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El Instituto de Estudios Madrileños, fiel a la cita, el próximo día 7 de abril inaugura un nuevo Ciclo de Conferencias para conmemorar el IV Centenario de la canonización de San Isidro Labrador, patrón de Madrid.

“San Isidro Labrador y el milagro de la fuente”. Anónimo (1665-1675). Museo de San Isidro. Museo de los Orígenes.
En colaboración con el Museo de San Isidro –no podríamos disfrutarlas en un escenario mejor–, las charlas serán impartidas en su salón de conferencias, los jueves de los meses de abril, mayo y junio, a las 19.00 h., según detalla el programa:
Aquí se puede descargar el cartel completo del ciclo.
Las conferencias también serán emitidas en directo vía telemática a través del canal de YouTube del Instituto, aquí, donde quedarán archivadas para posibles visiones futuras.
Además, como es habitual, todas las conferencias serán publicadas en formato impreso y digital y formarán parte del tomo LVIII de la colección Biblioteca de Estudios Madrileños.
La primera conferencia tendrá lugar el día 7 de abril, Iglesia y mundo en los entornos de las fechas significativas de San Isidro Labrador: 1079, 1172, 1622, a cargo de Francisco González de Posada.
Museo de San Isidro
Plaza de San Andrés, 2
7 de abril, 19.00 h.
Espero que sea de vuestro interés, gracias a todos.
Mercedes Gómez
Como sabemos, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid han presentado la candidatura, avalada por el Ministerio de Cultura, denominada El Paseo del Prado y el Buen Retiro, paisaje de las Artes y las Ciencias, con el deseo de llegar a formar parte de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
«Madrid tiene en su corazón un paisaje de Artes y Ciencias, un Paisaje de Luz.»
Esta frase introduce el folleto que presenta dicha candidatura, y que recoge los numerosos y diferentes valores que posee el deslumbrante enclave madrileño.
El folleto incluye un plano con una selección de algunos de los singulares edificios, monumentos, museos, colecciones de arte y elementos naturales que la componen.
La selección es impresionante. Parece mentira que en un relativamente pequeño espacio de una ciudad, Madrid, puedan encontrarse tantas maravillas.
El plano nos propone un hermoso paseo recorriendo cuarenta lugares, desde el Instituto Cervantes hasta el Museo Nacional de Antropología.
Se destacan una serie de aspectos, históricos y actuales, del Paseo del Prado y del Buen Retiro:
Naturaleza, como corazón verde de Madrid; Arte, como inigualable sede de museos y colecciones de arte; columna vertebral de la Ciencia, por voluntad del rey Carlos III; Modelo universal como espacio de ocio en un entorno natural dentro del casco urbano; Espacio cívico, como lugar de encuentro y celebración desde hace siglos; y Luz del conocimiento por su vínculo con las artes y las ciencias desde el siglo XVIII.
El folleto se puede descargar aquí: Paisaje de la Luz. No dejéis de enviarlo a todas aquellas personas a las que creáis que les puede interesar y puedan apoyar la candidatura, que ojalá llegue a buen término.
Gracias a todos.
Mercedes Gómez
Durante siglos no hubo dudas sobre cuál era el color de la bandera de la Villa de Madrid, el carmesí, según el cronista Enrique de Aguinaga, «ya que por ser realenga no usaba en sus ceremonias otro pendón que el de Castilla, de damasco, rojo carmesí».
Hasta el siglo XIX… cuando uno de los escritores decimonónicos, Ángel Fernández de los Ríos, propagó la idea de que la bandera madrileña era el pendón morado de los comuneros castellanos –que nunca ostentaron–, error que persistió hasta mediados del siglo XX.
El 29 de febrero de 1956 el Ayuntamiento aprobó varios acuerdos sobre el protocolo y ceremonial municipal referidos entre otras cosas al escudo y la bandera.
El primero establecía: «Que en cuanto al color de la bandera del Ayuntamiento de Madrid, se adopte el que es tradicional de la Villa; esto es, el carmesí», ratificado ese mismo año por la Real Academia de la Historia.
El segundo: «Que como complemento del anterior acuerdo, sea modificado el adoptado por el Ayuntamiento Pleno en 5 de julio de 1940, por el que se restablecía el pendón de la Villa con el color morado, en el sentido de sustituir dicho color por el carmesí, que es el tradicional».
