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Queridos amigos:
Hoy os invito a leer un artículo especial. Es para mí un placer, un lujo, presentaros a su autor, José Miguel Muñoz de la Nava Chacón, historiador del arte e investigador de la historia de Madrid. Gracias a su trabajo, entre otras cosas, conocemos muchos detalles sobre la vida y la obra de Antonio Mancelli, creador del primer plano conocido de Madrid.
Pero hay otra faceta suya, la de gran aficionado e investigador de una de las artes, para mí la más desconocida, la Música. En esta ocasión José Miguel nos cuenta la historia de un pianista madrileño, Miguel Ramos. Espero que os guste y lo disfrutéis.
Le damos las gracias y la bienvenida.
Mercedes
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Hace tiempo que quería dar a conocer algunos datos sobre un magnífico músico que alcanzó el triunfo desde su más corta edad y hoy permanece injustamente olvidado.
Nació en Madrid hacia 1910. Estudió piano con Julia Parodi y José Tragó y en 1915 ya consiguió un primer premio del Conservatorio de Madrid.
En el diario “La Voz” del 7 de julio de 1926 leemos: “En el Conservatorio de Música y Declamación ha sido adjudicado por unanimidad el primer premio de piano al aventajado alumno Miguel Ramos Echapare, de diez y seis años de edad. Los ejercicios fueron brillantísimos y acogidos con grandes aplausos”. Un año después obtuvo el primer premio de música de cámara, también en el Conservatorio madrileño. En 1928, refiriéndose a unos conciertos organizados por la Sociedad Internacional de Cámara, la prensa destacó sobre todo a Miguel Ramos, por sus “condiciones extraordinarias puestas de manifiesto en sus interpretaciones de Falla, Chopin y Debussy”, y en esa época es frecuente encontrar en la prensa elogiosas referencias a sus interpretaciones.
Pero pronto comenzó a interesarse por el jazz y la música ligera, ámbito en el que comenzó también a destacar inmediatamente. Él mismo publicó algún artículo defendiendo estos estilos frente a los prejuicios existentes entonces contra ellos; para él solo existía la buena música, y decía no ver diferencia entre el jazz y la música clásica.
A comienzos de los años 30 actuó a menudo con diversos grupos como la “Orquesta Humorist-Jazz” y la “Orquesta los Axejos”; también comenzó a destacar como compositor. Con su orquesta “Los Axejos” acompañó en 1930 a Josephine Baker en su gira por España, y con esta popular cantante visitó varios países europeos. Esta carrera de éxitos se vio interrumpida por el inicio de la guerra en 1936. Sus contactos europeos le facilitaron iniciar un largo exilio en Francia, donde debería además, como tantos españoles, soportar las dificultades de la IIª Guerra Mundial.
Pero muy pronto se convirtió en un puntal de las emisiones radiofónicas, las grabaciones discográficas, las sesiones de jazz y música popular; “Michel Ramos” (Ramitos) aparece consignado como intérprete, arreglista y autor en centenares de actuaciones y grabaciones, y son muchos los músicos de la época activos en Francia, muy populares a su vez, que le mencionan con cariño y admiración.
Compuso bandas sonoras y grabó numerosos discos con el nombre de Michel Ramos, “Le Mag’net Quartet”, “Les Careno Cuban Boys” y, exigencias de las casas discográficas, como “Virginie Morgan” y “Patricia Lamour”.
En ese momento estaban de moda las intérpretes de órgano eléctrico y la foto de alguna modelo vendía más que la suya propia; tardaría en descubrirse que la popularísima Virginie Morgan era Michel Ramos, y aún más que no era francés, sino español.
A mediados de los años 60 regresó a Madrid; al hacerse cargo de Hispavox, Rafael Trabucchelli contó con él como uno de sus dos principales arreglistas; el otro era Waldo de los Ríos.
Realizó numerosos arreglos para artistas de esa gran escudería “pop” (e incluso enseñó a otros músicos a realizar ese tipo de arreglos) y grabó una larga serie de LPs interpretando el órgano Hammond y al frente de su orquesta.
También fue frecuentemente director de orquesta en festivales de música ligera y trabajó como pianista y organista en innumerables grabaciones y en programas de televisión como “Galas del Sábado”, en los que aparece discretamente como un músico más de la orquesta, ante el piano o el órgano, normalmente bajo la dirección de Rafael Ibarbia.
