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Terminamos esta serie de planos de Madrid llegando al último periodo del siglo XVIII, en el que en España reinó Carlos IV.
El plano más importante que describe el Madrid de la época es el Plano Geométrico de Madrid/ demostrado con los 64 barrios/ en que está dividido, dibujado y grabado por Fausto Martínez de la Torre.
El plano se encuentra en la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid, aquí.
Es una copia reducida del que vimos en la entrada anterior, el plano de Tomás López de 1785.
Se publicó en 1800, encartado en la guía Plano de la Villa y Corte de Madrid en sesenta y cuatro láminas que demuestran otros tantos barrios en que está dividida con los nombres de todas sus plazuelas y calles, números de las manzanas, y casas que comprehende cada uno, con otras curiosidades útiles á los naturales y forasteros, por Fausto Martínez de la Torre y Josef Asensio.
El libro se encuentra digitalizado en la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
También existen algunas ediciones facsímiles, como la que realizó el Ayuntamiento de Madrid en 1985, que se puede descargar en la web municipal memoriademadrid.
Con motivo de la XXIII Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Madrid en 1999 se publicó otra bonita edición, de dos mil ejemplares numerados.
Es un placer recorrer esta guía que nos muestra el Madrid de los últimos años del siglo XVIII, dividido en ocho Quarteles, con otros tantos barrios cada uno, sesenta y cuatro barrios con sus calles, manzanas y edificios.
Por: Mercedes Gómez
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Planos de Madrid del siglo XVIII:
Reinado de Felipe V (1700-1746)
Reinado de Fernando VI (1746-1759)
Reinado de Carlos III (1759-1788)
Durante el reinado de Carlos III se realizaron varios planos. Veremos los tres más importantes, que representan las 557 manzanas descritas en la Planimetría General iniciada unos años antes, que vimos en la entrada anterior.
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El primero, el Plan Geométrico y Histórico de la Villa de Madrid y sus contornos, o Plan Geometrique e Historique de la Ville de Madrid et de ses environs, obra del grabador francés Nicolás Chalmandrier.
Se trata de una edición bilingüe, realizada en 1761, con cartelas y descripciones en castellano y en francés. Publicado en Francia, en el propio plano se indica que se vende “à Paris, chez le Sr. Julien a l’Hotel de Soubise/ Con Privilegio de El Rey/ Avec Privilége du Roy/ se vend aussi dans la maison/ de Mr. Franque Architecte du Roy rue/ Guenegaud à Paris».
Es un plano bonito, con los alzados de los edificios representados en perspectiva, y los jardines muy detallados, y desde luego proporciona mucha información valiosa aunque su descripción no sea perfecta. Realizado en los comienzos del reinado de Carlos III, refleja las reformas llevadas a cabo en época de sus antecesores Felipe V y Fernando VI.
Impreso en cuatro hojas, se puede consultar a gran resolución en la web del Instituto Geográfico Nacional.
En este plano ya aparece el Palacio Real, construido sobre el emplazamiento del antiguo Alcázar.
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Otro, importantísimo, es el Plano Topographico de la Villa y Corte de Madrid, dibujado y grabado por Antonio Espinosa de los Monteros en Madrid en 1769. Está basado en los trabajos llevados a cabo para realizar la Planimetría, en los que Espinosa participó.
En él ya figuran las grandes obras de tiempos de Carlos III.
La Biblioteca Nacional conserva 1 plano en 9 hojas de 65 x 95 cm + 2 hojas de texto con la explicación, que se puede ver aquí.
En el Instituto Geográfico Nacional se puede consultar el plano digitalizado, ejemplar en color montado sobre tela.
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Y para terminar, mencionemos el Plano Geométrico de Madrid, dedicado y presentado al rey nuestro señor Don Carlos III por mano del Excelentísimo señor conde de Floridablanca, realizado en 1785 por Tomás López, Geógrafo de S.M.
Este plano, junto con el anterior, son imprescindibles para el estudio del Madrid del siglo XVIII.
Nuevamente el Instituto Geográfico Nacional nos facilita su consulta aquí.
La Biblioteca Regional posee un ejemplar, disponible en la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid.
Actualización 21 octubre 2020:
Sobre el Plano de Tomás de López, imprescindible escuchar la conferencia de Pedro Moleón en el Instituto de Estudios Madrileños el día 20 de octubre 2020, «El Museo del Prado en los planos de Tomás López». No hay un «Plano Geométrico de Madrid», de Tomás López, sino varios. En la BNE hay tres versiones distintas estudiadas por el autor:
Por Mercedes Gómez
El rey Fernando VI, dentro del plan modernizador de la Ilustración iniciado en el siglo XVIII, impulsado por el marqués de la Ensenada, derogó la Regalía de Aposento con el fin de sustituir esta medida de alojamiento de cortesanos y funcionarios por un sistema de contribución económica. Un Real Decreto de 1749 ordenó la supresión de la Junta de Aposentadores cuya función pasó a depender de la Real Hacienda.
Una serie de funcionarios se dedicaron a visitar y medir las casas de Madrid entre los años 1750 y 1751.
Fue la llamada Visita General, el primer Catastro realmente importante, llevado a cabo para cumplir con las Ordenanzas promulgadas para la administración, cobranza y distribución del Aposentamiento de Corte. Su objetivo fue numerar las manzanas y las casas de Madrid, ambicioso trabajo que dio origen a la Planimetría General de Madrid.
