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Hace ya casi cuatro años que escribí aquí sobre las lagunas del Madrid medieval. Explicaba entonces que la palabra laguna en el siglo XV parece que no significaba lo mismo que en la actualidad. Eran descampados situados normalmente frente a las cavas y las puertas de la muralla, donde los vecinos echaban las basuras, pues así lo mandaba el Concejo.
Como vimos, la basura solo se podía llevar a los muladares señalados por la Villa. El Concejo elegía para ello lagunas o descampados que se convertían en estercoleros. Muladar y laguna eran prácticamente lo mismo. También es verdad que el agua de lluvia y en algún caso las aguas procedentes de la cava de la muralla iban a parar allí y se estancaban, con lo cual el lugar se debía convertir en un paraje poco transitable, seguramente nada idílico.
Desde entonces he podido leer en varias ocasiones que la Plaza Mayor antes de ser una plaza fue una laguna, en general contado como algo bueno, incluso romántico. Sin duda la idea puede resultar sugerente. Lo he visto en breves tuits, entradas de blogs y en libros. Pero se cuenta como algo sabido, de pasada, sin muchas aclaraciones… no es fácil encontrar fuentes o bibliografía sobre el tema.
Hace pocos días incluso lo hemos podido ver en la televisión, en una sin duda bonita e imaginativa recreación, pero que creo puede llevar a error y dar una falsa idea de lo que el arrabal medieval pudo ser realmente.
Antes que nada, debo aclarar que no es una crítica al programa, del que se han emitido dos capítulos, Desmontando Madrid en Telemadrid, que me parece muy positivo, además de original en su idea de reconstruir el Madrid antiguo y divulgar nuestra historia; pero hay que ser cuidadoso con lo que se muestra, y creo que esa imagen tan idealizada de la Plaza Mayor que vimos no es nada probable que responda a la realidad.
En el programa se afirma que la laguna, situada extramuros en el siglo XI, desapareció en el XIII. No se si existen documentos que apoyen esta afirmación; ojalá sea así.
¿Dónde nace la idea de que la plaza Mayor era una laguna, tal como entendemos la palabra hoy día…? ¿cuál es el origen de esa interpretación? Es difícil saberlo.
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En el Fuero de Madrid, impagable documento de 1202, –reinando Alfonso VIII de Castilla, comienzos del siglo XIII– no se nombran las lagunas, pero sí hay referencia a los muladares o basureros, y a la Puerta de Guadalajara. Ya en aquellos momentos estaba prohibido tirar la basura en cualquier parte.
La rúbrica LXXXIV, que trata Sobre el estiércol, advierte:
Todo hombre que arrojase estiércol dentro de la villa, por las calles o en otro lugar, a la puerta de Guadalajara o en otras puertas donde colocaron los hitos, pague una ochava a los fiadores siempre que medien testigos y si no preste juramento; a causa de ello los andadores tomen prendas y el que se resistiere al prendamiento pague una cuarta.
El estiércol debía echarse en los lugares señalados por el Concejo, generalmente mediante hitos de piedra, junto a las puertas de la muralla como dijimos; en el Fuero se menciona la puerta de Guadalajara junto a la cual se crearía la plaza del arrabal. Si no se cumplía la norma, llegaban las multas.
Como ya vimos, en los Libros de Acuerdos del Concejo, en varias sesiones a lo largo del siglo XV sí se citan las lagunas. De la laguna de Puerta Cerrada, ubicada en las afueras de la puerta hacia el sur, entre la muralla y la calle de Toledo hablamos también aquí.
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En el siglo XVII, Jerónimo de la Quintana, en su obra A la muy antigua, noble y coronada Villa de Madrid. Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza (1629), al hablar del Apellido de Luxan, del que en Madrid existieron varias ramas, se refiere a uno de ellos, a Juan de Luxan, que «vivía en la plaza del arrabal de Madrid cerca de la iglesia de Santa Cruz junto a una laguna, que en aquel tiempo había en aquel lugar». El influyente cronista se refiere a la laguna, sin dar más explicaciones.
El único trabajo específico que conozco sobre Las lagunas y muladares medievales es el de Fernando Urgorri (1954). Este autor cita al decimonónico Carlos Cambronero quien –en su libro Las calles de Madrid (1889), junto a Hilario Peñasco–, al hablar de la plaza Mayor narra que, según la tradición, «en este sitio estaban las lagunas llamadas de Luján, hasta que don Juan II mandó formar la plaza».
