You are currently browsing the monthly archive for marzo 2017.
Hace unos días me hicieron una pregunta curiosa sobre la Puerta de Alcalá, tal vez nuestro monumento más emblemático y uno de los más bellos.
Mi interlocutor quería saber mi opinión sobre algo que había leído: si era cierto que las dos caras de la Puerta de Alcalá eran distintas porque Francisco Sabatini había presentado dos proyectos a Carlos III y que, como al rey le gustaron los dos o que como era muy despistado, olvidó decirle cual era su preferido. O algo así. Por eso el arquitecto, para no incomodar al monarca, decidió construir ambos, uno en cada cara.
Aunque en efecto también me resultaba familiar la historia, una de tantas leyendas y cosas de esas que se dice, se cuenta… y se repiten sin contrastar, mi primera respuesta fue que no, que eso no era cierto. No podía ser así, qué absurdo.
La verdad es que Sabatini no presentó dos proyectos sino que llegó a realizar cuatro, siendo elegido por el rey el último tras un concurso por él mismo convocado, mucho más complejo que lo que esa supuesta anécdota puede hacer creer.
—————-
Carlos III llegó a Madrid para suceder a su hermano Fernando VI procedente de Nápoles donde reinó durante veinticinco años, desde 1734 hasta 1759.
Diez años después, derribada la anterior, ordenó construir una nueva Puerta de Alcalá, una nueva entrada a la ciudad en el camino principal de Madrid, el Camino de Alcalá, relacionado con el Salón del Prado que había ideado José Hermosilla y que fue finalizado por Ventura Rodríguez, para lo cual se convocó un concurso. Todo ello formaba parte de un gran proyecto que debía modernizar Madrid y darle una nueva imagen.
Se sabe que José Hermosilla presentó una propuesta, de la que no se conocen datos, y que Ventura Rodríguez firmó cinco proyectos que sí se conocen y guarda el Museo de Historia de Madrid. Las primeras ideas de Francisco Sabatini datan de 1769.
Sabatini había llegado a Madrid en 1759-60 para trabajar al servicio del nuevo rey; entre otras cosas llegó a ser Maestro Mayor de las Obras Reales. Como es sabido fue el autor de numerosas construcciones, incluidas algunas puertas de entrada a la ciudad.
Francisco Sabatini es el autor del diseño no solo de la Puerta de Alcalá sino de otras puertas, entre ellas la de San Vicente, de gran importancia para él pues formaba parte de su propio plan de mejora en torno al Palacio Real.
En resumen, Sabatini proyectó varias puertas, con diferentes propuestas previas, cinco para la Puerta de San Vicente, una para la Puerta de Toledo, cuatro para la Puerta de San Bernardino y cuatro para la Puerta de Alcalá.
La única que queda en pie es la de Alcalá; la Puerta de San Vicente fue reconstruida. De todas ellas se conservan dibujos.
Los dibujos de Sabatini para la Puerta de Alcalá, las tres primeras propuestas, fueron propiedad de la colección particular de Mariano Marín, subastados en 2003 en la Sala Fernando Durán y finalmente adquiridos en 2006 por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La propuesta definitiva se conserva en París, en el llamado Álbum de París.
Fernando Chueca Goitia, Carlos Sambricio y más recientemente Aitor Goitia los han estudiado y mostrado.
El tercer diseño reunía características de los dos primeros pero tampoco fue el definitivo. Sabatini unió en un cuarto diseño, a partir del tercero, las virtudes de los anteriores, esforzándose en encontrar un equilibrio en las proporciones entre las partes y el conjunto.
Sabatini buscaba un equilibrio entre lo puramente arquitectónico y lo simbólico. Los especialistas creen que quizá la cercanía de Sabatini al monarca y por tanto su mejor conocimiento de lo que este deseaba pudieron beneficiarle, pero no cabe duda de que la propuesta final del arquitecto fue extraordinaria.
Este proyecto final, con cinco huecos, los tres centrales de medio punto y los dos extremos adintelados, comenzó a hacerse realidad en los comienzos del año 1770.
El diseño, como dice Aitor Goitia, que sabiamente conciliaba los extremos encomendados, acabó por seducir a Carlos III, quien resuelve personalmente el disputado concurso entre Hermosilla, Ventura Rodríguez y Sabatini en mayo de 1769.
