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Comienza esta semana un nuevo, interesante ciclo de conferencias del Instituto de Estudios Madrileños, organizado en esta ocasión junto con el Colegio de Arquitectos de Madrid. Los responsables de las Colecciones fotográficas más importantes con sede en Madrid presentarán sus fondos.
Las diez conferencias serán impartidas a las 19 h. los días indicados en el cartel que se puede Descargar aquí, en el Aula 5 del COAM, calle Hortaleza nº 63.
La primera tendrá lugar el próximo jueves día 13 de octubre, el Archivo fotográfico del Palacio Real de Madrid, a cargo de Reyes Utrera.
También se emitirán por vía telemática a través del canal de YouTube del IEM.
Mercedes Gómez
Se ha inaugurado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando la exposición La España de Laurent (1856-1886), un paseo fotográfico por la historia, organizada por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) del Ministerio de Cultura.
Jean o Juan Laurent, como él casi siempre firmaba, fue un pionero en Europa en el arte de la fotografía; su obra constituye un documento inestimable. Como recuerda el título de la magnífica, esperada muestra, su contemplación supone un paseo por la historia de España. Más de doscientas imágenes y objetos diversos ofrecen un completo panorama de la España de la segunda mitad del siglo XIX; los fondos proceden sobre todo de la Fototeca del Patrimonio Histórico, así como de la Biblioteca Nacional de España, Patrimonio Nacional, Museo del Prado, Museo de Historia de Madrid, colecciones particulares, etc.
Recordemos que Jean Laurent y Minier nació en Garchizy, región de Borgoña, Francia, el 23 de julio de 1816. Llegó a Madrid en 1844, joven, con la intención de hacer fortuna, como tantos otros. Tenía 27 años. Después de otros trabajos y actividades –comenzó como jaspeador de papel– en 1856 abrió su estudio fotográfico en la Carrera de San Jerónimo. Pronto consiguió un gran prestigio y fama como retratista. Además tuvo una gran visión comercial y empresarial; desarrolló una gran obra que hoy es un valioso legado.
En 1857 se casó con Amalia Daillencq. Ella era viuda con una hija fruto de su anterior matrimonio, Catalina Melina Dosch que por entonces tenía unos 15 años de edad. Catalina vivió con su madre y su padrastro hasta que tres años después se casó con el fotógrafo también francés Alfonso Roswag.

Laurent, probable autorretrato. Tarjeta de visita, h.1861. / J. Laurent, Carlos Bermudo, ayudante de Laurent. (Juan Naranjo, Galería de arte)
Amalia murió en 1869. Catalina y su marido, que de vez en cuando volvieron al domicilio de sus padres, se trasladaron definitivamente a vivir con Laurent, formando en 1873 la compañía “Laurent & Cía.”.
En Madrid Jean Laurent tuvo varios estudios y domicilios privados. Desde la calle del Olivo, hoy de Mesonero Romanos, en sus comienzos, hasta su famoso estudio de la Carrera de San Jerónimo.
Entre 1861 y 1868 utilizó como reclamo comercial que era Fotógrafo de SM la Reina.
En 1881, tenía 65 años y estaba enfermo, Laurent cedió el negocio a su hijastra Catalina y a su yerno Alfonso Roswag a cambio de una pensión, aunque por supuesto continuó ligado a él. Por entonces nació la idea de crear un estudio que a la vez sirviera de vivienda a la familia. El nuevo edificio sería proyectado por su amigo Ricardo Velázquez Bosco. La familia se trasladó a la calle Granada en 1886.
En esta casa murió Jean Laurent el 24 de noviembre de ese mismo año. Tenía 70 años.

Fotógrafo desconocido. Laurent y Cia. Edificio en construcción en la calle Granada de Madrid. Papel a la albúmina (Instituto Valencia de don Juan)
La exposición ofrece un emocionante recorrido por la vida y obra de Laurent. Tras un gran trabajo de investigación, se ha recreado el carruaje-laboratorio que utilizaban Laurent y Roswag.
En él preparaban y revelaban los negativos; todo el pesado equipo lo transportaban en tren hasta los diferentes destinos a fotografiar.
A lo largo de las salas conocemos a Juan Laurent, el fotógrafo, y el retrato de una época.
Son muchos los documentos que nos legó, reflejando la España artística. Laurent fotografió las obras del Museo del Prado, las colecciones reales, las pinturas negras de Francisco de Goya cuando aún se encontraban en su lugar original, en los muros de la Quinta de Goya, etc. La fotografía se convirtió en un instrumento decisivo para la documentación de la historia del arte.
