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Volvemos una vez más a la Quinta de Vista Alegre, Carabanchel, en busca de las novedades que ofrece la magnífica recuperación de este espacio histórico y artístico. Hoy nos detenemos ante la conocida como Fuente de los Caballos, recientemente restaurada.
Fue instalada después de 1858, por encargo del marqués de Salamanca, frente a la puerta principal del Palacio Nuevo, en el lugar donde antes estuvo la Fuente de las Conchas, trasladada a los Jardines de Palacio o del Campo del Moro por orden de Isabel II, donde continúa.
Recordemos que esta Real Posesión fue creada en el siglo XIX por la reina regente María Cristina de Borbón, cuarta esposa de Fernando VII y madre de Isabel II. Después de su boda con el guardia de Corps Fernando Muñoz, duque de Riansares, fue quien mandó construir el Palacio Nuevo con el fin de convertirlo en su residencia y refugio. Pero los avatares de la historia quisieron que el palacio pasara a manos del marqués, don José de Salamanca y Mayol, quien lo terminó, adornó y disfrutó hasta su muerte, como ya contamos al descubrir las huellas del marqués de Salamanca en Vista Alegre.
Antes de la restauración la fuente estaba en un estado ruinoso.
El pilón central es de piedra caliza, rodeado por otro gran pilón del mismo material de 16 metros de diámetro. El conjunto escultórico, así como un plato intermedio con forma de concha situado sobre los caballos, son de mármol blanco. Los caballos estaban muy deteriorados, prácticamente perdidas las patas; los animales tienen una cola de pez, como los caballitos de mar, por lo que actualmente en la página de la Comunidad de Madrid aparece denominada como Fuente de los Caballos Marinos.
Las esculturas superiores, unas figuras de niños, ya no existían, como apreciamos en las fotos que pudimos hacer hace unos años.
No se conoce con certeza quién realizó estas esculturas, aunque algunos autores las atribuyen a José Tomás. Lo cierto es que este escultor cordobés había muerto diez años antes de la instalación de la fuente, el 23 de noviembre de 1848 en Madrid, como apuntan Martínez Carbajo y García Gutiérrez. Sin descartar que Tomás pudiera realizarla antes de que el marqués mandara instalarla años después, no hay seguridad sobre su autoría.
En nuestra última, feliz visita, en la primavera de 2022, la llamada Fuente de los Caballos aún estaba en obras de restauración.
La instalación hidráulica ha sido reparada, los pilones se han restaurado y el conjunto escultórico se ha reconstruido, «reproducido en mármol con tecnología digital a partir del escaneado de las preexistencias y de los datos obtenidos de documentación gráfica y escrita descriptiva de la fuente original», según explica la Comunidad de Madrid.
La fuente, situada frente al Palacio Nuevo o Palacio del marqués de Salamanca como dijimos, luce magnífica, en un entorno cuidado, muy bello.
Es un placer pasear por estos jardines, situados en una de las antiguas quintas de recreo más importantes, que por fin está recobrando su esplendor.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía
A.F. MARTÍNEZ CARBAJO y P.F GARCÍA GUTIÉRREZ. Fuentes de Madrid. Arte e Historia. La Librería, Madrid, 2009.
Visitamos la Quinta de Vista Alegre por primera vez hace ya más de trece años, en marzo de 2009. Entonces estaba catalogada como Jardín Histórico en el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997. Un grupo de amigos considerábamos que debía ser catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) de la Comunidad de Madrid en la categoría de Conjunto Histórico. Conseguimos 439 firmas para la solicitud –hoy pueden parecer pocas–, una a una, firmas reales, no virtuales, en papel, con paciencia, en las que participaron nuestros amigos, familiares y compañeros de trabajo.
Además de la solicitud presentada en el Registro de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, aquí hicimos una breve descripción de la Quinta, sus edificios, jardines, protagonistas y su historia en general: La Quinta de Vista Alegre, ¿Bien de Interés Cultural?
Después explicamos porqué la Quinta debía ser declarada BIC como Conjunto Histórico.
Muchas personas y colectivos han continuado pidiendo la declaración de BIC, trabajando por ello. Por fin en 2018, aunque no en la categoría de Conjunto Histórico, la Comunidad concedió la declaración de BIC en categoría de Jardín Histórico. Fue una alegría. El año pasado, tras largas obras, los jardines fueron abiertos al público.
Hoy día es un placer leer en la entrada al recinto una placa que nos informa de que los jardines de los palacios de Vista Alegre fueron declarados Bien de Interés Cultural en la categoría de Jardín Histórico por Decreto 169/2018, de 11 de diciembre.
Después de mucho tiempo por fin hemos tenido ocasión de volver a visitarlos.
