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La entrada dedicada al edificio de las antiguas Serrerías Belgas fue uno de los primeros artículos publicados en este blog, allá por enero de 2009. Llamaba la atención esa vieja fábrica maderera, tan desconocida, destinada a albergar cultura contemporánea. En aquellos momentos solo pudimos adivinar parte de su interior desde la calle Alameda. Su transformación desde entonces ha sido espectacular.
Cerca de cuatro años después la restauración y rehabilitación había terminado, y conocimos un poco mejor su historia.
En mayo de 2013 se inauguró y abrió al público como nueva sede de Medialab Prado, que fue un placer visitar y conocer sus actividades y talleres.
El año pasado el Ayuntamiento decidió trasladar Medialab a Matadero, en Legazpi, y anunció que el lugar se iba a llamar Espacio Cultural Serrería Belga. El edificio quedó cerrado, a la espera del nuevo uso.
Tras su reapertura, en la actualidad de pueden visitar dos exposiciones, una fotográfica sobre la música en directo, Sonido Madrid; y otra, que os invito a visitar hoy, con una selección de obras de la colección del Museo de Arte Contemporáneo, Historia y misterio de una colección: MAC.
Una selección de pintura, escultura y material audiovisual que nos lleva desde la Escuela de Vallecas en los comienzos del siglo XX, la Escuela de Madrid, los realistas, los maestros de la abstracción, el pop de la movida… hasta hoy día. Estructurada por conceptos como: Mito y realidad, Figuraciones, Gesto y Forma.
La Serrería no está pensada para ser una Sala de exposiciones. La solución ha sido situar los cuadros en paneles metálicos, diseño expositivo que ha sido realizado por el mismo equipo de arquitectos autores de la rehabilitación de la antigua fábrica, Langarita-Navarro.
Son obras de cuarenta y dos artistas de primer orden.
En una última sala se muestra la ciudad como paisaje, incluso paisaje sonoro.
La exposición ha sido comisariada por la directora del propio museo, Mª Ángeles Salvador.
Merece la pena la visita, no solo por la selección de grandes obras sino también por el edificio recuperado. En la web del centro se pueden consultar los detalles:
Espacio Cultural Serrería Belga.
Calle Alameda, 15.
Historia y misterio de una colección: MAC
Hasta el 26 de febrero de 2023
Veremos qué le depara el futuro al nuevo espacio y esperemos que el Museo de Arte Contemporáneo, el MAC, algún día vuelva a abrir sus puertas y muestre su extraordinaria colección de forma permanente, en su lugar, el Centro Cultural Conde Duque.
Por: Mercedes Gómez
Después de unas largas obras de restauración y rehabilitación del edificio por fin tenemos la posibilidad y el placer de conocer las Serrerías Belgas desde dentro, convertidas en la flamante sede del centro Medialab Prado que acaba de ser inaugurado y abierto al público.
La hasta hace unos años deteriorada y abandonada fábrica se ha convertido en un lugar bonito, lleno de vida y de proyectos, un lugar en el que aportar y desarrollar ideas.
Tal como el propio equipo de Medialab explica, se trata de un laboratorio ciudadano de producción, investigación y difusión de proyectos culturales que explora las formas de experimentación y aprendizaje colaborativo que han surgido de las redes digitales.
Además de alojarse en un edificio singular situado en unos terrenos con mucha historia, ahora este inquieto laboratorio desarrolla muchas actividades. Talleres, conferencias, conciertos… en sus instalaciones ya se pueden apreciar las huellas de su trabajo. Ellos mismos han querido establecer un interesante paralelismo entre la fábrica productora de objetos, de madera en el pasado, y este laboratorio del siglo XXI productor de otro tipo de materiales, por ejemplo los que se pueden/podremos todos crear algún día gracias a las impresoras 3D, apasionante motivo de uno de sus talleres.
La rehabilitación a cargo de María Langarita y Víctor Navarro ha respetado el carácter industrial de la construcción inicial, adaptando su interior de modo que en un futuro no resultaría difícil desmontarlo y destinarlo a nuevos usos. Como los propios arquitectos afirman, podrá haber cambios y acoger distintas actividades, pero allí seguirá su recio y sobrio esqueleto de hormigón.
