Para Gonzalo Díe, que allá donde esté, desde algún rincón del cielo, seguro que continúa acompañándonos en estos paseos por “nuestro querido Madrid”.
Hoy una vez más volvemos al Madrid más antiguo, el de los siglos X y XI, posteriores al establecimiento de los árabes en la villa y anteriores a la llegada de los cristianos, largo periodo de tiempo durante el cual la población creció y con ella la actividad agrícola, alfarera y comercial. Regresamos a los orígenes de Madrid, hoy en busca de sus zocos, azoches, o lugares de mercado.
Como nos cuentan los especialistas, para que una mera fortaleza fuera considerada ciudad debía tener una muralla, un edificio residencia de la persona que ejerciera el poder, una mezquita y un zoco. Todo ello lo tenía Mayrit, al menos desde la segunda mitad del siglo X.
Comenzamos nuestro paseo en la plaza de San Salvador, hoy de la Villa, caminando hasta la plaza de la Paja, dos de los lugares con más encanto de nuestra ciudad, bordeando lo que fue el probable segundo recinto islámico habitado por pequeños núcleos de población que fueron creciendo poco a poco. Ambas plazas, extramuros de la posible medinilla, se convirtieron en lugar de mercado y con el tiempo centro de los arrabales islámicos.
El Museo Arqueológico Regional en Alcalá de Henares, que visitamos hace casi dos años durante nuestro paseo por el Madrid de los siglos X-XI, vuelve a darnos información sobre esta etapa de nuestra historia. Las vitrinas y paneles explicativos sobre el Madrid medieval ofrecen nuevos datos, además se han instalado algunas pantallas con videos referentes a los primeros siglos mayritíes. Se recuerda lo que fue y significó la sociedad andalusí.
Una sucesión de imágenes introduce el tema de la agricultura y el aprovechamiento del agua, entre ellas los restos de «un qanat andalusí muy cerca del pozo de San Isidro». Como explica el video, el agua de Madrid ahora viene desde la sierra pero entonces brotaba del subsuelo, en referencia a los Viajes de Agua que los musulmanes trajeron desde Oriente. Sus técnicas hidráulicas y agrícolas mejoraron la agricultura y por tanto la vida cotidiana. El único resto conocido de uno de estos viajes es el localizado en la plaza de los Carros durante las obras de reforma que tuvieron lugar en los años 80 del pasado siglo XX.
Una de las novedades es una vitrina que recrea los productos agrícolas cultivados en Al-Andalus.
También hay un recuerdo para el «torrente» que bajaba por la calle Segovia que regaba las huertas en sus laderas, y las del arrabal que existía al otro lado del arroyo, en el cerro de las Vistillas.
No cabe duda de que el gran logro de los musulmanes instalados en Mayrit fue el desarrollo de la técnica de los viajes de agua que permitió el progreso de la agricultura que a su vez propició la mejora económica y una vida comercial.
Las abundantes huertas que existieron en el interior del recinto cristiano a partir del siglo XII muy probablemente se originaron en época árabe, en lo que quizá desde la segunda mitad del siglo X fueron los arrabales, de los que ya hemos hablado aquí repetidamente cuya existencia conocemos gracias a los hallazgos arqueológicos.
Teniendo en cuenta que era un ciudad pequeña, no un gran centro islámico, se puede suponer, como ocurrió en otros lugares, que existían pequeños zocos y tiendecitas junto a los accesos al recinto y en los recodos de las puertas. Aunque existió también el gran zoco, que se cree pudo situarse en lo que luego sería la plaza de San Salvador, a la salida del recinto amurallado por el camino que partía de la Puerta de la Almudena, hoy calle Mayor.
Como vimos durante nuestro paseo por la calle del Codo, la zona en aquella época entre las hoy calles Mayor y Sacramento estaba habitada. Por entonces la plaza de la Villa no existía; los gruesos muros aparecidos en la esquina con la calle Mayor indican que por allí pudo discurrir la hipotética segunda muralla árabe. Acaso ¿allí pudo estar la puerta de salida del segundo recinto islámico?
