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Hace ya algunos años que hablamos aquí sobre El Arte de Guillermo Pérez Villalta y su presencia en los museos de Madrid. Os invito a recordarlo.
Ahora tenemos la ocasión de conocer mejor la obra de este artista singular pues se acaba de inaugurar en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid, escenario perfecto una vez más, una exposición retrospectiva, «El arte como laberinto. Un artificio de Guillermo Pérez Villalta». La muestra es magnífica, un placer para los admiradores de su arte, y una invitación a descubrirlo a quienes no lo conozcan.
En el vestíbulo una maqueta reproduce el espacio que nos espera, proyectado por el propio artista.
Pérez Villalta lo ha diseñado a modo de laberinto, tal vez inspirado en algunos que él mismo ha pintado, lo cual convierte la visita en un divertido recorrido lleno de sorpresas y recovecos inesperados en los que bellas obras aparecen de pronto ante nuestros ojos, variando según decidamos ir hacia un lado u otro.
Un cartel junto a la maqueta nos recuerda que Guillermo Pérez Villalta nos susurra al oído: elige tu propio camino. No hay un itinerario marcado, ni cronológico ni temático, sino el que cada uno de nosotros decida. Podemos ir y venir, y volver sobre nuestros pasos si nos apetece.
Y hay que estar atentos, si no podemos pasar por alto algún rincón escondido que, aunque no lleva a ninguna parte, guarda alguna obra cuidadosamente colocada.
Son casi cien obras –pinturas, objetos, muebles y algunas joyas– procedentes de diversos museos, colecciones particulares, la Galería Fernández-Braso y del propio autor, que cumplen los deseos del artista, que sean contempladas por todos nosotros y disfrutemos de su belleza.
De sus ciudades ideales, paisajes, plazas…
Y de sus interiores, con tantas sugerencias…
Llama la atención la situación de las cartelas, no es fácil leerlas, situadas en el extremo inferior de los paneles, ¿solo por discreción, una forma de ceder todo el protagonismo a las obras…? ¿o es una gracia, una forma más de obligarnos a jugar? Tengo la impresión de que algo de esto hay, aunque es el autor quien tendría que explicarlo. Y los visitantes tener cuidado pues fácilmente te pueden pillar en postura incómoda.
En la galería superior del edificio de Alcalá 31, recordemos obra de Antonio Palacios, se han situado dos autorretratos (1983 y 2014), uno a cada lado, junto a sus reflexiones/confesiones que merece la pena leer.
Desde arriba se puede observar todo el laberinto.
Lo mejor, si es posible, es ir a recorrerlo y disfrutar.
Sala Alcalá 31
Calle Alcalá, 31
El arte como laberinto. Un artificio de Guillermo Pérez Villalta
Hasta el 25 de abril de 2021.
Por: Mercedes Gómez
Daniel Canogar es sin duda un artista internacional, por formación, trayectoria y obra, pero nació en Madrid y a su ciudad vuelve de vez en cuando. Recuerdo sus innovadoras exposiciones en 2011, Travesías en el Depósito del Canal de Isabel II y Vórtices en la Fundación Canal. La buena noticia es que hasta el próximo 28 de enero podemos visitar una de las exposiciones más sugerentes y singulares que se pueden ver estos días en Madrid, sus Fluctuaciones en la Sala Alcalá 31. Una muestra nada convencional que habla de los cambios tecnológicos y cómo afectan a la sociedad, a todos nosotros, bajo una mirada –además de tecnológica– un tanto poética.
Su obra es el resultado de un largo proceso de reflexión y trabajo. Él mismo nos cuenta que se ha sumergido en chatarrerías y mercadillos en busca de ejemplos de tecnologías obsoletas que definieron nuestra existencia en un pasado no muy lejano, ya que los objetos de los que nos despojamos son un preciso retrato de lo que hemos sido.
Aparte los diferentes niveles o puntos de vista desde los que como espectadores podamos acercarnos a las obras e instalaciones expuestas, y del proceso que el artista ha desarrollado hasta llegar a lo que podemos hoy contemplar, hay que decir que el resultado es, además de cargado de contenido, muy bello.
No es casualidad que la primera obra del recorrido está creada con cables de líneas telefónicas, hoy prácticamente en desuso. Es significativo que los cables fueron recogidos por él mismo en un contenedor. Lo que hasta hace poco era un elemento tecnológico de comunicación para todos nosotros hoy es un material de deshecho convertido en una obra escultórica viva.
