Recordemos que los alarifes titulares de la Villa, que juraban su cargo tras ser nombrados por el Concejo, se llamaban «maestros», título que se concedía a los mudéjares expertos en las actividades artesanas. Madrid le debe mucho a estos artesanos de origen musulmán; como hemos visto en algunos artículos, las huellas de sus obras en el centro histórico de nuestra ciudad son importantes.

Conocimos al Maestro Hazan, –a quien se atribuye la construcción del Hospital de la Latina, fundado en tiempos de los Reyes Católicos–, que tal vez sea el alarife más famoso, pero no el único que trabajó a finales del siglo XV, principios del XVI, en la Villa y en el Real Alcázar de Madrid.

Pocos años después que a Hazan encontramos a Maestre Antonio, que igualmente fue maestro mayor de la Villa y maestro mayor de las obras del Alcázar. No se conocen datos sobre el lugar y fechas de su nacimiento o fallecimiento, tampoco sobre su vida; los pocos datos conocidos sobre su obra hacen pensar que probablemente era de origen musulmán, como otros maestros albañiles de la época, nacido en las últimas décadas del siglo XV. Su muerte debió de ser posterior a 1549.

Como maestro mayor de la Villa, en 1511 fue, junto a Francisco de Madrid, ambos «alarifes y vecinos de la dicha Villa, sabidores en el oficio de carpintería y albañilería», tasador de los bienes del monasterio de La Latina, a petición de Iván de Vargas.

Dicha tasación informa de que el día 3 de diciembre de 1511, Iván de Vargas, en nombre de doña Beatriz, compareció ante el noble caballero Pedro Díaz, corregidor de la Villa por la reina doña Juana. Este documento es muy valioso pues ofrece una completa descripción del monasterio de la Concepción Francisca y de la casa que estaba junto al hospital. Nos permite recorrer las estancias, cocina, el patio, huerta, caballerizas, un oratorio, la iglesia, etc., con todo detalle.

Uno de los edificios históricos de Madrid, actualmente una vez más en proceso de restauración y rehabilitación, es la Casa de los Vargas en la Casa de Campo; Fernando Marías atribuye su construcción, que tuvo lugar hacia 1515-1520, a Maestre Antonio, que por entonces había sido nombrado maestro mayor de las obras del Alcázar de Madrid.

Casa de los Vargas en la Casa de Campo. Detalle de la vista de Madrid de Anton van den Wyngaerde, 1563 (Biblioteca Nacional de Viena).

En 1529 los maestros Antonio y Francisco vuelven a aparecer citados como alarifes de la Villa para que dictaminasen las obras necesarias que deberían acometerse para reparar los puentes de Toledo y de Segovia. Hablamos de los puentes primitivos, la puente segoviana y la puente toledana, no los actuales, obras posteriores.

Pedro Ordóñez, corregidor de Madrid, preguntó a las gentes que cruzaban al otro lado del río para conocer su estado. Los puentes tenían «los pilares e cuchillos… muy comidos e algunos dellos caydos». Obtenidos los informes necesarios, Pedro Ordóñez mandó a «maestre Antonio e maestre Francisco alarifes desta Villa e Francisco de Atienza e Eugenio de Olivares empedradores», para que dictaminasen sobre los reparos necesarios.

En 2006, durante las obras de soterramiento de la M-30, aparecieron importantísimos restos de dichos puentes. En el artículo sobre los Alarifes de Madrid, nos preguntábamos: ¿quién sabe si no quedará algún recuerdo de estos antiguos alarifes en ellos? … es bonito saber que allí seguramente de alguna forma subsisten las huellas de Antonio de Madrid.

Puente de Segovia. Siglo XV.

Desde 1511 –el mismo año en que participó en la tasación de los bienes del monasterio de La Latina– su nombre aparece en diversas obras como «maestro mayor de los alcaçares e alarife de la dicha villa». A partir de 1536, cuando comenzaron las obras en el Alcázar con Alonso de Covarrubias y Luis de Vega como maestros mayores de obras de los Alcázares, Maestre Antonio solo aparece ya nombrado como albañil, vecino de Madrid.

Conocemos la firma del «maestre Antonio, albañil y vecino de Madrid», en la escritura de obligación otorgada por el Maestre para la obra del paso de la Torre Dorada al Cubo Redondo del Alcázar de Madrid. En este documento se compromete a ejecutar las obras y a que quedarán terminadas a finales del mes de febrero de 1541.

Documento fechado en Madrid, 7 de noviembre de 1540 (Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, escribano Gabriel Fernández, prot. 71, fol. 414), reproducido por Luis Cervera.

