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Hace un tiempo tuvimos ocasión de conocer las Escuelas de la República, escuelas que formaron parte de un proyecto que había nacido unos años antes inspirado en la Institución Libre de Enseñanza. Bernardo Giner de los Ríos, como director de la Sección de Construcciones Escolares del Ayuntamiento, y Antonio Flórez Urdapilleta como arquitecto, elaboraron el Plan de Intervención para los años 1931-1932 en el que se proyectó la construcción de dieciocho nuevos centros escolares.

El día 14 de abril de 1933 fueron inaugurados siete de ellos, celebrando el segundo aniversario de la proclamación de la II República. Hoy cumplen 90 años.

Uno, como ya vimos, fue el Grupo Escolar Amador del los Ríos, en el paseo del Marqués de Zafra 16, barrio de la Fuente del Berro, distrito de Salamanca, que felizmente continúa viviendo su historia como Colegio Público.

Colegio Amador de los Ríos

Ante el bonito pórtico de entrada, protegido en un sencillo templete de cuatro columnas toscanas cubierto por una pérgola, hay un grupo escultórico, obra de José Capuz. Es uno de los elementos clasicistas que adornan el edificio racionalista de Antonio Flórez.

El grupo representa dos niños desnudos, uno de espaldas al otro, separados por una planta con flores.

Su diferente actitud, el más pequeño llorando y el mayor mostrando una cierta alegría, entre elementos escolares como los libros, se cree podría expresar la evolución experimentada en la infancia gracias al triunfo de la educación.

El más pequeño se frota los ojos, llorando, acaso porque se le ha roto un juguete que tiene a sus pies.

El niño mayor, con unos libros en el suelo junto a su pierna derecha, levanta los brazos hasta tocarse la cabeza con la mano derecha y se adivina una cierta sonrisa en su rostro.

La escultura de bonce fue fundida en Codina Hermanos Madrid, como leemos en la inscripción que figura en la base; en el lado contrario figura la firma del escultor. Se aprecia que necesita una restauración, que debería llevarse a cabo para conservar la magnífica obra.

José Capuz colaboró con el arquitecto Antonio Flórez en varios proyectos, este fue uno de ellos.

El grupo escultórico, además de en el Colegio Amador de los Ríos, fue instalado a la vez en otros colegios del mismo proyecto, como alegoría del triunfo de la educación, expresando de forma simbólica el objetivo que se perseguía con la creación de estas escuelas.

Otro de los colegios inaugurados ese 14 de abril de 1933 fue el Grupo Escolar Joaquín Sorolla, en la calle José Abascal con vuelta a la calle Santísima Trinidad 37, barrio de Trafalgar, distrito de Chamberí; actualmente acoge la Facultad de Ciencias de la Documentación de la Universidad Complutense y el Colegio Rufino Blanco.

En la entrada a la Facultad se encuentran dos esculturas gemelas, semejantes a la que hemos visto en el Amador de los Ríos, vaciados en bronce del mismo molde. Otra de las esculturas se conserva en el Colegio Rufino Blanco.

Facultad Ciencias de la Documentación UCM

Cada uno de los grupos escultóricos gemelos se encuentra bajo los templetes de columnas de granito cubiertos por una gran pérgola.

Las esculturas en todos los casos coronaban lo que en origen eran fuentes, hoy clausuradas, convertidos los pilones de piedra caliza con tazas curvas molduradas en jardineras. En los pedestales de granito aún se conserva la huella, el hueco de los surtidores por los que fluía el agua, uno, como en estos grupos gemelos, tres, o cuatro pilones, como es el caso del Amador de los Ríos.

Colegio Amador de los Ríos

Otro de los colegios inaugurados hace 90 años fue el Grupo Escolar Marcelo Usera, hoy igualmente Colegio Público, que también guarda una de las esculturas de Capuz; en la calle Perales de Tajuña 1, barrio de Almendrales, distrito de Usera.

Grupo Escolar Marcelo Usera (Foto: Mario @MapaArte )

 

Grupo Escolar Marcelo Usera (Foto: Mario @MapaArte )

Aunque inaugurado unos meses después, en noviembre de 1933, el en principio programado como Grupo Escolar Alcalá Zamora, en la Avenida Ciudad de Barcelona, barrio de Adelfas, distrito de Retiro, recibió el nombre que hoy conmemoramos, Grupo Escolar 14 de abril.

Después de la guerra, a este colegio le cambiaron el nombre por el de José Calvo Sotelo. Se ha pedido, y se sigue pidiendo, la recuperación de su denominación original, que de momento no se ha conseguido, aunque una placa colocada por profesores, padres de alumnos y vecinos de Madrid, recuerda su verdadera historia:

En su entrada también los niños de Capuz recuerdan la necesidad del triunfo de la educación.

Colegio Calvo Sotelo, originalmente Grupo Escolar 14 de abril.

 

Colegio Calvo Sotelo, originalmente Grupo Escolar 14 de abril (Foto: Arantxa @Aoh0113 )

 

Colegio Calvo Sotelo, originalmente Grupo Escolar 14 de abril (Foto: Arantxa @Aoh0113 )

Posiblemente alguna otra de las escuelas inauguradas aquel año de 1933 conserve la misma obra, con la firma del escultor, José Capuz. Cualquier información será bienvenida. Gracias a todos.

Por: Mercedes Gómez

NOTA 15 de abril 2023: He actualizado la entrada con fotos de las esculturas de los colegios de Marcelo Usera y Calvo Sotelo, ¡gracias Mario @MapaArte y Arantxa @Aoh0113 por vuestra colaboración!

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COAM. Guía de Arquitectura. Madrid, 2003.

Ayuntamiento de Madrid

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Hace unos años conocimos la historia de la Residencia de Señoritas, grupo femenino de la Residencia de Estudiantes que había sido creada por la Junta de Ampliación de Estudios en 1910, inspirada en las ideas de la Institución Libre de Enseñanza. La Residencia de Señoritas abrió sus puertas en octubre de 1915 bajo la dirección de María de Maeztu.