Más difícil es definir el color rojo carmesí. Sobre el tono, croma y claridad, elementos técnicos que especifican los colores, habla Aguinaga en su artículo de 2011 citado al final en la bibliografía.
El 23 de febrero de 1989 fue publicado en el Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid el Reglamento de Protocolo y Ceremonial.
En su Título I que trata Sobre la Villa de Madrid, sus tratamientos, títulos, atributos y sus usos, el Artículo III describe el Escudo de Madrid:
«El Escudo de Madrid consta de los siguientes componentes heráldicos: en campo de plata, un madroño de sinople, terrazo de lo mismo, frutado de gules, y acotado de oso empinante de sable y bordura de azur, cargada de siete estrellas de plata de seis puntas; al timbre, corona real antigua.»
A continuación, el Artículo IV, indica que «La Bandera de la Villa de Madrid se compone del escudo …, centrado sobre color carmesí».
Los artículos V al VII fijan una serie de normas acerca del uso de la bandera, que deberá ondear en el exterior de todos los edificios municipales, «desde el alba a la caída de la tarde, junto con la Bandera de España y la de la Comunidad de Madrid, situándose a la izquierda de la Bandera Nacional.»
Desde el siglo XVII la sede del Concejo madrileño fue la Casa de la Villa .
Como sabemos, a finales de 2007 el Ayuntamiento madrileño se trasladó al Palacio de Comunicaciones, hoy Palacio de Cibeles, construido por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi en los comienzos del siglo XX.
En la fachada principal del monumental edificio, que también acoge el centro cultural municipal CentroCentro, ondea únicamente la bandera de España; es en la entrada lateral de la calle de Alcalá donde se encuentran las banderas de la Comunidad de Madrid y la municipal, junto a la nacional.
Ondea, tal como señala el Protocolo, en oficinas municipales, colegios, algún centro cultural, etc.
Pero la verdad es que no es fácil ver la bandera de Madrid en las calles de nuestra ciudad, ni siquiera en la calle Montalbán nº 1, dirección oficial de la Alcaldía según la web del Ayuntamiento.
En cuando al interior de los edificios, «La Bandera de la Villa de Madrid estará en lugar destacado, en el Salón de Plenos, los despachos oficiales del Excelentísimo señor Alcalde Presidente, de los Tenientes de Alcalde y Grupos Políticos con representación municipal, acompañando a la Bandera Nacional.»
En los actos públicos municipales, «la Bandera de Madrid estará presente, en lugar destacado, junto a la Bandera Nacional.»
Aparte las sesiones consistoriales, en pocas ocasiones podemos ver eventos televisados o vía online en los que aparezca la bandera de Madrid en primer término; sucede, por ejemplo, en entregas de premios, como vemos en la foto anterior; cuando un equipo deportivo madrileño consigue algún título en competición oficial… y poco más.
Finalmente, según el Artículo VIII, «Los reposteros municipales figurarán en la balconadas de la Primera Casa Consistorial, en todas la fiestas nacionales, el 2 de mayo, el día de Nuestra Señora María la Real de la Almudena (9 de noviembre), San Isidro (15 de mayo), con ocasión de visitas de Jefes de Estado, y en aquellos actos que por su relevancia aconsejen un mayor ornato de la plaza de la Villa u otros edificios municipales.»
La foto siguiente es de la Casa de Cisneros, en la plaza de la Villa, en 2008.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
AGUINAGA, Enrique, «La bandera de Madrid», Villa de Madrid, nº 69, Madrid 1980, pp. 3-8.
AGUINAGA, Enrique, «Color y bandera de Madrid»
, Anales del Instituto de Estudios Madrileños, tomo LI, Madrid 2011, pp. 19-30.
FERNÁNDEZ-XESTA, Ernesto. «¿Y por qué no la villa de Madrid?», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, tomo LI, Madrid 2011, pp. 31-38.
