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(I) Pedro de Alcántara Téllez-Girón, príncipe de Anglona

El Palacio de Anglona –situado entre la Costanilla de San Pedro, la calle Segovia, la Costanilla de San Andrés y la calle Príncipe de Anglona– ha tenido varios propietarios a lo largo de su historia, pero hoy día tanto la calle como el palacio y su jardín conservan el nombre del ilustre príncipe que lo heredó en los comienzos del siglo XIX.

No se conoce la fecha exacta ni el autor de la construcción del edificio primitivo pero se sitúa entre los años 1675 y 1690, aunque sus orígenes se remontan al siglo XVI, época de la que ya se conocen algunos datos. Entonces se trataba de un conjunto de casas ubicadas junto a la iglesia de San Pedro que pertenecían a los Vargas, que como sabemos tenían diversas propiedades en la zona; en el inicio del siglo XVII estas pasaron a ser propiedad de los Benavides.

Posteriormente, en 1637, el XI conde – VIII duque de Benavente, Antonio Alonso Pimentel, obtuvo la propiedad al casarse con Francisca de Benavides, nieta de Álvaro Benavides e hija de los marqueses de Javalquinto y Villarreal.

Los Benavente utilizaron este palacio como residencia principal.

Plano de Texeira, 1656

La Costanilla de San Pedro antes fue la calle de la Palma y la calle del Príncipe de Anglona era la calle Sin Puertas; ambas así figuran en la Planimetría General de Madrid del siglo XVIII. La calle del Príncipe de Anglona recibe este nombre desde 1889.

El jardín fue construido sobre un antiguo huerto de los Vargas, salvando el gran desnivel del terreno, por lo que en algunos lugares aparece con la denominación de jardín colgante. La entrada tiene lugar por la plaza de la Paja, y sus muros al norte se asoman a la calle Segovia, con una altura de seis metros. Tiene una superficie de aproximadamente 500 metros cuadrados.

El diseño de 1761 es de Nicolás Chalmandrier, que aparece representado en el plano de Madrid del mismo autor.

Plano de Chalmandrier, 1761

Se supone que el palacio fue reformado antes de 1771, «para su mejor y más cómoda habitación» cuando tuvo lugar la boda entre la Condesa de Benavente María Josefa Alonso Pimentel y Pedro de Alcántara de Téllez Girón. Se les destinó este palacio en la calle Segovia pero el matrimonio eligió el Palacio de los Osuna en los altos de Leganitos ‑que ya no existe‑. Don Pedro, tras la muerte de su hermano mayor, pasó a ser IX duque de Osuna.

Francisco de Goya los retrató en el gran lienzo de la familia, Los duques de Osuna y sus hijos, fechado hacia 1787, que se encuentra en el Museo del Prado.

«Los duques de Osuna y sus hijos», F. de Goya, 1787-88. Museo del Prado.

Una gran reforma del edificio tuvo lugar en 1776 a cargo de Vicente Barcenilla. A finales de siglo, en 1793, Ángel María Tadey, contratado por la duquesa de Benavente, marquesa de Peñafiel, realizó mejoras de calidad en la decoración de su interior, y en el jardín, donde instaló un puente, un cenador, una casita para las gallinas… todo al gusto de la época.

Según Ramón Guerra de la Vega, en 1800 el interior fue decorado por el francés Jean-Démosthène Dugourc, que trabajó para el rey Carlos IV y, recordemos, también decoró el palacio de Manuel Godoy en la plaza de la Marina española.

En 1802, con motivo de la boda del primogénito de la Casa de Osuna, XI marqués de Peñafiel, Francisco Borja Téllez Girón con María Francisca Beaufort y Toledo, tuvo lugar la reforma más importante del palacio, a cargo del arquitecto Antonio López Aguado que lo convirtió en un edificio de planta rectangular, con dos patios interiores.

Al ser nombrado X duque de Osuna, el heredero Francisco Borja abandonó la casa, que pasó a su hermano Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Alonso Pimentel, príncipe de Anglona –título que heredó de su madre– y marqués de Javalquinto, hijo segundo de la Casa de Osuna.

Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Alonso-Pimentel, príncipe de Anglona (1786- 1851), hijo menor de Pedro de Alcántara Téllez-Girón, IX duque de Osuna, y de Josefa Alonso-Pimentel, condesa-duquesa de Benavente, es el niño que Goya representó sobre un cojín, a los pies de su madre, en el retrato familiar.

«Los duques de Osuna y sus hijos», F. de Goya, 1787. Museo del Prado. (detalle)

El otro niño, que está de pie, es su hermano, el tercero y el mayor de los varones, Francisco de Borja Bruno Téllez Girón, entonces futuro X duque de Osuna.

Agustín Esteve pintó al príncipe cuando tenía unos doce años. Se desconoce donde se encuentra el cuadro en la actualidad pero felizmente en el Archivo Ruiz Vernacci del IPCE se conserva una fotografía.

Fotografía del retrato de Pedro de Alcántara Téllez-Girón, Príncipe de Anglona, pintado por Agustín Esteve. ¿José Lacoste? Albúmina, 1900-15. Archivo Ruiz Vernacci.

Otra imagen del príncipe de Anglona en la que aparece representado junto a su hermano, Francisco de Borja Téllez Girón, es la que pintó William Beeckey, «El X duque de Osuna y su hermano el principe de Anglona», de la que también se conoce una fotografía, incluida en 1925 en la exposición de Retratos de niños en España y publicada en «Retratos de la familia Téllez-Girón, novenos duques de Osuna», de Joaquín Esquerra del Bayo.

«El X duque de Osuna y su hermano el principe de Anglona», William Beeckey. Una copia de la fotografía se conserva en el Archivo del Centro de CC Humanas y Sociales del CSIC.

Se casó con María del Rosario Fernández de Santillán. Por herencia familiar el príncipe de Anglona fue militar desde niño, pero también fue amante de las letras, la historia y el arte, igualmente heredero de la ilustración de sus padres. Llegó a ser director de la Real Academia de San Fernando y desde 1820 a 1823 fue director del Museo del Prado, cuando aún se llamaba Real Museo de Pintura y Escultura.

El príncipe de Anglona murió en 1851, a la edad de 65 años.

«Príncipe de Anglona», V. Carderera, 1843. Museo del Romanticismo.

En 1872 su hijo y heredero Pedro de Alcántara Téllez Girón y Fernández de Santillán vendió la casa al marqués de la Romana.

Palacio de Anglona (Foto: Madrid a 360º)

 

(II) El Palacio y el Jardín del príncipe de Anglona

La familia de los marqueses de la Romana, que fue su propietaria durante más de un siglo, hasta 1983, fue quien en 1920 encargó la reforma del jardín a Javier de Winthuysen.

Planta del Jardín del Palacio de Anglona. Javier de Winthuysen (1920). Archivo Real Jardín Botánico.

Winthuysen incluyó en su diseño elementos del jardín clásico andaluz, con fuentes y bancos con azulejos, parterres y pilastras a lo largo del muro.

