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Hace unos días recibí un correo muy bonito. Me escribía una amable lectora, Eva Álvarez, en relación al artículo publicado hace varias semanas sobre el Cine Bogart, y me enviaba dos fotos de la entrada del edificio en la calle de Cedaceros, del pasado sábado 27 de febrero, por si me parecían interesantes para actualizar el post, y desde luego lo son, interesantes y sugerentes.
Sobre las puertas tapiadas del antiguo local algún artista callejero ha pegado un cartel con la imagen de una pareja besándose, que a Eva le recordó “el famoso beso tan cinematográfico, entre Bogart e Ingrid Bergman” en la mítica película Casablanca.
No puede ser casualidad. La foto, arte en la calle, arte efímero, parece un homenaje y una reclamación del cine perdido.
Gracias, Eva.
por Mercedes Gómez
El Metro de Madrid cumple 90 espléndidos años el próximo sábado. Su inauguración por el rey Alfonso XIII el día 17 de octubre de 1919 merece una celebración, y así lo está haciendo la madroñosfera, contando su historia, anécdotas, etc. Quiero poner mi granito de arena recordando que en las estaciones de metro también hay Arte.
Ya tuvimos ocasión de ver algunos ejemplos al hablar del Arte Urbano; desde el adorno más antiguo, el escudo cerámico, de reflejo metálico, que hoy día se encuentra en la estación de Tirso de Molina, que también cumple años, pues fue instalado en Cuatro Caminos ese mismo 1919, hasta alguno de los más modernos, como el luminoso mural de Planetario-Arganzuela. Pero hay muchos más. Según la propia empresa del Metro, hay más de cien murales instalados en la red.
En Nuevos Ministerios, sus dos accesos, el antiguo y el nuevo, muestran en cierto modo la evolución de la expresión artística en el metro, las primeras cerámicas y las actuales técnicas fotográficas.
Merece la pena recordar también los anuncios publicitarios que en aquellos primeros años del suburbano igualmente se realizaban en cerámica, de ellos quedan maravillosas muestras en el Museo del Metro instalado en la antigua estación “fantasma” de Chamberí.
O este curioso anuncio de un taller de reparación de radios, encontrado en 2001 en la estación de Bilbao durante unas obras de remodelación (*). Se trata de una hornacina de azulejos de Triana, obra de la Casa Manuel Ramos Rejano, diseñada por el arquitecto Antonio Palacios para decorar la línea 1, que también data de 1919. Un bonito recuerdo casi arqueológico que debería ser restaurado y espero que conservado, las fotos están hechas hace unos meses. Palacios, tan importante para Madrid, también lo fue para el Metro y su estética, ideando los interiores de los andenes y pasillos, y las entradas, como los templetes que hoy día tanto añoramos.
Menos habitual es la escultura, aunque hay algún caso, como en Sol donde se recuerda a los fundadores del metro, los ingenieros Echarte, Mendoza y Otamendi, en una obra colgada del techo, instalada en 1969, cuando se cumplieron los 50 años del Metro de Madrid.
Muy distinta es la curiosa estructura amarilla de un avión colocada en la moderna estación de Colombia.
Una estación completamente dedicada al arte es la de Goya, en la que se exponen reproducciones en aguafuertes de los grabados del famoso pintor, de las series Tauromaquia y los Desastres de la guerra.
Retiro, además de los vistosos murales de azulejos pintados por Mingote, posee su propia Sala de Exposiciones.
Y no olvidemos tantas otras estaciones en las que de vez en cuando sus pasillos y vestíbulos se han convertido en ocasionales escenarios de teatro, danza o conciertos musicales. Ni por supuesto a los ciudadanos anónimos que a veces nos ofrecen música de gran calidad en el momento más inesperado.
El Metro de Madrid, además de ser uno de los mejores del mundo, y en crecimiento constante, esconde mucha historia y mucho arte. Felicidades.
Texto y fotografías: Mercedes Gómez
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* El País 12 enero 2001.
El Avance de la vigésima tercera edición del Diccionario de la Real Academia Española admite por primera vez la palabra Grafiti: grafito (letrero o dibujo). En la edición anterior, Grafito: Letrero o dibujo circunstanciales, generalmente agresivos y de protesta, trazados sobre una pared u otra superficie resistente.
El grafitero pionero y más famoso fue Juan Carlos Argüello, Muelle, quien llegó a ser tan conocido que varias marcas le ofrecieron anunciar su productos, negándose siempre, excepto una vez: en 1991 pintó uno de los muros de la única Destilería de whisky español, en Segovia, y su pintura y su firma pasaron a anunciar la conocida bebida en periódicos y vallas publicitarias (*).
Se le considera creador del llamado Graffiti Autóctono Madrileño pues fueron luego muchos otros los que durante los años 80 en plena “Movida” madrileña, siguieron su ejemplo, llenando Madrid con sus firmas. Muelle murió poco después, con tan solo veintinueve años de edad. Aún se conserva su firma en una medianería de la calle de la Montera.
Dicen que el grafiti más auténtico es el “estilo salvaje”, con las letras enormes de colores, pero firmas de todo tipo inundan los edificios madrileños, algunas en lugares insólitos.