Por supuesto fue Carlos III quien eligió, el día 18 mayo de 1769, el proyecto que se iba a ejecutar.
Francisco Sabatini, autor del proyecto elegido, y director de la obra, pocos días después convocó el concurso y estableció las condiciones de la obra para su adjudicación. Las bases de licitación estaban también firmadas por él. Sabatini seleccionó a Francisco de la Fuente entre las seis ofertas presentadas. Las obras fueron largas, tuvieron lugar desde principios de 1770 hasta 1778, fecha que figura en la inscripción, en ambos lados.
Como es habitual en las puertas de entrada a una ciudad, las dos caras son distintas en cuanto a su decoración, generalmente más adornada la exterior (*). La imagen de las entradas a Madrid eran la imagen de la Corte y por tanto se consideraba que era de gran importancia lo que se mostraba.
La elección de ornamentación de cada lado del proyecto elegido estuvo condicionado por esa doble mirada, la de la ciudad o la del exterior.
La decoración escultórica de la nueva Puerta de Alcalá fue obra de Roberto Michel –lado oeste, el que mira al centro de la ciudad– y de Francisco Gutiérrez –lado este, que mira hacia el exterior–.
Para la cara interior Roberto Michel creó diversas figuras ensalzando los triunfos del rey. Trofeos militares de gran tamaño, sobre la cornisa, que el propio Michel denomina torsos.
Otros detalles ornamentales son las tres cabezas de león en las claves de los tres arcos centrales, las cornucopias sobre las dos laterales y las guirnaldas de flores y frutas sobre los dinteles.
Francisco Gutiérrez colaboró con Sabatini en varias ocasiones, aquí realizó las esculturas del lado exterior.
En las claves de los arcos, tres mascarones que representan cabezas de sátiros. Junto a las decoraciones en los tableros con motivos frutales representan la fertilidad.
El resto de esculturas, mediante figuras de niños, que se recortan contra el cielo y dan a la Puerta su aspecto tan característico, representan las cuatro virtudes cardinales, Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza, según Mª Luisa Tárraga aplicables a la persona de Carlos III.
Corona el conjunto el escudo real sostenido por dos figuras, una Fama y un niño.
Aunque pueda no parecerlo por la distancia, las esculturas son de gran tamaño. Por ejemplo la Fama y el escudo miden casi 4 metros y medio de alto.
La Puerta es de granito mientras que las esculturas son de piedra blanca de Colmenar. Digamos como dato final que la obra escultórica fue costeada por la Tesorería de la Villa de Madrid.
Por : Mercedes Gómez
———
(*) NOTA:
En relación a este tema, recordemos que la reconstrucción de la Puerta de San Vicente está situada al revés, la cara exterior original hoy mira hacia el interior de la ciudad. Se justificó el hecho debido a que en la actualidad ha perdido su función, ser la imagen de la ciudad, y la parte más ornamentada se contempla desde el interior, en su momento se pensó que era la mejor vista para la ciudad. Aún así, es cierto que debería haber conservado su situación original, tal como fue pensada.
———–
Bibliografía:
CHUECA GOITIA, Fernando. “Francisco Sabatini y la Puerta de Alcalá”, Villa de Madrid, nº 60, Madrid 1978, pp. 25-31.
TÁRRAGA, Mª Luisa. “Esculturas y escultores de la Puerta de Alcalá”. IV Jornadas de Arte: El arte en tiempos de Carlos III. Madrid 1989.
GOITIA, Aitor. “Diseños de Sabatini para las Puertas de Madrid”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, XLVI, Madrid 2006, pp. 195-228.
GOITIA, Aitor. “El concurso de 1769 para la Puerta de Alcalá de Madrid. Las propuestas de Francisco Sabatini y Ventura Rodríguez”. Concursos de Arquitectura. Universidad de Valladolid, 2012.
Ramón Casas, uno de los grandes pintores de finales del siglo XIX, principios del XX, nació en Barcelona en 1866, ciudad en la que murió sesenta y seis años después. Con motivo de la conmemoración del 150 aniversario de su nacimiento, en 2016 se celebró el Año Ramón Casas.