Dibujo de la fuente del palacio de Anglona. Javier de Winthuysen (1920).

Los nuevos dueños también fueron dignos inquilinos del palacio, amantes del arte, como demuestra la colección que atesoraron.

El 11 de abril de 1926 los socios de la Sociedad española de excursiones lo visitaron. En su crónica se describe el interior y las valiosas obras de arte que allí pudieron contemplar. Tras la escalera y el vestíbulo, una antesala decorada con un tapiz flamenco y otros objetos, el salón verde con pinturas notables…

… y una sala llamada de los Goyas, con nueve cuadritos del pintor, entre ellos La Maja y el Petimetre. El Salón de baile, el comedor, etc. todo ello descrito con admiración.

«La Maja y el Petimetre». Goya. Colección del marqués de la Romana.

Posteriormente, entre los años 1942 y 1978 lo alquilaron al Ayuntamiento de Madrid, que instaló allí unas oficinas.

El Ayuntamiento abandonó el edificio en 1978, debido a su mal estado, pero inició los trámites de expropiación del jardín para convertirlo en zona verde.

Cuando en 1983 la empresa Anglona S.A. compró el palacio para su transformación en viviendas aún pertenecía a los marqueses de la Romana. La empresa se comprometió con el Ayuntamiento a reformar también el jardín, obra que inició la paisajista Lucía Serredi, quien dijo que «…bajo 40 centímetros de tierra y hojas secas, encontramos unos caminos de ladrillos bordeados por setos de boj ya totalmente secos, formando un parterre que muy bien podía corresponder al original del siglo XVIII».

En 1987 estas obras se interrumpieron por falta de presupuesto, según se publicó. Las viviendas de lujo ya estaban todas vendidas.

La rehabilitación del antiguo Palacio de Anglona para viviendas obtuvo uno de los doce Premios de Urbanismo y Arquitectura del Ayuntamiento de Madrid, que no se entregaban desde antes de la Guerra Civil y que se recuperaron en 1986.

Foto: Informes de la Construcción, 1986

 

Foto: Informes de la Construcción, 1986

La rehabilitación integral del edificio fue realizada por Ignacio Blanco Lecroisey y Jaime Martínez de Ubago y de Liñán; la obra se llevó a cabo en 1984-1986. Carlos Boyer Monsalve continuó la obra entre 1986-1987. Los autores de una segunda rehabilitación fueron José Ángel Rodrigo García y Jaime Castañón Fariña.

Vestíbulo de entrada al palacio de Anglona. Foto : Madrid a 360º

 

Los jardines, que mantuvieron la propiedad municipal, y por tanto eran públicos, estaban cerrados, los vecinos de las dieciséis viviendas de lujo tenían la llave y no dejaban entrar a nadie, al parecer con el consentimiento del Ayuntamiento. No se abrieron hasta el año 2002.

Conservan algunos elementos, como es su tapia, con paños de tapial de adobe y albardillas de losetas cerámicas, uno de los elementos usualmente utilizados por la jardinería tradicional en Madrid, de las que quedan pocos ejemplos.

Aunque se mantiene el antiguo trazado y el solado original de ladrillo, otros elementos singulares han desaparecido. Se conserva el pavimento de los paseos y algunos dibujos de la plazoleta central formados por ladrillos colocados creando un dibujo de espina de pez.

Antigua fuente de taza baja construida en mármol blanco

Como elementos singulares, además de las fuentes destacan un cenador y dos pérgolas. Durante la reforma, en el centro se instaló una pequeña fuente de piedra.

Su trazado, que originalmente fue neoclásico, presenta dos caminos geométricos de ladrillo aparejados a sardinel, y con un bordillo de granito. Dichos caminos se cruzan perpendicularmente, dando lugar a cuatro cuadrantes conformados por setos de boj.

Palacio y Jardín del Príncipe de  Anglona, 2023. Foto: Vicente Benítez Blanco

 

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

PEÑUELAS, José. «Visita al palacio de los marqueses de la Romana» en Boletín de la Sociedad española de excursiones, dic. 1926.
Catálogo Javier de Winthuysen. Jardinero. Andalucía. Sevilla, Córdoba 1989-1990.
GUERRA DE LA VEGA, Ramón. Palacios de Madrid. Madrid, 1999.
COAM. Guía de Arquitectura, Madrid 2003.
MARTÍNEZ, África. Palacios madrileños del siglo XVIII, Ed, La Librería, Madrid 2003.
LABAJOS, Luciano y RAMON-LACA, Luis. Jardinería tradicional en Madrid. Ed. La Librería, Madrid, 2007.

El País, 28 mayo 1986, 20 jul 1987, 26 mayo 1992, 14 mayo 2005.

Madrid a 360º

 

 

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El pasado domingo 17 de enero por la noche pudimos ver, en el gran programa Imprescindibles en la 2 de Televisión Española, el documental «Recordando a Coderch», de Poldo Pomés; si os interesa y no pudisteis verlo en su estreno, está disponible en la web de RTVE, en A la Carta, hasta el 1 de febrero, aquí.

Coderch es uno de los grandes arquitectos del siglo XX. No vamos a hablar de su figura ni de su importante obra, ya lo hace estupendamente el documental que os recomiendo, pero sí me gustaría llamar la atención sobre su presencia, escasa y tal vez no muy conocida, en Madrid, y su importancia en lo que significa la arquitectura moderna.

José Antonio Coderch de Sentmenat nació en Barcelona en 1913; en 1940 obtuvo el título de arquitecto por la Escuela Superior de Arquitectura de su ciudad. Entonces se trasladó a vivir a Madrid para trabajar en la Dirección General de Arquitectura; trabajó, cuentan en el documental, en el organismo recién creado, tras la guerra, Obra Sindical del Hogar.

Solo dos años después volvió a Barcelona y se estableció con Manuel Valls en su Estudio Coderch y Valls. Hasta su muerte en 1984.

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Como decía, su obra en Madrid es escasa pero valiosa desde el punto de vista arquitectónico e histórico.

1

En 1956 proyectó, junto a Manuel Valls, para el jurista Juan Vallet de Goytisolo, una vivienda situada en la calle Belisana 5, en Ciudad Lineal, conocida como Casa Vallet.

Según noticias publicadas en 2018, los propietarios solicitaron licencia para su derribo. Digamos que están en su derecho a solicitarlo, pero hay que decir también que desde hace años mantienen el edificio en estado de abandono, ocasionando un gran deterioro, lo cual no debería permitirse.

Se ha pedido su protección desde diversos medios pero de momento no se ha conseguido.

Casa Vallet. Revista Nacional de Arquitectura, 1958

2

En 1965 proyectó otra vivienda de lujo, en La Moraleja, para José María Entrecanales, la hoy conocida como Casa Entrecanales. Situada en Paseo de los Gaitanes 42, en Alcobendas.

Casa Entrecanales. Foto: Catalá Roca.

3

Su obra más conocida en Madrid, proyectada una vez más junto a Manuel Valls, es el Edificio Girasol, situado en la calle José Ortega y Gasset 23, con vuelta a Lagasca 90, en pleno barrio de Salamanca.

