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La iglesia de Nuestra Señora de la Paz, en la calle de Doctor Esquerdo 44, esquina O’Donnell, fue proyectada en 1905 por Joaquín Kramer Arnaiz; creada para dar culto al antiguo Asilo de San José y Colegio de la Paz, edificio que había sido diseñado a su vez dos años antes por Luis María Argentí.
Dicho conjunto formaba parte de una serie de edificaciones benéficas y asistenciales que a finales del siglo XIX ocuparon dos manzanas, entre las actuales O’Donnell, Doctor Esquerdo, Doctor Castelo y Máiquez.
El asilo se comunicaba con el templo, y así continúa. Por la planta sótano se llega a la cripta, desde la planta baja se accede al interior de la iglesia y desde el piso principal al coro. Pero es una construcción independiente, tanto arquitectónica como funcionalmente ya que ofrece culto tanto a la institución, actual residencia para mayores, como a los fieles en general. Nunca ha sido parroquia.
El Paseo de Ronda, actual calle de Doctor Esquerdo, en aquellos momentos era el límite urbano del Ensanche de Madrid. Enfrente, al otro lado de la calle O’Donnell, ya había sido construido el Real Colegio de Nuestra Señora de Loreto.
Muy transformadas, tras la demolición de algunos edificios construidos como ampliación del asilo original, entre 2002 y 2004, y con cambios de uso de algún otro, las manzanas se mantienen.
Se conserva el edificio de asilo y colegio que entre 1990-95 fue adaptado, como decíamos, para residencia de personas mayores, y la iglesia.
La iglesia de Nuestra Señora de la Paz en origen fue construida bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús, costeada por Adolfo Bayo y Bayo, senador por Madrid, banquero y hombre de negocios diversos, y su mujer Elisa Tapia y Parrella. Ambos fundadores reposan en la cripta del templo. Adolfo Bayo, tras la muerte de sus padres adoptivos, descubrió que había estado en la Inclusa; la financiación de la iglesia fue una forma de dar las gracias.
A ambos lados de la puerta de entrada, sobre las pilas de agua bendita una inscripción pide una oración por sus almas.
La iglesia fue construida en estilo neogótico, enmarcado en el historicismo que dominaba en esos comienzos del siglo XX madrileño.
Las fachadas fueron restauradas en 1986 por María Luisa Meyer. En 1995 la torre de la iglesia fue consolidada, trabajos a cargo de Raquel Flórez.
Desde hace varios años algunas lonas cubren las cornisas y cresterías para evitar que posibles desprendimientos desde zonas deterioradas caigan a la calle y provoquen daños.
Según explican en un folleto de la propia iglesia son necesarios varios trabajos de restauración; la primera etapa, la más urgente, es la impermeabilización de cubiertas, reparación de cornisas, cresterías y fachadas.
En el exterior destaca la torre octogonal coronada por una cruz que define la imagen característica de la iglesia, también los detalles decorativos neogóticos, el rosetón, arcos, etc.
El interior tiene planta de cruz latina con tres naves y crucero, naves rematadas con tres ábsides poligonales adornados con tres retablos. La decoración de sus bóvedas, pilastras, etc. son muestra del mencionado estilo neogótico.
La nave central presenta bóvedas de crucería nervadas y arcos apuntados. El coro, a modo de tribuna, recorre todo el perímetro de la planta superior del templo.
El retablo mayor está presidido por la imagen de Nuestra Señora de la Paz.
La decoración interior fue obra de Casa Jaume y Compañía, que realizó los altares, púlpitos, confesionarios y el órgano.
Las vidrieras son de varios tipos, con figuras pintadas, alguna de ellas firmada por el taller de La Vidriería Artística de Madrid, y otros motivos meramente geométricos.
A los pies de la iglesia se encuentra el Cristo de la Paz.
En el exterior otra imagen del Cristo, realizada en cerámica de Talavera.
En 2019 fue incoado el expediente de declaración como Bien de Interés Patrimonial del antiguo Asilo de San José y Colegio e Iglesia de Nuestra Señora de la Paz. En octubre de 2020 fue declarado BIP, desde entonces figura en la lista de bienes protegidos, bienes inmuebles de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Conjunto, como muestra de la arquitectura dotacional benéfica y asistencial de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Por: Mercedes Gómez
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Bibliografía:
COAM. Arquitectura de Madrid, 2003.