Si comparamos las fotos que pudimos hacer entonces con las que hemos podido hacer hace pocos días es fácil comprobar el buen estado de los jardines tras la restauración, entonces muy deteriorados, hoy bien cuidados y luciendo esplendorosos.
La hoy llamada Finca Vista Alegre en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) fue una de las Quintas de Recreo más importantes, una Real Posesión creada en el siglo XIX por la regente María Cristina de Borbón.
Un plano nos indica los lugares de la Quinta que podemos visitar, numerados para su recorrido: la Estufa grande, el Baño de la reina, el Palacio viejo, la Galería, Casa de Bella Vista, Caballerizas, Jardín Plaza de las Estatuas, la Ría, Palacio Nuevo, Parterre, Cedro y Casa de Oficios.
La Ría y su montaña artificial de rocalla han recuperado el agua.
Aunque gran parte de los elementos de los jardines existentes entre el Palacio Viejo y la Ría han desaparecido (embarcadero, fuentes, esculturas, puentes…), siguen siendo un precioso ejemplo de jardín romántico.
Junto al Palacio Viejo se construyó la Estufa Grande con un baño monumental, ahora rehabilitada de forma espectacular.
En su interior se encuentra el conocido como Baño de la reina o de Isabel II, que también ha sido restaurado.
El Palacio Nuevo o Palacio del marqués de Salamanca sigue a la espera de rehabilitación.
Desde le entrada se puede ver su lujoso vestíbulo.
El palacio escondía verdaderos tesoros, como su Salón Árabe.
Las fuentes frente a palacio están siendo restauradas.
Todo esto es solo una pequeña muestra de lo que ofrece la visita, que puede realizarse los fines de semana, sábados, domingos y festivos.
Toda la información y más datos se pueden encontrar en la página de la Comunidad de Madrid, aquí.
Y en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM), Declaración BIC Jardín Histórico, de fecha 14 diciembre 2018, nº 298, pág. 59.
Y por supuesto en los numerosos artículos que varias personas dedicamos en este blog a la historia de la Quinta, con la etiqueta de Vista Alegre.
Gracias a todos.
Por: Mercedes Gómez
Manuel Godoy, valido del rey Carlos IV desde 1792, fue un hombre muy poderoso política y económicamente. Además de la colección de arte que llegó a reunir, otras casas y posesiones, en Madrid al menos fue dueño de tres palacios.
Palacio de Godoy
El llamado Palacio de Godoy está situado en la plaza de la Marina Española, un lugar privilegiado. Fue proyectado por el arquitecto real Francesco Sabatini en 1775 por encargo de Carlos III como Palacio de los Secretarios de Estado pues estaba destinado a albergar al Primer Secretario de Estado o primer ministro. Tan elevado cargo requería un emplazamiento cercano al Palacio Real. El lugar elegido fue el solar situado junto al Colegio Convento de doña María de Aragón, hoy Palacio del Senado, frente al Real Monasterio de la Encarnación.
En aquellos momentos el Secretario era el marqués de Grimaldi, que no llegó a instalarse en él. Finalizado el edificio, sí lo habitó su sucesor, el conde de Floridablanca, y luego Manuel Godoy, duque de Alcudia.
Godoy se instaló en el bello palacio, lo amplió (según proyecto del arquitecto Juan Antonio Cuervo) y reformó a su gusto, y llegó a convertirse en su propietario por lo que es conocido como Palacio de Godoy.
A lo largo de este mes de agosto ha abierto sus puertas al público, con motivo de las visitas guiadas organizadas por la Comunidad de Madrid, Bienvenidos a palacio. En cualquier caso este edificio hoy acoge un organismo público, el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales abierto a los ciudadanos, con actividades, biblioteca y una tienda.
De la visita al Palacio de Godoy podéis encontrar una bonita e interesante crónica en el blog de María Rosa.
Hoy vamos a centrarnos en la búsqueda de las escasas huellas que existen de la época en que Godoy y su familia lo habitaron.
Tras el paso de los franceses por sus estancias, la guerra de la Independencia y los sucesivos cambios de uso a lo largo de los siglos XIX y XX, se conservan pocos elementos originales, ningún mobiliario, y las numerosas obras de arte que lo adornaron, o se perdieron o se encuentran en otros lugares. Manuel Godoy fue un gran coleccionista, en su palacio estuvieron obras maestras como las majas de Goya, hoy en el Museo del Prado.
Al fondo del primer tramo de la escalera imperial, obra de Jean Démosthène Dugourc, se hallaba un valioso friso en altorelieve.
