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Los palacios de Ustáriz y de Villagonzalo se encuentran entre la plaza de Santa Bárbara, la calle de Hortaleza, Mejía Lequerica, Beneficencia y Serrano Anguita.

dos palacios

El espacio ocupado por ambos edificios, separados por la calle de San Mateo, corresponde a las manzanas 330 y 336. En la segunda mitad del siglo XVIII gran parte de esos terrenos eran propiedad de la señora viuda del Marqués de Ustáriz y herederos.

Casimiro de Uztáriz o Ustáriz Azuara fue el primer marqués. Falleció en 1751 a la edad de 52 años sin descendencia; su sobrino Gerónimo de Uztáriz y Tovar, nacido en 1735, heredó el título y el mayorazgo, incluido su palacio madrileño. El II marqués de Ustáriz murió en 1809.

Plano de Espinosa (1769)

Plano de Espinosa (1769)

La manzana número 336, entre San Mateo y la calle de la Florida (actual Mejía Lequerica), San Benito (actual Beneficencia) y de San Opropio (hoy Serrano Anguita) estaba formada por una sola Casa propiedad de la Marquesa, ocupada por el Palacio del Marqués de Ustáriz que había sido construido en 1748 por el arquitecto José Pérez.

El plano del general Ibáñez de Ibero realizado un siglo después lo representa con sus construcciones anejas y el gran jardín. Junto a él  en la manzana contigua ya se había levantado el Palacio del Conde de Villagonzalo adaptado a la parcela de forma triangular.

Plano Gral. I. Ibero (h.1875)

Plano Gral. I. Ibero (h.1875)

A pesar de la ampliación y reforma acometida en 1878 y el deterioro sufrido por el paso del tiempo, conserva su singular fachada dieciochesca con su gran escudo de piedra y los relieves en forma de columnas.

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Años después la posesión pasó a manos del Conde de Villagonzalo, por lo que el originalmente llamado Palacio de Ustáriz pasó a ser conocido como de Villagonzalo, nombre con el que figura actualmente en el registro municipal, con dirección principal en la calle de San Mateo 25.

Según el Plan de Ordenación Urbana de 1997 el edificio goza de la máxima protección Nivel 1, Grado Singular. En 2011 fueron derribadas las construcciones que se asomaban a la calle de Mejía Lequerica.

Al parecer en su interior existen elementos de interés artístico que esperemos sean conservados.

Ayuntamiento de Madrid (Urbanismo)

Fotos : Ayuntamiento de Madrid

El Jardín, incluido en el Catálogo de Parques y Jardines de Interés, también gozaba teóricamente del Nivel 1 de Protección. Actualmente subsisten algunos árboles.

La manzana 330 que empieza a numerarse por la calle de Hortaleza, vuelve por la de Mejía Lequerica (antigua de la Florida), sigue por la San Mateo y continua por la plaza de Santa Bárbara, constaba de cuatro Sitios; los dos primeros, la zona más próxima a Santa Bárbara, a mediados del XVIII también pertenecían a la señora viuda y herederos del Marqués de Ustáriz.

El edificio que hoy la ocupa fue proyectado en 1862 por Juan de Madrazo y Kunt para Palacio del Conde de Villagonzalo. En el registro del Ayuntamiento aparece únicamente con la denominación de “Palacio” con su dirección principal en la calle Hortaleza 85.

villagonzalo entrada

Recordemos que aquí tenía su domicilio oficial la propietaria del Humilladero de la calle Fuencarral, doña María Luisa Maldonado y Salabert, nacida en 1888, hija de don Mariano Maldonado, séptimo conde de Villagonzalo y de doña Fernanda Salabert y Artega, marquesa de Valdeolmos. El inmueble, en el que también estaba fijada la sede de su Administración, era este Palacio del Conde de Villagonzalo, su padre. La marquesa murió el día 11 de mayo de 1947.

El arquitecto Juan de Madrazo y Kuntz se caracterizó por la búsqueda de un racionalismo en sus edificios al margen del historicismo imperante. Aquí levantó uno de planta trapezoidal organizado en torno a un pequeño patio. Construido en ladrillo visto con elementos neomedievales, destacan sus miradores de hierro en las esquinas y el alero de madera.

villagonzalo mirador

Ha sido reformado en dos ocasiones, por Antonio Ferreras en 1916 y por Ignacio de Aldama en 1932.

La planta baja de la calle Mejía Lequerica nº 2 está ocupada por una ferretería. En el extremo más estrecho que se asoma a la plaza de Santa Bárbara se encuentra la entrada bajo un bonito pórtico sobre el cual hay un balcón rodeado de una zona ajardinada.

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Esta parte del edificio últimamente se alquila para bodas y otro tipo de eventos. El pasado domingo 29 de septiembre acogió una interesante acción publicitaria que nos permitió visitarlo.

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Por unas horas las obras de algunos grafiteros o conocidos artistas urbanos que anunciaban una marca de vino ocuparon las paredes y salones del antiguo palacete.

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Okuda y Remed

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por: Mercedes Gómez

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Fuentes:

Planimetría General de Madrid.
COAM. Guía de Arquitectura. Madrid 2003
Ayuntamiento de Madrid
A. Cardozo. Don Gerónimo Enrique de Uztáriz y Tovar. II Marqués de Uztáriz. Protector y maestro de Simón Bolívar. Presente y Pasado. Revista de Historia. Universidad de los Andes 2011.

Anuncio publicitario

Hace unos días recibí un correo muy bonito. Me escribía una amable lectora, Eva Álvarez, en relación al artículo publicado hace varias semanas sobre el Cine Bogart, y me enviaba dos fotos de la entrada del edificio en la calle de Cedaceros, del pasado sábado 27 de febrero, por si me parecían interesantes para actualizar el post, y desde luego lo son, interesantes y sugerentes.

Sobre las puertas tapiadas del antiguo local algún artista callejero ha pegado un cartel con la imagen de una pareja besándose, que a Eva le recordó “el famoso beso tan cinematográfico, entre Bogart e Ingrid Bergman” en la mítica película Casablanca.

