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Volvemos a hablar del Viaje de agua de la Fuente del Berro, aunque desgraciadamente no para anunciar su esperada apertura al público.
El pasado mes de agosto supimos que se estaban acometiendo obras en el Viaje de agua de la Fuente del Berro para su restauración y acondicionamiento para hacerlo visitable.
El primer tramo que iba a ser restaurado era el pozo y la cámara de acceso.
El acceso hasta entonces se realizaba a través de un pozo, que vemos en la foto anterior, con su antigua tapa, similar a los de la red de alcantarillado, junto al cual se excavó una cámara de entrada con el fin de instalar una escalera de pasos alternados de unos 49 grados de pendiente.
La nota de prensa municipal nos informaba de que la obra finalizaría a mediados de octubre, aunque no volvimos a tener noticias hasta hoy, si no estoy equivocada.
Las obras felizmente ya han terminado.
La antigua tapa ha sido sustituida por una entrada cubierta por varias trampillas por donde se debe acceder a las suponemos nuevas escaleras.
Hemos leído hoy en la página del Ayuntamiento de Madrid que el Alcalde lo ha visitado, y que aboga por la recuperación del patrimonio histórico de la ciudad para hacerlo accesible a los madrileños. Para ello, han diseñado visitas virtuales y hemos establecido paneles informativos con código QR para que la ciudadanía pueda conocer la historia de este tipo de canalizaciones…
Este material aún no he sido capaz de localizarlo, pero seguro que será interesante.
Por el momento han colocado el panel informativo en el exterior con el recorrido del viaje, algunos datos sobre la Fuente del Berro y los Viajes de Agua en general.
Lo de las visitas guiadas al interior lo están estudiando.
Uno de los textos del panel se refiere a los Viajes como “Patrimonio cultural olvidado”.
Estos últimos años, además del Viaje de la Fuente del Berro, el anterior Ayuntamiento restauró y habilitó un tramo del Viaje de Amaniel. A ver si se continúa con esta buena intención de no olvidar los Viajes de agua, singular patrimonio histórico madrileño.
Mientras tanto, una vez más os invito a visitar los varios artículos dedicados a este tema en Arte en Madrid, si os interesa este es el enlace: Viajes de agua
Por: Mercedes Gómez
Como contamos hace unos días, se están realizando obras de restauración y acondicionamiento del Viaje de agua de la Fuente del Berro para que una parte pueda ser visitable.
Algunos medios ya han publicado la noticia, tal como avanzamos. El propio Ayuntamiento ayer publicó la nota de prensa en su web.
Es interesante conocer que la obra tiene un coste de 320.778,85 euros, impuestos incluidos, a cargo de las Inversiones Financieramente Sostenibles, relativas a Medio Ambiente, de las cuales encontramos información también aquí.
La rehabilitación consistirá en la limpieza y reconstrucción de varios tramos del viaje de agua.
El primer tramo que se restaurará, obras que ya están en marcha, es el pozo y la cámara de acceso.
El acceso actual se realiza a través de un pozo, que vemos en la foto anterior, con su antigua tapa, similar a los de la red de alcantarillado, junto al cual se excava una cámara de entrada y se instalará una escalera de pasos alternados de unos 49 grados de pendiente.
Nos informa también la nota de que la obra finalizará a mediados de octubre.
Además se creará una página web específica para dar a conocer la historia de los viajes, un tríptico promocional y se instalarán paneles explicativos en el exterior.
Sea todo ello muy bienvenido.
Por Mercedes Gómez
Origen de los viajes de agua madrileños
Como hemos visto en artículos anteriores, el emir Mohamed I fundó Mayrit hacia el año 865 en un lugar privilegiado, rodeado de agua y de defensas naturales, el arroyo de Leganitos (actual Cuesta de San Vicente), el arroyo de las Fuentes de San Pedro (calle de Segovia) y el río hoy llamado Manzanares.

