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Una de las exposiciones más interesantes, sorprendentes y, en mi opinión, más bellas que se puede ver estos días en Madrid es la del Museo Lázaro Galdiano que lleva por título ¿Qué hace esto aquí?.
Al exquisito museo, que alberga una de las Colecciones de arte clásico más importantes, ha llegado una no menos exquisita selección de obras de otra Colección, la de Manuel Jove Capellán, formada por obras de autores pertenecientes a la época que va desde finales del XIX hasta la actualidad. Picasso, Miró, Léger, Fortuny, Darío Regoyos, Maruja Mallo, Kandinsky, Nonell, Chillida, Francisco Leiro, Cristina Iglesias, etc.
Pero estas obras de arte moderno y contemporáneo en lugar de instalarse aparte, como si solo fueran una continuación en el tiempo de la historia del Arte, se han mezclado con las obras clásicas, han ido buscando un rincón apropiado, a veces un poco escondido, otras reclamando todo el protagonismo, y en todos los casos entablando una “conversación” con las obras anfitrionas.
Por ello la visita supone en cierto modo un juego divertido, ir descubriendo las pinturas y esculturas, literalmente, descubrir dónde se encuentran, mezcladas con las habituales del museo, pero también intentar comprender de qué están hablando entre ellas, qué temas comparten, ¿por qué están ahí?.
¿Por qué Sara en el espejo de Juan Muñoz se encuentra frente al Retrato de Doña Inés de Zúñiga, de Juan Carreño de Miranda, en la Sala dedicada al Siglo de Oro?. ¿Qué hacen las arañas de Louise Bourgeois en el rinconcito de una vitrina que guarda antiguas casullas?. ¿Por qué una pintura de Miquel Barceló luce esplendorosa junto a pinturas del siglo XVI?…
Podemos buscar explicaciones, o simplemente dejarnos llevar. El mero paseo por este palacete, con tanto arte bajo sus techos pintados, ya es un placer, pero hoy encontrar estas joyas contemporáneas en esta exposición tan singular ha sido una auténtica delicia.
por Mercedes Gómez
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Calle de Serrano nº 122
Horario de visita: de 10.00. a 16.30 h. (Martes cerrado)
Hasta el 20 de junio.
A los pies de la Cuesta de los Ciegos, en la calle de Segovia, se encuentra la Fuente de la Cuesta de los Ciegos, que fue construida, igual que la gran escalera de granito que sube hasta las Vistillas, en los comienzos de la 2ª República, cuando la zona fue reformada, aunque la obra no pudo ser terminada hasta después de la guerra. Se trata de uno de los caños de vecindad instalados en los años 30 en Madrid, de los que se conservan muy pocos ejemplos.
El pilón es redondo, con un cuerpo central construido en granito sobre una base de piedra blanca de Colmenar. El Escudo de Madrid, situado en los lados norte y sur, también es de piedra.
Es el Escudo de la Villa de Madrid utilizado durante la República, con la corona mural en lugar de la corona real. Representa al Oso y el Madroño en un cuartel, y en otro al Dragón. Debajo, aparece la fecha, 1932, y arriba la inscripción Ayuntamiento de Madrid. La fuente actualmente no conserva los grifos, su carácter es puramente ornamental.
No muy lejos de aquí, en el barrio de Lavapiés, en una plazoleta a la altura de la calle de Cabestreros, en la calle del Mesón de Paredes, se encuentra la Fuente de Cabestreros. En tiempos era conocida como la “fuente de los machos”, debido a que, decía la leyenda, sus aguas potenciaban la virilidad de los hombres que las bebían.
En este lugar ha existido una fuente al menos desde el siglo XVII, representada en el plano de Texeira. En el siglo XIX fue sustituida por una muy sencilla, de faroles. La fuente actual se colocó en 1934 frente a los muros del que había sido Convento de Santa Catalina de Sena, edificio de mediados del XVIII. En los años 50 del XX fue sede de un colegio. Adquirido por el Ayuntamiento en 1967, su estado era al parecer ruinoso, finalmente fue derribado, conservándose únicamente el muro que daba a Mesón de Paredes, que fue demolido en 2006.
También es de granito y sus adornos de piedra blanca de Colmenar. Está formada por dos pilones rectangulares al norte y al sur de un eje central, y rematada por una piña.
Terminamos nuestro paseo fuera de la ciudad, en la gran Casa de Campo, donde se encuentran varias fuentes instaladas después de que el Real Sitio fuera abierto al público el 1 de Mayo de 1931. La mayoría se encuentran cerca del Lago. La del Plátano Gordo, la de la Piña, la de los Neveros, la del Triángulo… todas ellas construidas entre 1932 y 1934.