Tuvimos ocasión de visitar el exterior de la antigua Residencia, el Pabellón de Fortuny, su precioso jardín con la fuente que conocieron sus antiguas inquilinas y el Pabellón Arniches; actualmente el conjunto es la sede de la Fundación Ortega-Marañón.

Tras una extraordinaria restauración y rehabilitación, a cargo de Jerónimo Junquera –arquitecto que ya realizó la primera rehabilitación para la Fundación en 1983–, hace pocos días se ha inaugurado el Espacio Cultural Ortega-Marañón, cuya visita ofrece muchos alicientes.

La entrada tiene lugar por el jardín del palacete, en Fortuny 53, ocupado por las oficinas de la Fundación.

A sus espaldas está la entrada al Pabellón Arniches, así llamado en honor a su arquitecto, como vimos; una joya del racionalismo madrileño que ahora alberga el Espacio Cultural.

La primera grata sorpresa la encontramos en el vestíbulo, con un cartel explicativo: los restos de un viaje de agua, felizmente conservados bajo un cristal.

El Viaje de la Castellana fue uno de los creados en el siglo XVII ante la necesidad de abastecimiento de agua a la ciudad, pero según leemos «esta galería debió de construirse a partir del proyecto de reforma de la Fuente Castellana de 1833».

Accedemos al interior del Pabellón donde podremos visitar tres exposiciones. En la planta baja, la temporal dedicada a la historia de la propia Residencia de Señoritas, Motor de igualdad. La Residencia de Señoritas (1915-1936).

La muestra recorre toda la historia de la institución con textos, fotografías, documentos, muebles y objetos. Los edificios, la figura de María de Maeztu, cómo era la vida en la residencia, sus horarios, normas…

Mesa y butaca de lectura diseñadas por Carlos Arniches y Martín Domínguez, 1933. Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón.

Conocemos cómo era la vida académica, tiempos de ocio, los deportes que practicaban…

Raquetas, discos, bola de lanzamiento de martillo, esquíes, sticks de hockey, etc. (h. 1930). INEF. Universidad Politécnica de Madrid.

Asistimos a la descripción de cómo era su vida en la residencia, hasta su triste final a causa de la guerra.

En las plantas 1 y 2 se encuentra la exposición permanente Ortega-Marañón. Ciencia y pensamiento, con un interesante recorrido a lo largo de la vida y obra de ambas figuras.

Mencionemos también que en el jardín una escultura de Pablo Serrano, artista tan admirado en este blog, recuerda a José Ortega y Gasset.

José Ortega y Gasset (Pablo Serrano, 1985)

La visita además nos permite conocer el interior del Pabellón Arniches, sede de las exposiciones.

Pabellón Arniches. Pº General Martínez Campos, esquina Miguel Ángel.

Nos admira contemplar las formas racionalistas creadas por Carlos Arniches, de quien hemos hablado aquí en varias ocasiones.

Contemplar su arquitectura singular desde el exterior, y su interior.

Fundación Ortega-Marañón
Calle Fortuny, 53
Exposición temporal: Motor de igualdad. La Residencia de Señoritas (1915-1936), hasta el 1 de julio.
Exposición permanente: Ortega-Marañón. Ciencia y pensamiento.
Entrada gratuita.

Por: Mercedes Gómez

Recordemos que después de la Colonia Residencia, que fue un éxito, entre 1934 y 1936 Rafael Bergamín proyectó la Colonia El Viso, que hoy da nombre a uno de los barrios del distrito de Chamartín.

La promotora fue también la Propiedad Cooperativa, acogida a la Ley de Casas Baratas y Económicas de 1925 que eximía a los propietarios de pagar impuestos durante quince años. La Cooperativa de Casas Económicas El Viso proyectada para obreros y funcionarios terminó por convertirse en una colonia ocupada por la clase media-alta; aprovechándose de una ley para vivienda obrera se construyeron hoteles de lujo. Nuevamente fue Gregorio Iturbe quien compró los terrenos.

La colonia ocupa una de las zonas más elevadas de la ciudad, el viso, sobre los 700 metros de altitud, al final de la calle Serrano, eje alrededor del que se sitúan las calles Arga, Daniel Urrabieta, Francisco Alcántara, Madre Carmen del Niño Jesús, Nervión, Sil, Tormes, y Turia, junto a la Colonia Iturbe 4, que el empresario había promovido anteriormente, entre 1928 y 1930.

Plano de la Colonia El Viso. Revista Arquitectura, 1967.

Bajo la concepción de colonia-jardín, las manzanas se ordenaron en una trama ortogonal, en bloques, con viviendas unifamiliares dotadas de jardín en la fachada principal y patio trasero. En el proyecto había varios tipos, según superficie, pero todas tenían tres plantas, semisótano, baja y primera, como las de Parque Residencia. Aunque finalmente cada una se construyó según los gustos del cliente. El proyecto constaba en su inicio de 130 hoteles pero debido a la enorme demanda se llegó a 242, aprovechando la edificabilidad al máximo.

Foto: Santos Yubero (Archivo Regional Comunidad de Madrid)

Se proyectaron cuatro tipos:

Fachadas anterior y posterior de uno de los bloques. Revista Arquitectura, 1967.

Los dos primeros, A y B, correspondían a las zonas centrales de las hileras con 200 metros cuadrados construidos; el tipo C, en los extremos, casi todas especiales, con su característica rotonda de la sala de estar en los extremos; y D, de menor superficie, 150 metros cuadrados, normalmente en el centro de la hilera.

Las casas, con fachadas muy simples que seguían las normas racionalistas, fueron pintadas de diferentes colores, para compensar la excesiva sencillez, según el propio Bergamín, de la arquitectura «muy simple, muy cúbica, … un poco seca» que esperaba compensar «con los distintos colores con que se pintaron las fachadas de los diferentes bloques y, sobre todo, pensando en la vegetación que pronto habría de crecer y romper la monotonía de aquella arquitectura repetida».

