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La plazuela de San Luis es muy antigua, en el siglo XVII ya debía de ser importante pues aparece indicada en el plano de Antonio Mancelli, el primer plano conocido de Madrid.
Unos años después es mencionada en el Plano de Pedro Texeira, vía que subía desde la Puerta del Sol hasta la calle de Fuencarral.
La plaza se considera que desde muy pronto estuvo ocupada por un mercado. A mediados del XIX la Red de San Luis era así llamada «por hallarse en ella los cajones para la venta de comestibles y la red del pan».
La denominación fue suprimida por acuerdo municipal en el año 1835. De todas formas, aunque el nombre ya no es oficial, muchos madrileños hoy día continuamos refiriéndonos a la plazoleta que existe entre el final de la calle de la Montera frente a las calles de Fuencarral y Hortaleza como Red de San Luis.
En 1717, durante el reinado de Felipe V, allí se instaló una fuente, obra de Pedro de Ribera. El primer plano en que se representa es el de Chalmandrier.
No se sabe mucho sobre ella, aunque sí constan los repetidos comentarios de los cronistas del XIX al hablar de la obra del gran arquitecto barroco madrileño calificándola como churrigueresca y mezquina.
En 1832, reinando Fernando VII, se instaló la nueva Fuente de los Galápagos o de Isabel II, con motivo del primer aniversario de la princesa, futura Isabel II.
La nueva fuente fue diseñada por Francisco Javier Mariátegui, entonces arquitecto mayor de Madrid, con esculturas en bronce y piedra de Colmenar de José Tomás. Recordemos que la Gran Vía aún no existía.
En 1878 la hermosa fuente fue trasladada al Parque del Retiro, donde felizmente continúa.
Llegamos al siglo XX. En 1919 se inauguró la primera línea del Metro de Madrid, una de cuyas estaciones era la de Red de San Luis, actual Gran Vía, con su famoso templete de granito con marquesina de hierro y cristal, obra del arquitecto Antonio Palacios.
En 1970 fue desmontado y trasladado a Porriño, pueblo donde había nacido Antonio Palacios, cedido por el Ayuntamiento de Madrid. Allí, en un parque del pueblo gallego, continúan los restos que se conservan del templete.
Poco después se construyó una nueva Fuente de la Red de San Luis, obra del arquitecto municipal Manuel Herrero Palacios.
Fue inaugurada por el mismo alcalde que había desmontado el templete, Carlos Arias Navarro, momento que quedó para la posteridad en un gran reportaje realizado por el fotógrafo Martín Santos Yubero.

Esta fuente estaba adornada por unas figuras, unas aves de metal en movimiento, obra del escultor Gerardo Martín Gallego, por lo que también era conocida como Fuente de los Cisnes.
En una enésima reforma de la calle, las esculturas desaparecieron.
En octubre de 1999, durante la alcaldía de José María Álvarez del Manzano, se anunció que, en breve, el templete iba a ser reconstruido. El proyecto municipal consistía en convertirlo en caseta de información de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) y en taquilla para espectáculos. La idea en ese momento fue construir un pabellón más ligero que el original pero con una marquesina similar. Nunca se llevó a cabo.
El siguiente alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, recuperó la idea. En septiembre de 2008 anunció la construcción de una réplica del templete. El tramo de la calle Fuencarral más próximo a la Gran Vía iba a peatonalizarse. Además, debido a ello, se notificó que la fuente sería desmontada. Fuencarral se peatonalizó y la fuente desapareció. Pero el templete no se construyó.
En su lugar se colocó un olivo.
El proyecto actual, no municipal en esta ocasión, sino que ha formado parte de las obras de reforma de la estación de metro de Gran Vía, que comenzaron en agosto de 2018, acaba de cumplirse; se ha hecho realidad la antigua promesa de realizar una réplica del antiguo templete de Antonio Palacios.
Hoy 15 de julio de 2021 las autoridades han inaugurado la nueva estación.
El templete es de granito, como el original. La marquesina, de vidrio y acero.