Por supuesto la España monumental.

Madrid, entre calle Alcalá y Peligros. Arco triunfal levantado con motivo de la entrada de Alfonso XII, 1876. Papel a la albúmina (Museo Real Academia BBAA San Fernando)
Y la España pintoresca. Laurent no solo retrató políticos y nobles, fotografió personajes de todo tipo.
A través de la obra del fotógrafo conocemos los museos, las infraestructuras, obras públicas, ciudades… en definitiva la evolución del país. Podemos ver documentos, facturas de su puño y letra, etc. Además, dos videos completan la extraordinaria muestra.
Prorrogada : Hasta el día 31 de marzo de 2019, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, calle de Alcalá, 13.
También podremos disfrutar de Visitas guiadas previa inscripción.
Y, durante los próximos meses de enero y febrero 2019, un Ciclo de conferencias.
Sin olvidar el espléndido, completísimo Catálogo editado para la ocasión, La España de Laurent (1856-1886), un paseo fotográfico por la historia, Ministerio de Cultura y Deporte, Madrid, 2018.
Por: Mercedes Gómez
Entre las diversas exposiciones y actividades que nos propone la Comunidad de Madrid esta primavera hay dos muestras fotográficas de visita obligada:
Gerardo Contreras. La mirada amable, en la Sala de exposiciones El Águila del Archivo Regional de Madrid, y Cualladó esencial. Gabriel Cualladó. Fotógrafo (1925-2003), en la Sala Canal Isabel II. Sus respectivos comisarios, Pablo Linés y Antonio Tabernero nos brindan un fascinante recorrido por la obra, y en cierto modo la vida, de ambos fotógrafos.
Su programación simultánea es una oportunidad maravillosa de contemplar dos miradas fotográficas diferentes que pertenecieron a generaciones distintas –Gerardo era 23 años mayor que Gabriel–, pero que en cierto modo se complementan. Contreras ofrece una mirada amable, optimista, y Cualladó una mirada poética, un tanto triste.
La mirada amable de Gerardo Contreras, fotógrafo de la prensa oficial de los años 40, 50 y 60 del siglo pasado. Y la visión personal, el mundo oscuro de Gabriel Cualladó, pero lleno de modernidad. Uno mostraba, el otro sugería.
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Gerardo Contreras nació en La Coruña en 1902. Llegó muy joven con su familia a Madrid, aquí pasó su vida y ejerció su profesión.
Fotógrafo de prensa, sus fotografías hoy día son una fuente documental extraordinaria.
Setenta y siete imágenes de la vida en el Madrid de la posguerra y del franquismo. Contreras nos muestra escenas cotidianas (las calles, los sucesos, las fiestas, los oficios, el ocio…) y a los famosos de la época.
También un Madrid en construcción.
Sus imágenes nos permiten ver el Madrid desaparecido y los cambios que ha experimentado la ciudad. Detrás de cada fotografía hay una historia, todas ellas documentos inestimables.
Gerardo Contreras murió en Madrid en 1971. Sus últimas fotos las realizó unos meses antes, en La Granja, el 18 de julio durante la recepción conmemorativa del alzamiento de Franco, acto que cubrió toda su vida.
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Gabriel Cualladó nació en Massanassa, Valencia, en 1925. Como Contreras y tantos otros artistas, llegó a Madrid joven, con apenas 16 años, para trabajar en la empresa de transportes de su tío Alfonso, igualmente para quedarse.
Al contrario que las imágenes de Contreras, las fotografías de Cualladó son más literarias que documentales. Trasmiten sentimientos y emociones. Cualquier escena cotidiana se transformaba en algo especial a través de su mirada llena de creatividad e intuición.
Como dice Gabino Diego en el documental «El camino» que se proyecta en la Sala Canal Isabel II, Gabriel Cualladó era el poeta de la fotografía.
Cualladó fue innovador, probando encuadres hasta entonces desconocidos, arriesgando con una estética nueva. Como dice Antonio Tabernero, Cualladó fue un artista de rupturas evidentes.
Siempre investigando, resulta revelador el título de uno de sus últimos trabajos en los años 90 para el Museo Thyssen, Puntos de vista. Gabriel Cualladó no solo buscaba una nueva forma de fotografiar sino una nueva forma de mirar. En 1994 se le concedió el Primer Premio Nacional de Fotografía.
Murió en Madrid en 2003.