Luego, seguro que tiene mucho que ver en la difusión de la tradición, el periodista y escritor Pedro de Répide. Escribió en su famoso libro que recopila sus artículos periodísticos publicados en La Libertad en la década de los años 20 del pasado siglo –por cierto de igual título que el de Cambronero, Las calles de Madrid–, que «aún después de algunos siglos de cegadas aquellas lagunas quedan subterráneamente abundantes manantiales…»
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Fernando Urgorri, dejando aparte la tradición, estudia los Libros de Acuerdos y los documentos de la época.
El investigador dibuja y sitúa en un plano, que representa el Madrid de 1440, en tiempos de Juan II, las diferentes lagunas y muladares, descampados y basureros. La laguna de Santa Cruz debe de ser la misma que llamamos de Luján, en una época en la que ya existía mercado junto a la Puerta de Guadalajara.
Las lagunas además de basura solían recoger el agua de la lluvia, aunque la de Santa Cruz debido a su altura no podía servir para recoger el agua, según Urgorri.
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Ya en época más próxima, Manuel Montero Vallejo (1985-86), respecto a la plaza del arrabal, admite que durante toda la edad media «fue un descampado, una de esas lagunas…».
El profesor, que por supuesto estudió a Urgorri, estaba de acuerdo en general, pero discrepaba en lo que se refiere a la laguna de la plaza del arrabal, un descampado, pero no un simple descampado o muladar, como los de Puerta Cerrada o Puerta de Moros, en su opinión, sino que «el desnivel permitía un embolsamiento de las aguas llovedizas», a lo que se sumaba la procedente de cuatro corrientes que brotaban del subsuelo.
Por otra parte, Montero admite también que «no hay mención de la laguna hasta el siglo XV, cuando empieza a configurarse como espacio urbano».
Juan de Luján, afirma, fue uno de los pioneros en ocupar la zona más despoblada de la plaza. En 1464 este Luján, el Bastardo, vivía junto a la plaza «donde se vende la leña y la paja».
Desgraciadamente ya no podemos preguntarle, pero tampoco creo que don Manuel, a pesar de su discrepancia con Urgorri en este caso, pensara que esa supuesta laguna era un lugar de recreo tal como sugiere la fantasiosa recreación televisiva. Es muy posible que, como él aprecia, las aguas de la lluvia se estancaran en una parte del terreno; y puede que incluso ocasionaran más problemas que la laguna de Puerta Cerrada, de los que hay constancia.
Cuesta trabajo imaginar que aquel descampado extramuros, a la salida de la Puerta de Guadalajara, ubicado junto a un mercado y construcciones, que él mismo detalla, que iban emergiendo en el arrabal de Santa Cruz, fuera un lugar casi idílico donde refrescarse. De hecho, las lluvias solían ser un problema porque atascaban el foso de la muralla que bajaba hacia Puerta Cerrada, al mezclarse con las basuras.

Aprox. ubicación de las antiguas «lagunas» de Puerta Cerrada y del Arrabal. Plano de Espinosa (1769)
Cualquier dato o fuente que aporte luz a este asunto y a los orígenes de la Plaza Mayor, la hermosa plaza del barroco madrileño, serán muy bienvenidos.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Fuero de Madrid.
Libros de Acuerdos. Ayuntamiento de Madrid.
URGORRI, Fernando. “El ensanche de Madrid en tiempos de Enrique IV y Juan II”, Revista de la biblioteca, archivo y museo, Ayuntamiento de Madrid, 1954.
MONTERO VALLEJO, Manuel. El Madrid Medieval. La Librería, 2003.
Ayer el Ayuntamiento de Madrid notificó que se cerraba al tráfico el puente de Francisco Silvela a Joaquín Costa “tras constatarse importantes daños en su estructura”. La noticia del propio Consistorio, que se puede leer aquí, afirma que el estudio de la infraestructura ha indicado que el puente ha llegado al final de su vida útil. Las conclusiones del análisis realizado son claras, “se recomienda su demolición y, con carácter inmediato, el cierre total al tráfico, tanto sobre el tablero como por debajo del mismo”.
La noticia es importante.
Este puente se ubica en lo que fue el antiguo Paseo de Ronda, límite del Proyecto de Ensanche de Madrid elaborado por Carlos María de Castro, aprobado en 1860.
Antes de que existiera la M30, utilizando términos actuales –siempre enfocados desde el punto de vista del tráfico rodado, no del peatón–, se habla de que existían la M10 y la M20.