BOCM, núm. 161, 9 de julio de 2019, pp. 47-55.
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Comisión de monumentos y patrimonio histórico, oct. 2019, Acta nº 7.
La plaza de Manuel Becerra está situada en el distrito de Salamanca; a ella se asoman cuatro de sus barrios, el de Lista, Goya, Fuente del Berro y la Guindalera. La calle de Alcalá la cruza, y en ella convergen las de Francisco Silvela, del Doctor Esquerdo (antiguos Paseo de Ronda y Foso de Circunvalación) y la calle de don Ramón de la Cruz.
Recordemos que el barrio de Salamanca fue proyectado en 1860 por Carlos María de Castro dentro del plan de Ensanche de Madrid. Hacia 1866 estaba trazado pero apenas había comenzado su construcción; ya existían las primeras manzanas junto a la Puerta de Alcalá y la calle de Serrano pero poco más. Mas allá casi todo era campo y la futura plaza de Manuel Becerra estaba en el límite este del proyectado Ensanche. Los terrenos entre el antiguo Camino de la Fuente del Berro al sur (aproximadamente en el lugar donde hoy discurre la entonces incipiente calle de Goya), y la Vereda de la Guindalera al norte, eran sobre todo huertas y campo.
En los comienzos del siglo XX la plaza recibía el nombre de Glorieta de la Alegría, dicen que debido a una venta o ventorro situado en las proximidades. Otros cronistas hablan de los comentarios más o menos ingeniosos o irónicos que provocaba el nombre debido a que por allí había que pasar para dirigirse al Cementerio del Este, hoy de la Almudena.
Lo cierto es que, según el plano del Madrid de 1900, había un merendero llamado la Alegría, pero a algo más de un kilómetro de distancia de la glorieta, al otro lado del arroyo Abroñigal (actual M-30), junto a su afluente, el arroyo Calero.
Estaba en lo que hoy es aproximadamente la calle Elfo números 13-15. Es curioso comprobar que la calle de Alcalá, al otro lado del Puente de Ventas, cerca de la cual se encontraba el merendero, entonces (según el plano) se llamaba calle de Vista Alegre.
Volviendo a la glorieta, en los terrenos al otro lado del paseo del Ensanche las construcciones eran escasas. En la esquina entre el paseo y la calle de Alcalá se encontraba la Quinta de los Leones o Quinta de Nogueras, así llamada por su primer propietario Francisco Noguera.
Junto a la extensa Quinta también había algunas villas o casas de campo, Villa Amalia, Villa Luisa… y ya se habían construido las primeras fases de la Colonia del Madrid Moderno. Frente a ella, al otro lado de la calle de Alcalá, se hallaba la Estación del Tranvía del Este (donde hoy se encuentra el Parque de Bomberos). El Tranvía unía las Ventas del Espíritu Santo con la plaza de Cibeles, y un ramal llevaba a los aficionados hasta la Plaza de Toros, entonces situada donde hoy se encuentra el Palacio de los Deportes en la calle Goya.
En el centro de la plaza estaba el Fielato de consumos, donde se cobraban las tasas municipales que se aplicaban al tráfico de mercancías en esta salida de Madrid.
En el plano de Facundo Cañada todas estas edificaciones están representadas en color rojo.
En 1905 por acuerdo municipal se cambió su denominación por la de plaza de Manuel Becerra, en honor al político que fue diputado y Ministro de Ultramar y Fomento en diferentes periodos entre los años 1868 y 1894. Becerra, nacido en 1823 en Lugo, había muerto en Madrid en 1896.
En 1914 en el centro de la plaza ajardinada fue instalado el llamado Obelisco de la Fuente Castellana, procedente del paseo de la Castellana. La fuente, que contaba con dos esfinges-surtidores de bronce, había sido construida por encargo de Fernando VII para celebrar el nacimiento de su hija, futura Isabel II. En 1869 el pilón había sido eliminado ajardinándose la zona alrededor del obelisco, y las esfinges trasladadas al parque del Retiro. Con su ubicación en la plaza de Manuel Becerra recuperó la condición de fuente y las esfinges.
