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El próximo viernes 7 de diciembre celebramos el Día del #OrgulloBarroco cuyo Manifiesto, en el que tuve el placer de participar gracias a la invitación del equipo de Investigart, fue publicado el año pasado en su blog.

Con este motivo emprendemos un paseo por la Villa que vivieron los artistas barrocos madrileños. Hoy os invito, más que a contemplar sus obras, como solemos hacer, a buscar las huellas que dejaron en las calles que tantas veces debieron recorrer. A caminar por el antiguo Madrid recordando que en el siglo XVII por allí anduvieron Antonio Mancelli, Juan Gómez de Mora, Pedro Texeira, Diego Velázquez, Pedro Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, Lope de Vega… los protagonistas del #MadridBarroco, el Madrid del Siglo de Oro, los grandes autores de la literatura, el teatro, la escultura, pintura, arquitectura… El Barroco, un estilo artístico pero también un estilo de vida, el reflejo de una época.

 

Los protagonistas del Madrid Barroco fueron los cartógrafos, pintores, escultores, escritores, arquitectos… Unos nacieron en Madrid, otros llegaron siendo casi unos niños o jóvenes en busca de un lugar en la Villa y Corte. Algunos se conocieron entre sí, incluso fueron amigos, entre otros hubo conflictos, y otros seguramente se cruzaron sin llegar nunca a entablar conversación. Lo que tienen en común todos ellos es que aquí vivieron, trabajaron, crearon, caminaron por nuestras calles, aquí murieron y hoy ocupan un lugar en la Historia del Arte.

Muchos de ellos se instalaron en las proximidades del Real Alcázar, en busca de trabajo y sobre todo de un cargo estable al abrigo de la Corte que les proporcionara una vida segura, algo que no siempre todos llegaron a conseguir.

Uno de aquellos primeros visitantes, uno de los artistas que llegó a Madrid hacia 1612 para instalarse muy cerca del Alcázar, fue Antonio Mancelli, autor del primer plano que se conserva de Madrid.

Mancelli se casó con Bernardina de Riaza tal vez poco después de llegar a la Villa. Antonio y Bernardina vivieron en la calle de la Puebla, hoy calle de Fomento. Era aún el Madrid de Felipe III, de su arquitecto Juan Gómez de Mora, de pintores como Vicente Carducho con quien tuvo mucha relación, los últimos años de Miguel de Cervantes… el Madrid que representa su plano es el Madrid que todos ellos vivieron.

Aunque el Alcázar desapareció tras el gran incendio que sufrió en 1734, hoy día paseando por los alrededores del Palacio Real construido en su lugar, no resulta difícil volver al pasado. Estamos en el Barrio de Palacio, corazón de Madrid, entonces y ahora.

Quedan pocas huellas del barrio, tal como era cuando allí vivía Mancelli, pero aún se conservan algunas construcciones –además de las iglesias, como la del Monasterio de la Encarnación–, que ayudan a respirar un cierto ambiente evocador de tiempos pasados. Es un placer pasear por las calles de Fomento, la Bola, del Reloj, la calle del Río…

Plano de Mancelli, 1623.

Calle de la Bola

Una de las personas que tuvo mucha relación con Antonio Mancelli fue el pintor Vicente Carducho.

Carducho nació hacia 1576 en Florencia. Llegó a España siendo un niño de unos 9 años con su hermano Bartolomé que contaba con poco más de 25, quien como otros artistas italianos se trasladó al Escorial a trabajar para el rey Felipe II en la pintura de los frescos del Monasterio. Así, acompañando a su hermano, el joven Vicente se formó en un principio en el arte italiano, en el manierismo del Escorial, para llegar al barroco español que culminarían sus discípulos, que trabajaron con él, sobre todo Francisco Ricci.

Vicente Carducho tuvo tres casas-taller, cercanas entre sí. En 1611 vivió en la esquina de las calles de Huertas y Echegaray. En 1614, en la calle del Prado actual nº 4, donde una placa lo recuerda. Finalmente, entre 1626 y 1628, en la calle de Atocha, junto a la iglesia de San Sebastián, donde se había casado con Francisca de Benavides.

Con Gómez de Mora, que además de Maestro Mayor de la Villa era su amigo, trabajó en diversos proyectos.

El propio Juan Gómez de Mora vivió junto a Palacio, en la Casa de las Matemáticas que le ofreció el rey cuando consiguió el cargo de Maestro Mayor Real, frente a la Casa del Tesoro en lo que hoy es la Plaza de Oriente.

Gómez de Mora, el arquitecto responsable de la imagen del Madrid más antiguo y más valioso. El lugar eminentemente barroco que conserva su esencia y por donde seguro transitaron todos nuestros personajes es la Plaza Mayor y sus alrededores, que pocos años después tan bien representó Pedro Texeira.

Plano de Texeira, 1656

Cava de San Miguel

Como Carducho, muchos de nuestros artistas vivieron en el hoy conocido como Barrio de las Letras.

Félix Castello, uno de sus discípulos, descendiente de padre italiano –otro de los artistas que llegaron a trabajar en la construcción del Monasterio del Escorial–, nació en Madrid en 1595 y fue bautizado en la iglesia de San Sebastián. Castello fue uno de los pintores que nos legó impagables imágenes que nos ayudan a conocer el Madrid del siglo XVII. Vivió en la plazuela de Antón Martín.

La iglesia de San Sebastián guarda infinidad de recuerdos del Siglo de Oro. No solo Carducho, allí se casaron también Juan de la Cuesta y María Quiñones; Claudio Coello y Bernarda de las Torres. Y se firmó la defunción de Miguel de Cervantes, Félix Lope de Vega y Carpio, Luis Vélez de Guevara…

Lope de Vega fue otro vecino de Carducho y gran amigo, que le mencionó en alguna de sus obras y que le dedicó un soneto. Lope fue bautizado en San Miguel de los Octoes, cerca de la Calle Mayor –donde vivió Calderón–, tuvo una vida azarosa hasta llegar a tener su propia casa en la calle de Francos, actual calle de Cervantes, hoy felizmente convertida en Casa Museo, un lugar único, ejemplo de vivienda del siglo XVII, que recrea perfectamente la que fuera casa del Fénix de los Ingenios.

Casa-Museo de Lope de Vega

El gran escultor Manuel Pereira que vivía en la calle de Cantarranas, actual Lope de Vega, fue otro de los artistas que se instaló en Madrid en los comienzos del siglo. Su vivienda estaba en la casa contigua a la que Francisco de Quevedo había comprado en la entonces llamada calle del Niño, esquina con la de Cantarranas (como ahora nos recuerda una lápida dedicada al literato, en la calle que ahora lleva su nombre, Quevedo esquina Lope de Vega), en la que por cierto antes había vivido Luis de Góngora durante más de diez años. Al parecer Quevedo nunca vivió en ella, pero frecuentaba las tabernas, casas de juego y mancebías del barrio, que en la zona convivían con las iglesias y conventos.

Por entonces, en 1619, llegó Pedro Texeira a la Villa con su hermano Joao procedentes de Lisboa. Aún no tenía 20 años. Al poco tiempo de llegar a Madrid, Pedro contrajo matrimonio con Eugenia de Salazar, en la iglesia de San Martín, una de las iglesias madrileñas más antiguas y que desgraciadamente fue derribada por los franceses hacia 1810. Pedro y Eugenia estuvieron vinculados a esta iglesia y al barrio de San Martín durante toda su vida.

Vista de la iglesia de San Martín ( Diego de Villanueva y Juan Minguet, 1758) (memoriademadrid)

La primera casa madrileña en la que residió Texeira fue una casa alquilada en la calle de Jácome Trenzo, hoy Jacometrezo , muy cerca de la plazuela de Santo Domingo. Era una pequeña casa de dos plantas, con jardincito en su interior. Murió en Madrid en 1662, el 13 de abril, en su casa de la calle del Pardo, cerca de los que hoy es la plaza de España. Fue enterrado en la misma iglesia en la que se había casado, San Martín.

Diego Velázquez viajó a Madrid en 1622; hacía un año que reinaba Felipe IV. Se instaló con su familia en una casa de la calle Convalecientes, perteneciente también al barrio de San Martín, y cercana al domicilio de Pedro Texeira. Recibió del rey su casa de aposento, situada en la calle de la Concepción Jerónima, en la parroquia de Santa Cruz, aunque se cree que nunca llegó a vivir en ella.

En 1629 Velázquez recibió licencia real para viajar a Italia. Volvió a Madrid en enero de 1631 y a finales de año se mudó a otra casa, en la calle Señores de Luzón, más cerca del Alcázar. La casa de aposento de Concepción Jerónima se la cedió a su hija y a su yerno Juan Martínez del Mazo.

Velázquez finalmente, desde 1652 hasta su muerte en 1660, vivió en la Casa del Tesoro, junto al Alcázar donde tenía su obrador y donde pintó su obra maestra, La familia de Felipe IV o Las Meninas.