El considerado primer cinturón de circunvalación de la ciudad (M10) estaba formado por los paseos que rodeaban aproximadamente el Madrid que hasta 1868 había estado rodeado por la Cerca de Felipe IV. Ese primer cinturón discurría por las Rondas (de Atocha, Valencia, Toledo y Segovia) y los añorados Bulevares (Marqués de Urquijo, Alberto Aguilera, Carranza, Sagasta y Génova). En el plano que vemos arriba es la zona coloreada en gris, la llamada Almendra Central de Madrid.
El segundo cinturón (M20) rodeaba el Ensanche, planificado y construido entre finales del siglo XIX y principios del XX. Son las zonas anaranjadas.
Entonces se construyó el Paseo de Ronda o Foso de circunvalación, que en la zona noreste hoy día está formado por una serie de pasos subterráneos y elevados, por las calles Reina Victoria, Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela y Doctor Esquerdo.
Uno de estos puentes es el de Francisco Silvela-Joaquín Costa.
En las primeras décadas del siglo XX el perímetro del Ensanche fue explanado.
A mediados del siglo, el Paseo de Ronda, como los antiguos Bulevares, eran zonas amables.

Bulevar de Francisco Silvela, donde ahora emerge el Scalextric que atraviesa en túnel la avenida de América (1955) (Foto cedida por Ángel Alda @angeldeolavide)
Hasta los años 60-70, en que casi todos los bulevares fueron ocupados por los automóviles.

Calle Francisco Silvela. Salida del túnel bajo Avenida de América, hacia Joaquín Costa (12 julio 2020)
El puente de Francisco Silvela hasta Joaquín Costa al norte, de 360 metros, fue construido en 1969. Formó parte de un urbanismo planificado alrededor del coche, en el que las grandes estructuras de hormigón destinadas al tráfico ocuparon la ciudad.
Algunos de estos pasos elevados, muy agresivos para el entorno, ya han desaparecido, como los scalextric, de Atocha (el más famoso, en 1985), el de Santa María de la Cabeza (en 2001) y el de Cuatro Caminos (en 2004). Otros siguen existiendo, como es el caso de este puente de Joaquín Costa.
Aunque este paso elevado, ahora, acabada su vida útil y convertido en un peligro, también va a ser derribado. Aún no se sabe qué ocupará su lugar, acaso ¿el proyecto será otro puente?, nos esperan muchos días de obras…
Sin duda estamos ante una buena ocasión para reflexionar, pensar en qué es lo mejor para Madrid y los madrileños. Con visión de futuro, debemos pensar, las autoridades competentes deben pensar, que el coche particular debe dejar de ser el protagonista de la ciudad. Por el bien de todos.
Por: Mercedes Gómez
A lo largo de este mes de marzo 2020 el Instituto de Estudios Madrileños impartirá un nuevo ciclo de conferencias, El Paseo del Prado y el Buen Retiro, paisaje de las Artes y las Ciencias.
Uno de sus objetivos es apoyar la candidatura de Madrid a la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO denominada «Paseo del Prado y el Buen Retiro, Paisaje Cultural de las Artes y las Ciencias».
Conoceremos cómo se llevó a cabo la construcción del Buen Retiro con todos sus palacios y ermitas, también veremos la transformación urbanística que supuso la construcción del Museo del Prado y llegaremos a la edificación del Banco de España en el nuevo eje financiero de Madrid.
Las conferencias tendrán lugar, como el ciclo que se está desarrollando dedicado a Galdós, en el Patio de la Casa de la Villa. Los jueves a las 19.00 h., entrada libre hasta completar aforo.
Inaugura el ciclo José Manuel Barbeito, el próximo jueves 5, con El palacio del Buen Retiro. Ideas para una arquitectura.
Se puede descargar el folleto aquí.
Como los últimos ciclos organizados por el IEM, que ya se pueden descargar en su web, estas conferencias serán publicadas en formato impreso y digital.
Mercedes Gómez
En 1931, con la llegada de Indalecio Prieto al Ministerio de Obras Públicas, bajo la Presidencia de Manuel Azaña, se proyectaron diversas obras arquitectónicas y urbanísticas de importancia con el fin de modernizar Madrid. Una de ellas fue la Ordenación para la Prolongación de La Castellana y la construcción de los edificios hoy conocidos como Nuevos Ministerios en el lugar donde entonces se encontraba el Hipódromo.
En el plan se incluía la mejora de la red ferroviaria y la creación de nuevas líneas. Se intentaba entre todos los implicados -Ministerio, Ayuntamiento, Compañías Ferroviarias…- solucionar el problema que suponía la discontinuidad de las líneas que llegaban o partían de Madrid y hacer posible su enlace, siguiendo el eje sur-norte, desde Atocha hasta Chamartín. Era el Plan de Enlaces Ferroviarios.