Varios arquitectos midieron todas las manzanas de la Villa y plasmaron los resultados en 557 planos, uno por cada manzana. Además de medir, se recogían los datos de cada propietario, con fines catastrales.
Por otra parte, se colocaron en la Villa unas placas cerámicas indicando los números de las 557 Manzanas y las Casas numeradas de cada una, en color azul sobre blanco. Hablamos de ellas en el artículo dedicado a los Rótulos de las calles de Madrid.
Todos los expedientes de la Visita General se conservan en el Archivo General de Simancas.
En 1988 la editorial Tabapress publicó una maravillosa obra, la Planimetría General de Madrid, en dos tomos, uno con los asientos y otro con los planos que además incluye varios trabajos teóricos, de obligada lectura.
Por su parte, la Biblioteca Nacional nos permite consultar el Manuscrito Planimetría General de Madrid hecha de orden de S.M.
Son 12 preciosos volúmenes que incluyen todos los planos y los asientos.
La Planimetría, tantas veces utilizada para algunos de los trabajos publicados en este blog, es uno de los instrumentos más valiosos de los que disponemos para la investigación, conocimiento y disfrute de la historia de Madrid.
Por: Mercedes Gómez
No volveremos a encontrar planos originales como los de Antonio Mancelli y Pedro Texeira, planos del siglo XVII, pero son muchos los que se realizaron en el siglo XVIII, algunos también bonitos, y que serán muy útiles para conocer la evolución de Madrid.
Varios fueron creados a partir del trabajo del cartógrafo francés Nicolás de Fer, que por su parte utilizó el plano de Gregorio Fosman grabado en 1683, que –recordemos– a su vez, aunque con novedades, fue una copia del plano de Texeira.
Nicolás de Fer fue geógrafo oficial de Felipe V, el “Geographe de sa Majesté Catolique”.
Uno de los planos que realizó fue el Plano de Madrid grabado en París en 1706. Como decíamos, se trata de una copia del plano de Fosman, más detallado y preciso.
El plano de N. de Fer se puede consultar a muy buena resolución en la Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid, aquí.
Planos posteriores fueron realizados a partir de esta obra.
George Matthaus Seutter publicó varios, como Madrit la plus celebre Ville dans la Castille nouvelle, et la plus magnifique Residence des Monarques d’Espagne (1726).
Una copia de uno de ellos se conserva en la Biblioteca Digital Hispánica de la BNE.
Otro plano de esta época es la Planta exacta de la ciudad de Madrid, capital y residencia de los Reyes de España, obra de Juan Bautista Homann, publicado por sus herederos (h. 1724-35). Este plano es interesante, sobre todo por los detalles que incluye. En la franja inferior hay cuatro vistas de Madrid (el Alcázar, la Plaza Mayor, Palacio del Buen Retiro y el de Aranjuez), y arriba la ermita de San Antonio.
Grabado iluminado, realizado en Alemania, es copia del de Seutter, a su vez recordemos inspirado en el de Nicolás de Fer.
Otro curioso plano, muy interesante, de esta primera mitad del siglo XVIII es el de Joseph Arce de 1734, que representa un proyecto de alcantarillado basado en la pendiente natural de las calles madrileñas, y el modo de recoger las aguas haciéndolas llegar al río Manzanares. Se puede ver en la BNE.
Para terminar, no podemos dejar de mencionar el dibujo Planimetría de Madrid con el reparto y canalización de los viajes de agua municipales y los del patrimonio real que la surtían, con todas las arcas incorporadas a su recorrido, de Pedro de Ribera.
La Junta de Fuentes de Madrid encargó el plano a Ribera con motivo de la reparación general de los viajes de agua llevada a cabo ese año de 1739.
Mercedes Gómez
La Cartografía es uno de los instrumentos más valiosos de los que disponemos para conocer la historia y la evolución toponímica, urbanística y arquitectónica de nuestra ciudad.
Comencé a recopilar en twitter los planos de Madrid más importantes; al menos de momento, me he limitado al siglo XVII. Los traigo al blog porque creo que puede ser interesante verlos todos juntos, saber lo que nos ofrecen, y conocer dónde y cómo los podemos consultar.
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El primer plano conocido de Madrid es el Plano de la Villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos de España, de Antonio Mancelli, realizado aproximadamente entre los años 1614 y 1622. Fueron ocho años de trabajo, recorriendo y midiendo las calles.
Durante mucho tiempo fue atribuido al impresor holandés Frederick de Witt. La realidad es que Witt, igualmente cartógrafo e impresor, nació en 1630, varios años después de la realización del plano, por lo cual nunca pudo dibujarlo.
El plano es una bella obra de arte y además nos proporciona mucha información sobre esta época tan importante en la historia de la Villa. Hoy día se puede consultar a muy buena resolución en la Cartoteca del Instituto Geográfico Nacional.
El segundo es el plano realizado por Pedro Texeira, que tenía más de 50 años cuando emprendió su último gran trabajo, la Topographia de la Villa de Madrid. Después de varios años midiendo, calle por calle, edificio tras edificio, terminó su famosa obra en 1651, aunque no apareció hasta 1656. Es el Madrid de mediados del siglo XVII, los tiempos de Felipe IV.
El plano de Texeira se puede consultar en alta definición en la web municipal memoriademadrid. Una verdadera maravilla, para disfrutar, aquí.
Además merece la pena perderse en el visualizador dedicado al Madrid del siglo XVII del Instituto Geográfico Nacional, aquí. Es un paseo por los lugares del Madrid de Cervantes.