La Obra Social la Caixa junto con el Museo Nacional de Arte de Cataluña y Museos de Sitges organizaron la exposición Ramón Casas. La modernidad anhelada, que ahora tenemos la suerte y el placer de poder disfrutar en Madrid, en CaixaForum. Sin duda una de las más atractivas y esperadas de la temporada, define al pintor como bohemio, hedonista e inconformista, y nos propone revivir la eclosión de la modernidad en Europa de la mano de su mejor cronista.
Nos recibe uno de esos nuevos inventos que entonces representaban el progreso y que él utilizó, la bicicleta.
Ciento cuarenta y cinco obras de Casas y de otros artistas contemporáneos reivindican la obra del pintor catalán, y su significado dentro del contexto de la época.
La exposición ofrece un recorrido por la obra de Ramón Casas, indudablemente una de las grandes figuras del Modernismo, en relación a los artistas coetáneos que pudieron tener alguna influencia sobre él, Toulouse-Lautrec, John Singer Sargent, Julio Romero de Torres, Joaquín Sorolla, Joaquín Torres García, Pablo Picasso… algunos de ellos amigos suyos, como Santiago Rusiñol.
En Retratándose contemplamos una pintura especial, la única firmada por ambos, en la que se retratan el uno al otro como símbolo de su amistad.
El recorrido se plantea como un juego de espejos, un camino de doble sentido que permite visualizar las influencias, analogías e intereses comunes que existieron entre Casas y otros autores contemporáneos.
El primer ámbito de la muestra nos cuenta cómo fueron los comienzos, como se llevó a cabo la construcción de una identidad artística.
Casas nació en Barcelona pero muy joven, con apenas 15 años, fue a estudiar a París, primer viaje a la ciudad que marcaría toda su vida.
París era entonces el centro del arte europeo, allí, como tantos otros artistas, conoció las diferentes tendencias y lenguajes pictóricos que serían un gran aprendizaje para él en los comienzos de su carrera. Volvió varias veces.
En 1890 realizó su tercer viaje a París, en esta ocasión permaneció dos años. Fue una época enriquecedora en la que su obra se transformó. Representaba personas anónimas de la vida bohemia parisina, vivió la pulsión bohemia.
En enero de 1897 en Barcelona abrió la famosa cervecería Els Quatre Gats, que se convirtió en un gran centro de la cultura alternativa a la imperante en aquellos momentos, con el objetivo de estimular la creatividad. Aunque no supuso ningún cambio radical al arte existente, durante seis años albergó al grupo bohemio encabezado por Casas, Romeu y Rusiñol. Ramón Casas creó la imagen publicitaria del local.
Siguiendo el modelo de los azulejos catalanes de oficios del siglo XVIII diseñó un conjunto de 25 azulejos que mostraban la nueva Cataluña del siglo XIX.
La exposición también reflexiona sobre la paradoja del artista moderno.
Es curioso comprobar cómo a Casas, tan cosmopolita, le interesaron los temas populares, destacando sus majas y toreros.
Hacia 1894 comenzó una serie en la que abordaba la crónica social, el pintor incorporó un elemento nuevo en su obra: la multitud anónima, representó la poética de la multitud.
Además de pintor fue un gran dibujante y creador de carteles.
En el último ámbito temático, las identidades ambivalentes, la exposición muestra su habilidad para el retrato, sobre todo femenino. Mujeres sofisticadas y elegantes, atrevidos desnudos, y también modelos de mujer emancipada.
En definitiva, es una exposición magnífica, con una propuesta interesante, y pinturas muy bellas. Para disfrutar en:
CaixaForum Madrid
Ramon Casas. La modernidad anhelada
Hasta el 11 de Junio de 2017
Toda la información, precios y actividades relacionadas: aquí
——-
Por : Mercedes Gómez
Continuamos disfrutando del magnífico Programa Es Patrimonio Descúbrelo organizado por Dolores Muñoz, Un recorrido por el Patrimonio Industrial de la Comunidad de Madrid, que recordemos fue inaugurado el pasado mes de octubre en la antigua Fábrica de Cervezas El Águila, actual sede de la Biblioteca y Archivo Regionales.
Tras varias visitas a edificios importantes de nuestro patrimonio industrial (Serrerías Belgas, Instituto Torroja, etc.) el pasado día 23 de febrero visitamos una de las construcciones más notables de la arquitectura española contemporánea, el Centro de Estudios Hidrográficos, de Miguel Fisac.