Son viviendas de lujo, levantadas entre 1964-66, encargo de la inmobiliaria FINCOSA, promotores que, según contó el propio arquitecto, le dieron total libertad permitiendo la construcción de un edificio singular en el centro de Madrid. La constructora fue Entrecanales y Tavora.

El Girasol fue construido en un solar antes ocupado por un palacete.

En el elegante palacete, de 1898, situado en la entonces denominada calle de Lista esquina Lagasca, vivió el político y escritor Francisco Silvela (Madrid, 1845*-1905) y allí murió el 29 de mayo de 1905, tal como recoge la prensa de la época. Una placa lo recuerda en la fachada de la hoy calle de José Ortega y Gasset.

(Foto memoriademadrid.es) (*)

No he encontrado una foto de este palacio, pero podemos imaginar que sería similar a otros construidos en la misma época en el Ensanche, a finales del siglo XIX, comienzos del XX. Era el Madrid que había creado el marqués de Salamanca, que dio nombre al barrio. Financiero y empresario de azarosa vida, José Salamanca representa esa época, y la de otros nobles, políticos y clases adineradas en general que allí se fueron estableciendo y levantaron sus lujosos palacios.

Pueden servirnos de ejemplo –a riesgo de equivocarme– unos palacetes cercanos, situados en la calle Diego de León, entre la propia calle de Lagasca y la de Velázquez. Propiedad de tres hermanas y sus consortes, la duquesa de la Seo de Urgel, la marquesa de Donadío, y Mª Concepción de la Viesa, primera marquesa de Santa María de Silvela, casada en 1886 con Francisco Agustín Silvela Casado (1860-1924), sobrino de Francisco Silvela y de la Vielleuze. Tío y sobrino debieron de ser casi vecinos un tiempo.

(Postal Hauser y Menet. memoriademadrid.es)

Ninguno de estos palacetes existe, y no deja de ser lamentable. Pero todo esto sugiere una evidencia: el Madrid de los palacetes y personajes decimonónicos dio paso a un nuevo Madrid, a las nuevas clases de la alta burguesía del siglo XX y a las grandes empresas.

Algunos otros siguen existiendo, en la actualidad son sede de embajadas u otro tipo de organismos oficiales; hoy día debe de ser muy difícil mantener una casa de estas características.

Las viviendas de lujo, unifamiliares o no, ahora son muy diferentes.

En cierto modo, y lógicamente salvando las distancias, la imagen del Edificio Girasol me ha recordado la de los tres antiguos palacios de Diego de León.

Edificio Girasol. Calle Lagasca 90.

Aparte polémicas, gustos y otras cuestiones, el Edificio Girasol en sí mismo es considerado una de las obras maestras de Coderch y de la arquitectura del siglo XX en general.

Otra placa, en este caso del Colegio de Arquitectos de Madrid, recuerda «la solución innovadora en su planta, alejándose de las tipologías residenciales propias del Ensanche del Barrio de Salamanca. Las viviendas con entradas individuales tienen una disposición en diagonal en las que se consiguió que todas las dependencias fuesen exteriores dando a un patio terraza…»

El nombre Girasol proviene de la intención de buscar el sol en su mejor orientación para todos los pisos que debían ser exteriores, sin patios interiores. Pensaba que todas las habitaciones de una casa «tienen derecho a estar en la fachada» y recibir luz natural.

Los materiales elegidos y elementos eran todos de primera calidad. La estructura metálica, las carpinterías, las persianas de lamas de madera, la cerámica de las fachadas, moquetas en el interior, calefacción, ascensores, etc.

Revista de Arquitectura, 1967

Las viviendas forman parte de una serie de bloques adosados, independientes entre sí, inspiradas en las construcciones unifamiliares, mediterráneas, que el arquitecto construyó a lo largo de su vida en diversos lugares, dos de ellas en Madrid como hemos visto.

Cada vivienda se organiza alrededor de una terraza, cumpliendo la función de jardín que separa el salón de la calle –como en una casa palacio–, aunque en la actualidad la mayoría están cerradas, perdiendo el sentido inicial.

A su vez, la primera planta, acceso común a los ascensores, es una terraza a modo de jardín.

El exterior revestido de plaqueta cerámica ha sido restaurado recientemente.

Coderch también fue diseñador y fotógrafo, de cuyas actividades nos ha legado igualmente obras de calidad, como sus famosas lámparas.

Uno de sus amigos fue Francesc Catalá Roca, que realizó muchas fotografías de la obra del arquitecto.

Lámpara Coderch. Foto: Catalá Roca. (Revista de Arquitectura, 1967)

En cualquier caso, la sociedad fue cambiando, y con ella el urbanismo y la arquitectura. Estos cambios –y la especulación del suelo sin duda–, provocaron destrucción de patrimonio y su sustitución a menudo por edificios sin valor, muy negativos para el paisaje urbano. Pero el siglo XX también nos ha legado obras de gran valor arquitectónico. Igual que un día debimos proteger los palacetes hoy deberíamos proteger la buena arquitectura moderna (como la Casa Vallet).

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

GARCÍA LEÓN, José. Tres Coderch en Madrid: sobre la conservación del patrimonio moderno. Trabajo fin de grado, UPM. Madrid, 2017.
COAM, Guía de Arquitectura, Madrid 2003
Revista de Arquitectura, nº 107. Madrid, 1967.
Revista Nacional de Arquitectura, nº 202. Madrid, 1958

Web José Antonio Coderch de Sentmenat 1913-1984

(*) Según la placa municipal Silvela nació en 1843 aunque, como indica el Diccionario biográfico español de la Real Academia de la Historia, Francisco Silvela de la Vielleuze nació el 15 de diciembre de 1845.

 

Hace ya casi siete años que contamos aquí la historia de los Palacios de Ustáriz y de Villagonzalo.

Incluso antes, en 2011, durante un paseo por la calle de Mejía Lequerica, nos paramos a contemplarlos.

Calle Mejía Lequerica. Palacio de Ustáriz, 2011

 

Palacio de Ustáriz, 2011

Recordemos que el espacio ocupado por ambos palacios, separados por la calle de San Mateo, corresponde a las antiguas manzanas 330 y 336.

Como vimos, en la segunda mitad del siglo XVIII gran parte de esos terrenos eran propiedad de la señora viuda del marqués de Ustáriz y herederos. La manzana número 336, entre San Mateo y la calle de la Florida (actual Mejía Lequerica), San Benito (actual Beneficencia) y de San Opropio (hoy Serrano Anguita) estaba formada por una sola casa propiedad de la marquesa, ocupada por el Palacio del Marqués de Ustáriz que había sido construido en 1748 por el arquitecto José Pérez.

En 2013 el edificio se encontraba en muy mal estado.

Palacio de Ustáriz, 2013

En 2014 se publicó que –tras haber sido propiedad de Juan Antonio Roca, que acabó en prisión por la famosa operación Malaya– el palacio había sido vendido a la familia Botín.