El tercer plano que conocemos –el primero obra de un madrileño–, es una copia reducida del plano de Texeira. No es original (como los de Mancelli o Texeira), pero sí importante. Es la Mantua Carpetanorum obra del grabador Gregorio Fosman y Medina de 1686, que ya vimos aquí y que nos muestra el Madrid inmediatamente posterior al de Texeira, pues el autor incluyó los edificios construidos después de 1656 así como transformaciones urbanas.
En cuarto lugar, para despedir el siglo XVII, mencionaremos el plano de Pieter van den Berge (h. 1697). Es una nueva Mantua Carpetanorum, copia no muy buena del Texeira, pero es muy interesante conocer al autor, dibujante y grabador holandés, con taller en Amsterdam.
La novedad es que se refiere al Guadarrama, nuestro río, que luego conoceremos como Manzanares. Y lo más importante es que forma parte de una de las primeras series de estampas de ciudades españolas realizadas a finales del siglo XVII: el Theatrum hispaniae exhibens regni urbes, villas ac viridaria magis illustria… Se puede ver toda la magnífica obra, con vistas de Madrid, Toledo, Segovia, Barcelona, etc. en la Biblioteca Digital Hispánica de la BNE.
Mercedes Gómez
Dice el historiador Francisco Marín Perellón que nos sobran tres de los dedos de una mano para contar los planos de Madrid que se pueden considerar originales:
Se trata de Madrid, Corte de los Reyes Católicos de España (1623), de Antonio Mancelli, y la Topographia de la Villa de Madrid (1656), de Pedro Texeira.
El tercer plano que conocemos –el primero obra de un madrileño–, primera copia reducida del plano de Texeira, no es original, pero sí importante. En él podemos conocer el Madrid inmediatamente posterior al Madrid de Texeira, pues el autor incluyó los edificios construidos después de 1656 así como transformaciones urbanas, y algunas zonas las representó con mayor detalle.
Es el plano Mantua Carpetanorum, sive Matritum, urbs regia, obra del grabador Gregorio Fosman y Medina. Estampado en los talleres de la calle de Atocha del impresor Santiago Ambrona, fue publicado en 1686.
Como el propio autor escribió en la gran cartela inferior, está realizado a partir del plano de Pedro Texeira; el área representada es la misma, la Villa rodeada por la Cerca de Felipe IV, incluyendo:
LO AÑADIDO A ESTA VILLA DE MADRID DESDE 1658 HASTA 1683.
Otra de las cartelas lo indica: Gregorio Fosman la talló con Aguafuerte en Madrid, año de 1683.
Se conservan tres ejemplares originales, uno en una colección particular, otro en la Biblioteca Nacional de Francia y el último en el Archivo de Villa, depositado en el Museo de Historia de Madrid.
En la parte superior un texto manuscrito hace referencia a los Viajes de agua cuyo recorrido aparece marcado. Todo esto fue añadido a mediados del siglo XVIII.
Gregorio Fosman y Medina
Durante un tiempo, cuenta Ángel Aterido, se creyó que eran dos los grabadores, Fosman padre e hijo, pues el artista desarrolló su tarea en un amplio periodo de tiempo; pero en realidad era uno, como este investigador explica:
Gregorio Fosman y Medina, hijo de Juan Fosman (Forstman en origen, probablemente un emigrante flamenco que, como tantos otros, llegó a la Villa y Corte a principios del siglo XVII), y Ángela Benita de Medina, ambos vecinos de Madrid.
Gregorio nació en Madrid hacia 1635. Aprendió el oficio con Pedro de Villafranca, que a su vez se había formado con los Perret (apellido que se españolizó como Perete).
Gregorio Fosman se casó en 1657 con la hija de Pedro Perret hijo, luego hijastra de Villafranca, María Perete; a los cuatro años nació su primer hijo Pedro Antonio, apadrinado por Vicenta, hija de Villafranca, y por Sebastián Herrera Barnuevo. Todo esto demuestra las buenas relaciones de las que disfrutaba Fosman en el ambiente artístico madrileño. En 1672 nació su segundo hijo, Martín Francisco.
Además del plano que nos ocupa, Fosman, que también fue pintor, realizó obras notables como grabador, tal vez la más conocida sea la lámina de cobre el Auto de Fe en la plaza Mayor de Madrid celebrado en Madrid en junio de 1680, adquirida por el Museo del Prado en 2018.
La lámina ejecutada por Gregorio Fosman había servido para realizar la estampa que ilustraría la Relación histórica del auto general de fe que se celebró en la Plaza Mayor de Madrid en el año de 1680 escrita por José Vicente del Olmo y publicada en ese mismo año.

Fosman. «Auto de Fe en la Plaza Mayor de Madrid». Lámina de cobre para grabado, 1680. Museo del Prado.
El grabado realizado en 1680, buril sobre lámina de cobre, no está expuesto, pero pudimos verlo entonces en una vitrina frente a la pintura de Francisco Rizi Auto de Fe en la Plaza Mayor (1683). La lámina de Fosman había inspirado a Rizi.
El libro de del Olmo, con su estampa, también fue expuesto.

«Auto de fe celebrado en la Plaza Mayor de Madrid», estampa insertada en la obra de José del Olmo, «Relación histórica del auto general de fe que se celebró en Madrid este año de 1680».
Además, Margarita Vázquez impartió una conferencia en el museo sobre “El Auto de fe de 1680: Rizi y la lámina de cobre adquirida por el Prado, obra de Gregorio Fosman”.
La Biblioteca Nacional posee varios grabados de Fosman, retratos de personajes, como Calderón de la Barca, Margarita de Austria, etc.
