Santo Domingo el Real es una de las fundaciones conventuales más antiguas de Madrid, sus orígenes se remontan a 1217. Estaba situado extramuros, próximo a la Puerta de Valnadú, en la actual Cuesta de Santo Domingo.
Allí estuvo enterrado el rey don Pedro I de Castilla (que reinó entre 1350 y 1369, muerto a manos de su hermanastro, Enrique II). Su nieta doña Constanza, previa autorización del entonces rey Juan II, el 24 de marzo de 1446 trasladó los restos de su abuelo al convento del cual era la priora.
La propia Constanza, como decíamos priora del convento hasta su muerte en 1478, allí fue enterrada. Su sepulcro de alabastro con una estatua yacente y escudo de su linaje estaba adosado a una de las paredes del coro de la iglesia.
El monasterio fue demolido en 1869. Ese mismo año se recuperaron varias piezas del destruido convento, compradas por el Estado e ingresadas en el Museo Arqueológico Nacional.
La estatua orante de Pedro I es de alabastro, procedente quizá de las canteras de la provincia de Guadalajara. Debió de pertenecer al monumento sobre el sepulcro del rey que estuvo en el desaparecido convento.
De tamaño algo mayor que el natural, la figura del rey viste armadura de brazales, grebas y musleras sobre cota de malla y sobrevesta de brocado. Coraza corta, guantes y manto real encima, tal como indica la cartela. Enriquecido con flores de oro sobre policromía perdida.
Antes de continuar con las obras procedentes del monasterio de Santo Domingo, merece la pena detenernos un momento. Cerca de la estatua, en una vitrina se expone la gran dobla de Pedro I de Castilla, una de las monedas de oro con valor de diez doblas, emitida al parecer en Sevilla en 1360, se cree que por iniciativa del propio rey, en plena guerra con su hermanastro, futuro Enrique II.
El sepulcro de doña Constanza, de alabastro labrado, pintado y dorado, está compuesto de sarcófago adosado y estatua yacente.
El primero está decorado con seis figuras en el frente y originariamente en los costados: cuatro que simbolizan Virtudes –fe, esperanza, prudencia, templanza– y dos ángeles en el centro, con el escudo de armas de la Casa Real de Castilla.
La yacente, doña Constanza, viste hábito y capa blancos, con rosario y libro de oraciones, –que se guarda en la Biblioteca Nacional–, sobre el pecho.
En la cabecera y a los pies hay dos delicadas figurillas femeninas orantes.
Estas dos obras, la figura de don Pedro y el sepulcro de su nieta doña Constanza, son muy conocidas, pero no son las únicas que conserva el Museo Arqueológico procedentes del desaparecido monasterio.
Además, el museo guarda una cabeza de estatua de paje, de alabastro, que seguramente formó parte de un sepulcro y se hallaba a los pies del yacente. Estilísticamente se acerca a la escuela del flamenco Egas Cueman. Estos días no hemos podido verla porque se encuentra en Valladolid, en préstamo en la exposición temporal Tiempos Modernos, en el Museo Nacional de Escultura, hasta el 17 de marzo.
En el siglo XVI el monasterio aumentó su colección artística, gracias al mecenazgo de un tataranieto del mismo rey don Pedro, don Alonso de Castilla, obispo de Calahorra, que adquirió una capilla funeraria para su propio enterramiento.
La escultura orante del obispo, vestido con ropa pontificial, se trasladó al museo en 1940, procedente de la iglesia de San Pedro el Real de Madrid.
Esta figura, así como una bellísima escultura en relieve, la Asunción de la Virgen, fueron encargadas por don Alonso a Gregorio Vigarny o Pardo, que las realizó en alabastro en colaboración con Damián Forment, maestro de la escultura aragonesa, en cuyo taller fue aprendiz.
La ejecución de ambas esculturas fue supervisada por su padre, Felipe Vigarny, maestro de escultura castellana.
La imagen de la Virgen, elevada por cuatro ángeles y coronada por otros dos, se encontraba situada en la portada del convento.
Estas extraordinarias obras se pueden contemplar en el Museo Arqueológico Nacional, en la sala del Mundo medieval dedicada a los Reinos cristianos (siglos VIII al XV), calle Serrano 13.
Y en su web se puede consultar toda la información y documentos sobre ellas.
Por: Mercedes Gómez
24 comentarios
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24 de enero de 2024 a 00:58
María Paz Ramos Esteve
Interesantisimo y desconocido para mi. Gracias Mercedes. Como siempre ilustradores.
24 de enero de 2024 a 13:54
Mercedes
Gracias, Mª Paz, me alegro mucho de que te haya interesado, ¡un abrazo!
24 de enero de 2024 a 21:27
alrenlle
Enhorabuena Mercedes. Muchas gracias por el trabajo.
25 de enero de 2024 a 00:30
Mercedes
A ti, Alfonso, mil gracias por tu visita.
25 de enero de 2024 a 12:09
Mercedes
Me apunto el post para cuando actualice el mio de la estatua de Pedro I.
Hay tanta historia que abruma y la de la Edad Media suele ser muy desconocida. 😁👏
25 de enero de 2024 a 22:14
Mercedes
Hola, Mercedes, la Edad Media me interesa mucho, es verdad que suele ser más desconocida que otras épocas en general.
Ya he visto tu post sobre Pedro I, el Cruel o el Justo. ¡Una foto espectacular de esa cabeza que tanto da que hablar!
25 de enero de 2024 a 22:34
Mercedes
Sí, es mucho tiempo y tiene muy mala fama… así que la gente en general tiene muchos tópicos y estereotipos sobre ella.
