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La historia de la Puerta del Sol, recordemos, es muy antigua. Se remonta a la Edad Media, cuando en el siglo XV allí se situó una de las Puertas de la nueva Cerca del Arrabal. Desde entonces, a lo largo de los siglos, ha sido reformada en varias ocasiones. Desde que en 1768 se construyó la Real Casa de Correos, proyecto de Jaime Marquet, hasta hoy día en que va a comenzar la enésima obra. Ese edificio, actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, es el más antiguo que subsiste, todos los demás fueron desapareciendo.
Desde muy pronto allí debió de existir una fuente. Al menos ya en los inicios del siglo XVII había una, surtida por el Viaje de Agua del Alto Abroñigal.
Sobre la fuente existente se construyó otra monumental conocida como Fuente de la Mariblanca.
Ya conocemos la historia de la Mariblanca, la estatua de la bella diosa que llegó a Madrid en 1625, junto a otras esculturas que Ludovico Turqui trajo de Italia., que fue colocada coronando la fuente –diseño de Rutilio Gaci– frente a la iglesia y hospital del Buen Suceso que habían sido construidos tras el establecimiento de la Corte en Madrid en el siglo XVI.
La estatua fue retirada en 1838; en 1853 se convocó un concurso para reformar el conjunto. Se barajaron varios proyectos completamente diferentes, al final en 1859 la estructura de la plaza fue configurada por Lucio del Valle, Juan Rivera y José Morer,
Después fue instalada la famosa Fuente de la Puerta del Sol, hasta finales del siglo XIX en que fue trasladada.
El siglo XX comenzó en la Puerta del Sol sin fuentes y con un habitual atasco de carros, tranvías y peatones reflejado en numerosas imágenes.
A principios de los años 50 tuvo lugar otra gran remodelación de la plaza, proyectada por Manuel Herrero Palacios, entonces Jefe de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Madrid, gran amante de las fuentes y estanques, como vimos.
Herrero Palacios fue quien diseñó las fuentes neobarrocas que adornaron la plaza de la Puerta del Sol desde entonces.
Nuevamente en enero de 1985 comenzó una reforma más, a cargo de los arquitectos Antonio Riviere Gómez, Javier Ortega Vidal y, como asesor, Antonio González-Capitel.
Tres meses después, las dos fuentes de Herrero Palacios fueron sustituidas por otras dos modernas fuentes gemelas, instaladas en la nueva zona peatonal creada en Sol, donde continúan. Constan de un pilón de granito con una taza central de acero desde donde brota el agua que cae a modo de cortina.
En 2003 con motivo de la construcción de la macro estación de trenes de Cercanías de Renfe, se produjo una nueva transformación, incluyendo el acceso acristalado, bautizado popularmente como la ballena. La Estación fue inaugurada, después de casi seis años de trabajos, conflictos y hallazgos arqueológicos, en junio de 2009. No se si milagrosamente, las fuentes permanecieron en su lugar.
Ahora, marzo 2022, se anuncia que el Ayuntamiento va a emprender una reforma más en la Puerta del Sol.
Además de otros elementos, como la boca de entrada a la estación –después de solo trece años, el ayuntamiento actual decide cambiarla–, las fuentes desaparecen de la plaza. Lo que se anuncia como una nueva fuente, más parece un estanque alrededor del monumento a Carlos III; habrá que ver en qué queda ese proyecto y cómo será ese estanque en realidad. Y ¿a dónde irán a parar las actuales fuentes de la Puerta del Sol?
Mientras, viajemos en busca de las antiguas fuentes de la Puerta del Sol, recorriendo un camino en cierto modo inverso.
Las fuentes del siglo XX, de Herrero Palacios, se encuentran en Vallecas, en el paseo de Federico García Lorca, adonde fueron trasladadas en 1985, felizmente a salvo, bien cuidadas.
Están formadas cada una por un vaso circular con un conjunto escultórico en el centro formado por cuatro hojas de acanto diseñadas en piedra caliza sobre un pedestal de granito, coronado por una flor metálica.
En el borde del vaso hay unos adornos en forma de volutas de piedra de los que cuatro chorros de agua parten hacia el centro.
También podemos acercarnos a la Casa de Campo y contemplar, frente a la Casa de los Vargas, la fuente que estuvo en la Puerta del Sol en el siglo XIX. Antes de llegar aquí estuvo en la glorieta de Cuatro Caminos.
Consta de un gran vaso central y dos laterales, mucho más pequeños, todos de piedra caliza, que reciben el agua del central a través de dos bonitas conchas.
En cuanto a la fuente más antigua, desaparecida, en la actualidad una réplica de la estatua de la Mariblanca adorna la plaza, como sabemos, y parece que allí va a continuar –cambiándola de sitio, eso sí–.
El proyecto aprobado por el Ayuntamiento se puede ver aquí: El Ayuntamiento da luz verde a la nueva Puerta del Sol
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
COAM. Arquitectura de Madrid. 2003.