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Las dos exposiciones hay que verlas, mirar las fotografías. Solo destacar el valiosísimo trabajo de ambos comisarios, Pablo Linés, en el caso de Gerardo Contreras. La mirada amble, y Antonio Tabernero, en Cualladó esencial, que han buscado, investigado, reunido, analizado y finalmente mostrado la obra de los dos singulares fotógrafos.
Y los magníficos catálogos editados por la Comunidad de Madrid, que además de la reproducción de las obras ofrecen interesantísimos artículos que ayudan a comprender la época, el arte de la Fotografía y a ambos artistas.
Toda la información y actividades:
Gerardo Contreras. La mirada amable.
Sala de exposiciones El Águila del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.
Calle Ramírez de Prado, 3.
Hasta el 15 de mayo.
Cualladó esencial. Gabriel Cualladó. Fotógrafo (1925-2003).
Sala Canal Isabel II.
Calle Santa Engracia, 125.
Hasta el 29 de abril.
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Por: Mercedes Gómez
Hasta el próximo 20 de julio podremos visitar en la Casa de América en Madrid una exposición singular. Una Colección de fotografías que guarda el Museo Sorolla realizadas por Carleton Watkins en los años 60 del siglo XIX en el valle Yosemite en los Estados Unidos, Watkins, el paisaje de Estados Unidos en la colección fotográfica de Sorolla.
La exposición tiene muchos alicientes que descubrimos gracias a su comisario, Mario Fernández, en una enriquecedora visita guiada a la que he tenido la suerte y el placer de asistir. Es la primera vez que estas fotografías se exponen al público; esconden una historia maravillosa, la de sus protagonistas y la amistad entre ellos; y finalmente, además de mostrar una gran belleza son un documento extraordinario.
La historia comienza en 1828 cuando en Nueva York nació Carleton Watkins. El joven apenas con 20 años se unió a un grupo de emprendedores entre los que se encontraba Collis P. Huntington, unos siete años mayor.
Collis P. Huntington llegó a ser unos de los hombres más ricos y poderosos de Estados Unidos. De origen modesto llegó a reunir una gran fortuna. Fue uno de los cuatro magnates, The Big Four, que iniciaron la expansión de los ferrocarriles americanos.
A mediados de siglo Watkins ya era un experto fotógrafo con negocio propio. Pero en 1861 salió de las cuatro paredes del estudio para recorrer el Valle de Yosemite en California y crear las más bellas y artísticas panorámicas de este lugar. A lo largo de varios años volvió muchas veces y realizó cerca de seiscientas tomas.
Debemos recordar la dificultad que suponía la realización de fotografías en aquellos comienzos (largos tiempos de exposición, pesada carga de los equipos, etc.) para comprender lo que debió suponer la creación de estas imágenes tan hermosas y un tanto mágicas.
La enorme cámara o Mamouth con grandes placas de vidrio que utilizó Watkins por una parte le permitió la realización de estas obras de arte en una época en la que las ampliaciones fotográficas no eran comunes, por otra parte debió complicar mucho todo el proceso. El equipo pesaba casi una tonelada que debían transportar entre montañas y subir por terrenos abruptos.
Las grandes fotografías, con tanto detalle, casi pictóricas, le dieron gran fama como artista y en 1862 expuso su obra en la galería de arte Goupil de Nueva York.
Las dificultades comenzaron cuando el fotógrafo sufrió pérdida de visión y llegaron los problemas económicos. Su amigo Collis le ayudó siempre, sin embargo el artista cuando murió en 1916 carecía de recursos. El fotógrafo debió regalar los álbumes a su protector y amigo Huntington.
Joaquín Sorolla viajó por primera vez a Nueva York en enero de 1909. Al mes siguiente iba a exponer sus pinturas en la Hispanic Society of America, así que por primera vez se encontró personalmente con su fundador, Archer M. Huntington, hijo de Collis.
Por su parte también llegaron a ser grandes amigos, y el fruto de esa amistad podemos comprobarlo estos días –además de en esta muestra de Casa América que refleja los intereses artísticos de ambos– en el Museo del Prado, en la exposición Tesoros de la Hispanic Society of America. Uno de esos tesoros es la colección de retratos que el pintor realizó de otros artistas, escritores, etc. para Huntington, ahora expuestos en el Prado.
Sorolla y Huntington hijo igualmente compartieron el amor por las fotografías, que intercambiaron durante muchos años, colecciones que hoy se conservan en la Hispanic Society y en el Museo Sorolla.
Ese mismo año 1909, en diciembre, Huntington envió a Sorolla 77 fotografías, entre ellas 32 de Carleton Watkins.