Son fuentes de construcción muy sencilla, encantadoras, que perseguían únicamente cumplir su función, dar de beber a los vecinos y paseantes, y algunas de ellas siguen haciéndolo.
Texto y fotografías por : Mercedes Gómez
Hoy tenemos que contaros una buena noticia. La Coordinadora Salvemos la Dehesa de la Villa ha solicitado a la Comunidad de Madrid la declaración de los Viajes de Agua de Madrid como Bien de Interés Cultural (B.I.C.), con el fin de que estos elementos tan singulares tengan “un grado de protección acorde con su importancia en la historia de la Villa”.
Como hemos comentado en más de una ocasión, los Viajes de Agua forman parte de nuestro Patrimonio Histórico por lo que sus restos merecen ser conservados y conocidos, y la Coordinadora está trabajando para que esto se cumpla.
Tras una breve justificación del porqué de la petición, la carta presentada a la Dirección General de Patrimonio Histórico por esta asociación de entidades sociales y vecinales, incluye una bonita explicación sobre qué son los Viajes de Agua y lo que significaron en la vida madrileña y el devenir de su historia.
Además de describir la técnica de los Viajes, el escrito hace hincapié en los importantísimos aspectos social y humano.
Finalmente, se expone una más que interesante propuesta que incluye, además de su Catalogación como Bien de Interés Cultural, la creación de una Oficina de los Viajes de Agua, cuyas funciones serían su protección, documentación, información a los madrileños, etc. y un Centro de Interpretación o museo que ofreciera la posibilidad de visitar alguno de los tramos.
Podéis leer el texto completo en su blog, Los Cordeles de la Dehesa.
La presentación de la solicitud es solo el primer paso de un largo camino que esperamos se complete con éxito.
Gracias a Luis Díez San Emeterio y a la Coordinadora por su excelente trabajo en el estudio y defensa de los Viajes de Agua y su importante significado dentro de la historia de Madrid.
Por supuesto, su iniciativa cuenta con todo nuestro apoyo.
Por : Pedro Jareño y Mercedes Gómez
El pasado mes de febrero el diario El País publicó un reportaje que dio bastante que hablar, con sus sorprendentes titulares sensacionalistas, “La historia de Madrid da un vuelco”, “El nuevo pasado de Madrid”, y en esta línea.
La noticia principal era que las excavaciones arqueológicas acometidas durante las obras para la construcción del Museo de Colecciones Reales revelaban que Madrid nació en la época cristiana, en el siglo XII, y no en la musulmana, en el siglo IX, como hasta ahora había sido admitido por todos, debido al hallazgo de unas casas datadas en dicha época cristiana.
Todo ello según declaraciones de la arqueóloga directora de las excavaciones, Esther Andréu. Según ella, la estancia de los árabes -que duró al menos dos siglos- consistió en un asentamiento únicamente militar, no civil.
Cuesta trabajo creer que durante un periodo tan largo de tiempo, y considerando los datos conocidos, notables aunque escasos, la población musulmana establecida en Madrid fuera una mera guarnición militar, sin viviendas, familias, sin actividades agrarias, artesanales, incluso científicas. Una población que debía contar con su mezquita, sus baños, sus comercios…
Estas afirmaciones, como mínimo precipitadas, desmontaban un montón de investigaciones llevadas a cabo por prestigiosos historiadores, y sus conclusiones. Y sorprendió a todos los aficionados al estudio de nuestra historia.
Hay que decir que no quedaba la duda de que la explicación de la arqueóloga fuera una interpretación de la periodista, pues ella misma lo cuenta todo en un video en la versión digital del periódico.
Por otra parte, el reportaje incluía la noticia del hallazgo de un esqueleto, «único vestigio visigodo hallado en la ciudad», según la misma arqueóloga, perteneciente a un hombre de unos 25 años que vivió en torno al siglo VIII, antes de la llegada de los musulmanes.
Era un reportaje muy importante y muy raro. Echaba por tierra algunos aspectos aceptados y puestos de manifiesto por los historiadores, relativos a la vida en Madrid durante la época árabe e incluso anterior, sin embargo desvelaba el descubrimiento de restos arqueológicos muy antiguos, el joven visigodo del siglo VIII, así como restos de cerámica del siglo I a. de C.
Realmente, en mi opinión, la noticia más destacable era el hallazgo del esqueleto visigodo, no tanto el hecho de que se hubieran encontrado restos de calles y casas habitadas en el siglo XII, aunque de gran valor -y que esperamos ver algún día-, ya se sabía, pues la misma autora lo había publicado en 2001, hace diez años. Además no comprendo porqué esas casas habían pasado a ser sin lugar a dudas las primeras de la historia urbana de Madrid, excluían cualquier vida organizada anterior y eliminaban de un plumazo la existencia de la medina árabe.