Antiguo Cine Bogart. Foto: Eva Álvarez

Antiguo Cine Bogart. Foto: Eva Álvarez

No puede ser casualidad. La foto, arte en la calle, arte efímero, parece un homenaje y una reclamación del cine perdido.

Gracias, Eva.

por Mercedes Gómez

El Metro de Madrid cumple 90 espléndidos años el próximo sábado. Su inauguración por el rey Alfonso XIII el día 17 de octubre de 1919 merece una celebración, y así lo está haciendo la madroñosfera, contando su historia, anécdotas, etc. Quiero poner mi granito de arena recordando que en las estaciones de metro también hay Arte.

Ya tuvimos ocasión de ver algunos ejemplos al hablar del Arte Urbano; desde el adorno más antiguo, el escudo cerámico, de reflejo metálico, que hoy día se encuentra en la estación de Tirso de Molina, que también cumple años, pues fue instalado en Cuatro Caminos ese mismo 1919, hasta alguno de los más modernos, como el luminoso mural de Planetario-Arganzuela. Pero hay muchos más. Según la propia empresa del Metro, hay más de cien murales instalados en la red.

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Escudo (1919) en Tirso de Molina

En Nuevos Ministerios, sus dos accesos, el antiguo y el nuevo, muestran en cierto modo la evolución de la expresión artística en el metro, las primeras cerámicas y las actuales técnicas fotográficas.

Nuevos Ministerios

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Merece la pena recordar también los anuncios publicitarios que en aquellos primeros años del suburbano igualmente se realizaban en cerámica, de ellos quedan maravillosas muestras en el Museo del Metro instalado en la antigua estación “fantasma” de Chamberí.

Museo del Metro

O este curioso anuncio de un taller de reparación de radios, encontrado en 2001 en la estación de Bilbao durante unas obras de remodelación (*). Se trata de una hornacina de azulejos de Triana, obra de la Casa Manuel Ramos Rejano, diseñada por el arquitecto Antonio Palacios para decorar la línea 1, que también data de 1919. Un bonito recuerdo casi arqueológico que debería ser restaurado y espero que conservado, las fotos están hechas hace unos meses. Palacios, tan importante para Madrid, también lo fue para el Metro y su estética, ideando los interiores de los andenes y pasillos, y las entradas, como los templetes que hoy día tanto añoramos.

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Menos habitual es la escultura, aunque hay algún caso, como en Sol donde se recuerda a los fundadores del metro, los ingenieros Echarte, Mendoza y Otamendi, en una obra colgada del techo, instalada en 1969, cuando se cumplieron los 50 años del Metro de Madrid.

Sol 1969

Muy distinta es la curiosa estructura amarilla de un avión colocada en la moderna estación de Colombia.

Colombia avion

Una estación completamente dedicada al arte es la de Goya, en la que se exponen reproducciones en aguafuertes de los grabados del famoso pintor, de las series Tauromaquia y los Desastres de la guerra.

Retiro, además de los vistosos murales de azulejos pintados por Mingote, posee su propia Sala de Exposiciones.

Y no olvidemos tantas otras estaciones en las que de vez en cuando sus pasillos y vestíbulos se han convertido en ocasionales escenarios de teatro, danza o conciertos musicales. Ni por supuesto a los ciudadanos anónimos que a veces nos ofrecen música de gran calidad en el momento más inesperado.

El Metro de Madrid, además de ser uno de los mejores del mundo, y en crecimiento constante, esconde mucha historia y mucho arte. Felicidades.

Texto y fotografías: Mercedes Gómez

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* El País 12 enero 2001.

 

trampantojo.
(De trampa ante ojo).
1. m. coloq. Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es.
(Real Academia Española)

Es más conocida la expresión francesa “trompe l’oeil”, engañar al ojo, aunque ahora comienza a utilizarse la palabra española, trampantojo, trampa a los ojos.

El trampantojo es una técnica pictórica que simula, que aparenta, que intenta suplir la realidad. Los trampantojos pretenden engañar, esta es su principal característica, no debemos confundirlo con la pura imitación o el realismo. Simulan objetos, perspectivas, paisajes, o materiales (madera, mármol…) con el objetivo de ocultar defectos, decorar, ampliar o simplemente alegrar una pared, una estancia, o una medianería. Puertas falsas, o que imitan madera, ventanas sin fondo, celosías dibujadas, personajes inmóviles,… escaleras que no llevan a ninguna parte… Los pintores utilizan la perspectiva para engañarnos y darnos sensación de realidad. Como en el edificio de la Plaza de los Carros donde los balcones falsos se confunden con los verdaderos.

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Plaza de los Carros

Se trata de un recurso muy antiguo, ya los griegos y romanos lo utilizaron; en el Renacimiento dio profundidad a los techos y a las paredes de iglesias, palacios, etc., pero sin duda fue el Barroco su época de mayor brillo. Durante el siglo XVII fue habitual su uso tanto en la pintura, sobre todo en el bodegón, como en las bóvedas, techos y muros de edificios.

Desde el pasado 24 de octubre 2006 al 7 de enero 07, tuvimos ocasión de poder visitar una exposición en el Museo del Prado sobre Bodegones españoles con un título muy significativo, “Lo fingido verdadero“, tomado de una obra de Lope de Vega. El “Cesto con melocotones y ciruelas” de Pedro de Camprobín es un magnífico ejemplo del bodegón barroco español que recurre al trampantojo, al efecto de engaño visual, la fruta parece que se sale del cuadro, que quiere salirse del marco:

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La cortina fue otro de los primeros recursos utilizados, también las barandillas; las figuras que se asoman son algo habitual en la pintura del XVII. Otro tema del trampantojo es fingir las figuras dentro de un marco. Un ejemplo, aunque no se encuentra en Madrid, sino en la National Gallery de Londres, es el Autorretrato de Murillo (1670).

