco central, aunque a ambos lados del arco las dos torres proyectadas quedaron reducidas a dos calles lisas; y las esculturas que compondrían el retablo no llegaron a realizarse.

La entrada consta de tres puertas de hierro realizadas en 1970 por Joaquín Rubio Camín y Roberto Laorga; otras puertas del mismo material existen en los laterales. El hierro junto a la piedra y el hormigón son los materiales dominantes.

En el impresionante interior, con 25 metros de altura, la planta es de cruz latina. En los muros laterales hay dos grandes vidrieras lisas.

Otro de los muchos cambios obligados por motivos económicos y de todo tipo fue la cubierta. Los arcos de hormigón previstos fueron sustituidos por una estructura metálica que queda a la vista desde el interior y que se convirtió en una de las singularidades de la iglesia.

A ambos lados de la nave se encuentran las capillas, dedicadas a algunos de los paises hispanoamericanos.

El retablo de la Capilla mayor fue realizado en 1968 por Joaquín Rubio Camín. La figura principal es un Cristo crucificado acompañado de una serie de planchas de hierro y cadenas que dan a la obra un carácter abstracto.

El mismo escultor realizó también el fondo tras la imagen de la virgen, junto a Roberto Laorga que participó en muchos aspectos de la decoración interior, aunque estos también fueron modificados respecto al proyecto original.

La imagen de La Merced tallada en madera policromada fue realizada en 1970.

Es una copia de la virgen del siglo XIV que se encuentra en la iglesia de La Merced en Barcelona, patrona de esa ciudad.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

ARENAS LAORGA, Enrique. Luis Laorga, arquitecto. Tesis doctoral, ETSAM 2015.
GARCÍA GUTIÉRREZ, P.F – MARTÍNEZ CARBAJO, A.F. Iglesias de Madrid. La Librería, Madrid, 2006.
Diario ABC, 12 enero 1951

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