Calle de la Montera
En 1977 se contabilizaron 35.000 pintadas en las fachadas madrileñas, lo que suponía unos 150.000 metros cuadrados, siendo la mayoría políticas o “contraculturales”. Actualmente, el tema político casi ha desaparecido y no es tan fácil ver pintadas con matices sociales, pero el año pasado hubo 110.000 metros cuadrados solo en el Distrito Centro.

Montaña Artificial en El Retiro
Treinta años después, el pasado año 2007 la Comunidad de Madrid publicó una Ley de medidas urgentes “Con el fin de proteger el paisaje urbano, y ante la creciente sensibilidad social existente en este ámbito, la Ley establece la prohibición de graffitis y pintadas en la vía pública, sin perjuicio de la habilitación por los Ayuntamientos de espacios para realizar graffitis de valor artístico.”…
La ley establece multas de 300 a 6.000 euros. De momento no parece haber cambiado mucho el aspecto de las calles de Madrid, las “firmas” están por todas partes, en algunos casos ensuciando los edificios de forma indiscriminada. Aunque debemos decir que más allá de las firmas ególatras, de las plantillas que algunos utilizan para dejar su rastro, hay auténticos artistas del “spray”, que saben dibujar y pintar.

Convento de las Comendadoras
La pintura decorativa inspirada en el grafiti es cada día más utilizada, lo cual en cierto modo está llevando al grafiti como medio de expresión a una contradicción: nació como forma de protesta, el objetivo primero era manifestarse contra lo establecido, pero se está produciendo un hecho inesperado, el “sistema” busca a los grafiteros y les contrata. En consecuencia, el grafiti ya no siempre es efímero, su futuro ya no es inevitablemente ser “limpiado”. Cada vez más establecimientos madrileños utilizan el grafiti “legal”. Tiendas, bares, incluso el Ivima… recurren a los grafiteros para decorar sus fachadas

Corredera Alta de San Pablo
Ellos dicen que por una parte les contratan y por otra les acusan de vandalismo. La realidad es que puede que hagan arte, pero hay vandalismo. Podemos ver dibujos y pinturas magníficos por las calles, pero ¿era necesario manchar la puerta del Convento de las Comendadoras?. Por eso hay una ley y por eso algunos de estos artistas llegan a las galerías e incluso a los museos. Por eso pueden darse situaciones como la del pasado 14 de noviembre en que uno de los autores de un famoso grafiti que cariturizaba al alcalde de Madrid, en un muro ya derribado, resultó ganador del Certamen de Jóvenes Creadores 2008, premio que recibió de manos del propio alcalde. O que el Ministerio de Igualdad les llame para colaborar en un acto en favor de las mujeres maltratadas.
El grafiti no es lo mismo que el arte callejero, que puede adoptar múltiples formas. Para algunos pintores, como Jorge Rodríguez-Gerada, la calle es su “lienzo”. Sus retratos en las paredes desnudas de los solares, que se borran con el aire y el agua de la lluvia, llegaron también a Madrid. Este artista pregunta a la gente que encuentra si son vecinos del barrio, y si es así, pinta sus rostros, como a este chico del barrio de Malasaña, que quizá ya haya desaparecido del solar que se asomaba a la plaza de San Ildefonso hace pocos meses.