MARTÍNEZ CARBAJO, A.F. – GARCÍA GUTIERREZ, P.F. “Fuentes de Madrid”. La Librería, Madrid 2009.
monumentamadrid.es
El Real Bosque, primer Real Sitio, fue abierto al público el 1 de mayo de 1931; pronto cumplirá 90 años como parque de Madrid, la Casa de Campo, una de las zonas verdes más importantes de nuestra ciudad.
El Real Sitio había sido cedido al Ayuntamiento por el Estado pocos días después de la proclamación de la 2ª República, el 14 de abril de ese mismo año, «según consta en el acta de entrega oficial, firmada en Madrid el día 6 de mayo de 1931, ante el Notario y Abogado de esta capital D. Pedro Tobar, y que suscribieron el excelentísimo señor Ministro de Hacienda D. Indalecio Prieto y Tuero, en representación del Estado, y el excelentísimo señor Alcalde de Madrid D. Pedro Rico y López, en representación del Ayuntamiento, quien se hace cargo de los terrenos de la Casa de Campo y de los del parque Campo del Moro, comprendidos dentro de las tapias de dichas posesiones, de acuerdo con las condiciones que se consignaron en el decreto de cesión de 20 de abril último, publicado en la Gaceta de Madrid del 22 de abril de 1931, número 112».

El estado general de la Casa de Campo era bastante malo, con zonas muy abandonadas. Se realizó un inventario, y de casi todo quedó constancia gracias al Servicio Fotográfico Municipal.
Se proyectaron una serie de obras, reformas de acondicionamiento, etc. Algunas no pudieron ser terminadas, primero debido a la mala situación económica y luego debido a la guerra. Pero otras sí se completaron, el saneamiento de estanques y fuentes, mejoras de vías de paseo y accesos…
Con fecha 2 de noviembre de 1931, firmado por el arquitecto municipal José de Lorite, se publicó la Descripción y reseña histórica de la Casa de Campo, un plan para su utilización y aprovechamiento. En el documento se especifica que la antigua posesión real tenía en esos momentos 19 fuentes.
En julio de 1933 el Ayuntamiento de Madrid publicó la Memoria sobre la labor realizada por el primer Ayuntamiento de la segunda República Española, una recopilación de los trabajos en que intervino el Servicio municipal de Vías y Obras.
Algunas de las fuentes que ya existían antes de la apertura al público se reformaron; varias siguen felizmente existiendo. Una de ellas es la antigua Fuente del Zarzón.
Otra fuente anterior a las obras de la República, y que también se conserva, es la Fuente de Rodajos.
Sin olvidar la Fuente de la Concha, ubicada en el antiguo Jardín Reservado de Felipe II, que guarda una historia emocionante.
Gracias a los fotógrafos municipales conocemos cómo eran esas fuentes en aquellos años. Hoy las podemos ver en la impagable biblioteca digital memoriademadrid.
Por otra parte, entre 1932 y 1934, se construyeron otras nuevas –ya les dedicamos un recuerdo en la entrada las Fuentes de la República–, como la Fuente de los Neveros.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Catálogo de la exposición en el Centro Cultural Conde Duque, Ayuntamiento de Madrid, Madrid, una ciudad en transformación (1910-1935), Madrid 2015.
Volvemos al Jardín Reservado de Felipe II en la Casa de Campo. Después de nuestra visita a las Grutas el pasado mes de junio, hace unos días hemos tenido ocasión de conocer el Vivero municipal.
El Vivero de la Casa de Campo desde el siglo XIX está ubicado en terrenos del antiguo Reservado. Es uno de los tres viveros municipales, junto al Vivero de Estufas del Retiro y el de Migas Calientes. En la actualidad es un lugar importante por la función que cumple –producción de árboles y arbustos destinados a las calles y parques madrileños–, por su belleza y por su valor histórico pues guarda las huellas del antiguo trazado.
El pintor Félix Castello lo representó en un extraordinario cuadro que podemos contemplar en el Museo de Historia de Madrid. En él vemos el palacete que fuera de los Vargas y el jardín renacentista creado por Felipe II.

Félix Castello. “La Casa de Campo” (1615-1651), óleo sobre lienzo, Museo Arqueológico Nacional (depósito en Museo de Historia)
Frente al palacete desde los inicios del siglo XVII, alineadas frente a la fachada principal, se situaban la estatua ecuestre de Felipe III, obra de Juan de Bolonia y Pietro Tacca, trasladada en tiempos de Isabel II a la plaza Mayor y la Fuente del Águila, que estuvo aquí hasta 1890.
A la derecha de la lonja de las Grutas se encontraba la Fuente de Neptuno o Fuente Rústica, que también se aprecia en la pintura de Castello.
De ella actualmente se conserva la hornacina, como vimos.
La Fuente del Águila era la más importante del jardín, pero no era la única, había varias fuentes más sencillas adornando los parterres, que también representó Castello.
Hoy día, ausentes la estatua ecuestre y la fuente, en el paseo frente a la fachada principal del palacio se encuentra el camino de entrada al vivero.
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Espero que hablemos del vivero más adelante, hoy vamos a detenernos en una singular fuente que se encuentra en el recinto, la Fuente de la Concha.