Daniel Canogar nos invita a asistir a un proceso, a una inevitable realidad: la vertiginosa evolución de la tecnología y los cambios que origina en la sociedad y en nosotros mismos.
La exposición está organizada en torno a la instalación Sikka Ingentium, en perfecta sintonía con el edificio de Antonio Palacios que acoge la espectacular Sala Alcalá 31.
Son dos mil cuatrocientas películas en formato DVD, reunidas a lo largo de dos años por el artista, en rastrillos, tiendas de segunda mano o videoclubs, antes tan visitados por todos nosotros, ahora cerrados o a punto de cerrar. Fragmentos de estas películas se proyectan sobre los DVD y las bandas sonoras se mezclan creando una nueva composición.
Los videos más vistos de YouTube descargados por un ordenador que se funden en una única composición abstracta; pantallas LED, tan presentes en nuestra vida cotidiana, convertidas en material flexible que exhibe su interior y por animación generativa reaccionan y proporcionan datos en tiempo real. Como Xylem (2016) animación creada con datos financieros de 383 fondos índice del mundo con una gama de colores de las más importantes monedas…
Contemplando Small data nos sentimos identificados, estamos ante nuestra memoria particular y colectiva. Conseguidos en chatarrerías y centros de reciclaje, los objetos expuestos, cintas VHS, teléfonos, calculadoras, viejos discos duros… han formado parte de nuestra vida hasta hace no demasiado tiempo. Sin embargo parecen tan antiguos que inspiran un sentimiento extraño, una cierta ternura, al verlos resucitar mediante videoproyecciones. El propio Canogar nos cuenta que se trata de arqueología tecnológica.
Y terminamos contemplando manos, las del propio artista. La mano, tan importante en la creación artística a lo largo de la historia, hoy ha perdido protagonismo. Lo manual ha cedido su espacio a lo electrónico. Daniel Canogar nos propone que reflexionemos sobre esto y decidamos qué queremos, también le interesa saber, se pregunta qué nos sugerirá su obra y seguro intenta buscar su propia huella en la Era electrónica.
Daniel Canogar. Fluctuaciones.
Sala Alcalá 31, hasta el 28 de enero.
De martes a sábados: 11.00 a 20.30 h
Domingos y festivos: 11.00 a 14.00 h (cerrado 6 de enero)
Por: Mercedes Gómez
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Más información:
Catálogo Daniel Canogar. Fluctuaciones. Comunidad de Madrid, 2017.
Web Daniel Canogar
Como ya adelantamos a propósito de la presentación de JustMad 7, feria de arte emergente de Madrid, antes de su celebración en la Casa Palacio Carlos María de Castro el próximo mes de febrero 2018 habrá otras prometedoras actividades.
Los próximos días viernes 24 y sábado 25 de noviembre tendrá lugar Parkour, un recorrido por varias galerías organizado por la propia feria JustMAD y los Artistas Visuales Asociados de Madrid (AVAM).
Se trata de conocer previamente las ocho galerías madrileñas que participarán en la feria: Blanca Berlín, Estampa, 6+1, Proyecto H, Herrero de Tejada, Modus Operandi, Cámara Oscura y Silvestre.
Ocho galerías que junto a ocho estudios de artistas ofrecerán cuatro rutas muy sugerentes pues entre otros alicientes contarán con ocho artistas como mediadores.
Nadie mejor que los propios artistas pueden explicar los procesos creativos, el sentido de sus obras y los retos a los que se enfrentan. Una oportunidad única para nosotros, el público, y para ellos, los artistas. Parkour pretende conectar a los públicos con los artistas de una manera activa e intensa.
Es una actividad gratuita. Para participar hay que enviar un correo a info@artfairs.es o entrar en la web de la feria donde se puede encontrar toda la información y un formulario de inscripción.
Por : Mercedes Gómez
Se ha presentado JustMad 9, la novena Feria de Arte Emergente de Madrid, que se celebrará en la próxima semana del arte, los días 20 a 25 de febrero de 2018.
La presentación tuvo lugar en uno de los salones del exquisito Palacio de Santoña donde la nueva dirección artística, los comisarios Semíramis González y Daniel Silvo, junto a Enrique Polanco, presidente de Art Fairs, explicaron el nuevo proyecto.