Mucho después, en el siglo XV, cuando Madrid ya era una ciudad cristiana, la plaza de San Salvador se convirtió en lugar principal, lugar de reunión del Concejo y de mercado, probable herencia del pasado.
El zoco (suq) era el lugar donde se concentraba la intensa vida del mercado agrícola y artesanal. Como nos cuenta la lámina explicativa en el museo, hay documentos que dan noticia de que en Madrid había un mercado organizado con periodicidad situado extramuros. En las ciudades grandes el mercado tenía un lugar definido, pero en las medinas pequeñas, como Talamanca o Madrid, se solía improvisar en las calles, normalmente cerca de los dos centros de la vida social, la mezquita y los baños.
Su funcionamiento estaba regulado por la hisba (normas municipales), y los zabazoques (Sahib as suq) o almotacenes (al-muthtasib) eran los encargados de que se cumplieran, además cobraban las tasas y vigilaban los fraudes y la higiene.
Sí hay constancia de que existió otro gran zoco ubicado en lo que hoy es la plaza de la Paja, destinado al comercio al por mayor, forraje para los animales, etc.
Otros núcleos de población surgieron en las afueras de las Puertas (de la Sagra, de la Almudena) y se fueron extendiendo, pero el hábitat de las Vistillas, en los terrenos de la colina donde luego se levantarían la Capilla del Obispo, la Casa de San Isidro y la iglesia de San Andrés, estaban bastante alejados de la muralla, al otro lado del arroyo de San Pedro. Era el más antiguo y también más importante a juzgar por la cantidad de hallazgos arqueológicos. Algunos autores creen que pudo nacer al mismo tiempo que el primer recinto amurallado, a finales del siglo IX, o incluso antes; otros apuntan que allí vivieron los mozárabes, cristianos que continuaron en la zona durante la ocupación islámica.
Como sabemos, en estos terrenos se hallaron numerosos recuerdos de la vida doméstica a lo largo de los siglos X y XI.
Lo cierto es que la historia de la Plaza de la Paja y sus alrededores es muy rica y remota. Recordemos que la colina de San Andrés ya estuvo habitada hace alrededor de quince siglos antes de Cristo, en la Edad del Bronce. En sus proximidades se localizaron restos del primer poblado madrileño, no es de extrañar que aquí hayan continuado viviendo nuestros antepasados a lo largo del tiempo, y los árabes establecieran su mercado por donde entraban y salían los animales cargados, en el extremo sur de lo que en aquellos siglos X y XI era la pequeña ciudad de Mayrit.
por Mercedes Gómez
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Fuentes:
Museo Arqueológico Regional
Montero Vallejo, Manuel. El Madrid medieval. Ed. La Librería. Madrid 2003.
Mazzoli-Guintard, Christine. Madrid, pequeña ciudad de Al-Andalus (siglos IX al XXI). Ed. Almudayna. Madrid 2011.
25 comentarios
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23 de marzo de 2014 a 07:19
ensondeluz
Buenos días, Mercedes,
Me levanto temprano y encuentro tu estupenda lección sobre la historia de mis Madriles, en forma de paseo. Gracias.
Tendré que volver por la plaza de la Paja, en donde no he estado desde hace… ya ni lo sé.
Es una evocadora narración sobre la vida en el Madrid de los primeros inmigrantes de Medio Oriente y África del Norte, nuestros hábiles antepasados árabes, aunque me pregunto si no eran magrebíes bereberes.
Creo que a los marroquíes que viven por esos barrios nuestros les gustaría escuchar una charla tuya sobre todo esto. Qué vueltas que da la historia!
Un abrazo
Ramón
23 de marzo de 2014 a 19:55
Mercedes
Hola Ramón:
la sociedad andalusí debió ser muy compleja, después de la llegada del Islam se dio una mezcla de religiones, grupos sociales, procedentes de Arabia o, como bien dices, del Magreb. El medio dominado por la guerra y las revueltas debía ser tremendo.
En Madrid parece ser que sí, que la población creció con la llegada de numerosos bereberes, que entonces, igual que muchos de ellos hoy, estaban en inferioridad de condiciones. Pero dejaron sus huellas en la alfarería, con su buena cerámica.