Velázquez, durante su segundo viaje a Italia (noviembre 1648 – junio 1651), con el fin de completar la decoración del Alcázar, contactó con los mejores especialistas italianos en pintura al fresco, y así fue cómo se fraguó el viaje a Madrid de Agostino Mitelli y Michele Angelo Colonna para trabajar al servicio de Felipe IV. Mitelli y Colonna realizaron varias obras para el Alcázar, lamentablemente perdidas. Tres frescos decoraron los techos de las habitaciones cercanas al “cuarto bajo” , la bóveda central del Salón de los Espejos y una Galería en los Jardines de la Reina. Estos artistas, los más prestigiosos en Italia, llegaron a Madrid en 1658 y se alojaron en la Casa del Tesoro. Ejercieron una gran influencia sobre los pintores del barroco madrileño, introduciendo las técnicas de las perspectivas fingidas para bóvedas y muros, que ellos dominaban, y que imitaban espacios arquitectónicos. Pintores de la escuela madrileña, como Ricci o Carreño de Miranda.

Palomino, cronista en el siglo XVIII, explica muy bien cómo funcionaba este juego ilusionista:

“En esta galería pintó Mitelli todas las paredes, enlazando algo la arquitectura verdadera con la fingida, con tal perspectiva, arte y gracia, que engañaba la vista, siendo necesario valerse del tacto para persuadirse que era pintado. De mano de Colonna fueron las figuras fingidas, y los festones de las hojas, y de frutas, y otras cosas movibles, y un muchacho negrillo que bajaba por una escalera, que éste se fingió natural, una pequeña ventana verdadera, que se introdujo en el cuerpo de la arquitectura fingida; y es de considerar que, dudando los que miraban esta perspectiva, que fuese fingida esta ventana (que no lo era), dudaban que fuese verdadera, causando esta equivocación la mucha propiedad de los demás objetos, que eran fingidos”.

Como en la plaza del Comandante de las Morenas, en el edificio que desde el número 1 se asoma a la Calle Mayor y en cuya medianería los verdaderos ventanucos se mezclan con las falsas ventanas

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Plaza del Comandante de las Morenas

El barroco madrileño nos ofrece varias muestras perfectas de esta técnica pictórica.

En el Monasterio de las Descalzas Reales hay maravillosos ejemplos: La escalera principal del palacio, del siglo XVI, es realmente espectacular. Los murales sin embargo son la mayoría del siglo XVII, obra de pintores de la Escuela Madrileña. Claustros y jardines con estatuas provocan la ilusión óptica de que la escalera se prolonga más allá de la realidad. Puro trampantojo. En la Sala Capitular también las paredes están completamente cubiertas de obras pictóricas. Pinturas murales y catorce lienzos clavados en la pared simulando frescos enmarcados por arquitectura fingidas. La culminación del trampantojo es la “Capilla del Milagro” , aunque se encuentra en la clausura y no forma parte de la visita.

Toda la capilla está decorada de forma ilusionista al trampantojo. Hasta la puerta de entrada pretende engañar, es de madera pero simula una reja de bronce dorado. Las dos estancias, la antecapilla y la capilla propiamente dicha están decoradas con maravillosas pinturas de arquitecturas fingidas y falsas esculturas.

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La Capilla del Milagro, Monasterio de las Descalzas Reales
(en BONET CORREA, “Iglesias madrileñas del siglo XVII“)

La Bóveda de la iglesia de San Antonio de los Alemanes “San Antonio de Padua en gloria” (1665-1668), de Juan Carreño, es otro magnífico ejemplo, una obra maestra. Juan Carreño de Miranda (1614-1685), fue Pintor del Rey en 1669 y Pintor de Cámara en 1671. Contemporáneo de Francisco Ricci, ambos trabajaron en las decoraciones al fresco y al temple de San Antonio de los Alemanes, y ambos trabajaron juntos también en otras obras perdidas, como las de la iglesia de Atocha, o en el Alcázar, donde lo hicieron a las órdenes de Mitelli y Colonna. Mateo Cerezo, J. Martín Cabezalero, F. Ignacio Ruiz de la Iglesia, Jiménez Donoso y Claudio Coello fueron otros pintores de la escuela madrileña, discípulos de Carreño.

La cúpula de la Iglesia del Sacramento (1690-1744, reconstruida en los años 40 del siglo XX), en la calle del mismo nombre, y actualmente Iglesia Arzobispal de la Fuerzas Armadas, está decorada también con fantásticos trampantojos.

En la Capilla de la Iglesia de la Venerable Orden Tercera (1679-1686), junto a San Francisco el Grande, el techo de la Sacristía, obra de Teodoro Ardemans, representa personajes asomados a una barandilla una vez más, y arriba el cielo y el “arrebato de San Francisco”. Durante la visita a esta iglesia la guía comenta que quizá Goya pudo inspirarse en esta obra para realizar sus frescos de San Antonio de la Florida.

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Sacristía de la Capilla de la VOT, obra de Teodoro Ardemans

Sobre la escalera del Hospital de dicha V.O.T., el techo también es obra de Ardemans, y en su capilla abundan los falsos mármoles y dorados.

El interior de la ermita de San Antonio de la Florida, edificio construido entre 1792 y 1798 según diseño de Felipe Fontana, presenta una impresionante decoración al fresco realizada por Francisco de Goya. En la cúpula, alrededor de una barandilla fingida y con un fondo de paisaje, una multitud de personajes del pueblo asisten al milagro de San Antonio, que resucita a un hombre asesinado para que testifique la inocencia de su padre, acusado del crimen.

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San Antonio de la Florida (en “Guía de San Antonio de la Florida”)

Pero no todos los trampantojos se encuentran en las iglesias o conventos. En los jardines de El Capricho, hay un pequeño embarcadero junto a la desembocadura de la ría, conocido como la Casa de Cañas, por estar revestido de dicho material; el edificio incluía un pequeño pabellón de reposo que servía como comedor ocasional. El autor es Ángel María Tadey, pintor, decorador, escenógrafo y tramoyista milanés, que entre 1792 y 1795 construyó una serie de edificios para disfrute de los visitantes.

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Casa de Cañas, Jardines de El Capricho

Tanto el interior del embarcadero como el salón están decorados con pinturas murales que simulan falsa arquitectura, con la técnica pictórica del trampantojo que sirve para que el espectador que está dentro de los edificios pueda contemplar un paisaje dibujado a través de huecos también pintados. En el embarcadero unos falsos cortinajes simulan el interior de una tienda de campaña, y en el comedor unas finas columnas sostienen un toldo. A través de los huecos pintados en los muros el espectador contempla un paisaje inexistente a la vez que contempla la realidad por las ventanas auténticas. Al igual que el edificio, los murales fueron restaurados entre 1999 y 2001.