Es una fuente muy humilde, pero adornada por un antiguo elemento escultórico, probable vestigio de aquella época en la que estos terrenos estaban ocupados por los jardines renacentistas de Felipe II. Se trata de una concha de piedra identificada con la imagen del Nacimiento de Venus, representado por Botticelli.
A principios del año 2004 el jardinero Luciano Labajos la descubrió, escondida entre arbustos desde hacía al menos cincuenta años. Se conocía su existencia porque figuraba en la relación de fuentes descritas después de que la Casa de Campo pasara a manos municipales, en 1931. La memoria municipal de 1933 la incluía, mencionando su situación en los terrenos que fueran del Reservado de Felipe II. Pero durante la guerra debió sufrir desperfectos, posiblemente trasladada desde otro lugar, abandonada poco a poco fue cubriéndose de zarzas.
Se trata de una modesta construcción de ladrillo, con el frente de piedra, que acaso surtía el agua de un manantial. Actualmente el caño está seco.
En la parte superior se adorna con la mencionada concha de piedra.
Luis de Vicente, estudioso de la Casa de Campo, junto a Labajos consideraron que la concha exquisitamente labrada era un elemento del siglo XVI o XVII que debió pertenecer a algún conjunto escultórico de una de las fuentes del Reservado chico, aquel que representó Félix Castello.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
LABAJOS, Luciano y RAMÓN-LACA, Luis. Jardinería tradicional en Madrid. Ed. La Librería 2007.
El País, 18 enero 2004.
El pasado mes de mayo tuvimos ocasión de disfrutar de una visita al Recinto Ferial de la Casa de Campo tal como anunciamos aquí. Fue un recorrido muy interesante.
La primera Feria Nacional del Campo se celebró en 1950; el recinto fue ampliado para la segunda Feria Internacional en 1953 y fue clausurado en 1975. Desconocidos para muchos de nosotros, vimos algunos pabellones de la antigua Feria. Unos en uso, otros cerrados y alguno en lamentable estado de ruina.
Visitamos primero el espectacular Pabellón-Palacio de Cristal. Después dimos un largo paseo por los alrededores, descubriendo edificios muy distintos entre sí, casi todos merecedores de atención. Hoy, por el momento, vamos a detenernos en uno de ellos, el Pabellón de los Hexágonos.
Sus autores fueron José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún que en 1956 ganaron el concurso convocado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para la creación del Pabellón español de la Exposición Universal que se celebraría dos años después en Bruselas.
El Pabellón de los Hexágonos obtuvo una Medalla de Oro en la Exposición y alcanzó un gran prestigio entre los profesionales y éxito en las revistas especializadas. Se convirtió en una de las obras arquitectónicas más notables del siglo XX.
Una de las condiciones a la que se enfrentaron sus autores fue que el edificio debería poder ser desmontado. Los arquitectos desarrollaron un sistema de módulos adaptable al terreno en que iba a ser instalado pero con posibilidades de ser trasladado. En 1959 el Pabellón fue reconstruido en la Casa de Campo por sus mismos autores.
El propio José Antonio Corrales lo explicó:
“Lo bonito de este pabellón es que es tan flexible… Tengo tantas piezas y tengo que utilizarlas, y puedes montarlo de mil maneras”.
De la exposición de Bruselas se recuperaron 130 paraguas hexagonales, de 2,95 metros de lado, con diferentes alturas.
En 1967 el Pabellón tuvo una nueva remodelación y ampliación para Pabellón del Ministerio de Agricultura a cargo de José Luis Fernández del Amo. Contó este arquitecto al que se le encargó la reforma que quiso ser respetuoso con la obra original y pidió colaboración a sus autores, que desinteresadamente aceptaron.
La obra era una armónica sucesión de espacios, planos y niveles de ladrillo y cristal. Como escribió José Luis Fernández del Amo,
«si la arquitectura es, sobre todo, una creación de espacios, este edificio, al que mi modesta aportación solo ha querido ser fiel, es una estupenda obra de arquitectura».
Hace unos años sirvió de Escuela-Taller dentro de un Programa del Instituto Nacional de Empleo, cartel que aún subsiste junto a la verja de entrada a uno de los patios y que contribuye un poco a esa sensación de abandono que transmite el lugar.
Actualmente, aunque parezca mentira, el Pabellón está casi en ruinas.
Desde hace años, se ha permitido su deterioro hasta tal punto que está prohibido acceder al interior debido al mal estado. Comprobamos que parte de alguno de los muros ya se ha desplomado.
Inspira una cierta tristeza ver la situación en que se encuentra.
Dentro de su valor arquitectónico es una construcción sencilla, tal vez podría recuperarse y tener uso en el futuro. No parece fácil, pero la solución hoy día no debería ser dejar simplemente que el paso del tiempo lo acabe destruyendo.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía e información:
DE COCA LEICHER, José. El recinto ferial de la Casa de Campo de Madrid (1950-75). Tesis doctoral. ETSAM, Madrid 2013.
FERNÁNDEZ DEL AMO, José Luis. «Nuevo pabellón del Ministerio de Agricultura en la Feria Internacional del Campo de Madrid». Arquitectura, nº 121. COAM. Madrid, 1969.