Desde luego tienes que volver a la plaza de la Paja, hoy día lugar “de moda”, con varios restaurantes, terrazas y esas cosas, sigue siendo una preciosidad. La Capilla del Obispo, el Jardín del Palacio de Anglona… son muchos los bellos lugares que aquí se encuentran que seguro disfrutarás.
Muchas gracias por tu bonito comentario
Un abrazo
23 de marzo de 2014 a 10:57
murallareciclada
Mercedes: como siempre, estupendísima.
No obstante, permíteme un comentario sobre el «torrente» de la calle de Segovia (¿has leído mi entrada «Diálogos de piedra y agua?)
La colina central de Madrid, tiene su punto más elevado en la Red de San Luis; alrededor, todo son bajadas. Por ello, el arroyo de San Pedro sólo podría desaguar la laguna de Puerta Cerrada, o como mucho, algo similar que estuviera en la plaza del Arrabal. Con ello pienso que estamos evocando un arroyo, que tal vez se convirtiera en torrente en épocas de lluvia.
También pienso que las vegas y las huertas se regarían con agua de pozos, abundantísima, para dar trabajo a Isidro y a los poceros árabes.
Gracias, una vez más
Rafael
23 de marzo de 2014 a 20:02
Mercedes
Muchas gracias a ti Rafael. He puesto la palabra “torrente” entrecomillada porque es la palabra que emplean en el museo, pero efectivamente estamos hablando del Arroyo de San Pedro.
Me vais a perdonar que este mes he estado un poco desconectada de la “blogosfera”, pero ¡voy a leérmelo todo!
Te agradezco tus aportaciones
saludos
23 de marzo de 2014 a 11:35
Maribel
Gracias Mercedes por esta interesante entrada. La verdad es que, aunque apenas queden restos, la cultura árabe medieval está presente en Madrid. Ya el propio nombre es árabe y nos habla del agua, que es lo que ellos-como se ve en esta entrada- buscaban y manejaban tan bien con las tecnologías hidraúlicas de la época. Pero también la Almudena, o «almudaina» es un nombre árabe, lo mismo que todo el arte mudejar que se percibe en la casa de los Lujanes de la Plaza de la Villa y en tantos muros de nuestra capital.
Un beso:
Maribel
23 de marzo de 2014 a 20:06
Mercedes
¡Hola Maribel! es verdad, las huellas árabes se perciben hasta en los nombres, sacas un tema muy bonito, el de la toponimia, que a veces nos descubre muchas más cosas de las que podemos imaginar.
Y los restos mudéjares en Madrid no son muchos, pero son maravillosos.
Gracias por tu visita
Un beso
23 de marzo de 2014 a 18:24
CHURRI
Hola Merche bonito post sobre los mercados árabes ,esta mañana precisamente he rocorrido las plazas del Salvador de la Paja y S.Andrés
enhorabuena.
bsss-Lázaro
23 de marzo de 2014 a 20:09
Mercedes
Gracias Lázaro. ¡Bonito paseo te has dado esta mañana!
Besos
23 de marzo de 2014 a 20:40
Maríarosa
Todo el post es un recorrido precioso por esa colina corazón del Madrid más antiguo…pero me emociona todas las menciones al Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares…¡cuanta Historia encierra esperando que personas como tú la descubran! Enhorabuena
24 de marzo de 2014 a 20:06
Mercedes
Hola María Rosa, como sabes este post surgió durante nuestra última visita a este Museo, que tanto nos gusta y a veces inspira ¡graaacias!!!
24 de marzo de 2014 a 08:13
JLD1212
Buenos días Mercedes
Ayer noche intenté enviarte mi felicitación por tu excelente artículo sobre el Madrid que más te apasiona, el de los orígenes y primeros años de nuestra preciosa ciudad. No pude hacerlo pues debo tener en mi PC un zoco de virus, bacterias y bichos malos diversos, de esos que joroban de vez en cuando. Aunque con algo de retraso, reitero mi felicitación y te animo a que nos sigas instruyendo con tus crónicas. Un beso.