Otro importante pintor, Claudio Coello, nació en Madrid en 1642, en las cercanías de Puerta Cerrada.

Plano de Texeira, 1656.

Puerta Cerrada

A la edad de 35 años adquirió una casa en la calle Calatrava, entre las calles de San Bernabé y del Águila. En ella tuvo algunos inquilinos, entre ellos la familia de Teodoro Ardemans; allí vivió hasta su muerte en 1693.

Juan Carreño de Miranda, que llegó en 1625, formó parte de una generación posterior a la de Velázquez, la de Francisco Ricci y Antonio de Pereda entre otros, grupo de pintores del último barroco madrileño, que, como dice Javier Portús, reflejaron aquel Madrid cosmopolita de la segunda mitad del Siglo de Oro. Estos artistas tuvieron acceso a las grandes obras de las colecciones reales, a la escuela veneciana y flamenca, al naturalismo de Caravaggio… y crearon un nuevo lenguaje, el de la escuela barroca madrileña de la que Carreño y Ricci fueron unos de sus más importantes representantes.

En 1651 Texeira terminó su famoso plano, la Topographia de la Villa de Madrid, aunque no vio la luz hasta 1656, curiosamente el mismo año en que Velázquez pintó Las Meninas.

Teodoro Ardemans nació en Madrid, en 1661. Aún reinaba Felipe IV, pero su juventud y etapa de aprendizaje transcurrió durante el reinado de Carlos II. Aunque ha pasado a la historia sobre todo como arquitecto, aprendió el oficio de pintor en el taller de Antonio de Pereda. Así, vivió una época difícil de grandes cambios políticos, culturales y artísticos. Ardemans fue uno de los artistas que vivió el fin del Barroco, el cambio del siglo XVII al XVIII, y el paso de la dinastía de los Austrias a los Borbones. Su domicilio principal estuvo en la calle del Humilladero.

Y ya en el siglo XVIII vivieron nuestros arquitectos castizos, cuyas huellas subsisten en diversos lugares. En la calle Mesón de Paredes, en el nº 2 nació y vivió José Benito de Churriguera, vecino de Pedro de Ribera que nació el día 4 de agosto de 1681, en la calle del Oso, donde vivían sus padres.

Recorrer este barrio de Embajadores es evocar la vida y la obra de Ribera y el barroco castizo.

Plano de Texeira, 1656.

Calle de Embajadores, 26

Por supuesto hubo muchos otros protagonistas en ese Madrid de Oro. Por no alargar demasiado este recorrido, hoy solo me queda animaros a pasear y buscar las huellas del Madrid Barroco en las plazas, calles, iglesias, placas y lápidas que tantas cosas nos cuentan. Y a participar el próximo día 7, día del cumpleaños del gran Gian Lorenzo Bernini; en Twitter vamos a celebrar el día del #OrgulloBarroco o #BaroquePride, una gran Fiesta barroca con muchas sorpresas.

Espero que os guste y disfrutéis. Gracias a todos.

Por: Mercedes Gómez

La antigua Fábrica de Tabacos vuelve a ser noticia. Hace pocos días se ha publicado que podría acoger una parte de la gran Colección Fontanals-Cisneros de arte latinoamericano contemporáneo.

Actualmente el edificio, en la calle de Embajadores 51-53, está ocupado por el Ministerio de Cultura, el espacio Tabacalera. Promoción del Arte, alrededor del Patio norte, que programa interesantes exposiciones. Y desde 2011, tras la cesión del Estado, por el Centro Social Autogestionado, CSA La Tabacalera, que desarrolla actividades diversas, en la zona sur.

Pero la mayor parte del inmenso edificio está vacío. La antigua Tabacalera es enorme, cerca de treinta mil metros cuadrados de pasillos, salas y abandonadas oficinas casi vacíos que ofrecen grandes posibilidades. Y que guardan la esencia de la arquitectura fabril y muchos recuerdos de su anterior función.

Visitamos por primera vez allá por 2009, en los comienzos de este blog, una pequeña parte, gracias a su apertura con motivo de una exposición, la mencionada zona habilitada por el Ministerio de Cultura.

Patio norte

Entonces contamos un poco su historia:

El edificio, situado entre las calles de Embajadores, Miguel Servet y Provisiones, con fachada a la Glorieta de Embajadores, es el único superviviente de la arquitectura industrial neoclásica del Madrid de Carlos III. Fue construido por Manuel de la Ballina entre los años 1781 y 1792, junto al Casino de la Reina en la salida de la ciudad, frente al Portillo de Embajadores; ampliado por primera vez a finales del siglo XIX, y nuevamente en los comienzos del XX. Su planta rectangular se distribuye en torno a tres patios, el jardín central, que felizmente permanece descubierto y ajardinado, y otros dos laterales, cubiertos.

Plano Coello y Madoz (h. 1849)

En un principio se construyó para albergar la Real Fábrica de Aguardientes, Rosolís y Naypes. Fue en tiempos de José Bonaparte cuando se convirtió en fábrica de cigarros y polvo de tabaco. Desde 1945 fue sede de la Tabacalera Española, hasta su cierre en 2000, en que pasó a pertenecer al Estado.

Los proyectos y conflictos para decidir el uso de este gran edificio se han sucedido desde que se cerrara la fábrica. El Ministerio de Justicia lo quiso para ocupar sus salas con juzgados, el Museo del Prado para ampliar sus dependencias, fue considerado sede perfecta de los Museos de Artes Decorativas y Reproducciones Artísticas, los vecinos reclamaron un uso social… Por fin se decidió emprender su rehabilitación para acoger el futuro Centro Nacional de las Artes Visuales, proyecto que también tuvo dificultades para la adjudicación del concurso. Tras una impugnación volvió a adjudicarse al mismo equipo de arquitectos, Nieto Sobejano. Con la crisis también se abandonó.

En una segunda visita pudimos conocer el precioso Jardín en el patio central. En el nuevo proyecto se habla de que en él se podría instalar una cafetería.

Jardín central

La idea es que una parte, la segunda planta, sea ocupada por la mencionada Colección Ella Fontanals-Cisneros y otra parte por el Museo Reina Sofía, manteniéndose los usos actuales.

En una nueva visita, la última de momento, hace tres años pudimos conocer el edificio mucho mejor. Subimos a la segunda planta, producto de una de las ampliaciones, que constaba de buhardillas en que las cigarreras liaban el tabaco. En 1929 fue convertida en un espacio diáfano, luminoso, que no nos permitieron fotografiar. Sigue vacía y tras necesarias obras de rehabilitación será, si se llega a cumplir el proyecto, la sede de la Colección Fontanals-Cisneros.

En los sótanos abovedados se amontonan objetos, restos de para nosotros extrañas maquinarias…

… testigos del pasado, inesperadas huellas de la vida de las mujeres que allí trabajaron y de sus hijos.

Sótanos que en estos nuevos tiempos han sido pintados con grafitis que se mezclan con los restos de un pasado cargado de Historia y de historias, la memoria de las cigarreras.

En el patio sur varios murales en las paredes las rememoran.

Patio sur

Como decíamos al principio, la mecenas Ella Fontanals-Cisneros donará parte de su importante colección, unas 700 obras, para exponerlas en esta antigua fábrica, creando un centro dedicado al arte latinoamericano que deberá convivir con los demás espacios, conservando el espíritu industrial de este edificio singular.

Por : Mercedes Gómez

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Noticias:

Diario El País 26 feb. 2009; 20 feb , 16 y 17 marzo 2018.

El Instituto de Enseñanza Secundaria Cervantes tiene mucha historia. O quizá muchas historias, que se entrecruzan.

La historia de su origen como instituto femenino cuando las mujeres aún tenían dificultades para acceder a la educación. La de las diferentes sedes ocupadas, desde la calle Zurbano hasta Embajadores. La del edificio actual, construido en el siglo XIX por el arquitecto Francisco Jareño para Escuela de Veterinaria en terrenos del antiguo Casino de la Reina. Hasta Manuel Godoy y el mismísimo Marqués de Salamanca juegan un pequeño papel. Y por supuesto la historia de los alumnos y profesores que le han dado vida a lo largo del tiempo, y continúan haciéndolo, verdaderos protagonistas.

 

Origen del Instituto Cervantes

El Cervantes es uno de los institutos de Enseñanza Media más antiguos de Madrid, ha cumplido 85 años de vida.

Los dos primeros, el Instituto de San Isidro y el Instituto del Noviciado, luego llamado del Cardenal Cisneros, fueron creados dentro del nuevo Plan de Estudios de 1845. Eran centros destinados a alumnado masculino. En teoría no estaba prohibida la asistencia de las chicas, pero en parte por la mentalidad de la época y en parte por la dificultad que ponían los centros para poder matricularlas, la asistencia era solo de chicos. En el siglo XIX la mujer sufría una gran discriminación social y de todo tipo; entre otras cuestiones, se creía que su capacidad intelectual era inferior a la del hombre. Si no podía acudir a la Universidad, ¿para qué necesitaba estudiar el bachillerato?