Por: Mercedes Gómez
En el distrito de Carabanchel, barrio de San Isidro, junto a la Ermita del Santo, se encuentra el Cementerio Sacramental de San Isidro, San Pedro, San Andrés y las Ánimas Benditas. Su origen se remonta al año 1811 cuando, tras la prohibición decretada en 1809 por el rey José Bonaparte de enterrar a los difuntos en la iglesias, se decidió la creación de algunos cementerios. Este fue uno de los primeros (*) que se construyeron en las afueras de la ciudad, al otro lado del río Manzanares.
La Sacramental de San Isidro es sin duda uno de los lugares más interesantes, bellos –también inquietante– de Madrid, desde muchos puntos de vista, histórico, artístico, social…
Podemos recordar un breve apunte de su historia en el artículo dedicado al Panteón Guirao, sin duda uno de los más espectaculares de la Sacramental, obra de Agustín Querol. También es apasionante conocer la vida de algunos de los personajes que allí descansan. La historia del Doctor Velasco, el músico Cristóbal Oudrid y su esposa, Enrique de Borbón, Donoso Cortés, Moratín … allí estuvo Goya. Podríamos hablar de sus esculturas, algunas impresionantes como el Cristo realizado por Mariano Benlliure para los duques de Denia. Y por supuesto podemos contemplarlo desde el punto de vista arquitectónico.
En la creación del camposanto y posteriores reformas participaron varios arquitectos, así como en la construcción de algunos panteones. José Segundo de Lema, Arturo Mélida, Enrique Fort, Enrique Repullés, Juan Bautista Lázaro de Diego, etc. Los mejores arquitectos de la época trabajaron para las clases altas y la aristocracia que buscaron establecer aquí su última morada.
Antonio Palacios creó uno de los panteones más singulares. Está situado en el patio cuarto, manzana H duplicado, parcela única.
Fue encargado en 1923 por don Glorialdo Fernández Aguilera para su mujer Carmen de Villota. Hoy es propiedad de sus descendientes, la familia Fernández Villota.
Con detalles historicistas, el arquitecto se sirvió de los mismos materiales y recursos que en sus edificios. Utilizó el sólido granito que decoró con el hierro, vidrieras y cerámica, seguramente con la colaboración de grandes artistas, como solía.
De inspiración románica –el propio Palacios dijo que era de estilo «románico modernizado»–, la entrada está coronada por un gran arco de medio punto adornado por una arquería tallada en piedra en la que los pequeños capiteles de las columnas son todos ellos diferentes.
La rejería de la puerta es espléndida.
En el interior, las vidrieras en tonos fríos, verdes y azules, que sin embargo proporcionan un ambiente recogido y cálido, representan ángeles orando.
A ambos lados del ábside se sitúan las tumbas de la familia.
La cerámica cubre la bóveda y los muros.
Las pequeñas teselas presentan mínimos detalles de color, igualmente el azul.
Este es solo uno de los panteones que nos asombraron durante nuestro paseo.
Son muchas las historias posibles que os animo a conocer acudiendo a las magníficas visitas guiadas que ofrece el Cementerio de San Isidro.
Es necesario hacer una reserva previa enviando un email a info@cementeriodesanisidro.com o a través de un formulario, indicando el día que os gustaría ir y el número de personas. Podéis encontrar toda la información en su web, aquí.
Por : Mercedes Gómez
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(*) Actualizado 3 mayo 2016
Bibliografía:
SAGUAR QUER, Carlos. «Arquitectura del siglo XX en la Sacramental de San Isidro». Anales de Historia del Arte nº 4, 1993-94.
ARMERO, Gonzalo. Antonio Palacios. Constructor de Madrid. Ed. La Librería, 2001.
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid, 2003.
En internet:
Francisco Villota. https://pelotavascaenmadrid.wordpress.com/francisco-villota-baquiola/
No es la primera vez que evocamos aquí los mitos griegos, hace poco hemos conocido la historia de Dioniso y Ariadna, de Sálmacis y Hermafrodito… pero sí es la primera vez que he podido visitar Grecia y ver de cerca algunas de sus maravillas, que animan a recordar una vez más la presencia de este bello país y su cultura milenaria en Madrid.