Hace ya más de diez años que hablamos aquí de las Vías pecuarias madrileñas, la red de caminos por las que transcurría el paso del ganado, escenario de la trashumancia castellana a lo largo de la Edad Media. Como vimos entonces, aún existen muchos de esos caminos en nuestra Comunidad, es la Red de vias pecuarias de la Comunidad de Madrid. Además, todos los años se celebra en la ciudad la bonita Fiesta de la Trashumancia, a la que acuden los pastores con sus ovejas rememorando por unas horas la ruta que en otro tiempo atravesaran de forma natural; el paso por las cañadas, los cordeles, las veredas…
En la calle de Alcalá subsisten algunos de los antiguos mojones de piedra que marcaban el camino, testigos de aquellos pasos de ganado que atravesaban Madrid, el ganado de la Mesta.
«El Honrado Concejo de la Mesta de Pastores fue creado en 1273 por Alfonso X el Sabio, reuniendo a todos los pastores de León y de Castilla en la Real sociedad de ganaderos de la Mesta y otorgándoles importantes privilegios como la exención del servicio militar, de testificar en los juicios, derechos de paso y pastoreo, etc.».
En el siglo XVIII la Casa de la Mesta tuvo su sede en Madrid en la calle de las Huertas, esquina calle del León, en un edificio construido hacia 1775.
En la actualidad únicamente se conserva la fachada.
El edificio fue completamente transformado en 1986 por el arquitecto Raimundo González del Amo; actualmente es sede del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, organismo adscrito al Ministerio de Economía.
Una placa, hoy un poco escondida, recuerda que el edificio «fue la sede del Honrado Concejo de la Mesta, y en él presidió Fernando VII la Junta General de 1815». La mesta fue abolida en 1836.
La grata sorpresa, descubierta por mi amigo Lázaro Jurado, autor de las fotos, es que, además de la fachada y la bonita portada de piedra, en su interior las actuales oficinas conservan, protegidos en una vitrina, algunos mojones de las antiguas vías pecuarias, valioso recuerdo de aquella histórica Casa de la Mesta que aquí se alojó.
Por : Mercedes Gómez
Queridos amigos:
Hoy 15 de mayo es el Día de San Isidro Labrador, Patrón de Madrid.
Este año debemos celebrarlo En Casa, así que os propongo un viaje virtual, lejos de la Villa, y contemplar un bello paisaje, visitar el sencillo templo de un pueblo histórico, y vivir una fiesta singular.
Tengo el placer de invitaros a conocer la Capilla de San Isidro en Colangüil, provincia de San Juan, Argentina, de la mano de mi querido amigo Marcos Quiroga. Su texto y sus fotos merecen la pena, espero que os guste su trabajo.
Gracias a Marcos y ¡feliz San Isidro a todos!
Mercedes
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Entre las celebraciones religiosas más populares de la Provincia de San Juan, en Argentina, se encuentra la de San Isidro Labrador, en la localidad de Colangüil, Municipio de Iglesia. Una advocación, la del santo madrileño, que se prodiga considerablemente por el territorio sanjuanino, donde hasta siete templos, entre iglesias y capillas, llevan su nombre. Sin embargo, y no siendo la de la Colangüil la única festividad en su honor, sí es la más popular.
La localidad de Colangüil es una pequeña y humilde población del noroeste sanjuanino, en las faldas de la Cordillera Frontal de los Andes, uno de cuyos cordones recibe, precisamente, el nombre de Colangüil. Es un caserío de modestas viviendas centenarias de adobe, que gracias al aprovechamiento del agua de las pequeñas vertientes y vegas de la zona, constituye un verdadero oasis en la inmensidad del paisaje cordillerano, por demás agreste en aquellas latitudes. Los pobladores del lugar, “vivientes” como se autodenominan, se dedican al cultivo de la tierra y a la cría de animales de corral, mayoritariamente ganado caprino.
El origen del pueblo se encuentra en la estancia de la familia Montaño, de 1753, que permanece todavía en propiedad de sus descendientes y en la que vivió, al regreso de su exilio en Chile, quien fuera presidente de la Primera Junta de gobierno patrio, Don Cornelio Saavedra y Rodríguez.
Junto a la estancia de los Montaño se encuentra la capilla dedicada a San Isidro Labrador.
