Convento de los Clérigos Menores del Espíritu Santo
El Convento de los Clérigos Menores del Espíritu Santo se fundó el año 1594, así consta en el plano dibujado por Pedro Texeira unas décadas después.
Fue edificado en la Carrera de San Jerónimo, frente a otros dos conventos construidos por el poderoso duque de Lerma Francisco Gómez de Sandoval, ambos comunicados con su casa de recreo en el Prado de San Jerónimo por un pasadizo volado. La marquesa del Valle construyó otro pasadizo que comunicaba su Palacio con el Convento del Espíritu Santo sobre la actual calle de Fernanflor.
El convento está representado en el cuadro atribuido a Jan van Kessel III pintado hacia 1680, Vista de la Carrera de San Jerónimo y el Paseo del Prado con cortejo de carrozas, que podemos ver en el Museo Thyssen. Aún no figuran las torres, que veremos después.
La iglesia era el edificio más valioso del conjunto, proyecto del arquitecto Pedro de Mazuecos el mozo.
En su interior había bellas obras de arte, la mayoría perdidas, como la Venida del Espíritu Santo de Vicente Carducho, que menciona Ceán Bermúdez en su Diccionario Histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España (1800) que sitúa “en el coro, a espaldas del altar mayor”.
Pero algunas se conservan. Una obra propiedad del Museo del Prado procedente del Convento del Espíritu Santo es el Cristo yacente (1663) de Juan Antonio de Frías y Escalante.
También se conservan tres pinturas de 1738 de Pedro Rodríguez de Miranda que se encontraban en la Sacristía. De allí pasaron al Museo de la Trinidad y de ahí al Museo del Prado. Son:
Encuentro de Agustín Adorno con San Luis Beltrán en Valencia que se encuentra en depósito en el Palacio Episcopal de Lérida; la Profesión de votos de los padres Francisco Caracciolo y Agustín Adorno ante el vicario general de la diócesis de Nápoles; y la Aprobación de la regla de la Orden de los Clérigos Menores.
El templo era de cruz latina con cuatro capillas en cada lado, una de ellas dedicada a San José con una escultura de Juan Pascual de Mena, que conocemos gracias a la estampa de Manuel Salvador Carmona, también del Museo del Prado.
En los comienzos del siglo XIX la fachada se encontraba en muy mal estado. Fue reformada en 1816, según proyecto de Manuel de la Peña y Padura.
Se añadió una portada de orden jónico y se construyeron dos chapiteles típicamente madrileños. Una imagen incluida por Pedro Navascués en su obra El Congreso de los Diputados nos muestra el conjunto antes de 1834, cuando fue ocupado por el Estamento de Procuradores de las Cortes.
Otra bonita estampa es la de Eusebio de Lettre.
En 1823 la iglesia sufrió un grave incendio y los frailes se trasladaron a otro convento, el de Portacoeli, en la calle del Desengaño. La fachada nuevamente hubo de ser reedificada, derribadas ambas torres, y entre 1826 y 1828 fueron necesarias otras obras de reparación. En resumen, la construcción estaba muy deteriorada así que se proyectaron una serie de reformas con el fin de que pudiera ser utilizado como Salón de Sesiones tras decidir que allí se instalarían los Procuradores. El arquitecto fue Tiburcio Pérez Cuervo.
La nueva fachada también se conoce por los grabados de la época. Se observa que en la entrada ya se situaron dos leones sobre pedestales, como luego se haría en el nuevo edificio, sede actual del Congreso.
Congreso de los Diputados
El Congreso de los Diputados en sus comienzos –Cortes Constituyentes de 1810– no tuvo sede propia, recorrió varios lugares, entre ellos este Convento del Espíritu Santo que ocupó tras las obras de acondicionamiento que tuvieron lugar durante el verano de 1834.
La imagen de la Jura de la Constitución de 1837 por la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón permite conocer el interior de la iglesia del entonces abandonado Convento habilitado como Salón de Sesiones de las Cortes.