El cerro de las Vistillas desde el cerro de Palacio separados por la calle Segovia, antiguo arroyo de San Pedro.
Probablemente por entonces ya vivían en la zona algunos grupos de población musulmana pero fue en la segunda mitad del siglo IX cuando los árabes se establecieron de forma organizada, primero con un objetivo meramente militar, y construyeron la primera muralla. Con el tiempo los mayritíes desarrollaron una rica vida cultural y científica, como demuestran, además de las fuentes escritas, los objetos de su vida cotidiana encontrados en diversas excavaciones.
Así, en este primer Madrid, el primitivo Mayrit de los siglos IX al XI, abundaba el agua. Además de los mencionados, otros arroyos surcaban sus terrenos. Y las aguas subterráneas eran captadas mediante pozos y norias.

Arcaduz de una noria sg. X-XI (Casa de San Isidro, plaza de San Andrés junto a la plaza de los Carros) (Museo Arqueológico Regional)
En lo que se refiere a los viajes de agua parece que hay acuerdo entre los historiadores e investigadores en cuanto al hecho de que fueron los musulmanes los que los trajeron a la Península Ibérica. Aunque hablando de Madrid, admitido el origen islámico de la técnica de los viajes, no tenemos pruebas documentales ni arqueológicas –al menos de forma unánime– definitivas.
En realidad no se sabe cuándo se construyó el primer viaje, en qué momento llegó a ser necesario. Se cree que la primera galería subterránea pudo ser la que discurría bajo la actual calle de Segovia, camino por el que bajaba el antiguo arroyo de las Fuentes de San Pedro desde Puerta Cerrada hacia el río. Esa galería existía en la Edad Media y ha sido identificada, primero por Jaime Oliver Asín, luego por otros autores, entre ellos Manuel Montero Vallejo, como la que se cita en el Fuero de 1202, en su Rúbrica LXXXII, pero no hay certeza sobre la fecha de su construcción.
“Quien lavara tripas desde la alcantarilla de San Pedro hacia arriba pague una ochava de maravedí a los fiadores.”
Algunas galerías que se conservan bajo la calle de Segovia son construcciones muy antiguas, alguna de ellas sin servicio en la actualidad. Aún su investigación podría deparar muchas sorpresas.
Plaza de los Carros
En 1983 durante las obras de remodelación de la plaza de los Carros se realizaron una serie de excavaciones arqueológicas en las que uno de los hallazgos más notables fue lo que se consideró un viaje de agua de época islámica.
Manuel Retuerce, uno de los prestigiosos arqueólogos participantes, explicó que solo se pudo estudiar un tramo de unos diez metros, que describió con todo detalle: el viaje es de sección rectangular, con andén lateral, piedras en su fondo sin cubierta aparente, o sea, a cielo abierto, y pequeñas presillas de piedra de trecho en trecho. La excavación permitió saber que la topografía original del terreno era la de un barranco con pendiente hacia el sur. Fue utilizado para verter escombros y, siempre según Retuerce, en la misma época islámica se abrió el viaje. En los escombros se halló material cerámico musulmán.
Retuerce y los demás arqueólogos directores de la excavación, Carmen Priego y Luis Caballero, opinan que se trata de un viaje de agua de época omeya, único en Madrid y en la Península. La datación se basó sobre todo en la cerámica hallada en su interior, decorada con la técnica “verde y manganeso”.
Actualmente no todos los autores están de acuerdo. Fernando Valdés aduce que la cerámica podría pertenecer a un amplio espacio de tiempo, desde la segunda mitad del siglo X hasta el siglo XII, lo cual, según él, no asegura que corresponda a la época musulmana.
Los restos se conservan bajo la plaza y son accesibles a través de una trampilla. El hallazgo arqueológico no volvió a ser rellenado por lo que se podría visitar, como dijo Manuel Retuerce, si las autoridades municipales así se lo propusieran.