Foto 2014

Comenzó la «Rehabilitación Integral del Jardín y Edificio con Restauración de Salas de Interés y ejecución de Aparcamiento bajo rasante» a cargo del estudio Prado y Somosierra.

Palacio de Ustáriz, 2015

Las obras continuaron.

Palacio de Ustáriz, enero 2019

A comienzos de marzo pasado la noticia fue que su destino era acoger la sede de la empresa de Javier Botín, el menor de esta familia de banqueros.

Gracias a la colaboración de un generoso lector del blog, Pablo Montejo, que me ha enviado unas fotografías estupendas, podemos actualizar la información y conocer la situación actual del palacio.

Las siguientes imágenes son recientes, del pasado mes de agosto 2020. Parece que las obras de rehabilitación han acabado y el aspecto general del exterior del edificio es magnífico.

Foto: P. Montejo, agosto 2020

 

Foto: P.Montejo, agosto 2020

La hermosa portada de piedra y su escudo han sido restaurados.

Foto: P. Montejo, agosto 2020

Según el proyecto anunciado, se han conservado también elementos valiosos en su interior; esperemos que así sea y poder visitarlo algún día.

Por: Mercedes Gómez

 

Hace unos meses, caminando por la calle de Pablo Aranda, en el barrio del Viso, distrito de Chamartín, en dirección a la de Serrano, llamaba la atención una aparatosa obra. Se adivinaba parte de un edificio de aspecto palaciego, rodeado de un gran jardín y una tapia de ladrillo.

Calle Pablo Aranda, sept. 2019.

Se trataba de Villa San José.

La finca, en la calle Pablo Aranda nº 3, desde 1928 fue propiedad de la Compañía de Jesús, hasta 2016 en que la pusieron en venta. Acogió la llamada Casa de escritores, donde hubo una gran actividad cultural, tuvieron su sede Razón y Fe y otras revistas, y la institución Fomento social, además de ser residencia de miembros de la comunidad jesuita.

Mucho han cambiado las cosas desde que hacia 1920 fue construido el edificio, en las afueras de Madrid, entonces rodeado de campo en el que los niños jugaban al fútbol. Hoy es una de las zonas más caras de la ciudad.

Villa San José, h. 1928 (foto: “Breve historia de la Villa San José”, de Pedro Miguel Lamet)

El palacete tenía dos pisos con veinticuatro habitaciones, despensa, capilla, biblioteca, etc.

Villa San José. El comedor y el hall contiguo donde tenían lugar las “charlas amigables” (foto: “Breve historia de la Villa San José”, de Pedro Miguel Lamet)

Su historia, como la de toda la ciudad, ha sido azarosa. Incautado en 1932, en un primer momento el edificio fue ocupado por una escuela dirigida por Castillejo. Al año siguiente la nueva calle recibió el nombre del arquitecto Pablo Aranda.

Después de la guerra los jesuitas lo recuperaron y volvieron a ocuparlo.

Villa San José, 1939 (foto: “Breve historia de la Villa San José”, de Pedro Miguel Lamet)

Una zona de la finca fue expropiada para el trazado la calle; fue entonces cuando se levantó la tapia de ladrillo que sigue existiendo. A esas alturas Villa San José ya no se encontraba en el extrarradio sino junto a los límites del moderno barrio de Salamanca.

En 1956 se construyó un nuevo pabellón de ladrillo junto al chalet original como ampliación de las instalaciones.

Foto: Ayuntamiento de Madrid

Después de muchos avatares, reformas y proyectos, vendida la finca, la comunidad fue clausurada el 31 de julio de 2016.

Villa San José ocupa más de 3.000 m2, de los cuales casi la mitad –al menos hasta hace poco– pertenecen al jardín, con árboles de varias especies, algunos muy antiguos, entre ellos algunas palmeras, poco habituales en Madrid.

En la actualidad se están construyendo ocho viviendas de gran lujo. Tres en el antiguo Palacete y cinco en un nuevo Pabellón que se está levantando en lugar del antiguo de los años 50.

Villa San José, enero 2020

Por: Mercedes Gómez

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Fuentes:

Pedro Miguel Lamet, Breve historia de “Villa San José” (Casa de escritores). 1928-2016.

El Confidencial

Volvemos a la Casa de Joaquín Sorolla, el palacete donde vivió el pintor con su familia, proyectado por el arquitecto Enrique María Repullés y Vargas en 1910, en el actual nº 37 del Paseo del General Martínez Campos, hoy Museo Sorolla.

Estos días podemos visitar la exposición temporal Sorolla. Un jardín para pintar.

La muestra reúne varios alicientes: la vida del propio Sorolla, su casa hoy convertida en uno de los museos más singulares de Madrid, los jardines que él mismo proyectó junto a su arquitecto, todo ello explicado en algunos paneles, fotografías, esculturas, en sus bellas pinturas y por supuesto en la realidad que disfrutamos paseando por los rincones en los que vivió y pintó.

Sorolla realizó muchos dibujos preparatorios de su deseado jardín. Algunos de estos croquis se exponen ahora. Son sencillos, pueden parecer poco importantes tras el cristal de la vitrina o los marcos, pero hay mucha historia tras esos trazos, y son emocionantes sin duda. Muestran los sueños del propio artista.

La exposición se basa en la idea de que a Sorolla lo que más le gustaba era pintar, sobre todo al aire libre, y por eso soñaba con un jardín propio, un lugar donde pintar al sol.

Planta del jardín y de la casa Sorolla (1911)

El Jardín de Sorolla es hoy día un oasis inesperado entre altos edificios y el propio paseo del General Martínez Campos con sus castaños de indias, que no existían cuando la casa fue construida. Cuando Sorolla creó sus jardines con sumo cuidado no imaginó que en un futuro se encontrarían rodeados y cubiertos de sombra, así que ahora los árboles plantados por él mismo y las plantas existentes tienen un problema, la falta de la abundante luz de la que gozaban entonces. Por eso actualmente en estos jardines no hay tantas plantas de flor, que el artista plantó, pues mantenerlas resulta difícil.

El Jardín de Sorolla consta de tres espacios o jardines distintos, además de un Patio andaluz.

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El Primer Jardín y su bonita fuente están inspirados en jardines de los Reales Alcázares de Sevilla que Sorolla conoció y admiró. Fue plantado a finales de 1911; en esos momentos fue cuando la familia se trasladó allí a vivir.

Jardín de Sorolla (el primer jardín), 1919. (Museo Sorolla).

Jardín de la Casa Sorolla (el primer jardín), h.1919. (Museo Sorolla)

Jardin de Sorolla, 2018.

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El Segundo Jardín, construido el último, está inspirado en los jardines que el artista vio en Granada, en la Alhambra. Plantado entre 1915 y 1916. El pintor realizó muchos dibujos para este proyecto.

Joaquín Sorolla en su jardín, 1917. (Museo Sorolla).

Jardín de la Casa Sorolla, 1918.