El maestro albañil fue Benito Platas, que contó con los mejores colaboradores en todas las áreas (estuco y revoco, pintura, solado, carpintería, cerrajería artística, cantería y mármoles, etc.). Algunos jardines fueron diseñados por Javier de Winthuysen.

Por otra parte, las viviendas disfrutaron de todos los adelantos para la época, agua corriente, teléfono… y la novedad de una gran mejora en la red eléctrica que permitió la instalación de nevera, cocina y calentador de agua en todas ellas.

En los años 50 la colonia se amplió, hacia la calle del Dr. Arce, levantándose casas de otra tipología. Aunque una parte se conserva, en general a lo largo de los últimos años la colonia ha sufrido una gran transformación, con edificios que no tienen nada que ver con la idea original.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

GARCÍA PÉREZ, J. «Cooperativa de casas económicas El Viso», El eco patronal, Madrid, sept. 1935.
Revista Arquitectura, nº 90 (1966); nº 101 (1967); nº 204 (1977).
SAN ANTONIO GÓMEZ, Carlos de. El Madrid del 27. Arquitectura y vanguardia 1918-1936. Comunidad de Madrid, 2000.
SAN ANTONIO GÓMEZ, Carlos de, “La Colonia El Viso”, en Un siglo de vivienda social: 1903-2003. Tomo I. Exposición Ministerio de Fomento, Madrid, 2003.
COAM. Guía de Arquitectura. Madrid, 2003.

 

Retomamos nuestro recorrido por las Colonias históricas, nuevamente en el barrio de El Viso, distrito de Chamartín.  

Después de visitar las cuatro Colonias Iturbe, el pasado mes de octubre 2020 nos quedamos en las Oficinas Iturbe, en el nº 160 de la calle de Serrano, sede de las compañías que presidía el constructor Gregorio Iturbe, obra de Rafael Bergamín.

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1. RAFAEL BERGAMÍN

Con anterioridad a las Oficinas Iturbe (1933-34) y a la Colonia de El Viso (1934-36), el arquitecto construyó otros edificios en los que ya utilizó el lenguaje racionalista. Recordemos: una arquitectura sencilla, funcional, con superficies y volúmenes limpios, sin elementos decorativos superfluos en el exterior y todas las comodidades y gran calidad en el interior.

Cerca, en el nº 130 de Serrano, unos años antes, entre 1927-29 había edificado la Casa del marqués de Villora, considerada obra pionera del racionalismo madrileño.

Bergamín, además de la búsqueda de la funcionalidad y la sencillez propuso una vuelta al uso del ladrillo, que se realiza en la Casa del Marqués de Villora de manera magistral. Se utiliza un «buen ladrillo cerámico madrileño».

La Casa se conserva, aunque muy transformada.

Calle Serrano, 130

Regresamos a los alrededores de la plaza de la República Argentina donde, en la calle Joaquín Costa nº 27, en 1933 Bergamín proyectó la Casa del Barco, antigua Casa Vega; su interior también fue muy modificado para albergar la Embajada de Japón; actualmente es sede de la Embajada de Tailandia.

Casa del Barco

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Aunque se apartan de nuestra ruta, no podemos dejar de mencionar dos obras de Rafael Bergamín desaparecidas, ambas construidas junto a Luis Blanco Soler, con quien trabajó en casi todos sus proyectos.

Una, de 1928, es la Residencia Fundación del Amo, en la Ciudad Universitaria, destruida durante la guerra.

Fundación del Amo (Foto «Arquitectura», 1931)

La otra es el Hotel Gaylord’s, o Gaylord’s Apartments, en la calle de Alfonso XI nº 3, finalizado en 1931. Inspirado en los apartamentos americanos, con servicios comunes, se trataba de algo similar a lo que hoy llamamos aparto-hotel.

Foto «Cortijos y Rascacielos», 1933.

El hotel fue equipado con las comodidades y adelantos más modernos para la época (aislantes para evitar ruidos, agua caliente, teléfonos…).

Foto «Cortijos y Rascacielos», 1931.

Desgraciadamente demolido,  en 1970 fue sustituido por un edificio sin valor arquitectónico. Hasta no hace mucho eran oficinas de propiedad municipal, hoy tiene el cartel de disponible.

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2. COOPERATIVA COLONIA PARQUE-RESIDENCIA

Como vimos hace ya tiempo hablando de las Colonias históricas, el origen de la promoción de casas baratas para las clases más modestas y de las cooperativas se remonta a finales del siglo XIX, aunque ambas cobraron más importancia en las primeras décadas del siglo XX. En 1907 fue creado el Instituto de Reformas Sociales que cuatro años después promulgó la 1ª Ley de Casas Baratas, con varios objetivos, asegurar unas mínimas condiciones de higiene en las viviendas, fomentar el crédito a la construcción, etc. La 2ª Ley de Casas Baratas en 1921 promovía la formación de cooperativas.

Entre 1931-32 Rafael Bergamín trabajó en el proyecto de la Colonia Parque-Residencia nuevamente con Luis Blanco Soler y con la colaboración del ingeniero Javier Gómez de la Serna.

Los terrenos eran una vez más propiedad de Gregorio Iturbe. Bergamín, Blanco y de la Serna, amparándose en la mencionada Ley de Casas Baratas y Económicas, crearon la Cooperativa de Casas Económicas Residencia en los Altos del Hipódromo. Los cooperativistas, profesionales liberales en su mayoría, no se ajustaban realmente a esa Ley, pero según Bergamín para ser beneficiario de una «Casa Económica» solo había que acreditar no poseer otras propiedades y vivir de su trabajo.

También fue conocida como Colonia de los Arquitectos ya que varios profesionales vivieron allí.

La Colonia se encuentra entre el paseo de la Castellana, la calle Vitruvio y Joaquín Costa.

En aquellos momentos se estaba proyectando la Ordenación para la prolongación de la Castellana y la construcción de los edificios hoy conocidos como Nuevos Ministerios.