Por esa misma época en la esquina con Francisco Silvela fue levantada la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga, sobre terrenos de la antigua Quinta cedidos por algunos miembros de la aristocracia que habían pasado a ser sus propietarios (marquesas de Aldama y de Ortueta) y una parte adquirida por el prelado de la diócesis.
Conocemos cómo era la plaza en aquellos momentos gracias a una valiosa postal del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.
La primera piedra de la iglesia había sido colocada el 26 de marzo de 1913. El proyecto inicial, realizado en 1911, fue obra de Joaquín María Fernández y Menéndez-Valdés aunque tras su fallecimiento la obra fue llevada a cabo por Diego de Orbe. Su estilo era neorománico, diseñado dentro del historicismo que imperaba en la época. Fue inaugurada en junio de 1915.
Muy dañada durante la guerra, fue reconstruida.
En 1952 el arquitecto Manuel Muñoz Monasterio además de edificar la casa parroquial alargó la nave central y construyó una nueva fachada.
La torre del campanario con su antiguo chapitel desapareció, y fue sustituida por un nuevo campanario de ladrillo. El aspecto del templo se transformó completamente.
En 1961 el Consistorio volvió a cambiar la denominación, pasando a ser la plaza de Roma. Unos años después, en 1969 el Obelisco se desmontó nuevamente para construir el paso subterráneo bajo la plaza por el que hoy continúan circulando los automóviles; el pobre monumento, que no encontraba descanso, fue entonces situado en el parque de la Arganzuela junto al río Manzanares. Recientemente, tras las obras de soterramiento de la M-30 ha vuelto a su lugar junto al río, pero una vez más ha perdido su carácter de fuente.
La antigua Quinta de los Leones, dividida en tres fincas a mediados del siglo XX, fue convertida en el parque de Eva Perón y se abrió la calle del Doctor Gómez Ulla.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de Covadonga tiene tres naves, sin crucero. Las pilastras imitan mármoles.
Las pinturas del ábside fueron realizadas en 1947 por Pedro de Varzi Roa.
La mayor parte de las imágenes son modernas, posteriores a la guerra, pues todo lo anterior fue destruido o desapareció. Excepto un Cristo de la Humildad del siglo XVIII (según García Gutiérrez y Martínez Carbajo, autores del libro Iglesias de Madrid) que se encuentra a los pies de la Epístola, junto a un Cristo nazareno, en una hornacina barroca un poco escondida, difícil de contemplar.
Y la imagen de la Virgen de Covadonga situada en el Altar Mayor, en un camarín en forma de hornacina con dos columnas a cada lado. La imagen original procedía del histórico Convento de San Plácido. Desaparecida durante la guerra, la actual es una copia (*).
La actual plaza de Manuel Becerra, que recuperó su anterior nombre en 1980, es sin duda muy distinta a aquellos comienzos del siglo XX en que era el límite de un nuevo Madrid, con el jardín y el Obelisco en el centro, y la coqueta iglesia. La postal ha cambiado.
Ya no pasa el tranvía sino demasiados automóviles, hay una estación de metro y paradas de autobuses que te llevan a casi todas partes. No hay merenderos pero sí bares con numerosas terrazas, churrerías, quioscos de prensa… el Antiguo Universal Cinema construido en los años 40, hoy vaciado y convertido en gimnasio… hasta un puesto de flores, y muchos bancos, donde los vecinos se sientan a charlar o pasar el rato como antaño. Ha cambiado mucho pero sigue siendo una plaza viva, no solo un lugar de paso, sino un lugar de encuentro.
Por : Mercedes Gómez
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ACTUALIZACIÓN 23 de marzo 2018. La imagen actual de la Virgen no es la original procedente de San Plácido, como había escrito al publicar el artículo en 2014 según la información de la web de la parroquia. Hoy me han confirmado en la propia Iglesia que es una copia.
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Bibliografía y otras fuentes:
Dº ABC 25 marzo 1913
Dº ABC 15 junio 1915
La Construcción moderna. 30 jun 1915.