Felizmente, y poco a poco, en el siglo XX la situación comenzó a cambiar. En 1910 se equipararon las condiciones de matriculación para las alumnas, las demandas crecieron y ante la necesidad de plazas se fueron creando nuevos centros.

En 1929 se creó el Instituto Local Infanta Beatriz, instalado en régimen de alquiler en un palacete entonces propiedad de Ana de Osma, viuda de Alcalá Galiano, en la calle Zurbano nº 14, edificio levantado hacia 1880 que sigue en pie.

Calle Zurbano, esquina Fernando el Santo.

Calle Zurbano, esquina Fernando el Santo.

Dentro de la política de la época de separación de sexos, era un instituto exclusivamente femenino. Al año siguiente fue transformado en Instituto de Bachillerato Nacional, siendo ministro de Instrucción Pública Elías Tormo.

Su vida fue corta ya que la República, a favor de la coeducación, en 1931 clausuró este tipo de centros, convirtiendo el Infanta Beatriz en el Instituto Nacional de Enseñanza Media Cervantes, mixto; aplicando el principio de la coeducación, igual que otros institutos pasaron a admitir alumnos sin distinción de sexo. Además de una cuestión ideológica a favor de la coeducación se argumentó la falta de plazas y la necesidad de dar acceso a todos a la enseñanza.

En 1934 fue trasladado a la calle Prim nº 3, a otro palacete que ya no existe; fue derribado en 1962, actualmente el solar lo ocupa la ONCE.

Calle Prim, 3

Calle Prim, 3

En ese palacete, frente al Palacio de Buenavista, impartió sus clases Antonio Machado que consiguió la Cátedra de Francés en 1935. Este fue su último trabajo antes del viaje a Francia y su muerte.

De 1936 a 1939 el centro no tuvo actividad docente. Después de la guerra, dentro de la recuperada política educativa de separación de sexos, desaparecieron los centros mixtos, quedando el Cervantes destinado al alumnado masculino.

Uno de los sucesos más tristes entonces fue que Machado, cuando ya hacía dos años que había muerto, en 1941 fue expulsado del Cuerpo de Catedráticos por la Comisión de Expedientes de Depuración.

En 1950 el colegio se trasladó a un edificio mayor, propiedad del Estado, que había sido la sede del Colegio Alemán, como ya vimos cuando visitamos la Embajada de Alemania, en la calle Zurbarán, muy cerca por cierto de su primera sede en Zurbano. Hoy es el Instituto Goethe.

Calle Zurbarán, 21

Calle Zurbarán, 21

De esa estancia el actual Instituto conserva interesantes materiales científicos como veremos, y la maqueta de un barco acorazado alemán que se expone en el vestíbulo.

En 1960, después de una gran reforma del espacio interior, el Instituto Cervantes se instaló en un edificio de la glorieta de Embajadores, antigua Escuela de Veterinaria.

 

Antigua Escuela de Veterinaria

Una de las caras quizá menos conocidas del poderoso valido del rey Carlos IV Manuel Godoy es su contribución al mundo cultural y científico. Entre otras instituciones en 1793 creó la primera Escuela de Veterinaria. Escribió Godoy:

Cuando el rey comenzó a dispensarme su estimación y confianza, le hablé yo muchas veces de este ramo importantísimo. Cuanto iba al bien de sus súbditos lo acogía siempre Carlos IV. Mi proyecto de una Escuela fundamental y normal de Veterinaria, en toda la extensión de esta ciencia y este arte, mereció el real aprecio, y decretada que hubo sido la fundación de esta enseñanza…”

Se situó en el Paseo de Recoletos, en unas casas junto a la Puerta de Recoletos, lo cuenta el propio Godoy en sus Memorias. En el solar en que posteriormente se construiría el Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional según proyecto del arquitecto del Ministerio de Fomento Francisco Jareño y Alarcón. Fundado en 1867, el Museo Arqueológico en un primer momento fue instalado en el Casino de la Reina.

Diez años después el mismo Jareño construyó el edificio de la Escuela de Veterinaria en los Jardines del Casino. En estilo neomudéjar, ocupó los terrenos donde se encontraba la ría artificial y el dique, construcción circular con arquerías donde se guardaban las falúas que circulaban por la ría.

Grabado2

Casino de la Reina

La nueva sede de la Escuela fue inaugurada en 1881.

(Foto Museo Veterinario Complutense)

Escuela de Veterinaria (Foto Museo Veterinario Complutense)

El gran edificio de ladrillo visto tiene una planta rectangular construida en torno a un patio cuadrado ajardinado.

El arquitecto creó dos pabellones a modo de anfiteatros de forma octogonal en sus lados norte y sur, y una pequeña construcción en el lado oeste que albergó la Capilla. En el centro del patio había otro pequeño pabellón, antigua forja y herradero.

Plano (COAM)

Plano Escuela de Veterinaria (COAM)

El plano firmado por el arquitecto nos muestra donde estaban situadas las estancias de la Escuela, la Sala de reconocimientos y curaciones de animales, Gabinete quirúrgico, Farmacia, Sala de profesores, etc.

 

Instituto Cervantes

La Escuela de Veterinaria se trasladó, según sus propios deseos, a la Ciudad Universitaria y el edificio de Embajadores fue cedido y remodelado para el Instituto (entre 1958-60) siendo inaugurado en 1960.

No recuperó su condición de centro mixto hasta el curso 1981-82, a petición del Claustro de profesores. En 1981 se conmemoraba su Cincuentenario como «Instituto Cervantes». A finales de ese año tuvo lugar otra importante solicitud del Claustro, la rehabilitación de Antonio Machado como Catedrático, que fue concedida.

Entre 1989 y 1990 el edificio fue nuevamente rehabilitado según proyecto de Ignacio Prieto Revenga, arquitecto del Equipo Técnico de la Delegación Provincial del Ministerio de Educación, recuperándose la arquitectura original que había sido alterada en el interior en algunas zonas.

Glorieta de Embajadores

Glorieta de Embajadores

 

El IES Cervantes hoy día

La entrada al hoy Instituto Bilingüe Cervantes tiene lugar por la calle de Embajadores nº 70, frente a otro de los edificios emblemáticos del barrio, la Fábrica de Tabacos.

Calle Embajadores, 70.

Calle Embajadores, 70.

Un espacioso vestíbulo abovedado da acceso a la Galería de la planta baja, al patio y a la escalera que dirige a la planta superior.

vestibulo

Lo primero que se puede observar es la luminosidad del lugar, tras el sobrio ladrillo de las fachadas, gracias al patio y los grandes ventanales.

pasillo

En el patio fue reconstruido el pequeño pabellón, antigua forja.

patio

En la escalera principal una emotiva lápida recuerda a Antonio Machado y su paso por el instituto, instalada tras su rehabilitación como catedrático y anulación del expediente de depuración.

Machado lapida

Una vitrina guarda documentos y libros del poeta, así como otros objetos valiosos testigos de la historia del Centro.

Otra de las grandes y gratas sorpresas de la visita es que parte del mobiliario del Palacio del Marqués de Salamanca en la Quinta de Vista Alegre, tras el traslado del Centro de Educación Especial María Soriano y cierre del palacio, se encuentra aquí, en el despacho de la Directora, a salvo y bien cuidado. La mesa, sillas y un bello armario del siglo XIX.

mueble Salamanca

Pero este despacho aún nos depara otra sorpresa, y un misterio en cierto modo:

Otro pequeño mueble, que llama nuestra atención, más antiguo, al parecer perteneció a Manuel Godoy.

mueble de godoy

Procede de otro pequeño despacho situado en la primera planta, desde siempre aquí conocido como el despacho de Godoy, no hemos podido saber porqué.

Godoy había muerto en 1851, treinta años antes de que se inaugurara la nueva sede de la Escuela de Veterinaria en la que parece que tanto se implicó, pero ¿es posible que estos muebles fueran trasladados desde la primera sede en Recoletos cuando el ministro la fundó?

Los pabellones octogonales laterales hoy están ocupados por el Aula Magna y el Salón de Actos en la planta baja, y sobre ellos en la primera planta los Laboratorios de Ciencias Naturales y de Física, con sus espléndidos techos de madera.

pabellon laboratorio

El patrimonio, los equipos y materiales de ambos Gabinetes son muy importantes. Láminas de arquitectura, botánica… colecciones de zoología, modelos de anatomía… instrumentos de física y química, etc. procedentes del Colegio Alemán, la antigua Escuela de Veterinaria, del Museo de Ciencias Naturales y del Jardín Botánico entre otros lugares.

laboratorio minerales

La antigua Capilla hoy es la Biblioteca que acoge notables fondos, algunos del siglo XIX.