Cuando el Ministerio de Marina y el Museo Naval (que estuvieron aquí un tiempo) se trasladaron al Paseo del Prado esquina calle Montalbán fue uno de los elementos trasladados a la nueva sede. Allí, en el actual Cuartel General de la Armada, se encuentra el despacho de Godoy, también procedente de su antiguo palacio.
Nos cuenta la guía que las estancias del político, de las que no queda nada, estaban situadas a un lado de la majestuosa escalera, el que se asomaba al palacio Real, y al otro las de su esposa María Teresa de Borbón, condesa de Chinchón, y su hija.
En alguno de los salones únicamente subsisten las decoraciones pictóricas originales. Del siglo XVIII es el esplendoroso techo, aunque oscurecido, del llamado Salón de Tapices. Su autor pudo ser Juan Gálvez, pero no se sabe con certeza. Algunos estudiosos citan a José del Castillo y a Zacarías González Velázquez, que también pudieron trabajar aquí.
En el hoy llamado Salón de los Escudos se ubicaron otras obras de Goya, cuatro tondos, medallones circulares óleo sobre lienzo, obras alegóricas dedicadas a los ideales de la Ilustración; tres de ellas, La Industria, La Agricultura y El Comercio se encuentran en el Museo del Prado. La dedicada a La Ciencia se perdió, pero se conoce gracias a las fotografías del Archivo Moreno conservadas en la Fototeca del Ministerio de Cultura.
Las pinturas de Goya fueron sustituidas por escudos modernos, aunque las esfinges a los lados sí son las originales de comienzos del siglo XIX.
Las habitaciones, hoy despachos, guardan algunos techos pintados en los que no faltan los trampantojos (cortinajes, barandillas fingidas…)
De la carpinteria original solo se conserva la puerta de la que fue Capilla del palacio, hoy transformada en salón de actos.
Era un hermoso palacio en el que vivía Manuel Godoy con su esposa la condesa de Chinchón y su hija Carlota Luisa cuando en los comienzos del año 1803 la reina María Luisa de Parma quiso hacer un regalo al valido, concretamente a su hija nacida tres años antes, y que además era su propia ahijada. Para ello adquirió una quinta de recreo en Carabanchel, siempre con el beneplácito de su marido el rey, propiedad que Godoy debía administrar hasta la mayoría de edad de la niña. En el breve espacio de tiempo que transcurrió entre la adquisición y la cesión de las escrituras a Godoy, esta quinta fue Sitio Real.
Quinta de recreo del Conde del Campo Alange
Era la Casa de recreo del II Conde del Campo Alange, don Manuel José de Negrete, situada en el barrio de Buenavista, distrito de Carabanchel; en la calle Joaquín Turina 37, con vuelta a las calles de Polvoranca, Gómez de Arteche, Marianistas y Camino de las Cruces.
La casa-palacio fue construida en 1786 según proyecto de Ramón Durán, discípulo de Ventura Rodríguez, a la salida del pueblo del Alto Carabanchel o Carabanchel de Arriba. Siguiendo las enseñanzas de su maestro, Durán construyó el palacete al estilo barroco tardío clasicista.
Fue rodeada de jardines, árboles frutales, parras, faisanera, estanques, bellas fuentes… construcciones auxiliares, un palomar y un huerto, a la manera de las ricas quintas construidas en Carabanchel por los nobles y financieros de la época. La posesión tenía casi 12 hectáreas de extensión.
Se sabe que la familia, sobre todo la Condesa de Chinchón y su hija habitaron la finca; a pesar de disponer de casas de campo más lujosas, a doña María Teresa de Borbón le gustaba la posesión de Carabanchel, no se sabe muy bien porqué. Godoy debía ir a visitarlas de vez en cuando.
Vendida en 1826, a partir de ese momento tuvo varios propietarios, entre ellos el marqués de Salamanca que la compró antes de adquirir la cercana Quinta de Vista Alegre, la mejoró y la convirtió en escenario de sus esplendorosas fiestas.
La hija del último propietario Mariano de Larrinaga, la condesa viuda de Casa Puente, en 1941 vendió la quinta entonces conocida como Villa Larrinaga a la Compañía de María. El arquitecto Luis Moya la transformó en Escolasticado de los Marianistas, ampliando la posesión y construyendo un Panteón para los religiosos. Poco después fue convertido en sede del Colegio Hermanos Amorós, que aquí continúa.
A pesar del paso del tiempo y el cambio de propietarios y usos, la extensa quinta conserva gran parte de su estilo y esplendor. El jardín, que en el colegio llaman “la pradera”, aunque existan nuevas construcciones y espacios dedicados a instalaciones escolares y deportivas, sigue ocupando unos 94.000 metros cuadrados.
Palacio de Buenavista
Pocos años después de haber recibido esta quinta de recreo Manuel Godoy recibió un nuevo regalo, el magnífico Palacio de Buenavista.