Y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando también guarda varias estampas.
Gregorio Fosman murió con cerca de 80 años, hacia 1713. Fue uno de los grabadores más importantes en la España de la segunda mitad del siglo XVII, último representante de una saga de artistas iniciada por Pedro Perret a finales del siglo XVI. Además fue autor de un plano singular de la Villa y Corte, la Mantua Carpetanorum, que merece toda nuestra atención.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
ATERIDO FERNÁNDEZ, Ángel. “El grabador madrileño Gregorio Fosman y Medina”, Anales del Instituto de Estudios Madrileños, nº 37, Madrid 1997, pp. 87-99.
MARÍN PERELLÓN, Francisco José. “Mantua Carpetanorum, de Gregorio Fosman y Medina”, Revista La Ilustración de Madrid, nº 22, Madrid, invierno 2011-12.
VÁZQUEZ, Margarita. Conferencia “El Auto de fe de 1680: Rizi y la lámina de cobre adquirida por el Prado”, 27 mayo 2018, Museo del Prado.
El General Carlos Ibáñez e Ibáñez de Íbero nació en Barcelona en 1825. Ingeniero, geógrafo y primer marqués de Mulhacén, desempeñó numerosas actividades. Fue miembro de la Comisión del Mapa de España, miembro numerario de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, presidente de la Asociación Geodésica Internacional… En 1870 fundó el Instituto Geográfico y Estadístico, antecedente del Instituto Geográfico Nacional.
El militar da nombre al extraordinario plano al que hemos recurrido tantas veces, el Plano de Ibáñez de Íbero. Aunque, como nos explica el historiador Francisco José Marín Perellón, apenas tuvo que ver en su “génesis, formación y materialización”.
Era el director del Instituto Geográfico que había sido fundado con los objetivos de «determinación de la forma y dimensiones de la Tierra, triangulaciones geodésicas de diversos órdenes, nivelaciones de precisión, triangulación topográfica, topografía del mapa y del catastro, y determinación y conservación de los tipos internacionales de pesas y medidas».
Entre otras cosas, allí, bajo su dirección, se realizó el famoso plano, que tanta información nos aporta para conocer el Madrid de los años 60-70 del siglo XIX.
La primera sede del Instituto Geográfico estuvo en la calle de Jorge Juan nº 8 donde una lápida instalada por el Ayuntamiento de Madrid en 1921 con motivo del cincuentenario de la creación de la institución recuerda con letras de bronce “Al General Ibáñez de Íbero que en este edificio estableció por primera vez en España el Instituto Geográfico y Estadístico».
Obra del arquitecto José Carnicero, fue realizada en piedra caliza y mide 0,90 x 0,45 cm.
El Instituto, después de haber pasado un tiempo en dependencias del Ministerio de Fomento, se trasladó al edificio que Jerónimo Pedro Mathet proyectó para Instituto Geográfico y Catastral.
El proyecto inicial, dentro del estilo neomudéjar, estaba adornado por elementos historicistas. A lo largo de la obra fue muy modificado.
Construido en ladrillo visto mantuvo las reminiscencias neomudéjares, aunque muy simplificado, alejándose del historicismo que había dominado hasta entonces y acercándose al pre-racionalismo que se consolidaría en los años 30.
El edificio después de un largo periodo de obras, entre 1923 y 1929, fue inaugurado en 1930, en el nº 3 de la calle desde entonces dedicada al General Ibáñez de Íbero.
Al edificio principal se añadirían otros auxiliares, destinados a las diversas actividades y talleres.
Paseando por el interior del conjunto contemplamos los majestuosos árboles que lo adornan.
El Instituto Geográfico cumple una serie de funciones muy importantes y también ofrece al público servicios de gran valor. Es interesantísimo conocer el proceso de levantamiento de los mapas. Visitamos primero el Servicio de Documentación Geográfica. Su Archivo, Biblioteca y Cartoteca están a nuestra disposición.
También la web del Instituto Geográfico es un lugar inmenso a explorar que nos brinda gran cantidad de información.
Otra de las áreas más interesantes es la dedicada al estudio y vigilancia de los movimientos sísmicos. Durante las veinticuatro horas del día, 365 días al año, los especialistas vigilan y registran los terremotos que se producen en España, muchos más de los que podemos imaginar.
Los talleres cartográficos albergan las salas en las que se llevan a cabo las diferentes fases de impresión, cortado, plegado… de los mapas y folletos editados por el laborioso IGN.
En 1975 Antonio Fernández Alba fue el autor de la ampliación del edificio primitivo que hoy ocupa el Centro Nacional de Documentación e Información Geográfica o Casa del Mapa. Utilizando los mismos materiales y esquemas, pero simplificando aún más las líneas, el arquitecto creó un edificio complementario, acorde a los nuevos tiempos pero manteniendo un absoluto respeto al edificio antiguo.
Vamos recorriendo los diferentes departamentos, descubriendo un mundo fascinante. La visita es todo un hallazgo, conocemos el servicio de Fotografía aérea, Documentación digital, Cartografía histórica, la Librería…
Finalmente, el IGN ha abierto una pequeña Sala de Exposiciones con el fin de dar a conocer su trabajo, archivos, instrumentos, etc., abierta de lunes a viernes, de 12 h. a 14 h.
Actualmente se expone la Cartografía en los comienzos del Instituto Geográfico Nacional.