La elección del lugar no ha sido gratuita, forma parte de la intención de contrastar las creaciones más recientes con el ambiente y arte del siglo XIX, como veremos.
La propuesta tendrá como eje el Encuentro entre Europa y Latinoamérica, con el propósito de acoger galerías que muestren la forma de pensar y el trabajo creativo que se está realizando en la actualidad a ambos lados del Atlántico.
Entre las novedades se encuentra la elección, igual que ha ocurrido en la presentación, de una sede singular, la casa-palacio de Carlos María de Castro.
Castro, ingeniero, arquitecto y autor del trazado del Ensanche de Madrid, escogió para construir su propia residencia un solar en la calle Fernando el Santo nº 14, hoy barrio de Almagro, distrito de Chamberí.
Las habitaciones y salones del rehabilitado palacete, proyectado en 1864 por él mismo, acogerán a alrededor de cincuenta galerías.
En la planta baja habrá una sala de conferencias. Y en el jardín donde se encuentran las antiguas caballerizas también se instalará algún proyecto expositivo.
La nueva dirección de JustMAD quiere destacar la ocupación de un palacio del siglo XIX por parte de obras producidas en el siglo XXI.
Conceden mucha importancia al espacio palaciego de arquitectura clásica ocupado por el arte más actual y la experimentación plástica más innovadora.
Desde ahora hasta febrero habrá más noticias, de momento tomemos nota, las obras más recientes de los jóvenes artistas ocuparán este hermoso palacio del siglo XIX en la próxima Feria del arte emergente JustMad 9.
Toda la información en su web, JustMad.
Por : Mercedes Gómez
Hasta el próximo 5 de noviembre podemos visitar en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid la exposición Manchas en el silencio, de Cristina Lucas.
Es una obra compleja, crítica, que conmueve, en el más amplio sentido de la palabra.
Se trata de una video-investigación-instalación. Tres canales simultáneos, tres pantallas ofrecen un video con una duración de casi cinco horas, El rayo que no cesa –en homenaje a Miguel Hernández–, con datos, mapas, fechas y fotografías de los bombardeos sufridos por la población civil en el mundo a lo largo de la historia.
A raíz de una invitación a participar en la conmemoración del bombardeo de Guernica, la artista se planteó: ¿desde cuando se bombardea a la población civil? La respuesta que encontró fue demoledora: prácticamente desde que es posible volar.
Otro video, Piper Prometeo, muestra un avión que transporta la fórmula física que hizo posible la aviación en los comienzos del siglo XX. El primer caso conocido de víctimas bajo un bombardeo tuvo lugar en 1912.
Se trata de un largo relato histórico que recoge todos los bombardeos documentados sobre población civil, desde 1912 hasta la actualidad.
Aunque tristemente estamos ante una obra inacabada, lo más espeluznante es que esto no termina, continuamente se producen nuevos ataques en algún lugar del mundo.
El trabajo de la artista es un proceso de investigación histórica y de reflexión, Cristina Lucas utiliza el arte para comunicar los hechos y obligarnos a nosotros mismos a pensar. Impresiona la relación de lugares que en algún momento han sido bombardeados indiscriminadamente. Y la lista sigue creciendo.
A partir de la videoinstalación se expone la obra Tufting, una serie de lienzos bordados a máquina que representan los mapas de todo el mundo en los que manchas negras muestran esos puntos, los pueblos, las ciudades bombardeadas a lo largo de la historia.
Algunas zonas llegan a estar cubiertas totalmente por manchas negras.
En la planta superior de la Sala, en este edificio de Antonio Palacios, antiguo banco con una planta en cierto modo eclesial, que una vez más colabora en la transmisión del mensaje de la obra de arte, Cristina Lucas ha dispuesto la instalación Clockwise, 360 relojes que representan los 360 grados imaginarios que dividen la esfera terrestre.
La investigación comenzó en 2012, a los 75 años del bombardeo sobre Guernica, con la intención de centrar el interés en los otros Guernica, los numerosos ataques sufridos por civiles, personas indefensas.
Este año se ha conmemorado el 80 aniversario del horror vivido en esa localidad, pero lo más grave es que no es el único y que la tragedia continúa.