Otro edificio es la Ermita o Casa del ermitaño. Tadey quiso darle un aspecto de ruina y envejecimiento para lo cual pintó el exterior resquebrajado utilizando la misma técnica, al reproducir en los muros exteriores e interiores falsas grietas, ventanas inexistentes y mobiliario fingido. Restaurada en 2001, eliminando la capa de enlucido que escondía los trampantojos, consiguiendo también en el interior una iglesia también en ruinas, con falsas esculturas, etc.

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Ermita, Jardines de El Capricho

Pero volvamos al siglo XVII, época en la que además del fresco ilusionista fue habitual la construcción de elementos de Arquitectura fingida. Se trataba de arquitecturas construidas a propósito para los festejos espectaculares, como las entradas de nuevas reinas, etc. Normalmente, la arquitectura para dichos festejos de la Corte del Barroco eran efímeras, construidas especialmente para la ocasión, por lo que raramente se utilizaba la piedra, sino la madera, pasta de papel o la tela, materiales con los que se construían fachadas, arcos, obeliscos, castillos, montañas, galerías, perspectivas fingidas… Al final de las celebraciones los materiales se subastaban y eran reutilizados, sobre todo la madera. En su construcción participan todos, arquitectos que diseñaban, pintores que decoraban, escultores, maestros de obras, carpinteros, sastres, “maestros de apariencias” en definitiva.

Un ejemplo: en 1680, se construyó la Galería o Calle de los Reinos, arquitectura fingida levantada para decorar el recorrido de la entrada en Madrid de María Luisa de Orleans, futura esposa de Carlos II, a la salida del Real Sitio del Buen Retiro, en el paso que comunicaba el palacio con el Prado de San Jerónimo. Su traza fue obra de Claudio Coello y José Jiménez Donoso.

Hoy día cada vez más ciudades en el mundo lo utilizan para decorar sus calles, y no únicamente las paredes, sino también el suelo. Es famoso Julian Beever que ha trabajado en varios lugares del mundo (Reino Unido, Francia, EEUU, etc.) y llegó a Madrid en julio del pasado año 2007 para mostrarnos su habilidad. Podríamos decir que se trata de un recurso artístico muy distinto a los graffiti, ya que únicamente busca decorar, alegrar, mejorar, de una forma constructiva, cosa que no siempre ocurre en el otro caso.

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Graffiti en la Calle del Doctor Esquerdo, 33

A sí mismos, los grafiteros se llaman “escritores”, incluso son valorados en ciertos círculos artísticos convencionales. El año 2006 hubo una exposición de grafitis en Leganés, el “Museo del Graffiti” al aire libre. Y aunque en teoría el graffiti también tiene una dimensión creativa, y de ellos podemos encontrar muestras en Madrid, la realidad es que en muchos casos tiene un componente de egocentrismo, y en la mayoría de ellos supone un problema para las ciudades. A veces no parece claro el límite entre el presunto arte de algunas acciones y la simple falta de civismo por parte de los autores de la mayoría de pintadas sobre monumentos, mobiliario urbano, etc. Madrid gasta cerca de seis millones de euros al año en la limpieza de los muros, estatuas, etc. Muchos de los mejores trampantojos madrileños están manchados por los graffitis, como el de la calle de la Montera

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Calle de la Montera nº 22

Aunque hay otros casos muy interesantes como el de “el Tono”, antiguo grafitero en París y actualmente “pintor de puertas” en Madrid. Uno de los muros de la Fundación Elorz, en la calle Conde Peñalver, que fue antigua cárcel en la que estuvo Miguel Hernández, hoy Residencia con un bonito jardín, muestra una de sus “obras”.

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Calle Juan Bravo, 50

Gran parte de los murales y trampantojos que decoran Madrid hoy día datan de los años 80 del pasado siglo XX. Como los de Puerta Cerrada, obra de Alberto Corazón, realizados en 1983. Uno de ellos, el “Gallo carnicero”, que nos observaba desde la medianería del nº 3 de la plaza, junto al enorme río de frutas y verduras que adornan el muro vecino, desapareció en 1995, al producirse una reforma en el edificio. Sí pervive el falso paisaje del edificio contiguo, así como también enfrente, la celosía de madera con falsas enredaderas junto al pedernal que nos recuerda que Madrid fue sobre agua edificada y que sus muros son de fuego, antigua leyenda.

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Puerta Cerrada

Alberto Pirongelli es el autor de varios de los trampantojos más conseguidos, como el que podemos contemplar subiendo por la cuesta de la Carrera de San Francisco, a espaldas de la iglesia de San Andrés. Resulta difícil diferenciar la falsa fachada de la verdadera.

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Carrera de San Francisco

Este pintor y extraordinario muralista es autor también del de la plaza de los Carros, de la calle San Bernardo y de la calle de la Montera.

Otros trampantojos, muy cerca, en la calle Segovia o en la Costanilla de San Andrés muestran un recurso bastante habitual, los falsos sillares dibujados en las paredes de los edificios.

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Calle Segovia

En la calle de la Cruz, allá donde en el siglo XVII estuviera el Corral de Comedias, bajo el cielo azul una calle imaginaria se abre ante nuestros ojos.

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Calle de la Cruz

A un paso de la Plaza Mayor nos saludan los personajes creados por Antonio Mingote que se asoman en animada tertulia a los balcones de la Calle de la Sal

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Calle de la Sal

En la Cava Baja el amable cocinero nos invita a entrar en la antigua Posada de la Villa

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Cava Baja

Incluso decorando lonas publicitarias o simplemente ocultando las obras en los edificios. Hay preciosos trampantojos por toda la ciudad, y no únicamente en el centro. En la calle Azcona, esquina con Francisco Silvela, algo deteriorado, un reloj de sol en Embajadores, etc.