Sorolla le respondió, admirado por esas imágenes del paisaje americano, ¡hay que pintar América! Sin duda Sorolla, que desde sus inicios como artista conoció las técnicas fotográficas, a las que siempre fue aficionado, quedó admirado al contemplarlas.

La ciudad desde el número uno de la Calle Rincon Hill. San Francisco. Watkins, Carleton E. 1863-1866 (Foto Casa de América)
Se considera que las que guarda el Museo Sorolla pertenecen a las primeras tomas por lo que podrían fecharse entre 1863-66.
Gracias a la relación de Sorolla con Huntington podemos hoy contemplar estas imágenes de uno de los maestros de la historia de la fotografía americana, Carleton Watkins.
Es una colección única, desconocida incluso para los expertos en este fotógrafo pues no figura en su Catálogo razonado, que desde mañana 28 de abril podemos admirar en la galería Torres García de la Casa de América.
Por Mercedes Gómez
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Watkins, el paisaje de Estados Unidos en la colección fotográfica de Sorolla.
Casa de América
Paseo de Recoletos, 2
Del 28 de abril al 20 de julio del 2017.
De lunes a viernes de 11.00 a 19.30. Sábados de 11.00 a 15.00.
Domingos y festivos cerrado.
Hoy celebramos el Día de la Mujer por cuyo motivo se han producido movilizaciones, celebrado actos, instalado placas, entregado premios, programado ciclos de conferencias, etc., todo ello muy bienvenido. Lo cierto es que todavía hoy, en España, y por supuesto en el mundo entero, a estas alturas, las mujeres aún necesitamos un reconocimiento de la igualdad en general, y laboral en particular. También un mejor conocimiento de nuestra historia.
Por mi parte he visitado la exposición Mujer y trabajo en España 1875-2015. Es una pequeña pero intensa muestra fotográfica en la que podemos comprobar que el trabajo femenino no es algo reciente. Hacia 1900 no solo había lavanderas, también carboneras, trabajadoras en las fábricas de papel, textiles…
Es emocionante contemplar algunas de las imágenes y comprobar la dureza de algunos trabajos desempeñados por las mujeres a finales del siglo XIX, comienzos del XX.
Con la industrialización se incorporaron al trabajo fuera del hogar, no todas permanecían en casa desempeñando sus labores, las clases más bajas tuvieron que salir en busca de un salario.
Con la II República se produjo un avance intentando la concesión de nuevos derechos. La mujer se incorporó a casi todos los sectores laborales. Igual acudían a los tradicionales talleres de costura que preparaban la celebración de Elecciones o trabajaban en el Metro. Enseguida llegó la guerra que lo truncó todo.
Es sabido que después, a partir de 1939 el papel reservado y potenciado para la mujer fue el de ama de casa. A pesar de todo, la incorporación al trabajo fue creciendo. Y ocurrió otra cosa significativa: muchas mujeres, igual que los hombres, se vieron obligadas a emigrar y trabajar en otros países.
A partir de los años 70 volvieron los avances, la visión sin duda fue más abierta y favoreció el trabajo femenino.
Y llegamos al siglo XXI. Sin duda todo ha cambiado respecto a 1900, aunque aún queda mucho camino.
La exposición se puede visitar hasta el 31 de marzo en la Escuela Julián Besteiro, en la calle Azcona nº 53, de lunes a sábado de 9 a 19 h.
La visita merece la pena, la muestra sobre la mujer y el trabajo a lo largo de la historia española, organizada por la Fundación Largo Caballero con la colaboración de UGT y la Universidad de Alcalá, con fotografías de diversos archivos, es muy interesante.
El edificio que la alberga, construido según proyecto de Guillermo Diz Flórez en 1944 para albergar la Escuela de Capacitación Social Francisco Aguilar y Paz es hoy la Escuela de Formación Sindical Julián Besteiro. Tiene un precioso jardín a la entrada con hermosos árboles.
Y otro jardín interior, remanso de paz con su fuente en el centro, alrededor del cual se encuentra el claustro en el que se han situado los paneles con las fotografías.
Además en el mismo pasillo podemos ver una vitrina con objetos que pertenecieron a Julián Besteiro, que entre otras cosas fue presidente de las Cortes durante la etapa republicana, o relativos a la época.
Por todo ello os animo a visitar la Escuela Julián Besteiro, en el barrio de la Guindalera, distrito de Salamanca.