La última mención conocida del maestro Antonio data de 1549, como fiador del cantero Juan Francés en la iglesia de Santa María Magdalena de Getafe, en la obra de la capilla mayor, capillas laterales y sacristía.

Por: Mercedes Gómez

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NOTA:

Esta entrada es un resumen de la ficha que escribí para la Guía de Artífices de Madrid que el Instituto de Estudios Madrileños continúa publicando en su página web, en la que tengo el placer de participar.

Por supuesto, si os parece interesante, aparte la lectura de la ficha completa dedicada a Maestre Antonio, que incluye la bibliografía, una vez más os recomiendo la visita y consulta en general de la guía de arquitectos, ingenieros, paisajistas, alarifes y maestros de obras, la Guía de Artífices de Madrid. Un verdadero lujo, con la participación de importantes especialistas.

Gracias a todos

Pedro Texeira nació en Lisboa en el año 1595. Creció en su ciudad natal, aprendiendo su oficio desde pequeño; su padre, Luis Texeira Albernas, fue Cosmógrafo Mayor de Portugal. Cuatro años después nació Diego Velázquez, en Sevilla; como Pedro, igualmente el joven Diego realizó su aprendizaje en su ciudad, en el taller de Francisco Pacheco. Unos años después, ambos llegaron a Madrid y trabajaron para el rey Felipe IV, el Rey Planeta, que había nacido poco después que nuestros protagonistas, en 1605.

Eran muy jóvenes. Antes de cumplir 19 años, el 23 de abril de 1618, Diego se casó con Juana, hija de Pacheco. Un año después Pedro, con su licencia de cosmógrafo, abandonó Lisboa en dirección a Madrid. Felipe sucedió a su padre Felipe III poco antes de cumplir 16 años.

Texeira comenzó a trabajar para Juan Bautista Lavanha, Cartógrafo Mayor de la Corona. Contrajo matrimonio con Eugenia de Salazar en la iglesia de San Martín.

Velázquez viajó a Madrid en 1622. A finales del año regresó a casa, pero en diciembre quedó una vacante de retratista en la Corte de forma que el pintor regresó en agosto de 1623 para realizar un retrato del rey; fue un éxito porque el 6 de octubre fue nombrado Pintor real.

Creo que no hay constancia de que ambos artistas y servidores de la Corona se conocieran, pero parece muy probable, y me gusta pensar que así sucedió. Sus vidas y sus pasos por la Villa y Corte pudieron entrecruzarse en más de una ocasión. No es difícil imaginar su presencia en los alrededores o incluso en el interior del Alcázar.

Sus extraordinarias obras, las pinturas de Diego Velázquez y los mapas y planos de Pedro Texeira, adornaron las paredes del Real Alcázar de Madrid.

Félix Castello. Vista del Alcázar de Madrid (h. 1615-1651). Museo de Historia de Madrid.

Además, en un primer momento fueron vecinos en el barrio de San Martín.

Vista de la iglesia de San Martín. Dibujo de Juan de Villanueva grabado por Juan Minguet, 1758 (Biblioteca Nacional)

Recordemos que la primera casa madrileña en la que residió Pedro Texeira era una casa alquilada en la calle del Postigo de San Martín, nombre que es una errata del plano del propio Texeira, en realidad se trata de la calle de Jácome Trenzo, hoy Jacometrezo.

Por su parte, Velázquez se instaló con su familia en una casa de la calle Convalecientes, actual San Bernardo, perteneciente también a la parroquia de San Martín, cercana al entonces domicilio de Texeira. A la muerte de la viuda de un ujier real, recibió del rey su casa de aposento, situada en la calle de la Concepción Jerónima, en la parroquia de Santa Cruz, aunque se cree que nunca llegó a vivir en ella.

Como es sabido, ejerció distintos oficios y disfrutó de diversos puestos al servicio de Felipe IV.  Pintor de Cámara, Ujier de Cámara… En 1629 recibió licencia real para viajar a Italia. Volvió a Madrid en enero de 1631 y a finales de año se mudó a otra casa, en la calle Señores de Luzón, más cerca del Alcázar. La casa de aposento de Concepción Jerónima se la cedió a su hija y a su yerno Juan Martínez del Mazo.

También Texeira regresó a Madrid, en 1630, –había partido en 1622 para la realización del Atlas del Rey Planeta– y durante cuatro años elaboró los mapas y los textos de la Descripción que los acompañan, instalado en su nueva casa madrileña, en la calle que figura en su plano como calle del Pardo, cercana a la actual plaza de España.