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Calle Azcona

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Calle Escorial

El Madrid del siglo XXI continúa escribiendo páginas en su contribución a la historia del arte. Comprobar que las técnicas descubiertas en la más remota antigüedad y llevadas a la más pura perfección en el siglo XVII son utilizadas hoy día de esta forma resulta muy gratificante.

Los ejemplos son interminables: Una antigua corrala, a un paso de la Castellana, en la calle Fernández de la Hoz, luce un gran trampantojo dibujado por el artista José Luis Tirado en 1987, que representa a un gigante avanzando entre los edificios. Es propiedad del Ivima que al parecer tiene intención de vender el edificio, sin duda situado en un lugar muy cotizado, y realojar a los inquilinos.

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Calle Fernández de la Hoz, 63

O las clásicas pinturas del Palacio de Abrantes en la calle Mayor. O uno de los trampantojos más puros, desconocidos y acertados en su propósito de engañarnos, la falsa puerta en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se trata de un maravilloso tapiz que reproduce la antigua y desaparecida puerta de entrada al Palacio, obra de Churriguera, anterior a la restauración del edificio de la calle de Alcalá.

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Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Y por fin, en la calle Alfonso XI, bajando desde el Retiro por la calle Valenzuela vemos un trampantojo con el palacio de Correos -hoy palacio de Cibeles- al fondo, más emparentado con el arte moderno que ninguno de los visitados hasta el momento. Obra de Vaquero Turcios, simula altos edificios en blanco y negro, y es de los más fotografiados y a menudo utilizado en películas y spots publicitarios.

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Calle Alfonso XI

Ya únicamente resta animar a todos los posibles curiosos que hayan llegado hasta aquí, a pasear por Madrid, a “mirar” Madrid y continuar descubriendo los preciosos trampantojos y murales que adornan la villa. Y a cuidarlos, pues sin duda forman también parte de nuestro patrimonio artístico y cultural.

Texto y fotografías por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

BONET CORREA, A. Iglesias madrileñas del siglo XVII. CSIC 2ª ed. Madrid 1984.

FEINBLATT, Ebria “A ‘Boceto’ by Colonna-Mitelli in the Prado“. The Burlington Magazine. Jul. 1965

GARCÍA GARCÍA, Bernardo J.. “Arquitectura y efectos de la fiesta“. SEACEX Catálogo “Teatro y fiesta del Siglo de Oro en tierras europeas de los Austrias”. Mayo 2003.

MARTÍN GONZÁLEZ, J.J. “Acerca del trampantojo en España”. Cuadernos de arte e iconografía, Tomo 1, Nº. 1, 1988.

Bodegones Españoles”. Folleto exposición. Museo del Prado. Octubre 2006.
El Real Alcázar de Madrid.” Catálogo Exposición 1994.
Las Descalzas Reales. Guía de Visita“.
San Antonio de la Florida“. Guía.
Paneles informativos en el Jardín de El Capricho.
Diarios El País 21 abril 2006, El País 11 julio 2007, ABC 21 nov 2006, El Mundo 27 agosto 06, ADN, 8 enero 2007.

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NOTA: La primera versión de este artículo, realizada entre los meses de julio 2006 y enero 2007, fue revisada y publicada en la web de Amigos del Foro http://www.amigosdelforo.es en junio 2008.

El trabajo sobre el Arte Urbano publicado en este blog, surgió como una continuación de estos Trampantojos en Madrid.

El Avance de la vigésima tercera edición del Diccionario de la Real Academia Española admite por primera vez la palabra Grafiti: grafito (letrero o dibujo). En la edición anterior, Grafito: Letrero o dibujo circunstanciales, generalmente agresivos y de protesta, trazados sobre una pared u otra superficie resistente.

El grafitero pionero y más famoso fue Juan Carlos Argüello, Muelle, quien llegó a ser tan conocido que varias marcas le ofrecieron anunciar su productos, negándose siempre, excepto una vez: en 1991 pintó uno de los muros de la única Destilería de whisky español, en Segovia, y su pintura y su firma pasaron a anunciar la conocida bebida en periódicos y vallas publicitarias (*).

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Se le considera creador del llamado Graffiti Autóctono Madrileño pues fueron luego muchos otros los que durante los años 80 en plena “Movida” madrileña, siguieron su ejemplo, llenando Madrid con sus firmas. Muelle murió poco después, con tan solo veintinueve años de edad. Aún se conserva su firma en una medianería de la calle de la Montera.

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Dicen que el grafiti más auténtico es el “estilo salvaje”, con las letras enormes de colores, pero firmas de todo tipo inundan los edificios madrileños, algunas en lugares insólitos.

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Calle de la Montera

En 1977 se contabilizaron 35.000 pintadas en las fachadas madrileñas, lo que suponía unos 150.000 metros cuadrados, siendo la mayoría políticas o “contraculturales”. Actualmente, el tema político casi ha desaparecido y no es tan fácil ver pintadas con matices sociales, pero el año pasado hubo 110.000 metros cuadrados solo en el Distrito Centro.

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Montaña Artificial en El Retiro

Treinta años después, el pasado año 2007 la Comunidad de Madrid publicó una Ley de medidas urgentes “Con el fin de proteger el paisaje urbano, y ante la creciente sensibilidad social existente en este ámbito, la Ley establece la prohibición de graffitis y pintadas en la vía pública, sin perjuicio de la habilitación por los Ayuntamientos de espacios para realizar graffitis de valor artístico.”…

La ley establece multas de 300 a 6.000 euros. De momento no parece haber cambiado mucho el aspecto de las calles de Madrid, las “firmas” están por todas partes, en algunos casos ensuciando los edificios de forma indiscriminada. Aunque debemos decir que más allá de las firmas ególatras, de las plantillas que algunos utilizan para dejar su rastro, hay auténticos artistas del “spray”, que saben dibujar y pintar.