Visita a las estructuras subterráneas de la Plaza de los Carros por la Fundación de Cultura Islámica
Hace pocos días, casualmente, durante una visita guiada por la Fundación de Cultura Islámica en el Parque del Emir Mohamed I junto a la muralla árabe, conocí la buena noticia.
Antes de continuar debo decir que tenía mucho interés en esa visita, desde que la pasada primavera visitamos la exposición El Jardín andalusí. Almunias, vergeles y patios en el Huerto del Retiro. La Fundación en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid está trabajando en la creación de un jardín de inspiración andalusí, con la plantación de muchas de las especies botánicas cultivadas en la España musulmana del siglo VIII al XVI. Cada árbol y cada planta se explican gracias a los letreros que se han instalado junto a ellos. Es un proyecto muy bonito, merece la pena conocerlo.
Como decía, durante el paseo supimos que el pasado 25 de octubre algunos miembros del Centro de Estudios de Madrid Islámico (CEMI), de la Fundación, acompañados precisamente por el arqueólogo Manuel Retuerce, realizaron una inspección ocular de las estructuras patrimoniales andalusíes ocultas bajo la madrileña plaza de los Carros: un qanat, o canalización de agua, y una cueva excavada en la roca.
La visita fue posible, nos cuentan, gracias a la Dirección General del Agua y Zonas Verdes del Ayuntamiento, que ha autorizado y acompañado al CEMI en esta pequeña aventura.
Junto a algunas fotos la web de la Fundación nos muestra un video:
La buena noticia, además de haber sacado a la luz este tema tan importante en nuestra historia y nuestro patrimonio, olvidado durante años, es que la intención del CEMI es proponer un proyecto de recuperación y valorización de estos restos arqueológicos para disfrute de madrileños y visitantes.
Ojalá este proyecto se convierta en una realidad. Es una oportunidad única. De valorar y recuperar unos restos importantes, y también de explicarlos.
Aparte teorías, opiniones –no siempre aclarando en qué se basan–, dataciones más o menos exactas, etc. hay algunos hechos indiscutibles. La zona en la que se encuentra, la colina de las Vistillas o de San Andrés, fue el arrabal más antiguo del Madrid islámico. Nadie puede poner en duda que estos terrenos fueron habitados desde tiempos muy remotos, incluida la época de la fundación de Mayrit.
La conclusión del CEMI, de acuerdo con Manuel Retuerce, es que originalmente parece que se trata de una estructura hidráulica que discurría a cielo abierto y que pudo tener relación con el mencionado arroyo de las Fuentes de San Pedro, que nacía en la plaza de Puerta Cerrada. Su datación la sitúan entre los siglos IX y XI.
En la web de la Fundación de Cultura Islámica podéis ver todo el magnífico trabajo que realizan, proyectos, visitas guiadas, etc.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
CABALLERO ZOREDA, Luis. “Madrid medieval y moderno. Excavaciones en la plaza de los Carros”. Revista de Arqueología, año V, nº 34, pp. 54-65.
RETUERCE VELASCO, Manuel. “Testimonios materiales del Madrid andalusí” en Testimonio del Madrid. Medieval. El Madrid Musulmán. Museo de San Isidro, Madrid 2004, pág. 103.
VALDÉS, Fernando. “El Madrid islámico. Notas para una discusión arqueológica”, en Mayrit. Estudios de arqueología medieval madrileña. Ed. Polifemo, Madrid 1992, pp. 158-159.
Junto con el de Cuatro Caminos, otro de los barrios más castigados durante la guerra fue el de las Ventas del Espíritu Santo, situado junto al Arroyo Abroñigal y al puente que lo cruzaba, allí donde terminaba la calle de Alcalá y comenzaba la carretera de Aragón. Los alrededores del Puente de Ventas en 1936 apenas estaban urbanizados. La Plaza de Toros había sido construida pocos años antes, cerca del arroyo, rodeada por barrancos y chabolas.