No está documentalmente registrado el inicio de la devoción por el santo madrileño, aunque los testimonios de los pobladores lo sitúan en la década del cuarenta del pasado siglo. De esos años dataría el pequeño templo, edificado siguiendo los cánones de las viejas capillas del oeste cuyano, algunas de las cuales hunden sus raíces en el siglo XVII, cuando fueron fundadas por los jesuitas.
La iglesia de Colangüil es un templo modesto, encalado, con gruesos muros de adobe, nave única y techos de caña, en la que San Isidro comparte patronazgo con la Virgen de Andacollo, advocación de origen chileno, muy popular en esa zona de San Juan.
Según testimonio de sus pobladores, la gran puerta de algarrobo procede del templo de la Concepción, uno de los principales de la ciudad de San Juan, que sucumbió a causa del terremoto de 1944, si bien fue reedificado de nueva planta con posterioridad.
Cada mes de mayo, ya sea el propio día 15 o el fin de semana posterior, la fiesta de San Isidro trae de nuevo a Colangüil, a quienes en busca de mejores oportunidades se fueron un día a la capital u a otras poblaciones mayores de la provincia.
La colorida procesión, acompañada de una variopinta celebración popular en la que no faltan ni la música ni las comidas regionales (locro, chivo a la llama, chocolate, etc.), despiertan al pueblo de ese letargo en el que permanece todo el resto del año, sólo interrumpido, tal vez, por las voces de los niños que aún habitan en él.
Colangüil fue declarado por Ley N° 1459-F/16 “Pueblo Histórico” de la Provincia de San Juan y existe, en la actualidad, un Proyecto de Ley en el Congreso de la Nación, para declarar Monumento Histórico Nacional al antiguo casco de estancia de la familia Montaño, junto al que se encuentra la capilla de San Isidro Labrador, cuyos antecedentes remotos se encuentran en la que fuera capilla de aquella estancia, en la que vivió el presidente de la Primera Junta de gobierno argentino y cuyos viejos muros perduran aún, resistiéndose a desaparecer.
Por: Marcos Quiroga
@marcos_qz
Nota: Damos las gracias también a Lucas Poblete por compartir con nosotros sus fotos de la fiesta de San Isidro que tiene lugar cada 15 de mayo en Colangüil, San Juan, Argentina.
A mediados del mes de marzo pasado recibí un bonito correo hablándome de uno de mis temas preferidos, las fuentes y caños de vecindad. Me escribía Milton Valenzuela, arquitecto urbanista, desde la ciudad de Cochabamba en Bolivia.
Milton ha investigado la historia y paradero de una fuente donada en 1786 por el rey Carlos III al Pueblo de Cochabamba, antigua Villa de Oropeza, “por su lealtad con la corona ante unos levantamientos indígenas que sucedieron en esa época”.
Su investigación le ha permitido localizar la fuente, que durante mucho tiempo se creyó desmantelada y perdida, y encontrarla, al menos lo que pervive de ella, transformada, como es habitual en muchos casos; así ha ocurrido en Madrid a menudo, como sabemos. Fue una alegría saber que mis trabajos sobre algunas de las fuentes madrileñas le han servido de ayuda en su estudio.
Hoy, en estos tiempos de confinamiento y graves problemas que vivimos en todo el mundo, incluidas las ciudades de Cochabamba y de Madrid, os invito a viajar virtualmente a Bolivia, y conocer la fuente que Carlos III regaló a Oropeza en el siglo XVIII.
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Corría el año 1786, cuando “a su magnificencia el Rey de España don Carlos III, le hizo gracia donar 10.000 pesos de las arcas reales para la construcción de una Fuente al centro de la Plaza Principal de regular y abundante agua”, como reconocimiento del Rey a la Villa de Oropeza.
La antigua Plaza Principal es la actual Plaza 14 de septiembre. Se creía que la fuente había desaparecido por completo, demolida en 1850, sustituida por el actual monumento Columna de los Héroes, pero no fue así, como veremos.
La historia de nuestra fuente comienza con la necesidad de la Villa de Oropeza, en 1619, de contar con una fuente de agua en su Plaza Principal, solicitada en aquella época a España por el Procurador Martin Salazar, aunque entonces la petición fue ignorada. No fue hasta 1786 cuando el rey Carlos III donó 10.000 pesos para la construcción de la fuente.