Atenea es una de las diosas principales de la mitología griega. Hija de Zeus, rey de todos los dioses, y Metis, se le atribuyen infinidad de cualidades. Considerada diosa de la guerra, sin embargo no le gustaban las batallas, valoraba más la inteligencia que la violencia. Por eso es también diosa de la sabiduría, la razón y la guerra justa. Dicen que solo peleaba si se veía obligada a ello, y siempre ganaba.
Entre los años 450 y 440 a. de C. el escultor griego Mirón creó su figura en bronce junto con otra del sátiro Marsias. El conjunto escultórico, que fue instalado en la Acrópolis entre los Propileos o entrada monumental, y el Partenón, representaba a la diosa enfadada por la actitud de Marsias, que había tratado de recoger la flauta que ella misma había arrojado, al descubrir que al hacerla sonar deformaba su rostro.
La diosa, según su antiquísima leyenda, nunca tuvo amantes, por lo que recibió el nombre de Atenea Parthenos (Atenea virgen).
En su honor se edificaron varios templos, el más famoso fue el Partenón, en la Acrópolis de Atenas, ciudad que quizá le debe su nombre, aunque no se sabe con certeza, pudo ser al revés, que la diosa tomara el nombre de la ciudad.
Únicamente sus cimientos son de piedra caliza, el resto fue construido en mármol del Monte Pentélico, cercano a Atenas, cuyas canteras proporcionaban este mármol especial que en contacto con el aire y el sol adquiere reflejos dorados, que hoy aún podemos contemplar y deslumbran, imaginando cómo pudo ser el lugar en la antigüedad, con la ciudad a sus pies.
Desgraciadamente, a lo largo de los siglos, el Partenón ha sufrido guerras, robos, terremotos… por lo que solo se conservan sus ruinas. Sus hermosas columnas dóricas nos transportan al siglo V a. de C., tiempo de esplendor de la civilización griega, el gran siglo de Pericles, quien mandó levantar el templo en honor a Atenea cuya estatua sería colocada en su interior, en el centro de una gran nave.
La colosal imagen, de al menos diez metros de altura, fue obra de Fidias, el gran artista de la Grecia clásica.
Contaba el historiador griego Pausanias en el siglo II que la imagen estaba hecha de marfil y oro.
Existen varias copias antiguas de la monumental escultura, una de ellas en el propio Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
En nuestro Museo del Prado, planta 0, junto a la sala 74 que ya visitamos, se encuentra la sala 73, dedicada a la escultura clásica griega. En ella se conserva una preciosa réplica romana, esculpida en mármol en el siglo II d. de C., de solo 98 cm. de altura. Dicen los expertos del Prado que se trata de una de las mejores reproducciones de la diosa Atenea, en esta ocasión vestida con un sencillo manto de perfectos pliegues.
Los adornos se perdieron, también la cabeza, siendo la que ahora vemos un vaciado en yeso de una réplica del Museo Liebieghaus de Frankfurt.
Esta delicada obra procede de la Colección del rey Carlos III, del Palacio Real de Madrid.
Otras dos representaciones de la diosa Atenea, Minerva en la mitología romana, se encuentran en el Círculo de Bellas Artes, en la calle de Alcalá.
El edificio fue construido por Antonio Palacios entre los años 1921 y 1926. Por entonces José Capuz proyectó una figura de la diosa que por motivos económicos no llegó a realizarse. En los años 60 se convocó un nuevo concurso para la creación de la estatua. Una de las Minervas presentadas se encuentra en el interior, en el centro de la escalera imperial, frente a la entrada.
El boceto ganador fue el del escultor Juan Luis Vasallo. La majestuosa escultura, de casi siete metros de altura, fue instalada en la azotea en los comienzos de 1966. Desde entonces la diosa de la guerra y también de la paz vigila toda nuestra ciudad cuyos tejados contempla impasible desde su pedestal de piedra, igual que las Ateneas de Mirón y de Fidias contemplaban la ciudad de Atenas.
Son visiones distintas de la diosa, separadas por siglos. Todas merecen ser admiradas de cerca, sobre todo la pequeña y refinada estatua de mármol, tan antigua, casi escondida en la sala generalmente solitaria del Museo del Prado.
También la clásica figura que nos recibe nada más entrar en el edificio del Círculo de Bellas Artes, en el primer rellano de la monumental escalera. Y por supuesto la gran estatua de bronce, desafiante bajo el cielo de Madrid.