Plaza de San Ildefonso
Lejos de los motivos que provocaron las espectaculares arquitecturas efímeras del Madrid de los Austrias, el grafiti y otras formas de pintura en el Madrid actual, también se convierten en arte efímero.
No es este el único ejemplo posible, siendo las Navidades una época propicia a este tipo de adornos efímeros. Y es interesante recordar que hace pocos años, cuando tuvo lugar la boda del heredero a la Corona, en pleno siglo XXI, Madrid fue decorado especialmente para la ocasión, ocultado las cosas “feas”, con multitud de flores, lonas, luces especiales para los monumentos, etc. que posteriormente desaparecerían. Fue contratado un decorador, que trabajó con un arquitecto y un anticuario, recordando sin duda a los “maestros de apariencias” del siglo XVII.
La escultura, tradicionalmente arte urbano por excelencia, hoy día puede adoptar muchas formas, como las obras instaladas en el suelo de la avenida de Felipe II, creadas por Francesc Torres. Muñecos, bastones, paraguas llevados por el viento, incluso lagartijas, múltiples pequeños detalles de bronce inundan el suelo de la calle sin que muchos transeúntes quizá se percaten.

Avenida de Felipe II
Podemos mencionar también las esculturas instaladas durante los últimos años a pie de calle, en diferentes lugares, son obras de un arte más cotidiano que monumental, que por otra parte sufren más las agresiones que su cercanía permite, figuras generalmente realistas, aunque alguna de inspiración cubista, como la mujer que lee un libro en uno de los bancos de la plaza del Dos de Mayo.
Fuentes, como la que adorna la superficie sobre el aparcamiento de la calle del Sacramento (Salvador Pérez Arroyo, 1992).
Árboles, o jardines, como el espectacular Jardín Vertical junto al edificio del Caixa-Forum, en el Paseo del Prado.
Incluso el mobiliario urbano, iluminación, pavimentos… Hasta algunos anuncios, como el famoso de Tío Pepe en la Puerta del Sol.
En fin, las formas de decoración urbana son muy diversas, tantas como la imaginación de los artistas permita, o quizá tantas como los ojos del paseante deseen. Si observamos con calma y curiosidad abierta, veremos que los elementos que decoran nuestra villa -además de los monumentos indiscutibles-, son innumerables y dignos de nuestra admiración y protección.
por Mercedes Gómez
Diciembre 2008
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(*) Foto del original del anuncio utilizado en dicha campaña publicitaria facilitado por José María Tío.
Bibliografía.-
CÁMARA DE COMERCIO DE MADRID. El azulejo en el comercio de Madrid.
Madrid 1989.
CARRASCAL VAZQUEZ, José Mª. Arte urbano en Madrid 1975-206. La Librería. Madrid
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
Diario El País (20 mayo 1994; 9 dic 2007; 10 jun 2008; 14 jun 2008; 11 octubre 2008; 24 nov 2008)
http://www.metromadrid.es
Los murales, que a su vez pueden utilizar diversas técnicas, son otra forma de arte urbano. Ya tendremos ocasión de admirar algunos, como los famosos de Puerta Cerrada, o algunos más recientes, pero hay otro tipo de mural que vamos a visitar ahora.
En el paso subterráneo de Cibeles sobreviven cuatro murales construidos con hormigón en 1976. Su autor es José Luis Fernández. Este tipo de pasos proliferaron en Madrid durante los años 70 cuando el tráfico se hizo más intenso, el de Cibeles es de los pocos que se mantienen, pues casi todos se han clausurado por razones de seguridad e higiene.
En Octubre de 1987 se inauguró un mural bajo el puente de Raimundo Fernández Villaverde obra de Jesús Núñez, que sugiere rascacielos. Era el deseo del Ayuntamiento mejorar un lugar de por si poco atractivo y un tanto inhóspito. Tanto el mural como el estanque a sus pies se encuentra en bastante mal estado, tal vez puedan ser restaurados en un futuro. Una escultura y algún banco acompañan al mural en esa extraña isla que sobre todo sirve de paso al peatón que desea cruzar la calle.