Convento de las Comendadoras

Convento de las Comendadoras

La pintura decorativa inspirada en el grafiti es cada día más utilizada, lo cual en cierto modo está llevando al grafiti como medio de expresión a una contradicción: nació como forma de protesta, el objetivo primero era manifestarse contra lo establecido, pero se está produciendo un hecho inesperado, el “sistema” busca a los grafiteros y les contrata. En consecuencia, el grafiti ya no siempre es efímero, su futuro ya no es inevitablemente ser “limpiado”. Cada vez más establecimientos madrileños utilizan el grafiti “legal”. Tiendas, bares, incluso el Ivima… recurren a los grafiteros para decorar sus fachadas

Corredera Alta de San Pablo

Corredera Alta de San Pablo

Ellos dicen que por una parte les contratan y por otra les acusan de vandalismo. La realidad es que puede que hagan arte, pero hay vandalismo. Podemos ver dibujos y pinturas magníficos por las calles, pero ¿era necesario manchar la puerta del Convento de las Comendadoras?. Por eso hay una ley y por eso algunos de estos artistas llegan a las galerías e incluso a los museos. Por eso pueden darse situaciones como la del pasado 14 de noviembre en que uno de los autores de un famoso grafiti que cariturizaba al alcalde de Madrid, en un muro ya derribado, resultó ganador del Certamen de Jóvenes Creadores 2008, premio que recibió de manos del propio alcalde. O que el Ministerio de Igualdad les llame para colaborar en un acto en favor de las mujeres maltratadas.

El grafiti no es lo mismo que el arte callejero, que puede adoptar múltiples formas. Para algunos pintores, como Jorge Rodríguez-Gerada, la calle es su “lienzo”. Sus retratos en las paredes desnudas de los solares, que se borran con el aire y el agua de la lluvia, llegaron también a Madrid. Este artista pregunta a la gente que encuentra si son vecinos del barrio, y si es así, pinta sus rostros, como a este chico del barrio de Malasaña, que quizá ya haya desaparecido del solar que se asomaba a la plaza de San Ildefonso hace pocos meses.

Plaza de San Ildefonso

Plaza de San Ildefonso

Lejos de los motivos que provocaron las espectaculares arquitecturas efímeras del Madrid de los Austrias, el grafiti y otras formas de pintura en el Madrid actual, también se convierten en arte efímero.

No es este el único ejemplo posible, siendo las Navidades una época propicia a este tipo de adornos efímeros. Y es interesante recordar que hace pocos años, cuando tuvo lugar la boda del heredero a la Corona, en pleno siglo XXI, Madrid fue decorado especialmente para la ocasión, ocultado las cosas “feas”, con multitud de flores, lonas, luces especiales para los monumentos, etc. que posteriormente desaparecerían. Fue contratado un decorador, que trabajó con un arquitecto y un anticuario, recordando sin duda a los “maestros de apariencias” del siglo XVII.

La escultura, tradicionalmente arte urbano por excelencia, hoy día puede adoptar muchas formas, como las obras instaladas en el suelo de la avenida de Felipe II, creadas por Francesc Torres. Muñecos, bastones, paraguas llevados por el viento, incluso lagartijas, múltiples pequeños detalles de bronce inundan el suelo de la calle sin que muchos transeúntes quizá se percaten.

Avenida de Felipe II

Avenida de Felipe II

Podemos mencionar también las esculturas instaladas durante los últimos años a pie de calle, en diferentes lugares, son obras de un arte más cotidiano que monumental, que por otra parte sufren más las agresiones que su cercanía permite, figuras generalmente realistas, aunque alguna de inspiración cubista, como la mujer que lee un libro en uno de los bancos de la plaza del Dos de Mayo.

escultura-dos-de-mayo

Fuentes, como la que adorna la superficie sobre el aparcamiento de la calle del Sacramento (Salvador Pérez Arroyo, 1992).

fuente-sacramento

Árboles, o jardines, como el espectacular Jardín Vertical junto al edificio del Caixa-Forum, en el Paseo del Prado.

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Incluso el mobiliario urbano, iluminación, pavimentos… Hasta algunos anuncios, como el famoso de Tío Pepe en la Puerta del Sol.

En fin, las formas de decoración urbana son muy diversas, tantas como la imaginación de los artistas permita, o quizá tantas como los ojos del paseante deseen. Si observamos con calma y curiosidad abierta, veremos que los elementos que decoran nuestra villa -además de los monumentos indiscutibles-, son innumerables y dignos de nuestra admiración y protección.

por Mercedes Gómez

Diciembre 2008

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(*) Foto del original del anuncio utilizado en dicha campaña publicitaria facilitado por José María Tío.

Bibliografía.-
CÁMARA DE COMERCIO DE MADRID. El azulejo en el comercio de Madrid.
Madrid 1989.
CARRASCAL VAZQUEZ, José Mª. Arte urbano en Madrid 1975-206. La Librería. Madrid
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
Diario El País (20 mayo 1994; 9 dic 2007; 10 jun 2008; 14 jun 2008; 11 octubre 2008; 24 nov 2008)
http://www.metromadrid.es

Los murales, que a su vez pueden utilizar diversas técnicas, son otra forma de arte urbano. Ya tendremos ocasión de admirar algunos, como los famosos de Puerta Cerrada, o algunos más recientes, pero hay otro tipo de mural que vamos a visitar ahora.

En el paso subterráneo de Cibeles sobreviven cuatro murales construidos con hormigón en 1976. Su autor es José Luis Fernández. Este tipo de pasos proliferaron en Madrid durante los años 70 cuando el tráfico se hizo más intenso, el de Cibeles es de los pocos que se mantienen, pues casi todos se han clausurado por razones de seguridad e higiene.

mural-cibeles

En Octubre de 1987 se inauguró un mural bajo el puente de Raimundo Fernández Villaverde obra de Jesús Núñez, que sugiere rascacielos. Era el deseo del Ayuntamiento mejorar un lugar de por si poco atractivo y un tanto inhóspito. Tanto el mural como el estanque a sus pies se encuentra en bastante mal estado, tal vez puedan ser restaurados en un futuro. Una escultura y algún banco acompañan al mural en esa extraña isla que sobre todo sirve de paso al peatón que desea cruzar la calle.