Por Mercedes Gómez
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Museo del Prado
Paseo del Prado, s/n.
Círculo de Bellas Artes
Calle de Alcalá, 42.
En la Sala de Exposiciones de la Real Fábrica de Tapices, antiguo obrador, estos días se puede visitar una muy interesante, 100 elementos del Patrimonio industrial en España. Una exposición en la que no hay cuadros de grandes pintores, ni espectaculares fotografías, solo algún objeto curioso, y mucha historia. En realidad es más interesante por lo que sugiere que por lo que muestra.
Consiste en cien paneles correspondientes a otros tantos ejemplos del Patrimonio Industrial español, procedentes de casi todas las Comunidades Autónomas, que nos invitan a conocer antiguas fábricas, puentes, paisajes mineros, estaciones, depósitos, salinas… talleres donde trabajaron personas cuyo recuerdo en muchos casos forma parte de este patrimonio no únicamente arquitectónico o paisajístico, sino también social.
La Comunidad de Madrid está representada por seis elementos, el Conjunto urbano-industrial de Nuevo Baztán, un pueblo lleno de singularidad y encanto; el Lagar y bodegas del Real Cortijo de San Isidro en Aranjuez; el Conjunto hidráulico del Canal de Isabel II; y en la ciudad, Metro de Madrid, la antigua Fábrica de Cervezas El Águila, y la propia sede de la exposición, la Real Fábrica de Tapices.
Los paneles dedicados a Madrid son más detallados y junto a ellos se exponen algunos objetos, documentos y fotografías que amplían la explicación. Otro panel en la entrada nos cuenta que además de los seis elegidos, en Madrid existen otros lugares o elementos que merece la pena conocer. Restos del Canal del Manzanares, el Tren de la Fresa, la estación de Atocha… todos ellos recogidos en el Inventario del Patrimonio Industrial de la Comunidad de Madrid.
Lo más bonito es que los lugares madrileños elegidos se pueden visitar.
La Fábrica de Cervezas El Águila, convertida en Archivo y Biblioteca Regional, organiza visitas guiadas mientras dure esta exposición, hasta el 27 de abril. También, previa petición de cita, se puede conocer el proceso de fabricación de la cerveza en la fábrica Heineken España.
Actualmente el Centro de Interpretación de Nuevo Baztán está cerrado por obras, pero merece la pena conocer el pueblo, conjunto histórico artístico, construido por José Benito de Churriguera a comienzos del siglo XVIII, por encargo de Juan de Goyeneche, iniciativa privada que crearía, además de la iglesia-palacio, fábricas de vidrio, telas, jabón, zapatos, etc.
El Museo del Metro “Andén 0”, en la antigua Estación de Chamberí, y en la Nave de Motores en Pacífico, cuyo proyecto arquitectónico fue obra de Antonio Palacios, está a nuestra disposición todos los días, excepto los lunes.
La antigua estación elevadora del agua y uno de los depósitos del Canal de Isabel II, en la calle de Mateo Inurria y en Santa Engracia, hoy día pueden ser disfrutados gracias a su transformación en salas de exposiciones.
El Real Cortijo de San Isidro, en Aranjuez, también realiza visitas guiadas mientras dura esta muestra, hasta el día 27.
Y por fin, la propia sede donde tiene lugar la exposición, uno de los mejores ejemplos, el edificio de la Real Fábrica de Tapices, construido por el Arquitecto Real José Segundo de Lema –a quien conocemos por el Real Colegio de Nuestra Señora de Loreto-, entre los años 1889 y 1891 en estilo neomudéjar, con su antigua chimenea, otra de las pocas que se conservan en Madrid. La visita a la Real Fábrica, de lunes a viernes, es realmente bonita.
¿Cuántos de estos lugares conocéis?
Yo tengo pendiente la Nave de Motores, y el Real Cortijo en Aranjuez, espero remediarlo en breve.
Aquí tenéis todos los datos necesarios (horarios, teléfonos…) para la Visita a los elementos del Patrimonio Industrial de la Comunidad de Madrid representados en esta exposición : Horarios visitas.