Jardín de Sorolla, 2018

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Entre el segundo y el tercero se situaron algunas esculturas, entre ellas un Fauno y un Sátiro con odre (1911), reproducciones en bronce de las obras del Museo Arqueológico de Nápoles (sg. II a. de C.), que Sorolla pintó en cuadros hoy aquí expuestos junto a las obras.

Anónimo (1932). (Museo Sorolla).

Actualmente las que se encuentran en el jardín son reproducciones a su vez.

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Y el Tercer Jardín, creado a la par que el primero en 1911, está dotado de una pérgola de origen italiano, y una alberca sevillana con dos figuras alegóricas, obra de Francisco Marco Díaz Pintado. Se llama la Fuente de las Confidencias. Fue plantado hacia 1912 o 1913 y rehecho hacia 1917, una vez concluido el segundo jardín.

La fuente de las confidencias en el tercer jardín, 1933. (Museo Sorolla)

Balsa del tercer jardín, 1618.

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Joaquín Sorolla imaginó su Jardín, lo dibujó, plantó las flores y los árboles, fue jardinero además de pintor…

Kurt Hielscher. Joaquín Sorolla en la escalera de acceso a los estudios (1919)

Lo cuidó hasta en los más pequeños detalles.

Es un placer recorrer la exposición, y después detenerse un rato en el jardín que Joaquín Sorolla soñó, creó, vivió y pintó.

 

Por : Mercedes Gómez

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Museo Sorolla. Catálogo.

Museo Sorolla.
Sorolla. Un jardín para pintar.
Pº Gral. Martínez Campos, 37
Hasta 20 enero 2019

Carlos María de Castro nació en 1810 en Estepa, Sevilla. Muy joven se trasladó a Madrid y en 1833 obtuvo el título de Arquitecto de la Real Academia de San Fernando; también consiguió el título de Ingeniero de Caminos. Como tal, como ingeniero y arquitecto, y como urbanista, desarrolló una intensa actividad en nuestra ciudad y otros lugares de España.

Participó en la construcción de la red ferroviaria, puentes, trabajos hidráulicos, etc. En 1843 dirigió las obras del Canal del Manzanares, al año siguiente trabajó en la designación de los puntos para establecer las torres de telegrafía óptica… Y fue el encargado de redactar el proyecto de Ensanche de Madrid, de gran importancia para el futuro de la villa.

Plano del Anteproyecto de Ensanche de Madrid

El plano fue firmado por Castro el 1 de mayo de 1859.

Su “Memoria descriptiva del Anteproyecto de Ensanche de Madrid”, firmada como Inspector de Distrito del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, fue aprobada por Real Decreto de 19 de julio de 1860.

El arquitecto fue nombrado Director del Ensanche y su proyecto recibió el nombre de Plan Castro.

El anteproyecto implicaba el derribo de la Cerca que rodeaba Madrid desde el siglo XVII, ordenada levantar por el rey Felipe IV en 1625. El derribo no se llevó a cabo hasta 1868. Ese año, tras el exilio de la reina Isabel II, Castro fue cesado del cargo de director del Ensanche.

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Cuatro años antes, en 1864 Carlos María de Castro proyectó su propia residencia, un palacete en la entonces naciente calle de Fernando el Santo, en el barrio de Almagro, distrito de Chamberí.

Plano de Madrid, 1866.

Su propia casa era un buen ejemplo de los palacetes que se fueron construyendo en los barrios acomodados, Chamberí y Salamanca, proyectados por él mismo. En la calle de Fernando el Santo se conservan algunos, el antiguo palacete del marqués de Argüeso –actual sede de la Embajada Argentina–, el palacete de Sánchez de Toca –Embajada de Brasil–, el del marqués de Linares, el palacio de los marqueses de Casa Riera y la casa-palacio de Carlos María de Castro.

En 1878 fue reformada por Tomás Aranguren para su nuevo propietario, el conde de Heredia-Spínola, el militar y político Luis Martos, que entre otras cosas había sido Alcalde de Madrid.

El palacete consta de dos plantas, además de un semi-sótano y un ático. Las dos plantas están unidas por una doble escalera con barandilla de hierro forjado y pasamanos dorado.

Las habitaciones y salones se asoman a la calle Fernando el Santo y al jardín.

Único recuerdo de lo que pudo ser la casa-palacio son las molduras y rosetones de yeso de los techos y las carpinterías de madera de puertas y ventanas.

La fachada posterior que da al jardín tiene dos torreones de inspiración medieval.

El jardín tiene un bonito pavimento de ladrillo con forma de la llamada espina de pez.

Al otro lado de la parcela se conservan dos construcciones auxiliares de ladrillo.

Y en un lado, no podía faltar la fuente.

En la fachada una placa recuerda que Carlos María de Castro, arquitecto y tracista del Ensanche madrileño, lo construyó y allí vivió. El texto puede resultar equívoco, pues el arquitecto no vivió aquí desde 1810 hasta 1893, esas son las fechas de su nacimiento y muerte. En 1878, como vimos, la propiedad había pasado a otras manos.

Su prolífica carrera terminó con su jubilación en 1881, aunque nunca abandonó la actividad completamente, llevando a cabo trabajos técnicos, hasta su muerte en 1893, en Madrid.

El bonito palacete en el siglo XX fue propiedad de Banesto, después pasó a manos de otros propietarios. En la actualidad se alquila para eventos de lujo.

Por: Mercedes Gómez

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Estos días acoge el Mercadillo de Hanbel 2018, marca de muebles y artículos de decoración.

Calle Fernando el Santo, 14.

Abierto todos los días con horario ininterrumpido de 11 a 20 horas, hasta el 4 de Junio.

El Palacio de Fernán Núñez está situado en la calle de Santa Isabel nº 44, con vuelta a San Cosme y San Damián nº 1. Como ocurre en otros palacios decimonónicos, su exterior no permite imaginar el lujo y riqueza que alberga en su interior.

La entrada a la zona noble suele tener lugar por la escalera principal.

Pero hoy os invito a acceder por la bella escalera privada de sus antiguos inquilinos para conocer su jardín, gracias a las visitas organizadas por Open House Madrid el pasado sábado 30 de septiembre.

Antes conozcamos su historia.

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Los orígenes del palacio se remontan a finales del siglo XVIII cuando estos terrenos estaban ocupados por modestas casas de vecindad con huertas que pertenecían a diferentes propietarios. Era la manzana 18 que casi en su totalidad era propiedad del cercano Convento de Santa Isabel, aunque desde 1618 las monjas habían ido vendiendo solares. El monasterio ocupaba la gran casa nº 10, así aparece reflejado en la Planimetría General.

Planimetría General de Madrid. Manzana 18.

Blas Jover, Secretario de Consejos de Fernando VI, compró algunos solares, comenzando por el sitio nº 7 situado en la esquina entre Santa Isabel y la calle de San Cosme, hoy San Cosme y San Damián, y allí construyó su casa.

Dicha casa nº 7 en 1769 fue adquirida por Miguel José María de la Cueva Velasco, XIII duque de Alburquerque y conde de Fernán Núñez, quien contrató al arquitecto Antonio López Aguado para que la reformara y transformara en un palacio.