Vamos conociendo poco a poco la obra de este arquitecto, en este blog el pasado mes hemos tenido ocasión de descubrir sus edificaciones para el CSIC y la iglesia del Espíritu Santo en la antigua Colina de los Chopos. Hace más tiempo, con motivo de la exposición Miguel Fisac y Alejandro de la Sota: miradas en paralelo organizada por el Museo ICO en 2013 conocimos algo mejor a la persona y su obra, y entramos en la iglesia de Santa Ana en Moratalaz, obra de 1965.
Anterior es el Centro de Estudios Hidrográficos, construido entre 1960-1961 e inaugurado en 1963. El conjunto constaba de dos edificios debido a que, en origen, fueron dos los organismos que participaban, el Centro de Estudios Hidrográficos y el Laboratorio de Hidráulica.
Dijo Miguel Fisac que siempre le hacía ilusión recibir un encargo profesional, grande o pequeño, pero la petición del proyecto para un Centro de Estudios Hidrográficos y un Laboratorio de Hidráulica representó para él una proposición llena de posibilidades por su programa singular, sus exigencias técnicas, su emplazamiento, al borde del río Manzanares, junto al Puente de Segovia.
Fue uno de los primeros edificios en que el material principal utilizado fue el hormigón armado, en este caso acompañado de hierro laminado y aluminio en las ventanas y puertas.
Y fue el primero en que se consiguió construir un espacio adintelado con vigas de hormigón pretensado con una luz de nada menos que 22 metros, como veremos.
Trabajó con el ingeniero José María Pliego y, para la realización de las famosas vigas postensadas con anclajes para la cubierta del espectacular Laboratorio, con Ricardo Barredo.
Además de las vigas, otro elemento prefabricado llama la atención nada más entrar en el edificio, los peldaños empotrados en el muro de hormigón visto que configuran sus escaleras voladas.
Fisac siempre quiso demostrar que el hormigón bien tratado también podía ser bello (igual que hizo Eduardo Torroja). Hay en este edificio muros de hormigón visto que parecen madera.
Igual que en otros edificios, como los del CSIC (recordemos la Librería Científica), Fisac diseñó techos, suelos, los muebles… y todos los detalles, cada uno cumpliendo una función.
Su objetivo además de la belleza era lograr el máximo confort y funcionalidad. Por ejemplo, que la forma de los techos de escayola favoreciera la mejor acústica.
Las formas curvas y la madera además de decorativas eran funcionales. Las utilizó aquí y en el mobiliario en otros edificios, bajo la influencia de la arquitectura nórdica.
Los muebles, aunque algunos han sido cedidos a museos otros se conservan aquí, en el lugar para el que fueron ideados.
Todo lo que no diseñó personalmente lo encargó a artistas de primer nivel. Hay algún sillón de Mies Van der Rohe y una placa de bronce del escultor Pablo Serrano creada para la inauguración, actualmente en el interior del Centro, en el vestíbulo.
Sin duda, la parte más espectacular del CEH es la llamada Nave de Modelos, una obra extraordinaria.
Se trataba de crear un espacio rectangular de 80 por 22 metros con una iluminación de bóveda celeste uniforme, sin ningún punto de apoyo.
Las vigas hueso, así llamadas por Fisac por su parecido con los huesos de los animales fueron un hallazgo para conseguir que la gran nave aprovechara lo mejor posible la luz natural.
El paso del tiempo provocó un cierto deterioro en las vigas que fueron sustituidas, no son por tanto las originales, pero las nuevas sí fueron realizadas con el molde original, que se conserva.
En 1969 la nave fue ampliada por José Antonio Torroja, hijo de Eduardo Torroja. La nueva construcción, a continuación de la nave de Fisac, paralela al río, es triangular, en forma de sierra.
Se mantuvo el uso de los mismos materiales, aunque es una obra muy diferente a la estructura innovadora de Fisac.
Finalmente visitamos la Cafetería, otra muestra de cómo Fisac cuidó la decoración de todos los rincones del Centro. En ella se conservan murales de pintura y cerámica obra de Juan Ignacio Cárdenas.
Cárdenas, hijo del arquitecto que conocemos por ser el autor del gran edificio de la Telefónica, Ignacio Cárdenas, de quien también hablamos aquí, estudió arquitectura, como su padre, pero se convirtió en pintor, grabador y ceramista. Fue un artista muy valorado en los años 60 y 70, pero nunca llegó a ser reconocido tanto como quizá hubiera merecido.