Recordemos que en 1769 don Fernando de Silva Álvarez de Toledo, Duque de Alba, adquirió las casas llamadas de Buenavista a la salida del Camino de Alcalá, y fue su nieta, la duquesa de Alba, María Teresa Cayetana, quien inició la construcción de un gran palacio. La obra fue proyectada por Juan Pedro Arnal en 1777.
Tras la muerte de la duquesa en 1807 lo adquirió el Ayuntamiento que lo donó a Godoy. Éste entonces vendió su palacio de la plaza de la Marina Española, pues el de Buenavista se acercaba más a sus preferencias, así que comenzó las obras para decorarlo a su gusto rápidamente ya que deseaba ocuparlo cuanto antes.
Es difícil saber qué se conserva de esta época, la mayor parte de la decoración de los salones es posterior a 1940. Aunque, igual que sucede en el Palacio de la plaza de la Marina Española, los techos del Palacio de Buenavista parece que datan de la época en que Godoy se encargó de su decoración, encargando realizarlos al estilo francés e italiano, de moda entonces.
Tampoco se conocen sus autores, aunque nuevamente se cree que pudo participar Juan Gálvez. Son pinturas al temple de gran belleza.
Manuel Godoy nunca llegó a instalarse en este palacio. En 1808 se produjo su caída, exilio y confiscación de todos sus bienes.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Ramón Guerra de la Vega. Palacios de Madrid (tomo I). Madrid, 2010.
Monte-Cristo. “El Palacio de los condes de Casa Puente, en Carabanchel”, Blanco y Negro, Madrid 13 agosto 1922, pp. 34-36.
Miguel Lasso de la Vega. Quintas de recreo y casas de campo aristocráticas alrededor de Madrid. Tomo II Los Carabancheles. Madrid, 2004.
Pablo González-Pola. «El Palacio de Buenavista, ejemplo de conservación del patrimonio histórico-artístico militar». Militaria, Madrid 1995.
El pasado viernes día 29 de abril varios medios digitales publicaron la noticia, algunos de ellos incluyendo la foto de los protagonistas a las puertas del Palacio. Ambas partes también lo publicaron en sus respectivas páginas web:
La Comunidad de Madrid ha suscrito un acuerdo con la New York University, importante universidad privada estadounidense, para que esta se instale en el Palacio del Marqués de Salamanca en la Quinta de Vista Alegre. El acuerdo supone que, si se rubrica, la Comunidad cederá el palacio durante 40 años por un alquiler aún indeterminado, y a cambio se compromete a rehabilitarlo.
Ojalá esto acabe siendo una buena noticia para Madrid, pero tras el fracaso -al menos por ahora- de nuestra solicitud de protección como bien de interés cultural para la Quinta de Vista Alegre, podemos preguntarnos qué pasará con el antiguo Real Sitio, el único sin la catalogación de BIC, al ser considerado únicamente un patrimonio desde el punto de vista económico, no histórico ni artístico, o eso parece.
Dice la nota de prensa de la Comunidad que “en este Palacio del Marqués de Salamanca, un edificio del siglo XIX y patrimonio regional, se instalaría la universidad, junto con una residencia universitaria.”
¿Hay vía libre para construir?.
La Universidad afirma en su web refiriéndose a los terrenos de Vista Alegre que “the Madrid government has said is available for construction”. ¿Que el Gobierno de Madrid ha dicho que están disponibles para la construcción?.
¿Qué supondrá para este palacio su rehabilitación para acoger una universidad privada?. ¿Qué efecto tendrá sobre el Jardín Histórico, podrá ser recuperado o desaparecerá definitivamente?.
Lo siento, hoy solo se me ocurren preguntas.
Porque sobre Vista Alegre y este Palacio creo que en este blog ya lo hemos contado y mostrado todo. Bueno, casi todo.
por Mercedes Gómez
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Artículos anteriores:
La Quinta de Vista Alegre ¿Bien de Interés Cultural?.
Huellas del Marqués de Salamanca en Vista Alegre.
Saber más sobre Vista Alegre.
Finca Vista Alegre, patrimonio desaparecido.
Reportaje sobre Vista Alegre en el diario Qué!.
La Quinta de Vista Alegre, Carabanchel Bajo, Madrid.
¿Por qué la Quinta de Vista Alegre debería ser BIC?.
La Quinta de Vista Alegre ¿Bien de Interés Cultural? (II).
El Salón Árabe.
JARDINES DEL PASEO DEL PRADO-RECOLETOS (IV)
Continuando con los jardines del Paseo de Recoletos, hoy os invito a visitar el Jardín del antiguo Palacio del Marqués de Salamanca, situado en el nº 10, considerado de Interés Histórico.