León Gil de Palacio. Modelo de Madrid (1830). Manzana 18.

En esta época, entre 1796-1849, ya existía un patio-jardín del cual tenemos información gracias a la extraordinaria maqueta, el Modelo de Madrid (1830) de León Gil de Palacio, que se puede admirar en el Museo de Historia de Madrid.

León Gil de Palacio. Modelo de Madrid (1830). Detalle manzana 18.

Posteriormente, a mediados del siglo XIX, Felipe María Osorio y Castelví, duque de Fernán Núñez y conde de Cervellón, adquirió la casa nº 8 y la huerta colindante con el Colegio de Santa Isabel. El palacio primitivo fue reformado y ampliado, y su interior fue distribuido irregularmente en torno a varios patios; se construyó una nueva fachada, la que hoy día contemplamos, y el jardín modificó su aspecto y uso. La obra se atribuye a Martín López Aguado, hijo de Antonio.

Entre 1860 y 1870 junto al jardín se construyó la estufa o serre –así aparece nombrada en las revistas y diarios de la época–, un precioso invernadero que se convertiría en protagonista de la vida social del palacio como atestiguan las numerosas crónicas.

El Madrid de los años 70 del siglo XIX está representado en el plano de Ibáñez de Íbero en el que el palacio y sus patios están bien detallados. El invernadero aparece dibujado junto al jardín.

El Palacio de Fernán Núñez en el plano del Gral. I. Íbero (h. 1875)

Era una galería abovedada de hierro y cristal, con tres puertas en una de sus fachadas que se comunicaban con el jardín.

Una vez más las fotografías de Jean Laurent conservadas en el Archivo Ruiz Vernacci, realizadas por esas mismas fechas, alrededor de 1875, nos muestran cómo era la galería, adornada con todo tipo de árboles y plantas. Palmeras, plátanos… hortensias… En su interior también había una fuente con una figura de mármol.

Laurent “Palacio de Fernán Núñez. La galería”. (1860-1886). Archivo Ruiz Vernacci. Fototeca del Patrimonio Histórico (IPCE).

El invernadero recibía, además de la luz del sol, el calor que le proporcionaba un calorífero, el agua caliente que circulaba bajo el pavimento, bajo unas glorias o rejillas metálicas, que se aprecian perfectamente en las fotografías de Laurent y que se conservan, como veremos.

Recibía el nombre de Galería de Otelo porque entre otras cosas allí había una escultura de mármol que representaba este personaje.

Laurent “Palacio de Fernán Núñez. La galería de Otelo”. (1860-1886). Archivo Ruiz Vernacci. Fototeca del Patrimonio Histórico (IPCE).

Como decíamos, las revistas de la época dejaron constancia de los encuentros sociales y las fiestas que allí tuvieron lugar. En 1884 se celebró en el palacio un baile que la Ilustración Española y Americana describió e ilustró con uno de sus famosos grabados.

El baile en casa de los duques de Fernán Núñez. Aspecto de la “serre” donde se sirvió el “buffet”. La Ilustración Española y Americana 15 marzo 1884 (BNE)

A comienzos del siglo XX se produjo una nueva reforma, obra de Valentín Roca y Carbonell, nuevo arquitecto de la casa ducal.

El Jardín fue rediseñado y se añadió una terraza de mármol con escaleras, que sigue existiendo; nuevas losas cubrieron todos los elementos decorativos. El estanque de la fuente fue realizado con el mismo material.

Pérez Rioja. “Jardín del palacio de Fernán Núñez” (1937), Junta del Tesoro (IPCE).

Después de la guerra tras ser adquirido el edificio por la Compañía de Ferrocarriles, luego Renfe, fue restaurado. Nuevas reformas tuvieron lugar en 1973.

(Foto 2007)

A estas últimas obras se cree que se debe la configuración actual del jardín.

(Foto 2017)

El invernadero desapareció, aunque su estructura se mantuvo. Los muros de cristal fueron sustituidos por muros de fábrica con tres grandes ventanales.

Hoy es un moderno Salón de Actos.

En el suelo, como comentábamos, aún se conservan las glorias, las mismas que aparecen en las fotografías de Laurent.

La fuente que estaba en el interior también desapareció; la figura de mármol que la adornaba –que también vimos en la primera foto de Laurent– fue trasladada al jardín, donde continúa.

Las especies arbóreas que hoy existen, como el hermoso magnolio central, debieron ser plantadas en dicha reforma de los años 70.

La última restauración del jardín tuvo lugar en 2002 a cargo del arquitecto Javier Contreras.

El Palacio, propiedad de Adif y Renfe, desde 1985 es la sede de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Se puede solicitar la visita en grupos. En su web se encuentra toda la información.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

MARTÍN BLANCO, Paulino. “El Jardín central del Palacio de Fernán Núñez”, Anales de Historia del Arte nº 13, 2003.

BUELGA LASTRA, Luz. «Casa-mansión de los Duques de Alburquerque y de los Duques de Fernán-Núñez: Historia y evolución». Espacio, Tiempo y Forma, Hist. del Arte, t. V, 1992.

 

Siguiendo una antigua tradición, como otros veranos me voy a permitir salir de Madrid y contaros la historia de un bonito parque situado en el municipio de Cornellá de Llobregat, en las proximidades de Barcelona, el parque de Can Mercader. Recordemos que la historia de Cornellá es muy antigua, con pasado romano, y que en el siglo XVII Pedro Texeira la representó en su Atlas del Rey Planeta.

Los terrenos en los que se ubica el parque, situados en un alto a pocos kilómetros de la capital catalana, fueron habitados desde muy antiguo. Desde la Edad Media existió un masía conocida como Oriol del Empedrado.

Igual que otras zonas rurales del Bajo Llobregat fueron adquiridos por una familia de la nobleza catalana para construir su finca de recreo.

La familia Sadurní en 1748 compró la masía junto con las 48 hectáreas de campos que la rodeaban. María Sadurní se casó con Felipe Mercader, pasando la posesión a manos de esta última familia. Como veremos uno de sus descendientes se trasladó allí a vivir y construyó los bellos jardines.

Joaquín Mercader y Belloch (1824-1904), hijo de Ramón Mercader y María Mercedes Belloch, conde de Belloch, fue arqueólogo y propietario del Museo zoológico conde de Belloch fundado por su padre. La colección arqueológica la guardaba en su casa del elegante Paseo de Gracia en Barcelona.

Hacia 1865 construyó el palacio que hoy se conserva. El autor del proyecto fue el arquitecto José Domínguez y Valls. La fachada es simétrica, con un balcón central y el escudo familiar. Los adornos son sencillos, cornisas sobre las ventanas, un dentellón en el cuerpo superior y almenas.

El edificio está situado al final del Paseo de los Plátanos al que se accede desde la Carretera de Hospitalet. A su alrededor se organiza todo el parque, los caminos, las terrazas del jardín… Además de los plátanos destacan las palmeras y una gran variedad de árboles singulares.