Biblioteca en la antigua Capilla

Biblioteca en la antigua Capilla

capilla 2

Paseando por las instalaciones se descubren las huellas de algunos profesores ilustres que han pasado por aquí además de Machado, Rafael de Penagos, María Zambrano…

La completa remodelación que incluyó trabajos de consolidación llevada a cabo hace unos veinticinco años recuperó la arquitectura original. Entre otros elementos, bajo la cubierta se reconstruyó en madera la estructura de la techumbre.

cubierta3

Bajo ella queda un espacio espectacular, de igual tamaño que la superficie total de la planta del edificio que permite apreciar la extraordinaria estructura arquitectónica del edificio de Francisco Jareño.

cubierta2

De vuelta a la calle Embajadores decidimos dar un paseo rodeando el edificio, caminando por el parque del Casino de la Reina hasta volver a la glorieta, y recordar su historia y la del lugar en el que se encuentra. Larga y rica historia.

entrada fachada

Por : Mercedes Gómez

Con todo mi agradecimiento a Julia Pérez, Directora del IES Cervantes, por su hospitalidad y ayuda.

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Bibliografía:

Natividad Araque. «El Instituto Femenino Infanta Beatriz y la inserción de las mujeres en los institutos de Enseñanza Secundaria de Madrid (1900-1930)». Revista Complutense de Educación. Vol. 12 nº 2 (2001).

Varios autores. Instituto de Bachillerato Cervantes. Miscelánea en su Cincuentenario 1931-1981. Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid 1982.

Manuel Godoy – Carlos Seco Serrano. Memorias del Príncipe de la Paz. Madrid Atlas, 1956. (BDH de la Biblioteca Nacional)

COAM. Guía de arquitectura. Madrid 2003.

Museo Veterinario Complutense
Programa CEIMES

 

 

Doña Catalina Téllez, camarera de la reina Isabel la Católica, en 1510 fundó una Casa de Recogimiento cerca de una de las Puertas de la Villa, la de Valnadú, próxima al Alcázar; en la actual calle de Carlos III, junto a la Plaza de Oriente. Fue el origen del Convento de Santa Catalina de Sena o Siena, institución histórica de azarosa vida a lo largo de cinco siglos cumplidos.

En 1574 las beatas convertidas en religiosas, habiendo adoptado la regla de Santo Domingo, se trasladaron a la actual plaza de los Mostenses, donde luego se instalarían los religiosos premostratenses de San Norberto, de modo que las monjas se vieron obligadas a sufrir un nuevo cambio de domicilio.

En 1610 se instalaron entre la Carrera de San Jerónimo, la calle del Prado y la de Santa Catalina, que conserva el nombre en recuerdo de la santa italiana que había vivido en el siglo XIV. Este Convento de Santa Catalina de Sena fue uno de los dos conventos construidos por el poderoso Francisco Gómez de Sandoval duque de Lerma, ambos comunicados con su casa de recreo en el Prado de San Jerónimo por un pasadizo volado.

Durante la guerra de la Independencia fueron expulsadas y en 1824 el convento fue demolido. Las dominicas se mudaron, una vez más, en esta ocasión al Palacio de Santisteban en la calle del Nuncio. Poco después, gracias a la donación del duque de Medinaceli de un edificio de su propiedad, la Comunidad fue trasladada a la calle del Mesón de Paredes en el barrio de Embajadores.

Sobre el solar que desde el siglo XVI y a lo largo del XVII estuvo ocupado por varias casas de diferentes propietarios, en el siglo XVIII el Conde de las Torres edificó su palacio.

Plano de Pedro Texeira (1656)

Plano de Pedro Texeira (1656)

Era la casa nº 11 de la manzana 56, con fachada a las calles de Cabestreros (hoy Mesón de Paredes) y de la Comadre (actual calle del Amparo). El edificio fue habilitado para acoger a las religiosas.

Plano del General I. de Ibero (h.1875)

Plano del General I. de Ibero (h.1875)

Las monjas dominicas lo abandonaron a mediados del pasado siglo XX.

Los arquitectos Francisco Coello de Portugal Acuña y Francisco Moreno López en 1966 construyeron la nueva sede del Convento, en la calle Leonor de Austria nº 2 en el distrito de Hortaleza, donde continúan en la actualidad.

Por esas mismas fechas el edificio de Lavapiés fue adquirido por el Ayuntamiento; su estado era al parecer ruinoso y finalmente fue derribado, conservándose únicamente el muro que daba a Mesón de Paredes. El solar fue urbanizado como plaza pública. En una foto publicada por el diario El Mundo en 2007 se aprecia una entrada adintelada de piedra y sillares de granito del muro que, considerado una “barrera arquitectónica”, había sido demolido el año anterior.

cabestreros 2006 el mundo copia

En 1997 se había proyectado la reforma de la plaza y la construcción de un aparcamiento. Los arquitectos seleccionados fueron Emilio Rodríguez y Francisco Domoso. La idea fue dejar la plaza diáfana para evitar la inseguridad denunciada por los vecinos, debido a las escaleras y recovecos existentes. La entrada adintelada y los arcos o zócalos de valor se recolocarían según informó el Ayuntamiento.

Plaza de Cabestreros (2014)

Plaza de Cabestreros (2014)

Hace más de tres años, hablando de las Fuentes de la República, visitamos la Fuente de Cabestreros, colocada en 1934 frente a los muros del Convento. En los comentarios al artículo surgió el tema del muro, que creíamos desaparecido.

El pasado mes de diciembre, durante uno de sus deliciosos paseos guiados por el barrio de Lavapiés, David Gutiérrez nos descubrió el lugar donde habían sido colocados algunos restos. Los sillares de la puerta de granito y parte del muro se encuentran tumbados sobre el pavimento de la plaza.

dintel2

Según el Ayuntamiento, de acuerdo con la recomendación de Patrimonio, así se ha mantenido la “Huella histórica” del antiguo convento.

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Ha sido una sorpresa saber que no todos los restos del viejo muro del Convento de Santa Catalina de Sena, antiguo Palacio de los Condes de Torres, habían desaparecido tras su demolición.

restos de capitel

Aunque la verdad, se trata de una de las conservaciones de elementos históricos más raras que conozco.

Por : Mercedes Gómez

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Bibliografía y fuentes:

Ayuntamiento de Madrid. 11 nov 2004.
Monasterio de Santa Catalina. rtve.es 9 agosto 2009.
P.F. García Gutiérrez – A.F. Martínez Carbajo. Iglesias conventuales de Madrid. Ed. La Librería. Madrid, 2011.

 

 

Después de la magnífica conferencia sobre el Rastro que pudimos disfrutar el pasado día 15 en el Centro Cultural Lavapiés a cargo de David Gutiérrez, junto a otros especialistas David va a participar en un prometedor ciclo sobre la historia y el arte en el barrio de Embajadores.

Como explica él mismo en su blog Historia del Arte, “el barrio de Embajadores de Madrid es una de las zonas más populares de la ciudad que guarda una parte muy importante de la historia y la tradición de Madrid. El Rastro de Madrid, la arquitectura tradicional de las corralas, las calles de Lavapiés, el barrio del gran arquitecto barroco Pedro de Ribera, las famosas Escuelas Pías hoy convertidas en espacio de educación donde tiene su sede la UNED Madrid, el Museo de Artes y Tradiciones Populares, el chotis, los Manolos, Beatriz Galindo La Latina, y así un sinfín de iconos, historias y personajes aguardan en este barrio encantador”.

Conferencias y Visitas

(Pulsar sobre la imagen para ampliar)

¡Hemos hablado mucho de Embajadores y de Lavapiés en este blog!, nos gustan sus calles, sus iglesias, su arte… ahora estas conferencias y rutas guiadas nos van a permitir conocerlo mejor y disfrutarlo, paseando por todos sus rincones.

Para empezar, el miércoles 29, a las 11 h., durante la próxima conferencia tendremos la oportunidad de recorrer Lavapiés a través del Plano de Texeira. En el Centro Cultural Lavapiés, calle del Olivar 46.

Gracias a todos.

Mercedes

 

La calle del Salitre, antigua calle de San Bernardo, nace en la de Santa Isabel y llega hasta la de Valencia.

En el siglo XVII ya estaba urbanizada casi completamente excepto el último tramo bajando a la izquierda. En el Plano de Texeira en dicho tramo solo se aprecia una pequeña edificación en el solar donde luego se levantaría y hoy se encuentra la Parroquia de San Lorenzo. Los terrenos a continuación, sitios 1 y 2 de la futura manzana 36 junto a la Puerta de Valencia (marcados en rojo en el plano), aún eran un erial situado junto a la Cerca.

Plano de Texeira (1656)

Plano de Texeira (1656).

Pedro Texeira no dibujó la iglesia porque su construcción debió comenzar unos años después de realizado el plano, finalizando las obras en 1669, en un principio como auxiliar de la parroquia de San Sebastián. Estaba situada en la esquina con la calle del Doctor Piga -antigua Travesía de San Lorenzo- frente a la calle de la Fe.

Una escultura de San Lorenzo en una hornacina central adornaba la fachada.

A.Passaporte. San Lorenzo (1927-36) (Fototeca del Patrimonio Histórico.)

