No son muchos los ejemplos de arquitectura industrial que se conservan en la ciudad de Madrid, y menos en el barrio de Salamanca. Esas construcciones, protagonistas de la historia de las ciudades y de la vida de sus habitantes, han ido desapareciendo. Entre las elegantes calles de Goya, Castelló y Jorge Juan algunos recuerdos de ese pasado, pocos, subsisten discretamente.

El barrio de Salamanca fue proyectado en 1860 por Carlos María de Castro dentro del proyecto de Ensanche de Madrid. Junto a palacios y casas destinadas a viviendas se construyeron otros edificios o locales de tipo industrial, más de lo que podemos imaginar hoy día: el de Salamanca, como los demás distritos, necesitaba una serie de servicios para su vida cotidiana. Llama la atención que en 1950 había 80 industrias en el distrito de Salamanca, el 13,7% del total de Madrid, solo superado por las de Centro (99) y Arganzuela (95); el cuarto puesto lo ocupaba Chamberí (75).

En el nº 18 de la calle Castelló, en el interior de la manzana, casi se esconde una antigua nave de la Fábrica de Platería Espuñes, de Gonzalo Aguado (1905-10), una nave de ladrillo, único recuerdo de la antigua fábrica que se construyó a finales del siglo XIX. Hoy, perfectamente rehabilitada, es sede de la Fundación Botín.

Fundación Botín

En la misma calle, casi enfrente, en el nº 21, entre 1924 y 1925 Antonio Palacios construyó la antigua Subestación Eléctrica de la Compañía Metropolitana, una de las subestaciones eléctricas creadas para el Metro, la del barrio de Salamanca –otra fue la del barrio de Chamberí–.

Subestación eléctrica Metro de Madrid

Muy cerca, en la calle Jorge Juan 48, hay otro edificio interesante, antiguo parque de limpiezas municipal, que hoy pertenece al área de Medio Ambiente del Ayuntamiento. Debió de ser construido en las primeras décadas del siglo XX (por los planos, hacia 1900 parece que aún no existía).

Antiguo parque municipal de limpiezas

Es muy sencillo, pero con detalles decorativos. Además del antiguo escudo de Madrid en el exterior, en el interior destacan sus bonitos zócalos de cerámica, suelos hidráulicos y barandillas de hierro.

En este paseo industrial merece la pena que visitemos otro edificio cercano, en la calle Goya 52 con vuelta a General Pardiñas 14. Esta es una buena ocasión para recordar el abandono que sufre el conjunto del Antiguo Dispensario Antituberculoso, construido entre los años 1926 y 1928 por el arquitecto Amós Salvador Carreras, y pedir una vez más su rehabilitación.

Cubierto por una lona verde desde hace años, está abandonado a su suerte. Su arquitectura racionalista es un tanto industrial. Propiedad de la Comunidad de Madrid, sigue a la espera de recibir atención y cuidado –a lo que por cierto están, estamos obligados todos los propietarios de edificios o locales en Madrid–, cada día más deteriorado.

A sus espaldas, en la calle General Pardiñas, están los primeros pabellones neomudéjares del antiguo dispensario, y su jardín.

Recordamos estos escasos ejemplos de la historia del barrio de Salamanca a propósito de la reciente y lamentable desaparición de un edificio singular, la primera estación telefónica, la más antigua que se conservaba en España, en la calle Hermosilla 47, esquina Núñez de Balboa.

Fue construida en 1916. El arquitecto fue Enrique Martí Perla.

Foto: Ragel (1926) Fundación Telefónica.

Foto: Alfonso (1926) Fundación Telefónica.

Había sufrido reformas, perdido decoración exterior y ya no estaba en uso debido a los cambios tecnológicos, pero la construcción continuaba en pie hasta hace pocas semanas. Su interesante historia se puede conocer con detalle en el blog Historia de la Telefonía, aquí.

Julio, 2022

Julio, 2022

Ya no queda nada.

Noviembre, 2022

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

COAM. Guía de Arquitectura. Madrid, 2003.
Carlos J. Pardo Abad. Vaciado industrial y nuevo paisaje urbano en Madrid. Ed. La Librería, Madrid, 2004.
Fundación Botín

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El Premio Nacional de Arte Gráfico fue instituido por la Calcografía Nacional en 1993; desde entonces cada año reconoce la trayectoria de grandes artistas, destacados en el arte español. El año pasado asistimos a la entrega del premio a Cristina Iglesias y disfrutamos de la exposición «Cristina Iglesias, una trayectoria. Premio Nacional de Arte Gráfico 2019».

En la edición de 2020 fue premiado Guillermo Pérez Villalta, por su capacidad de «mostrar su universo plástico al tiempo que extrae de las técnicas tradicionales nuevas calidades».

Guillermo Pérez Villalta nació en Tarifa, Cádiz, en 1948; su familia se trasladó a Madrid cuando contaba diez años. Estudió Arquitectura, pero después se dedicó sobre todo a pintar. Él mismo ha contado que piensa como arquitecto pero que lo que se le ocurre lo lleva a la pintura. También es escultor, escenógrafo, ha diseñado muebles, joyas… El año pasado tuvimos el placer de visitar en la Sala Alcalá 31 la magnífica muestra retrospectiva «El arte como laberinto. Un artificio de Guillermo Pérez Villalta».