También dio recitales de órgano (de tubos y eléctrico) en diversas ciudades españolas y en iglesias madrileñas; él interpretó, al órgano del Teatro Real, el himno de Eurovisión cuando se celebró el Festival en Madrid, en 1969.
En 1967 aspiró, sin éxito, a la plaza de pianista de la Orquesta Nacional de España.
Una de sus últimas actividades que he podido localizar tuvo lugar en 1978; se encargó de poner música a la obra “El príncipe azul”, cuento infantil representado en el Centro Cultural de la Villa. Debió de morir ese mismo año o muy poco después; el gran percusionista Enrique Llácer, “Regolí”, me dijo que había fallecido de un infarto no mucho después de que se suicidase Waldo de los Ríos (1977); pero no he localizado ninguna mención a su fallecimiento. Todos cuantos le conocieron y trabajaron con él coincidían en señalar sus grandes dotes como músico y como persona, su característico humor y su enorme sencillez.
Para terminar, señalaré que tras su regreso a Madrid vivió en pleno barrio de Chamberí, en la calle de Ponce de León, junto a Santa Engracia.
Por : José Miguel Muñoz de la Nava Chacón
Historiador del Arte
Es para mí un placer anunciar un nuevo ciclo de conferencias organizado por el Instituto de Estudios Madrileños que tendrá lugar a lo largo del próximo otoño: “Madrid y la Ciencia. Un paseo a través de la historia (I): siglos XVI-XVIII”.
Será la primera parte de una interesantísima serie dedicada a la Ciencia en Madrid durante los siglos XVI al XVIII; el próximo curso será dedicado a los siglos XIX y XX.
Como siempre, algunos de los mejores especialistas abordarán el estudio de todos los aspectos relacionados con este tema. Los jardines como espacio para la Ciencia, el Colegio Imperial, la Real Academia de Matemáticas, el Real Jardín Botánico del Prado, el Real Gabinete de Historia Natural, las instituciones científicas en el Madrid de la Ilustración, etc.
Las charlas serán impartidas en la sala de conferencias de nuestro querido Museo de San Isidro, en la plaza de San Andrés nº 2, a las 19.00 h.
La primera tendrá lugar el próximo jueves día 27 de septiembre, Una descripción humanista inédita de Alcalá de Henares en el siglo XVI, a cargo de José María Sanz Hermida.
Espero que sea de vuestro interés. Podéis descargar el programa completo aquí: Madrid y la ciencia.
Mercedes Gómez
A finales de 2017, comienzos 2018, el Ayuntamiento de Madrid, ante el desprendimiento de algunas piedras del muro o pretil que separa las calles del Rebeque y del Factor de la calle Bailén, procedió a la colocación de una serie de lonas protectoras y, como hemos sabido recientemente gracias al diario El País, proyectar su consolidación y restauración. Además, la gran noticia es que se va a proceder a su estudio y a la prospección arqueológica.
El muro se encuentra en el denominado Jardín de Larra, terreno propiedad del Ayuntamiento, con una superficie de unos 6.000 metros cuadrados. Tiene un nivel 3 de Protección en el Catálogo de Parques y Jardines de Interés y nivel 1 en el de Elementos Urbanos Singulares por su valor Histórico Artístico. Parte del gran arbolado es considerada vegetación singular.
El Jardín ocupa los llamados Altos de Rebeque y la espalda de los edificios impares de la calle del Factor, por donde –como ya hemos contado repetidamente en este blog–, subía la muralla árabe del siglo IX.
Hemos recorrido infinidad de veces la calle del Factor, y tantas otras nos hemos preguntado sobre el lugar por donde continuaba tras llegar a los Altos. Es sin duda uno de los misterios más importantes de nuestra historia. Se considera que en este punto podría girar hacia el oeste. También es posible que continuara hacia el norte. Y no muy lejos debía estar la unión con la muralla cristiana del siglo XII, incluso con una hipotética segunda muralla árabe.

“Las murallas de Madrid”. Ed. Doce Calles. Primer recinto (la línea más oscura representa los restos visibles de muralla, la gris los constatados, y la más clara los restos hipotéticos)
El muro mide unos 60 metros, 50 en el primer tramo paralelo a la calle Rebeque y, tras un giro, alrededor de 10 metros en un segundo tramo, paralelo a la calle del Factor.
El pretil sin duda evoca el camino que seguía la muralla del primer recinto islámico hasta aún no se sabe exactamente dónde.