Una escalera y una serie de estructuras que ellos llaman La Cosa conforman y unen los diferentes espacios ubicados en las dos naves de la vieja fábrica destinados a talleres o estaciones de trabajo.
Además del diseño y los materiales sencillos -metales, textiles, madera-, el uso del color marca la diferencia entre la alegre construcción actual y la primitiva, de gris, duro y perdurable hormigón.
El patio también tiene su papel, en la mejor tradición madrileña, como lugar de encuentro.
Y, como siempre, allí continúa nuestro árbol, testigo de la historia, y observador del presente y del futuro de la antigua serrería.
Suerte a Medialab en esta nueva andadura -llevan trabajando varios años en los bajos de la Plaza de las Letras, y en Matadero-.
Y muchas gracias a Gabriel por la improvisada visita guiada al edificio que me brindó y todas las cosas interesantes que me contó, pequeña muestra de lo que ofrece este centro-laboratorio cultural que merece la pena conocer.
por Mercedes Gómez
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Serrerías Belgas
Serrerías Belgas (II)
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Medialab Prado
Plaza de las Letras. C/ Alameda, 15.
Lunes a viernes de 16:00 h. a 21:00 h.
Sábados de 11:00 h. a 21:00 h.
Hace casi cuatro años que hablamos aquí por primera vez del edificio de las antiguas Serrerías Belgas, situado entre las calles de Cenicero y Alameda. Como decíamos entonces, se trata de uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial que subsisten en Madrid, una vieja fábrica maderera hoy destinada a albergar cultura contemporánea. Las noticias recientes sobre el fin de las obras y su posible apertura animan a actualizar el artículo.
El solar sobre el que se construyó la fábrica, al final de la calle de Atocha cerca del paseo del Prado, en el siglo XVIII había estado ocupado por el Convento de Padres Agonizantes y su iglesia, tras cuyo derribo pasó a ser propiedad de particulares. Cuenta Mesonero Romanos que fue fundado en 1720 por el Marqués de Santiago bajo la advocación de Santa Rosalía. La iglesia, que aparece representada en los planos de finales de siglo, estaba situada en la esquina de Atocha con Alameda. Era la manzana nº 263, ubicada frente al Hospital General, que ocupaba la manzana nº 1 (curiosamente, en el siglo XVIII Madrid comenzaba a numerarse junto a la Puerta de Atocha).
El año 1840 se fundó la Sociedad Belga de Fincas Españolas instalándose en dicho solar. En 1863 se ampliaron las construcciones iniciales, que sufrieron numerosas reformas y cambios durante los primeros años del siglo XX, hasta llegar al edificio actual.
Esta Sociedad fue el antecedente de la actual propietaria del “Pinar de los Belgas” en Rascafría: la Sociedad Anónima Belga de los Pinares del Paular, que en su web conserva recuerdos de aquellos tiempos lejanos en que la industria maderera se encontraba en la madrileña calle de Atocha.
En Rascafría la Sociedad continúa su actividad.
Después de la guerra se fueron ampliando las instalaciones con la compra de nuevos terrenos. La idea fue rentabilizar la propiedad con la construcción de algunos comercios y viviendas, al final lo que se construyó fue un hotel, el Hotel Mercator, finalizado en 1954.
Esta fue la sede de la fábrica hasta los años 70 del siglo XX, la actividad se fue reduciendo poco a poco hasta quedar las naves casi abandonadas y, en el año 2000, se vendió el hotel. En su lugar se construyó el moderno Hotel Paseo del Arte, que fue inaugurado en 2002 en el actualmente nº 123 de la calle de Atocha.
Las naves de las antiguas serrerías fueron adquiridas por el Ayuntamiento y poco después nació el proyecto de rehabilitación para convertirlas en una de las sedes de la INTERMEDIAE, centro de arte dedicado a la Creación contemporánea y a las últimas técnicas de expresión artística. La otra sede, ya en funcionamiento, es el antiguo Matadero de Legazpi.
Tras el grave incendio de una Subestación Eléctrica de Unión Fenosa en el mes de julio de 2004, que estaba situada entre las serrerías y la antigua Central Eléctrica de Mediodía -hoy convertida en el Caixa-Forum- , lo único que quedó fue un gran solar.