Por : Mercedes Gómez
Otra exposición de fotografía recientemente inaugurada en Madrid es Campano en color, en la Sala Canal de Isabel II, antiguo depósito elevado de agua. Una bella exposición en un escenario espectacular.
Tenía mucha curiosidad e interés por visitarla, confieso que no conocía la obra de este artista. Sí la de su hermano, el pintor Miguel Ángel Campano, a quien dediqué un artículo hace más de tres años, Miguel Ángel Campano y el veneno de la pintura.
Como contaba entonces, en 1996 Miguel Ángel obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas. Acababa de sufrir un grave derrame cerebral y ser operado en Madrid. Esto le obligó a pasar varios meses sin pintar. Después pintó solo en negro, color muy simbólico según sus propias palabras. Fue del negro al blanco y al final de la década llegó la recuperación del amado color.
Por entonces Javier fotografiaba solo en blanco y negro… hasta que en 2010 adoptó el color.
Es curioso conocer esta relación con el color por parte de cada uno de los hermanos.
Javier nació en Madrid en 1950, es por tanto dos años más joven que Miguel Ángel, pero ambos vivieron y trabajaron en los mismos ambientes. Finales de los años 70, comienzos de los 80, fueron muchos los artistas de distintas artes, pintores, fotógrafos, músicos, que compartieron proyectos, ideas y sobre todo inquietudes. Como ya vimos cuando hablamos de la pintura de Campano fue tiempo de cambios.
Llegó al Museo Municipal para el cual trabajó fotografiando sus fondos, y a la Galería Juana Mordó, conoció a José Guerrero a través de su hermano, etc. y fotografió la obra de muchísimos artistas notables de la época, entre ellos el propio José Guerrero y por supuesto su hermano Miguel Ángel, la escultura de Julio López Hernández, incluso importantes patrimonios artísticos como el de la Casa de Alba en Madrid o el Palacio Fortuny en Venecia. Durante treinta años se dedicó a fotografiar obras de arte como profesional. Mientras continuaba reflejando las cosas que le gustaban, alimentando su gran afición a la fotografía. Ha participado en numerosas exposiciones, tanto colectivas como individuales, tal vez la más recordada la que le dedicó el Museo Reina Sofía en 2004, Javier Campano. Hotel Mediodía.
Cuando comenzó a fotografiar en color siguió con sus temas de siempre, la ciudad, la arquitectura, la calle en general, los interiores… pero también con temas nuevos, las Pinturas de Paso, realizadas en su mayor parte en Madrid, entre 2011 y 2012.
Estas sugestivas fotografías desprenden mucha pintura, evocan las obras de grandes maestros, la abstracción de Mondrian, Rothko, Malévich…
Cuenta el comisario Horacio Fernández en el Catálogo que a propósito de esto el fotógrafo dijo:
Cuando miro una pared en Carabanchel, por ejemplo, y veo un José Guerrero, un Tapies, un Rothko… me vuelvo loco de alegría.
En 2013 obtuvo el Premio de la Cultura de la Comunidad de Madrid en su Categoría de Fotografía, motivo que impulsó el proyecto de la exposición que hoy podemos visitar.
Las paredes del antiguo depósito muestran las imágenes recogidas por Campano en sus paseos por las ciudades, son Escenas urbanas (2008-2016).
Junto con su mujer Pilar Lapastora ha ido creando el Museo de Objetos Encontrados, unas veces fotográficos y otras reales. Como los números que colecciona. Nos cuenta el comisario que los huecos solo indican que es una serie inacabada, abierta.
O las letras y rótulos que va encontrando por la ciudad…
El Catálogo editado por la Comunidad de Madrid es magnífico, no únicamente como estricto catálogo de una muestra, o recopilación de la obra del artista, sino que sus textos son muy interesantes y trascienden la propia obra del fotógrafo. Es en parte una crónica de la época y el arte de la fotografía.
Por : Mercedes Gómez
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Campano en color
Exposición y actividades en la Sala Canal Isabel II
Calle de Santa Engracia, 125
El Museo ICO ha inaugurado Cámara y modelo. Fotografía de maquetas de arquitectura en España. 1925-1970. Organizada por el Ministerio de Fomento, con el apoyo de la Fundación ICO y de PhotoEspaña, es una brillante exposición que, para delicia de los amantes de la arquitectura, une dos modos de representación de los edificios, dos visiones posibles, la fotografía y las maquetas.
Más de cien imágenes, la mayoría originales, de treinta y cinco fotógrafos, maestros como Francesc Català-Roca, Pando, Francisco Gómez, Masats… o de los propios arquitectos, como de la Sota, Higueras, etc. ofrecen un panorama único de la arquitectura moderna española.