El título puede hacer referencia a las manchas que se amontonan en los mapas, los puntos sobre los que en algún momento se ha bombardeado a la población civil en todo el mundo. Aunque en la sala el silencio no es absoluto, sin descanso se oye el ruido de los aviones volando sobre nosotros, amenazando.
Por: Mercedes Gómez
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Sala Alcalá 31
Manchas en el silencio, de Cristina Lucas
C/ Alcalá, 31
Horario:
De martes a sábados: 11.00 a 20.30 h
Domingos y festivos: 11.00 a 14.00 h
Entrada gratuita
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Bibliografía:
Catálogo Wavelength, Longitud de onda. Cristina Lucas. Ed Turner. Comunidad de Madrid. 2017.
Cuando hace pocas semanas visitamos la antigua Real Fábrica de Tapices comprobamos cómo la técnica del tapiz tradicional sigue viva y, por otra parte, cómo sus diseños se fueron adaptando a las nuevas tendencias artísticas. Vimos tapices según modelos de artistas como Joaquín Vaquero Turcios, Alberto Corazón o Guillermo Pérez Villalta.
Hace pocos días ha sido muy interesante descubrir el arte de Josep Grau-Garriga, conocido como el renovador del tapiz contemporáneo en España, que hasta el día 18 de julio podemos contemplar en la Galería Michel Soskine.
Josep nació en 1929 en San Cugat del Vallés, Barcelona. En los años 50 destacó como muralista; en 1956 comenzó a trabajar para la antigua Casa Aymat de Sant Cugat dedicada a la producción de alfombras.
La fábrica, que había fundado Tomás Aymat en 1920, inició una nueva etapa en 1955 cuando se hizo cargo de ella el industrial Miquel Samaranch que creó una sección de tapices, para lo cual llevó a San Cugat desde la Real Fábrica de Tapices de Madrid al maestro tapicero Vicente Pascual. Y ofreció a Grau-Garriga la dirección artística de la empresa, que organizó un taller de tapiz experimental. Después de viajar a Francia y conocer a Jean Lurçat, considerado un maestro de la tapicería moderna, su trabajo originó la llamada Escuela Catalana del Tapiz.
Trabajó para artistas como Joan Miró, Antoni Tapies y Josep María Subirachs. Su primera exposición individual tuvo lugar en 1964 en la Sala Gaspar de Barcelona. Luego, viajes, talleres y exposiciones en diversos lugares han llevado su arte a algunos importantes museos de todo el mundo.
Desde 1989 vivió en Angers, Francia, ciudad en la que murió en 2011.
Estos días podemos admirar su obra en Madrid, en la mencionada y magnífica Galería Michel Soskine, que además ofrece el aliciente de encontrarse en un lugar muy literario. En el primer piso del nº 38 de la calle de Padilla, en el que vivió el poeta Juan Ramón Jiménez con su mujer Zenobia Camprubí desde junio de 1929 hasta agosto de 1936. Fue el último domicilio del matrimonio en Madrid, tras estallar la guerra. Una lápida en la fachada lo recuerda.
La casa-palacio fue construida hacia 1925, según proyecto atribuido al arquitecto Bernardo Giner de los Ríos, sobrino de Francisco Giner.
Zenobia y Juan Ramón vivieron al parecer primero en el entresuelo, y luego en el primer piso.
Traspasamos la lujosa entrada de carruajes para tomar la escalera de mármol adornada con una bella vidriera en el primer rellano, que nos lleva hasta él.
Este piso Principal que ocupó el poeta hoy está dividido en dos, separados por una pared, según me cuentan en la Galería.
Desde sus balcones a la calle Padilla Juan Ramón podía ver el jardín y el edificio el Sanatorio del Rosario, situado justo enfrente, y recordar su estancia allí, en los comienzos del siglo XX, cuando, según sus propias palabras era muy «joven y muy romántico«.
La luminosa Galería Michel Soskine hoy acoge la exposición dedicada a este artista, Josep Grau-Garriga, quien “más allá del uso tradicional de la urdimbre y la trama, exploró las posibilidades de la textura y el volumen, logrando un extraordinario efecto escultórico en sus tapices, experimentando con el espacio tridimensional y la monumentalidad.”
En lugar de solo pintarlas, tejió sus obras abstractas, siguiendo el arte que desarrollaban sus compañeros de generación, como lo fue Tapies, de manera original y brillante. La muestra se titula Formas tejidas.