Poco después del incendio, la medianería que se asomaba a dicho solar fue cubierta con un enorme mural de lona que invitaba a leer el capítulo XXXIX del Quijote como antesala protectora de las naves de las antiguas serrerías.
A continuación, caminando por la calle Alameda, se leía perfectamente el rótulo que informaba que ahí estuvieron los viejos ALMACENES Y TALLERES MECÁNICOS. Una verja y un pequeño patio-jardincillo donde desde siempre hubo un árbol, separaban las naves del hotel. Al fondo, la calle Atocha.
Por la calle Atocha se llega a la de Cenicero donde se encuentra la fachada que anuncia MADERAS DEL PAÍS Y EXÓTICAS. La antigua entrada a la fábrica por la Calle Cenicero nº 8 anuncia TALLERES Y PINARES PROPIOS.
Unión Fenosa cedió el solar al Ayuntamiento, para zona verde. La subestación fue trasladada y reconstruida bajo la Cuesta de Moyano; el solar se convirtió en la nueva Plaza de las Letras, inaugurada en abril de 2007; la medianería, que ha ido cambiando su decoración, entonces lucía unos paneles ondulados de metal, quizá acordes con el pasado industrial de la zona.
El mismo año 2007 se falló el concurso de ideas para la “adecuación de la antigua serrería belga” y convertirlo en el centro Intermediae-Prado, resultando ganador el proyecto “Street Fighter”, de los arquitectos María Langarita Sánchez y Víctor Navarro Ríos, quienes afirmaban querer buscar un equilibrio entre lo que el edificio ha sido y lo que será: el viejo edificio conservará su estructura y “la memoria del pasado se mantendrá como un punto y seguido…
… El carácter que el uso de la serrería dio al edificio, su maquinaria específica, todo será recubierto con una pátina de resinas que congelará en el tiempo lo que la serrería fue hasta esa fecha para poder reescribir encima lo que el edificio puede llegar a ser”.
Hace dos años el edificio mostraba este aspecto:
Por fin, en este final del año 2012, las obras de rehabilitación han terminado.
El pasado fin de semana abrieron sus puertas con motivo de la celebración de un mercadillo.
Únicamente falta rematar algunos detalles, anteayer los empleados colocaban unos ladrillos del suelo en la entrada. Desde fuera, a través de las grandes cristaleras se ven grandes espacios diáfanos destinados a albergar talleres y salas de conferencias.
Las lonas han desaparecido dejando a la vista los muros con sus antiguos rótulos restaurados.
Y allí continúa, en el patio entre el hotel y la antigua serrería, el viejo árbol, observándolo todo y, como nosotros, esperando la apertura definitiva del centro.
Al parecer no hay fecha oficial, pero podría ser el próximo mes de enero.
Por : Mercedes Gómez
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Más información:
El nuevo Medialab. Blog Reflexiones a la carrera.
El edificio contra «La Cosa». Diario El País 5 dic. 2012
El edificio de las antiguas Serrerías Belgas, situado entre las calles Cenicero y Alameda, a un paso del Paseo del Prado, es uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial que perviven en Madrid, una vieja fábrica maderera destinada ahora a albergar cultura contemporánea.
El año 1840 se fundó la Sociedad Belga de Fincas Españolas, asentándose en un espléndido solar al final de la calle de Atocha que tiempo atrás ocupó un convento. La elección resultó acertada pues poco después se inauguró la Estación de Atocha o del Mediodía, hecho que favoreció sin duda la prosperidad de esta empresa.
En 1863 se ampliaron las construcciones iniciales, que sufrieron numerosas reformas y cambios durante los primeros años del siglo XX, hasta llegar al edificio actual.
Esta Sociedad fue el antecedente de la actual propietaria del “Pinar de los Belgas” en Rascafría: la Sociedad Anónima Belga de los Pinares del Paular, que en su web conserva recuerdos de aquellos tiempos lejanos en que la industria maderera se encontraba en la madrileña calle de Atocha.