La exposición nos explica el trabajo desarrollado desde los mapas de Tomás López en el siglo XVIII, la necesidad de mayor precisión y los cambios tecnológicos que propician la creación de la Comisión del Mapa de España, la Ley de Medición del Territorio… hasta 1870 en que se crea el Instituto Geográfico que se encargaría de levantar el Mapa Topográfico de España.
Se muestra la Regla de medir bases geodésicas, diseñada por Ibáñez en 1860, para elaborar el mapa topográfico, a partir de otra creada en 1853 por el propio Ibáñez y Frutos Saavedra que se encuentra en el Real Observatorio de Madrid.
También se expone el Plano Parcelario de Madrid al que nos referíamos al principio, plano de la población de Madrid en 16 hojas, a partir de las hojas kilométricas realizadas por la Junta General de Estadística una década antes, litografiado y publicado en 1875 por el Instituto Geográfico siendo su director Carlos Ibáñez e Ibáñez de Íbero.
Al final de la calle, en la esquina con San Francisco de Sales hallamos otro monumento conmemorativo en recuerdo del General, inaugurado en 1957, obra del escultor señor Navas y del arquitecto señor Fuentes, según publicó la prensa a propósito de la inauguración del monumento.
Don Carlos Ibáñez murió en Niza en 1890 en la casa número 19 del boulevard Dubouchage en cuya fachada también existe una placa recordando su figura.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
«La Compañía Urbanizadora Metropolitana, la transformación de Madrid. «, La Construcción Moderna, . nº 11, 15-VI-1922, pp. 161-163; nº 12, 30-VI-1922, pp. 173-175.
Dº ABC 4.4.1957, pp. 19-20.
COAM. Guía de Arquitectura. Madrid 2003.
F.J. Marín Perellón. “El plano parcelario de Carlos Ibáñez e Ibáñez de Íbero (1870)”, Ilustración de Madrid, nº 11, primavera 2009.
monumentamadrid.es
Antonio Mancelli nació en Italia a finales del siglo XVI, no se sabe exactamente dónde ni en qué año. Quizá entre 1575 y 1580, probablemente en Fanano, pueblo del que eran sus padres. O quizá nació en Roma, o allí estudió o trabajó, antes de su llegada a Madrid, pues en algunos documentos aparece nombrado como Antonio Mancelli Romano. Aún existen muchas incógnitas sobre este artista, uno de los muchos que vivieron en el Madrid del siglo XVII. Aunque cada vez menos, gracias primero a los documentos descubiertos por el archivero Antonio Matilla Tascón que abrieron el camino, y más recientemente a las investigaciones de José Miguel Muñoz de la Nava que le han permitido dar a conocer muchos detalles sobre la vida y la obra de Mancelli, creador del primer plano de Madrid.
Antonio Mancelli se trasladó a España, y tras una estancia en Valencia, donde en 1608 realizó el plano de esta ciudad, entre los años 1612 y 1614 se instaló en Madrid, muy cerca del Alcázar Real, como muchos artistas que en aquellos tiempos llegaron a la capital del reino. Era el Madrid de Felipe III, su arquitecto Juan Gómez de Mora, pintores como Vicente Carducho con quien tuvo mucha relación, Eugenio Cajés pintor del rey en 1612, los últimos años de Cervantes, los comienzos del reinado de Felipe IV… era el Madrid del Siglo de Oro.
Era también el Madrid de Juan Bautista Lavanha o Joao Baptista Lavanha, famoso cartógrafo y profesor en la Academia de Matemáticas, a cuyo alrededor se moverían muchos personajes, como el propio Mancelli o por supuesto Pedro Texeira.
Antonio Mancelli se casó con Bernardina de Riaza y Mendoza tal vez poco después de llegar a la Villa. Antonio y Bernardina vivieron en la calle de la Puebla, hoy calle de Fomento.
Quedan pocas huellas de lo que pudo ser en el siglo XVII la entonces llamada calle de la Puebla, cuando allí vivía Mancelli, pero en esta recoleta calle, a un paso del Palacio Real y del Palacio del Senado, antiguo Colegio de doña María de Aragón, aún se respira un cierto ambiente evocador de tiempos pasados.
Tal como nos indica la Planimetría de Madrid, su casa ocupaba el sitio 25 de la manzana 554, que comienza en la calle de Torija, sigue por la del Reloj, calle del Limón (actual Travesía del Reloj) y termina en la de la Puebla (hoy calle de Fomento).
Merece la pena dar una vuelta a la manzana. En el sitio nº 1 en la década de 1780 allí se instaló la sede del Consejo Supremo y Tribunal de la Inquisición, hasta su extinción en 1820 como nos indica una placa del Ayuntamiento en el nº 14 de la calle de Torija, donde luego estuvo el Convento de las Reparadoras, actualmente vacío tras su venta en 2008 para ampliación del Senado. Junto al gran edificio y su iglesia se mantienen otras construcciones más modestas, alguna de ellas testigo de otros tiempos.
Buscamos la placa del sitio nº 25 en la calle de Fomento pero no la encontramos. Es una pena porque estas placas correspondientes a la Visita General llevada a cabo en 1750 a partir de la cual se publicó la Planimetría, nos proporciona una información muy valiosa acerca de la vida en el Madrid de los siglos XVII y XVIII.
La vivienda de Mancelli estaba muy cerca de los sitios 22 y 23 que aunque entre feos cables y tuberías en este caso las placas sí se han conservado.
Corresponden al actual nº 31 de la calle.
La casa de Mancelli debía estar situada aproximadamente en el lugar del actual número 25.