Ya contamos la historia de las murallas de Madrid y los Altos de Rebeque. No vamos a repetirla, pero recordemos que hace un siglo aún quedaban restos de la muralla en este lugar. En 1913 se derribaron unos paredones y unos desmontes dentro de obras de mejora de la calle Bailén y ajardinamiento de los alrededores de Palacio. En el diario ABC el cronista Antonio Velasco Zazo lamentaba el derribo de un resto de antigüedad, de ese trozo que perteneció a la muralla primitiva, por la parte que se llamó calle del Viento.
El material constructivo principal del muro es la piedra caliza, con algunos sugerentes bloques de sílex o pedernal. En algunas zonas se aprecia relleno de ladrillos.
En dirección sur el muro se va convirtiendo en un paredón y la barandilla de granito que separan el jardín de la calle del Factor.
Lo importante ahora es que por fin el Ayuntamiento va a estudiar con criterio arqueológico la zona. Hace muchos años que estudiosos e interesados en las murallas madrileñas hemos deseado y pedido la excavación, es lógico pensar que bajo el jardín existen probables restos de muralla islámica.
¿En qué momento fue construido el pretil?, ¿quizá en la época en que fue derribado el lienzo de muralla que subsistía a principios del siglo XX?, ¿serían reutilizados sus restos?…
¿Qué nos deparará el estudio de los cimientos del muro?
Tal como informa el mencionado artículo de El País, en referencia al informe arqueológico que posee el Ayuntamiento, se espera encontrar datos decisivos sobre el supuesto giro de la muralla islámica hacia el oeste y la posible unión con la muralla cristiana.
Este mes de septiembre el Ayuntamiento iniciará los trabajos de restauración con el fin de devolverle la importancia que posee y está previsto que finalicen en diciembre. Esperemos noticias.
Como nos recuerda el reportaje, esta actuación forma parte de un proyecto global de recuperación, valoración y explicación de las murallas de Madrid. Bienvenido sea.
Por: Mercedes Gómez
Hace pocos días hablábamos de los vestigios de un viaje de agua hallados en la calle Fuencarral, unas galerías que, según la propia Comunidad de Madrid en un principio, podrían corresponder a una construcción del siglo XVII. A propósito de esta noticia, escribí que podría tratarse de vestigios del Viaje de Agua de la Alcubilla. Y es que, como comentaba, se sabe que uno de sus ramales bajaba por allí. En este barrio se han encontrado varios restos importantes (galerías, norias…) en diferentes obras en la zona.
A través del diario ABC y de TVE, el pasado día 30 de agosto la Dirección de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid confirmó que se trata de un importante y hermoso tramo de un viaje de agua y pudimos ver imágenes del interior de la galería.
Aunque ya conocemos la historia básicamente, creo que el gran hallazgo merece una breve actualización del post.
Según las noticias los técnicos de la Dirección General de Patrimonio afirman que se trata de un viaje de agua del siglo XVII, procedente de los de Fuente Castellana y La Alcubilla.
Recordemos que el Viaje de la Alcubilla y el Viaje de Contreras, a su llegada a Madrid, se unían al de la Fuente Castellana que se comenzó a construir en 1612 y finalizó en 1619, aunque las reparaciones y obras de mejoras fueron numerosas a lo largo de todo el siglo XVII, como en todos los viajes. Ya en el interior de la villa el Viaje de la Castellana se extendía en un complicado entramado de galerías.
Según las mencionadas noticias, este tramo, de unos 180 metros, fue construido en 1632.
Como vimos, también se sabe que en ese punto, a la altura de las calles de San Mateo y San Joaquín, hubo un arca de repartición del agua, el “arca que está debaxo de tierra en calle alta de Fuencarral, frente de la de San Mateo”, como describió Aznar de Polanco.
Felizmente, también se han encontrado restos de esta construcción.
El arqueólogo, Manuel Silvestre, explica que el hallazgo, muy bien conservado, tiene una gran valor arqueológico.
Hallazgo que nos permite conocer un nuevo tramo de una galería de conducción que trasladaba el agua desde el norte de Madrid a las casas próximas a este lugar, desde el siglo XVII hasta mediado el siglo XIX. Y conocer un poco mejor cómo eran los viajes de agua, patrimonio singular madrileño.
Por : Mercedes Gómez
Nota: Actualizado a fecha 6 febrero 2019, eliminadas dos fotos que no eran de «Arte en Madrid».
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