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Visitamos la Quinta de Vista Alegre por primera vez hace ya más de trece años, en marzo de 2009. Entonces estaba catalogada como Jardín Histórico en el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997. Un grupo de amigos considerábamos que debía ser catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) de la Comunidad de Madrid en la categoría de Conjunto Histórico. Conseguimos 439 firmas para la solicitud –hoy pueden parecer pocas–, una a una, firmas reales, no virtuales, en papel, con paciencia, en las que participaron nuestros amigos, familiares y compañeros de trabajo.
Además de la solicitud presentada en el Registro de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, aquí hicimos una breve descripción de la Quinta, sus edificios, jardines, protagonistas y su historia en general: La Quinta de Vista Alegre, ¿Bien de Interés Cultural?
Después explicamos porqué la Quinta debía ser declarada BIC como Conjunto Histórico.
Muchas personas y colectivos han continuado pidiendo la declaración de BIC, trabajando por ello. Por fin en 2018, aunque no en la categoría de Conjunto Histórico, la Comunidad concedió la declaración de BIC en categoría de Jardín Histórico. Fue una alegría. El año pasado, tras largas obras, los jardines fueron abiertos al público.
Hoy día es un placer leer en la entrada al recinto una placa que nos informa de que los jardines de los palacios de Vista Alegre fueron declarados Bien de Interés Cultural en la categoría de Jardín Histórico por Decreto 169/2018, de 11 de diciembre.
Después de mucho tiempo por fin hemos tenido ocasión de volver a visitarlos.
Si comparamos las fotos que pudimos hacer entonces con las que hemos podido hacer hace pocos días es fácil comprobar el buen estado de los jardines tras la restauración, entonces muy deteriorados, hoy bien cuidados y luciendo esplendorosos.
La hoy llamada Finca Vista Alegre en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) fue una de las Quintas de Recreo más importantes, una Real Posesión creada en el siglo XIX por la regente María Cristina de Borbón.
Un plano nos indica los lugares de la Quinta que podemos visitar, numerados para su recorrido: la Estufa grande, el Baño de la reina, el Palacio viejo, la Galería, Casa de Bella Vista, Caballerizas, Jardín Plaza de las Estatuas, la Ría, Palacio Nuevo, Parterre, Cedro y Casa de Oficios.
La Ría y su montaña artificial de rocalla han recuperado el agua.
Aunque gran parte de los elementos de los jardines existentes entre el Palacio Viejo y la Ría han desaparecido (embarcadero, fuentes, esculturas, puentes…), siguen siendo un precioso ejemplo de jardín romántico.
Junto al Palacio Viejo se construyó la Estufa Grande con un baño monumental, ahora rehabilitada de forma espectacular.
En su interior se encuentra el conocido como Baño de la reina o de Isabel II, que también ha sido restaurado.
El Palacio Nuevo o Palacio del marqués de Salamanca sigue a la espera de rehabilitación.
Desde le entrada se puede ver su lujoso vestíbulo.
El palacio escondía verdaderos tesoros, como su Salón Árabe.
Las fuentes frente a palacio están siendo restauradas.
Todo esto es solo una pequeña muestra de lo que ofrece la visita, que puede realizarse los fines de semana, sábados, domingos y festivos.
Toda la información y más datos se pueden encontrar en la página de la Comunidad de Madrid, aquí.
Y en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM), Declaración BIC Jardín Histórico, de fecha 14 diciembre 2018, nº 298, pág. 59.
Y por supuesto en los numerosos artículos que varias personas dedicamos en este blog a la historia de la Quinta, con la etiqueta de Vista Alegre.
Gracias a todos.
Por: Mercedes Gómez
En las salas 31 y 37 del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se ha inaugurado una pequeña exposición (por número de obras) pero extraordinaria (por su calidad), Velázquez en Italia. Entre Luigi Amidani y Juan de Córdoba.
Recordemos que Diego Velázquez (1599-1660), además de llegar a ser Pintor de Cámara de Felipe IV, desempeñó varios cargos para su rey. Entre otras muchas cosas se encargó de la decoración de las dependencias del Alcázar Real.