La construcción de estilo ecléctico tiene planta cuadrada, organizada alrededor de un patio central cubierto, con cuatro torres octogonales en cada esquina que evocan las fortalezas medievales.

Del primitivo jardín romántico se conservan algunos elementos como el lago con su bonito mirador.

Arnau Mercader (1852-1932), hijo y heredero de Joaquín, fue un hombre, igual que su padre, muy culto, aficionado a la meteorología, astronomía y temas culturales en general. Hacia 1900 reformó el palacio y allí trasladó la residencia familiar.

Además mandó construir en la parte más alta de la posesión la hoy llamada Torre de la Miranda con el fin de que sirviera de mirador de las aves migratorias y como observatorio astronómico.

La torre es de planta hexagonal, tiene 3 metros de lado y 27 de altura. Es de estilo ecléctico, con elementos neomudéjares que le dan un aspecto medieval, igual que el palacio.

Hoy la torre queda fuera del parque, situada junto a los altos edificios del barrio de San Ildefonso, pero desde el palacio aún se puede ver su cúpula tras los árboles.

Antes de la construcción de esos edificios, los últimos a finales de los años 70 del pasado siglo XX, la torre se divisaba desde casi todos los puntos de la ciudad. Hace años, aún en medio del campo, parecía estar muy lejos para los habitantes de Cornellá, era destino de excursiones infantiles y estaba rodeada de leyendas y cuentos protagonizados por princesas.

Una curiosidad: por entonces sus terrenos sin urbanizar fueron escenario de la película Libertad provisional (Roberto Bodegas, 1976). Aunque la foto que vemos a continuación aparece en el catálogo Así es Madrid en el cine, no se trata de Madrid, la torre es inconfundible, es la Torre de la Miranda. La película, con guión del escritor Juan Marsé, de hecho describe ambientes de la periferia barcelonesa.

Desde 1975 Can Mercader es propiedad del Ayuntamiento. En 1995, tras varios procesos de restauración, el Palacio se convirtió en museo municipal, el Museu Palau Mercader de Cornellà de Llobregat.

Muestra cómo era la vida en estas fincas catalanas en el siglo XIX, a través del mobiliario, decoración, útiles… También se exponen objetos que pertenecieron a Joaquín Mercader que entre otras cosas, como decía más arriba, fue arqueólogo.

Colección de arqueología

El museo ocupa la planta noble, con estancias en diferentes estilos todos ellos muy lujosos. Se expone pintura, cerámica, etc.

Como en todo palacio de la época no podía faltar el Salón árabe.

El parque, que en la actualidad ocupa algo más de 10 hectáreas, se convirtió en un lugar cuidado y con mucha vida.

Y la torre que hoy ya parece estar muy cerca del centro, rodeada de edificios y automóviles, es sin duda uno de los emblemas de Cornellá.

A sus pies un mirador nos permite disfrutar de vistas espectaculares de la ciudad de Barcelona y del mar, como hace más de un siglo seguro pudo admirar don Arnau Mercader.

Por : Mercedes Gómez

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Ayuntamiento de Cornellá

Historia de nuestro cine

Catálogo exposición Así es Madrid… en el cine, Museo de Arte Contemporáneo, Madrid 2008.

 

Al final de la calle del Espíritu Santo hay una larguísima tapia tras la cual se adivinan algunos árboles que si no conoces el lugar no permiten imaginar la maravilla que esconde.

espiritu santo tapia

Pertenece al Palacio de Parcent que tiene su fachada principal al doblar la esquina, en la calle de San Bernardo nº 62.

parcent

Del Palacio ya hemos hablado, cuando en septiembre de 2014 visitamos el vecino Palacio Bauer. Recordemos su evolución.

En las primeras décadas del XVII, que refleja el primer plano de Madrid obra de Antonio Mancelli, el solar ya mostraba un amplio jardín.

Plano de A.Mancelli (1623)

Plano de A.Mancelli (1623)

La otra fachada lateral del edificio corresponde a la calle de San Vicente, tramo que en el siglo XVII recibía el nombre de calle de los Siete Jardines, y no es de extrañar pues las manzanas de edificaciones a ambos lados escondían huertos y jardines, tal como dibujó Texeira.

Plano de P.Texeira (1656)

Plano de P.Texeira (1656)

Como ya vimos, el Palacio de Parcent en el siglo XVIII era la Casa nº 1 de la manzana 485, propiedad de los marqueses de Mejorada y de la Breña. La gran posesión en el XVII había estado formada por 5 solares, entre ellos uno en el que se encontraba la casa de doña Catalina Bernardo de Quirós. Sobre estas primeras construcciones se levantó el nuevo palacio.

El Palacio de Parcent fue construido en 1728 según proyecto de Gabriel Valenciano, discípulo y colaborador de Pedro de Ribera. Ha sido reformado y ampliado en varias ocasiones, sin embargo se conserva la estructura general, su planta rectangular alrededor del patio, el jardín trasero y la portada, que recuerda el estilo del maestro.

San Bernardo nº 62

San Bernardo nº 62

Una primera ampliación y reforma fue llevada a cabo en 1860 por el arquitecto Manuel Seco. La segunda solo tres años después por Pedro Vidal.

El Marqués, que lo reedificó en el siglo XIX ya que se encontraba en muy mal estado, llegó a Madrid en 1865, así nos lo cuenta Virginia Tovar en su libro sobre el Palacio de Parcent. Entonces el Palacio de la marquesa de la Breña, que fue también marquesa de Guadalcázar, pasó a ser el Palacio de Guadalcázar.

Plano del Gral I.Ibero (1875)

Plano del Gral I.Ibero (1875)

No se sabe bien porqué, después de haber realizado grandes obras, la familia de Mejorada-Guadalcázar abandonó el palacio. Don Isidro Alfonso de Sousa Portugal, marqués de Guadalcázar, fue el último propietario de este título.

En el siglo XX fue el hotel de los Iturbe-Scholtz Hermendorff, y luego de los Parcent-Hohenlohe. Finalmente el edificio pasó al Estado que sigue siendo su propietario, conservando el nombre de Parcent.

La tercera ampliación y reforma fue obra de José Monasterio Arrillaga, en 1900. La cuarta, en 1922, de Luis de Landecho.

En los años 80 pasó a depender del Ministerio de Justicia y una vez más fue restaurado, en este caso según proyecto de Ángel Esteve; algunas oficinas de este ministerio lo ocupan desde 1985. Merece la pena conocer el interior del edificio y el patio reformado con su galería de hierro; diversas estancias conservan la lujosa y elegante decoración barroca, casi rococó en algún caso, del pasado. Pero hoy nos vamos a detener en el jardín.

Se habla a menudo de jardines secretos que no son tal pues son jardines públicos que muchos conocemos, pero en este caso sí que estamos en uno poco conocido pues no es fácil acceder a él. De titularidad pública, sería deseable que se permitiera visitarlo más fácilmente.