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Otro mural con una historia singular es el que se encuentra en Usera, obra de Diego Moya, instalado en 1993, como indica su placa. Se titula “El árbol de la vida”, construido con diversos materiales, piedra, cemento, metales, ladrillo… más próximo a la escultura que a la pintura. Se ha producido la circunstancia paradójica de que el mismo Instituto de la Vivienda de Madrid que encargó su construcción al retirar su ayuda económica ha puesto en peligro su existencia.

mural-usera

Así como son muchas las esculturas de autores consagrados que se pueden ver por las calles o jardines de Madrid, no es tan fácil encontrar sus pinturas. Un ejemplo: el mural de cerámica, colocado en 1981 en el Palacio de Congresos de la Castellana, original de Miró.

Los murales no se encuentran solo en las calles o bajo los puentes, sino en otros lugares eminentemente urbanos, como son las estaciones de metro. Hay muchos ejemplos, desde Tirso de Molina, donde se encuentra el adorno más antiguo, hasta las estaciones más modernas.

En la estación de Tirso de Molina, en el vestíbulo de salida a la calle Conde de Romanones, se encuentra un escudo de Madrid cerámico, de reflejo metálico, realizado en 1919, procedente de la estación de Cuatro Caminos, en la que fue colocado cuando ese año fue inaugurado el metro por el rey Alfonso XIII. Quizá la mayoría de los viajeros pasamos junto a él sin percatarnos de su presencia y antigüedad.

mural-tirso

Cuando hace años se comenzó a instalar murales en las estaciones de metro, los primeros eran de cerámica. Uno de ellos fue instalado en Manuel Becerra, que actualmente ha perdido el protagonismo que debió tener alguna vez, cuando se decidió su creación. Las máquinas expendedoras de billetes se han colocado contra la pared del mural, tapando una gran parte. Otros murales cerámicos se pueden encontrar en diversas estaciones, como en la zona antigua de Nuevos Ministerios, Plaza Elíptica, etc.

Después, se utilizaron mosaicos de azulejos o teselas, como en la estación de Bilbao o la de Argüelles, realizado en 1995, que muestra una imagen del teleférico de gran colorido. También se utilizaron los metales, por ejemplo en Ventas (José Luis Fernández, 1987). Hay infinidad de murales distintos por toda la red. Unos de los más vistosos y aceptados, inaugurados en 1997, son los de las figuras de Mingote que adornan los andenes de la estación de Retiro.

mural-arguelles

En el vestíbulo de La Elipa, un mural realizado en cerámica recorre la Historia del Arte universal, a través de sesenta y dos grandes pintores, desde el primitivo arte egipcio hasta el siglo XX. Mediante imágenes salpicadas con citas literarias, la autora Esther García Ocampo realiza un homenaje a la mujer “como fuente de vida y renovación”. Varios murales proceden del taller de esta notable ceramista, como el de Ópera, que representa una partitura, o el mencionado de Retiro.

Realizado igualmente en cerámica, el mural de Campo de las Naciones, formado por mil trescientos cincuenta azulejos, es espléndido. Diseñado por Ralphe Sardá y Carlos Alonso, se titula «Rostros de las naciones, una sola bandera».

En este siglo XXI algunos murales recurren a la fotografía, como en Nuevos Ministerios o en Planetario Arganzuela, con un resultado espectacular.

mural-planetario

por Mercedes Gómez

y continuará…

Una de las formas más antiguas de adornos en las fachadas de los edificios son los adornos escultóricos, como por ejemplo la representación de escudos, animales, ninfas, dioses…. Quizá el escudo de Madrid más remoto conservado sea el de la Casa del Pastor, del siglo XVII, que pervive instalado en una casa moderna obra del arquitecto Francisco de Asís Cabrero, construida en 1987 sobre la antigua, en la calle de Segovia:

casa-del-pastor2

Majestuosas son en muchos casos las esculturas que coronan algunas azoteas, dibujándose sobre el azul del cielo madrileño.

2cuadrigas

… desde el Círculo de Bellas Artes

Otra técnica de ornamentación muy antigua es el esgrafiado, mediante la realización de incisiones en los muros. Un ejemplo lo encontramos en el Cine Doré, precioso edificio construido en 1923, actual sede de la Filmoteca Española, en la calle Santa Isabel. El estarcido, pintura mediante plantilla, también es una técnica antigua que puede contemplarse en muchos edificios, y que, por cierto, luego sería adoptada por los grafiteros.

estarcido

La cerámica es otro recurso tradicional en Madrid, aplicado a la arquitectura. Lo encontramos en las fachadas de muchas construcciones, algunas monumentales, y en muchos comercios, en tabernas, farmacias, peluquerías, en antiguas hueverías convertidas en bares…

Calle de la Palma

Calle de San Vicente

A finales del siglo XIX o principios del XX, algunos arquitectos utilizaron azulejos en las fachadas. De Ricardo Velázquez Bosco –que trabajó con Daniel Zuloaga- son el Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez en el Retiro, ambos con numerosos y delicados detalles cerámicos.

Palacio de Velázquez (detalle)

Palacio de Velázquez (detalle)

Algún tiempo después comenzó a utilizarse en las tiendas, a modo de reclamo publicitario. Un precedente de la decoración con azulejos en las tiendas fueron las tablas de madera pintadas, típicas del comercio que se desarrolló entre los años 1880 y 1930. Aunque en su interior todo haya cambiado, aún existen muchos locales con las antiguas portadas de madera, alguno de ellos quizá rememore aquellas antiguas tiendas, como esta librería de la calle de La Palma:

libreria

En Madrid trabajaron grandes ceramistas y pintores, sobre todo procedentes de Andalucía, desde los comienzos del siglo XX. Enrique Guijo, entre los primeros, y Alfonso Romero Mesa entre los segundos, quizá fueron los más influyentes en la arquitectura madrileña, permaneciendo sus firmas en muchos lugares de Madrid. Aunque también quedan bonitos restos al estilo de Manises, como en la Taberna Dolores, firmados por Valcárcel en 1928.

Después de 1939 la azulejería desapareció, se eliminaron estos elementos de las fachadas, y las tiendas comenzaron a sufrir un impuesto sobre publicidad exterior, de forma que muchas de las portadas se taparon con pintura. Años después muchas de ellas se recuperaron.