Feria del Campo. RTVE, 1968
Feria del Campo. RTVE, 1965
Hace ya casi nueve años que conocimos aquí la historia de la Lonja o Galería de las Grutas del Jardín de Felipe II. Ahora gracias a un extraordinario recorrido municipal por el Reservado de Felipe II en la Casa de Campo he tenido el placer de volver a visitarlas.
Recordemos que se trata de un conjunto arquitectónico único, construido en la segunda mitad del siglo XVI, único vestigio de un jardín del Renacimiento madrileño y uno de los pocos ejemplos en España. Nos cuenta nuestra guía que incluso desde Italia, país donde nació este modelo de jardines, vienen a Madrid estudiosos interesados en ver esta construcción singular.
Como ya vimos, sorprendentemente una parte importante de la Galería ha conseguido ir sobreviviendo a las continuas vicisitudes que ha sufrido a lo largo de sus más de cuatro siglos de vida. Desde Felipe II hasta hoy día, monarcas, gustos artísticos, guerras, invasiones, agresivas obras a su alrededor se han ido sucediendo, una parte de este edificio lo ha soportado todo y ha llegado a nuestros días. Hoy día es una valiosísima joya que esperemos en un futuro forme parte de un recuperado Jardín de Felipe II.
En 2007 comenzaron los estudios y trabajos de restauración y adecuación de la Grutas y de la hornacina llamada de la Fuente de Neptuno del Reservado Chico de Felipe II junto al Palacio de los Vargas a cargo del Ayuntamiento de Madrid.
Un cartel en la valla exterior nos da unas breves nociones históricas y describe las actuaciones de consolidación realizadas. En tercer y último lugar se habla de las actuaciones futuras en una nueva fase de restauración de las fábricas conservadas e investigaciones destinadas a la deseada recuperación integral de los jardines de Felipe II junto al palacete.
En el cartel, sobre el cuadro La Casa de Campo de Félix Castello se representan esquemáticamente las grutas con los restos existentes y los desaparecidos.
El edificio presentaba diversas patologías debido a varios problemas, su uso como almacén en el pasado, las grandes humedades… Se observaron fisuras, grietas, alteración y ocultación de revestimientos históricos, etc.
Se procedió a la limpieza de las cubiertas, control de la humedad, excavación y estudio de restos arqueológicos, recuperación de hornacinas, columnas y pilastras, restauración de estucos y mosaicos y al cerramiento provisional.
En 2009 fue aprobado un nuevo presupuesto para su consolidación estructural y continuación de la restauración.
Su interior ya no está ocupado por trastos como si fuera un vulgar almacén, a sus puertas ya no aparcan maquinarias y coches, y sus bellas bóvedas rebajadas no necesitan ser apuntaladas. Qué alegría poder admirar esta maravilla bien cuidada.
Sus muros de ladrillo, columnas de piedra, hornacinas, etc. han sido restaurados y permiten imaginar la belleza que debieron mostrar en el pasado. Aún está pendiente la restauración del pavimento.
Se conserva la estructura constructiva, no la decoración. Pero los trabajos de restauración han sacado a la luz restos de mosaicos y grutescos escultóricos que debieron adornar muros y techos.
Es emocionante contemplar las bóvedas limpias, sin la costra negra acumulada, los arcos y vestigios de decoraciones perdidas.
También aparecieron –esto ya lo vimos en el antiguo artículo– algunos de los conductos por las que fluía el agua que sorprendía a los visitantes en esta Sala del Mosaico, o Sala de Burlas, recordemos, con sus juegos de agua, mediante los cuales, con disimulo, se mojaba a las personas que por allí paseaban con una falsa y suave lluvia.
Gracias a la excavación arqueológica y la recuperación del nivel original de la galería, más profundo que el nivel del suelo actual, vemos la asombrosa basa de mármol de las columnas de la gruta que vamos a ver a continuación, por primera vez.
Es una gran y grata sorpresa contemplar la gruta en cuyo interior se encontraba la Fuente de Neptuno llamada también Fuente Rústica con su decoración en forma de concha o venera, que albergaba al Dios de las Aguas, acompañado por Venus y Diana.
El palacete de los Vargas –que esperamos por fin acoja un centro de interpretación o museo de la historia de la Casa de Campo–, el jardín de Felipe II y las grutas, situados frente al Palacio Real, al que estarían unidos por los restos del llamado Túnel de Villanueva, forman un conjunto singular que ojalá en un futuro no demasiado lejano podamos disfrutar.
Por: Mercedes Gómez
El próximo miércoles 16 de mayo a las 17,30 h. tendremos la oportunidad de participar en una visita guiada gratuita al recinto ferial de la Casa de Campo de Madrid.
El paseo se enmarca dentro del Programa esPATRIMONIOdescúbrelo, organizado por Dolores Muñoz, del que hemos hablado aquí en repetidas ocasiones pues gracias a él hemos disfrutado de magníficas visitas, por ejemplo al Hipódromo de Madrid, por citar una de las más recientes. Este año el ciclo está dedicado al Movimiento Moderno y los grandes Maestros del siglo XX.