Tuve la suerte y el placer de asistir a la presentación de la muestra con intervención del Comisario Iñaki Bergera que transmitió un gran entusiasmo y la emoción de lograr completar una exposición como esta, fruto de mucho trabajo de documentación e investigación por parte de un gran equipo de personas.
Sert, Fisac, Asís Cabrero, Carvajal, de la Sota, Fernando Higueras… todos los grandes arquitectos de la época están presentes. Destaca el montaje de la sala central, un espacio convertido en un pequeño laberinto mediante paneles azules y espejos. Es en cierto modo un juego que invita a perderse recorriendo la historia de la arquitectura moderna.
Junto a las fotografías se exponen algunas maquetas, además de por su evidente interés, como propuesta de otro juego, en este caso que el espectador, nosotros mismos realicemos nuestras propias fotos e investiguemos. Como nos cuenta el comisario, es muy difícil hacer una sola fotografía de un edificio o de una maqueta, que muestre cómo es en realidad. ¿Qué encuadre, qué punto de vista describe con justicia la obra arquitectónica?
En este blog hemos dedicado algún artículo a las maquetas. Son muy sugerentes, y además, a pesar de los cambios que ha provocado el uso de la tecnología, a los arquitectos les siguen siendo muy útiles, el propio Museo ICO lo ha demostrado en otras ocasiones, como en la exposición dedicada a David Chipperfield no hace mucho tiempo.
Nos cuenta Iñaki Bergera que cada maqueta representa un sueño, aunque unos se cumplen y otros no…
Vemos algunos edificios presentados a concursos que no ganaron, por tanto el sueño no se cumplió. Pero podemos llegar a conocerlos, gracias a su maqueta y a la fotografía que hacen realidad los sueños de los arquitectos.
Otros sueños sí se cumplieron pero, lamentablemente, algunos de ellos han sido destruidos, como la famosa obra de Fisac, La Pagoda.
Satisface escucharle también hablar de la necesidad de proteger y salvar la arquitectura moderna, pues también forma parte de nuestro patrimonio, a propósito del reciente y triste derribo de la Casa Guzmán de Alejando de la Sota.
Además, entre otros materiales, se exponen veinte revistas especializadas, documentos valiosísimos, para arquitectos, estudiosos y amantes del arte en general.
Finalmente, un documental con imágenes del No-Do completa el homenaje a esta singular visión de la obra arquitectónica española del siglo XX.
Hasta el 14 de Mayo, en la calle Zorrilla nº 3.
De martes a sábado 11:00 – 20:00h.
Domingo y festivos 10:00 – 14:00h.
Entrada gratuita.
Por : Mercedes Gómez
Jean Laurent y Minier nació en Garchizy, región de Borgoña, Francia, el 23 de julio de 1816. El próximo sábado se cumplirán 200 años.
Llegó a Madrid en 1844, joven, con la intención de hacer fortuna, como tantos otros. Tenía 27 años.
Después de otros trabajos y actividades –comenzó como jaspeador de papel– en 1856 abrió su estudio fotográfico en la Carrera de San Jerónimo. Pronto consiguió un gran prestigio y fama como retratista. Además tuvo una gran visión comercial y empresarial; desarrolló una gran obra que hoy es un valioso legado, sus fotografías son documentos inestimables.
Entre 1861 y 1868 utilizó como reclamo comercial que era Fotógrafo de SM la Reina. De esa época son algunos de los Retratos, que tan importante papel juegan en su obra.
Laurent no solo fotografió a la reina Isabel II, sino también a aristócratas y a muchos de los personajes más notables del siglo XIX.

General Prim (entre 1865-1870). Carte de visite, papel a la albúmina sepia. 10×6 cm (Album muestrario del estudio fotográfico de J. Laurent N.2) (memoriademadrid)
Además, Laurent, con la ayuda de sus colaboradores, recogió todos los sucesos decisivos, la llegada del ferrocarril, la traída de las aguas del Canal… y las transformaciones de la ciudad, como la de la Puerta del Sol, que fotografió antes y después de la reforma. Reflejó momentos importantes de la historia de Madrid, sus cambios urbanísticos y su vida cotidiana. Su obra es imprescindible para el estudio y comprensión de la sociedad madrileña y española de la época.
En la famosa exposición dedicada al Antiguo Madrid en 1926 en el edificio del Hospicio se expusieron varias fotografías de Laurent. Algunas de ellas pasaron a formar parte del Museo Municipal que poco después fue allí instalado.
