En la entrada anterior, Fuentes y templetes de la Red de San Luis, conocimos la historia de la plazuela de San Luis, desde el siglo XVII hasta la actualidad.
Nos quedamos en el momento de la inauguración oficial de la nueva estación de metro de Gran Vía, con el famoso templete. Al día siguiente se abrió a los viajeros. Ahora, además de poder volver a coger el metro en la estación después de casi tres años cerrada, podemos visitar una pequeña zona musealizada con hallazgos arqueológicos aparecidos durante las obras, así como algunos paneles informativos.
En el vestíbulo se ha restaurado el bonito mural cerámico, obra de Miguel Durán Loriga realizado en los años 70 del pasado siglo, y se ha recuperado el escudo de Madrid de cerámica vidriada, realizado en azulejos con reflejo metálico por el ceramista Ramos Rejano. En las vitrinas se exponen cerámicas de la decoración original de la estación.
Pero, sobre todo, es interesante que, además de los restos de la propia estación de metro construida en el siglo XX y explicaciones sobre su construcción, la Gran Vía, Antonio Palacios, etc., se exponen objetos que son testigos importantes de la antigüedad de la zona. La mayor parte son del siglo XIX, pero, según las cartelas, también de siglos anteriores. Objetos que nos llevan a preguntarnos cómo era la zona en sus orígenes. Propongo un viaje hacia atrás, al tiempo anterior al que nos mostraban Mancelli y Texeira en sus planos del siglo XVII.
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Recordemos que la Puerta del Sol en el siglo XV estaba situada en el lugar que entonces era el límite de Madrid por el este; era una de las puertas de la Cerca del Arrabal que rodeaba la Villa en aquellos momentos.
Ya vimos que durante unas obras, casualmente, en la Puerta del Sol se hallaron valiosas piezas cerámicas datadas en los siglos XIV-XV.
Como sabemos, en 1561 Felipe II trajo la Corte a Madrid. Poco después, en 1566, ante el aumento de población y crecimiento de la Villa, el rey mandó construir una nueva tapia, la llamada Cerca de Felipe II. De esta Cerca de Felipe II solo conocemos un posible resto, en la calle de Bailén, nunca aclarado del todo a qué época pertenece.
En la nueva Cerca, la Puerta del Sol conservó el nombre pero fue situada un poco más adelante, en la calle de Alcalá. Según Miguel Molina Campuzano, otra de las puertas pudo estar ubicada en la Red de San Luis. De allí, como siempre fue habitual en murallas y cercas, partían caminos, en este caso los Caminos a Hortaleza y Fuencarral. Y, como igualmente solía ocurrir, en la plazuela formada junto a la puerta, se instaló un red de mercado de alimentos que siguió existiendo durante mucho tiempo.
La ronda exterior de la cerca que desde San Luis conducía hasta la Puerta de Santo Domingo originó la calle de Jacometrezzo –hoy día en gran parte desaparecida tras la construcción de la Gran Vía–.
El Postigo de San Martín y la Puerta de Santo Domingo de la anterior Cerca del Arrabal se cree que coinciden en el trazado de la nueva Cerca de Felipe II.
Es muy interesante observar que algunos hallazgos, monedas, objetos de la vida cotidiana… corresponden a mediados y finales del siglo XVI, incluso anteriores.
En una de las vitrinas de la estación de Gran Vía se exponen monedas, entre ellas una blanca del siglo XV, época de los RRCC, y maravedíes de los siglos XVI y XVII, época de Felipe II, Felipe III y Felipe IV.
El siglo XVIII también se encuentra bajo la Red de San Luis actual. Han aparecido estructuras subterráneas, y diversos objetos, entre ellos botellas de todo tipo, bajo lo que fue Casa de Astrearena, construida en el siglo XVIII, en cuyo sótano pudo existir una taberna.
Antes de la construcción de la Gran Vía en el siglo XX, la zona estaba ocupada por calles estrechas en las que había comercios, casas de hospedaje, librerías, tabernas, una farmacia…
En la calle de la Montera, José Ortega compró una farmacia que se convirtió en una de las mejores y más modernas de Madrid. En la rebotica se reunían por las tardes médicos, farmacéuticos y otros científicos, tertulia que fue origen de la Tertulia Literario-médico-quirúrgica-pharmacéutica (1733), que se convertiría en precedente de la Real Academia de Medicina.
Del siglo XIX, además de jarros, platos, cántaros, etc. se han encontrado dedales de bronce, fichas de dominó, un tintero, un anillo, botones… ejemplos de actividades cotidianas, la costura, la escritura, el ocio…
Como siempre, estos hallazgos arqueológicos, recuerdos y testigos de la vida de nuestros antepasados en el Madrid más antiguo, me parecen muy emocionantes.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Miguel Molina Campuzano. Planos de Madrid de los siglos XVII y XVIII. Cajamadrid, Madrid 2002 (Facsimil ed. 1960).
8 comentarios
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2 agosto 2021 a 13:39
carmen porras pasamontes
Me ha gustado mucho. Muchas gracias.
2 agosto 2021 a 19:44
Mercedes
Me alegro mucho, Carmen, gracias a ti.
3 agosto 2021 a 09:47
PEPA
Muy interesante
3 agosto 2021 a 18:57
Mercedes
Gracias, Pepa.
6 agosto 2021 a 16:47
Carmen
Además de emocionantes e instructivos los hallazgos de la estación de Gran Vía, al hacerlos, objeto de su interésMercedes nos abre el mundo subterráneo de Madrid a nuestra imaginación. ( ¿Encontraremos algún día a las tortugas ninja?) Bromas aparte, el hecho de que exista un público interesado por las excavaciones, hace posible que se traten con respeto los niveles históricos que se encuentran bajo la superficie de la ciudad y que no se oculten descuidadamente al hacer obras que las saquen a la luz. Un saludo.
6 agosto 2021 a 19:43
Mercedes
Gracias, Carmen, nuestro pasado se esconde bajo tierra 🙂
Tienes razón, por suerte cada día se valora mucho más nuestra historia y no es tan fácil como antes ocultarla.
9 febrero 2022 a 19:32
Jose casado gomez
Espectacular! Gran trabajo Mercedes.
9 febrero 2022 a 21:08
Mercedes
¡Muchas gracias, José!