Hoy día el moderno Puente de Ventas, que cruza la M-30, construida en los años 70 sobre el cauce del arroyo, es una encrucijada de caminos, en la que se unen los barrios de la Guindalera, Fuente del Berro, Ventas y la Concepción. En cierto modo también debió serlo en aquellos años de guerra, cuando el modesto puente estaba situado en el límite de la ciudad, en la salida de Madrid hacia el noreste, próximo al aeropuerto de Barajas.
En aquel lugar importante por su situación, junto a la plaza de toros se construyó un refugio para uso militar.
No muy lejos, a poco más de seis kilómetros por la Carretera de Aragón, hoy calle de Alcalá, en dirección a La Alameda (donde recordemos sigue existiendo un nido de ametralladoras), en el parque de El Capricho, se excavó un búnker que se conserva, donde fue instalado el centro de mando del Ejército Republicano, a las órdenes del General Miaja.
También pervive, escondido bajo el asfalto, el refugio de las Ventas.
Es difícil acceder a él. Después de bajar unos doce metros, primero por un pozo muy estrecho con una serie de pates y luego por una vieja escalera oxidada, se llega a la galería principal, de grandes dimensiones.
Mide más de doscientos metros de largo, con una sección de cuatro metros de altura por tres de ancho. En origen su longitud debió ser aún mayor pues llegamos a un punto en que el camino se interrumpe y la galería aparece derrumbada.
A ambos lados del pasillo abovedado, a lo largo de todo su recorrido, hay una serie de habitaciones o salas, más de treinta, probablemente usadas como oficinas o cuartel por el ejército de la República.
Son todas iguales, rectangulares y simétricas.
En su interior encontramos algunos objetos que parecen muy antiguos, orinales de porcelana, jarras… restos de vida.
También las huellas de la actividad militar: en una parte de la galería sobreviven tramos de viejos raíles por los que seguramente se desplazaba una vagoneta con materiales, munición o quizá armamento, distribuyéndolos por el interior del cuartel.
Algunos de los objetos encontrados, como antiguas botellas de cerveza madrileña y más que raídos y sucios colchones, demuestran que hubo un tiempo, hace algunas décadas, en que el refugio tuvo otro tipo de inquilinos.
La dificultad de acceso y el peligroso descenso, así como la proximidad de la plaza de toros que impide nuevas construcciones, probablemente sean las causas de que el refugio siga existiendo después de más de setenta años.
Tanto este refugio de uso militar como el de Cuatro Caminos destinado a la protección de la población civil que visitamos hace unos días, ocultos en el subsuelo madrileño, no son los únicos que se conservan, algunos localizados y tal vez otros desconocidos.
En varias ciudades de España se han hallado refugios de la guerra civil, como el año pasado en Valencia. En algunos casos se han convertido en museos visitables: en Almería, y en Barcelona, donde el Refugio 307 se ha integrado en el Museo de Historia de la ciudad. También en Cartagena, en cuyo Refugio-Museo, tras el recorrido por las galerías que obligan a revivir la terrible época de los bombardeos, dedican un espacio a la antítesis de la guerra: la paz.
En Madrid, nuestros dos refugios, tan distintos, nos inspiran emociones diferentes, pero ambos son testigos de la historia, forman parte de nuestro patrimonio y merecen un lugar en nuestro de momento virtual Museo del Madrid Subterráneo.
Por : Pedro Jareño y Mercedes Gómez
Localización y fotografías : Pedro Jareño
En nuestros paseos por el Madrid subterráneo hemos visitado bellas galerías de antiguos viajes de agua, contemplado muros de pedernal escondidos y recorrido mágicos pasadizos, siempre con emoción y alegría. Nos hemos sentido aventureros y felices, imaginando cómo pudo ser la vida en el pasado más remoto, en nuestro querido y misterioso Matrice, en el Mayrit árabe, en ese Madrid medieval de escarpado suelo surcado por arroyos… nuestra fantasía ha volado hacia tiempos difíciles pero sugerentes.