Terminado el Atlas, en 1634 Pedro Texeira solicitó un puesto de Ayuda de Cámara del rey, pero Felipe IV no se lo concedió. Ese año Velázquez, tras más de un año de negativas, obtuvo un puesto de vara de Alguacil de Casa y Corte.

En enero de 1643 obtuvo el título de Ayuda de Cámara –que antes le había sido negado a Pedro Texeira–. En 1644 se le otorgó la llave de la Cámara Real. Hasta 1646, en su calidad de Ayuda del Guardarropa y de Cámara Velázquez acompañó a la Corte en sus viajes.

Por su parte, a finales de los años 40, Pedro Texeira se había convertido en una persona imprescindible en la política de defensa de la Corona española. Sus servicios como cartógrafo eran muy solicitados en la Corte. Sirva como ejemplo que, recordemos, dieciséis mapas de España, Flandes e Italia realizados por él decoraban las paredes de la Torre Dorada del Alcázar Real de Madrid. Cuando el Alcázar se incendió en 1734 lamentablemente estos mapas se perdieron.

En 1652 Velázquez fue nombrado Aposentador Mayor de palacio, con derecho a un aposento en la Casa del Tesoro, junto al Alcázar.

El famoso e importante plano de Texeira, la Topographia de la Villa de Madrid, vio la luz en 1656.

Pedro Texeira. Topographia de la Villa de Madrid. 1656.

El mismo año en que Velázquez pintó su obra maestra, La familia de Felipe IV o Las Meninas. Como sabemos, la escena transcurre dentro de una estancia del propio Alcázar. Felizmente, la pintura se salvó del incendio en 1734.

Diego Velázquez. Las Meninas. 1656.

Velázquez murió en 1660, el viernes 6 de agosto a las 3 de la tarde. No redactó testamento. El día siguiente fue enterrado en una de las bóvedas de la iglesia de San Juan, ataviado con su por fin conseguido hábito de la Orden de Santiago.

Ese año Texeira redactó su testamento; sobrevivió casi dos años al pintor. Murió el 13 de abril de 1662, en su casa de la calle del Pardo. Fue enterrado en la iglesia de San Martín.

El rey Felipe IV murió el 17 de septiembre de 1665.

Texeira y Velázquez compartieron muchos más intereses de los que podríamos suponer. A la muerte del pintor, el inventario de su envidiable biblioteca nos revela un cierto desinterés por temas como la religión, la poesía o la literatura, y sin embargo se observa su gran afición por ciencias como la arquitectura, óptica, geometría o las matemáticas.

Diego Velázquez nos legó sus pinturas, que los madrileños y visitantes tenemos el privilegio de poder admirar en las salas del Museo del Prado a él dedicadas. Artista, maestro, ayuda de cámara del rey, aposentador de Palacio, pintor real, insuperable pintor del cielo de Madrid, el más grande pintor del barroco español.

Pedro Texeira nos legó sus mapas y planos, bellas obras de arte sin duda. Ingeniero militar, cosmógrafo real, pirata, espía al servicio del rey, inolvidable y mágico cartógrafo de Madrid.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

16 documentos de Pedro Texeira Albernaz en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Comunidad de Madrid, 2002.

25 documentos de Velázquez en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Comunidad de Madrid, 1999.

DocuMadrid. El Madrid de Velázquez. La Librería, 1999.

MARIAS, Fernando. Diego Velázquez. Hª 16  (nº 19)

PEREDA, F. y MARIAS, F. El Atlas del Rey Planeta de Pedro Texeira. Ed. Nerea, 2003.

 

 

Alfonso Romero, pintor ceramista, vivió en la calle del Rollo nº 9, donde en 1929 abrió su propio taller, con su horno, del cual saldrían muchas de las pinturas sobre azulejo que aún hoy día podemos contemplar en Madrid.

Una de sus obras más conocidas se encuentra en la calle del General Lacy nº 14, la fachada de las Bodegas Rosell.

Bodegas Rosell. Calle General Lacy, nº 14 (2024)

Si continuamos caminando, en la misma calle, en el nº 36, hay otra fachada decorada con cerámica que llama nuestra atención.

Calle General Lacy, 36 (2024)

Aunque el local ha sufrido una historia mucho más azarosa que la de Bodegas Rosell, como veremos, los azulejos originales eran igualmente obra de Romero; en ambos casos realizados hacia 1925-1930.

Calle General Lacy, nº 36 (2024)

En el libro de Natacha Seseña, El azulejo en el comercio de Madrid, publicado en 1989, aparece con el nombre de Bodega Los Romero.