Hay pocas referencias a la desconocida pila. El Gobernador Viedma en 1788, hablando de la plaza dice: “hay una fuente en medio, de regular y abundante agua costeada por la magnificencia del Señor D. Carlos III…”
La única descripción escrita acerca de la forma que tenía, realizada por Francisco Viedma y por Federico Blanco en su obra “Diccionario Geográfico del Departamento de Cochabamba” a finales del XIX es la siguiente:
“…La columna del centro estaba rodeada hasta hace poco de una verja de piedra y cuatro piletas, cuyo conjunto formaba la pila principal, la misma que desde 1786 ha tomado distintas formas…”.
En busca de información sobre su morfología, Milton Valenzuela estudió la de otras fuentes, tres fuentes madrileñas, como la Fuente de Peñuelas, de 1860, que nosotros conocemos bien, y otras, como las de Pontejos y la de Puerta Cerrada que, igual que la de Cochabamba, fueron tomando distintas formas a lo largo del tiempo.
En esta etapa de la investigación, el autor pensó que era muy posible que hubiera sido muy parecida a la Fuente de Peñuelas, “donde sobresalía solo una columna central, que posiblemente también tendría decoración tallada”.
Una fotografía publicada en el libro “Cochabamba siglo XIX” resultó definitiva, con detalles fascinantes que le dieron la clave.
La foto muestra la Columna de los Héroes, aún rodeada por una balaustrada de piedra y cuatro piletas, una en cada uno de los lados del cuadrado que forma.
La foto del monumento a los Héroes, que aún no tenía el aspecto actual, ofrece detalles reveladores. En el centro, la columna, seguramente perteneciente a la fuente original, que habría sufrido diversas transformaciones.
La imagen ayudó a concluir que la forma cuadrangular del pilón que circunda la base de la columna, rodeada por una baranda con balaustres de piedra, delatan que el basamento en el que descansa la actual Columna de los Héroes, es en realidad la original fuente de Carlos III.
Los cuatro surtidores y la balaustrada de piedra que rodeaba la fuente fueron eliminados y la columna central como vemos fue reutilizada como base del monumento actual, hoy rodeado por una lámina de agua.
Y no todo se perdió. Parte de la balaustrada de piedra acabó coronando la fachada del Teatro Achá.
Explica el arquitecto que la fachada presenta la misma cantidad de balaustres separados entre muretes (7 en total), por lo que podemos deducir que fue utilizada la mitad de la verja .
Como en Madrid, y en tantos otros lugares, en Cochabamba el patrimonio histórico y artístico sufre agresiones y deterioros que deberían ser evitados y restaurados.
“La fuente de Carlos III es un patrimonio cochabambino de incalculable valor histórico, testigo mudo de las transformaciones de la ciudad y todas las reivindicaciones sociales, revueltas, golpes de estado, arte, arquitectura, política y cómo no también testigo de innumerables encuentros, es parte también de nuestra historia personal, motivo por el cual debemos preservar este monumento que ya bastantes agresiones sufrió durante su historia”, escribe Milton Valenzuela.
No dejéis de visitar su blog La Cueva del Milo y sus Lecturas para la cuarentena para conocer su trabajo completo, que está publicando en varias partes. La historia de una fuente que llegó a la Plaza Principal de Oropeza, Cochabamba, gracias a Carlos III.
Por: Mercedes Gómez
Como el año pasado, mi amigo El Sereno de Madrid y yo hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer recordando a algunas mujeres que pensamos merecen ser recordadas y que nacieron, vivieron o desarrollaron su carrera en Madrid, desde el siglo XVI hasta hoy.
Una vez más hemos participado con un hilo en la red social Twitter bajo la etiqueta #MadridConMdeMujer.
Muchas más lo merecen sin duda, pero estas han sido nuestras protagonistas hoy:
Muchas gracias, tanto El Sereno de Madrid como yo deseamos que os haya gustado.
Mercedes
Tengo el placer de anunciar que los próximos días 12 y 13 de marzo se celebrará el Primer Congreso interdisciplinar de Historia y memoria del Madrid islámico (andalusí, mudéjar y morisco).