El pasado martes 8 de noviembre en la Calcografía se ha inaugurado la exposición «Guillermo Pérez Villalta, una trayectoria. Premio Nacional de Arte Gráfico 2020», un recorrido por su obra gráfica (aguafuertes, litografías y serigrafías).

Se expone la serie de «Pabellones», donde recrea espacios arquitectónicos, y la creada para el «Faetón», del Conde de Villamediana.

Finalmente, la serie «Verbun et imago», creada especialmente para esta exposición, formada por siete estampas con frases que expresan pensamientos líricos del artista.

Se muestran también dos dibujos y dos planchas de cobre, además de una carpeta (de 35) que contiene las siete estampas de la serie.

Guillermo Pérez Villalta, una trayectoria,
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Calcografía Nacional.

Calle Alcalá, 13.
Hasta el 15 de enero 2023.
Horario: de martes a domingo de 10 a 15 h. Entrada gratuita.

 

Por: Mercedes Gómez

 

 

Como ya vimos, el origen de las ferias, los puestos, tenderetes y tinglados de libros, se remonta a la Edad Media cuando allá por el siglo XV comenzaron a tener lugar las llamadas Ferias de Madrid. Aunque anteriormente ya había actividad comercial en torno a las Puertas de la Vega y de Guadalajara y en plazas como la de la Paja, fue el rey Juan II quien concedió a la Villa el privilegio de poder celebrar dos ferias anuales libres de alcabalas o tributos. Perdido en tiempos de Enrique IV fue restablecido por los Reyes Católicos, quedando limitado a una sola feria anual. En ellas se compraba y vendía un poco de todo, pero con el tiempo se fueron especializando y situándose en diferentes lugares. Estas ferias fueron el antecedente de la Feria de Libros permanente, hoy día en la Cuesta de Moyano.

En los inicios del siglo XX, los puestos de la llamada Feria de Madrid, muy modestos, hechos con tablones de madera y trozos de lona, se situaban en el Paseo del Prado. Se instalaba en otoño y se reducía a «unos cuantos puestos de libros viejos, frutas y juguetes baratos», según se puede leer en la prensa de la época.

Nuevo Mundo, 1919 (BNE)

En 1924 tuvo lugar la última feria de otoño, en la calle de Claudio Moyano, junto a la verja del Ministerio de Fomento.

Foto : Díaz Casariego. La Esfera, 1925. (BNE)

En 1925 los libreros consiguieron un lugar permanente donde instalarse, la misma calle de Claudio Moyano, conocida popularmente como Cuesta de Moyano, pero en la acera contraria, junto a la tapia del Botánico.

Nació la denominada Feria de Libros.

Foto : Díaz Casariego. La Esfera, 1928. (BNE)

El arquitecto municipal Luis Bellido diseñó unas casetas de madera, treinta casetas de planta rectangular adosadas, de unos 15 metros cuadrados cada una, pintadas en color gris.

Mundo Gráfico, 1934 (BNE)

En 1934 se proyectó una nueva Feria del Libro, con el objetivo de mejorar las instalaciones, trasladarlas al paseo del Prado (ese era el deseo de los libreros) y colocar los libros en «modernísimos puestos que llamarán la atención del transeúnte lector».

El nuevo proyecto fue obra del entonces arquitecto municipal Francisco Javier Ferrero.

Mundo Gráfico, 1934 (BNE)

A pesar de que el acuerdo ya había sido publicado en el Boletín Oficial, a falta de establecer la fórmula económica para anunciar el concurso y comenzar la obra, nunca llegó a realizarse.

Durante la guerra, aunque lógicamente su actividad fue menor, la feria continuó funcionando.

Con el paso del tiempo las casetas se fueron deteriorando; en 1986 se decidió demolerlas. A las diez y diez de la mañana del 5 de agosto de 1986 los libreros emocionados vieron cómo la máquina retroexcavadora arremetía contra la caseta nº treinta, «cinco minutos más tarde solo quedaba un montón de maderas esparcidas por el suelo».

Se publicó que dos casetas, la siete y la diez, serían conservadas, una se subastaría para ayudar a los libreros y otra pasaría al Museo Municipal. Ignoro si esto llegó a cumplirse.

Provisionalmente, los puestos volvieron al Paseo del Prado.

Tras muchas incidencias, reuniones para decidir el nuevo diseño, etc. se decidió reconstruirlas exactamente iguales a las primitivas. Las portadas serían del mismo material y medidas.

Únicamente se añadieron algunas mejoras, como la luz y el agua.

Una vez más, en 2004 la Feria de Libros volvió al Paseo del Prado debido a las obras de construcción de una nueva subestación eléctrica subterránea bajo la Cuesta tras el incendio de la que se encontraba al otro lado del paseo. A estas alturas, al contrario que en el pasado, los libreros parece ser que estaban deseando volver a su tranquilo tradicional emplazamiento, lo cual no se pudo conseguir hasta 2007.

La Cuesta fue reformada y peatonalizada. Desde entonces, felizmente, después de tantos avatares a lo largo de los años, desde su creación en 1925, la Feria de Libros y sus preciosas casetas, llenas de libros y de vida, continúan en la Cuesta de Moyano, uno de los lugares más emblemáticos y bonitos de Madrid.