Texto y fotografías por : Mercedes Gómez
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100 elementos del Patrimonio industrial en España.
Real Fábrica de Tapices
C/ Fuenterrabía, esquina Andrés Torrejón.
Hasta el 27 de abril
Como sabemos, el Palacio de Cibeles, nueva sede del Ayuntamiento de Madrid, tras varios años de obras y el gasto de muchos millones de euros, ha abierto sus puertas a todos los curiosos que deseemos ver el resultado de la rehabilitación del interior del antiguo Palacio de Comunicaciones, con el aliciente de poder asomarnos a uno de los torreones en la 8ª planta y contemplar Madrid desde las alturas.
Según vamos subiendo desde la primera a la quinta planta, a través de las ventanas del monumental edificio, construido por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi entre los años 1904 y 1918, se pueden contemplar otras obras del gran Palacios, como el Círculo de Bellas Artes y el Edificio de Las Cariátides, este último también en colaboración con Otamendi. De paso podemos saludar a la castiza diosa Cibeles, que como nosotros dirige su mirada hacia la calle de Alcalá y la Gran Vía.
Antonio Palacios contribuyó en gran medida a cambiar la imagen de Madrid en aquellos comienzos del siglo XX.
El conjunto de la visita merece la pena, pero me gustaría llamar la atención sobre algunos elementos, pocos, que en su momento fueron elegidos por los autores del edificio con sumo cuidado, que permanecen. Escultura, cristal y cerámica. Ya conocemos el interés de Antonio Palacios en integrar las artes decorativas en su arquitectura, -pues hemos hablado aquí ya varias veces sobre ello- lo cual consiguió gracias a la colaboración de grandes artistas. La visión de Palacios era la de un arte global.
En el antiguo Palacio de Correos, además de en su exterior, como ya vimos, en su interior hay obras de Ángel García Díaz, que consiguió junto al genial arquitecto convertir el edificio en una gigantesca pero delicada escultura.
También se puden admirar las magníficas vidrieras del techo.
Y, en la escalera circular, que fue escalera de servicio, se han conservado los zócalos de azulejos obra de la Casa Ramos Rejano, fábrica de Cerámica sevillana.
Son detalles, grandes detalles, que forman parte de una gran obra de la Arquitectura madrileña, el Palacio de Cibeles.
Texto y fotografías: Mercedes Gómez
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Artículos anteriores:
De la Casa de la Villa al Patio de Cibeles
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CentroCentro Palacio de Cibeles. Jornadas de puertas abiertas
Visitas guiadas gratuitas para el público general (a partir del 5 de abril).
Hasta el 27 de julio de 2011 de martes a domingo de 10 a 20 horas.
El acceso se realiza por la Plaza de Cibeles.
Una vez más, una de las Vistas de la Calle de Alcalá, de Antonio Joli, sirve para ilustrar el comienzo de nuestra historia, la del solar que ocupa la esquina entre la propia calle de Alcalá y la del Barquillo, donde el pintor situó, a la derecha de la imagen, una modesta construcción.
Podría ser la sencilla Casa de Postas que aparece representada en el plano realizado por Chalmandrier pocos años después. Allá por el siglo XVIII, desde la calle de Alcalá partían las Diligencias a numerosos puntos de la Península, y allí llegaban procedentes de otros tantos lugares, con necesidad de descansar y repostar, lo cual conseguían en los paradores y fondas que existían en los alrededores.
Bastante tiempo después, en 1836, en dicha esquina se construyó el Palacio del Marqués de Casa Irujo, notable obra del arquitecto Lucio de Olarieta que contaba con cinco plantas además de un sótano y buhardillas, con vistas al vecino jardín del Palacio de Buenavista.
En la planta baja hubo un pequeño teatro, según cuenta Répide, en el que un titiritero, siguiendo la moda del momento –recordemos el Salón Madrid en la cercana calle de Cedaceros-, ofrecía espectáculos con monos amaestrados.
Dos años después se convirtió en el Café Cervantes. Inaugurado el día 1 de abril, fue uno de los pocos que por entonces tenía salón de baile y un teatrito para danzas y cante flamenco; en Carnaval se celebraban bailes de máscaras.