A.Passaporte. San Lorenzo (1927-36) (Fototeca del Patrimonio Histórico.)

El interior también era sencillo, con una sola nave.

A.Passaporte. San Lorenzo (1927-36) (Fototeca del Patrimonio Histórico.)

A.Passaporte. San Lorenzo (1927-36) (Fototeca del Patrimonio Histórico.)

La antigua iglesia de San Lorenzo sufrió varios incendios a lo largo de su historia, el más grave de todos y definitivo en 1936. Desde el comienzo de la guerra hasta 1942 en que fue reconstruida, como veremos, los vecinos solo pudieron contemplar sus ruinas.

La calle de la Fe, según algunos autores -sobre todo del siglo XIX-, antes se llamó calle de la Sinagoga, debido a que en ese mismo solar estuvo ubicada la sinagoga judía. Recientemente otros autores han afirmado que no hay prueba documental que sostenga esta teoría, que hasta finales del siglo XV en que fueron expulsados por los Reyes Católicos, los judios habitaron en otros barrios (originalmente en el de Santa María de la Almudena) y que esta zona de Madrid entonces situada extramuros estaba muy poco poblada, siendo por tanto poco probable que allí se ubicara la judería medieval. Una vez más los especialistas, con ayuda de los documentos y la arqueología, deberán separar la leyenda de la verdadera historia de Madrid, tantas veces unidas.

En el siglo XVIII la monarquía borbónica creó varias fábricas, muchas de ellas de productos de lujo para su propio abastecimiento (tapices, loza, cristales…), pero también algunas de otro tipo. Entre estas últimas estaba por ejemplo la fábrica de Pólvora, para la cual era necesario el salitre.

La Real Fábrica de Salitres de Madrid fue construida entre los años 1778 y 1785 según proyecto de José de la Ballina en esos terrenos existentes al final de la calle de San Bernardo junto a la Puerta de Valencia. Le ayudó su hijo Manuel que alcanzó el cargo de Arquitecto de Rentas Reales desde el cual en 1784 se encargó de la construcción de la Fábrica de Filtraciones de Lejías, que eran necesarias para la fabricación del salitre -ubicada en el norte de la ciudad, cerca de la Puerta de los Pozos de la Nieve, hoy Glorieta de Bilbao-.

Manuel de la Ballina también se hizo cargo del proyecto de la Real Fábrica de Aguardientes y Naipes de Madrid (1780-1796), luego Fábrica de Tabacos.

Los sitios mencionados de la manzana 36, junto a la Puerta de Valencia, se convirtieron en los llamados Terrenos del Salitre.

Las instalaciones de la Fábrica se extendieron por un amplio espacio, reflejado en los planos, desde el Barranco de Embajadores -hoy calle de Miguel Servet- hasta el Hospital General –hoy sede del Museo Reina Sofía- a ambos lados de la Cerca, actual Ronda de Atocha, llegando hasta el paseo de Santa María de la Cabeza. El Plano de Tomás López representa estas Fábricas de Salitre, que aún aparecen en el plano de 1835, dos grandes triángulos ocupados por albercas y depósitos de sal.

Tomás López (1785)

Tomás López (1785)

Recibe el nombre de calle del Salitre desde 1835, asignado por acuerdo municipal el día 11 de enero.

El Plano de Madrid de 1866 muestra el Barrio del Salitre, ya únicamente en el interior de la cerca, derribada dos años después.

Plano de Madrid (1866)

Plano de Madrid (1866)

En 1869 el Estado vendió el conjunto, como Bien Nacional, a varios particulares. La zona fue urbanizada, se abrieron calles como la de Doctor Fourquet y se crearon nuevas manzanas de viviendas.

Muchos de los edificios actuales son de aquella época, últimas décadas del siglo XIX, principios del XX, hoy rehabilitados y bien cuidados. Muchos detalles en las fachadas de estas viviendas nos trasladan al pasado, como las numerosas puertas de madera que se conservan.

puertas madera

La calle baja en gran pendiente hacia lo que era conocido como el Barranco de Embajadores ya mencionado, que fue explanado en 1881 y convertido en la calle de Miguel Servet, y hacia el Arroyo del mismo nombre que iba a desembocar en el Manzanares.

salitre pendiente

En el inicio del paseo, en el nº 2 hay una taberna con una preciosa fachada de cerámica. Sus azulejos, que representan un colorido viñedo y una bodega, fueron creados para la antigua Casa Lara, desde 1987 convertida en la Taberna Encantada.

ceramica salitre 2

Son  obra de la Casa de Carlos González. La Casa Carlos González y Hermano fue una de las empresas sevillanas de Cerámica más importantes. En los años 20 del siglo pasado se convirtió en la Casa González que abrió una sede en Madrid, en la Gran Vía nº 14, dirección que figura en la firma.

firma Gonzalez

En el número 22 existe otro edificio en el que la cerámica se mezcla con el ladrillo, bonito ejemplo de este tipo de decoración arquitectónica.

salitre 22

En 1929 la calle del Salitre cambió su nombre por el de calle de Baltasar Bachero, hasta 1967 en que recuperó, no se sabe muy bien porqué, su segunda denominación.

Baltasar Bachero era conductor de una calesa o carruaje de cuatro o seis plazas del que tiraba un caballo que se utilizaba para transportar viajeros, aún habitual en esos años, que se convirtió en un héroe –hoy casi desconocido- tras morir al salvar del atropello a unos niños que jugaban en la calle cuando al pasar una calesa a toda velocidad el caballo se desbocó. Un placa de azulejos tan modesta como la vivienda y el propio Baltasar, recuerda los años en que la calle recibió su nombre.

bachero placa copia

Salitre, 34

Continuamos nuestro camino y llegamos a la actual Parroquia de San Lorenzo, en el nº 23 con vuelta a la calle del Doctor Piga nº 2, que fue construida entre los años 1942 y 1950 por los hermanos Sixto y Antonio Cámara Niño, según la Guía del Colegio de Arquitectos de Madrid, y es tan humilde o más que la primitiva.

san lorenzo

En el vestíbulo de la entrada lateral unos paneles cuentan la historia del templo y del martirio de San Lorenzo, y explican el proceso de restauración -finalizado en 2007- a que ha sido sometido el retablo mural situado en la cabecera del presbiterio. Las pinturas murales fueron realizadas en 1951 por Emilio Sánchez Cayauela “Gutxi”.

iglesia interior

Después de la visita a la iglesia continuamos nuestro paseo por la calle del Salitre, y contemplamos los edificios de viviendas que hoy ocupan aquel erial del siglo XVII sobre el que se construyó la fábrica en la que dicen llegaron a trabajar más de mil quinientos operarios y a cuyas espaldas se extendió el gran Barrio del Salitre.

sitios 1 y 2 manzana 35

Tras cruzar la de Argumosa la calle del Salitre llega a su fin encontrándose con las de la Sombrerería y de Valencia. Todos esos terrenos a la izquierda del lugar donde nos encontramos antaño ocupados por depósitos de sal hoy albergan casas antiguas pero bien rehabilitadas, animados bares, bonitas tiendas, y galerías de arte.

calle valencia

Es pequeña y discreta, pero con muchas cosas que contar, mucha vida y mucha historia, como tantas sencillas calles madrileñas.

Por: Mercedes Gómez

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Bibliografía:
Antonio Perla. Cerámica aplicada en la arquitectura madrileña. Madrid 1988.
L.M. Aparisi Laporta. Toponimia madrileña. Ayuntamiento de Madrid 2001.
Eugenio Suárez. El calesero. El País 7.5.2001
Gonzalo Viñuales. Los judíos de Madrid en el siglo XV: las minutas de los escribanos. Revista Espacio Tiempo y Forma, UNED 2002.
La Maqueta de León Gil de Palacio y su época. Madrid 1830. Museo Municipal, Madrid 2006.
Fidel Revilla y Rosalía Ramos. La arquitectura industrial de Madrid. La Libreria, Madrid 2008.

Como anunciamos en su momento, los pasados días 4 y 11 de mayo tuvieron lugar las Jornadas Corralas de Madrid: un paseo por su pasado, presente y futuro, organizadas por la Universidad Autónoma de Madrid y la Plataforma Yo no me voy. Ha sido un verdadero placer asistir a la primera Jornada y a la interesante y preciosa visita guiada Paseando por las Corralas de Embajadores-Lavapiés.

El primer día, el sábado día 4, la reunión fue en el salón de actos de El Corralón -la Corrala convertida en Museo de Artes y Tradiciones Populares-, en la que conocimos la parte teórica, algunos puntos de vista y la historia de las corralas, que dejamos acaso para otra ocasión.

Foto: Yo no me voy

El Corralón (Foto: Yo no me voy)

Hoy contaremos la práctica, el paseo que disfrutamos el pasado sábado, una auténtica delicia de la mano de vecinos del barrio, que nos mostraron sus corralas y hablaron con verdadero cariño de su historia, de su vida en ellas, y del futuro incierto que les espera.