Es una delicia recorrerlo, lo cual es posible todos los días del año.

Que sea por mucho tiempo, cuidemos las históricas casetas y compremos muchos libros.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

La Época, 22 sept 1900; Nuevo Mundo, 3 oct 1919; La Esfera, 20 oct 1923, 27 jun 1925, 12 mayo1928; Ahora, 2 feb 1934.
Ayuntamiento de Madrid. La Feria de libros de la Cuesta de Moyano. Madrid, 1986.
El País, 6 agosto 1986, 15 abril 2007.
ABC, 6 agosto 1986, 19 marzo 2007.

Comienza esta semana un nuevo, interesante ciclo de conferencias del Instituto de Estudios Madrileños, organizado en esta ocasión junto con el Colegio de Arquitectos de Madrid. Los responsables de las Colecciones fotográficas más importantes con sede en Madrid presentarán sus fondos.

Las diez conferencias serán impartidas a las 19 h. los días indicados en el cartel que se puede Descargar aquí, en el Aula 5 del COAM, calle Hortaleza nº 63.

La primera tendrá lugar el próximo jueves día 13 de octubre, el Archivo fotográfico del Palacio Real de Madrid, a cargo de Reyes Utrera.

(Click para ampliar)

También se emitirán por vía telemática a través del canal de YouTube del IEM.

Mercedes Gómez

 

 

Continuamos conociendo las colonias de hoteles unifamiliares y viviendas colectivas construidas en Madrid gracias a las leyes de Casas Baratas que se promulgaron en España –la primera en 1907– con el fin de asegurar unas mínimas condiciones de higiene, fomentar el crédito a la construcción, etc. en épocas difíciles.

La 2ª Ley de Casas Baratas en 1921 promovía la formación de cooperativas y surgieron una serie de ellas para la construcción de viviendas a determinados colectivos, militares, funcionarios, ferroviarios, carteros, etc.

Hace tiempo, hablando de las Colonias históricas madrileñas tuvimos ocasión de conocer la hoy llamada Colonia Martí, construida en 1927 para la Cooperativa de Funcionarios del Estado, Provincia y Municipio por Eduardo Ferrés y Puig, según la Guía de Arquitectura de Madrid del Colegio de Arquitectos.

La Real Institución Cooperativa para Funcionarios del Estado, Provincia y Municipio, sección de viviendas, construyó una serie de colonias en Madrid en las que intervinieron varios arquitectos y empresas constructoras.

Según un folleto editado por la propia Real Institución Cooperativa: los Hoteles Cruz del Rayo, entre las calles López de Hoyos y Camino Viejo de Chamartín, los Hoteles de la Colonia Manzanares (Fuente de la Teja) y las Casas colectivas de las calles Padilla y Alcántara fueron obra del arquitecto Eduardo Ferrés Puig.

Por otra parte, los Hoteles y Casas colectivas situados en las calles de Montesa, Juan Bravo, Alcántara, Padilla, Lista, Agustina de Aragón, Pasaje de Montesa y Paseo de Ronda fueron construidos por José Gómez Mesa.

Francisco Silvela, 1930 (Imágenes del Madrid Antiguo, Ed. La Librería)

Dentro de los límites del Ensanche, junto al Paseo de Ronda que vemos en la primera foto –actual calle de Francisco Silvela– se crearon dos pasajes, o calles en el interior de una manzana, alrededor de los cuales se construirían las viviendas. Son las actuales calles de Martí y de Agustina de Aragón.

Plano de Madrid, 1929 (Geoportal)

Sabemos por la prensa de la época que «el grupo de casas baratas de la calle de Montesa, con esquina al paseo de Ronda» fue inaugurado en diciembre de 1927, con la asistencia del Rey Alfonso XIII, el Jefe del Gobierno, ministros y numerosas autoridades y personalidades. También asistieron «el ingeniero director Sr. Peña Boeuf y el arquitecto de la Cooperativa Sr. Gómez Mesa». El rey fue entregando las llaves a los propietarios de los trece hoteles inaugurados ese día.

Paseo de Ronda, 1918-1936. Postal Archivo Regional Comunidad de Madrid.

Para entonces ya estaban construidos treinta y ocho. Las obras habían comenzado en febrero de ese año 27, sobre solares propiedad de la marquesa viuda de Aldama, a la espera de la construcción de nuevos hoteles hasta llegar a la cifra de cuarenta y nueve. Serán de varios tipos, algunos con torreón y otros con fachadas enlazadas.

La marquesa de Aldama, recordemos, era también la propietaria de parte de los terrenos sobre los que se construyó la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga, en la cercana plaza de Manuel Becerra.

De las doscientas viviendas proyectadas se construyeron muy pocas, y menos se conservan: cuatro bloques en la calle Martí, como decíamos hoy conocidos como Colonia Martí. Se trata de viviendas con planta baja y tres alturas (palazzinas, según el término utilizado por Alfonso Pereira, una construcción intermedia entre el hotel unifamiliar y el bloque de viviendas).

Casa Pasaje Montesa, fachada.

 

Colonia calle Martí

Y otro, el quinto, en Agustina de Aragón, un bloque superviviente en medio de la manzana.

Casa calle Agustina de Aragón

 

En ambos casos se utilizó un estilo historicista, con elementos y adornos clásicos, como arcos, frontones, etc.