Inicio de la calle Jorge Manrique (al fondo, Nuevos Ministerios)

En la calle Jorge Manrique, junto a la Castellana, unos de los primeros hoteles de la colonia eran las viviendas del propio arquitecto Rafael Bergamín, el nº 3, y del ingeniero Javier Gómez de la Serna el nº 5.

Calle Jorge Manrique, 3
Calle Jorge Manrique, 5

Otra edificación firmada por Bergamín y Blanco Soler es la de la calle Belalcázar nº 4.

Calle Belalcázar, 4

Además de Bergamín y Blanco Soler, autores del proyecto general y el urbanismo de la colonia, varios arquitectos proyectaron las viviendas: Miguel Durán Salgado, Fernando García Mercadal, Santiago Esteban de la Mora y Anca, Fernando Cánovas del Castillo y de Ibarrola y Fernando Salvador Carreras.

Tres casas en la calle Carbonero y Sol 22-28 fueron obra de Fernando García Mercadal, una de ellas su propia vivienda. También proyectó la casa del nº 10 de la calle Jorge Manrique, hoy con sus singulares fachadas curvas tapadas por las plantas.

Calle Jorge Manrique, 10.

Después del éxito de esta Colonia Residencia, entre 1934 y 1936 Rafael Bergamín proyectó la Colonia de El Viso, que visitaremos más adelante.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Guía de Arquitectura. COAM. Madrid, 2003.

SAN ANTONIO GÓMEZ, Carlos de. El Madrid del 27. Arquitectura y vanguardia: 1918-1936. Comunidad de Madrid, 1998.

“Gaylord’s Apartments”. Cortijos y Rascacielos, nº 13, Madrid, 1933.

“Colonia Residencia. Tres casas medianeras”, Revista de Arquitectura, nº 14, Madrid, 1933.

“Residencia del Amo (Madrid). Revista de Arquitectura, nº 145, Madrid, 1931.

BERGAMÍN, Rafael. “Casa del marqués de Villora en Madrid”. Revista de Arquitectura, nº 113, Madrid, 1928.

Como vimos, Gregorio Iturbe fue el promotor de varias colonias madrileñas construidas en terrenos de su propiedad; no solo de las que llevan su nombre, construidas en los años 20 del pasado siglo por el arquitecto Enrique Pfitz, sino algunas otras que espero visitemos más adelante, edificadas en los años 30, durante la República. Sin duda fue un constructor privado de gran importancia para el urbanismo del segundo ensanche de Madrid, anterior a 1936.

Hoy os invito a conocer el edificio que fue sede de las oficinas de las varias compañías que presidía.

El inmueble de las Oficinas Iturbe fue construido entre 1933-34, cerca de la Colonia Iturbe 4. Hoy día corresponde a los números 160-164 de la calle de Serrano.

El arquitecto encargado fue Rafael Bergamín que adoptó el lenguaje de la arquitectura racionalista.

El proyecto fue paralelo al de la nueva colonia que emprendió el empresario, frente a la Colonia Iturbe 4, la Colonia El Viso, en la que también trabajó Bergamín.

De hecho, el edificio además de ser ocupado por oficinas sirvió como centro auxiliar para la obra de la nueva colonia que se estaba construyendo en las proximidades, obras que transcurrieron entre 1934 y 1936.

En este edificio, como decíamos, el arquitecto utilizó el racionalismo que ya había aplicado en la Colonia Parque-Residencia (1931-32), y que luego aplicó en las mencionadas viviendas del Viso. Una arquitectura sencilla, funcional, con superficies y volúmenes limpios, sin elementos decorativos superfluos en el exterior y todas las comodidades y gran calidad en el interior.

En la actualidad el edificio de las Oficinas Iturbe está muy modificado pues fue transformado en viviendas y los pisos bajos en locales comerciales, pero mantiene parte de la estructura exterior y algunos de sus elementos singulares que deberían ser protegidos.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

COAM. Guía de Arquitectura de Madrid. Madrid, 2003.

Madrid y sus arquitectos. 150 años de la Escuela de Arquitectura. Madrid, 1996.

Hace casi nueve años que publiqué el artículo contando la historia del antiguo Dispensario de la calle Goya.

El edificio racionalista, construido entre los años 1926 y 1928 por el arquitecto Amós Salvador Carreras, era el Antiguo Dispensario Antituberculoso. Pero su historia y la del solar resultó ser mucho más antigua, se remontaba al menos a los años finales del siglo XIX, como vimos. Tenía doble entrada, por la calle de Goya 52, y por la del General Pardiñas, por donde se accedía al jardín y a los antiguos pabellones con elementos de estilo neomudéjar, que continúan existiendo tras un muro y una verja, en el actual nº 14 de dicha calle.

Contaba entonces que el edificio figuraba en la lista de inmuebles propiedad de la Comunidad de Madrid que iban a ser rehabilitados, en este caso para centro de salud.

Han pasado los años y el conjunto continúa sin ser restaurado ni rehabilitado. Hace tiempo, no recuerdo cuánto, una lona de obra fue colocada en la fachada de la calle Goya.

Recientemente he recibido un correo de un lector del blog hablándome del Dispensario. Se trata de una persona que vivió en el barrio hace unos años y que guarda un buen recuerdo y cariño por el conjunto, lo visita a menudo y se interesa por sus avatares. De vez en cuando habla con los vecinos de la zona que siguen el día a día y conocen la situación.

Me cuenta que al parecer existe el proyecto de construir un nuevo edificio de viviendas en la calle del General Pardiñas 14, ocupando una parte del jardín, a partir del lugar donde está la tapia entre las medianerías de los edificios colindantes. El espacio sería cedido por la Comunidad de Madrid; a cambio la Consejería de Sanidad utilizaría dos plantas de la nueva construcción, según parece para un Centro de Atención Primaria.

No podemos asegurar que todo esto sea cierto. En cualquier caso hay que recordar que según el Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Madrid la parcela y sus edificios continúan ostentando la calificación de equipamiento básico, con uso específico de equipamiento de salud, no residencial.