Como pudimos comprobar, este CEH es sorprendente por su arquitectura, también por su interior cuidado, y por las obras de artistas, alguno ya conocido en este blog como Pablo Serrano, pero otros que fueron un descubrimiento, como el pintor Juan Ignacio Cárdenas.
Por supuesto es también muy interesante conocer la actividad del actual Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX (Centro de Estudios y Experimentación Obras Públicas) y los numerosos proyectos que se muestran en la Nave de Modelos, algunos impactantes. Son «modelos», reproducciones a pequeña escala de grandes obras hidráulicas.
El edificio suele abrir sus puertas en diferentes ocasiones (durante la Semana de la Arquitectura, etc.). También se puede solicitar una visita siguiendo las indicaciones en su web.
Por : Mercedes Gómez
———
Bibliografía:
FISAC, M. «Centro de Estudios Hidrográficos». Informes de la Construcción, nº 157, 1964.
MENDILUCE, E. y ARQUÉS, F. Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX (separata del libro conmemorativo de los 40 años del edificio)
Centro de Estudios Hidrográficos
Hoy celebramos el Día de la Mujer por cuyo motivo se han producido movilizaciones, celebrado actos, instalado placas, entregado premios, programado ciclos de conferencias, etc., todo ello muy bienvenido. Lo cierto es que todavía hoy, en España, y por supuesto en el mundo entero, a estas alturas, las mujeres aún necesitamos un reconocimiento de la igualdad en general, y laboral en particular. También un mejor conocimiento de nuestra historia.
Por mi parte he visitado la exposición Mujer y trabajo en España 1875-2015. Es una pequeña pero intensa muestra fotográfica en la que podemos comprobar que el trabajo femenino no es algo reciente. Hacia 1900 no solo había lavanderas, también carboneras, trabajadoras en las fábricas de papel, textiles…
Es emocionante contemplar algunas de las imágenes y comprobar la dureza de algunos trabajos desempeñados por las mujeres a finales del siglo XIX, comienzos del XX.
Con la industrialización se incorporaron al trabajo fuera del hogar, no todas permanecían en casa desempeñando sus labores, las clases más bajas tuvieron que salir en busca de un salario.
Con la II República se produjo un avance intentando la concesión de nuevos derechos. La mujer se incorporó a casi todos los sectores laborales. Igual acudían a los tradicionales talleres de costura que preparaban la celebración de Elecciones o trabajaban en el Metro. Enseguida llegó la guerra que lo truncó todo.
Es sabido que después, a partir de 1939 el papel reservado y potenciado para la mujer fue el de ama de casa. A pesar de todo, la incorporación al trabajo fue creciendo. Y ocurrió otra cosa significativa: muchas mujeres, igual que los hombres, se vieron obligadas a emigrar y trabajar en otros países.
A partir de los años 70 volvieron los avances, la visión sin duda fue más abierta y favoreció el trabajo femenino.
Y llegamos al siglo XXI. Sin duda todo ha cambiado respecto a 1900, aunque aún queda mucho camino.
La exposición se puede visitar hasta el 31 de marzo en la Escuela Julián Besteiro, en la calle Azcona nº 53, de lunes a sábado de 9 a 19 h.
La visita merece la pena, la muestra sobre la mujer y el trabajo a lo largo de la historia española, organizada por la Fundación Largo Caballero con la colaboración de UGT y la Universidad de Alcalá, con fotografías de diversos archivos, es muy interesante.
El edificio que la alberga, construido según proyecto de Guillermo Diz Flórez en 1944 para albergar la Escuela de Capacitación Social Francisco Aguilar y Paz es hoy la Escuela de Formación Sindical Julián Besteiro. Tiene un precioso jardín a la entrada con hermosos árboles.
Y otro jardín interior, remanso de paz con su fuente en el centro, alrededor del cual se encuentra el claustro en el que se han situado los paneles con las fotografías.
Además en el mismo pasillo podemos ver una vitrina con objetos que pertenecieron a Julián Besteiro, que entre otras cosas fue presidente de las Cortes durante la etapa republicana, o relativos a la época.
Por todo ello os animo a visitar la Escuela Julián Besteiro, en el barrio de la Guindalera, distrito de Salamanca.
Por : Mercedes Gómez
Comentarios recientes