Pero el estado de la iglesia empeoraba; debido al deterioro de los cimientos y el efecto de las aguas subterráneas se llegó a temer por la seguridad del edificio y se tuvo que pensar en un nuevo traslado. En 1841 fue declarado en ruina, y al año siguiente derribada.
El Convento fue derribado y convocado un concurso cuyo ganador fue el arquitecto Narciso Pascual y Colomer. La reina Isabel II puso la primera piedra el día 10 de octubre de 1843.
El nuevo edificio del Congreso de los Diputados fue inaugurado el 31 de octubre de 1850.
Construido sobre el solar del antiguo convento, “la planta sótano contaba con depósitos de agua, pozos y enganches a la red de saneamiento, así como con un sofisticado sistema de caloríferos con tomas de aire que aseguraban el calor, a través de rejillas y bocas de calor a varios lugares del edificio y, muy especialmente, a los escaños de los diputados, montados escalonadamente sobre unas bóvedas anulares por las que circulaba el aire caliente, a modo de hipocausto romano. Otro sistema de chimeneas y conductos aseguraba la ventilación del gran salón en la época calurosa”, describe Pedro Navascués.
Las bóvedas anulares ya no cumplen esa función, hoy día el edificio goza de modernos sistemas de calefacción y aire acondicionado sin duda. Pero, además de ser muy bellas, las bóvedas del sótano depararían sorpresas.
Durante las obras de rehabilitación realizadas en 2009 en el sótano aparecieron restos humanos, tres cráneos y restos de huesos pertenecientes a tres adultos. Se pensó podrían proceder del osario de la antigua iglesia.
Una nueva rehabilitación iniciada el pasado verano 2018 ha convertido el sótano en una preciosa Sala de exposiciones.
El poder del arte
Ahora, hasta el 2 de marzo, con motivo de la celebración del 40 aniversario de la aprobación de la Constitución española se puede visitar la exposición El poder del arte. Obras de la Colección del Museo Reina Sofía, en dos sedes, el Congreso de los Diputados y el Palacio del Senado.
En el Congreso se exponen obras de la fotógrafa Colita, una escultura de Cristina Iglesias, Esther Ferrer… solo contemplar las Cinco figuras sentadas (1996) de Juan Muñoz en el Vestíbulo de la reina ya merece la pena la visita.
La sorpresa, un aliciente más, en la exposición del Congreso es que se han habilitado las salas en las hermosas bóvedas del sótano que veíamos en la primera parte del artículo.
Según nos comenta el guía de la visita probablemente se dediquen a Sala de exposiciones de forma permanente en el futuro. Una gran noticia.
En el Palacio del Senado se exponen obras de Juan Genovés, Miguel Ángel Campano, Luis Gordillo, Soledad Sevilla, etc. Me gustó mucho ver ocho dibujos de Elena Asins, artista que legó su obra al Museo Reina Sofía, en la espectacular Biblioteca construida en hierro por su bisabuelo Bernardo Asins. Desgraciadamente ella no ha podido verlo pues murió en 2015, creo que el montaje le habría emocionado.
Por : Mercedes Gómez
Nota: Actualización 6 feb. 2019, eliminadas dos fotos no propias.
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El poder del arte. Obras de la Colección del Museo Reina Sofía
Visitas guiadas hasta el 2 de marzo. Es necesaria inscripción previa:
Todos los detalles e instrucciones para la inscripción en las páginas del Congreso
y del Senado.
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Bibliografía:
CHICO, Manuel (Tutor: URREA, Jesús). Los clérigos menores en Madrid. Trabajo Universidad Valladolid 2015-16.
NAVASCUÉS, Pedro. “El Palacio” en El Congreso de los Diputados. Dic. 1998 (Archivo Digital UPM)
10 comentarios
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8 de enero de 2019 a 07:41
Pablo jauralde pou
Que las entradas tracen toda la historia, hasta hoy. Estupendo. Y que el Madrid artístico siga creciendo.
8 de enero de 2019 a 17:49
Mercedes
Gracias, Pablo. ¡Madrid no para!