El palacio fue derribado para construir el que se convertiría en uno de los edificios más espectaculares y emblemáticos de Madrid, el Antiguo Banco Español del Río de la Plata, uno de los varios que construiría el gran arquitecto Antonio Palacios y que cambiaron la imagen de nuestra ciudad. Será más conocido como Edificio de Las Cariátides por las impresionantes esculturas que enmarcan la entrada en el chaflán entre ambas calles.
El primer proyecto, encargado a Antonio Palacios y a su amigo y socio Joaquín Otamendi, fue realizado en 1910, el mismo año que dio comienzo la construcción de la Gran Vía, por lo que este año celebra también su centenario.
Sobre una estructura de hormigón armado, entre los años 1910 y 1918, se construyó un lujoso edificio, con elementos de estilo clásico, y utilizando materiales de la mejor calidad, tanto en su exterior, de granito azul de Berrocal y mármol blanco y gris procedente de Italia, como en su interior, igualmente de elegante mármol y finas maderas.
Su planta, casi cuadrada, presentaba una gran sala central, que abarcaba todas sus plantas, alrededor de la cual se organizaban los espacios y la actividad, cubierta por una magnífica vidriera que daba luz a todo el recinto.
El 29 de abril de 1918, la nueva oficina bancaria abrió sus puertas al público. Ricas caobas y mostradores de mármol y bronce dieron la bienvenida a los clientes que eran atendidos en la planta baja, bajo la gran cúpula de cristal.
Las cuatro Cariátides, así como los capiteles jónicos de las monumentales columnas, son obra de Ángel García Díaz, que trabajó con Palacios en diversas ocasiones. En aquella época la colaboración entre arquitectos y escultores era habitual.
El día 29 de octubre de 1934 el Banco Central, que representaba al Río de la Plata, estableció su sede social en este edificio, que había pasado a ser de su propiedad. En los años 40 ambas entidades se fusionaron y la construcción original fue reformada, perdiéndose el gran vestíbulo central y la vista de la vidriera en la cúpula. También, con el fin de ampliar las oficinas, se construyó un nuevo edificio en la calle Barquillo.
Su emplazamiento y belleza le han convertido en una de las estampas más repetidas de Madrid, en postales, sellos, y películas.
En los comienzos del siglo XXI el Ayuntamiento de Madrid lo compró, para luego en una especie de trueque, cederlo al Estado junto a otros edificios, a cambio del Palacio de Correos que el actual Alcalde deseaba ocupar en lugar de la histórica Casa de la Villa, sede consistorial durante siglos, cosa que al final ha conseguido.
Ya propiedad del Ministerio de Cultura, en 2006 el antiguo edificio del Banco del Río de la Plata fue rehabilitado para convertirse en la nueva sede del Instituto Cervantes, hasta entonces ubicado en el Palacete de la Trinidad, en la calle de Francisco Silvela.
La inauguración tuvo lugar en octubre.
Se conserva gran parte de las antiguas y suntuosas dependencias del banco en las que se daba servicio al público, donde se instalaron la sala para exposiciones, biblioteca, hemeroteca, etc.
Espléndidas reproducciones de antiguas fotografías y paneles explicativos muestran la evolución de la calle, del solar y del edificio.
Resulta muy sugerente la historia de este solar. Lugar de paso para los carruajes y sus viajeros en el siglo XVIII, luego Palacio que albergó un café llamado Cervantes, el más grande escritor de la lengua castellana, nombre que curiosamente el edificio vuelve a lucir en su fachada, esta vez con letras doradas.
El Instituto Cervantes fue creado en 1991 con el objetivo de promover y difundir la cultura y la lengua españolas por todo el mundo.
Su sede central está repartida entre Alcalá de Henares, dedicada exclusivamente a la formación de profesores de Español, y la sede de la calle de Alcalá 49. Además está presente en 58 ciudades de 38 países, en los que desarrolla una magnífica labor.
Por todo esto el Instituto merece ser visitado en cualquier momento, pero además actualmente ofrece una preciosa y delicada exposición. La poesía de Pablo Neruda y su voz entre mágicas caracolas coleccionadas por el poeta a lo largo de muchos años, “un viaje por el mar de sus colecciones y su poesía”, más de trescientas caracolas junto a fragmentos de sus obras.