Los pintores crean el dibujo (históricamente, recordemos los cartones o dibujos para tapices de Goya, Rubens…) y los maestros tapiceros realizan la obra textil.
Su singularidad fue que él, pintor, ejecutaba las obras que él mismo diseñaba para tapiz. Y además de los materiales tradicionales incorporó otros nuevos, a la lana y la seda añadió el cotón, el yute, rafia, el lino y fibras sintéticas.
También experimentó con el color. En algunas obras utilizó los colores puros, en otras se decidió por la gama que le ofrecían, por ejemplo los azules.
Merece la pena visitar esta exposición, interesante y bonita, en una galería preciosa, en un edificio y una calle con historia. Hay motivos…
Por : Mercedes Gómez
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Más información:
Galería Michel Soskine
Calle Padilla, 38
De martes a viernes 10:30 – 14:30 / 16:30 – 20:00
Sábados 10:30 – 14:30
Fernández Berrocal, Rocío. Guía del Madrid de Juan Ramón Jiménez. Comunidad de Madrid, 2007.
Después de la quizá irrepetible gran exposición disfrutada esta primavera en Toledo, El Griego de Toledo, y la espectacular muestra del Museo del Prado El Greco y la pintura moderna (que aún se puede visitar, finaliza el 5 de octubre), llega a Madrid la sugestiva Entre el cielo y la tierra. Doce miradas al Greco, cuatrocientos años después.
Esta nueva exposición –un paso más en la celebración del IV Centenario de la muerte del genial pintor– que se acaba de inaugurar en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, nos permite comprobar que el arte del Greco continúa fascinando a los creadores y es fuente de inspiración para muchos artistas contemporáneos.
Organizada por el Ministerio de Cultura dentro del programa Nuevas Miradas, procede del Museo Nacional de Escultura de Valladolid donde se pudo visitar hasta los comienzos del pasado mes de agosto. El origen del título, Doce miradas…, es que allí se expusieron las obras junto al Apostolado del Greco, pintura propiedad de ese museo. Aquí en Madrid la pintura que recibe la visita de los artistas actuales es San Jerónimo.
Han acudido a la cita, Entre el cielo y la tierra, José Manuel Broto, Jorge Galindo, Pierre Gonnord, Luis Gordillo, Secundino Hernández, Cristina Iglesias, Carlos León, Din Matamoro, Marina Núñez, Pablo Reinoso, Montserrat Soto y Darío Villalba.
La influencia no es tan evidente como apreciamos en el arte de las vanguardias pero es poderosa, los propios artistas plantean abiertamente su vínculo con el Greco.
Durante la presentación, visita guiada por la comisaria Isabel Durán, y con la presencia de algunos de los artistas, se habla de la fuerza de la pintura del Greco, del color, de trascendencia, religión, luz, la mirada, libertad, innovación…
Los colores y la fuerza del Expolio de Cristo inspiran a José Manuel Broto.
Dos de las obras más explícitas son El Griego revisitado en Borox, de Jorge Galindo. Las características manos y brazos de las figuras del pintor cretense cambian de lugar…
Las inconfundibles fotografías de Pierre Gonnord tienen en común con la pintura del Greco la facilidad, la sencillez con que son capaces de retratar el alma, el interior de los seres humanos. Una de las tres obras expuestas, Konstantina, aparte las dudas que actualmente existen sobre la autoría del Greco, recuerda, como comenta Isabel Durán, la Dama del armiño.
Luis Gordillo mediante formas abstractas en su Sagrado Corazón de Jesús en vos confío representa el espíritu religioso, qué es la religión se pregunta.
Secundino Hernández nos cuenta que cuando era un niño coleccionaba cromos, esas imágenes que “venían en sobrecitos”, –como casi todos los niños– y, por lo que fuera, siempre reunía muchos con imágenes del Greco. Aún no sabía que iba a ser pintor, pero ya le atraía. Su expresiva pintura nace del uso libre del pincel; admira al Greco y se identifica con él y su valor al arriesgarse utilizando nuevas formas de expresión.
Cristina Iglesias no podía faltar, ella “quería estar en esta exposición”, tras haber trabajado en Toledo en su proyecto Tres Aguas, nos revela Isabel Durán. La obra elegida Sin título (Berlin II), es como casi siempre en su caso un espacio que invita al espectador a participar, a situarse. Un tapiz y un cristal azul que evoca el agua debe ser mirada desde abajo hacia arriba, desde la tierra hacia el cielo.