Otro mural con una historia singular es el que se encuentra en Usera, obra de Diego Moya, instalado en 1993, como indica su placa. Se titula “El árbol de la vida”, construido con diversos materiales, piedra, cemento, metales, ladrillo… más próximo a la escultura que a la pintura. Se ha producido la circunstancia paradójica de que el mismo Instituto de la Vivienda de Madrid que encargó su construcción al retirar su ayuda económica ha puesto en peligro su existencia.
Así como son muchas las esculturas de autores consagrados que se pueden ver por las calles o jardines de Madrid, no es tan fácil encontrar sus pinturas. Un ejemplo: el mural de cerámica, colocado en 1981 en el Palacio de Congresos de la Castellana, original de Miró.
Los murales no se encuentran solo en las calles o bajo los puentes, sino en otros lugares eminentemente urbanos, como son las estaciones de metro. Hay muchos ejemplos, desde Tirso de Molina, donde se encuentra el adorno más antiguo, hasta las estaciones más modernas.
En la estación de Tirso de Molina, en el vestíbulo de salida a la calle Conde de Romanones, se encuentra un escudo de Madrid cerámico, de reflejo metálico, realizado en 1919, procedente de la estación de Cuatro Caminos, en la que fue colocado cuando ese año fue inaugurado el metro por el rey Alfonso XIII. Quizá la mayoría de los viajeros pasamos junto a él sin percatarnos de su presencia y antigüedad.
Cuando hace años se comenzó a instalar murales en las estaciones de metro, los primeros eran de cerámica. Uno de ellos fue instalado en Manuel Becerra, que actualmente ha perdido el protagonismo que debió tener alguna vez, cuando se decidió su creación. Las máquinas expendedoras de billetes se han colocado contra la pared del mural, tapando una gran parte. Otros murales cerámicos se pueden encontrar en diversas estaciones, como en la zona antigua de Nuevos Ministerios, Plaza Elíptica, etc.
Después, se utilizaron mosaicos de azulejos o teselas, como en la estación de Bilbao o la de Argüelles, realizado en 1995, que muestra una imagen del teleférico de gran colorido. También se utilizaron los metales, por ejemplo en Ventas (José Luis Fernández, 1987). Hay infinidad de murales distintos por toda la red. Unos de los más vistosos y aceptados, inaugurados en 1997, son los de las figuras de Mingote que adornan los andenes de la estación de Retiro.
En el vestíbulo de La Elipa, un mural realizado en cerámica recorre la Historia del Arte universal, a través de sesenta y dos grandes pintores, desde el primitivo arte egipcio hasta el siglo XX. Mediante imágenes salpicadas con citas literarias, la autora Esther García Ocampo realiza un homenaje a la mujer “como fuente de vida y renovación”. Varios murales proceden del taller de esta notable ceramista, como el de Ópera, que representa una partitura, o el mencionado de Retiro.
Realizado igualmente en cerámica, el mural de Campo de las Naciones, formado por mil trescientos cincuenta azulejos, es espléndido. Diseñado por Ralphe Sardá y Carlos Alonso, se titula «Rostros de las naciones, una sola bandera».
En este siglo XXI algunos murales recurren a la fotografía, como en Nuevos Ministerios o en Planetario Arganzuela, con un resultado espectacular.
por Mercedes Gómez
y continuará…
Una de las formas más antiguas de adornos en las fachadas de los edificios son los adornos escultóricos, como por ejemplo la representación de escudos, animales, ninfas, dioses…. Quizá el escudo de Madrid más remoto conservado sea el de la Casa del Pastor, del siglo XVII, que pervive instalado en una casa moderna obra del arquitecto Francisco de Asís Cabrero, construida en 1987 sobre la antigua, en la calle de Segovia:
Majestuosas son en muchos casos las esculturas que coronan algunas azoteas, dibujándose sobre el azul del cielo madrileño.