Instituto Cervantes
Alcalá, 49.
Exposición “Amor al mar. Las caracolas de Neruda”
Hasta el 24 de enero
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Texto y fotografías : Mercedes Gómez
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Fuentes:
Angel del Río. Cafés de Madrid. La Librería.
El Banco Español del Río de la Plata. La Construcción Moderna. 15 Mayo 1918.
VVAA. Antonio Palacios. Constructor de Madrid. Catálogo Exposición Círculo de Bellas Artes, nov.2001-ene.2002.
Edificio Cervantes
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P.D. : Lunes, 11 de enero
Ayer nevó en Madrid, y este mediodía aún quedaba mucha nieve en el Retiro, en el Paseo del Prado, Plaza de la Lealtad… y me he atrevido a dar un paseo y sacar algunas fotos 🙂
Hacía mucho frío pero el día estaba precioso, soleado y con el cielo azul. Sobre la Cibeles y los árboles del Palacio de Buenavista quedaban algunos restos de nieve. Al fondo, las Cariátides vigilándolo todo.
La arquitectura madrileña ofrece ejemplos de preciosos patios, aunque con el paso del tiempo algunos de ellos fueron cubiertos, con el fin de darles un uso distinto al que tenían cuando fueron creados.
Uno de los más antiguos es el de la Casa de la Villa, comenzada a construir según proyecto del arquitecto Juan Gómez de Mora en 1629, que ha sido sede del Concejo madrileño desde entonces. Tras muchos avatares, reformas, diferentes arquitectos involucrados, reinados, repúblicas, dictaduras, democracias, alcaldes… la Casa de la Villa ha sido la sede del Ayuntamiento durante siglos… hasta que el actual alcalde ha conseguido trasladarlo.
El Patio de la Casa de la Villa, al cual se accedía directamente desde la calle, fue cerrado, convertido en dos pisos mediante un suelo intermedio, y cubierto a finales del siglo XIX. Transformado en Sala de reuniones, los balcones se convirtieron en puertas.
Al ser destruida una parte de la cubierta durante la guerra civil se instaló el nuevo techo formado por magníficas vidrieras de la Casa Maumejean, que es el que actualmente se puede admirar. Es conocido hoy día como el Patio de Cristales.

Antiguo patio del Concejo, hoy Patio de Cristales (en: E.Varela “Casa de la Villa de Madrid”, Ayuntamiento de Madrid 1951)
La sede del Ayuntamiento madrileño, desde finales de 2007, aunque aún falta por trasladar algunas dependencias, es el antiguo Palacio de Comunicaciones, construido por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi en los comienzos del siglo XX.
Una vez se haya producido el traslado completo del Ayuntamiento al ahora llamado Palacio de Cibeles está previsto convertir la Casa de la Villa en Museo y devolverle parte de su trazado original, muy modificado durante las sucesivas reformas. Una de las ideas es devolver al Patio su forma primitiva, suprimiendo el forjado que elevó el suelo sobre su altura inicial, a nivel de calle. Aunque el techo vidriado se mantendrá, por su valor histórico y artístico.
Recuerdo varios casos de antiguos patios que han sido cubiertos que quizá podamos ver en otro momento, pero el último y más llamativo ejemplo corresponde precisamente al que me estoy refiriendo, el antiguo Palacio de Correos, uno de los edificios más bellos y espectaculares de Madrid, y quizá situado en el lugar soñado por muchos, el cruce de la calle de Alcalá y los Paseos de Recoletos y del Prado, junto a la diosa Cibeles. Centro de atención desde el punto de vista arquitectónico, histórico, turístico… ha sido el elegido por el actual alcalde para situar la nueva sede del Ayuntamiento de Madrid.
Dentro del proyecto de remodelación de la nueva sede consistorial, acaba de rematarse la cubierta del antiguo patio. Más que un patio, una calle interior, a la que se accede a través de dos puertas monumentales, desde las calles de Alcalá y Montalbán, acaba de ser cubierto mediante una gigantesca bóveda con estructura de malla formada por aproximadamente cinco mil triángulos de vidrio.

Palacio de Cibeles, abril 2009
por Mercedes Gómez
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