Recordemos que a finales del año pasado 2012 se publicó la noticia de que el Ayuntamiento de Madrid tenía la intención de vender cinco edificios de su propiedad, ocupados por familias en régimen de alquiler social. Se trata de los edificios de la Carrera de San Francisco 16, Madera 24-26, que ya visitamos, los de San Cayetano 8 y 10, y Embajadores 46.

Los vecinos se unieron y formaron la Plataforma Yo no me voy. Si queréis conocer mejor su situación y otras temas interesantes, no dejéis de entrar en su cuenta de Facebook.

En pequeños grupos vamos saliendo del Corralón, y comienza el recorrido. Subimos por la calle de Carlos Arniches y nos detenemos unos momentos en la plaza del General Vara del Rey, sobre el antiguo Cerrillo del Rastro donde recordamos que aquí se encontraba el Matadero, el porqué del nombre del Rastro (según la tradición, debido al rastro de la sangre de los animales después de la matanza), evocamos el arroyo que bajaba por la Ribera de Curtidores (que al parecer continúa existiendo bajo la calle) cuya agua era utilizada por los curtidores de las pieles de los animales…

Ya en la Ribera de Curtidores recordamos la historia de Eloy Gonzalo, el héroe de Cascorro, ante su estatua obra de Aniceto Marinas. La primera visita es a las corralas en los números 3, 5 y 7 de la calle.

ribera 3

Ribera de Curtidores, 3.

Según la Guía de Arquitectura del Colegio de Arquitectos de Madrid, tanto el Corralón como estas corralas de la Ribera de Curtidores y otras del barrio, son obra de Jesús Carrasco-Muñoz Encina según proyecto de 1914, aunque su origen se remonta a 1790.

Continuamos nuestro camino y nuestros guías nos llaman la atención sobre otro edificio con mucha historia, el nº 9, una casa a la malicia, una de las pocas que se conservan en Madrid. Son construcciones que parecen estar formadas por un solo piso pero en realidad la fachada oculta otro piso que solo se ve desde la parte posterior. Así los madrileños intentaban eludir la Regalía de Aposento u obligación de ceder parte de sus viviendas y alojar a algún personaje de la Corte en ellas.

casa a la malicia

Ribera de Curtidores, 11.

Tomamos la calle de San Cayetano donde vamos a visitar dos de los inmuebles incluidos en el proyecto de venta por parte del Ayuntamiento, los números 8 y 10. El patio es realmente bonito. Su restauración y rehabilitación fueron llevadas a cabo en 1987.

san cayetano grupo

Calle San Cayetano, 8.

Desde aquí nos dirigimos a la calle de Embajadores, histórica y castiza vía que ha sufrido varios derribos lamentables no hace demasiado tiempo, el último hace muy poco, el del inmueble del nº 18, una construcción del siglo XVIII, que mostraba una bella entrada adintelada y un escudo nobiliario de piedra.

Embajadores 18 (2007)

Embajadores, 18 (2007).

Casi enfrente, la casa que linda con la Iglesia de San Cayetano muestra un cartel de “Se vende” y los huecos de los balcones están tapiados. Debajo, otro letrero, con letras más pequeñas, anuncia: “Proyecto de demolición de inmueble sito en la C/ Embajadores nº 13”.

casa junto San Cayetano

La manzana 65, en la que se ubica el templo, en el siglo XVIII en su mayor parte era propiedad de los clérigos de San Cayetano, incluido el solar ocupado por este edificio en venta, que espera su derribo. Poco a poco, ¿sin que podamos evitarlo?, van desapareciendo las huellas del siglo en que aquí vivieron vecinos ilustres, como Pedro de Ribera.

Iglesia de San Cayetano

Iglesia de San Cayetano

En el nº 46, otro de los edificios que el Ayuntamiento quiere vender. Se trata de un típico ejemplo, solar estrecho y tres pisos como máximo tras cuyos balcones se esconde la inesperada corrala.

embajadores 46

Calle de Emabajadores, 46.

En el patio, una antigua casita baja que servía de vivienda a los porteros ha sido sustituida por modernos ascensores y una llamativa escalera pintada de amarillo que no es del todo del agrado de algunos vecinos, pero quizá todo esto convierte este inmueble en uno de los ejemplos más espectaculares de rehabilitación de lo que fue una antigua corrala transformada en modernas y cómodas viviendas.

embajadores escalera

embajadores ascensor

Entre las calles del Tribulete y del Sombrerete, la más famosa, cuyo antiguo patio hoy se abre a la calle del Mesón de Paredes 79, frente a las Escuelas Pías de San Fernando. Construida en 1839 según proyecto de José María de Mariátegui, como las anteriores fue rehabilitada en los años 80 del pasado siglo XX.

meson de paredes

Mesón de Paredes 79

Seguimos nuestro paseo por la calle del Mesón de Paredes. Desde el exterior observamos el singular perfil de las buhardillas de las corralas en la calle de Miguel Servet. Y la de la calle del Espino, al parecer la más antigua de Madrid.

miguel servet

Calle Miguel Servet esquina calle del Espino

Tras atravesar la glorieta de Embajadores y pasar frente a la Casa de Baños, termina nuestro paseo junto a la Antigua Fábrica de Tabacos, frente a los terrenos del Casino de la Reina. Son muchos los edificios y lugares bonitos que podemos admirar en el castizo barrio de Embajadores-Lavapiés.

Nos despedimos diciendo hasta pronto. Nuestros amigos de la asociación Yo no me voy tienen previsto continuar trabajando y organizar más actividades de este tipo, con el fin de defender sus propias viviendas y sin duda a la vez defender el Patrimonio de todos, nuestra Historia. Muchas gracias a todos los organizadores y participantes.

por Mercedes Gómez

Tenemos una buena noticia: la Corrala de la calle de Carlos Arniches ha abierto sus puertas.

Han pasado casi quince años desde que el Ayuntamiento de Madrid se comprometió a rehabilitar el edificio de la calle de Carlos Arniches nº 3 y 5, salvado de la piqueta unos años antes, y cederlo a la Universidad Autónoma con el fin de acoger su Museo de Artes y Tradiciones Populares. Este museo había sido fundado en 1975 y ubicado en la Facultad de Filosofía y Letras, en Cantoblanco. Por su parte, la UAM se comprometía a hacerse cargo del edificio para crear allí un centro cultural universitario que incluiría la sede del Museo de Artes y Tradiciones Populares.

El Ayuntamiento cumplió su parte. Las obras han durado varios años y fueron laboriosas debido a la complejidad y al mal estado del edificio, finalizando en 2008. Pero los años seguían pasando y la apertura del museo nunca llegaba a convertirse en realidad.

Aunque siga sin trasladarse totalmente, de momento, el pasado lunes día 21 se ha inaugurado una exposición temporal, que se prevé de larga duración, aperitivo de lo que los grandes fondos de este museo puede ofrecernos en el futuro.

La antigua corrala, conocida como El Corralón, fue construida en el Cerrillo del Rastro, barrio de Embajadores, hacia 1860, quizá antes. En sus comienzos la planta baja fue casa de postas, y siempre, hasta sus últimos tiempos, estuvo ocupada por comercios. Las plantas superiores eran viviendas.

Ha sido restaurada y rehabilitada según proyecto del arquitecto Jaime Lorenzo, respetando muchos de los elementos y materiales originales de la vieja construcción. El resultado es magnífico.

La entrada al Centro Cultural La Corrala y al Museo de Artes y Tradiciones Populares tiene lugar por un espectacular portalón de madera, antigua entrada de carruajes. Los vecinos accedían a sus modestas viviendas por los portales situados junto a él.

Traspasado el zaguán llegamos al singularísimo patio alrededor del cual se organizaba la corrala. Sus vigas de madera han sido felizmente conservadas, reponiéndose solo las que estaban en mal estado. Su forma es la de un rectángulo irregular, adaptado al solar pentagonal.

La fuente-abrevadero, que originalmente estaba situada en un lateral, ha sido reconstruida como recuerdo de lo que fue en el pasado, de forma que ahora su fondo acristalado sirve para iluminar el sótano abovedado.

Por fin entramos en “la vivienda más característica de Madrid, casa de vecinos con patio comunal y en forma de corredor”, como aquí mismo explican.

Nos admiran algunas de las puertas, ventanas y muros conservados.

Esta primera exposición está dedicada al Ciclo festivo del año. Los motivos de celebración personales, que marcan nuestra vida, y las fiestas públicas, todas están representadas con objetos y trajes de muchos rincones de España.

La mayoría son muy delicados y necesitan ser preservados por lo que la exposición al parecer irá cambiando las piezas expuestas.

Madrid está representado por unos espléndidos gigantes y cabezudos. Quevedo, el diablo Cojuelo, Maribárbola, don Carnal, sor Patrocinio, doña Cuaresma, la Calderona…

Fiestas de Navidad, Semana Santa, de primavera y verano… una selección muy bonita, en un museo nuevo y moderno, bien acondicionado, que a la vez conserva muestras de lo que fue la vida en el pasado en esta corrala madrileña, y en la sociedad en general. Objetos de la vida cotidiana, o relacionados con ella, fabricación del pan, el vino…

Una visita encantadora.