… desde el Círculo de Bellas Artes
Otra técnica de ornamentación muy antigua es el esgrafiado, mediante la realización de incisiones en los muros. Un ejemplo lo encontramos en el Cine Doré, precioso edificio construido en 1923, actual sede de la Filmoteca Española, en la calle Santa Isabel. El estarcido, pintura mediante plantilla, también es una técnica antigua que puede contemplarse en muchos edificios, y que, por cierto, luego sería adoptada por los grafiteros.
La cerámica es otro recurso tradicional en Madrid, aplicado a la arquitectura. Lo encontramos en las fachadas de muchas construcciones, algunas monumentales, y en muchos comercios, en tabernas, farmacias, peluquerías, en antiguas hueverías convertidas en bares…

Calle de San Vicente
A finales del siglo XIX o principios del XX, algunos arquitectos utilizaron azulejos en las fachadas. De Ricardo Velázquez Bosco –que trabajó con Daniel Zuloaga- son el Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez en el Retiro, ambos con numerosos y delicados detalles cerámicos.

Palacio de Velázquez (detalle)
Algún tiempo después comenzó a utilizarse en las tiendas, a modo de reclamo publicitario. Un precedente de la decoración con azulejos en las tiendas fueron las tablas de madera pintadas, típicas del comercio que se desarrolló entre los años 1880 y 1930. Aunque en su interior todo haya cambiado, aún existen muchos locales con las antiguas portadas de madera, alguno de ellos quizá rememore aquellas antiguas tiendas, como esta librería de la calle de La Palma:
En Madrid trabajaron grandes ceramistas y pintores, sobre todo procedentes de Andalucía, desde los comienzos del siglo XX. Enrique Guijo, entre los primeros, y Alfonso Romero Mesa entre los segundos, quizá fueron los más influyentes en la arquitectura madrileña, permaneciendo sus firmas en muchos lugares de Madrid. Aunque también quedan bonitos restos al estilo de Manises, como en la Taberna Dolores, firmados por Valcárcel en 1928.
Después de 1939 la azulejería desapareció, se eliminaron estos elementos de las fachadas, y las tiendas comenzaron a sufrir un impuesto sobre publicidad exterior, de forma que muchas de las portadas se taparon con pintura. Años después muchas de ellas se recuperaron.

Farmacia calle de San Andrés
Son variadas las formas en que la cerámica puede ser utilizada, como en esta fuente en un pequeño jardín en la plaza del Marqués de Corbera, en que las teselas, o pequeños trozos de cerámica son irregulares:
También en el Retiro encontramos uno de los más curiosos murales. A la entrada, por la Puerta de la Independencia, poco antes de llegar a la fuente de los Galápagos, las paredes de la casita del Teatro de Títeres están adornadas por unas enredaderas llenas de plantas, lo cual no debería sorprender en un jardín, pero al acercarnos se puede comprobar que son falsas, se trata de azulejos decorados al trampantojo.

Teatro de Títeres
Incluso la antiquísima técnica de la vidriera se puede observar en algunos portales antiguos, o no tan antiguos ventanales madrileños, como en este café de la calle de Alcalá:
Y la pintura por supuesto. Los artistas comenzaron a pintar sobre paredes mucho antes que sobre tablas o telas. Desde la pintura prehistórica hasta las modernas pinturas que hoy día adornan la ciudad, la historia es larga.
La Posada del Peine, en la calle de Postas, cuyo origen se remonta al siglo XVII, luce esplendorosa las recientemente restauradas pinturas, así como los azulejos, del actual edificio construido en el siglo XIX. La Casita del Pescador en el Retiro, uno de los “Caprichos” creados por Fernando VII después de la Guerra de la Independencia. O la Casa de la Panadería en la Plaza Mayor, cuya fachada siempre estuvo adornada por pinturas. Las actuales son obra de Carlos Franco y fueron realizadas en 1992.
Desde comercios tradicionales hasta modernos locales en los que jóvenes artistas o grafiteros ofrecen su aportación al muralismo urbano.