Sin embargo existe un período de nuestra historia demasiado duro, demasiado reciente, que nos cuesta revivir, la guerra que asoló Madrid durante tres años, desde julio de 1936 hasta abril de 1939.
Desde ese primer y caluroso verano del año 36, cuando la vida de la ciudad se vio sorprendida y amenazada por la guerra y las incertidumbres, las calles de Madrid y los madrileños fueron bombardeados sin piedad, sobre todo los barrios más humildes, los barrios donde vivían los obreros. Sobre todo de noche.
Pocos días después del inicio de la guerra comenzaron los bombardeos, de madrugada. Los vecinos se cobijaban donde podían, en los sótanos de las casas, muchos bajaban a los andenes del metro, algunas noches se llevaban un colchón… terribles momentos, esperando el amanecer.
Pocos meses después la República comprendió que era necesario construir refugios que protegieran a la población más débil de los continuos y crueles bombardeos. Se abrieron galerías subterráneas por toda la ciudad.
Ya sabemos que la historia de Madrid se esconde en el subsuelo, también la de la guerra. Esconde restos de la actividad militar, búnkeres, refugios de campaña…. Y restos de los refugios en los que la población civil intentaba ponerse a salvo de las bombas.
Uno de los refugios que se conservan, hoy atravesado por un colector del alcantarillado, es el de Cuatro Caminos, frente al antiguo Hospital de Jornaleros.
El Hospital -actualmente rehabilitado y ocupado por oficinas de la Comunidad de Madrid-, construido por Antonio Palacios entre 1909 y 1916, establecimiento benéfico para obreros, fue incautado por las Milicias Populares y utilizado como hospital de sangre con el nombre de Sanatorio de Milicias Populares. Se cree que entonces se abrió una puerta en el muro norte, que se asoma a la calle de Raimundo Fernández Villaverde, que permitía el acceso más rápido al refugio cercano.
El refugio antiaéreo construido para los habitantes del barrio de Cuatro Caminos y acaso para el Hospital tiene la belleza de la arquitectura sencilla con sus bóvedas de ladrillo, pero también nos transmite la desdicha allí sentida.
Es difícil mirar con frialdad los bancos tan pobres, sentarse en ellos y no pensar en las escenas que debieron ocurrir en aquellos años dramáticos. La espera y la lentitud del paso del tiempo, y la angustia. Familias, sobre todo mujeres y niños que lloran y se abrazan a ellas, también hombres temblorosos que no quieren demostrar su miedo.
El Madrid subterráneo a veces esconde tristeza, pero estas galerías, antiguo refugio de guerra en el barrio de Cuatro Caminos, y ese banco que nos inspira desconsuelo, forman parte de nuestro patrimonio histórico y personal.
Por : Pedro Jareño y Mercedes Gómez
Localización y fotografías : Pedro Jareño
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Reseña Histórica
La tradición cuenta que San Isidro hizo brotar milagrosamente una fuente al golpear el suelo mientras araba. Sobre ese lugar en 1528 se levantó una ermita dedicada al santo por mandato de la emperatriz doña Isabel, después de que el príncipe don Felipe hubiera recobrado la salud al beber agua de la fuente. Más tarde, en 1811 don Baltasar de Zúñiga marqués de Valero construyó la ermita actual sobre el ábside del Cementerio Sacramental de San Isidro.
En 1407 siendo Rey Juan II de Castilla, cuarto de la dinastía de los Trastámara, se construyó un Viaje de Agua que llegaba hasta la Fuente del Puente de Toledo después de regar las huertas de San Dámaso, según consta en los documentos.
A finales del siglo XVI en visita realizada a la ermita por los Jueces Apostólicos que instruían la causa de Isidro, el labrador madrileño, se dice lo siguiente:
En la ermita hay una ventana junto al suelo que fue abierta y se vio que de ella salía agua que corre encima de una fuente existente en el suelo y que es la Fuente de la cual testifican los testigos de la información que con sus aguas fueron sanados y sanan de diversas enfermedades.
