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Ramón Casas, uno de los grandes pintores de finales del siglo XIX, principios del XX, nació en Barcelona en 1866, ciudad en la que murió sesenta y seis años después. Con motivo de la conmemoración del 150 aniversario de su nacimiento, en 2016 se celebró el Año Ramón Casas.
La Obra Social la Caixa junto con el Museo Nacional de Arte de Cataluña y Museos de Sitges organizaron la exposición Ramón Casas. La modernidad anhelada, que ahora tenemos la suerte y el placer de poder disfrutar en Madrid, en CaixaForum. Sin duda una de las más atractivas y esperadas de la temporada, define al pintor como bohemio, hedonista e inconformista, y nos propone revivir la eclosión de la modernidad en Europa de la mano de su mejor cronista.
Nos recibe uno de esos nuevos inventos que entonces representaban el progreso y que él utilizó, la bicicleta.
Ciento cuarenta y cinco obras de Casas y de otros artistas contemporáneos reivindican la obra del pintor catalán, y su significado dentro del contexto de la época.
La exposición ofrece un recorrido por la obra de Ramón Casas, indudablemente una de las grandes figuras del Modernismo, en relación a los artistas coetáneos que pudieron tener alguna influencia sobre él, Toulouse-Lautrec, John Singer Sargent, Julio Romero de Torres, Joaquín Sorolla, Joaquín Torres García, Pablo Picasso… algunos de ellos amigos suyos, como Santiago Rusiñol.
En Retratándose contemplamos una pintura especial, la única firmada por ambos, en la que se retratan el uno al otro como símbolo de su amistad.
El recorrido se plantea como un juego de espejos, un camino de doble sentido que permite visualizar las influencias, analogías e intereses comunes que existieron entre Casas y otros autores contemporáneos.
El primer ámbito de la muestra nos cuenta cómo fueron los comienzos, como se llevó a cabo la construcción de una identidad artística.
Casas nació en Barcelona pero muy joven, con apenas 15 años, fue a estudiar a París, primer viaje a la ciudad que marcaría toda su vida.
París era entonces el centro del arte europeo, allí, como tantos otros artistas, conoció las diferentes tendencias y lenguajes pictóricos que serían un gran aprendizaje para él en los comienzos de su carrera. Volvió varias veces.
En 1890 realizó su tercer viaje a París, en esta ocasión permaneció dos años. Fue una época enriquecedora en la que su obra se transformó. Representaba personas anónimas de la vida bohemia parisina, vivió la pulsión bohemia.
En enero de 1897 en Barcelona abrió la famosa cervecería Els Quatre Gats, que se convirtió en un gran centro de la cultura alternativa a la imperante en aquellos momentos, con el objetivo de estimular la creatividad. Aunque no supuso ningún cambio radical al arte existente, durante seis años albergó al grupo bohemio encabezado por Casas, Romeu y Rusiñol. Ramón Casas creó la imagen publicitaria del local.
Siguiendo el modelo de los azulejos catalanes de oficios del siglo XVIII diseñó un conjunto de 25 azulejos que mostraban la nueva Cataluña del siglo XIX.
La exposición también reflexiona sobre la paradoja del artista moderno.
Es curioso comprobar cómo a Casas, tan cosmopolita, le interesaron los temas populares, destacando sus majas y toreros.
Hacia 1894 comenzó una serie en la que abordaba la crónica social, el pintor incorporó un elemento nuevo en su obra: la multitud anónima, representó la poética de la multitud.
Además de pintor fue un gran dibujante y creador de carteles.
En el último ámbito temático, las identidades ambivalentes, la exposición muestra su habilidad para el retrato, sobre todo femenino. Mujeres sofisticadas y elegantes, atrevidos desnudos, y también modelos de mujer emancipada.
En definitiva, es una exposición magnífica, con una propuesta interesante, y pinturas muy bellas. Para disfrutar en:
CaixaForum Madrid
Ramon Casas. La modernidad anhelada
Hasta el 11 de Junio de 2017
Toda la información, precios y actividades relacionadas: aquí
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Por : Mercedes Gómez
Juan Ruiz de Luna Rojas nació en 1863, en Noez, Toledo. Muy joven comenzó a trabajar en la empresa familiar, fabricante de castañuelas y otros objetos artesanos, luego se trasladó a Talavera de la Reina para ayudar a sus hermanos que eran pintores decoradores. El propio Juan allí trabajó como pintor y fotógrafo, y se tuvo que hacer cargo del taller de pintura debido a la muerte de sus hermanos. Hasta la llegada de Enrique Guijo a Talavera, momento en que cambió su vida.
Enrique Guijo -a quien tuvimos ocasión de conocer al hablar del gran pintor ceramista Alfonso Romero-, nació en Córdoba en 1871, se formó como ceramista en Sevilla, y en 1900 se trasladó a Madrid. Siete años después fue a Talavera donde conoció a Juan Ruiz de Luna, a quien inició en el mundo de la cerámica.
Juntos, en 1908, fundaron la Fábrica de Cerámica Artística Nuestra Señora del Prado, en Talavera de la Reina. Enrique tenía 37 años, y Juan 45. La cerámica toledana estaba en un mal momento, olvidada, y gracias a estos dos hombres revivió y recuperó la tradición perdida, que aún hoy día se conserva. Formaron la sociedad “Ruiz de Luna, Guijo y Cia”, con el objetivo, según palabras del propio Ruiz de Luna, de poner en marcha una fábrica destinada a “hacer resurgir la Cerámica artística de Talavera tan famosa en los siglos XVI y XVII”.