Era una casa sencilla, normal para la época, de una planta, poco más de 6,5 metros de fachada.
Antonio Mancelli era pintor, dibujante, iluminador o coloreador, y cartógrafo. Como Pedro Texeira, conocía las técnicas de la corografía, de la fortificación y las matemáticas.
Además de dedicarse a su oficio, fue comerciante. Tenía una tienda en las covachuelas de San Felipe, junto al famoso mentidero en la Puerta del Sol. Allí vendía mapas, libros, láminas y globos terráqueos. En 1623 (año de impresión del plano) compró otro puesto en el Alcázar junto a la “escalera que subía a los corredores”, cerca de otro mentidero, el de las Losas del Alcázar. Parece que supo situarse bien en la Villa y Corte.
Antonio Mancelli realizó su Plano de la Villa, el primer plano de Madrid, aproximadamente entre los años 1614 y 1622. Fueron ocho años de trabajo, recorriendo y midiendo las calles de Madrid, probablemente ayudado por sus oficiales pues tuvo al menos dos según demuestra el texto de su testamento.
Además del plano La Villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos de España realizó una Vista de la Plaza Mayor. Presentó ambas obras al Concejo, siendo aprobada su impresión en septiembre de 1622 la cual tuvo lugar al año siguiente.
De la Vista de la Plaza Mayor y de su faceta de pintor, también muy interesante, quizá podamos hablar en otra ocasión. El Plano, dibujado en perspectiva caballera, dividido en dos planchas, es una bella obra de arte y además, a pesar de que algunos autores en el pasado lo han considerado poco fiable, nos proporciona mucha información sobre esta época tan importante en la historia de la villa, el Madrid de los años 1614 a 1622.
Durante mucho tiempo el plano fue atribuido al impresor holandés Frederick de Witt. Y así continúa figurando en muchos lugares, en algún caso de forma incomprensible. La realidad es que Witt, igualmente cartógrafo e impresor, nació en 1630, varios años después de la realización del plano, por lo cual nunca pudo dibujarlo. Durante mucho tiempo se dio como fecha de impresión original la de 1635, hecho igualmente imposible pues en todo caso en esos momentos de Witt tenía solo cinco años de edad.
Aunque no se conoce ninguna de las originales de 1623 Mancelli recibió trescientos cincuenta ducados por imprimir trescientas láminas, ciento cincuenta planos y ciento cincuenta estampas de la Plaza Mayor. Después realizó más impresiones pues recibió más encargos, nuevos planos, iluminación de los ya impresos, incluso su enmarcación, tanto para el Ayuntamiento como para la Corona.
Existe un ejemplar en la Biblioteca Nacional de España que pudimos contemplar en la exposición La Biblioteca Nacional, trescientos años haciendo historia, sin datos, fecha, autor ni grabador, el cual, según la propia BNE podría ser la edición más antigua del plano.
La Biblioteca guarda otro ejemplar posterior, grabado en Amberes, en el que sí figura el nombre del editor: F. de Witt.
En Madrid hay otro ejemplar guardado en la Biblioteca Regional también con la firma de De Witt, quizá impreso hacia 1657. La Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid cuenta : Tradicionalmente se ha pensado que fue dibujado y grabado en los Paises Bajos por Frederic de Wit, miembro de una familia de impresores holandeses. Investigaciones posteriores ponen en duda esa autoría, asegurando que fue dibujado por Juan Gómez de Mora, coloreado por Antonio Mancelli y finalmente grabado por Wit.
La primera frase hace honor a la verdad, como ya hemos comentado. Pero hoy día parece que ya nadie duda, o debería dudar, que el plano fue dibujado por Antonio Mancelli.
En la web del Museo de Historia aparecen registrados dos ejemplares, uno iluminado y otro sin iluminar. Atribuyen la autoría a F. De Witt y fecha 1635.
Bernardina murió antes de 1632 y Antonio continuó viviendo en la casa familiar hasta su fallecimiento, probablemente después de 1643. No habían tenido hijos.
Muchos años después las planchas originales de su mapa se vendieron y en algún momento fueron adquiridas por Frederick de Witt quien realizó nuevas y numerosas impresiones del primer plano de Madrid, del Plano de Antonio Mancelli.
Por : Mercedes Gómez
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Fuentes:
J.M. Muñoz de la Nava Chacón. «Antonio Mancelli: corógrafo, iluminador, pintor y mercader de libros en el Madrid de Cervantes (I)». Revista Torre de los Lujanes, Nº 57 (2005).
J.M. Muñoz de la Nava Chacón. «Antonio Mancelli: corógrafo, iluminador, pintor y mercader de libros en el Madrid de Cervantes (II)». Revista Torre de los Lujanes,, Nº 58 (2006).
C. Líter y F. Sanchís. La Villa de Madrid Corte de los Reyes Católicos de España. BNE.
F. Benito. Un plano axonométrico de Valencia diseñado por Mancelli en 1608. Universidad de Valencia.
Planimetría de Madrid.
J. del Corral. Las composiciones de aposento y las casas a la malicia. IEM. 1982.
Hace algún tiempo disfrutamos de un paseo en busca de la Muralla Cristiana que nos permitió conocer un poquito el origen de la Villa y cuales eran sus límites en la Edad Media, tras la conquista por los cristianos. La Villa de Madrid, que estaba dividida en diez parroquias, barrios o colaciones. Cada una de estas diez parroquias marcaba la división administrativa, no solo religiosa. Hoy os propongo un nuevo recorrido por el interior de aquel Madrid amurallado, y conocer sus iglesias, o sus huellas, los templos más antiguos, que ya figuraban en el Fuero madrileño del año 1202.