Luis Agromayor la fotografió, como hizo con tantos otros establecimientos comerciales madrileños.

El Archivo Agromayor, disponible en la fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), del Ministerio de Cultura, indica que las fotos fueron realizadas entre 1990 y 2005. Según las fichas del archivo, entonces la taberna se llamaba El Albero.

Foto Luis Agromayor. Taberna El Albero (1990-2005). Archivo IPCE.

Foto Luis Agromayor. Taberna El Albero (1990-2005). Archivo IPCE.

En 2005 un nuevo bar ocupaba el local, con otro nombre, Bacana. La cerámica ya estaba en muy mal estado, sobre todo el panel central, desaparecidos los azulejos en gran parte.

Calle General Lacy, 36 (2005)

En algún momento fueron reconstruidos; en 2014 otra taberna, La Peñuca, ocupaba la antigua bodega; a estas alturas el local se encontraba nuevamente en alquiler.

Calle General Lacy, 36 (2014)

Diez años después, los cambios continúan; en la fachada, retirado el último letrero moderno, ha salido a la luz uno antiguo, Vinos y cervezas, ¿a qué bodega o taberna pertenecerá…?

Calle General Lacy, 36 (2024)

Por: Mercedes Gómez

 

Claudio Coello, el gran pintor del barroco madrileño, nació en 1642 en Madrid, en el seno de una familia de origen portugués, en las cercanías de Puerta Cerrada. Una placa municipal lo recuerda.

Puerta Cerrada. Palacio Arzobispal. Antigua manzana 175.

La placa, situada en la fachada del Palacio Arzobispal que da a la plaza, esquina calle de San Justo, dice que en este lugar nació en 1642 Claudio Coello, pintor de cámara del Rey Carlos II.

Es la antigua manzana 175; en el siglo XVIII -según la Planimetría General- era propiedad de la Dignidad Arzobispal de Toledo, antes había pertenecido a varios propietarios.

Palacio Arzobispal. Plano de Texeira (1656)

Imaginamos que la familia del artista llegaría a Madrid desde Portugal y ¿se instalaría de alquiler en las proximidades de la plaza?, pero ¿vivieron aquí?, ¿dónde vivió la familia Coello y dónde nació Claudio?

Sabemos, gracias a la partida de bautismo, compartida por el Archivo Histórico Diocesano de Madrid, que Claudio Coello, hijo de Faustino de Coello y de Bernarda de Fuentes, fue bautizado el día 2 de marzo de dicho año 1642 en la cercana iglesia parroquial de San Justo y Pastor.

Iglesia de San Justo. Plano de Texeira (1656)

La familia vivía, según la partida de bautismo, en Puerta Cerrada, en las casas de Doña María de Camora, o María de Zamora.

Partida de Bautismo Claudio Coello. Libro 9 de Bautismos (Santos Justo y Pastor), f. 384. Archivo Histórico Diocesano de Madrid.

Frente a la 175, al otro lado de la plaza de Puerta Cerrada, se situaba la manzana 166, que, según la Planimetría General, en el siglo XVIII, empezaba a numerarse por la calle de Toledo, bajaba a la plazuela de Puerta Cerrada, y volvía por la calle de Puerta Cerrada a la de Toledo.

Antes, en el XVII, el sitio nº 15 de esta manzana, con fachada a la calle de los Latoneros, había pertenecido a María de Zamora.

Casa de María de Zamora, Plano de Texeira (1656)

Lo corrobora la Visita realizada a las Casas de Madrid a partir de 1625, según la cual sabemos que entrando en la Herrería -debe de referirse a la calle Latoneros- por la calle de Toledo, en dicha calle había una casa de María de Zamora, probablemente la misma a la que se refiere la Planimetría más de un siglo después.

El actual nº 1 de la calle de Latoneros, junto a Puerta Cerrada, según el Catastro es un edificio de 1860, pero felizmente conserva en su fachada las placas de la Visita General (realizada h. 1750), las casas nº 1, 2, 14 y 15 de la que fue manzana 166.

Aquí pudo nacer Claudio Coello, en la Casa nº 15 de la manzana 166, junto a Puerta Cerrada, bautizado en la parroquia de San Justo el día 2 de marzo de 1642, hace 382 años.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Edición del manuscrito 5.918 de la Biblioteca Nacional de España, Libro de los nombres y calles de Madrid sobre que se paga incómodas y tercias partes, sobre la visita realizada a las casas de Madrid desde 1625. Roberto Castilla Pérez (ed. lit.)