Gracias a las visitas Bienvenidos a Palacio organizadas por la Comunidad de Madrid por fin pudimos conocer qué había al otro lado de la misteriosa tapia, el bellísimo Jardín del Palacio de Parcent.

parcent-otro-lado-tapia

Son 1.200 metros cuadrados (de los 3.286 totales de la parcela) que gozan de la máxima protección como Jardín de Interés Histórico y Artístico.

Situado a espaldas del edificio, entre la calle de San Vicente y la de Espíritu Santo como dijimos, es espectacular, inesperado en pleno centro de Madrid.

parcent-arbolado

Al fondo se encuentra el invernadero de hierro y cristal construido en la reforma de José Monasterio a comienzos del siglo XX.

parcent-fuente

Como explica Virginia Tovar, el jardín creado alrededor de un eje, con el invernadero a modo de tribuna, recuerda las técnicas escenográficas barrocas, efecto conservado a pesar de las múltiples reformas.

parcent-invernadero

Entre las dos naves laterales abovedadas del invernadero, bajo una exedra central había una fuente de piedra en cascada, hoy sin uso, coronada por el dios Neptuno.

parcent-neptuno

Contemplamos castaños de Indias, algún olivo, aligustres, adelfas, rosales, preciosas plantas trepadoras, enredaderas… sobre un cuidado césped.

parcent-arboles-invernadero

El jardín y el invernadero fueron rehabilitados por el Ministerio de Justicia entre los años 2011 y 2012.

parcent-olivo

La fachada que da al jardín por cuya puerta hemos accedido y volveremos sobre nuestros pasos para terminar la visita corresponde a la reforma de José Monasterio realizada en 1900.

parcent-fachada-jardin

Aunque al jardín se podría acceder, si así se decidiera, directamente por la puerta lateral, sin necesidad de cruzar las estancias palaciegas, hoy ministeriales. Ojalá algún día se abra al público.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

TOVAR, Virginia. El Palacio de Parcent, Sede del Ministerio de Justicia e Interior. Ministerio de Justicia e Interior, Madrid, 1995.
COAM. Guía de Arquitectura de Madrid. 2003.
Palacio de Parcent. Bienvenidos a Palacio. Comunidad de Madrid, 2016.

 

 

 

 

 

Jardines del Barrio de Salamanca (III)

Alrededor de la actual plaza del Marqués de Salamanca fue creciendo todo el distrito, uno de los que conformaron el Ensanche de Madrid en el siglo XIX, comienzos del XX, gracias al personaje que le da nombre, José de Salamanca y Mayol. En el centro una estatua le recuerda. Realizada en 1902 por Jerónimo Suñol, inicialmente fue instalada a unos metros de aquí, en la misma calle de Lista –actual José Ortega y Gasset­– en su confluencia con la de Velázquez, hasta que finalizó la urbanización de la plaza y fue trasladada.

marques de salamanca2

En los comienzos del siglo XX aún apenas había construcciones en la zona. En la plazoleta, solo la Escuela-Asilo de la Fundación Sotés que aparece representada en el plano de Facundo Cañada.

Plano de F. Cañada (h. 1900)

Plano de F. Cañada (h. 1900)

La Escuela, que había sido inaugurada en 1896 inspirada en las ideas pedagógicas de la Institución Libre de Enseñanza, tenía un carácter asistencial que daba instrucción, vestía y alimentaba a niños pobres de ambos sexos, entre 3 y 7 años, cuyos padres no podían cuidar a sus hijos en horario de trabajo. El hotel en el que se encontraba fue expropiado para completar el trazado de la plaza. La escuela se trasladó a la calle de Cristóbal Bordiú. En su lugar, actual nº 2, uno de los edificios construidos aún perdura, la Casa-palacio del vizconde Escoriaza, levantado por Enrique Pfitz pocos años después, entre 1919 y 1922.

Su primer nombre oficial fue, desde 1904, plaza de Salamanca.

Plano de Madrid L. Delage (1915)

Plano de Madrid L. Delage (1915)

También se conservan los palacetes del nº 5, obra de Joaquín Saldaña, el más antiguo, levantado entre 1911-14; y en el nº 7 el antiguo palacete del marqués de Guerra, construido por Fernando de Escondrillas en 1925. El resto de construcciones son posteriores a la guerra. Como la denominación de la plaza, que en 1944 por acuerdo municipal pasó a ser la plaza del Marqués de Salamanca. El Jardín de la glorieta entonces era circular, con la estatua del marqués en el centro.

En el actual nº 5, esquina con la calle José Ortega y Gasset 35, se conserva la mencionada casa-palacio, de más de mil metros cuadrados, construida según proyecto del arquitecto Saldaña.

salamanca 5 palacete

Joaquín Saldaña fue un arquitecto madrileño (1870-1939) especializado en la construcción y reforma de edificios para la clase aristocrática y más adinerada del Madrid de finales del XIX y principios del XX. Su participación en la creación del elegante barrio de Salamanca fue importante. Muy cerca, en la manzana siguiente, en la esquina de Ortega y Gasset con Castelló, proyectó el antiguo palacete de José Luis Gallo, luego de Juan March. En la esquina contraria construyó el palacete del marqués de Hijosa de Álava, hoy conocido precisamente como Palacio de Saldaña.

La entrada principal al edificio que hoy visitamos se encuentra en la propia plaza, con su fachada curva, forma que tomaron todas las construcciones para adaptarse al proyecto.

salamanca fachada nº 5

El portal y acceso está decorado emulando los tiempos más esplendorosos del palacio.

salamanca lampara portal

En la actualidad lo ocupa una firma de moda. El interior completamente rehabilitado, no debe conservar nada del antiguo palacete, acaso la barandilla de la escalera, pero su decoración es un tanto palaciega, buscando la elegancia y singularidad.

salamanca escalera

salamanca5 escalera

Una puerta trasera da al jardín por el que también se puede acceder al palacete.

salamanca entrada jardin

salamanca entrada jardin2

El precioso jardín, muy cuidado, guarda dos delicadas fuentes.

fuentes jardin salamanca

Como los otros jardines de palacios vecinos y la propia plaza, forma parte del listado de Elementos Singulares en el Catálogo de Elementos Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de 1997.

fuente2 salamanca

La plaza en la actualidad divide el distrito de Salamanca, los barrios de Lista al este y Castellana al oeste; al sur, los de Recoletos y Goya. La zona ajardinada en el pasado de forma circular hoy está partida, atravesada por la calle Príncipe de Vergara.

salamanca glorieta partida

No conserva ninguna especie del jardín original pero está adornada con pinos que dan sombra al marqués, que allí continúa presidiendo su plaza.

salamanca pinos

Por : Mercedes Gómez

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Otros artículos:

Jardines del Barrio de Salamanca (I). El Jardín de la Plaza de la Independencia.

Jardines del Barrio de Salamanca (II). Patios de manzana.

Bibliografía:

COAM. Guía de Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
RIVAS, P. y RAÑÉ, T. Instituto Geológico y Minero de España: historia de un edificio. IGM, Madrid 2006. (pág, 20)

 

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