Pero si el proyecto fuera cierto, teniendo en cuenta que además de equipamiento básico se trata de patrimonio público, con valor histórico y artístico, nos preguntamos:

¿Qué pasa con las edificaciones que llevan años esperando cuidados? ¿El antiguo dispensario racionalista de los años 20 será por fin restaurado…? ¿No son suficientes para instalar un centro de salud bien acondicionado como desde hace unos años estaba previsto?

Si se llevara a cabo ese supuesto proyecto, el antiguo y bonito pabellón neomudéjar ¿quedaría oculto en el patio resultante tras el nuevo edificio?

Sería deseable que las construcciones del antiguo Dispensario y su Jardín fueran recuperados y el pabellón neomudéjar, que forma parte de la historia de Madrid y la del distrito de Salamanca, quedara a la vista de todos.

Esperamos poder recabar noticias más claras. Cualquier información será bienvenida. Gracias.

Por: Mercedes Gómez

 

La Junta de Ampliación de Estudios en 1910 creó la Residencia de Estudiantes, inspirada en las ideas de la Institución Libre de Enseñanza –que, como hemos comentado en otros artículos, había sido impulsada por Francisco Giner de los Ríos–.

Después se fundó el grupo femenino, la Residencia de Señoritas, que abrió sus puertas en octubre de 1915 bajo la dirección de María de Maeztu.

Sus antecedentes se encuentran en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer fundada por Fernando de Castro, pero se puede considerar que la Residencia de Señoritas fue el primer centro español creado con el objetivo principal de fomentar la educación superior femenina, con el deseo de dar paso a la igualdad y a la emancipación de la mujer.

 

Calle Fortuny

La Residencia de Señoritas fue inaugurada en un pequeño hotel con capacidad para treinta estudiantes en la calle Fortuny nº 14 (luego nº 30) cuando el grupo masculino que lo ocupaba se trasladó a su nueva sede en la Colina de los Chopos.

Calle Fortuny 14 (luego nº 30) (Foto: Residencia de Estudiantes, residencia.csic.es)

Quince años después de su fundación, en 1930, la Residencia de Señoritas estaba instalada en diez hoteles con jardín en la calle Fortuny números 30 y 53. Llegó a ocupar doce edificios con una capacidad para trescientas plazas. Los hotelitos se encontraban entre las calles de Fortuny y Rafael Calvo.

Jardines Pabellones Fortuny-Rafael Calvo (Foto Fundación Ortega y Gasset)

La Residencia de Señoritas no alcanzó tanta fama como la de Estudiantes varones pero sí todo el prestigio y riqueza cultural. En 1931 allí se alojó la investigadora Marie Curie cuando visitó Madrid para impartir dos conferencias, una de ellas en la propia Residencia. Y es solo un ejemplo. Importantes figuras de la cultura la visitaron y de sus aulas salieron profesionales con una gran formación que llegaron a tener una importancia decisiva en la renovación del papel de la mujer, su incorporación al estudio y al trabajo, y para la sociedad en general. Investigadoras, escritoras, pintoras…

Varios grupos de residentes se instalaron en un palacete en el nº 53 de la calle Fortuny.

Fortuny, 53 (1930) (Revista Crónica, BNE)

El palacete, pabellón original que se conserva en el interior de la parcela, data de 1900. También la bonita fuente de hierro coronada por una piña que aparece en la foto antigua.

Fortuny, 53 (2017)

El mirador, habitación conocida en el pasado como La Rotonda, igualmente aún se asoma al bello jardín.

La Rotonda. Nuevo Mundo (1923) (BNE)

Pabellón Fortuny (2017)

El edificio fue reformado por Carlos Arniches en 1932 –que por entonces como veremos construyó un nuevo pabellón en la esquina con la calle Miguel Ángel–.

Pabellón Fortuny 53 (2017)

 

 

Instituto Internacional de Señoritas

La Residencia desde sus comienzos contó con la ayuda del Instituto Internacional de Señoritas de España, institución norteamericana dedicada a la educación femenina que había sido fundada unos años antes y cuya sede se encontraba en la misma manzana, en la calle Miguel Ángel nº 8.

Instituto Internacional de Señoritas (h. 1910) (Foto: Residencia de Estudiantes)

 

Instituto Internacional, calle Miguel Ángel, 8 (2017)

El edificio, de estilo historicista, fue proyectado en 1904-06 por Joaquín Saldaña para la filial española de la institución fundada por Alice Gordon Gulick, el International Institute for Girls in Spain.

Instituto de Señoritas, 12 marzo 1936 (Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, Fondo M. Santos Yubero)

En ese proyecto participaron mujeres admirables como María Goyri, investigadora y filóloga –una de las primeras mujeres que estudió Filosofía y Letras­–, casada con Ramón Menendez Pidal; y la escritora Zenobia Camprubí, casada con Juan Ramón Jiménez. Todos ellos, hombres y mujeres, comprometidos con la cultura.

En su interior destacan algunos elementos arquitectónicos y decorativos, sobre todo el vestíbulo, sus columnas de hierro fundido y la escalera.

La Residencia organizó una extraordinaria biblioteca, de catorce mil volúmenes, la mitad cedidos por el Instituto Internacional; ambas bibliotecas se habían fusionado en 1928.

Biblioteca, calle Miguel Ángel 8, h. 1930 (Archivo International Institute in Spain)

La hermosa y rica biblioteca sigue existiendo.

La institución continúa su labor como Instituto Internacional, Centro Cultural norteamericano en Madrid.

Clase del Instituto Internacional al aire libre hacia 1911 (Fototeca del IPCE)

Tanto el edificio como su jardín fueron restaurados en 1990.

 

Pabellón Arniches

Como decíamos, en 1932 La Junta construyó un nuevo pabellón para la Residencia de Señoritas en la esquina del paseo General Martínez Campos con la calle Miguel Ángel, el Pabellón Arniches, así llamado por ser obra del arquitecto Carlos Arniches.

Se trata de uno de los edificios más singulares del racionalismo madrileño.