Planimetría General de Madrid.

 

 

Esta breve entrada es una actualización del artículo aquí publicado el pasado mes de febrero de 2023 dedicado al Palacio, al Jardín y a la figura de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Alonso-Pimentel, Príncipe de Anglona, hijo menor de Pedro de Alcántara Téllez-Girón, IX duque de Osuna, y de Josefa Alonso-Pimentel, condesa-duquesa de Benavente, que os invito a recordar.

En el apartado dedicado al propio príncipe, entre otras imágenes incluíamos una fotografía de la pintura en la que se creía que el joven aparece representado junto a su hermano, Francisco de Borja Téllez Girón, «El X duque de Osuna y su hermano el príncipe de Anglona».

El cuadro se conocía por algunas fotografías, una de ellas incluida en 1925 en la exposición de Retratos de niños en España y publicada en «Retratos de la familia Téllez-Girón, novenos duques de Osuna», de Joaquín Ezquerra del Bayo. Aquí el autor del cuadro mencionado era William Beeckey –en realidad se trataba de William Beechey–.

«El X duque de Osuna y su hermano el principe de Anglona». Una copia de la fotografía se conserva en el Archivo del Centro de CC Humanas y Sociales del CSIC.

La reciente publicación del trabajo de Gema Hernández Carralón, directora del Museo El Capricho, «El encargo de Francisca de Beaufort a Gaspare Landi: recatalogando el retrato de los hijos del duque de Osuna atribuido a William Beechey», en el Archivo español de Arte, cambia la atribución y el nombre de los personajes representados.

Recordemos que este museo será un nuevo museo municipal, proyectado en 2015 como homenaje a la IX duquesa de Osuna.

La investigación sobre la pintura, que el Ayuntamiento de Madrid compró en 2022 para el futuro Museo El Capricho, Los hijos del IX duque de Osuna, atribuido desde 1896 a William Beechey (1753-1839), ha demostrado que es obra del pintor italiano Gaspare Landi, tras el hallazgo del recibo de la obra en el Archivo Histórico de la Nobleza.

Recibo de Gaspare Landi, 1824. Archivo Histórico de la Nobleza, Ducado de Osuna. Archivo Pares, Mº Cultura.

Cuenta la autora, como introducción en su artículo respecto a la pintura, que «tanto su aire romántico como la edad de los retratados y sus trajes, pero sobre todo la falta de documentación sobre la relación del pintor con la familia Osuna, obligaban a revisar esta catalogación».

Los hijos del duque de Osuna (Museo El Capricho)

Y que «gracias a los documentos del Archivo Histórico de la Nobleza, ha podido establecerse con precisión que la fecha del retrato es hacia 1823 –la fecha del recibo es 1824–, realizado en Roma por obra de Gaspare Landi, identificando a los retratados como nietos, en lugar de hijos, del IX duque de Osuna. Esta atribución recupera además la figura de la comitente del cuadro, Francisca de Beaufort, X duquesa de Osuna».

Por: Mercedes Gómez

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Aquí se puede descargar el artículo:

HERNÁNDEZ CARRALÓN, Gema. «El encargo de Francisca de Beaufort a Gaspare Landi: recatalogando el retrato de los hijos del duque de Osuna atribuido a William Beechey», en Archivo español de Arte, 384 oct-dic. 2023, pp. 429-448

 

Santo Domingo el Real es una de las fundaciones conventuales más antiguas de Madrid, sus orígenes se remontan a 1217. Estaba situado extramuros, próximo a la Puerta de Valnadú, en la actual Cuesta de Santo Domingo.

El Museo Universal, 28 feb. 1869

Allí estuvo enterrado el rey don Pedro I de Castilla (que reinó entre 1350 y 1369, muerto a manos de su hermanastro, Enrique II). Su nieta doña Constanza, previa autorización del entonces rey Juan II, el 24 de marzo de 1446 trasladó los restos de su abuelo al convento del cual era la priora.

La propia Constanza, como decíamos priora del convento hasta su muerte en 1478, allí fue enterrada. Su sepulcro de alabastro con una estatua yacente y escudo de su linaje estaba adosado a una de las paredes del coro de la iglesia.

El Museo Universal, 7 marzo 1869

El monasterio fue demolido en 1869. Ese mismo año se recuperaron varias piezas del destruido convento, compradas por el Estado e ingresadas en el Museo Arqueológico Nacional.

La estatua orante de Pedro I es de alabastro, procedente quizá de las canteras de la provincia de Guadalajara. Debió de pertenecer al monumento sobre el sepulcro del rey que estuvo en el desaparecido convento.