Por Mercedes Gómez

Pedro de Ribera fue un arquitecto y un hombre singular. Un arquitecto madrileño que contribuyó en gran medida a construir la imagen de un nuevo Madrid, y sin duda uno de los más brillantes e imaginativos. Quedan como recuerdo sus construcciones, y sobre todo sus inconfundibles portadas, pero además Ribera participó en las mejoras urbanísticas de Madrid del siglo XVIII con obras de gran envergadura. Ya conocemos alguna de sus primeras obras, la ermita de la Virgen del Puerto, y el Cuartel del Conde Duque, más adelante quizá visitemos otras, hoy de momento os invito a conocer un poquito su vida y recorrer las calles del barrio donde siempre vivió, Lavapiés.

Nació en Madrid, el día 4 de agosto de 1681, en la calle del Oso, donde vivían sus padres, Juan de Ribera y Josefa Pérez.

Plano de Texeira, 1656. Calle del Oso.

Su padre era aragonés y se había trasladado a la capital con la intención de desempeñar su profesión de carpintero ensamblador. Así, el niño Pedro creció en un ambiente humilde pero relacionado con el mundo de la arquitectura, por lo que aprendió pronto el oficio y estuvo en contacto desde pequeño con maestros de obras y arquitectos, gracias a lo cual empezó a formarse en esta disciplina de forma natural.

A lo largo de su vida Ribera se casó tres veces y tuvo nueve hijos.

En 1702 -entonces vivía en la cercana calle de San Cayetano-, con 21 años se casó con Juana Verdugo, realizando lo que podríamos llamar un buen matrimonio, sin tener aún una profesión definida. En esta situación, se enroló en el ejército de Felipe V como jornalero en las Obras Reales. Su trabajo fue de carpintero encargado de levantar las tiendas de madera en el frente en la frontera con Portugal. Y así obtuvo el cargo de Maestro de Tiendas de Madera de Campaña de la Real Caballeriza.

Aunque nació unos años después y se le considera discípulo y continuador de Teodoro Ardemans (Madrid, 1661-1726) y José Benito de Churriguera (Madrid, 1665-1725), los tres forman el grupo de arquitectos representantes del llamado Barroco Castizo. Este término fue empleado durante mucho tiempo de forma peyorativa, refiriéndose a la arquitectura barroca desarrollada por los arquitectos madrileños cuando ya se estaba introduciendo el clasicismo importado del extranjero, sobre todo Italia y Francia.

El rey francés, el primer borbón llegado a España con el inicio del siglo XVIII, relegó a  los artistas locales y apoyó la renovación que anulara la herencia tradicional. Es cierto que Felipe V sentó las bases para la modernización de Madrid, pero también que cerró las puertas a una serie de artistas locales que sin duda podían ofrecer mucho a la arquitectura y a la historia del arte madrileños.

En 1711, contando treinta años, se casó por segunda vez, con Juana Ursula Voiturier. Como en el matrimonio anterior, él poco pudo aportar a la buena dote de ella. Según consta en los documentos, ambas mujeres debían tener buen gusto, y aportaron además de joyas, cucharas de plata, y ropa de vestir para la casa muy elegante, encajes, colchas blancas… así como exquisitos muebles de madera y utensilios de cocina.

En esta ocasión, vivieron en la calle de Mesón de Paredes, frente a la Fuente de Cabestreros.

Tenía ya 34 años cuando Ribera por fin consiguió el titulo de Alarife de la Villa que le permitió además de tener un sueldo fijo desarrollar la profesión de arquitecto. Así que a partir de los 35 años creó sus obras más importantes y su prestigio fue creciendo, gracias sobre todo al apoyo del alcalde. En 1715 don Francisco de Salcedo y Aguirre, Marqués de Vadillo, fue nombrado corregidor de Madrid por Felipe V, y enseguida supo valorar el arte de Ribera, con quien además parece ser entabló una relación amistosa, y le encomendó obras arquitectónicas o urbanísticas que resultarían importantísimas para la ciudad. Su colaboración se mantuvo hasta la muerte del Marqués -en 1729-, quien fue enterrado en la ermita de la Virgen del Puerto, en el sepulcro obra de su amigo.

En los dos años siguientes participó en dos obras muy importantes, que felizmente aún podemos disfrutar: el Cuartel de los Guardias de Corps o Cuartel del Conde Duque, y el Puente de Toledo. Fue por entonces cuando consiguió el cargo de Teniente del Maestro Mayor.

Estos años fueron de gran importancia en la trayectoria de Ribera. Hacia 1722 se encargó de continuar las obras que estaban a cargo de José Benito de Churriguera en la Iglesia de San Cayetano, en la calle de Embajadores. La Iglesia de Nuestra Señora del Favor, parroquia de San Millán desde 1869, hoy más conocida como San Cayetano, fue sin duda uno de los edificios barrocos más monumentales de Madrid.

A pesar de lo que se pensó durante mucho tiempo, la construcción de San Cayetano comenzó en el siglo XVII, no en el XVIII, y terminó en 1761, época en las que las huellas de Ribera debían ser mucho más notorias que en la actualidad. La iglesia sufrió un grave incendio en el siglo XIX y durante la guerra civil fue prácticamente destruida y luego reconstruida. Por unos dibujos encontrados en 1928 se sabe que el proyecto de Ribera nunca llegó a realizarse tal como el arquitecto lo había diseñado, sino que tanto la cúpula como la ornamentación de la fachada e interior fueron muy simplificadas.

Ribera y sus padres pertenecían a la Congregación de Nuestra Señora de la  Pureza  y el Santo Cristo de la Divina Providencia, grupo que jugó un papel importante en la construcción del nuevo templo. El arquitecto participó además de en la construcción, económicamente, tanto de forma directa, como con la aportación que tuvo que hacer al profesar dos de sus hijos.

Y es que la iglesia y el barrio en que está enclavada significó mucho en la vida de Ribera y de su familia. Allí cerca nació, en la calle del Oso, y allí vivió. Tras varias casas en las que vivió de alquiler, siempre en el barrrio, Pedro de Ribera llegó a ser el dueño de varios edificios en Madrid, pero su casa principal la construyó en la calle Embajadores nº 26, frente al templo.

Calle de Embajadores 26

Una placa junto a la puerta adintelada dice que el edificio fue propiedad y residencia del Arquitecto y Maestro Mayor del Ayuntamiento Pedro de Ribera.

En San Cayetano tomaron el hábito religioso tres de sus hijos, fueron enterrados sus padres, su hermana Matea, sus dos últimas esposas y él mismo.

Primero alarife municipal, luego Teniente, y por fin Maestro Mayor de las Obras de Madrid. En poco espacio de tiempo murieron, primero Churriguera y luego Ardemans, cuyo cargo heredó Ribera.

El máximo cargo municipal Maestro Mayor de Obras y Fuentes de la Villa y sus Viajes de Agua  lo alcanzó en 1726, con 45 años y viudo nuevamente. Ocho años después, a la edad de 53 años, esta vez sí ya en una buena posición, se volvió a casar con Francisca Vallejo.

Entre 1722 y 1726, en todo su apogeo creativo, se produjo la reedificación del Antiguo Hospicio de San Fernando, uno de los edificios más representativos de su estilo y emblemático de Madrid, en la calle Fuencarral nº 76; la Iglesia de San José, los Palacios de los duques de Santoña, Marqués de Perales, Miraflores…

Los cronistas del siglo XIX fueron implacables con Ribera. Fernández de los Ríos, por ejemplo hablando de Fuente de la Fama afirma que Ribera, discípulo de la escuela churrigueresca, «parecía dibujar los monumentos apretando un borrón de tinta entre dos papeles…»

Pedro de Ribera fue un arquitecto autodidacta, que consiguió crear un lenguaje propio, distinto, quizá lo máximo a que puede aspirar un artista. Inimitable y genial, consiguió con el tiempo ser reconocido y su arquitectura formar parte de la imagen de Madrid.

Gracias a su tesón y talento hoy día gozamos de algunas de las mejores obras del barroco del siglo XVIII, heredero del mejor barroco madrileño del siglo XVII. Pedro de Ribera, incansable en su trabajo hasta el final, murió el 19 de octubre de 1742, en Madrid. Tenía 61 años.

Fue enterrado en San Cayetano, su iglesia, junto a la calle en la que nació y la casa en la que vivió, y desde entonces allí descansa.

por Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Catálogo Exposición  El arte en la corte de Felipe V. Madrid 2003.

Verdú Ruiz, Matilde. La obra municipal de Pedro de Ribera. Ayuntamiento de Madrid. Madrid, 1988

Verdú Ruiz, Matilde. Intervención de Pedro de Ribera en la Iglesia y Convento de San Cayetano en Madrid. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Segundo semestre de 1993. Número 77.