En cuanto a la foto, las hago con el móvil. Ninguna tiene tratamiento especial ni de luz ni de color. El mérito, más que mío, es de la pieza. 😉
25 de enero de 2024 a 23:48
Mercedes
Eliges piezas fotogénicas 😊😉
26 de enero de 2024 a 00:50
Mercedes
Sí, Pedro el Cruel por ejemplo. 😛
25 de enero de 2024 a 15:51
Patricia Calvo
Acabas de crearme la necesidad de volver al MAN a ver de nuevo estas maravillas 🙂
25 de enero de 2024 a 22:19
Mercedes
¡Hola, Patricia! 🙂 cualquier excusa es buena para ver esas obras espectaculares, y todo el museo!
25 de enero de 2024 a 17:21
Carmen Requejo Sánchez
Pese a haber visitado el Museo Arqueológico en diversas etapas de mi vida, nunca había reparado en las esculturas que comentas. Me llama en especial la atención la rica escultura de Pedro I, tan poco reproducida en los libros de historia, quizá por ser un rey maldito para la triunfante casa de Trastámara. Pero la Historia es la Historia y merece la pena estudiarla desde todos los puntos de vista, también desde el punto de vista de los perdedores. Tiene mérito que los descendientes de D. Pedro hayan tenido una especial atención con un antepasado al que se le achacaron tantos crímenes.
Aprovecho, Mercedes, para felicitarte por tu trabajo como investigadora y por el trabajo bien hecho a lo largo de quince años.
25 de enero de 2024 a 22:23
Mercedes
¡Muchas gracias, Carmen por tus palabras! encantada de que te guste mi trabajo.
La historia de los Trastamara me parece muy, muy interesante, y la tortuosa historia de este rey, que murió muy joven a manos de su hermano… Como dices, merece la pena estudiar esta figura.
25 de enero de 2024 a 20:11
vicentebenitezblanco
Siempre es bueno recordar los monumentos que hemos perdido y en lo posible valorar lo que nos ha quedado. Por cierto, la Virgen de Vigarny en alabastro es una maravilla y con restos de policromía , una razón mas para volver al museo Arqueológico.
25 de enero de 2024 a 22:27
Mercedes
Hola, Vicente, tienes razón, esa Virgen es una maravilla, una preciosidad. Me admira pensar que una obra tan delicada estuvo en la portada de la iglesia, al final tan ruinosa al parecer. Menos mal que se recuperó. El MAN merece muchas visitas.
30 de enero de 2024 a 21:00
Salvador Quero
Te felicito por el trabajo. Me trae recuerdos de cuando montamos en el Museo Municipal, en 1979, la exposición Madrid. Testimonios de su historia hasta 1875. Para esa exposición el Museo Arqueológico Nacional prestó la estatua orante de don Pedro el cruel y otras piezas.
30 de enero de 2024 a 22:28
Mercedes
¡Gracias, Salvador! Desgraciadamente no vi esa exposición que debió de ser una maravilla. Sí tengo el Catálogo, que compré hace pocos años. Y gracias por todo ese trabajo que hicisteis, del que aún ahora seguimos aprendiendo y disfrutando.
3 de febrero de 2024 a 10:29
pilarblancom
He ido bastantes veces al MAN, pero ahora tengo que ir especialmente a ver estas esculturas. Son preciosas y muy interesante todo lo que explicas de ellas. Gracias
3 de febrero de 2024 a 19:30
Mercedes
¡A ti, Pilar! no dejes de ir, son muy buenas, y la Virgen es una maravilla, te gustará mucho. Todas en la 2ª planta 🙂
3 de febrero de 2024 a 12:31
Pablo Montejo Cristóbal
Estupendo como siempre, Mercedes. El actual convento de Santo Domingo en la calle Claudio Coello, conserva o conservaba cuando lo ví, la pila bautismal de los reyes de España. En cuanto al rey Pedro I, parece que también intervino en su muerte el mercenario francés Bertrand Duguesclin y sus Compañías Blancas, aliado de los Trastámara.
3 de febrero de 2024 a 19:35
Mercedes
Gracias, Pablo, fíjate que tengo pendiente visitar esa iglesia del actual convento, solo la conozco por fuera. Además de la pila bautismal conservan la imagen de la Virgen, la Madona de Madrid, una de las más antiguas imágenes medievales, aunque desgraciadamente no se puede ver.
Gracias también por la información que aportas, me parece muy interesante esa época y estos personajes.
16 de febrero de 2024 a 16:34
Marcos
¡Extraordinario post, Mercedes! Tenía pendiente su lectura. El Madrid desaparecido, o algunos de sus monumentos, me provoca cierta nostalgia de lo no visto, más allá de que la ciudad que he conocido es la de hoy (en términos generales porque Madrid muta mucho) y así me gusta. Este caso del monasterio de Santo Domingo es paradigmático de ese viejo Madrid que ya no vemos, pero que nos ha dejado importantísimos vestigios materiales y artísticos.
¡Un fuerte abrazo!
16 de febrero de 2024 a 20:30
Mercedes
¡Hola, Marcos, gracias por leerlo! Es verdad que ese Madrid desaparecido estimula la imaginación, pensar cómo serían esos lugares… es un poco mágico. Lo bueno es que se conserven al menos algunos vestigios, entre tantas joyas perdidas.
Un fuerte abrazo y besos
3 de May de 2024 a 01:25
María Paz Ramos Esteve
Gracias Mercedes por t información me apetece y voy a ir a ver. Un saludo