Calle Marqués Viudo de Pontejos nº 5 (pintura sobre espejo)

Garaje en la Calle de San Andrés
Un ejemplo reciente y -como muchas veces las cosas nuevas- discutido, lo encontramos en la calle de Campoamor en que los dibujos de Jack Babiloni han pasado a decorar uno de los señoriales edificios de esa zona de Madrid:
por Mercedes Gómez
Continuará…
“Para ver el arte en las calles hay que sentirse habitante de la ciudad, el mero transeúnte no repara en lo que no le urge, incluso las esculturas pueden ser fantasmas de piedra que le acosen…”
(José Mª Carrascal Vázquez)
Como decía cuando inicié este blog, las calles de Madrid están llenas de arte. No solo su arquitectura o sus monumentos, sus esculturas por supuesto, sino también sus trampantojos, murales… Estas formas de decoración existen desde los tiempos más antiguos, pero su expresión y los significados van cambiando, como la sociedad misma, y el arte en general, y eso se refleja en las obras o manifestaciones que van surgiendo.
Hoy día se habla de arte urbano, arte callejero, grafitis…, arte público, ¿dónde está la diferencia? En general, el arte urbano puede ser de propiedad pública o privada, en ambos casos se trata de manifestaciones artísticas legales. Las pintadas y grafitis son ilegales y su “arte” muy dudoso en la mayoría de ocasiones. Ha dicho algún grafitero que un grafiti es el “acto de escribir su nombre o identificarse en una pared ajena”. No importa que su limpieza cueste mucho dinero al Ayuntamiento y molestias a los dueños de los edificios. Aunque veremos cómo en el mundo del grafiti hay obras y artistas dignos de consideración.
Felizmente la riqueza que ofrecen las calles madrileñas es inmensa, solo hay que mirar a nuestro alrededor. Observar los edificios, sus imponentes fachadas o modestas medianerías, detenernos en las plazuelas o recorrer las avenidas, bajar a los andenes del metro o mirar hacia el cielo.
Mercedes
Continuará…
En Arte urbano II veremos adornos escultóricos en fachadas, murales cerámicos, vidrieras y pinturas.
En Arte urbano III conoceremos murales de diversos tipos.
Y por fin en Arte urbano IV, grafitis, pintadas, arte callejero, arte efímero… y todo aquello que, para bien o a veces para mal, contribuye a adornar Madrid.
La “Cow Parade” es un evento internacional que va de ciudad en ciudad por todo el mundo y este año se desarrolla en Madrid.
http://www.cowparade.com/
http://www.cowparademadrid.com/
El taller se instaló el pasado mes de octubre en la avenida de Felipe II, donde el público pudo ver a algunos de los artistas mientras realizaban sus obras.
Hay vacas de todos los estilos y colores, un Paraíso lleno de flores, alguna que ofrece besos, la valiente “Manuela Francisca La Vicalvareña”, otra dedicada a Madrid, sus tapas y sus vinos; a la Paz, al Amor, a los Amigos… Una “Muuuuuy informada”, forrada de noticias. Algunas no estaban expuestas pues el artista la ha pintado en su taller, como “La Vaca y el Madroño”, que espero ver pronto por algún lugar. Y la más entrañable, la Chulapa, digo “Mu Lapa Madrileña”.

La Mulapa madrileña en el taller
Terminadas las obras, desde hoy viernes 16 de enero se exponen por las calles y plazas de los distritos de Centro, Retiro y Salamanca. Operarios municipales han pasado la noche colocándolas en sus distintos destinos, donde permanecerán y nos harán compañía hasta el próximo día 16 de abril.
Después se subastarán. Los beneficios son para entidades sin ánimo de lucro. Si no tenemos dinero ni sitio para llevarnos nuestra preferida, las hay más pequeñas en venta, algunas realmente insólitas. En último término, se puede adoptar una.
Esta mañana, aún muy temprano, en la plaza de la Independencia, varias vaquitas nos sorprendían. Bajo los arcos de la Puerta de Alcalá, la del Madrid 2016; la vaca del Paraíso, la vaca Musical…

Periodistas a la entrada del Retiro

Vacalcalá
Son 105, y están esperándonos. El País nos propone una ruta para «ir de vacas«.
Feliz fin de semana.
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