8 de enero de 2019 a 18:50
Marcos
¡Magnífico, Mercedes! Una excelente entrada, tan bien documentada y con una excelente selección de imágenes. El Salón de Sesiones de Laurent me ha dejado sin palabras. Es una muy buena noticia, como destacas, la recuperación de las bóvedas para salas de exposición; hay un Madrid debajo de Madrid. En efecto, buena parte de la arquitectura desaparecida de la ciudad está en sus bajos, en los sótanos, con lo que de alguna forma, pervive. De las viejas imágenes del convento del Espíritu Santo, su cúpula es lo que más me ha llamado la atención, por su singular carácter bulboso. Nos has hecho disfrutar y me sumo a lo dicho: ¡Madrid, siempre adelante!
Un gran abrazo
8 de enero de 2019 a 23:53
Mercedes
¡Hola, Marcos! me alegra mucho que te haya gustado, espero que la próxima vez que vengas a Madrid puedas visitar las bóvedas.
Cuando fuí a la visita guiada a la exposición no tenía ni idea, me alegró muchísimo cuando hablaron de que estaban incluidas, y no me decepcionó.
La antigua iglesia sufrió muchas reformas, y acabó declarada en ruinas… es verdad que al derribar las torres quedó todo un poco raro, asimétrico, y los grabados no se hasta qué punto son realistas.
Me ha gustado mucho encontrar la imagen del interior, se aprecia el ábside.
La verdad es que siempre me había inspirado curiosidad este convento, y no sabía que se conservaban pinturas en el Prado. Mil gracias por tu comentario.
¡Besos!
9 de enero de 2019 a 16:59
Marcos
Eso espero, Mercedes. Sería fantástico poderlas visitar. No hay que dejar pasar el dato que apuntas, la iglesia acabó declarada en ruinas, algo comprensible teniendo en cuenta que muchas construcciones madrileñas del barroco, no obstante su espectacularidad, estaban edificadas con materiales ligeros (ladrillo, madera, escayola, etc.), lo que no contribuía a la perdurabilidad. Es una de las características del barroco capitalino, que lo hace tan singular a la vez, y motivada por la necesidad de levantar en la villa, tantas nuevas construcciones para la «flamante Corte de España», como leí alguna vez, hace mucho tiempo, en un libro sobre el barroco con un apartado especial para el estilo madrileño.
¡Abrazos!
9 de enero de 2019 a 20:07
Mercedes
Sí, Marcos, muy atinado tu comentario. Creo que es un dato importante, después de muchas reformas acabó siendo derribada por su estado ruinoso. Es una característica del barroco madrileño, había poco dinero y los materiales de construcción eran pobres, es uno de los motivos (no el único) de que se hayan conservado pocos edificios. Mucho ladrillo y poca piedra en muchas ocasiones, una singularidad como bien dices, pero que dio una arquitectura muy modesta 😉
¡Gracias!
15 de enero de 2019 a 10:04
Churri
Hola Merche aunque hace tiempo que no te pongo nada por lo que tu sabes este post me ha sorprendido y me ha gustado asi es que de nuevo mi enhorabuena. Espero que cuando venga Marcos me llameis porque a mi también me gustaria verlo.
Un bsazo Lázaro
15 de enero de 2019 a 19:17
Mercedes
¡Hola, Lázaro! muchas gracias, me alegra que te haya gustado. Espero que pronto retomes tus actividades matritenses, y que puedas visitar las bóvedas, incluso antes de que vuelva Marcos a Madrid 😉
Besos!
20 de enero de 2019 a 22:14
Elena
¡Enhorabuena por este post tan fantástico. Mercedes!. Lo he leído con un gran entusiasmo porque me ha deparado un grato descubrimiento todo el arte- desaparecido o no- que depara esta ciudad. Gracias por por ponerlo a nuestra disposición. Abrazos
21 de enero de 2019 a 23:56
Mercedes
¡Gracias, Elena! me alegro mucho de que lo hayas disfrutado y que hayas descubierto cosas nuevas. Abrazos.