Como ya comentamos durante nuestra visita al cercano Palacio de Linares, el Marqués de Salamanca fue el primer financiero de la época en prever el valor que adquirirían estos terrenos, situados entre la huerta del Convento de los Agustinos Recoletos –derribado en 1836- y el Pósito, y decidió construir aquí su palacio, alrededor del cual se instalaron otros, llegando la zona a ser conocida como el “barrio de los banqueros”.
Pero en un principio la casa quedó situada en un lugar un tanto raro para un palacete, más fabril que palaciego, entre el Pósito, que aún no había sido derribado, y la Fábrica de Carruajes con su gran chimenea, como se aprecia en el famoso grabado de Alfred Guesdon. Por eso la opinión unánime es que don José tuvo una gran visión de futuro.
José de Salamanca encargó el proyecto al entonces Arquitecto Mayor de Palacio, Narciso Pascual y Colomer, en el año 1846, cuando sus negocios se encontraban en un buen momento. El arquitecto diseñó tanto el palacio como el jardín.
En origen el edificio era exento, únicamente constaba del cuerpo central rectangular, rodeado por el jardín y cerrado por una verja. Al contrario que otros palacetes construidos por la misma época, con su fachada a la calle, el Marqués de Salamanca construyó el suyo alejado del Paseo por un frondoso jardín.
Tras un primera quiebra económica, que interrumpió la construcción del palacio, por fin fue finalizado en el año 55, siendo los años siguientes la etapa más próspera del Marqués.
Colomer diseñó una entrada monumental, que quedó reflejada en un precioso dibujo conservado en el Archivo de la Villa, que desapareció muy pronto, apenas un año después de finalizar la obra, al ser modificada la alineación del Paseo de Recoletos, que robó unos metros al jardín.
El Jardín rodeaba el Palacio, con parterres curvos de estilo paisajista en la parte posterior y en la anterior, y estrechos parterres geométricos en los laterales. Tras el edificio se instaló una estufa o invernadero que había sido realizado en unos talleres de Londres en hierro y cristal, y que costó 100.000 pesetas de la época.
En 1876 nuevamente la ruina financiera le obligó a vender el Palacio, que fue adquirido por el Banco Hipotecario. Como sabemos, el Marqués de Salamanca murió unos años después en su Palacio de la Quinta de Vista Alegre.
A partir de la venta, varias ampliaciones y reformas fueron transformando el edificio y el jardín originales.
La única zona ajardinada que pervive es la delantera, frente a la fachada, donde se conservan tres fuentes,
y dos imponentes Cedros del Líbano de la plantación original.
El Palacio de Salamanca en Recoletos hoy está rodeado por otras construcciones, producto de las sucesivas ampliaciones llevadas a cabo, pero continúa resguardado por los majestuosos árboles plantados en época del Marqués.
Adquirido por otra entidad financiera a finales del siglo XX, actualmente tiene dos entradas, una en el Paseo, y la otra en la esquina con la calle de Salustiano Olózaga.
Varias esculturas pertenecientes a la Colección de los actuales dueños del edificio acompañan ahora a las antiguas fuentes. Obras de Cristina Iglesias, Miquel Navarro, Francisco Leiro y Andreu Alfaro.
El Marqués de Salamanca fue coleccionista de arte, seguramente si hubiera vivido en el siglo XXI habría sabido elegir también entre los artistas hoy día más cotizados.
No está permitido acercarse a contemplar las esculturas, ni las fuentes, hay que conformarse con verlo todo desde fuera, a través de la verja.
Pero existe otro lugar, abierto a todos, donde podemos buscar las huellas del Marqués de Salamanca y el recuerdo de lo que pudo ser su Jardín. La Estufa fue trasladada al Retiro, estuvo situada en el centro de La Rosaleda creada en los comienzos del siglo XX por Cecilio Rodríguez. Durante la guerra resultó destruida, solo se conserva el basamento de ladrillo que limita el estanque.
Sí se conservan dos fuentes deliciosas, realizadas en granito y mármol, la Fuente del Amorcillo y la Fuente del Fauno, también procedentes del Jardín del antiguo Palacio del Marqués de Salamanca en el Paseo de Recoletos.
Se cree que pudieron ser diseñadas, igual que el palacio y el jardín, por Narciso Pascual y Colomer.
Texto y fotografías : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Catálogo Exposición Narciso Pascual y Colomer (1808-1870). Arquitecto del Madrid Isabelino. Ayuntamiento de Madrid 2007.
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Otros artículos:
Paseo del Prado-Recoletos I.- El Jardín del Palacio de Linares.
Paseo del Prado-Recoletos II.- Paseo de Recoletos.