Como siempre, la visita será guiada por un especialista en la materia, en este caso el arquitecto José de Coca Leicher, autor de la tesis doctoral El recinto ferial de la Casa de Campo de Madrid (1950-75).
Accederemos al interior del Pabellón Palacio de Cristal donde podremos escuchar y aprender sobre todo lo relativo al edificio, al recinto ferial y sus características arquitectónicas.
También disfrutaremos de un recorrido por los alrededores contemplando el exterior de algunos pabellones hoy sin uso, con el fin de conocer su historia. Los Pabellones creados para la Feria Internacional del Campo en varias ediciones, del INI, de los Hexágonos, etc. En la construcción de este Recinto Ferial participaron algunos de los arquitectos más notables del tercer cuarto del siglo XX.
Las plazas son limitadas, es necesaria la inscripción previa enviando un correo a: espatrimonio@marcologico.es
Espero que sea de vuestro interés.
Mercedes Gómez
La Casa de Campo es el gran parque de Madrid con más de mil setecientas hectáreas sobre todo de bosque; pinos, encinas, fresnos, robles, cedros… muchos de ellos centenarios y singulares. Doscientas ochenta y cuatro no son de libre acceso (Club de Campo, Zoo, etc.)
Hoy, aunque en un largo paseo, vamos a recorrer un pequeña parte, la zona de El Zarzón, que recibe este nombre por la abundancia de zarzas o zarzamoras que crecen en las orillas del arroyo Meaques, uno de los que surcan el Real Bosque y desembocan en el Manzanares.
La Casa de Campo está dividida en cuarteles, al suroeste está el Cuartel de Rodajos, en la zona baja del parque, que incluye el Zarzón.
La historia del Real Bosque, primer Real Sitio, es muy antigua. En las proximidades del arroyo Meaques, igual que del río Manzanares, hubo asentamientos humanos desde el Paleolítico.
Ya en la Edad Moderna, recordemos que aquí frente al Alcázar en el siglo XVI Felipe II, después de traer la Corte a la Villa, construyó su Jardín Reservado con sus Grutas renacentistas. En los terrenos que el rey había ordenado comprar, con huertas y arbolado se hallaba la finca de los Vargas, con su casa-palacio, que luego fueron ampliados con otras tierras.
En el siglo XVII, en época de Felipe IV la posesión fue en gran medida abandonada, pues casi todos los cuidados iban destinados al nuevo Palacio del Buen Retiro. Pero el siglo XVIII supuso la llegada de una época de esplendor. Tanto el primer monarca borbón Felipe V como su hijo Fernando VI aumentaron su superficie con adquisiciones de nuevos terrenos, y sobre todo Carlos III, que aunque no debió frecuentarla mucho en realidad, realizó diversas mejoras, siempre dirigidas por su arquitecto e ingeniero Francisco Sabatini, con la colaboración del arquitecto José de la Ballina.
Se reforzó su carácter de reservado real. Las edificaciones fueron escasas, solo las estrictamente necesarias, pues fue considerado un Real Bosque, no una residencia real, como sí lo fueron Aranjuez, el Pardo o el propio Palacio Real de Madrid. El carácter lúdico-recreativo que tuvo el Jardín para Felipe II se transformó en productivo (agrícola y ganadero), en línea con el pensamiento más racionalista de la Ilustración.
Como iremos viendo, se reconstruyó la tapia, se crearon puentes, rejas de los arroyos, etc. Y, entre otras cosas, se construyó un sistema de distribución del agua. En 1768 Sabatini acometió un proceso de canalización de las aguas del Real Sitio, un complejo sistema hidráulico para evitar los desbordamientos. En la Cerca instaló una serie de pasos con rejas que permitían el paso del agua pero no de las personas, y la protegían de las riadas.
Lo primero que realizó fueron las Rejas. Las riadas causaban mucho daño, incluso la Cerca estaba muy deteriorada debido a la fuerza de las aguas desbordadas. Sabatini la reconstruyó entre 1768-1779. Los materiales empleados fueron el ladrillo y el pedernal, cubierto el muro por una albardilla de piedra berroqueña.
Eran numerosos los arroyos que iban a desembocar en el río Manzanares, el Meaques era el más importante. Sobre el Meaques se construyeron varios Puentes.
En julio de 1782 Carlos III encargó a Sabatini la creación de cinco puentes con albardilla de piedra, pues los que ya existían eran todos de madera, por tanto muy frágiles. Constan en el expediente los de la Agachadiza, del Álamo Negro, del Batán y el Puente Estrecho o de la Culebra; el quinto o no lo nombran, o no se ejecutó.
Caminamos próximos a la ribera del arroyo Meaques. Primero vemos el puente de Hierro, moderno. El segundo puente con el que nos topamos es el del Álamo Negro. La calle de los Álamos Negros y el puente del Álamo Negro, próximo a uno de los árboles de esta especie, son citados ya en el siglo XVI al hablar del Real Bosque.