Esperaba con interés, incluso un cierto anhelo, leer otras opiniones sobre este tema tan serio, de otros arqueólogos, y sobre todo de los historiadores e investigadores de Madrid más reconocidos.
La sorpresa ha sido leer un artículo en la revista La Ilustración de Madrid, en su último número recién publicado (nº 19), titulado “Tumba visigoda entre la plaza de la Armería y la Catedral”, firmado por Verónica Paños Cubillo, Arqueóloga, y Esther Andréu, Arqueóloga directora. Sí, en efecto, la misma protagonista del reportaje de El País y directora de las excavaciones.
Y aún mayor sorpresa, casi asombro, leer el inicio del escrito. Dicen sus autoras:
“Como consecuencia de las intervenciones arqueológicas, se puede afirmar que el origen de Madrid –como primitiva entidad urbana- se remonta al siglo IX con la llegada de contingentes militares islámicos, … Sin embargo a los arqueólogos e historiadores conscientes de la existencia de los hábitat romanos y visigodos dispersos por el territorio madrileño, nos asalta la duda razonable sobre si existió un poblamiento anterior a la llegada del Islam en el denominado núcleo primigenio o almendra central de Madrid.
Las excavaciones arqueológicas acometidas en la zona que actualmente ocupan el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, entre los años 1999-2000 y 2007-2010, con motivos de la construcción del Museo para las Colecciones Reales y que ha dirigido Esther Andréu, permiten arrojar algo de luz sobre dicha controversia gracias al hallazgo de una inhumación aislada de cronología visigoda.”
… no consideramos descabellada la hipótesis de la existencia de un pequeño asentamiento visigodo en el casco urbano de la villa que, aunque de poca relevancia, sí pudo tener cierta entidad, más como villorrio-poblado que como centro urbano”.
Teniendo en cuenta que los posibles lectores de la revista madrileña La Ilustración de Madrid debemos de ser muchos menos que los lectores del diario El País, creo que la arqueóloga directora de las excavaciones podría comunicar al diario sus nuevas reflexiones, y que este las difundiera, para evitar que un público mayoritario pensemos, sin plantearnos ninguna duda, que Madrid nació en el siglo XII con los cristianos y no en el IX con la llegada de los musulmanes, o incluso antes, en época visigoda, aunque se tratara de un sencillo villorrio-poblado y por supuesto aún no de un gran centro urbano.
Estamos hablando del origen de Madrid, un tema muy serio. El tiempo y los especialistas nos dirán.
Por Mercedes Gómez
En la Sala de Exposiciones de la Real Fábrica de Tapices, antiguo obrador, estos días se puede visitar una muy interesante, 100 elementos del Patrimonio industrial en España. Una exposición en la que no hay cuadros de grandes pintores, ni espectaculares fotografías, solo algún objeto curioso, y mucha historia. En realidad es más interesante por lo que sugiere que por lo que muestra.
Consiste en cien paneles correspondientes a otros tantos ejemplos del Patrimonio Industrial español, procedentes de casi todas las Comunidades Autónomas, que nos invitan a conocer antiguas fábricas, puentes, paisajes mineros, estaciones, depósitos, salinas… talleres donde trabajaron personas cuyo recuerdo en muchos casos forma parte de este patrimonio no únicamente arquitectónico o paisajístico, sino también social.
La Comunidad de Madrid está representada por seis elementos, el Conjunto urbano-industrial de Nuevo Baztán, un pueblo lleno de singularidad y encanto; el Lagar y bodegas del Real Cortijo de San Isidro en Aranjuez; el Conjunto hidráulico del Canal de Isabel II; y en la ciudad, Metro de Madrid, la antigua Fábrica de Cervezas El Águila, y la propia sede de la exposición, la Real Fábrica de Tapices.
Los paneles dedicados a Madrid son más detallados y junto a ellos se exponen algunos objetos, documentos y fotografías que amplían la explicación. Otro panel en la entrada nos cuenta que además de los seis elegidos, en Madrid existen otros lugares o elementos que merece la pena conocer. Restos del Canal del Manzanares, el Tren de la Fresa, la estación de Atocha… todos ellos recogidos en el Inventario del Patrimonio Industrial de la Comunidad de Madrid.
Lo más bonito es que los lugares madrileños elegidos se pueden visitar.
La Fábrica de Cervezas El Águila, convertida en Archivo y Biblioteca Regional, organiza visitas guiadas mientras dure esta exposición, hasta el 27 de abril. También, previa petición de cita, se puede conocer el proceso de fabricación de la cerveza en la fábrica Heineken España.