El precio de construcción de estas edificaciones para funcionarios de nivel económico medio y medio-bajo oscilaba entre las 8.000 y 49.000 pesetas, dependiendo del terreno y emplazamiento (las mencionadas colonias de Fuente de la Teja, Chamartín, o esta en el Paseo de Ronda). Estaban exentas de impuestos durante quince o treinta años, según las cantidades amortizadas, acogidas a la Ley de Casas Baratas que apoyaba las cooperativas.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Folleto Real Institución Cooperativa para Funcionarios del Estado, Provincia y Municipio, sección de Viviendas. Madrid.
La Nación, 14 dic 1927; El Liberal 15 dic 1927.
PEREIRA, Alfonso. «Grupo de viviendas para funcionarios en Montesa/Padilla», Un siglo de vivienda social 1903-2003. (Vol. 1). Ed. Nerea. Madrid, 2003.
COAM. Guía de Arquitectura. Madrid 2003.

El año pasado publiqué aquí el artículo sobre La arquitectura de José Antonio Coderch en Madrid. Además de comentar que Coderch fue fotógrafo y diseñador de muebles, me centré en las tres únicas construcciones que el arquitecto proyectó en Madrid. Casa Vallet de Goytisolo, en la calle Belisana; Casa Entrecanales (en Alcobendas); y, sobre todo, en el Edificio Girasol, en la calle Lagasca.

Desde hace unos días está recibiendo bastantes visitas, tal vez debido a que se vuelve a hablar de la Casa Vallet, un gran ejemplo de arquitectura contemporánea que se encuentra bajo la amenaza del derribo desde hace tiempo.

Ayer fui hasta la calle Belisana, que no recorrí entonces, para ver la casa, con el fin de actualizar mi anterior trabajo.

Casa Vallet fue proyectada por José Antonio Coderch en 1956, junto a Manuel Valls, para el jurista Juan Vallet de Goytisolo. La vivienda está situada en la calle Belisana nº 5, en Ciudad Lineal.

Recordemos que, según noticias publicadas en 2018, los propietarios solicitaron licencia para su derribo, concesión que sigue pendiente. Como decía entonces, los propietarios están en su derecho a solicitarlo, pero hay que decir también que desde hace años mantienen el edificio en estado de abandono, ocasionando un gran deterioro, lo cual no debería permitirse. Se ha pedido su protección desde diversos medios, sin éxito de momento.

Casa Vallet. Revista Nacional de Arquitectura, 1958

Lógicamente solo se puede contemplar la fachada que da a esta calle –con el cartel que anuncia los futuros pisos de superlujo–.

Calle Belisana, 5.

Esta fachada a la calle es básicamente de ladrillo.

Aunque en una parte se utilizaron las persianas de lamas blancas mediterráneas utilizadas en otras casas de Coderch, que permitían la entrada de la luz.

 

Planta baja. J. A. Coderch, 1956. Revista Nacional de Arquitectura, 1958 (En Guía COAM)

Nos asomamos a lo que fue la entrada al jardín alrededor del cual se organiza y se abre la casa.

Lo que vemos se encuentra muy deteriorado.

Por supuesto el único edificio que está pintarrajeado en esta lujosa calle es Casa Vallet.

Por: Mercedes Gómez

 

Esta entrada es una actualización del artículo «Paseo en busca de la muralla árabe» publicado en 2012. Aunque han pasado diez años, no hay grandes novedades, pero me gustaría recordar la importancia del estudio de la muralla del siglo IX, origen de Madrid. Y animar a los posibles lectores a recorrer su camino, desde la plaza de Oriente hasta la Cuesta de la Vega, y evocar nuestro pasado.

 

El emir Mohamed I fundó Mayrit, una pequeña ciudad amurallada, hacia el año 865, en un lugar privilegiado, rodeado de defensas naturales, el arroyo de Leganitos –Cuesta de San Vicente–, el arroyo de las Fuentes de San Pedro –calle de Segovia– y el río luego llamado Manzanares. Probablemente por entonces ya vivían en la zona algunos grupos de población musulmana pero fue en la segunda mitad del siglo IX cuando los árabes se establecieron de forma organizada, primero con un objetivo meramente militar. Con el tiempo los mayritíes desarrollaron una rica vida cultural y científica, como demuestran, además de las fuentes escritas, los objetos de su vida cotidiana encontrados en las excavaciones de la plaza de Oriente, de la Cuesta de la Vega y en los arrabales islámicos, que podemos contemplar en nuestros museos.

La mayoría de investigadores están de acuerdo en que el Madrid islámico estaba formado por dos recintos, el primero, de unas cuatro hectáreas, con la forma de un cuadrilátero irregular, acogía la medina o recinto urbano.

Plano de “Las murallas de Madrid”. Ed. Doce Calles.

El segundo recinto, hipotético, era otro espacio fortificado donde se encontraba la residencia del Gobernador. Probablemente se hallaba en el lugar donde hoy se levanta el Palacio Real aunque algunos autores dicen que pudo estar donde hoy se encuentra la Catedral de la Almudena.