Estatua orante de Pedro I de Castilla. Gótico, primera mitad del siglo XV.

De tamaño algo mayor que el natural, la figura del rey viste armadura de brazales, grebas y musleras sobre cota de malla y sobrevesta de brocado. Coraza corta, guantes y manto real encima, tal como indica la cartela. Enriquecido con flores de oro sobre policromía perdida.

Antes de continuar con las obras procedentes del monasterio de Santo Domingo, merece la pena detenernos un momento. Cerca de la estatua, en una vitrina se expone la gran dobla de Pedro I de Castilla, una de las monedas de oro con valor de diez doblas, emitida al parecer en Sevilla en 1360, se cree que por iniciativa del propio rey, en plena guerra con su hermanastro, futuro Enrique II.

Gran Dobla de Pedro I de Castilla (1360)

El sepulcro de doña Constanza, de alabastro labrado, pintado y dorado, está compuesto de sarcófago adosado y estatua yacente.

Sepulcro de doña Constanza de Castilla. Gótico, 1478.

El primero está decorado con seis figuras en el frente y originariamente en los costados: cuatro que simbolizan Virtudes –fe, esperanza, prudencia, templanza­– y dos ángeles en el centro, con el escudo de armas de la Casa Real de Castilla.

La yacente, doña Constanza, viste hábito y capa blancos, con rosario y libro de oraciones, –que se guarda en la Biblioteca Nacional–, sobre el pecho.

En la cabecera y a los pies hay dos delicadas figurillas femeninas orantes.

Estas dos obras, la figura de don Pedro y el sepulcro de su nieta doña Constanza, son muy conocidas, pero no son las únicas que conserva el Museo Arqueológico procedentes del desaparecido monasterio.

Además, el museo guarda una cabeza de estatua de paje, de alabastro, que seguramente formó parte de un sepulcro y se hallaba a los pies del yacente. Estilísticamente se acerca a la escuela del flamenco Egas Cueman. Estos días no hemos podido verla porque se encuentra en Valladolid, en préstamo en la exposición temporal Tiempos Modernos, en el Museo Nacional de Escultura, hasta el 17 de marzo.

Cabeza de paje. Escuela de Egas Cueman, gótico, sg. XV-XVI.

En el siglo XVI el monasterio aumentó su colección artística, gracias al mecenazgo de un tataranieto del mismo rey don Pedro, don Alonso de Castilla, obispo de Calahorra, que adquirió una capilla funeraria para su propio enterramiento.

Figura orante de don Alonso de Castilla. Gregorio Vigarny o Pardo (1539-41)

La escultura orante del obispo, vestido con ropa pontificial, se trasladó al museo en 1940, procedente de la iglesia de San Pedro el Real de Madrid.

Esta figura, así como una bellísima escultura en relieve, la Asunción de la Virgen, fueron encargadas por don Alonso a Gregorio Vigarny o Pardo, que las realizó en alabastro en colaboración con Damián Forment, maestro de la escultura aragonesa, en cuyo taller fue aprendiz.

Asunción de la Virgen. Gregorio Vigarny o Pardo (1539-41). Alabastro y oro.

La ejecución de ambas esculturas fue supervisada por su padre, Felipe Vigarny, maestro de escultura castellana.

La imagen de la Virgen, elevada por cuatro ángeles y coronada por otros dos, se encontraba situada en la portada del convento.

Estas extraordinarias obras se pueden contemplar en el Museo Arqueológico Nacional, en la sala del Mundo medieval dedicada a los Reinos cristianos (siglos VIII al XV), calle Serrano 13.

Y en su web se puede consultar toda la información y documentos sobre ellas.

Por: Mercedes Gómez

Desde el 16 de enero de 2009, cuando empezamos tímidamente, sin saber muy bien en qué iba a consistir eso de tener un blog, hemos recorrido calles, visitado museos, palacios, viviendas más o menos modestas, iglesias… contemplado obras de todo tipo, pintura, escultura, artes decorativas… desde las épocas más remotas prehistóricas, la edad media, el siglo de oro… hasta la actualidad.

Hoy, 16 de enero de 2024, parece mentira, –aunque suene a tópico, ¡cómo pasa el tiempo!–, cumplimos quince años. Cifra redonda que impresiona un poco.

Las publicaciones de este último año 2023 creo que representan muy bien lo que ha sido y es Arte en Madrid, siempre gracias a vuestra colaboración y compañía.