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ACTUALIZACIÓN 9 ENERO 2014

En algunos lugares aparece como fecha del nacimiento de Teodoro Ardemans el año 1664. Es la que dio Ceán Bermudez en su Diccionario Histórico, pero gracias a las investigaciones de Ciriaco Pérez Bustamante publicadas en su trabajo “Claudio Coello. Noticias biográficas desconocidas”. Boletín de la Sociedad Española de Excursiones. 1918, 3er. trimestre se sabe que Teodoro nació en Madrid el 30 de junio de 1661.

Corregido queda pues el año de 1661 es la fecha aceptada por la mayoría de especialistas.

Además de los Reales Sitios históricos, como la Casa de Campo y el Buen Retiro, existieron otros de creación posterior, como el Real Sitio de la Florida y la Moncloa, Vista Alegre, y el Casino de la Reina, intramuros.

El Real Casino de la Reina estaba situado entre las actuales calles de Embajadores, Ronda de Toledo, Ribera de Curtidores y Casino. La entrada principal, en la actual Ronda de Toledo, coincidía con el lugar donde se encontraba la Cerca que aún rodeaba la villa, en el tramo procedente de la Puerta de Toledo hasta el Portillo de Embajadores, en la glorieta del mismo nombre.

Cerca del Portillo de Embajadores hubo una Huerta, conocida como Huerta de Bayo, que desde el siglo XVII fue propiedad de los monjes de San Cayetano.

Huerta del Bayo. Chalmandrier 1761

En 1808, con la llegada de los franceses, la antigua Huerta fue arrebatada a los monjes y acabó en manos de un ministro de José Bonaparte, Manuel Romero, por lo que pasó a llamarse la Huerta de Romero. El nuevo propietario construyó una casa-palacio y realizó mejoras en la finca, unió los distintos niveles mediante escaleritas, ya que el terreno presenta una apreciable pendiente y construyó un jardín geométrico con sus emparrados, fuentes, etc.

Finalizada la Guerra de la Independencia, a la vuelta de Fernando VII, fue adquirida por el Ayuntamiento junto a otros terrenos cercanos, y en 1817 donada a la reina doña Isabel de Braganza, segunda esposa de Fernando VII. La finca fue denominada Casino de la Reina.

Isabel de Braganza también realizó mejoras, aunque poco pudo disfrutar de su “casino” pues murió poco después. Fernando VII continuó la obra, y también su hija Isabel II. En la creación del Real Sitio participaron los mejores artistas de la época, como los arquitectos Antonio López Aguado y Narciso Pascual y Colomer, escultores como José Tomás y pintores como Vicente López. Los en otro tiempo jardines geométricos fueron transformándose en jardines paisajistas, con sus paseos curvos y «caprichos», maravillosos a juzgar por las descripciones que hoy día podemos leer sobre ellos y por lo que observamos en el minucioso plano del General Ibáñez de Ibero.

Casino de la Reina. Plano de Ibáñez de Ibero (h. 1875)

El palacete fue reformado y ampliado. Era un edificio muy sencillo, de dos alturas, rematado con un chapitel hoy desaparecido.

Rafael Esteve, José Ribelles (antes 1847) (Museo de Historia)

Se accedía a él por una escalera de tres ramas que estaba adornada con diez bustos de mármol, y en el interior destacaba el techo del salón principal adornado con una pintura al temple realizada por Vicente López, la “Alegoría de la donación del Casino a la reina Isabel de Braganza por el Ayuntamiento de Madrid”, en cuyo centro el pintor representó la casita-palacio.

Museo del Prado

Además del palacete había otras construcciones, como un dique o embarcadero dentro de un templete con columnas y cúpula, que se aprecia en otro de los grabados de la época, del cual partía la ría con cauce de ladrillo, al final de la cual existía una gruta artificial. Varios puentecillos de madera permitían cruzarla y admirar el hermoso paisaje.

En el Jardín se hallaban todos los elementos que eran característicos de los jardines románticos, fuentes, estanques, estufas, una noria, esculturas valiosas… dicen que allí estuvo la estatua de Felipe II obra de los Leoni.

Cerca del palacete existió una Casita Rústica, quizá parecida a la Casita del Pescador que por entonces también construyó Fernando VII en el Retiro, decorada en su interior con pinturas y frescos de Juan Gálvez, pintor de Cámara del rey. También había casas de servicio, como la Casa de Familia, gran construcción para los empleados, con viviendas, cuadras y otras dependencias. Constaba de dos pisos y buhardillas.

Incomprensiblemente, el Casino de la Reina fue prácticamente destruido en un largo proceso que comenzó en 1867, cuando Isabel II donó la posesión al Estado. La pintura de Vicente López fue trasladada al Museo del Prado, a una sala que entonces era el gabinete de descanso de la reina, donde aún podemos admirarlo, convertido en la sala XXXIX del museo. Otra pintura procedente del Casino de la Reina es «Cincinato abandona el arado para dictar leyes a Roma«, de Juan Antonio Ribera. También en el Prado podemos disfrutar de la escultura de Felipe II, obra de Pompeo Leoni en colaboración con su padre Leone.

Ese mismo año se creó el Museo Arqueológico, lo cual en sí mismo fue una buena noticia, pero su instalación en el palacete del Casino de la Reina, que fue nuevamente reformado, fue el comienzo de la destrucción del antiguo Sitio Real. La zona cercana a la Ribera de Curtidores se convirtió en solares, la Casa de Familia fue derribada…

A finales del siglo XIX el Museo Arqueológico abandonó el Casino, pero se trasladó aquí la Escuela de Veterinaria, para la cual se construyó una nueva sede. El nuevo edificio fue obra de Francisco Jareño, en estilo neomudéjar, desde 1960 convertido en el Instituto de Enseñanza Secundaria Cervantes.

IES Cervantes, en la Glorieta de Embajadores.

Para ello fueron destruidos elementos de gran valor y belleza, el templete que alojaba el dique, la ría, sus puentecillos chinescos… Pero esto no fue suficiente, el bello Jardín romántico parecía ser considerado únicamente suelo donde edificar. Nuevas construcciones continuaron robando terreno a los jardines.

Se conservan escasos restos de este precioso lugar, apenas el palacete y algunos árboles.

Tras la verja también existe una caseta de ladrillo, de la que no he conseguido ninguna información, que recuerda a las casetas de entrada junto a la puerta principal que se aprecian en el antiguo grabado.

Y, aunque no en su lugar de origen, se conserva la monumental puerta de entrada al Real Sitio, obra de López Aguado, formada por una puerta de hierro flanqueada por dos pilares de granito cada uno con dos columnas dóricas rematadas por figuras de niños y un jarrón esculpidos por Salvatierra. En 1885 los pilares fueron trasladados al Retiro, donde continúan, en una de las entradas principales, la Puerta de la Independencia frente a la Puerta de Alcalá.

Puerta de la Independencia en El Retiro, pilares procedentes del Casino de la Reina.

Puerta de la Independencia en El Retiro

Por otra parte, a comienzos de siglo XX, cuando el Ayuntamiento vendió los Jardines del Buen Retiro en la plaza de Cibeles al Estado para construir allí el Palacio de Comunicaciones -hoy sede del Ayuntamiento-, la verja que los rodeaba fue trasladada al Casino de la Reina.

Verja del Casino de la Reina en la Ronda de Toledo

Los jardines se abrieron al público, aunque por poco tiempo, pues el Casino fue nuevamente ocupado por diferentes instituciones. Entre otras cosas, el palacete sirvió como guardería para los hijos de las Cigarreras de la cercana Fábrica de Tabacos.

En los años 70 del siglo XX el colegio fue ampliado con edificios prefabricados que continuaron invadiendo el antiguo y bello jardín. El deterioro fue progresivo, hasta que en 1997 pasó a formar parte del Área de Rehabilitación Preferente de Lavapiés. Los arquitectos Beatriz Matos y Alberto Martínez Castillo se encargaron de la rehabilitación del jardín, del palacete y de la construcción de un nuevo edificio destinado a Centro de Día para Mayores.

Moderna tapia en la calle del Casino. Al fondo, el nuevo Centro de Día junto al palacete.

Algunas de las construcciones prefabricadas fueron derribadas, y el 12 de junio de 2001 se inauguró el nuevo Centro de Día, de diseño moderno y funcional en contraste con el clásico palacete, que fue rehabilitado una vez más, conservándose al parecer en su interior la escalera original. Hoy día es Centro de Integración Social del Ayuntamiento.

El Romántico jardín del siglo XIX se perdió para siempre, pero Lavapiés y Madrid lo han recuperado como espacio público, el nuevo Parque Casino de la Reina, quizá no demasiado conocido, algo escondido tras las verjas, es sin duda un parque bonito y agradable, una isla en pleno Barrio de Embajadores.

por Mercedes Gómez

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Bibliografía:

Carmen Ariza. Jardines de Madrid en el siglo XIX. Ed. Lavapiés 1988.
COAM. Arquitectura de Madrid. Madrid 2003.

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