Contaba con tres ojos, dos laterales con arcos rebajados y uno central con arco de medio punto. Dos tajamares curvos por un lado, y por el otro otros dos en ángulo. Su perímetro era de fábrica de ladrillo y las albardillas de piedra berroqueña. En la actualidad está cubierto por una capa de cemento y alguno de sus ojos está cegado.
Los demás puentes eran similares a este. Todos fueron terminados en marzo de 1783.
Llegamos a la laguna o charca de El Zarzón, con su puentecito de madera, que llega hasta el puente de la Culebra. El paisaje es precioso.
El puente de la Culebra, o puente estrecho, así figura en los documentos antiguos, es el de mayor valor artístico. Consta de cuatro ojos con arcos de medio punto y un pretil de piedra berroqueña con albardilla curva que le confiere su forma especial.
El pavimento está formado por losas de piedra. El sinuoso puente es muy bello.
Una banda de piedra separa esta zona superior de la inferior formada por los pilares, arcos, bóvedas y tajamares de ladrillo.
El pedernal está presente en todas las construcciones.
Tras cruzarlo, muy cerca, se halla la fuente del Zarzón, anterior a la época de la República en que el parque se abrió al público y se construyeron varias fuentes. Aparece mencionada en documentos al menos desde 1898.
Las fuentes, tanto ornamentales como utilitarias, fueron muy importantes en el Real Sitio desde muy antiguo. De las primeras, aunque no en su ubicación original, se conserva la Fuente del Águila.
Seguimos nuestro camino, ahora paralelo a la Cerca, que en algunos tramos conserva la construcción del siglo XVIII, espléndida, de ladrillo, granito y pedernal.
Casi oculta entre la vegetación se encuentra la reja del arroyo del Espinillo.
Bajo el camino observamos el cauce del arroyo que desemboca en el del Prado del Rey.
Igual que los puentes, las rejas en algunos casos constaban de tajamares situados frente a la corriente. La mayoría se conserva, las dos de Antequina, la de la Zorra, Meaques y la del arroyo de Prado del Rey, a su vez afluente del Meaques, con cinco arcos escarzanos.
Desde las rejas de Prado del Rey seguimos caminando, ahora junto a la ribera de este arroyo y escondida entre los árboles y arbustos hallamos la Fuente de Rodajos, también anterior a la República.
En la ribera del arroyo, cerca de la fuente, hay una alberca, ahora sin agua.
En el siglo XIX se realizaron nuevas obras de canalización, muchos metros de acequias de las que subsisten numerosos vestigios.
En 1845 a la entrada del arroyo Meaques, con el fin de aumentar el caudal se realizaron obras en la más pura tradición de los antiguos viajes de agua.
Es un placer pasear por la Casa de Campo, uno de los tesoros madrileños, privilegio de esta gran ciudad, e ir descubriendo admirados sus elementos históricos.
Por : Mercedes Gómez
Con todo mi agradecimiento a Armando Herrero que preparó el recorrido con esmero y me guió en este maravilloso paseo.
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Bibliografía:
TEJERO, Beatriz. Casa de Campo. Fund. Cajamadrid-Doce Calles, Madrid 2001.
VVAA. La Casa de Campo. Más de un millón de años de historia. Lundwerg- Ayuntamiento de Madrid, Madrid, 2003.
APARISI LAPORTA, Luis Miguel. La Casa de Campo. Historia documental. Lundwerg-Ayuntamiento de Madrid, Madrid, 2003.
Hace más de seis años visitamos las Grutas del Jardín de Felipe II en la Casa de Campo. Contamos entonces que Felipe II fue el rey más poderoso, también el rey jardinero. Esta es quizá una de sus facetas más desconocidas, aunque es sabido que tuvo un gran interés por el arte.
Enamorado de las plantas, y conocedor de los jardines italianos, franceses y flamencos, transformó el jardín español, hasta entonces encerrado en los claustros de los conventos y palacios medievales. El Reservado de Felipe II fue uno de los lugares más refinados y sofisticados de aquella época; arquitectos reales, los más reputados maestros flamencos en hidráulica, los mejores escultores y decoradores italianos, los más exquisitos jardineros españoles… todos participaron en su creación.
El Reservado de la Casa de Campo -junto con el Jardín de la Isla en Aranjuez- fue el más claro ejemplo de jardín del gusto de Felipe II, trazado por Juan Bautista de Toledo, su primer arquitecto, dentro de la rehabilitación de la antigua Casa de los Vargas.
Las fuentes monumentales llegaron a desempeñar un papel de primer orden en estos jardines; las más notables llegaron desde Italia a Aranjuez y a la Casa de Campo. Eran fuentes clasicistas que se situaban en los lugares de reposo a lo largo del recorrido de los recintos ajardinados. También eran punto de referencia de los ejes del trazado.
El Jardín geométrico frente al Palacete se conformó mediante dos ejes, uno norte-sur, en el que se encontraba la fuente, y otro este-oeste. Más adelante, en el siglo XVII, en el centro se situó la estatua ecuestre de bronce de Felipe III obra de Juan de Bolonia y Pietro Tacca, que actualmente está en la Plaza Mayor.
Pasado
La Fuente del Águila era el elemento decorativo más importante del Jardín, donde se encontraba instalada al menos desde 1584.