Actualmente el Centro de Interpretación de Nuevo Baztán está cerrado por obras, pero merece la pena conocer el pueblo, conjunto histórico artístico, construido por José Benito de Churriguera a comienzos del siglo XVIII, por encargo de Juan de Goyeneche, iniciativa privada que crearía, además de la iglesia-palacio, fábricas de vidrio, telas, jabón, zapatos, etc.
El Museo del Metro “Andén 0”, en la antigua Estación de Chamberí, y en la Nave de Motores en Pacífico, cuyo proyecto arquitectónico fue obra de Antonio Palacios, está a nuestra disposición todos los días, excepto los lunes.
La antigua estación elevadora del agua y uno de los depósitos del Canal de Isabel II, en la calle de Mateo Inurria y en Santa Engracia, hoy día pueden ser disfrutados gracias a su transformación en salas de exposiciones.
El Real Cortijo de San Isidro, en Aranjuez, también realiza visitas guiadas mientras dura esta muestra, hasta el día 27.
Y por fin, la propia sede donde tiene lugar la exposición, uno de los mejores ejemplos, el edificio de la Real Fábrica de Tapices, construido por el Arquitecto Real José Segundo de Lema –a quien conocemos por el Real Colegio de Nuestra Señora de Loreto-, entre los años 1889 y 1891 en estilo neomudéjar, con su antigua chimenea, otra de las pocas que se conservan en Madrid. La visita a la Real Fábrica, de lunes a viernes, es realmente bonita.
¿Cuántos de estos lugares conocéis?
Yo tengo pendiente la Nave de Motores, y el Real Cortijo en Aranjuez, espero remediarlo en breve.
Aquí tenéis todos los datos necesarios (horarios, teléfonos…) para la Visita a los elementos del Patrimonio Industrial de la Comunidad de Madrid representados en esta exposición : Horarios visitas.
Texto y fotografías por : Mercedes Gómez
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100 elementos del Patrimonio industrial en España.
Real Fábrica de Tapices
C/ Fuenterrabía, esquina Andrés Torrejón.
Hasta el 27 de abril
Como sabemos, el Palacio de Cibeles, nueva sede del Ayuntamiento de Madrid, tras varios años de obras y el gasto de muchos millones de euros, ha abierto sus puertas a todos los curiosos que deseemos ver el resultado de la rehabilitación del interior del antiguo Palacio de Comunicaciones, con el aliciente de poder asomarnos a uno de los torreones en la 8ª planta y contemplar Madrid desde las alturas.
Según vamos subiendo desde la primera a la quinta planta, a través de las ventanas del monumental edificio, construido por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi entre los años 1904 y 1918, se pueden contemplar otras obras del gran Palacios, como el Círculo de Bellas Artes y el Edificio de Las Cariátides, este último también en colaboración con Otamendi. De paso podemos saludar a la castiza diosa Cibeles, que como nosotros dirige su mirada hacia la calle de Alcalá y la Gran Vía.
Antonio Palacios contribuyó en gran medida a cambiar la imagen de Madrid en aquellos comienzos del siglo XX.
El conjunto de la visita merece la pena, pero me gustaría llamar la atención sobre algunos elementos, pocos, que en su momento fueron elegidos por los autores del edificio con sumo cuidado, que permanecen. Escultura, cristal y cerámica. Ya conocemos el interés de Antonio Palacios en integrar las artes decorativas en su arquitectura, -pues hemos hablado aquí ya varias veces sobre ello- lo cual consiguió gracias a la colaboración de grandes artistas. La visión de Palacios era la de un arte global.
En el antiguo Palacio de Correos, además de en su exterior, como ya vimos, en su interior hay obras de Ángel García Díaz, que consiguió junto al genial arquitecto convertir el edificio en una gigantesca pero delicada escultura.
También se puden admirar las magníficas vidrieras del techo.
Y, en la escalera circular, que fue escalera de servicio, se han conservado los zócalos de azulejos obra de la Casa Ramos Rejano, fábrica de Cerámica sevillana.
Son detalles, grandes detalles, que forman parte de una gran obra de la Arquitectura madrileña, el Palacio de Cibeles.
Texto y fotografías: Mercedes Gómez
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Artículos anteriores:
De la Casa de la Villa al Patio de Cibeles
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CentroCentro Palacio de Cibeles. Jornadas de puertas abiertas
Visitas guiadas gratuitas para el público general (a partir del 5 de abril).
Hasta el 27 de julio de 2011 de martes a domingo de 10 a 20 horas.
El acceso se realiza por la Plaza de Cibeles.
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