Organizado por el Centro de Estudios sobre Madrid islámico (CEMI), perteneciente a la Fundación de Cultura islámica (FUNCI), y el Grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid “Cristianos y Musulmanes en el Medievo Hispano”, su objetivo es :
Explorar el estado actual de conocimientos sobre la presencia histórica islámica en Madrid, desde los inicios de la ciudad como población de frontera andalusí a las pervivencias islámicas mudéjares en el Madrid medieval cristiano, así como los diversos modos de presencia musulmana en el Madrid de los albores de la Edad Moderna.
El congreso además pretende propiciar una reflexión sobre la gestión del patrimonio material e inmaterial derivado de esta presencia histórica islámica en Madrid.
Dividido en cinco Mesas temáticas, más de veinte especialistas en diferentes disciplinas (historia, arqueología, etc.) hablarán de:
Mesa 1: El Madrid andalusí
Mesa 2: El Madrid mudéjar. Cristianos, judíos y musulmanes en el Medievo madrileño.
Mesa 3: Exploradores del Madrid islámico.
Mesa 4: La presencia islámica en el Madrid de la Edad Moderna: moriscos, esclavos y otros.
Mesa 5: Patrimonio islámico madrileño. Un estado de la cuestión.
Personalmente, tengo el honor de haber sido invitada a participar en la Mesa 3, en la que entre otras cuestiones reflexionaremos sobre la recuperación y difusión del patrimonio material e inmaterial del Madrid islámico en la actualidad.
El Congreso tendrá lugar en un escenario perfecto, el Museo de San Isidro o Museo de los Orígenes de Madrid, en la plaza de San Andrés nº 2.
Está dirigido tanto a estudiantes y especialistas del ámbito académico o de áreas afines a la gestión patrimonial como al público general, a todos los interesados en la historia de Madrid.
Las sesiones son de libre asistencia hasta completar aforo, aunque se recomienda la inscripción enviando un correo a : congreso@madridislamico.org
Se puede descargar aquí el Programa completo.
Para más información, visitar la página del CEMI Madrid islámico.
Espero que sea de vuestro interés, gracias a todos.
Mercedes Gómez
La Virgen de la Almudena es la patrona de nuestra ciudad, no se sabe con certeza desde cuándo. Tampoco se conoce exactamente desde qué momento recibe el nombre de Almudena, el primer documento en el que aparece mencionado es un testamento de 1377 a favor de obras en el templo primitivo, la iglesia de Santa María.
En agosto de 1908 el Papa Pío X la declaró, mediante decreto, Patrona de Madrid y fijó la celebración de la festividad el 9 de noviembre, día en que según la tradición, en el año de 1085, se produjo el hallazgo de la imagen.
El relato sobre su origen se mueve entre la leyenda y la historia, aunque sin duda es muy antiguo, ligado al de la propia Villa de Madrid.
La leyenda cuenta que la imagen fue traída en el siglo I desde Jerusalén por el Apóstol Santiago y su discípulo San Calocero e instalada en una pequeña capilla. Algunas crónicas añaden que fue tallada por San Nicodemus y pintada por San Lucas. Es una historia similar a la de otras imágenes, como la de la Virgen de Atocha también en Madrid; en este caso se cuenta que fue el Apóstol San Pedro quien la trajo a la Villa.

Anónimo. “Intervención y milagros de Santa María de la Almudena” (h. 1640). Catedral de la Almudena (procedente de la iglesia de Santa María).
Según la tradición, ante la inminente llegada de los musulmanes, los cristianos del siglo VIII escondieron la imagen de la Virgen junto a dos cirios encendidos en un cubo de la muralla donde permaneció hasta finales del siglo XI cuando el rey Alfonso VI llegó a Madrid. La leyenda da por supuesto que la villa ya existía, que estaba habitada en el siglo IX y que estaba rodeada por una muralla, llegando algún autor a afirmar que era de origen romano, sobre cuyo reducido casco urbano los moros invasores construyeron su recinto defensivo o almudayna.