Tenía un pilón ochavado con cabezas de león en las esquinas y tres grupos escultóricos superpuestos. Como remate, un águila de dos cabezas, lo cual hizo pensar que fue realizada en tiempos de Carlos V, pero últimos estudios indican que fue construida durante el reinado de Felipe II y que fue obra de autores italianos.
Además de los planos –incluido el de Pedro Texeira-, en el Museo de Historia contemplamos dos pinturas que la reflejan.
Félix Castello la pintó en su cuadro La Casa de Campo (1615-1651), ubicada frente al Palacete de los Vargas.
“… en la misma calle del Caballo se levanta una magnífica y hermosa fuente de mármol, y consta de cuatro tazas unas sobre otras…” (A. Ponz).
En la misma Sala la vemos representada en la Vista de los jardines de la Casa de Campo (1601-1650), anónimo madrileño, propiedad del Museo del Prado, hoy en depósito en el Museo de Historia.

Anónimo Madrileño, h. 1634. Vista de los jardines de la Casa de Campo (detalle). (Foto: Museo del Prado)
En 1895 el cuerpo central de la fuente fue trasladado al Escorial e instalado en el patio principal de la Casa de la Compaña, que formaba parte del conjunto del Monasterio, actualmente sede del Real Centro Universitario Escorial-María Cristina, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid.
En 1998 se celebró el IV Centenario de la muerte de Felipe II, ocurrida el 13 de septiembre de 1598, con una exposición memorable en El Escorial; y otra en Aranjuez, con la intención de mostrar esta faceta del rey jardinero y defensor de los bosques, comisariada por Carmen Añón, Felipe II, el rey íntimo. Jardín y naturaleza en el siglo XVI.
El jardín privado de Felipe II, en el palacio real de Aranjuez, también obra de Juan Bautista de Toledo, formó parte del recorrido de la exposición. Allí se instaló la Fuente del Águila con las piezas que se encontraban en el propio Palacio y las procedentes del Escorial, del patio de María Cristina; faltaba el águila bicéfala, desaparecida.
La Sociedad Estatal para la conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V financió la restauración y reproducción completa de esta fuente.
Presente
En septiembre del año 2000, la reproducción se instaló en el Jardín del Claustro del Centro Universitario María Cristina, en el mismo lugar donde antes estuvo la fuente original. Como antaño en la Casa de Campo, la fuente se encuentra en el centro de una plazuela, remanso de descanso en un delicioso jardín formado por caminitos rodeados de bancos, parterres y flores.
Durante un tiempo se atribuyó la autoría de la fuente al escultor Juan Antonio Sormano, hoy se cree que debió ser realizada en Italia por Giovanni Angelo Montorsoli.
Así consta en la placa colocada al pie de la fuente.
Casi todos los autores reproducen el texto de Antonio Ponz, el historiador viajero que pudo verla en el siglo XVIII, por ser la mejor descripción. Esta es la transcripción:
La fuente del Águila «… consta de cuatro tazas, unas sobre otras. La mayor y más baja es de figura octogonal, puesta sobre tres gradas: en cada ángulo hay una cabeza de león, haciendo pie en la parte inferior una garra del mismo animal; en los espacios intermedios alternan águilas de dos cabezas y máscaras, formando con el collar del Toysón una especie de festón, que pende de las cabezas de leones, de las máscaras y de las águilas.
En las molduras de dicha taza hay diferentes labores de conchas, delfines, hojas, etcétera.
Para sostener la segunda taza hay tres figuras de tritones agrupadas a una columna, ejecutadas con mucha inteligencia y grandioso carácter, y en el reverso tiene labores de delfines, conchas y otras cosas.
La tercer taza está sostenida por otras tres figuras más pequeñas que las de abajo, esto es, menores que el natural; no tienen representación determinada, y son desnudos de hombres hechos con gran inteligencia. Su relieve es casi entero y están arrimadas a la columna que sostiene dicha taza, en la que hay tres mascarones para echar el agua.
La taza cuarta se sostiene por tres niños enteramente relevados y una columnita en el medio. Las manos y brazos de todas estas figuras se unen mutuamente, y las actitudes tienen contraste y variedad.
Es una bellísima réplica de la Fuente del Águila, que desde la Casa de Campo viajó hasta este patio en el siglo XIX y desde aquí a Aranjuez para ser restaurada en 1998.
Pero entonces… ¿dónde se encuentra la Fuente del Águila original, la fuente del jardín renacentista de Felipe II?
Según me cuentan en el propio Centro, permanece guardada en Aranjuez, desmontada, desde 1998.
¿Futuro?
La Fuente del Águila es la fuente monumental más antigua de Madrid -aún más que la Fuente de los Tritones-, una verdadera joya artística e histórica. Ya que fue restaurada debería ser expuesta al público, ojalá vuelva a Madrid y podamos contemplarla.
Como vimos en el artículo mencionado al principio dedicado a las Grutas, en junio de 2009 el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid publicó el Acuerdo por el que se incoaba el expediente para la Declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de Sitio Histórico, a favor de la Casa de Campo.