24 de marzo de 2014 a 20:10
Mercedes
¡Hola Jose! muchas gracias por tu comentario y por insistir, a veces los ordenatas hacen cosas raras…
Me alegro de que te haya gustado!
Un beso
24 de marzo de 2014 a 12:00
Guerra Esetena
Hola Mercedes:
Ya sabes que somos unos apasionados de tus paseos, nos encantan, esta vez no solo por las calles y plazas de Madrid, sino también por el estupendo Museo Arqueológico de Alcalá de Henares. Menos mal que tenemos este museo a nuestra disposición, mientras seguimos a la espera de la reapertura del Museo de Historia y se consiga que el Museo de San Isidro tenga todas sus salas abiertas.
Un abrazo y enhorabuena por el artículo, Jesús
24 de marzo de 2014 a 20:15
Mercedes
Hola Jesús, muchas gracias!
En el Museo Arqueológico se echan en falta algunas cosas, en cuanto a lo que es la ciudad de Madrid, pero todo lo que muestra es interesante.
A propósito del Museo de Historia, el otro día en el Conde Duque me comentaron que está previsto que se abra este año, ¡a ver si es verdad!. Sin embargo el de Arte Contemporáneo no tiene ni fecha.
Un abrazo
24 de marzo de 2014 a 16:07
Nacho
Genial este nuevo paseo que nos presentas. Con ganas de volver a recorrer esta zona de Madrid, estas plazas, que tanto me gustan, pensando en toda la historia que esconden. Gracias.
24 de marzo de 2014 a 20:22
Mercedes
Hola Nacho, muchas gracias a ti, me alegra que te guste el paseo. Es una delicia recorrer estas plazas, sobre todo cuando no hay demasiada gente y se respira su historia.
24 de marzo de 2014 a 23:34
Elena
Encantador y sugerente paseo por el Madrid Medieval………….y por el Museo Arqueológico que bien merece muchas visitas. Muchas gracias y enhorabuena por la prolija documentación. Buenas noches.
25 de marzo de 2014 a 20:32
Mercedes
¡Gracias a ti Elena! tienes razón, el MAR merece muchas visitas porque siempre descubres algo nuevo. Y ahora, por cierto, hay una expo sobre el origen del hombre que merece la pena visitar, han hecho un montaje muy bonito y didáctico.
24 de marzo de 2014 a 23:40
Antonio Iraizoz
Hola Mercedes, es un post delicioso. También es mi paseo favorito, no sólo por los rincones con mas sabor de Madrid, sino por la evocación del origen árabe de Madrid, sus mercados, arrabales, arroyos…
Enhorabuena y un abrazo
25 de marzo de 2014 a 20:34
Mercedes
Muchas gracias Antonio, ¡qué bien que te haya gustado!
Es verdad, es un barrio tan evocador que es una delicia recorrerlo.
Un abrazo
26 de marzo de 2014 a 17:19
Fátima Díe
Gracias por el post y tu cariñosa dedicatoria Mercedes, seguro que ha provocado sonrisas allí arriba, en el cielo de Madrid. Un abrazo muy fuerte.
26 de marzo de 2014 a 20:26
Mercedes
Muchas gracias a ti Fátima, eres tan detallista y afectuosa como tu padre. Esto de los blogs trae cosas buenas, y una de ellas es los «amigos virtuales», como él mismo decía. Gonzalo Díe me dio muy buenos consejos que guardo como oro en paño.
En fin, como tu dices, seguro sonríe y nos sigue viendo y acompañando desde el cielo de Madrid.
Un beso y un abrazo muy fuerte para ti y tu familia.
31 de marzo de 2014 a 13:46
Museos de Madrid
Si ninguna duda lo mejor de estos rincones su olor árabe y sus sabores novedosos. Enhorabuena por este pezado de post.
31 de marzo de 2014 a 20:46
Mercedes
¡Muchas gracias!
9 de abril de 2014 a 00:09
Baños árabes en Madrid | Arte en Madrid
[…] en los siglos XIII y XIV. Estaban situados cerca de la iglesia de San Pedro, al norte del zoco, o azoche viejo, que visitamos hace unos días, situado en la Plaza de la Paja. Muy cerca, el […]