Lo cierto es que en la actualidad hay acuerdo entre todos los especialistas en que la primera muralla madrileña fue construida en el siglo IX por los propios árabes y que el primer recinto islámico, en un principio meramente militar, fue fundado por el emir Muhammad I hacia el año 865. No hay prueba ni arqueológica ni documental de que antes existiera ningún otro recinto amurallado. En torno a este primitivo asentamiento islámico a finales del siglo IX, y a lo largo del siglo X, se creó la medina de Mayrit, con el castillo, la mezquita y su caserío, que se convertiría en la pequeña Villa de Madrid. Este recinto a partir de fin del siglo XI-siglo XII, en época cristiana, se llamó almudena o ciudadela. Se acepta la teoría de Jaime Oliver Asín, según la cual el nombre proviene del árabe almudayna, que significa ciudadela, medina, ciudad. Almudena, la ciudadela que fue el primer recinto amurallado mayrití.
Continúa la tradición contando que tras la llegada del rey Alfonso VI una procesión recorrió la muralla en busca de la Virgen; al derrumbarse una de las torres cerca de la Puerta de la Vega la imagen apareció milagrosamente con las dos velas que permanecían encendidas. Esto ocurrió el 9 de noviembre de 1085, según los cronistas y poetas del siglo XVII.

Anónimo. “Procesión de Santa María de la Almudena en 1638” (h. 1640). Catedral de la Almudena (procedente de la iglesia de Santa María).
Los orígenes legendarios de la imagen de la Almudena, igual que el origen de la propia Villa, se vieron alimentados en el siglo XVII, bajo la dinastía de los Austrias, en la búsqueda de un origen cristiano, remoto. Los cronistas se remontaban a un supuesto pasado glorioso, visigodo, romano, incluso griego de forma fantasiosa. El siglo XVII, el siglo del Barroco, estilo artístico y estilo de vida, tuvo mucha influencia en Madrid debido a su condición de sede de la Corte, de la Monarquía Católica. Una de sus características era la exaltación de lo religioso, apreciable en todas las artes, en la escultura, pintura, teatro, literatura, etc. Así, el Siglo de Oro en Madrid fue el escenario de la mayor religiosidad y su representación artística y literaria. Jerónimo de la Quintana, Vera Tassis, y escritores como Lope de Vega o Calderón de la Barca contribuyeron a ensalzar ese pasado fabuloso, tanto de la primitiva iglesia de Santa María como de la imagen de la Virgen.
La primitiva iglesia de Santa María es una de las iglesias que figura en el Fuero de Madrid de 1202, otorgado por Alfonso VIII, considerándose la más antigua. La iglesia estaba situada en la actual calle de la Almudena frente a la calle Mayor.
Después de muchos intentos y avatares, con motivo de las obras de ampliación de las calles Mayor y Bailén, se tomó la decisión del derribo que comenzó el 27 de octubre de 1868 y finalizó el 4 de mayo de 1869.
En la iglesia de Santa María se veneraba a la Virgen de la Almudena.
Nada se sabe sobre la que pudo ser la imagen primitiva; la tradición cuenta que desapareció en un incendio en el siglo XV. Dicha imagen habría sido sustituida por la imagen actual, la que hoy se venera y podemos admirar en la Catedral de Madrid en el centro de un retablo de finales del siglo XV, comienzos del XVI, con dieciocho tablas atribuidas a Juan de Borgoña.
Es una escultura de bulto redondo, tallada en madera de pino –oscurecida por el tiempo–, dorada, estofada y policromada.
La obra se ha considerado perteneciente al Renacimiento que llegó a Castilla hacia 1500-1525, con su centro en Toledo, donde trabajaron maestros tanto españoles como extranjeros. Varios autores ocupados en el Retablo mayor de la Catedral de Toledo, de estilística gótica, Petit Juan, Sebastián de Almonacid, Diego Copín de Holanda, han sido considerados probables autores de la imagen de la Almudena. Hoy se atribuye la obra a Diego Copín de Holanda, también conocido como Copín de Toledo pues en esta ciudad trabajó desde 1498 hasta 1517-18, época a la que corresponde la escultura de la Almudena.
Una talla que durante casi tres siglos se mostró vestida pero que hoy se muestra en todo su esplendor.
Por: Mercedes Gómez
NOTA:
Esta entrada es el resumen de una parte de mi trabajo «La Virgen de la Almudena. Historia, leyendas y representaciones de la imagen venerada en la Catedral de Madrid» publicado en El Mundo de las Catedrales, Colección del Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas, nº 62, San Lorenzo del Escorial, 2019.
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