El Museo Municipal, hoy llamado Museo de Historia, posee una gran colección de fotografías históricas –positivos en papel, positivos en formato tarjeta de visita, negativos de vidrio y postales–, más de 26.000, de las cuales 5.011 son obra de Laurent. Al museo llegaron por diversas vías, adquisiciones, donaciones…
Actualmente en la 2ª planta dedicada al siglo XIX, al Sueño de una ciudad nueva, se exponen algunas de sus fotos, como las que hemos visto más arriba de las Castañeras y la de la Puerta del Sol, o la que vemos a continuación del Estanque del Retiro. Pocas.
Pero en la web municipal memoriademadrid podemos admirar un gran número de ellas. Desde las fotografías más antiguas anteriores a 1863 a las tarjetas postales de comienzos del siglo XX. También se conservan algunas estampas realizadas a partir de fotografías suyas, muchas de ellas publicadas en La Ilustración Española y Americana.
Hace más de diez años el Museo Municipal acometió el proyecto de publicar el Catálogo de la obra del fotógrafo francés, acompañado de una gran tarea de investigación. En 2005 se publicó el primer tomo de retratos dedicado a los Artistas plásticos. Posteriormente se publicaron otros tres, el segundo tomo, Artistas de la escena; el tercero, Escritores, músicos, artistas de circo, toreros; y el cuarto (en dos volúmenes) dedicado a los Políticos. Faltan otros dos volúmenes para completar el plan.
Laurent fotografió la vida en Madrid y sus edificios, por supuesto la fachada del viejo Hospicio, que con el tiempo albergaría el Museo Municipal.
Curiosamente siempre firmaba como J. Laurent o Juan Laurent, nunca Jean, a pesar de ser francés y no dejar en ningún momento de ser súbdito de su país de origen. Incluso en el acta de defunción del Registro Civil se le designa como Juan Laurent.
Murió en Madrid el 24 de noviembre de 1886, fecha desconocida hasta que la descubrió Ana Gutiérrez durante su investigación incluida en la publicación del mencionado primer tomo de Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid.
Laurent fue enterrado en el Cementerio de la Almudena. La lápida, que al menos en 2005 (de esa fecha es la foto que se incluye en este primer tomo publicado por el Museo Municipal) estaba en muy mal estado y no permitía leer bien su nombre pues faltaban las dos primeras letras: “….AN” ¿Juan o Jean?
Esta es la preciosa nota que la autora Ana Gutiérrez escribió en su artículo J. Laurent, creador, innovador y maestro de la fotografía:
“Desde aquí requiero al Instituto del Patrimonio Histórico Español, que custodia y conserva sus negativos, para que restaure esta lápida, y al Ayuntamiento de Madrid, por ser la ciudad en la que este fotógrafo francés eligió vivir y en la que desarrolló su importante labor profesional para la difusión de la cultura española en Europa y por conservar en su Museo Municipal también una parte importante de su obra… para que lo permita, colabore y cuide de ella una vez restaurada…”
La foto y el texto son de 2005, en estos momentos desconozco si la lápida sigue en el mismo lamentable estado. Ojalá no –intentaremos recabar nueva información–, pero si así fuera, nos sumamos a la petición de la autora, Madrid se lo debe a J. Laurent.
Estos días celebramos el bicentenario de su nacimiento recordando su vida y su obra, de una importancia extraordinaria para nosotros. Gracias, J. Laurent.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Museo Municipal de Madrid. Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid. Retratos. Tomo I. Artistas Plásticos. Madrid, 2005.
Y para conocer en profundidad la vida y la obra del gran fotógrafo no dejéis de leer los magníficos artículos ya publicados en esta Semana Jean Laurent, Jean Laurent, un fotógrafo francés en la Villa y Corte, por los Laberintos del Arte; y Jean Laurent, una mirada del ayer para comprender el hoy por Investigart. Y los próximos, a los que estaremos atentos…
Y por supuesto seguidnos en Twitter con #200Laurent
¡De parte de todos, muchas gracias por vuestra participación!
El 23 de julio de 1816 en Francia nació Jean Laurent, el gran fotógrafo que decidió afincarse en Madrid y que desarrolló toda su carrera en España.
Con motivo de esta efeméride, el segundo centenario de su nacimiento, tengo el placer de participar durante los próximos días junto a algunos amigos en un homenaje a su vida y obra. Nos acercaremos a diferentes facetas de este artista a través de artículos escritos por Un sereno transitando la ciudad, Investigart, Historias de Alcalá, Los Laberintos del Arte y yo misma en la Semana Jean Laurent.