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
P. García Gutiérrez y A.F. Martínez Carbajo. Iglesias de Madrid. Ed. La Librería, Madrid 2009.
Parroquia de Covadonga
IDE histórica de la ciudad de Madrid
El Real Colegio de Nuestra Señora de Loreto es una de las instituciones más antiguas de Madrid. Su origen se remonta al año 1585 cuando Felipe II fundó el Convento de Nuestra Señora de Loreto, para Amparo de las niñas huérfanas.
El Rey compró unas Casas que debían ser muy modestas, en la Plazuela de Antón Martín, actual calle de Atocha esquina a la plaza de Matute.
Resulta muy difícil imaginar cómo sería Madrid entonces. En aquellos momentos sus límites por el Sureste se encontraban precisamente en este lugar, donde se levantaba la Puerta de Antón Martín, una de las puertas de la Cerca que pocos años antes, 1566, el monarca que convirtió a Madrid en capital de España, había ordenado construir, la Cerca de Felipe II, de la que al parecer no quedan vestigios, aunque nuestro admirado Profesor Montero Vallejo creía que los restos de tapia junto al Senado pertenecían a esta Cerca del siglo XVI.
En fin, que en el momento de su fundación el Colegio estaba casi en las afueras de Madrid.
Al año siguiente, el rey mandó traer desde Roma la imagen que dio nombre al Colegio, la Milagrosísima Imagen de Nuestra Señora de Loreto, obra de Giovanni Battista Montano (1531-1621), arquitecto, escultor, grabador y entallador italiano.
El convento se fue ampliando con la adquisición de casas cercanas, y la Iglesia fue construida ya bajo el reinado de Felipe IV según proyecto de su arquitecto Juan Gómez de Mora. La obra fue finalizada por Pedro Lázaro Goiti en 1654.
Tenía dos torres rematadas con chapiteles, típicos del Madrid de los Austrias, y una sencilla portada con frontón triangular. En su interior la planta era de cruz latina con una sola nave y tres retablos barrocos. En la cabecera se encontraba el retablo mayor donde se hallaba el camarín de la Virgen de Loreto, y en el ático un cuadro de José Donoso, La Asunción de la Virgen. En uno de los dos retablos laterales había una pintura de Antonio de Pereda, San José con el Niño, firmado el mismo año en que se terminó de construir la iglesia, 1654.
Chalmandrier la dibuja en su plano:
Felipe V redactó nuevas normas y objetivos del Colegio, las Constituciones de 1738, que es el documento más antiguo que se conserva. Se establecía el número de niñas que podían ser admitidas, requisitos de entrada, vida diaria, comportamiento exigido… Las niñas no podían leer novelas, debían rezar dos veces al día… Leyendo dichas normas, hoy día la institución nos parecería más un Convento que un Colegio. En realidad nos dice mucho acerca de cómo era la educación femenina en aquellos tiempos.
Este patronazgo real se mantuvo durante todo el siglo XVIII, hasta la Guerra de la Independencia, en los comienzos del XIX. Existe un curioso documento en el que consta que José Bonaparte solicitó un informe de los bienes artísticos conservados en el Colegio. Se ignora si el informe fue enviado y, en cualquier caso, qué ocurrió después con las obras de arte del colegio.
En 1882 comenzó el derribo del antiguo Colegio y su iglesia barroca.
Sobre su solar, que corresponde al actual número 55 de la calle de Atocha, hoy se levanta un edificio de viviendas en el que hace unos años, el 24 de enero de 1977, en el segundo piso, tuvo lugar la matanza de varios abogados laboralistas que lamentablemente muchos recordaremos. Por entonces la prensa publicó que a raíz del suceso se descubrió un paso subterráneo bajo el edificio.
No es de extrañar, los pasadizos eran al parecer habituales bajo las iglesias, conventos y palacios, quizá el pasadizo hallado perteneció al desaparecido Convento de Loreto, aunque también pudiera pertenecer a alguna de las galerías por las que llegaba el agua desde el Viaje de la Fuente Castellana que el Ayuntamiento de Madrid les concedió en 1637.