Cada una de estas iglesias merecería un artículo, hoy solo se trata de sugerir una ruta para un paseo a través de algunas de las calles y plazuelas más bonitas de Madrid, e intentar hacernos una idea de cómo era nuestra ciudad por entonces. Con la ayuda de algunas de las imágenes más antiguas que tenemos, las ofrecidas por Pedro Texeira en su plano, y sobre todo con ayuda de la imaginación.
El paseo comienza junto a los restos de la Iglesia de Santa María de la Almudena, la más antigua, edificada sobre una mezquita árabe, en la calle de la Almudena frente a la calle Mayor. Se cree incluso que allí existió un templo anterior a la llegada de los musulmanes.
Lamentablemente, en 1868 con motivo de las obras de ampliación de la calle Bailén, fue demolida. En 1998 fueron hallados vestigios de varias épocas, de los siglos XII, XVII y XVIII. Bajo un cristal quedan restos de la cabecera del templo, que nunca debió ser derribado.
Subiendo por la calle del Factor, por cuyo lado izquierdo ascendía la muralla árabe, observamos la plaza de Oriente, antiguo recinto musulmán, donde se encontraba la Iglesia de San Miguel de la Sagra, cerca de la Puerta del mismo nombre. Estas dos iglesias son las únicas que se hallaban dentro del primitivo territorio árabe.
San Miguel se hallaba muy cerca del Alcázar, fue la parroquia de Palacio, aunque desapareció muy pronto, en 1549, por lo que ya no aparece en el plano de Pedro Texeira. No queda ningún vestigio, sin embargo sí existe una imagen de esta iglesia en el grabado realizado por Vermeyen hacia 1534, tan detallado y rico en información, considerado la representación más antigua del Alcázar de Madrid. El templo aparece dibujado entre las dos torres del Alcázar. En algún punto de la confluencia de la actual calle Bailén y el extremo suroeste de la Plaza de Oriente se encontraba esta sencilla iglesia medieval.
Después de admirar las vistas que ofrece este inigualable lugar, tomamos la calle Noblejas hacia la de San Nicolás.
La Iglesia de San Nicolás, cuya torre, del siglo XII, es la segunda construcción más antigua que pervive en Madrid, tras la muralla árabe en la Cuesta de la Vega.
Este templo ofrece una singularidad que ya conocimos, en uno de sus muros luce una pintura abstracta, “Sepulcro vacío”.
Después nuestros pasos nos llevan hasta los restos de la Iglesia de San Juan, en la plaza de Ramales.
La construcción de un aparcamiento y las excavaciones en busca de Velázquez, enterrado en esta iglesia, ofrecieron un número importante de hallazgos arqueológicos, de los cuales se ha conservado una parte bajo un cristal.
Al final de la escalera que conduce al aparcamiento subterráneo, una pequeña estancia muestra cuatro paneles explicativos sobre la evolución de la plaza, la iglesia y el mundo islámico. Además, una vitrina exhibe réplicas de algunos de los restos cerámicos hallados.
Muy próxima a San Juan se hallaba la primitiva iglesia de Santiago, en la plazuela del mismo nombre. Ambas fueron derribadas por orden de José I, sin embargo poco después, en 1811, éste mandó construir una nueva iglesia casi en el mismo lugar.
Por tanto, la mayor parte de las obras o imágenes en su interior pertenecen al siglo XIX, pero alguna procede de la antigua iglesia, como la espléndida pintura del Altar Mayor, “Santiago en la batalla de Clavijo”, de Francisco Ricci (1657). También posee alguna procedente de la iglesia de San Juan, como el “Bautismo de Cristo” de Carreño de Miranda, de finales del XVII.
Volvemos a la calle Mayor, caminando por la calle de los Señores de Luzón –antes de San Salvador-, en cuya esquina, frente a la Plaza de la Villa, se encontraba la Iglesia de San Salvador, sede del Ayuntamiento o Concejo hasta la construcción de la Casa de la Villa, terminada a finales del XVII. Una placa nos recuerda que en ella celebraron durante más de tres siglos sus sesiones públicas los Regidores del Concejo de Madrid creado por Real Cédula de Alfonso XI el 6 de enero de 1346. La parroquia fue demolida en 1842.
En el edificio contiguo al lugar donde antaño se encontrara esta iglesia, existe ahora una cervecería, la Cruz Blanca, donde hacemos un alto en el camino. El restaurante está instalado en el sótano, bajo arcos de ladrillo y pedernal magníficamente restaurados. No se conoce con certeza su origen pero en cualquier caso, aquí permanecen como testigos de tiempos pasados y acaso como únicos restos del histórico templo.
En el límite de la villa, donde estaba la antigua Puerta de Guadalajara, cruzamos la calle Mayor. Aproximadamente donde hoy se encuentra el Mercado de San Miguel se hallaba la Iglesia de San Miguel de los Octoes. Después de varias grandes reformas, fue prácticamente destruida durante el incendio de la Plaza Mayor en 1790, se intentó reparar nuevamente pero estaba muy deteriorada, y el propio Juan de Villanueva pidió su demolición, hecho que aprobó José I, y que tuvo lugar en 1809.
Por la calle de San Miguel, seguimos nuestro camino hacia la plaza del Conde de Miranda. Entre esta plaza y la calle de San Justo se encontraba la Iglesia de San Justo, desaparecida a finales del siglo XVII. En 1739 comenzó la construcción de la actual Basílica de San Miguel, sin duda uno de los templos más bonitos de Madrid, tanto en su exterior como en su interior.