Juntos, hemos visitado nuevamente una vieja conocida, la Serrería Belga, transformada en centro cultural municipal. Ha sido una alegría conocer el nuevo Espacio Cultural Ortega-Marañón, tras la restauración del edificio de Carlos Arniches, el Pabellón para la Residencia de Señoritas, ahora sala de exposiciones, del que ya conocimos su historia.

No podían faltar nuestros queridos jardines y sus fuentes, como la historia del Palacio y el Jardín del Príncipe de Anglona, en la plaza de la Paja; la antigua fuente de los Tritones, del siglo XVII, en el Campo del Moro; la de los Caballos, del siglo XIX, en la Quinta de Vista Alegre; y la más moderna Fuente de Villanueva, del XX, actualmente en el parque del Oeste. Hemos asistido a la solución de una de esas historias madrileñas que parecen interminables, a la apertura de la restaurada Montaña Artificial en El Retiro.

Hemos contemplado construcciones de todo tipo, desde la muralla del siglo IX a edificios del siglo XX. Entre medias, incluso nos hemos atrevido a salir de Madrid, viajar a conocer un magnífico ejemplo de arquitectura industrial catalana, la antigua fábrica textil Can Bagaria, felizmente recuperada para usos culturales.

Hemos admirado figuras de nuestra historia, como el alarife Maestro Hazan, que trabajó en el Madrid de finales del siglo XV, principios del XVI, que siempre ha despertado mi curiosidad.

También os he invitado a leer algunos trabajos que me ha gustado especialmente realizar, alguno aquí publicado tras muchos meses leyendo e investigando sobre ello, como fue descubrir la historia de las sargas y los retablos desaparecidos de la Capilla del Obispo.

En fin, tal vez debemos destacar la gran noticia del año: la tan largamente esperada inauguración de la Galería de las Colecciones Reales, llena de maravillas, pinturas, esculturas, tapices… incluida una antigua amiga nuestra, la Fuente del Águila. Inauguración que, gracias a los hallazgos arqueológicos, los expuestos y los que no, también nos ha servido para recordar el Mayrit islámico, el origen de la pequeña Villa de Madrid.

Gracias a todos los que por aquí habéis pasado a lo largo de todo este tiempo, infinitas gracias a los que habéis participado de alguna manera, saludos y besos.

Mercedes

Queridos amigos:

Os deseo unas felices fiestas, que se cumplan vuestros deseos, y sobre todo que el Año Nuevo 2024 traiga lo mejor para todos. Ojalá.

Tapiz, «Ángeles músicos», de la serie «El triunfo de la Eucaristía». según modelo de P.P. Rubens (1625-1632). Galería de las Colecciones Reales.

Y, un año más, agradeceros vuestra fidelidad y compañía. Espero que sigamos interesados en nuestra historia y nuestro arte, deseando aprender cosas nuevas, y que continuemos defendiendo nuestra ciudad y su patrimonio.

Saludos y besos

Mercedes

La historia del Mercado de Torrijos es larga, azarosa en estos últimos años, y estos días, con sus más de noventa años de vida, el mercado, o lo que queda de él, está viviendo momentos difíciles.

En 1926 había sido aprobado el Programa de Mercados, que por problemas económicos no pudo ponerse en marcha hasta 1930. El objetivo era dotar a la ciudad de establecimientos modernos, tanto de abastos como de barrio. En el caso de los mercados de barrio, uno de los construidos en 1932 por Luis Bellido, como Arquitecto de propiedades municipales, en este caso en colaboración con Leopoldo Ulled, fue el Mercado de Torrijos.

Se construyó en la actual calle del General Díaz Porlier, esquina Hermosilla, barrio de Goya, distrito de Salamanca.

Foto del antiguo mercado, en uno de los puestos abiertos, 9 dic. 2023

En 1999 nació el proyecto de privatizar el mercado municipal. En 2006 el Ayuntamiento por fin lo vendió y fue demolido.

Foto: El País 2006

En el apetitoso solar se levantaron pisos, y en los bajos un nuevo centro comercial: además del mercado tradicional, un supermercado y establecimientos varios.

Mercado de Torrijos, 2017.

Alrededor del patio central acristalado, puestos comerciales de todo tipo y decoración muy agradable.

Mercado de Torrijos, 2017

En 2020 una sociedad inversora compró más del 50% del edificio. En 2021 varios puestos estaban ya cerrados y el resto de comerciantes se sentían presionados, aunque no querían abandonar. Los carteles de Salvemos Torrijos ya acompañaban a los comerciantes y clientes pero aún no estaba todo el espacio central tapado. La situación y el ambiente del mercado se fue deteriorando, más puestos cerrados y obras en las instalaciones.