Pabellón Calle Fortuny 53 y Pabellón Arniches (Fototeca IPCE, Mº Cultura)

El arquitecto diseñó todos los elementos, incluido el mobiliario. Básicamente el nuevo edificio se dedicó a dormitorios; los salones, comedor, el laboratorio, etc. continuaron en el palacete.

Recordemos que por esa misma época Carlos Arniches y Martín Domínguez construyeron el Instituto-Escuela y el Auditórium en la Colina de los Chopos.

El conjunto del Pabellón de Fortuny 53, su jardín y el Pabellón Arniches son hoy la sede de la Fundación Ortega y Gasset inaugurada en 1983.

Una placa en la esquina del paseo General Martínez Campos y la calle Miguel Ángel recuerda a sus antiguas inquilinas, a la Residencia de Señoritas que aquí tuvo su sede desde 1917 a 1936, dirigida por María de Maeztu que trabajó por elevar la formación de la mujer en España.

Merece la pena dar una vuelta a la manzana y evocar su historia.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Exposición Mujeres en vanguardia. La Residencia de Señoritas en su centenario (1915-2015).

COAM. Guía de Arquitectura. Madrid 2003.

Como vimos en el artículo anterior en nuestro recorrido por la Colina de los Chopos una de las partes importantes de la Residencia de Estudiantes fue el Auditórium.

El edificio fue construido por los arquitectos Carlos Arniches y Martín Domínguez entre 1931 y 1933. Estos dos arquitectos influidos por las ideas de la Institución Libre de Enseñanza trabajaron juntos hasta la llegada de la guerra. Una buena noticia es que el próximo otoño el Museo ICO les va a dedicar una exposición con el fin de recuperar su memoria.

El auditorio estaba formado por un salón de actos, sala de conferencias, biblioteca, salas de lectura y aulas especiales, ordenado el conjunto en torno a un patio-claustro con una fuente en el centro, representado en el plano que se conserva.

Era una construcción muy sencilla basada en las ideas racionalistas, de superficies y volúmenes limpios, edificada en ladrillo visto. Bajo este punto de vista práctico, funcional, libre de elementos decorativos superfluos, el Auditórium fue inaugurado en abril de 1933 y llegó a tener una rica vida cultural.

Antiguo Auditorio (fachada calle Serrano) Foto: madrimasd.org

Antiguo Auditorio (fachada calle Serrano) Foto: madrimasd.org

Después de la guerra, desaparecida la Junta de Ampliación de Estudios y la Residencia de Estudiantes como instituciones, y creado el nuevo Centro Superior de Investigaciones Científicas, el auditorio perdió su función cultural. Y como sabemos fue destinado a ser convertido en una iglesia, la Capilla del Espíritu Santo.

La memoria para el proyecto de adaptación del auditorio para capilla la firmó Miguel Fisac con fecha noviembre de 1942.

La biblioteca y el salón de actos estaban separados por el mencionado claustro.

Sección transversal Biblioteca y Auditorio (en Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España. CSIC, Madrid 2007)

Sección transversal Biblioteca y Auditorio (en «Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España». CSIC, Madrid 2007)

Recordemos que Miguel Fisac, como vimos en el artículo Del Palacio de Hielo a la Librería Científica, entró en contacto con el CSIC cuando siendo aún estudiante trabajó en el estudio de Ricardo Fernández Vallespín. Con su maestro colaboró en la construcción del salón de actos del centro de la calle del Duque de Medinaceli, otro edificio, el antiguo Palacio de Hielo, adquirido en 1940 por el recién creado CSIC en este caso para acoger el Centro de Estudios Históricos.

Ante el encargo de construcción de la capilla, el arquitecto se encontró con un problema, debía aprovechar todo lo posible el anterior edificio, los muros, la fachada y la nave.

Cuenta el propio Fisac en su artículo Viejos recuerdos en torno a la construcción del Instituto Cajal que en el Auditorio de la antigua Residencia de Estudiantes existía un salón de actos de planta rectangular, de paredes y techos enyesados y pintados al temple liso que le indicaron podría ser el lugar perfecto para la iglesia. Visitó el edificio y cuenta que no le pareció que tuviera un gran valor arquitectónico. Sin embargo, junto a él había un claustro que junto a su sencillez le pareció precioso, realizado con gran sabiduría por el arquitecto Arniches.

Le contestaron que podía hacer un anteproyecto sin tocar para nada el claustro. Así lo hizo.

Claustro (1950) (en Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España. CSIC, Madrid 2007)

Claustro (1950) (en «Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España». CSIC, Madrid 2007)

El claustro se abría por un patio descubierto a la calle de Serrano; a su alrededor se ubicaba la antigua biblioteca. Sobre ella se levantó una nueva planta y los espacios interiores fueron objeto de una nueva distribución. Allí se instaló la biblioteca de la Sociedad Hispano-Alemana Goerres.

Tal como estaba previsto el salón de actos desapareció, convertido en iglesia. Las obras terminaron en octubre de 1946.

Como leemos en la placa en su fachada, muestra influencia de la arquitectura de Asplund, el arquitecto sueco cuya obra conoció Fisac en su viaje por Europa, pero también elementos tradicionales de la arquitectura española como el gran óculo, los arquillos ciegos y el tambor cilíndrico con una hermosa cúpula de media naranja cuyo interior espero veamos por fin en el tercer capítulo de esta serie dedicada a la Colina de los Chopos.

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Calle de Serrano

Así, el bello claustro rodeado por una arquería de ladrillo con una fuente en el centro se conservó. Hoy día pertenece al instituto colindante a la Capilla del Espíritu Santo. Es el actual Centro de Física Miguel Antonio Catalán.

Pero, en el interior de la Capilla, desde un pasillo lateral donde se encuentran las dependencias anejas de la iglesia, tras una cristalera, se puede contemplar.

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Como afirmó el propio Fisac, que lo quiso salvar –seguramente le gustó su aire conventual–, es precioso.