Respecto a lo anterior, antes de comenzar nuestro recorrido recordemos que al norte de este primer recinto, en la actual plaza de Oriente se conservan escasas pero importantes huellas de la presencia árabe:

En primer lugar, parte de un muro de un albacar del siglo X. Era un recinto anejo a la fortificación de la ciudad, probable ampliación del primer recinto árabe hacia el norte, que entre otras funciones pudo tener la de servir de refugio a la población en caso de ataque. Es un resto importantísimo, por su datación y posible significado, desgraciadamente no conservado.

Albacar siglo X (en “Nacimiento y evolución del Madrid medieval” de A.Malalana)

Y en segundo lugar, una atalaya del siglo XI.

Atalaya siglo XI en el aparcamiento bajo la plaza de Oriente.

Desde los Altos de Rebeque, punto más alto de la muralla, contemplamos la espectacular vista de lo que fue Mayrit.

Este primer recinto, antigua al-mudayna o almudena, tenía tres puertas, la de la Sagra, la de la Almudena y la de la Vega, y algún portillo.

De la Puerta de la Sagra, que se cree estaba situada entre la actual plaza de la Almudena y los Altos de Rebeque, aún no hay pruebas materiales de su existencia, que quizá permanecen escondidas bajo la calle de Bailén y esperamos que algún día salgan a la luz.

Siempre hemos imaginado que bajo el jardín de los Altos de Rebeque se encontraba la muralla, que discurría por esos terrenos, para dirigirse a la calle Mayor por la calle del Factor.

Ahora, tras la realización de una serie de catas arqueológicas a cargo del Ayuntamiento, en la base del muro de contención que existe en la mencionada calle del Factor se hallaron restos de interés de los cuales esperamos conclusiones definitivas oficiales, que «podrían corresponder, en parte o en su totalidad, a secciones de los primeros recintos fortificados de la Villa, bien de un solo momento histórico o de sucesivos».

Como ya vimos durante nuestro paseo por la calle del Factor, en 2005, en el solar del nº 3 se realizaron las correspondientes prospecciones arqueológicas. Se localizaron restos de construcciones pertenecientes al siglo XVII levantadas junto a la muralla.

Calle del Factor, 3 (Foto: 2005).

Sobre todo ello se construyó un nuevo edificio de viviendas.

A continuación, en el nº 1 de la calle, esquina Mayor 86, donde se encuentra el Palacio de Abrantes, actual sede del Instituto Italiano de Cultura, en uno de los muros de la Biblioteca lucen los restos de sílex de la vieja muralla.

El muro discurre paralelo a la calle Mayor, perpendicular a la del Factor. El hecho de que en los planos de la Comunidad de Madrid que representan la muralla, en este lugar aparece dibujado uno de los cubos como elemento constatado, nos lleva a preguntarnos si los alrededor de cinco metros que podemos contemplar corresponden a dicho cubo, más la anchura de la muralla.

Continuando nuestro paseo llegamos a la calle Mayor donde se hallaba el Arco de la Almudena, luego llamado de Santa María.

Cruzamos la calle Mayor, bajo la cual acaso permanezcan escondidos vestigios de la Puerta de la Almudena.

La muralla continuaba hacia el lugar donde desde el siglo XVII se levanta el Palacio de Uceda, hoy sede de Capitanía General. Desde allí la tapia se dirigía hacia el oeste.

Rodeando el Palacio de Uceda nos acercamos al Viaducto cuyo arco situado más al norte traspasamos. Así, llegamos al aparcamiento del edificio cuya fachada principal da a la calle de Bailén nº 12, construido en 1959 sobre la muralla, tras destruir varios metros del largo lienzo descubierto pocos años antes. Resulta asombroso comprobar que allí debajo, tras la reja de la propiedad privada, pervive parte del monumento más antiguo de Madrid, incluyendo una de las torres.

Nos dirigimos hacia el Parque de Mohamed I, bajando por la Cuesta de Ramón.

Aquí, junto a la Cuesta de la Vega, frente a la Catedral de la Almudena, se halla el lienzo más largo conservado, descubierto y defendido en 1953 por Jaime Oliver Asín y Leopoldo Torres Balbás, que lograron salvar una gran parte del hallazgo. El día 2 de diciembre de ese año el diario ABC publicó la noticia de la carta enviada por ambos al periódico.

ABC 2 dic 1953

En la década de los 70, tras la demolición del Palacio de Castro Serna, perteneciente a la duquesa de Benavente, la muralla fue restaurada. Los restos de las viviendas aparecidas (de los siglos XVII a XIX) se conservaron. En la última remodelación del parque fueron tapadas.

El lienzo de muralla en la Cuesta de la Vega mide aproximadamente 120 metros de muro de pedernal en su parte inferior y piedra caliza blanca en la parte superior, jalonado por varias torres macizas cuadradas, características de la arquitectura militar islámica.

Muralla islámica (Cuesta de la Vega)

Muro de pedernal en la Cuesta de la Vega

Su anchura aproximada es de 2,60 m.

En la confluencia de la calle Mayor con la Cuesta de la Vega se abría la Puerta de la Vega, la más importante. Se conserva parte de la torre derecha -vista desde el exterior-. Probablemente bajo la calle Mayor se encuentren los restos de la torre de la izquierda y de la Puerta, quizá algún día los encontremos.