En su biografía son muy importantes los dos viajes que hizo a Italia adonde llegó por primera vez (1629-1631) para cumplir el deseo de Felipe IV de obtener copias de maestros célebres. Viajó por segunda vez (1649-1651) con el cometido de adquirir obras de arte antiguo que incrementaran la colección de arte del monarca en el Alcázar. El pintor contrató la compra de varias esculturas clásicas. Debido a que era muy difícil la adquisición de originales, optó por la reproducción de las más importantes mediante la técnica del vaciado en yeso o en bronce.
Se ilustra el primer viaje de Velázquez a Italia con los diez Martirios de los Apóstoles, que tras una primera atribución a Tintoretto y otras posteriores, estudios recientes los consideran obras de Luigi Amidani (Parma, 1591- d.1629), que acompañó a Velázquez en ese primer viaje. A su lado vemos la única copia que se conserva de Velázquez, de la Última Cena de Tintoretto (1629). Contemplamos también el dibujo a lápiz, Retrato del Cardenal Borja, a quien Velázquez conoció en Roma.
Y el Felipe IV (1656) del taller del pintor. Todas ellas obras conservadas en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Algunas de las esculturas que Velázquez trajo de Italia, entre ellas treinta y cinco vaciados en yeso, adquiridas durante su segundo viaje a mediados del siglo XVII, se perdieron en el incendio del Alcázar en la Nochebuena del año 1734. En la Real Academia de Bellas Artes se conservan siete:
Las espléndidas Flora y Hércules –que tras su paso por el patio han vuelto a su lugar en el zaguán de entrada al Museo–, y otras cinco obras que se exponen en esta singular muestra. De todas ellas se conocen detalles de los contratos que firmaron el propio Velázquez, el agente Juan de Córdoba que acompañaba al pintor, y el escultor Giuliano Finelli.
Son el Gladiador combatiente, Sileno con Baco niño (los originales se encuentran en el Museo del Louvre);
Ariadna dormida (original en el Museo Vaticano).
La bella Ariadna estuvo en la Galería del Cierzo del Alcázar hasta el incendio de 1734. Tras la creación de la Academia de Bellas Artes por Felipe V en 1744, la escultura fue una de los primeros vaciados en ser instalados en su sede, la Real Casa de la Panadería en la Plaza Mayor, para ser utilizada en la formación de los alumnos.
También se exponen Hermes Loghios (original en el Museo Nacional Romano) y Nióbide corriendo (en el museo de los Uffici).
La estrella invitada que ilustra este segundo viaje es el retrato de Juan de Córdoba, que Velázquez pintó hacia 1650.

«Retrato de Juan de Córdoba». Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (h. 1650). Pinacoteca Capitolina.
Juan de Córdoba (h.1610-1670) fue agente de la corona española en Italia, personaje decisivo en la adquisición de los vaciados por parte de Velázquez para llevarlos a Madrid, entre otras razones gracias a su amplia red de contactos.
El cuadro procede de la Pinacoteca Capitolina en Roma, única pintura de Velázquez que se conserva en una colección pública italiana. Es la primera vez que se expone en España.
Velázquez en Italia: entre Luigi Amidani y Juan de Córdoba
Museo de la Real Academia de BBAA de San Fernando
Alcalá, 13, 2ª planta.
Horario del Museo: martes a domingo 10.00 a 15.00 horas; cerrado lunes.
Miércoles gratuito.
Hasta el 4 de septiembre
Con motivo de la exposición se ha editado un Catálogo, de gran calidad, igual que la exposición, tanto en su forma como en el contenido. Además a un precio asequible: 20 euros.
Por : Mercedes Gómez
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Bibliografía:
Catálogo Velázquez: esculturas para el Alcázar. Dir.: José Mª Luzón. Real Academia Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 2007.
Catálogo Velázquez en Italia: entre Luigi Amidani y Juan de Córdoba. Dir.: José Mª Luzón. Real Academia Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 2022.
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