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Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

FISAC, Miguel. Viejos recuerdos en torno a la construcción del Instituto Cajal y de Microbiología en 1959. Arbor, CSIC, jul-agosto 1998.

COAM. Guía de Arquitectura. Madrid, 2003.

Tiempos de investigación: JAE-CSIC, cien años de ciencia en España. CSIC, Madrid 2007.

GARCÍA CUÉLLAR, Fidel. La obra artística de Fisac, Adsuara y Stolz en la iglesia del Espíritu Santo. CSIC, Madrid 2007.

 

Tal como ocurrió con las nuevas Escuelas que se construyeron con el fin de intentar llegar a casi todos los barrios madrileños, con la llegada de la República en 1931 se elaboró un Plan General de Mercados con el objetivo de mejorar el sistema de abastecimiento de alimentos. Los planes abarcaban tanto los mercados centrales como la venta al público que por entonces en gran parte se realizaba en las calles, en puestos al aire libre, con la consiguiente falta de higiene y el escaso control.

Imperó una nueva visión de las características que debía reunir un edificio para albergar este tipo de servicios que había nacido en los años 20 y culminó en los años 30. El Racionalismo y la funcionalidad dominaron los proyectos que por entonces se emprendieron. Bajo la dirección de Luis Bellido, Jefe de los Servicios Municipales de Arquitectura, se planificaron los Mercados Centrales de Frutas y Verduras, de Pescados y de Leche. El Matadero y Mercado de Ganados ya existía, obra del propio Bellido. Y se programó la creación de Mercados de Distrito, de los cuales solo algunos pudieron inaugurarse antes de la guerra.

La visión de la arquitectura oficial cambió radicalmente, la funcionalidad pasó a ser lo más importante frente a la forma o los elementos decorativos, que prácticamente desaparecieron. El objetivo no era construir mercados bonitos o crear grandes obras arquitectónicas sino facilitar la conservación de los alimentos, su almacenamiento y exposición. Lo importante era la luz, la higiene y la facilidad para la actividad en el interior de los mercados.

La construcción de los mercados centrales fue encomendada a Francisco Javier Ferrero Llusiá, uno de los arquitectos madrileños más notables, autor entre otras obras del emblemático Viaducto.

Nació en Madrid en 1891. Hijo de Luis Ferrero Tomás, y hermano de Luis Ferrero Llusiá, hay que destacar la huella de esta familia de arquitectos en nuestra ciudad.

Javier Ferrero comenzó colaborando con su padre. Sus primeros trabajos estaban influidos por la arquitectura regionalista, el monumentalismo de Antonio Palacios y el neobarroco de los años 20. Se conservan espléndidos edificios en la calle de Manuel Cortina 6, Goya 77 y Cedaceros 4. También es suyo el edificio de la Tenencia de Alcaldía de la Latina en la Ribera de Curtidores.

Con la reorganización de los servicios del Ayuntamiento, asumió un papel muy importante como arquitecto municipal. Entre 1932 y 1933 ejecutó el proyecto de Bellido para el Matadero de aves y gallinas. Además, entre otras cosas, como decíamos, le fue encomendada la construcción de los mercados centrales.

En 1931 se inició la del nuevo Mercado de Pescados junto a la Puerta de Toledo. El proyecto del Mercado de Frutas y Verduras, en Legazpi, había sido aprobado en 1930 aunque no se comenzó a construir hasta abril del año siguiente. Ambos fueron inaugurados en abril de 1935.

El Mercado de Frutas y Verduras, entre la plaza de Legazpi, la calle Vado de Santa Catalina, avenida del Manzanares y calle Maestro Arbós, ocupó una parcela triangular junto al río. Fue construido en hormigón, con cerramientos de ladrillo visto, en colaboración con el ingeniero José A. Peña Boeuf.

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Calle Maestro Arbós

Las naves se adaptaron al terreno de más de 30.000 metros cuadrados perteneciente a la antigua Dehesa de la Arganzuela, llamado el Pico del Pañuelo, alrededor de un gran patio destinado a los vehículos.

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Patio. Plaza de Legazpi.

En 2006 fue destinado a albergar la sede de la Concejalía de Urbanismo, entonces en la calle Guatemala, en cuyo proyecto el anterior alcalde de Madrid tenía previsto construir un rascacielos en el interior del antiguo mercado.

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Vado de Santa Catalina esquina avenida de Andalucía

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Río Manzanares

El plan nunca se llevó a cabo, surgieron otros que tampoco prosperaron. Durante un tiempo fue almacén municipal y alojó la Oficina de Objetos Perdidos, pero actualmente está sin uso. El paso del tiempo y la crisis económica han permitido que esta construcción, una de las más puras del racionalismo madrileño, se conserve casi íntegra.

El Mercado Central de Pescados, ubicado entre la glorieta Puerta de Toledo, calle Capitán Salazar Martínez, calle de la Arganzuela, la plaza del Campillo del Mundo Nuevo y la Ronda de Toledo, se adapta a un solar trapezoidal de más de 16.000 metros cuadrados con enorme desnivel de terreno. Igualmente el material utilizado fue el hormigón armado.

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Puerta de Toledo

Las plantas unidas por rampas, la lonja de contratación y los puestos de los asentadores, los almacenes de salazones y escabeches… desaparecieron en los años 80 del siglo XX en que el antiguo mercado, cerrado hacía tiempo, fue rehabilitado y convertido en el Centro Comercial Puerta de Toledo.

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Calle Capitán Salazar esquina calle Arganzuela

Hace tres años la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid cedieron el edificio a la Universidad Carlos III, que hoy ya ocupa una parte del antiguo mercado y pasará a ser de su propiedad totalmente en 2016.

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Plaza del Campillo del Mundo Nuevo

A partir de 1934 Ferrero también levantó el tristemente demolido Mercado de la Plaza de Olavide, otra de nuestras joyas racionalistas.

En 1935 el mismo Ferrero proyectó el Mercado Central de Leche, que no llegó a construirse.