Enrique Guijo era el director artístico. Después la fábrica se convirtió en Escuela, y Guijo ejerció de maestro de pintores. Debido a los problemas económicos que surgieron, en 1910 se trasladó a Madrid con el fin de ocupar una plaza de profesor de la Escuela de Cerámica. Continuó representando a Ruiz de Luna en Madrid y se hizo cargo de la sucursal de la fábrica en la calle Mayor 80, que se inauguró en 1914.
En 1915 la sociedad se disolvió definitivamente. A pesar de todas las dificultades, Juan Ruiz de Luna estaba decidido a continuar, luchó, se convirtió en el único propietario de la Fábrica y la sacó adelante. Enrique Guijo continuó con el Taller de la calle Mayor. Y aquí le dejamos por hoy, pues sin duda merecerá que algún día contemos su propia historia.
Francisco Arroyo pasó a ser el director artístico de la fabrica en Talavera, y al año siguiente se casó con la hija mayor de Ruiz de Luna.
En 1922 Ruiz de Luna inauguró una nueva tienda en Madrid, en la calle Floridablanca 3, de la que se hizo cargo su hijo Juan.
No son muchas las obras de la fábrica de Juan Ruiz de Luna en Madrid -aunque seguramente más de las que he podido localizar-, todas de mucho valor. Algunas fueron realizadas en la primera etapa de la fábrica, entre los años 1910 y 1915, época en la que Guijo era el director artístico y representante en nuestra ciudad. Ruiz de Luna trabajó para diversos arquitectos.
Uno de ellos fue Luis Bellido, arquitecto municipal que en 1910 acometió la reforma de la Casa de Cisneros, en la Plaza de la Villa. Las escaleras y el patio fueron decorados con cerámica talaverana realizada en la Fábrica de Ruiz de Luna.
En la planta baja del edificio construido por Jesús Carrasco Muñoz entre 1913 y 1914, en la calle Mayor nº 59, se encuentra la farmacia más antigua de Madrid, la Real Botica de la Reina Madre. En su interior, lleno de joyas, existen unos adornos realizados por Ruiz de Luna.
Para José María Mendoza Ussía decoró un friso bajo la cornisa del edificio construido para la antigua Papelera Española, en la calle Mejía Lequerica nº 8, actualmente en obras.
De su trabajo para Carlos de Luque se conservan dos magníficos ejemplos, el primero en la Plaza de Olavide nº 1, cuyos elementos modernistas y adornos cerámicos del friso superior y la cubierta del torreón, fueron realizados por Juan Ruiz de Luna y Francisco Arroyo.
El segundo se encuentra en la calle de Antonio Acuña, esquina Duque de Sesto, con una fachada exquisita que combina los elementos cerámicos y escultóricos. El interior del portal también está decorado por Ruiz de Luna.
Recordemos la colaboración de Ruiz de Luna con Benlliure en la decoración de su casa y las dos Fuentes de los Niños. También decoró la casa de Sorolla, cercana a la de Benlliure, en el Paseo del General Martínez Campos. Fue obra suya el zócalo de azulejos de uno de los salones y de la galería del patio.
De la segunda etapa de la Fábrica, con Arroyo de director artístico, se conservan algunas obras realizadas entre 1925 y 1930, como la fachada de la antigua Vaquería del Carmen, en la Avenida de Filipinas nº 1, realizada en 1928, que desaparecida la vieja tienda ha sido de todo, últimamente disco-pub, tienda de bolsos, y actualmente moderna taberna-franquicia. Únicamente permanecen los azulejos pintados, testigos del cambio de los tiempos.
En la calle de San Bernardo números 67 y 112, Ruiz de Luna decoró dos edificios construidos por José Antonio de Agreda en los que la mezcla del hierro con la cerámica ofrece una arquitectura de gran belleza.
Juan Ruiz de Luna murió en 1945. Fue el primero de una gran familia de artistas que aún hoy día continúa trabajando. No fue únicamente un ceramista sino que fue un estudioso e investigador de la cerámica talaverana que había sido tan importante en los siglos XVI y XVII, recuperándola ya para siempre.
Sus hijos Juan, Rafael y Antonio se hicieron cargo de la empresa en la que desde muy jóvenes habían aprendido el oficio y el arte de la cerámica.
La tienda de Floridablanca fue traspasada en 1933, y Juan volvió a Talavera. En la última etapa de la Fábrica, desde 1942 a 1961, fue el director artístico. Ese año, nuevas dificultades, esta vez definitivas, obligaron a cerrar la histórica Fábrica, que por entonces se llamaba Cerámicas Ruiz de Luna S.L.
Tras el cierre, Juan y su familia se fueron a vivir a Málaga, donde sus descendientes continúan la tradición.
En Madrid continúa trabajando su nieto, hijo de Antonio, Alfredo Ruiz de Luna González. Suyas son las placas de cerámica que indican y adornan muchas de las calles madrileñas desde 1991.
Texto y fotografías por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Catálogo “El arte redivivo. Exposición del I Centenario de la Fábrica de Cerámica Ruiz de Luna Nuestra Señora del Prado”. Talavera 2008.
Museo Ruiz de Luna. Talavera de la Reina.
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ACTUALIZACIÓN 21.3.2011
Actualizamos el post dedicado a Ruiz de Luna porque la antigua Vaquería del Carmen, en la avenida de Filipinas nº 1, ha generado una bonita “conversación”, dentro y fuera del blog.
Esta es la foto que me ha enviado antonioiraizoz, como veréis es muy curiosa:
Además, una persona que vive muy cerca me ha contado que recuerda la Vaquería, que estuvo varios años cerrada hasta que, hace relativamente poco tiempo, al menos después de 1983, fue derribado el edificio anterior y construido el actual, en cuya puerta de cristal hoy se reflejan modernos edificios.
¡Muchas gracias, Antonio!
Mercedes
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