Bordeando la reconstruida Casa de Iván de Vargas, derribada hace unos años, situada frente a la iglesia, tomamos la calle del Doctor Letamendi, para dirigirnos, tras cruzar la calle de Segovia, a la calle del Nuncio donde se encuentra la iglesia de San Pedro el Viejo.
Se cree que la iglesia primitiva pudo estar situada un poco más arriba, cerca de la Travesía del Almendro, y que fue reconstruida en tiempos del rey Alfonso XI, en el siglo XIV, de cuya época pervive la torre mudéjar y los pequeños escudos en las fachadas norte y sur. En su interior el elemento más antiguo es la bóveda gótica de nervaduras del siglo XV.
Finalmente caminamos hacia la iglesia de San Andrés, en la plaza del mismo nombre. Recientemente, durante las obras de restauración de la Capilla del Obispo, que forma parte del impresionante conjunto de San Andrés, junto con la Capilla de San Isidro, han aparecido restos de la sencilla iglesia medieval y su cementerio, hallazgo quizá no lo suficientemente valorado. Parte de dichos restos se muestran bajo un cristal en la por fin recuperada Capilla del Obispo.
Texto y fotografías por : Mercedes Gómez
El pasado día 5 de abril, con motivo de la celebración del Centenario de la Gran Vía, los Reyes y el Alcalde de Madrid inauguraron una maqueta conmemorativa en el inicio de dicha calle.
Según informa El País, se trata de un plano cenital en relieve realizado en acero inoxidable con dos aleaciones de bronce con el fin de evitar la erosión. Ha sido diseñado por el arquitecto y gran especialista en Cartografía, Javier Ortega, catedrático de Ideación Gráfica de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, y realizado por Javier Aguilera, Juan de Dios y Jesús de los Reyes, maquetistas.
Es un homenaje a la Gran Vía en su conjunto, mostrando en tres dimensiones el detalle de todos y cada uno de sus edificios, como si los viéramos desde las alturas. El autor, sutilmente, los ha ubicado sobre el dibujo de la Planimetría de la ciudad, representación de las calles, manzanas y sus solares realizada en el siglo XVIII. Para la construcción de la Gran Vía algunas de estas manzanas desaparecieron y fueron creadas otras nuevas.
A ambos lados figura la inscripción de los nombres de los edificios más notables junto a la fecha de construcción y nombre del arquitecto.
En general parece que la obra no ha recibido grandes alabanzas, quizá la mayoría esperaba otro tipo de motivo. Es verdad que no es un gran monumento, ni una estatua castiza, no es una lápida o placa… es una (aparentemente) sencilla maqueta, a mí sin embargo me gustó la idea desde el principio, no se porqué siempre me han gustado las maquetas, para mí siempre han tenido un encanto especial.
Las maquetas son un medio de representación arquitectónica muy querido por los arquitectos y utilizado desde los tiempos más antiguos. Y a todos nos ayudan a comprender cómo eran edificios o espacios desaparecidos.
Pueden reproducir una calle, como en este caso, un monumento, un edificio, o todo Madrid. La mayoría se encuentran en los museos, pero existe alguna otra en la calle, como la que en la calle Mayor recuerda a la iglesia más antigua de Madrid, Santa María de la Almudena, junto a los restos de este templo lamentablemente demolido en 1869.
Existe otra preciosa maqueta de esta iglesia, realizada en madera y llena de detalles, en el interior del Museo de los Orígenes. Su autor es José Monasterio y Riesco.
La más completa colección de maquetas de Madrid se encuentra en el Museo de la Ciudad, en la que está representado desde el Madrid más antiguo al más actual, en algunos casos con tanta perfección que los edificios o lugares parecen de verdad.
En el Museo de los Orígenes existe una espléndida maqueta que reproduce en tres dimensiones el Plano de Pedro Texeira, el Madrid de Velázquez y Calderón de la Barca, el Madrid del siglo XVII.
Pero la más famosa de Madrid es la creada por don León Gil de Palacio en 1830, el Modelo de Madrid, una maravilla construida en madera, que mide 5,20 x 3,50 metros, y que podemos admirar en el Museo de Historia. Es una auténtica delicia detenerse a contemplar cada detalle, las casitas, los monumentos, el río… el Madrid de los primeros años del siglo XIX.
Esta maqueta describe el Madrid de 1830, cuando aún no existía la Gran Vía, y aún no habían desaparecido las calles y edificios derribados para su construcción. La manzana 293, con sus 23 casas, fue una de las que desapareció casi completamente, en el primer tramo, salvándose únicamente el Oratorio del Caballero de Gracia. Como vemos en el detalle de la maqueta, su ábside entonces estaba oculto, dentro de una construcción, ahora es el número 17 de la Gran Vía.

Detalle maqueta León Gil de Palacio (1830), manzana 293, en el centro el Oratorio del Caballero de Gracia.
En el Museo de la Ciudad hay otra espectacular maqueta que nos muestra el Madrid del siglo XX, el Ensanche de la ciudad alrededor del paseo de la Castellana.
Toda la magia de Madrid vista desde las alturas, y con todo detalle.
Texto y fotografías por : Mercedes Gómez
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Museo de los Orígenes. Plaza de San Andrés, 2.
Museo de Historia. Fuencarral, 78.
Museo de la Ciudad. Príncipe de Vergara, 140.
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