La obra de Carlos León expresa mucha fuerza. Su pintura abstracta, del mismo título de la obra del Greco –que se encuentra en el Metropolitan Museum de Nueva York–, El Cardenal don Fernando Niño de Guevara, evoca al temido personaje mediante el color púrpura, representación de la sangre y del poder.
Nuevamente la luz y el color, Cenital 1 y Cenital 2, de Din Matamoro, dos grandes cuadros que representan, según palabras del pintor, “nada más lo que ve en el aire: la luz y el color”, como hacía el Greco, aunque eliminando los elementos figurativos.
Marina Núñez participa con un video creado a partir de la Vista y plano de Toledo, más explícito que otras obras presentes en esta exposición, que incluye movimiento y música.
Es fantástico ir comprobando cómo la respuesta de cada artista es diferente. Pablo Reinoso reinterpreta el Laocoonte –de la National Gallery de Washington, que aún podemos ver en el Prado– mediante maderas entrelazadas.
La mirada al cielo y a la tierra de Montserrat Soto.
Y ese “gitanito” Entre dos mundos, de Darío Villalba. El arte que representa la vida.
Aproximadamente la mitad de las obras han sido creadas expresamente para esta exposición, otras ya existían, pero todas son un homenaje a la pintura del Greco, otras miradas, desde la abstracción o la reinterpretación. Mediante pintura, escultura, fotografía o video.
En realidad son doce artistas más uno, pues en las estancias de la Real Academia, en algunos de sus rincones, se ha situado Joan Fontcuberta con seis Caballeros de la mano en el pecho un tanto sorprendentes, seis Camuflajes que esconden un juego, al propio artista escondido en cada imagen.
Las obras están repartidas entre la sala de exposiciones temporales (atención a la recepción, en la entrada) y la sala de Calcografía, donde además del Greco, su espíritu y su arte encontramos la mirada, cuatrocientos años después, de algunos de los artistas contemporáneos actuales más importantes.
En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, hasta el próximo 8 de noviembre.
Por: Mercedes Gómez
Hasta el próximo 12 de octubre 2014, en el Palacio de Cibeles se puede visitar una de las exposiciones de arte contemporáneo más curiosas e interesantes del momento. Se titula Cine Bogart. Imaginar un edificio, coordinada y producida por Centro Centro, del Ayuntamiento de Madrid, lugar, según ellos mismos explican, dedicado a “la reflexión y la propuesta de vanguardia en las áreas de cultura, ciudadanía y gestión creativa de espacios públicos”.
En diciembre de 2009 contamos aquí su historia, la que le llevó de Salón Madrid a Cine Bogart, que a algunos nos cautivó. Generó bastantes comentarios, correos privados, incluso una bonita conversación en torno a Un beso de cine. Se unían el ánimo de defender un edificio arquitectónicamente singular, el recuerdo de muchas personas que han pasado por sus salas cinematográficas y escenario teatral, y quizá la curiosidad que despiertan los espacios abandonados.
Nuevamente podemos evocar e imaginar el Bogart, cerrado desde 2001. En otoño de 2013, seis artistas lo visitaron. “Cada uno de ellos documentó su visita y, ahora, en esta exposición, muestran el resultado de sus interpretaciones más personales del edificio; sus espacios, sus símbolos arquitectónicos y las historias que ocurrieron dentro”.
“Arte, arquitectura y memoria; espacios urbanos en desuso que nos invitan a reflexionar sobre la ciudad, sus edificios y sus posibilidades; sobre la interminable, ardua y tan necesaria tarea de mantenerlos vivos.” Son palabras de la comisaria de la muestra, Inés Caballero (la negrita es mía).
Es una buena noticia saber que el Ayuntamiento apoya esta opinión, ya que es el promotor de la exposición; quizá a partir de ahora colabore en mayor medida para conseguir que vuelvan a la vida lugares hace años abandonados a su suerte. El Frontón Beti-Jai, el Palacio Nuevo o del Marqués de Salamanca en la Quinta de Vista Alegre… y otros.
Tras una magnífica labor de búsqueda en hemerotecas nos cuentan la historia completa del edificio, desde su apertura en 1907 como Salón Madrid hasta su situación actual. Imágenes, escenas llenas de vida y de personas, actores y público.