Construido el Cementerio de San Isidro, el reglamento para la distribución de aguas, publicado en 1872, señala que los jardines de éste se riegan con el agua de dicho manantial que se extrae y eleva con una máquina situada frente a la Ermita del Santo Patrón.
Hoy día el agua de la Fuente procede del manantial, mejorada por la depuradora que instaló el Ayuntamiento de Madrid detrás de la Ermita.
Interior del Cementerio de San Isidro
Dentro del cementerio nos ha sido fácil encontrar varios pozos que posiblemente pertenezcan al viaje de agua. Algunos de estos pozos se están utilizando para recoger las aguas pluviales de la zona, las bocas de hombre son muy estrechas, son pozos de piedra muy antiguos, y la bajada es por medio de mechinales, o huecos en los hastiales del pozo.
Ya que el acceso al Viaje por el cementerio era difícil, hemos buscado por el alcantarillado de los alrededores.
Existe un pozo cercano que recoge un absorbedero, bajando por este pozo caminamos por una gatera unos 30 metros (sección 1,00 m x 0,50 m), dirección interior del Cementerio de San Justo. Recorrida esta distancia nos encontramos con un pozo oculto en muy malas condiciones, agrietado y con peligro de derrumbe. Dentro de este pozo y a tres metros de altura salen dos galerías pertenecientes al Viaje de Agua de San Isidro.
Una trae un pequeño hilo de agua perteneciente a las lluvias, la otra está totalmente seca. Las dos tienen la misma sección mencionada anteriormente (1,00 m x 0,50 m).
Pozo oculto fisurado con acceso a las galerías del Viaje:
Desde el culatón del pozo oculto vemos las Galerías:
Allí, en las galerías del interior del cementerio, vistas desde el pozo oculto, se detecta falta de oxígeno en su recorrido.
Recorrido del Viaje de Agua
Siempre por galería, el viaje discurría por la calle de la Ermita del Santo, antigua calle Urraca, posteriormente Carrera de San Isidro.
Regaba las huertas de San Dámaso y seguía su recorrido por el Paseo de San Illán, antiguo Camino Bajo de San Isidro.
Bordeando la actual avenida del Manzanares pasaba cercano por los lavaderos del Puente de Toledo hasta llegar a la fuente del mismo nombre situada en la actual Plaza del Marqués de Vadillo.
Posiblemente el viaje tuviera un recorrido paralelo por la calle Quince de Mayo (antiguo Camino Alto de San Isidro).
El viaje continuaba por la calle Emperatriz Isabel hasta llegar a la Fuente de Toledo.
Debido a las obras de soterramiento de la M-30, a la altura del Puente de Toledo en septiembre del 2005 se descubrieron los antiguos lavaderos y algunos tramos del viaje de agua que con la mejora de la zona desaparecieron.
Actualmente del Viaje de la Fuente de San Isidro solo se conservan en buen estado las galerías interiores del cementerio, todo lo demás, por edificaciones, remodelaciones y porque no hay nadie que se preocupe de ello, está desapareciendo poco a poco.
Situación de los lavaderos encontrados en las obras en 2005
En el siguiente plano indicamos la situación de las fotos que a continuación muestran los restos de Lavaderos y galerías del Viaje de Agua hallados durante las obras de soterramiento de la M-30 en 2005.
Aparecen los Lavaderos y un tramo del Viaje Fuente de San Isidro.
Cartel indicativo del viaje:
En la foto nº 5 asoma una galería del Viaje de Agua:
La nº 6 nos muestra cómo durante los trabajos arqueológicos se descubrió el Lavadero:
Estado actual del zona:
Finalmente, este es el aspecto actual de la zona del antiguo Camino Bajo de San Isidro:
Por : Pedro Jareño y Mercedes Gómez
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