De los tres mercados construidos, como decíamos, el único edificio que subsiste tal como fue proyectado es el de Frutas y Verduras de Legazpi. Si nos decidimos a dar un paseo por los alrededores, caminando desde Legazpi por el Paseo de la Chopera, llegamos a la plaza del General Maroto, donde, frente a la Casa del Reloj del Matadero, se encuentra el Edificio Parque Sur, obra de Ferrero junto a José de Azpiroz y el ingeniero José Paz.

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Pº de la Chopera 41

No es un mercado, pero sí otro magnifico ejemplo de la arquitectura racionalista de la época. Son los Talleres del Parque Automovilístico del Ayuntamiento de Madrid, otro edificio de los servicios municipales levantado entre 1933 y 1935.

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Una placa del Colegio de Arquitectos junto a la puerta de entrada que nos recuerda que “este edificio de estilo racionalista forma parte del conjunto de instalaciones municipales realizadas durante la II República” puede servir como resumen del modesto homenaje a este brillante arquitecto.

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Javier Ferrero es también el autor de la Imprenta Municipal.

Murió el 27 de octubre de 1936, con solo 45 años de edad.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía:

PEÑA BOEUF, A: «El mercado de frutas y verduras de Madrid. «, Revista de Obras Públicas, 1.1.1935.
«Nuevos mercados centrales en Madrid. «, La Construcción Moderna, 15 mayo 1935.
La Libertad 30 junio 1935
CASAS RAMOS, María Encarnación: «El arquitecto Francisco Javier Ferrero. «, Villa de Madrid, . nº 86, 1985-IV, pp. 33-42.

 

En los comienzos del siglo XX la tasa de escolarización madrileña -y española en general- era muy baja, y muy alta la de analfabetismo. En los años 20 se iniciaron una serie de actuaciones encaminadas a solucionar este grave problema. El proyecto más importante nació en 1929 en la Oficina de Información sobre la Ciudad del Ayuntamiento de Madrid, aunque las bases se habían establecido mucho tiempo antes, inspirándose en la Institución Libre de Enseñanza, que dentro de sus principios pedagógicos además del propio contenido educativo incluía la importancia de los edificios, del medio en que se impartía la enseñanza.

El Ayuntamiento contempló la creación de plazas escolares desde un punto de vista global teniendo en cuenta la pedagogía, la arquitectura y la funcionalidad (luz, higiene, etc).

Antonio Flórez Urdapilleta, que había creado los Pabellones de la Residencia de Estudiantes y algunos centros escolares inspirados en la ILE, fue nombrado arquitecto jefe de la Oficina Técnica para Construcciones Escolares del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Bernardo Giner de los Ríos dirigía la Sección de Construcciones Escolares del Ayuntamiento. Ambas oficinas trabajaron conjuntamente dentro de un plan unitario para solucionar la falta de plazas escolares en Madrid.

Giner y Flórez formaron y coordinaron desde 1930 la Junta Mixta del Estado y el Ayuntamiento, y tras el análisis de la situación, elaboraron el Plan de Intervención para los años 1931-1932 en el que se proyectó la construcción de dieciocho centros escolares de nueva planta.

Aceptando todo lo que ya se había proyectado con anterioridad, una vez proclamada la República se aprobó dicho Plan y se pusieron en marcha los primeros proyectos con la intención de llegar a casi todos los barrios madrileños. Los colegios, dieciocho nuevos centros que acogieron a 11.759 niños desescolarizados, fueron inaugurados por el Presidente Niceto Alcalá Zamora en 1933 en tres fases. El 11 de febrero se inauguraron cinco, otros siete el día 14 de abril, y finalmente seis el 15 de septiembre.

Aunque realizados casi a la par, y siempre de acuerdo a los postulados de Flórez, los distintos edificios presentan algunas diferencias arquitectónicas, su estilo va desde un leve Regionalismo hasta un estricto Racionalismo sin apenas recursos decorativos.

Uno de los colegios más próximos a las pautas iniciales de Antonio Flórez, aunque sustituyendo el ladrillo visto de sus primeras edificaciones por revocos, es el Colegio Amador de los Ríos, que conserva su nombre, en el Paseo del Marqués de Zafra, en el barrio de la Fuente del Berro. Fue uno de los inaugurados el 14 de abril de 1933.

Amador de los Rios fachada

Paseo del Marqués de Zafra, 16.

En línea con las demás construcciones del proyecto, sigue el modelo de módulos de tres plantas y un ático. En este caso consta de dos volúmenes comunicados por un pórtico por el que se accede al edificio, con columnas de orden dórico, cristaleras, y una terraza. A sus espaldas, en la calle de Antonio Toledano, se encuentra situado el patio.

M.Zafra columnas patio

Aunque, como decíamos, la tendencia en estas obras fue hacia el Racionalismo más puro, en este edificio aún se observan elementos historicistas, columnas, arcos, etc. Flórez aún incluyó incluso algún detalle del Regionalismo de comienzos de siglo, como los aleros de madera sobre los áticos.

Amador alero

El Grupo Escolar Lope de Rueda, en el nº 48 de la calle del mismo nombre, en el barrio de Retiro, fue uno de los inaugurados en febrero. Su característica especial es que no es exento, sino que está ubicado entre medianerías de otros edificios, y es uno de los más funcionales, de una sencillez absoluta, sin detalles ornamentales, tal vez el más racionalista de todos. Hoy día es el Colegio Público Nuestra Señora de la Almudena.

Lope de Rueda

Calle Lope de Rueda, 48.

Según el Plan de 1933 se construyeron veintiún nuevos centros. El 14 de abril de 1936 se inauguraron cuatro más. Una gran parte de estas Escuelas Públicas construidas entre 1931 y 1936, junto a otras reformadas o ampliadas, continúan en pie y en uso. Algunas de ellas hoy cumplen años.

Por Mercedes Gómez

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Bibliografía:

COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
Alfredo Liébana. La educación en España en el primer tercio del siglo XX. La situación del analfabetismo y la escolarización. Ministerio de Sanidad, Madrid 2009.

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