Además de los artículos de cada uno de nosotros que podréis leer en nuestros blogs según el calendario arriba detallado habrá otras actividades que esperamos os gusten en Twitter, que podremos seguir con el hashtag o etiqueta #200Laurent
Gracias a todos, estáis invitados a participar en esta bonita celebración, tan importante para Madrid, que espero os guste.
Mercedes
Ayer se presentó en la Sala La Principal de Tabacalera la exposición Alberto García-Alix. Un horizonte falso, organizada por la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Una muestra prometedora, explicada por el propio artista. Un lujo. Y en el escenario perfecto, La Tabacalera, que hemos visitado ya tantas veces pero que siempre sorprende.
La obra que nos recibe en el inquietante y maravilloso Patio es Autorretrato, escondido en mi miedo, de 2009. Toda una declaración de intenciones.
Primero el comisario de la muestra, Nicolás Combarro, nos introduce en la obra que vamos a contemplar y el mundo de García Alix, el de un autor que deconstruye su realidad a través de la fotografía.
Mientras, el artista posa para los fotógrafos de algunos medios presentes, convirtiéndose así en esta ocasión él mismo en protagonista de las imágenes.
En esta exposición, nos cuenta Combarro, vamos a encontrar las fotografías más abstractas de Alberto García-Alix, incluso cercanas al simbolismo. Y a la poesía.
Son más de ochenta fotografías, una selección de su obra más reciente en diálogo con imágenes del pasado. No son solo fotografías aisladas, el autor ofrece un relato, una narración a lo largo del tiempo y el espacio. Va mostrando su realidad, o como decíamos, la deconstrucción de su realidad. De hecho, su mirada transforma la realidad, y muestra su camino a la abstracción.
Luego responde a las preguntas de los numerosos asistentes que nos arremolinamos a su alrededor escuchando sus interesantes palabras y su voz ronca.
Recuerda su primera foto a los 19 años –en una carrera de motos, cómo no– y va desvelando algunas de sus ideas; cómo se enfrenta a la fotografía… antes de disparar sabe qué es lo que quiere reflejar. Ante otra pregunta afirma muy seguro que esta no es su etapa más autobiográfica.
Alberto García-Alix nació en León en 1956, el próximo mes de marzo cumplirá 60 años, aunque su intensa vida ha estado mucho tiempo ligada a Madrid. Con apenas 20 años comenzó a fotografiar y en los inicios de los años 80 a exponer en las galerías madrileñas y londinenses. Aparte de por su obra fotográfica es conocido por formar parte de un grupo de entonces jóvenes artistas, otros fotógrafos, pero también pintores, cineastas… de la famosa Movida madrileña. El gran reconocimiento lo obtuvo en 1999 con el Premio Nacional de Fotografía. Su obra se encuentra en los grandes museos incluido el Museo Reina Sofía en Madrid.
García-Alix escribe, le gusta, pero nos dice que es lo que más le agota. Para él quizá la fotografía ha sido un apoyo en su largo camino de búsqueda, desde un reflejo natural de la realidad, la que él vivía, a una abstracción muy poética que se refleja en sus textos y sus títulos.
Un mundo de presencias alteradas atrapado en un instante de eterno silencio. Lo visible es aquí metáfora de sí mismo y de un pensamiento. Pensamiento como revelación alimentada en un monólogo que se tensa sobre un horizonte. Un horizonte falso… (Alberto García-Alix)
El catálogo es precioso, tapas de terciopelo negro protegen las fotografías y los breves textos que las acompañan, poéticos y dramáticos, de gran contenido literario.
El horizonte falso hace referencia a lo difícil que es establecer el límite entre la realidad y la ficción en su obra más reciente. Muchas de las fotografías son o parecen tan conceptuales que ciertamente al contemplarlas nos sentimos lejos de la realidad.
Sin duda una de las exposiciones estrella de la temporada, una fotografía especial, siempre analógica y en blanco y negro, obra de un artista singular.
¿Qué pensará si acaso lee algunas de las muchas cosas que se han escrito a raíz de esta presentación? a lo mejor se ríe, igual que ayer, durante largos segundos, después de que alguien preguntara porqué incluye animales en sus fotos. Porque me gustan, dijo. Siempre me han gustado. Así de sencillo.
Hasta el 10 de abril de 2016, Alberto García-Alix. Un horizonte falso, en Tabacalera, calle Embajadores 51.
Por : Mercedes Gómez
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