Una segunda torre está casi totalmente desaparecida. El lienzo conserva en gran parte otras tres torres. Desde allí la muralla se dirigía hacia el norte, bordeando la llamada Cornisa de Madrid.

Desaparecido su rastro bajo la Catedral, durante las obras de construcción del Museo de Colecciones Reales aparecieron importantes restos arqueológicos, entre ellos la muralla correspondiente al extremo noroeste que ahora se encuentra en las salas del museo cuyas obras tuvimos oportunidad de visitar en 2012.

El edificio, obra de los arquitectos Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla, ha sido construido junto al Palacio Real para albergar el Museo de Colecciones Reales.

La visita, guiada por Emilio Tuñón fue muy emocionante e interesante.

Durante nuestra visita al futuro museo solo pudimos adivinar los hallazgos y fantasear sobre la vieja fortaleza, ya que se encontraban cubiertos por lonas y andamios. El lienzo de muralla en su parte más alta conservada mide unos 8 metros.

Los tramos hallados miden en total unos 70 metros, que podemos ver en las fotos publicadas por los arquitectos. Su construcción es similar al lienzo de la Cuesta de la Vega, de sílex y caliza, igualmente trabados con argamasa de cal. También aparecieron varios cubos de planta cuadrangular.

Foto: E. Tuñon

Los restos arqueológicos se podrán contemplar en dos salas. El motivo de la separación –representada en el plano a continuación–, como cuenta Emilio Tuñón, es la pérdida de una buena parte el siglo pasado durante la construcción de la Catedral.

Imagen: E. Tuñón

Por fin, esperamos con ilusión la anunciada inauguración del museo el próximo año 2023, que por cierto ha pasado a llamarse Galería de las Colecciones Reales.

Foto: E.Tuñón

por Mercedes Gómez

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Bibliografía:

VVAA. Plaza de Oriente. Arqueología y evolución urbana. Ayuntamiento de Madrid, Madrid, 1998.
VVAA. Las murallas de Madrid. Ed. Doce Calles. Comunidad de Madrid 2003.
F.J. Marín Perellón y J. Ortega. La forma de la Villa de Madrid. Comunidad de Madrid 2006.
E. Andreu. «El Madrid Medieval». Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 687-698
J.L. Garrot. «Recuerdos de Mayrit», En el tránsito de la Edad Media a la Moderna, Madrid 2008, pp. 83-103.
Christine Mazzoli-Guintard. Madrid, pequeña ciudad de Al-Andalus (siglos IX al XXI). Ed. Almudayna. Madrid 2011.

Tuñón y Albornoz Arquitectos

Emilio Tuñón: el museo de las colecciones reales

La calle de Blanca de Navarra recuerda a la que fue esposa de Enrique IV, rey de Castilla entre 1454 y 1474. Su matrimonio y su vida fueron muy desgraciados; escribió Pedro de Répide que la calle «lleva el nombre de aquella reina infortunada que fue casada con Enrique IV de Castilla y separada de él, sufriendo luego, dentro de su propia familia, la persecución y la muerte».

La breve vía discurre desde la calle de Zurbano a la de Monte Esquinza. Pertenece al barrio de Almagro, distrito de Chamberí, nacida en el Ensanche de Madrid proyectado por Carlos María de Castro tras el derribo en 1868 de la Cerca que rodeaba la Villa desde el siglo XVII.

Cuatro años antes Castro había edificado su propia residencia, un palacete, en la calle de Fernando el Santo, próxima a la que hoy recorremos. En la entonces llamada calle Doña Blanca de Navarra únicamente había alguna construcción y pequeños jardines, como vemos en los planos, cercanos a la Quinta de la Chilena. La zona urbanizada correspondía a la acera de los actuales números impares.

Plano Ibáñez de Ibero, h. 1875.

Pocos años después comenzó la urbanización del otro lado de la calle; en 1882 se levantaron las viviendas para don Juan Fernández Nieto, actual nº 12, esquina con Monte Esquinza 25. El arquitecto fue Gerardo de la Puente Meliá.

Calle Blanca de Navarra, 12.

En 1897 Julio de Saracíbar proyectó la casa-palacio de don José A. de Igartúa.

Calle Blanca de Navarra, 10.

En el plano de 1900 ya se aprecia cómo los edificios de la acera de los actuales pares ya estaban construidos.

Plano de Facundo Cañada, h. 1900.

En el nº 4 –ahora en obras– vivió el político Segismundo Moret que entre 1905-1906 fue presidente del Consejo de Ministros de España.

En 1919 en el nº 6 se encontraba una de las Escuelas Asilos públicos existentes en esa época. En la Memoria de Madrid de 1929 consta que allí existía una escuela pública para niñas y niños.

En la planta baja del edificio en la actualidad hay locales comerciales, entre ellos una floristería.

Blanca de Navarra, 6.

En el nº 8 se conserva una antigua vaquería, convertida en restaurante, y junto a ella se encuentra una de las tres galerías de arte que podemos visitar en esta calle.

Calle Blanca de Navarra, 8.

La vaquería ya existía al menos en 1905. Lo sabemos porque su dueño, don Félix Reyero Noriega, dueño de la Gran Vaquería Suiza situada en esta calle, participó en los donativos a las familias y víctimas de la gran catástrofe ocurrida durante la construcción del Tercer Depósito del Canal.