Farmacia calle de San Andrés

Farmacia calle de San Andrés

Son variadas las formas en que la cerámica puede ser utilizada, como en esta fuente en un pequeño jardín en la plaza del Marqués de Corbera, en que las teselas, o pequeños trozos de cerámica son irregulares:

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También en el Retiro encontramos uno de los más curiosos murales. A la entrada, por la Puerta de la Independencia, poco antes de llegar a la fuente de los Galápagos, las paredes de la casita del Teatro de Títeres están adornadas por unas enredaderas llenas de plantas, lo cual no debería sorprender en un jardín, pero al acercarnos se puede comprobar que son falsas, se trata de azulejos decorados al trampantojo.

Teatro de Titeres

Teatro de Títeres

Incluso la antiquísima técnica de la vidriera se puede observar en algunos portales antiguos, o no tan antiguos ventanales madrileños, como en este café de la calle de Alcalá:

vidriera

Y la pintura por supuesto. Los artistas comenzaron a pintar sobre paredes mucho antes que sobre tablas o telas. Desde la pintura prehistórica hasta las modernas pinturas que hoy día adornan la ciudad, la historia es larga.

La Posada del Peine, en la calle de Postas, cuyo origen se remonta al siglo XVII, luce esplendorosa las recientemente restauradas pinturas, así como los azulejos, del actual edificio construido en el siglo XIX. La Casita del Pescador en el Retiro, uno de los “Caprichos” creados por Fernando VII después de la Guerra de la Independencia. O la Casa de la Panadería en la Plaza Mayor, cuya fachada siempre estuvo adornada por pinturas. Las actuales son obra de Carlos Franco y fueron realizadas en 1992.

Desde comercios tradicionales hasta modernos locales en los que jóvenes artistas o grafiteros ofrecen su aportación al muralismo urbano.

Calle Marqués Viudo de Pontejos nº 5

Calle Marqués Viudo de Pontejos nº 5 (pintura sobre espejo)

Calle de San Andrés

Garaje en la Calle de San Andrés

Un ejemplo reciente y -como muchas veces las cosas nuevas- discutido, lo encontramos en la calle de Campoamor en que los dibujos de Jack Babiloni han pasado a decorar uno de los señoriales edificios de esa zona de Madrid:

campoamor

por Mercedes Gómez

Continuará…

“Para ver el arte en las calles hay que sentirse habitante de la ciudad, el mero transeúnte no repara en lo que no le urge, incluso las esculturas pueden ser fantasmas de piedra que le acosen…”

(José Mª Carrascal Vázquez)

Como decía cuando inicié este blog, las calles de Madrid están llenas de arte. No solo su arquitectura o sus monumentos, sus esculturas por supuesto, sino también sus trampantojos, murales… Estas formas de decoración existen desde los tiempos más antiguos, pero su expresión y los significados van cambiando, como la sociedad misma, y el arte en general, y eso se refleja en las obras o manifestaciones que van surgiendo.

Hoy día se habla de arte urbano, arte callejero, grafitis…, arte público, ¿dónde está la diferencia? En general, el arte urbano puede ser de propiedad pública o privada, en ambos casos se trata de manifestaciones artísticas legales. Las pintadas y grafitis son ilegales y su “arte” muy dudoso en la mayoría de ocasiones. Ha dicho algún grafitero que un grafiti es el “acto de escribir su nombre o identificarse en una pared ajena”. No importa que su limpieza cueste mucho dinero al Ayuntamiento y molestias a los dueños de los edificios. Aunque veremos cómo en el mundo del grafiti hay obras y artistas dignos de consideración.

Felizmente la riqueza que ofrecen las calles madrileñas es inmensa, solo hay que mirar a nuestro alrededor. Observar los edificios, sus imponentes fachadas o modestas medianerías, detenernos en las plazuelas o recorrer las avenidas, bajar a los andenes del metro o mirar hacia el cielo.

Mercedes

Continuará…

En Arte urbano II veremos adornos escultóricos en fachadas, murales cerámicos, vidrieras y pinturas.

En Arte urbano III conoceremos murales de diversos tipos.

Y por fin en Arte urbano IV, grafitis, pintadas, arte callejero, arte efímero… y todo aquello que, para bien o a veces para mal, contribuye a adornar Madrid.

La “Cow Parade” es un evento internacional que va de ciudad en ciudad por todo el mundo y este año se desarrolla en Madrid.

http://www.cowparade.com/
http://www.cowparademadrid.com/

El taller se instaló el pasado mes de octubre en la avenida de Felipe II, donde el público pudo ver a algunos de los artistas mientras realizaban sus obras.

Hay vacas de todos los estilos y colores, un Paraíso lleno de flores, alguna que ofrece besos, la valiente “Manuela Francisca La Vicalvareña”, otra dedicada a Madrid, sus tapas y sus vinos; a la Paz, al Amor, a los Amigos… Una “Muuuuuy informada”, forrada de noticias. Algunas no estaban expuestas pues el artista la ha pintado en su taller, como “La Vaca y el Madroño”, que espero ver pronto por algún lugar. Y la más entrañable, la Chulapa, digo “Mu Lapa Madrileña”.

La Mulapa madrileña en el taller

La Mulapa madrileña en el taller

Terminadas las obras, desde hoy viernes 16 de enero se exponen por las calles y plazas de los distritos de Centro, Retiro y Salamanca. Operarios municipales han pasado la noche colocándolas en sus distintos destinos, donde permanecerán y nos harán compañía hasta el próximo día 16 de abril.

Después se subastarán. Los beneficios son para entidades sin ánimo de lucro. Si no tenemos dinero ni sitio para llevarnos nuestra preferida, las hay más pequeñas en venta, algunas realmente insólitas. En último término, se puede adoptar una.

Esta mañana, aún muy temprano, en la plaza de la Independencia, varias vaquitas nos sorprendían. Bajo los arcos de la Puerta de Alcalá, la del Madrid 2016; la vaca del Paraíso, la vaca Musical…

Periodistas ea la entrada del Retiro

Periodistas a la entrada del Retiro

Vacalcalá

Vacalcalá

Son 105, y están esperándonos. El País nos propone una ruta para «ir de vacas«.

Feliz fin de semana.

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