Tras el derribo, el Colegio fue trasladado, como antaño, a las afueras de Madrid, en la calle de O’Donnell, que aún a principios del siglo XX era una zona en desarrollo, con escasas construcciones. La calle de O’Donnell, el Paseo de Ronda -actual Doctor Esquerdo- y la calle del Duque de Sexto delimitaban el Real Colegio.
Un inciso. No debemos confundir el Real Colegio fundado por Felipe II en Madrid en el siglo XVI, con el famoso Colegio de Nuestra Señora de Loreto, de Madres Ursulinas, ubicado en la calle del Príncipe de Vergara, cuya institución religiosa fue fundada en Francia en 1820 y no llegó a España hasta unos años después. En algunas publicaciones se puede leer que este colegio es el fundado por Felipe II, pero es una gran confusión, únicamente tienen en común el nombre de la virgen a la que veneran.
El nuevo conjunto del Real Colegio e Iglesia de Loreto en la calle de O’Donnell fue obra del Arquitecto Mayor de Palacio, José Segundo de Lema. Para la ejecución contó con su auxiliar Enrique Repullés Segarra.
En la sobria fachada de ladrillo aún puede leerse, en una lápida de piedra sobre la entrada, la inscripción «REAL COLEGIO».
Comenzó su construcción en 1894, año en que la reina regente María Cristina, madre de Alfonso XIII, confió por 25 años a la Comunidad de Religiosas Agustinas de la Asunción la dirección y cuidado de este establecimiento.
El antiguo Centro de beneficencia se convirtió en un colegio religioso más, reservando 20 plazas para las alumnas que llamaban de gracia, generalmente huérfanas, el resto eran externas de pago. Hoy día es un colegio concertado que atiende 806 alumnos.
Los enseres y obras de arte conservados del antiguo centro en la calle de Atocha debieron ser trasladados al nuevo en la calle de O’Donnell. Pero los avatares del siglo XX produjeron algunos cambios en la institución. Durante la República pasó a depender del Ministerio de Instrucción Pública, luego llegó la guerra… Algunos de los muebles u objetos se conservan, pero la mayor parte se perdió.
Junto al Colegio, con fachada a O’Donnell, existió la Casa de Capellanes y otras dependencias, derribadas después de la guerra. En su lugar se construyó un edificio de viviendas que hoy ocupa la esquina con la calle del Doctor Esquerdo.
A continuación, a espaldas del centro escolar, con fachada a la calle Duque de Sexto se encuentra la Iglesia, construida en ladrillo igual que el colegio, con adornos de estilo mudéjar.
La puerta de entrada está normalmente cerrada, pero accedemos a ella desde el Colegio, tras cruzar la Sacristía.
En su interior de tres naves separadas por arcos, hay una mezcla de elementos de distintos estilos que conforman un templo bello y acogedor.
Ecos medievales, artesonados mudéjares, rejerías…
Respecto a las obras de la iglesia anterior, se ignora donde se encuentra el cuadro de Donoso, pero, aunque no está expuesto, el Museo del Prado posee un dibujo con el mismo tema que se cree puede ser el dibujo preparatorio de dicha pintura.
Según leo, la obra de Pereda se encuentra en el Palacio Real.
La sorpresa más grata la hallamos en la actual iglesia, detrás del altar, subiendo por unas escaleras hacia el pequeño camarín donde se encuentra la Virgen de Loreto.
Al parecer, durante la guerra las hermanas la ocultaron en un piso y después la trasladaron a su nuevo colegio en la calle de Velázquez. En 1939 pasaron a hacerse cargo del colegio de Loreto las Esclavas del Divino Corazón, quienes reclamaron la vuelta de la estatua, la virgen que les había acompañado desde la fundación. Pero las hermanas de la Asunción, que se consideraban sus salvadoras, querían conservarla. No fue hasta 1942 o 1943 cuando la imagen donada por Felipe II pudo volver a su lugar, al Real Colegio de Nuestra Señora de Loreto.
En la peana aún se puede leer la inscripción con el nombre del artista y la fecha, el año de 1586, bajo el manto azul de la valiosa y antiquísima figura policromada, MCCCCCLXXXVI.
por: Mercedes Gómez
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Fuentes:
COAM. Arquitectura de Madrid. 2003
J.M. Quesada. Hª del Real Colegio de Nuestra Señora de Loreto.
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