El arquitecto Secundino Zuazo, junto con el alemán Hermann Jansen, propuso un trazado viario bajo el cual se construiría el enlace ferroviario subterráneo, además del proyecto del edificio ministerial. Se solicitó el derribo del Hipódromo, y se iniciaron las obras de la nueva estación que formaría parte del nuevo eje ferroviario.
Derribado el Hipódromo, el gran solar resultante fue destinado a la construcción de tres edificios que albergarían los Ministerios de Gobernación, Obras Públicas y Agricultura.
El 14 de abril de 1933 se inauguró el primer tramo de la prolongación y se puso la primera piedra de los nuevos edificios que mediante una gran arquería junto al Paseo de la Castellana se ordenarían en torno a una gran plaza pública.
Ambos elementos, los arcos en superficie y las grandes bóvedas de los túneles, diseñadas por el ingeniero Eduardo Torroja, se fueron construyendo a la par.

Plano general del conjunto y del trazado ferroviario del enlace y la estación (Zuazo, nov.1933) (BNE)
Bajo la gran plaza del edificio ministerial se ubicó la estación central del enlace subterráneo que, aprobado finalmente según las directrices de Zuazo y Jansen, enlazaba la estación a construir en terrenos de Chamartín con la de Mediodía en Atocha.
En septiembre de 1933, con el cese de Azaña como Presidente del Gobierno, terminó la etapa de Indalecio Prieto. En los años siguientes el proyecto sufrió numerosos cambios.
Y llegó la guerra. Zuazo se refugió en París y siguió trabajando en el proyecto con la idea de continuar cuando pudiera volver a España… pero finalizada la guerra, a su vuelta fue marginado y apartado de este proyecto y de casi todos. Había trabajado para la República.
Las obras se retomaron bajo el mando de otros arquitectos, y aunque el proyecto sufrió bastantes modificaciones, más acordes con el nuevo régimen, en los años 40 se terminó el edificio. Las estaciones de Nuevos Ministerios y de Chamartín no serían inauguradas hasta 1967.
Junto a los túneles del tren que discurrían bajo la plaza en el interior del complejo ministerial, justo bajo la arquería, había otro túnel menor con una vía de servicio, que se aprecia dibujado en los planos de Zuazo.

Sección de la estación de los Ministerios. Enlace ferroviario sección transversal. (Zuazo, julio 1934) (BNE)
Por algún motivo la vía fue clausurada, y un tramo quedó allí debajo, encerrado y sin uso. No es fácil encontrar datos sobre la historia de esta construcción, un poco misteriosa, hay que recurrir a los recuerdos de las personas mayores. Al parecer, en alguna época, entre la República y el nuevo Régimen, fue utilizada como búnker.
En 1982 una parte de la Arquería, la situada más al norte, fue acristalada y convertida en Sala de Exposiciones dedicada a temas de Arquitectura y Urbanismo.
Debajo permanecía el tramo del antiguo túnel sin uso hasta que en 2003 fue integrado en la Sala de Exposiciones conservando su espectacular bóveda de hormigón.
Una abertura en el muro hacia la mitad del tramo permite comprobar el grosor original, de más de un metro.
Al final de la larga Sala, tras unas puertas acristaladas, el antiguo túnel desaparece, para dejar paso a la nueva Estación de Cercanías de Nuevos Ministerios.
Esta Estación, según la Guía del Colegio de Arquitectos de Madrid, es la estación subterránea abovedada más grande del mundo, con sus dos cañones gemelos de 320 m de longitud por 20 m de luz.
En el año 2001 estos cañones ideados por Torroja fueron seccionados para la instalación de la nueva Estación de Nuevos Ministerios, pero en su inicio, junto a los restos del antiguo túnel de servicio, se conservan dos magníficos arcos de la construcción original.
Por Mercedes Gómez
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Actualmente en la Sala La Arquería, Paseo de la Castellana 67, hay una exposición muy interesante:
Arquitectura española (1975-2010) + 35 años construyendo democracia.
Un recorrido por la arquitectura realizada en España desde 1975 hasta 2010. La muestra recoge más de 200 proyectos, de los que se exponen sesenta maquetas.
Hasta el próximo 7 de mayo.
NOTA: muchas gracias a la persona que atiende en la recepción de la Sala de Exposiciones, interesada como yo en la historia de este túnel, que me contó cosas muy interesantes y me ayudó a desentrañar el «misterio».
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Bibliografía:
Catálogo exposición «Zuazo, arquitecto del Madrid de la Segunda República«. BNE, Madrid 2006.
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