Mayo, 2023

Ahora, en la planta primera resisten solo cuatro –de los nueve totales–, dos carnicerías, una pollería y una charcutería. Dicen que el lunes seguirán en sus puestos, pero la inmobiliaria anuncia que cerrará el acceso. Ya muchas zonas están tapiadas y a oscuras.

9 dic. 2023

Hoy, 9 de diciembre los comerciantes resistentes han convocado a los vecinos y a todos los madrileños a una concentración en defensa del pequeño comercio de proximidad. Han explicado su situación.

Alguno de los que continúan abiertos muestran fotos antiguas de sus puestos.

Piden nuestro apoyo. Además de ir a comprar, al menos modestamente podemos dar a conocer su situación y desearles la mejor solución. Esperan el lunes, seguro que con inquietud.

9 dic. 2023

No es mi barrio, pero me gusta ir de vez en cuando a comprar alguna cosa, es un mercado muy bueno, y que desaparezca –como otros– me parece lamentable.

Por: Mercedes Gómez

 

 

 

Volvemos una vez más a la Quinta de Vista Alegre, Carabanchel, en busca de las novedades que ofrece la magnífica recuperación de este espacio histórico y artístico. Hoy nos detenemos ante la conocida como Fuente de los Caballos, recientemente restaurada.

Fue instalada después de 1858, por encargo del marqués de Salamanca, frente a la puerta principal del Palacio Nuevo, en el lugar donde antes estuvo la Fuente de las Conchas, trasladada a los Jardines de Palacio o del Campo del Moro por orden de Isabel II, donde continúa.

Fuente de los Caballos (Foto: Comunidad de Madrid)

 

Fuente de los Caballos, detalle cuerpo central (Foto: Comunidad de Madrid)

Recordemos que esta Real Posesión fue creada en el siglo XIX por la reina regente María Cristina de Borbón, cuarta esposa de Fernando VII y madre de Isabel II. Después de su boda con el guardia de Corps Fernando Muñoz, duque de Riansares, fue quien mandó construir el Palacio Nuevo con el fin de convertirlo en su residencia y refugio. Pero los avatares de la historia quisieron que el palacio pasara a manos del marqués, don José de Salamanca y Mayol, quien lo terminó, adornó y disfrutó hasta su muerte, como ya contamos al descubrir las huellas del marqués de Salamanca en Vista Alegre.

Antes de la restauración la fuente estaba en un estado ruinoso.

El pilón central es de piedra caliza, rodeado por otro gran pilón del mismo material de 16 metros de diámetro. El conjunto escultórico, así como un plato intermedio con forma de concha situado sobre los caballos, son de mármol blanco. Los caballos estaban muy deteriorados, prácticamente perdidas las patas; los animales tienen una cola de pez, como los caballitos de mar, por lo que actualmente en la página de la Comunidad de Madrid aparece denominada como Fuente de los Caballos Marinos.

Las esculturas superiores, unas figuras de niños, ya no existían, como apreciamos en las fotos que pudimos hacer hace unos años.

Fuente de los Caballos (2008)

No se conoce con certeza quién realizó estas esculturas, aunque algunos autores las atribuyen a José Tomás. Lo cierto es que este escultor cordobés había muerto diez años antes de la instalación de la fuente, el 23 de noviembre de 1848 en Madrid, como apuntan Martínez Carbajo y García Gutiérrez. Sin descartar que Tomás pudiera realizarla antes de que el marqués mandara instalarla años después, no hay seguridad sobre su autoría.

En nuestra última, feliz visita, en la primavera de 2022, la llamada Fuente de los Caballos aún estaba en obras de restauración.

Fuente de los Caballos (2022)

La instalación hidráulica ha sido reparada, los pilones se han restaurado y el conjunto escultórico se ha reconstruido, «reproducido en mármol con tecnología digital a partir del escaneado de las preexistencias y de los datos obtenidos de documentación gráfica y escrita descriptiva de la fuente original», según explica la Comunidad de Madrid.

Fuente de los Caballos (2023)

La fuente, situada frente al Palacio Nuevo o Palacio del marqués de Salamanca como dijimos, luce magnífica, en un entorno cuidado, muy bello.

Es un placer pasear por estos jardines, situados en una de las antiguas quintas de recreo más importantes, que por fin está recobrando su esplendor.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía

A.F. MARTÍNEZ CARBAJO y P.F GARCÍA GUTIÉRREZ. Fuentes de Madrid. Arte e Historia. La Librería, Madrid, 2009.

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