Se anunciaba que el antiguo Palacete o Casa de los Vargas y las Grutas Renacentistas tendrían “un uso característico cultural-museológico, ligado preferentemente a hechos o actividades relacionados con el Sitio Histórico”.
En el apartado dedicado a los Edificios históricos se afirmaba que se recuperaría la antigua Casa de Campo de los Vargas, eliminando los añadidos recientes que falsean su apariencia. Esto se ha cumplido, la Casa ha sido restaurada.
También se establecía como objetivo “la recuperación de los elementos arquitectónicos trasladados o perdidos a lo largo del tiempo, que puedan documentarse con fidelidad, en especial la Fuente del Águila, instalada en 1890 en el Colegio Universitario Reina Cristina de San Lorenzo de El Escorial…”
Según Decreto de 15 de julio de 2010 la Casa de Campo de Madrid se declaró Bien de Interés Cultural, en la categoría de Sitio Histórico.
Desde 2010 hemos vivido tiempos difíciles, de todo esto poco se ha convertido en realidad, ¿qué ocurrirá en un futuro próximo?
Ojalá por fin se recupere el Jardín renacentista de Felipe II. Ojalá las Grutas, restos de un conjunto arquitectónico único en nuestra ciudad, construido en la segunda mitad del siglo XVI, y único vestigio de un jardín del Renacimiento madrileño, y uno de los pocos ejemplos en España, sean restauradas y rehabilitadas. Y ojalá la Fuente del Águila vuelva a su lugar.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Tejero Villarreal, Beatriz. “Las fuentes genovesas en los jardines de Felipe II”, en Felipe II, el rey íntimo. Jardín y naturaleza en el siglo XVI. Sociedad Estatal para la conmemoración de los centenarios de Felipe II y Carlos V, 1998, pp. 399-420.
Samaniego, F. “El palacio de Aranjuez ofrece una visión de Felipe II como rey jardinero”. El País. 23 sept. 1998.
Luengo Añón, Ana. Aranjuez, utopía y realidad: la construcción de un paisaje. IEM, CSIC y Ed. Doce Calles. Madrid 2008.
Hace ya más de un año y medio, era el día 23 de enero de 2010, recordábamos el Antes y el Después del Túnel de Villanueva. Todo había comenzado dos días antes, cuando Jesús, en su blog Pasión por Madrid, había sacado a la luz la lamentable situación del antiguo pasadizo creado en tiempos de José Bonaparte por el arquitecto Juan de Villanueva para comunicar el Palacio Real con la Casa de Campo, y nos contaba toda su historia.
Pudimos recordar cómo era la gruta antes de las obras de soterramiento de la M-30 gracias a la foto publicada por Carlos Osorio en su blog Caminando por Madrid.
También evocamos tristemente cómo durante las obras desapareció la rocalla que adornaba la entrada a la Gruta.
Finalmente comprobamos el aspecto que ofrecía en los comienzos de 2010, denunciado por Jesús:
Por entonces, el Ayuntamiento de Madrid convocó un concurso para la realización de las obras denominadas “Conexión ciclista y peatonal del Jardín Histórico del Campo del Moro con los bienes culturales del entorno del Puente del Rey”. El proyecto incluía la “restauración del acceso peatonal subterráneo del siglo XIX denominado Túnel de Bonaparte”.
Las obras terminaron por fin. Se construyó la vía ciclista y peatonal, y actualmente lo que se puede contemplar son dos muros revestidos de granito.
Entre ambos muros, una puerta negra, cerrada con candado.
Sobre uno de ellos se ha colocado un placa recordando la existencia del túnel, que cumple 200 años.
Bajo el encabezamiento, Túnel de Bonaparte (1811-2011), se representa el plano que muestra el Palacio Real, el Campo del Moro y la Casa de Campo, y al final un texto nos explica que “el túnel, de estilo neoclásico, se excava en 1811 bajo la avenida de la Virgen del Puerto,… en 1891 fue reformado por el arquitecto Enrique Repullés, según el estilo romántico de la época«. A esta reforma se debe la rocalla destruida, que pervive en el interior de los Jardines del Campo del Moro.
El texto municipal añade que “en 2011 se restablece el tránsito peatonal entre el Campo del Moro, el río Manzanares y la Casa de Campo gracias a las obras de rehabilitación del Puente del Rey y a la construcción de un Pabellón de acceso al túnel”. Imaginamos que tras la misteriosa puerta se encuentra dicho pabellón.
Caminando por la nueva vía, siguiendo el mismo camino que el histórico pasadizo, atravesamos el Puente del Rey, y llegamos a la Casa de Campo, al lugar donde se encontraba la lamentable e impunemente desmantelada Puerta del Río.
Antes de entrar en la Casa de Campo, volvemos la vista hacia el Palacio y nos preguntamos ¿se conserva la gruta construida por Juan de Villanueva hace dos siglos y reformada por Repullés?, ¿se ha restaurado?, ¿se podrá algún día acceder al Pabellón de acceso al túnel y visitarlo?…
Y nuevamente,
¿continuará?.
por Mercedes Gómez
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