También se exhiben algunos documentos históricos, como el proyecto inicial firmado en 1906 por el arquitecto Luis López y el de reforma para convertirlo en frontón unos años después.
Seis artistas, cada uno a su manera, intentan rescatar la memoria, las emociones guardadas en el interior del edificio. Leonor Serrano recurre a los objetos cinematográficos (focos, butacas…) y a la luz, creando una instalación muy sugestiva.
Allard Van Hoorn se sirve del sonido. Nicolás Combarro también evoca elementos de un cine (el cartel, la taquilla, la butaca). Javier Peña mediante una estructura de hierro recrea los distintos espacios que fueron la suma de realidades encerrada en el Bogart.
Luis Úrculo ofrece un video y algunos dibujos. Finalmente, Marlon de Azambuja juega con la luz de lámparas similares a las que aún se conservan en el interior del cine.
Termina la exposición con otro video, Vacíos, que reproduce una y otra vez una selección de fragmentos de películas que en el pasado fueron proyectadas en este cine ahora abandonado. Se han elegido solo escenas en las que no hay personas, reclamando su presencia, pues los espacios las necesitan “para perdurar”.
La web imaginarunedificio.com presenta la exposición, cuenta la historia del edificio y muestra bellas fotografías de su estado actual. Además, piden a los visitantes que añadan otros edificios a un mapa con el fin de crear un registro documental de edificios vacíos o abandonados. Esperemos que además sirva para protegerlos y darles vida.
Por: Mercedes Gómez
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Centro Centro
5ª planta
Cine Bogart. Imaginar un edificio.
Plaza de Cibeles
La calle del Doctor Fourquet nace en la de Santa Isabel, en los antiquísimos muros del Real Monasterio de la Visitación, y llega hasta la de Valencia, cruzando la animada calle de Argumosa en el extremo sudeste del barrio de Lavapiés. En ella, al abrigo del cercano Museo Reina Sofía y de la Casa Encendida, se han instalado varias galerías de arte, conformando un interesante y singular Paseo del Arte Contemporáneo.
La pionera fue Helga de Alvear que llegó a Lavapiés en 1995. Desde entonces cerca de una decena de galeristas, algunos de ellos procedentes de otras ciudades como Barcelona o Pamplona, han trasladado sus salas a esta castiza calle. No debió ser premeditado, pero se ha convertido en una alternativa a la galería tradicional y a zonas más caras, como el barrio de Salamanca. Nueva propuesta artística a la que en el algún caso se suma un compromiso social, alejado de lo puramente comercial, como es el caso de la emblemática Helga de Alvear, además dueña de una gran Colección que ya tuvimos ocasión de conocer el año pasado gracias a la exposición en el Palacio de Cibeles El arte del presente.
Ayer jueves 27 de marzo la galerista y el artista Thomas Locher presentaron su nueva exposición Absent things, Cosas ausentes, que “indaga en la relación entre el lenguaje y la economía, así como en la influencia que ambos ejercen sobre el individuo”.
Thomas Locher nació en 1956 en Munderkingen (Alemania), vive y trabaja en Berlín y su obra pertenece a importantes colecciones de todo el mundo (Museo de Arte Moderno de Nueva York, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, etc.). Esta es su segunda exposición en la galería madrileña.
Mediante materiales diversos como la madera, la pintura acrílica, la fotografía… Locher nos propone una reflexión conceptual sobre nuestro contexto económico y su repercusión en la vida cotidiana. Su postura es política, supone una protesta, necesaria en estos tiempos, como avisa la propietaria de la galería, Helga de Alvear, antes del inicio de la presentación de la muestra. Trata aspectos como el intercambio, los obsequios… que se convierten en una deuda que debe ser devuelta.
Podéis leer una buena crónica de la presentación realizada por Alicia G. Arribas de la agencia Efe, El arte conceptual de Locher denuncia el “regalo” como corrupción política.
Madrid es una ciudad llena de arte que encontramos no solo en sus calles y museos sino también en las numerosas galerías que existen por toda la ciudad y que animo a visitar. Son gratuitas y ofrecen un panorama de la actividad artística actual. De vez en cuando es una buena idea ir de galerías.
La exposición de Thomas Locher la podemos visitar hasta el 17 de mayo. En la Galería Helga de Alvear, calle Doctor Fourquet nº 12.
Por Mercedes Gómez
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