Paseo del Prado-Recoletos III.- El Jardín del Palacio de Buenavista.
1910 fue un año lleno de acontecimientos. Se fundó la Residencia de Estudiantes, nació el poeta Miguel Hernández, comenzaron las obras para la creación de la Gran Vía, Antonio Palacios empezó a construir la sede del Banco Río de la Plata, conocida como Las Cariátides, se inauguraron el Hotel Ritz y el Casino de Madrid…
El Casino celebra este año el centenario de la inauguración de su sede, en la calle de Alcalá nº 15, aunque esta no fue su primera casa.
Sus fundadores, en 1836, como toda buena tertulia, comenzaron a reunirse en un café, el Café de Sólito, situado en la calle del Príncipe, en la esquina con la calle de la Visitación -hoy Manuel Fernández González- ahora ocupada por el Teatro Español. Los tertulianos alquilaron el primer piso del edificio, que ya no existe.
Como cada día eran más socios, se mudaron a otro local más amplio, en la misma calle del Príncipe, junto a otro teatro, el de la Comedia, por lo que durante un tiempo fue conocido como Casino del Príncipe. En un principio se pretendió que fuera un lugar modesto, pero un buen grupo de socios, con José de Salamanca a la cabeza, se opusieron y cambiaron todo el mobiliario. Aquí comenzó la primera época de esplendor y lujo del Casino. Los socios aumentaban, y llegaban los miembros más destacados de la política, del arte y de la sociedad madrileña en general.
Pocos años después, se establecieron en el Palacio del Marqués de Santiago, hoy desaparecido, en la Carrera de San Jerónimo. Allí, cómo no, también existía un café famoso por sus tertulias, el Café de la Iberia.
Posteriormente los casinistas se trasladaron a la calle de Sevilla esquina Alcalá, al edificio que actualmente alberga el BBVA, y en el cual entonces se encontraba el Café Suizo.
Después cruzaron la calle, instalándose en La Equitativa.
Poco a poco, fueron recorriendo el camino que les llevó desde la Plaza de Santa Ana hasta la calle de Alcalá donde en 1903 decidieron construir su propia sede.
Tras un concurso en el que participaron los mejores arquitectos de la época y que fue declarado desierto, la dirección de las obras fue adjudicada a José López Sallaberry, socio del Casino, aunque no pudo firmarlas debido a su condición de arquitecto municipal, cosa que hizo su cuñado el arquitecto Luis Esteve.
Sallaberry integró lo mejor de algunos de los proyectos presentados, que habían sido comprados, y la construcción se llevó a cabo utilizando los mejores materiales, igual que en su decoración interior, de forma que el resultado fue inmejorable, todo ello costeado por las aportaciones de los propios socios. El Patrimonio artístico del Casino es inmenso, tanto en lo que se refiere a su arquitectura, como a pintura, escultura o artes decorativas. El edificio fue declarado Monumento Bien de Interés Cultural en 1993.
La fachada de estilo ecléctico afrancesado, muy valorado en aquellos primeros años del siglo, llama la atención por su asimetría, con la puerta situada en un lateral en lugar de en el centro, con un torreón.
Cruzamos la puerta de hierro obra de Pascual González y la lujosa entrada que aparece ante nuestros ojos nos avisa de todas las maravillas que vamos a encontrar.
Subimos la escalera de mármol, y cuatro vaciados de esculturas clásicas, prestados por la vecina Academia de Bellas Artes, dan la bienvenida.
En la Planta Baja se encuentra el patio central, o Patio de Honor, cuya cúpula muestra las preciosas vidrieras de la Casa Maumejéan.
La espectacular Escalera de Honor, que ya conocemos, diseñada por Sallaberry y decorada con esculturas de Ángel García Díaz, que representan el mito de Eros y Psique.
En el centro del patio se encuentra una Ruleta de Caballos, única en España.
En esta planta se encuentran también el Salón Principal, hoy dedicado a sala de conferencias, en cuya entrada está situada el boceto que Benlliure realizó de la escultura de Emilio Castelar, situada en el Paseo de la Castellana. También están en esta planta los billares.
Subimos a la Planta Principal por la bella escalera y encontramos esculturas de Mateo Inurria, Miguel Blay y Mariano Benlliure. Aquí se sitúan el Salón de Baile, actual Salón Real, y el Salón Alcalá.
El Salón Real es un de los más bonitos, decorado con pinturas de grandes autores, como Manuel Benedito, Cecilio Pla, Julio Romero de Torres…
En la Planta Conde de Malladas –presidente impulsor de la construcción del edificio-, entre otras estancias, se encuentra la Biblioteca gótica que también hemos tenido ocasión de visitar, realizada en hierro en los talleres de Casa Asins, procedente al menos una parte de la anterior sede del Casino en el piso principal de La Equitativa, cuyo espléndido edificio podemos contemplar desde la terraza del Casino de Madrid.