También por la prensa de la época sabemos que en los años 30 en el nº 2 hubo una carbonería, y una librería en el nº 5, la Agencia Internacional de Librería.

Calle Blanca de Navarra, 7.

En el nº 9 se ubicaba la Congregación Celadoras del Culto Eucarístico, actualmente de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, que acogen la obra social Cachito de Cielo.

Calle Blanca de Navarra, 9.

La calle Blanca de Navarra, a pesar de su corto trayecto –doce números–, tiene mucho encanto. Han cambiado los ocupantes de los edificios y locales, como los tiempos, pero como vemos, ofrece cosas interesantes, en ella encontramos además de tiendas y bares modernos, historia y mucho arte.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid, 2003.

El Liberal, 11 abr. 1905; El Globo, 4 dic. 1919; El Heraldo, 13 nov. 1930.

San Isidro Labrador nació en Madrid hacia el año 1083 y murió en 1172. Fue enterrado en el cementerio de la iglesia de San Andrés. Posteriormente, exhumado para su traslado al interior del templo, se halló el cuerpo incorrupto. Fue canonizado en 1622. Tras una larga historia, como sabemos, desde el siglo XVIII el patrón de Madrid reposa en la Colegiata de San Isidro, en un arca de nogal con filigrana de plata que, por primera vez desde 1985, el pasado mes de mayo se abrió. Durante unos días, el cuerpo expuesto del santo fue venerado por numerosos fieles y visitantes.

Se cree que Alfonso VIII, rey de Castilla entre 1158 y 1214, donó una primera arca sepulcral para guardar el cuerpo de san Isidro, que a finales del siglo XIII fue trasladado a una nueva, la que hoy se conserva en la Catedral, que custodió los restos del patrón hasta 1620.

Este año 2022, con motivo del IV centenario de la canonización de san Isidro Labrador, en la Catedral se ha abierto al público la capilla en la que se conserva el arca; el Museo de la Catedral de la Almudena se ha encargado de su musealización.

Capilla de San Isidro. Catedral de la Almudena.

En el centro del muro al fondo de la capilla, sobre el arca, se ha ubicado el cuadro El milagro del pozo, copia del original de Alonso Cano que se encuentra en el Museo del Prado.

Además, se han bajado de sus ménsulas habituales las esculturas de san Isidro y santa María de la Cabeza, con el fin de que podamos admirar mejor su belleza. Son dos tallas barrocas de madera policromada atribuidas a Juan Alonso de Villabrille y Ron, el mismo autor de las esculturas proyectadas en 1722 por encargo del arquitecto Pedro de Ribera para adornar el puente de Toledo.

Y la joya que por fin podemos contemplar de cerca es el arca medieval a la que nos hemos referido, que guardó los restos del santo desde finales del siglo XIII hasta 1620. En 1993, año de la consagración de la Catedral, fue aquí trasladada procedente del palacio episcopal.

Es una obra importante desde todos los puntos de vista, religioso, histórico y artístico.

Es de madera de pino cubierta de pergamino con pinturas de estilo gótico lineal, con influencias del arte mudéjar.

A pesar de su carácter funerario se considera «uno de los muebles más antiguos que existen hoy en la ciudad de Madrid». Como tal fue expuesto en 1926 en la muestra en el Antiguo Hospicio de San Fernando –hoy Museo de Historia– El Antiguo Madrid, por su madera, «preparada para la pintura de manera similar a los decorados de los códices del siglo XIV». El conde de Polentinos, que formó parte de la comisión organizadora, la fotografió.

Exposición El Antiguo Madrid, 1926. Archivo Conde de Polentinos (IPCE).

Se representaron los milagros atribuidos al santo. En el frontal se conservan tres, el milagro de los bueyes guiados por ángeles, la multiplicación del trigo en el molino y el milagro de la olla.

Arca de San Isidro. Catedral de la Almudena.

Las pinturas son magníficas, entre otras cosas ejemplo de la época que representan. San Isidro y santa María de la Cabeza, que generalmente se identifican con la imagen que adquirieron en el siglo XVII, aquí aparecen vestidos a la manera medieval, san Isidro como labrador castellano.

Arca de San isidro (detalle)

Se cree que otros dos milagros estarían representados en la parte posterior, que no se conservan, aunque se aprecia que hubo pinturas igual que en los otros lados del arca.

Los laterales recrean otras escenas, la Anunciación a un lado y Cristo varón de dolores flanqueado por santa María Magdalena y la Virgen María al otro.

El mueble fue decorado en su totalidad, pero en muchas zonas, como la tapa superior, la pintura está muy deteriorada y aparece la madera.

En algunos fragmentos se aprecian aún figuras, como el oso rampante, símbolo de Madrid, en una cenefa de la parte frontal superior.

El arca de san Isidro estuvo apoyada sobre seis leones de alabastro; se conocen estampas que los representan.

Teófilo Rufflé. «Arca sepulcral de San Isidro Labrador, patrón de Madrid, que se conserva en la iglesia parroquial de San Andrés». Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

La buena noticia es que dos de estos valiosos leones, pertenecientes a una colección particular, se exponen en la capilla de la Catedral.

Pareja de leones (alabastro, sg. XIV). Col. particular.