Después de la guerra se fueron ampliando las instalaciones con la compra de nuevos terrenos. La idea fue rentabilizar la propiedad con la construcción de algunos comercios y viviendas, al final lo que se construyó fue un hotel, el Hotel Mercator, finalizado en 1954.
Esta fue la sede de la fábrica hasta los años 70 del siglo XX, la actividad se fue reduciendo poco a poco hasta quedar las naves casi abandonadas y, en el año 2000, se vendió el hotel.
En su lugar se construyó el moderno Hotel Paseo del Arte, que fue inaugurado en 2002 en el actualmente nº 123 de la calle de Atocha.
Las naves de las antiguas serrerías fueron adquiridas por el Ayuntamiento y poco después nació el proyecto de rehabilitación para convertirlas en una de las sedes de la INTERMEDIAE, centro de arte dedicado a la Creación contemporánea y a las últimas técnicas de expresión artística. La otra sede, ya en funcionamiento, es el antiguo Matadero de Legazpi.
Tras el grave incendio de una Subestación Eléctrica de Unión Fenosa en el mes de julio de 2004, que estaba situada entre las serrerías y la antigua Central Eléctrica de Mediodía -hoy convertida en el Caixa-Forum- , lo único que quedó fue un gran solar.
Poco después del incendio, la medianería que se asomaba a dicho solar fue cubierta con un enorme mural de lona que invitaba a leer el capítulo XXXIX del Quijote como antesala protectora de las naves de las antiguas serrerías.
A continuación, caminando por la calle Alameda, se leía perfectamente el rótulo que informaba que ahí estuvieron los viejos ALMACENES Y TALLERES MECÁNICOS. Una verja y un pequeño patio-jardincillo donde desde siempre hubo un árbol, separaban las naves del hotel. Al fondo, la calle Atocha.
Por la calle Atocha, llegamos a la de Cenicero donde se encuentra la fachada que anuncia MADERAS DEL PAÍS Y EXÓTICAS. La antigua entrada a la fábrica por la Calle Cenicero nº 8 anuncia TALLERES Y PINARES PROPIOS.
Unión Fenosa cedió el solar al Ayuntamiento, para zona verde. La subestación fue trasladada y reconstruida bajo la Cuesta de Moyano; el solar se convirtió en la nueva Plaza de las Letras, inaugurada en abril de 2007; y la medianería ahora luce unos paneles ondulados de metal, quizá acordes con el pasado industrial de la zona.
Bajo la plaza se instaló el Medialab-Prado, un programa del Área de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid relacionado sobre todo con la nueva cultura digital, como adelanto a la futura Intermediae.
El mismo año 2007 se falló el concurso de ideas para la “adecuación de la antigua serrería belga” y convertirlo en el centro Intermediae-Prado, resultando ganador el proyecto “Street Fighter”, de los arquitectos María Langarita Sánchez y Víctor Navarro Ríos, quienes afirman querer buscar un equilibrio entre lo que el edificio ha sido y lo que será. El viejo edificio conservará su estructura y “la memoria del pasado se mantendrá como un punto y seguido…
… El carácter que el uso de la serrería dio al edificio, su maquinaria específica, todo será recubierto con una pátina de resinas que congelará en el tiempo lo que la serrería fue hasta esa fecha para poder reescribir encima lo que el edificio puede llegar a ser”.
Hoy, allí sigue cercana la Estación de Atocha, desde donde ahora parte el AVE a diferentes lugares, en lugar de los viejos trenes, algunos cargados de madera; el Paseo del Prado se ha convertido en el Paseo del Arte, con el maravilloso Museo del Prado, el Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Thyssen, el Caixa Forum. Y allí permanece el edificio de la antigua serrería que pronto albergará el nuevo centro Intermediae-Prado. Los rótulos ahora están tapados por lonas que anuncian el futuro centro cultural, pero cuando finalicen las obras seguro volverán a mostrarse, recordando el uso industrial que las naves un día tuvieron.
Como testigo de todos los cambios acaecidos durante estos más de ciento sesenta años, el árbol continúa en su lugar, en el patio-jardincillo, observándolo todo.
Fuentes:
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.
http://www.esmadrid.com/intermediaeprado/pdf/plano_street_fighter.pdf
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Texto y fotografías: Mercedes Gómez
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