Y en esta mágica terraza finaliza nuestra visita.
Texto y fotografías : Mercedes Gómez
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Fuente:
Casino de Madrid
Alcalá, 15
A lo largo del siglo XIX entre la nobleza y las familias adineradas se puso de moda decorar los salones de sus palacios con estilos exóticos, como el chino, turco o sobre todo el árabe. El estilo árabe fue muy utilizado durante el reinado de Isabel II, de modo que a finales del siglo raro era el palacio o palacete que por entonces no contaba con su Salón decorado a imitación de la Alhambra de Granada. En la Europa romántica del siglo XIX surgió el término «Alhambrismo”, aplicado a la literatura, la música, y por supuesto a la arquitectura y a las artes decorativas.
En Madrid la recreación del ambiente y los detalles del monumento granadino fue habitual, y no únicamente en la decoración de interiores sino que incluso se construyó algún palacio bajo su influencia, como el Palacio de Xifré, que estaba situado frente al Museo del Prado, construido por José Contreras en 1865 imitando en todos sus detalles la arquitectura árabe. Desgraciadamente fue derribado en los comienzos de la década de los 50 del siglo XX.
Recordemos el Palacio de Anglada, que reproducía el Patio de los Leones de la Alhambra. El Palacio de la Condesa de Montijo en la plaza del Ángel también tuvo su gabinete al estilo árabe, el Palacio de los Marqueses de Alcañices -donde hoy se ubica el Banco de España-, … todos desaparecidos. O casi.
He leído en algún lugar que en Madrid no se conserva ningún Salón de este estilo, y esto no es exacto. En nuestra Comunidad existe el Salón de Fumar del Palacio de Aranjuez. De estilo árabe es el Palacio de Laredo en Alcalá de Henares, hoy sede del Museo Cisneriano.
Y, aunque lamentablemente muy deteriorado, en la ciudad de Madrid pervive el Salón Árabe del Palacio del Marqués de Salamanca en la Quinta de Vista Alegre.
Quizá alguno de vosotros recuerde nuestra visita a la Quinta el verano pasado, durante la cual pudimos conocer y admirar las Huellas del Marqués de Salamanca en su palacio, el conocido como Palacio Nuevo o Palacio del Marqués de Salamanca. Durante la visita una de las estancias que más nos llamó la atención a todos fue el Salón Árabe y su estado de abandono, apuntalado para no venirse abajo.
Como vimos, además de las estancias privadas, el Palacio tenía amplios y lujosos salones dedicados a recepciones o fiestas, siendo este quizá uno de los más esplendorosos del edificio.
El Palacio Nuevo fue obra de Narciso Pascual y Colomer, aunque según algunos autores, como Pedro Navascués, el Salón pudo ser construido por el arquitecto Rafael Contreras, por entonces restaurador de la Alhambra de Granada. Según otros, por el tallista y pintor Alejandro Mattey, aunque seguramente siempre bajo la dirección de Pascual y Colomer.
Tras la muerte del Marqués y su venta al Estado, la primera reforma del Palacio para convertirlo en Asilo de Inválidos tuvo lugar en 1888. Luego, en el siglo XX albergó el Instituto de Reeducación Profesional de Inválidos del Trabajo (1922), Instituto de Reeducación Profesional (1928) e Instituto Nacional de Reeducación de Inválidos (1933).
Hasta hace pocos meses ha sido la sede del Centro de Educación Especial María Soriano, colegio que ha sido trasladado al nuevo PAU de Carabanchel, en la Avenida de la Peseta, 30.
El Salón Árabe, como el resto de dependencias del Palacio, durante un tiempo, fue utilizado como aula, como muestran estas curiosas fotografías que deben coresponder a los años 60 del pasado siglo XX.
El Salón está ubicado en la planta baja, su planta es rectangular y está dividido en dos naves por un arco decorado con yeserías al estilo mudéjar.
El artesonado es solo de apariencia mudéjar, pues al contrario que los artesonados árabes realizados completamente en madera, éste presenta una técnica especial. La decoración no consta de maderas talladas y pintadas sino de otros materiales superpuestos que imitan la decoración en dicho material. Lino, pintura y papeles pintados sobre un armazón de piezas de madera.
Las yeserías completan la decoración de los muros.
Actualmente el Palacio se encuentra cerrado y sin noticias acerca de un proyecto claro de uso.