Merece la pena ir a contemplar el arca, los leones y otras obras de arte en este año santo de san Isidro Labrador, y de paso animarse a visitar el Museo de la Catedral de la Almudena, imprescindible en el relato de la historia de Madrid, que, entre muchos tesoros, conserva la otra obra importantísima relacionada con nuestro patrón, el Códice de Juan Diácono, igualmente de finales del siglo XIII.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

José Amador de los Ríos. “El arca sepulcral de San Isidro Labrador, patrono de Madrid, que se conserva en la iglesia parroquial de San Andrés”, Museo Español de Antigüedades, tomo IV, año 1875.

Francisco María Tubino. Monumentos arquitectónicos de España. Arca sepulcral de San Isidro Labrador que se conserva en la iglesia de San Andrés. Madrid, 1880.

Conferencia Las huellas de San isidro en la Catedral de la Almudena, por Cristina Tarrero. dentro del Ciclo de conferencias: IV Centenario de la Canonización de San Isidro Labrador. IEM. 2022.

Alfa y Omega

Hace pocos días ha tenido lugar una procesión singular en Madrid, con motivo del 125 aniversario de las Cuarenta Horas en el monasterio del Corpus Christi.

Tengo el placer de invitaros a conocerla, gracias a Vicente Benítez Blanco que nos regala un texto y unas espléndidas fotografías. Vicente es un gran especialista en la historia y el arte de este convento, autor de varios artículos y del libro «Monasterio del Corpus Christi “Las Carboneras” IV Centenario (1605-2005)».

Espero que lo disfrutéis, gracias a todos

Mercedes

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En 1896, al monasterio del Corpus Christi de monjas jerónimas, con la ayuda de la reina regente doña María Cristina de Habsburgo, les fue concedido por el Papa León XIII el privilegio de las Cuarenta Horas, es decir, tener expuesto el Santísimo en su iglesia durante todo el día. Comenzando el 15 de noviembre de aquel año hasta nuestros días.

Desde su fundación en 1605 por doña Beatriz Ramírez de Mendoza, este monasterio tuvo una especial veneración eucarística.

Ya en 1946 en plena postguerra, se conmemoraron los cincuenta años de esta efeméride con misas votivas los días 13, 14 y 15 de noviembre, y para realzar los actos intervienen distintos predicadores, la escolanía Sagrada Familia y se adorna la iglesia con esmero con plantas que regala el ayuntamiento.

Y, en una fecha más cercana, en 1996, justo a los cien años, se celebró los días 22, 23 y 24 de noviembre, en esta ocasión las monjas invitan al Sr. arzobispo y obispos auxiliares, interviniendo uno cada día. Para realzar las ceremonias intervino una coral y la Hermandad de la Macarena, muy vinculada con las Carboneras, aportó un portacruz y ciriales de gran belleza.

Como vemos en estos antecedentes, la celebración fue en fechas próximas al 15 de noviembre, pero en esta ocasión se ha demorado unos meses para hacerlo dentro de la octava del Corpus, por tal razón y como epílogo se ha realizado una procesión especial con el Santísimo por las calles próximas al monasterio, recorriendo lugares tan emblemáticos como la plaza de la Villa, plaza del Cordón, pasando por la iglesia de San Pedro el Viejo en la calle del Nuncio.

Salida de la custodia, al fondo retablo de la Virgen Carbonera.

Es esta su primera salida, si nos atenemos a las crónicas escritas, y para darle una mayor vistosidad, después de la cruz de guía y ciriales, seguían los miembros del coro Schola Antiqua, que habían intervenido durante la misa. Cofrades de la Macarena portaban la Inmaculada de la sala de labor, una preciosa talla barroca del siglo XVII, que en los últimos años se venera en la iglesia en la novena del mes de diciembre. Esta obra sigue los modelos de Pedro de Mena, aunque es de fecha posterior, la talla lucía espléndida como puede verse en esta foto tomada a su paso por la plaza de la Villa.

Inmaculada de la sala de labor.

El Santísimo se expuso y procesionó en la custodia llamada Fundacional, por ser la más antigua y de los años que se erigió el convento, es una joya de la orfebrería madrileña, en plata sobredorada, del siglo XVII. Pertenece a las llamadas custodias de sol, tiene base circular, con un elegante astil que sostiene el viril donde va la Sagrada Forma. Posee rica ornamentación en formas y colores, debido a la abundancia de piedras preciosas que la decoran. El círculo del viril presenta 32 rayos flameados, la mitad de los cuales se rematan en estrellas con pedrería en color, algunos son de coral rojo. Cabe destacar el bello camafeo renacentista que representa el perfil de Cristo y la Virgen, situado debajo del viril.

El Santísimo bajo palio a su paso por la plaza del Cordón.

Y como colofón, en la plaza del monasterio, la del conde de Miranda, se levantó un altar, con la imagen de san Miguel, de muy bella factura, perteneciente al siglo XVIII, y que se expone habitualmente en el antecoro. El arcángel se presenta pisando a un par de demonios a la vez que blande su amenazante espada contra el mal, como podéis ver en la fotografía.

Altar de san Miguel en la plaza Conde de Miranda (detalle).

Siempre es un buen momento para acercarse a este monasterio, sentir su espiritualidad y admirar todo el arte que contienen su iglesia y retablos.

Texto y fotografías: Vicente Benítez Blanco

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