Esperemos que el Salón Árabe del Marqués de Salamanca sea restaurado y pronto podamos contemplar uno de los escasos recuerdos de una arquitectura prácticamente desaparecida, el único en la ciudad de Madrid.
por Mercedes Gómez
JARDINES DEL PASEO DEL PRADO-RECOLETOS (I)
Retomamos nuestro recorrido a través de los vestigios de antiguos jardines madrileños con la visita al Jardín del Palacio del Marqués de Linares, actualmente sede de la Casa de América, en el Paseo de Recoletos nº 2, un jardín realmente bonito y de interés histórico.
En 1870 José Murga, Marqués de Linares, adquirió algunos terrenos del antiguo Pósito, -que recordemos ocupaba toda la manzana desde la plaza de la Independencia hasta Cibeles, y que había sido derribado el año anterior-, con el fin de construir su residencia.
Aparte leyendas y supuestos fantasmas, asunto del que ya se ha hablado y escrito mucho, la realidad es que se trata de uno de los palacios más bellos y lujosos del Madrid del siglo XIX, que aún podemos admirar pues conserva en su interior gran parte de las obras de arte que el marqués mandó crear para su disfrute y el de su esposa.
Cuando hacia el año 1878 comenzó la construcción del palacete, la plaza de la Cibeles era muy distinta a la actual, ni siquiera tenía nombre aún, aunque la fuente de la diosa llevaba allí instalada casi un siglo.
El único edificio, junto con sus jardines, que ya existía por entonces, era el Palacio de Buenavista, en la esquina contraria. Los terrenos donde hoy se alza el antiguo Palacio de Comunicaciones aún estaban ocupados por los Jardines del Buen Retiro, y en la esquina donde luego se levantaría el Banco de España se encontraba el Palacio del Marqués de Alcañices. Era el Salón del Prado, lugar de encuentro y de paseo.
Pero en el último cuarto del siglo XIX la plaza de la Cibeles se convirtió en el centro financiero de la ciudad.
Entre 1884 y 1891 se construyó el Banco de España. Muy cerca, poco después, se terminó de levantar el edificio de la Bolsa, y en los terrenos antaño ocupados por el Real Pósito y el Convento de los Agustinos Recoletos, se abrieron calles nuevas y se construyeron varios palacetes alrededor del que Narciso Pascual y Colomer había construido para el Marqués de Salamanca, que fue el primer financiero de la época en prever el valor que adquirirían estos terrenos, continuación del Paseo del Prado.
La zona fue conocida como “barrio de los banqueros”.
Además del citado Palacio del Marqués de Salamanca, hoy sede de un importante banco en el nº 10 del Paseo de Recoletos, se conservan algunos otros, como el de Arenzana –hoy Embajada de Francia, en la calle de Salustiano Olózaga-, el de Zabálburu – en Marqués del Duero- y el Palacio de Linares.
A partir de un proyecto de Carlos Colubí, la obra fue realizada por otros dos arquitectos. Manuel Aníbal Álvarez-Amorós, entre 1878-79, construyó el jardín y todos sus elementos, ubicados tras el palacio. Y Adolf Ombrecht (1879-1884) se encargó de toda la decoración interior.
Unos años después, en 1892, el pleno municipal acordó darle a la plaza el nombre de Plaza de Madrid, que conservaría hasta 1900 en que pasó a denominarse Plaza de Castelar. Es la Plaza de Cibeles desde el año 1941.
Debió ser sin duda un hermoso jardín, de forma irregular, con un bonito estanque, que ya no existe.
Se construyeron dos pabellones, uno de estilo clásico y otro más pequeño de estilo romántico. El primero era el pabellón de Caballerizas, hoy transformado en Sala de Exposiciones.
Y el segundo, un “capricho” o casita rústica, que fue conocido como la Casa de Muñecas, construido para tapar la medianería contigua, y que era utilizado como almacén para guardar las herramientas de labor.
También se construyó una escalera de acceso al jardín con una preciosa fuente de piedra, a espaldas del palacio, modificando el proyecto original de Colubí, más sencillo.
Del histórico jardín tan solo perviven la verja, los pabellones y la escalera con su fuente.
En 1992, cuando el Palacio fue transformado en sede de la Casa de América, fue casi totalmente vaciado para la construcción de un auditorio subterráneo, por lo que la vegetación actual es reciente. El arquitecto de la reforma fue Carlos Puente.
El Palacio hoy acoge las oficinas y otras estancias de la Casa de América en Madrid, que ofrece la posibilidad de visitarlo los fines de semana, además de exposiciones, conferencias, restaurante, etc.
En el Jardín durante los meses de primavera y verano se instala una agradable terraza que nos permite disfrutar de este espacio singular.
Texto y fotografías : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Ramón Guerra de la Vega. Palacios de Madrid. Tomo II. Madrid 2001.
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